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Arualthings

Maybe it's you cap 1



Día 1
Un deseo a las estrellas

Eran las nueve de la mañana cuando salí con mochila en hombros del Hotel Turístico Baegyang en Jeollanam-do para tomar la próxima embarcación que me llevaría a la isla Cheongsan-do. Había escuchado maravillas de ella debido a sus amplios campos de cebada y las flores de colza.

-Annyônghashimnikka?I- me recibió con una ligera reverencia el encargado de recoger los boletos en cuanto el barco arribó.
-Annyônghashimnikka?- le correspondí el saludo lo más natural posible, pues tenía unas ganas de ponerme a gritar de la alegría y es que aún no podía creer en donde estaba.

Mientras iban subiendo los demás pasajeros, saqué del bolso de mi maleta una botella de agua y una pastilla para el mareo. Como era mi primera vez en una embarcación quería ahorrarme el espectáculo de vomitar en medio de mucha gente.

-Todo listo, señor Lee- percibí a la distancia como el joven ayudante levantaba anclas.
-Bien, en marcha- el barco comenzó a moverse y un ligero cosquilleo se apodero de mi, producto de la emoción.
-Parece interesante- me dijo una chica al paso de los minutos y que ha juzgar por su apariencia debía ser inglesa.
-Supongo que sí- le respondí un tanto avergonzada ya que tenía rato de estar mirando la portada del libro que tenía en mis manos.
-¿Supones?- inquirió extrañada.
-Es que no se qué fue lo que les gusto- ojeé con calma la novela.
-A menos que fueras… ¿la escritora?- se detuvó por un instante y luego terminó la frase con asombro.
-Yo más bien diría aprendiz- quisé guardar el libro en mi mochila, pero ella me lo quitó en seguida.
-Mi… novio… de… a… mentiras, Park Yongsu- pronunció de forma pausada el título de la obra, pues estaba en español. -¿Puedo leerla?- me pidió permiso con una sonrisa que mostraba su deseo por averiguar de qué se trataba la historia.
-Sí, adelante- bajé mi vista al piso para que no se diera cuenta de lo roja que estaba mi cara de la pena.
-¡You are a great writer!II- su sincero comentario me transportó al pasado. Justo en el momento en el que me daban la mejor noticia de mi vida.

Mi editora en jefe, Adara Kazantzakis me había llamado por teléfono para pedirme que fuera a su oficina porque tenía que hablar de algo sumamente importante conmigo. Yo me imaginé lo peor ya que mis dos anteriores novelas no habían gozado de mucha popularidad y el arriesgarme a escribir sobre una chica que conseguía hacerse de un novio falso de ascendencia coreana para vengarse de su ex-pareja no parecía nada alentador si se tomaba en cuenta que a la mayoría de las mujeres occidentales no les interesaba lo que ocurría en Asia, ni mucho menos sus hombres. Así que me preparé mentalmente para ser despedida a tan sólo un año y medio de haber sido aceptada en la reconocida editorial canadiense Camellia Bouquet que tenía cedes en varios países y de entre ellos el mío.

-Siéntate, Chaegyung- quienes trabajan en dicha empresa incluyendo a mi jefa se dirigen a mi por el seudónimo que adopté al convertirme en una supuesta escritora de tiempo completo. De sólo recordar que abandoné mi trabajo como maestra de inglés para vivir mi sueño me dan ganas de darme de topes contra la pared.
-Adara, yo… no sé qué decir- las piernas empezaron a temblarme. ¡Odio ser tan nerviosa!
-Y seguirás así después de lo que diga- sacó de un sobre amarillo un papel que pensé era mi contrato. En él se estipulaba que cada seis meses debía escribir una breve novela enfocada a un público femenino entre los veinte y treinta años con hombres que sólo existen en las fantasías o hechos realidad en alguno que otro artista además de cierta tensión erótica. -¡Enhorabuena, Chaegyung! Te ganaste un viaje con todos los gastos pagados por una semana a Corea del Sur.
-¿Cómo?- me entregó la carta de felicitación que había mandado el presidente de la editorial desde Montreal, Canadá junto con los boletos de avión y el nombre del hotel en donde me hospedaría. Nada de lo que estaba pasando me parecía real.
-Eres una de las primeras escritoras de tu país en convertir un libro en best-seller- estrechó mi mano con entusiasmo.
-¿Por qué nadie me dijo nada?- finalmente conseguí articular palabra.
-Porque se los prohibí. Quería ser yo quien te diera la noticia- la compañía Camellia Bouquet suele premiar no sólo a sus escritores nacionales también a los extranjeros y a quienes se dedican a traducir las novelas más populares de estos.
-Gracias, Adara- me llevé los papeles al pecho y los abracé como si fueran mis hijos. Quería llorar de la felicidad, pero mejor me contuve. Ir a Corea del Sur y visitar sus alrededores era uno de mis más grandes sueños.
-Anda, cuéntale a tu familia la buena nueva y que no se te olvide entregarme dentro de dos semanas la reseña de tu próxima historia.
-Sí, Adara- me levanté de la silla y justo antes de retirarme le volví a dar las gracias no a mi jefa, sino a mi amiga que había dejado su natal Grecia para cumplir sus propias metas.

Como ya no podía aguantar más la emoción, me fui directo al baño y una vez me aseguré de que no había nadie, me puse a brincar como loca. Lo malo fue cuando entró una de las tantas secretarias con las que cuenta la editorial porque quede en ridículo ante ella y luego con el resto de los empleados tras contarles la escena que presenció.

-Ya llegamos, cariño- la voz de un simpático anciano me trajó de vuelta a la realidad.
-Toma- me devolvió el libro mi compañera de viaje. -Me gustó mucho.
-Si quieres puedes quedarte con él- no sabía nada de ella, pero algo en mi interior me decía que en su poder no terminaría arrumbado en una esquina y cubierto de polvo.
-¿En serio?, ¡gracias!- me dió un fuerte abrazo. -Que te diviertas- enunció a lo lejos después de que bajáramos del barco y cada quien tomara su camino.
-Igualmente- me despedí de ella un poco triste, pues a partir de ahora andaría yo sola. Y es que nadie venia a la isla Cheongsan-do a menos que fuera en vacaciones. De tal manera que sólo estaría rodeada por los lugareños que en su mayoría eran ancianos.

Conforme fui adentrándome a la isla, me percaté de algo que resulta de vital importancia para quien visita un sitio nuevo, el sentido de la orientación. Por más que traté de seguir la ruta que marcaba el mapa, no conseguí hallar mi destino y terminé perdida. Al menos hasta que apareció una persona. Mi salvación.

-Disculpa- me acerqué a ella no sin antes saludarla como es debido.
-¿Si?- me contestó con una voz que no iba acorde con su edad. Parecía la de un niño juguetón.
-¿De casualidad… vas rumbo a la playa Jiri?- rogué por que así fuera.
-Ajá- se limitó a contestarme con recelo.
-¿Podría ir contigo? Es que… no soy muy buena con las direcciones- ante su indecisión junte mis manos y se lo pedí con vehemencia.
-Ok- aceptó al final.
-KamsahamnidaIII- agradecida hice una ligera reverencia.
-Kwaenchanh-ayoIV- me respondió con la misma acción.

Luego de caminar por varios minutos, el escenario a nuestro alrededor cambió por completo. Pude apreciar la más hermosa de las primaveras. Los campos de cebada lucían divinos en ese tono verde que sólo encuentras en los cuentos de hadas y las flores de colza simulaban darte la bienvenida cuando el aire fresco las hacia moverse.

-¡Wow!- a donde quiera que veía siempre había algo digno de admirar. Me sentía como en el mismo paraíso hasta que mi “guía” soltó una risita.
-Lo siento- se disculpó mientras trataba de guardar la compostura. -Es sólo que… te veías muy linda haciendo esos gestos- al escucharla decir esas palabras, mi corazón comenzó a latir de forma acelerada y eso me tomó por sorpresa ya que ningún coreano había provocado tal reacción en mí a pesar de que me atraen mucho.
-Gracias- fue lo único que logré articular.
-Hablas muy bien el coreano. Tanto que pareces una nativa- en seguida cambió de tema. A lo mejor por lo avergonzado que estaba de su propio comentario.
-Gracias… otra vez- mis mejillas no paraban de temblar y eso me puso todavía más nerviosa, pues sólo cuando me gusta un chico me pongo así. ¡Estúpidos, cachetes!

Con todo y lo incomodo de la situación, reanudamos el paso. Él enfocó su vista en un punto muerto y yo pretendí que miraba el cielo cuando en realidad lo estaba observando a él. Era alto, delgado y pese a que traía puesto unos lentes oscuros aparte de la capucha que le cubría la cabeza se veía bastante atractivo.

-¡Hay!- de repente una anciana cayó al suelo junto con el canasto que traía.
-Kwaenchanh-ayo, halmeoni?V- dijimos al unísono tras acudir en su auxilio.
-Estas piernas ya no son tan fuertes como antes- mientras él levantaba con cuidado a la abuelita, yo me puse a recoger las hierbas que se le habían regado.
-Muchas gracias, muchachos- la anciana intentó caminar, pero el dolor en su rodilla no se lo permitió.
-Halmeoni… si no le molesta, puede subirse a mi espalda. La llevaré hasta su casa- ante tal considerado gesto, la abuelita le sonrió con ternura y sus ojos se tornaron vidriosos. Quizás le recordó a alguien.
-Entonces yo cargaré tu maleta- le extendí una de mis manos porque la otra la tenia ocupada con el canasto.
-No te preocupes, no está pesada- se colocó la mochila al frente.
-Insisto- a simple vista se notaba que su maleta no era tan liviana como decía y sólo intentaba ser caballeroso conmigo.
-¿Por qué será que los hombres siempre quieren hacerse los fuertes en frente de una mujer? Es que no se dan cuenta que nos hacen sentir menos- la anciana lo reprobó con la mirada.
-JoesonghabnidaVI- se disculpó con nosotras.
-Kwaenchanh-ayo- le contestamos para después reírnos por la coincidencia.

Cuando arribamos a su vivienda, tomé uno de los cojines que estaban arrinconados en una de las esquinas de lo que al parecer era la sala y lo puse en el suelo para que mi enigmático compañero pudiera bajarla.

-De nuevo, muchas gracias- la anciana agarró nuestras manos y nos dio varios dulces. -Saben muy ricos- nos animó a que los probáramos.
-Sí, mucho- le manifesté a la abuelita y a juzgar por el rostro del apuesto caballero que tenia a lado, también.
-En verdad les estoy muy agradecida- la anciana se inclinó levemente ante nosotros.
-No es para tanto, halmeoni- expresó apenado su salvador.
-Es cierto, halmeoni. Además yo no fui de tanta ayuda como…- en ese instante me percaté de que no sabía su nombre, ni él el mío.
-¿Acaso no se conocen?- la abuelita nos miró desconcertada. -Pensé que eran novios.
-Aniio!VII- respondimos enseguida.
-Entonces, presentémonos- enunció la anciana. -Yo me llamo Choi Pilsuk y desde hace setenta años vivo en la isla Cheongsan-do.
-Mucho gusto, halmeoni. Mi nombre es… bueno, la mayoría me dice Chaegyung- no es que me agrade mantener mi nombre en secreto es sólo que no me gusta. De entre los millares que hay en este mundo porque mis padres tuvieron que escoger uno tan común y feo.
-Perdón por no haberme presentado antes- esta vez habló mi acompañante aunque un tanto temeroso mientras se quitaba la capucha y los lentes. -Me llamo Kim Junsu y…
-¿Kim… Junsu?- ante la inesperada sorpresa me aferré con fuerza a mi mochila y desvié la vista. Creí que mis ojos me estaban gastando una broma. Quien, sin planearlo, tiene la oportunidad de encontrarse con su cantante favorito.
-¿Sucede algo malo?- preguntó la abuelita Pilsuk a causa de mi reacción.
-No, nada- contesté en voz baja.
-Por cierto, ¿ya tiene en donde quedarse esta noche?- la anciana Pilsuk esperaba que nuestra respuesta fuera negativa.
-Todavía no- dijo Junsu con la guardia en alto por si acaso me atrevía a cometer una locura ya que había descubierto a una fan en mí e ignoraba que tan peligrosa podría ser. -¿Hay algún lugar cerca de la playa Jiri?- de pronto recordé la razón por la cual había venido a la isla Cheongsan-do. Para presenciar uno de los espectáculos más bellos que existen, la lluvia de estrellas.
-Si- le informó la abuelita Pilsuk.
-¿Dónde?- inquirió contento Junsu porque tal vez se deshacía de una sah saeng fanVIII.
-Mi hogar- le contestó la anciana Pilsuk tras arrebatarnos las mochilas y colocarlas a un lado suyo. -No es muy grande, pero sí bastante cómoda. Además se dé un buen sitio para ver las estrellas.
-Gracias, pe…- antes de que Junsu se negara, la abuelita Pilsuk lo acalló con un dedo sobre los labios e hizo lo mismo conmigo por si acaso.
-Halmeoni…- yo no tenía ningún inconveniente en quedarme, pero lo que menos deseaba era estar al lado de un Junsu que se imaginaba lo peor de mi como fan. Lo mínimo que me atrevería a hacer es pedirle un autógrafo. No soy, ni seré de las chicas que se la pasan las veinticuatro horas al día vigilándolo o tomándole fotos en las que simplemente no hace nada del otro mundo, pues ante todo es un ser humano como los demás.
-Nada de peros. Están en su casa y punto- la anciana Pilsuk se cruzó de brazos y con ello dio fin a la conversación.

Sin nada más que hacer, la ayudamos en sus quehaceres como preparar remedios caseros con las hierbas que había recolectado. Y en cierta forma fue un alivio para ambos ya que pudimos relajarnos.

-En lo que se bañan, prepararé la cena- la abuelita Pilsuk sacó de su pequeña y sencilla alacena un poco de harina, verduras y unos cuantos trastes.
-Pe…- como su rodilla aún no se recuperaba del golpe, traté de detenerla. Pero igual no lo conseguí porque no me dejó hablar.
-¡Otra vez esa palabra! Voy a tener que hacer algo para quitarles ese hábito, muchachos- me reprendió con dulzura y de paso también a Junsu.
- Joesonghabnida, halmeoni- me disculpé por los dos y luego nos dirigimos a su cuarto en donde estaban nuestras maletas.
-¿Quieres bañarte primero?- le pregunté una vez dentro de la habitación.
-No, adelante- me respondió en cuanto sacaba su toalla y… un par de calzoncillos. ¡Dios porque tengo una imaginación tan grande!
-Está bien- me di la vuelta enseguida y tomé mi ropa sin darme cuenta de lo que se me había caído. -No tardo- Salí de la recámara y fue en el trayecto al baño que me percaté de lo que había dicho. Soné como si fuera su esposa.

Cuando acabé de asearme, Junsu tomó su lugar, pero antes me vio de una forma tan extraña que no alcancé a comprender el porqué.

-¡Hay no!- empecé a darme de topes contra la pared en cuanto regresé al cuarto. -¿Por qué tiene que pasarme esto a mi?- el objeto que se me había caído al piso resultó ser mi iPod y lo había dejado en medio del video de Intoxication. Sé que no tiene nada de malo. Lo grave del asunto es que Junsu lo miró y se enteró de lo adicta que soy a éste, pues registraba más de trescientas reproducciones. Si anteriormente pensó que era una sah saeng fan, ahora no le cabía duda de que era una pervertida.
-¿Qué les pareció?, ¿estuvieron ricas las tortitas de kimchi?- inquirió curiosa la anciana Pilsuk al cabo de un rato.
-Mucho, halmeoni- le contestó Junsu porque yo estaba bastante avergonzada por lo ocurrido que apenas y podía hablar. Gracias a Dios, Junsu no volvió a verme de aquella manera.
-Entonces, a ver las estrellas- la abuelita Pilsuk se alzó con trabajo de la mesa y nos señaló el cielo.

Al cabo de unos minutos, llegamos al lugar que nos había mencionado. Una parte de mi no creía lo que estaba mirando ya que entre los pinos que rodeaban a la playa Jiri había una pequeña banca hecha de madera rustica escasamente iluminada por la luna. Era como estar en una de las ilustraciones de Kagaya.

-Vamos a sentarnos, muchachos- la anciana Pilsuk quedó en medio de nosotros dos.
-Ojalá empiece pronto- mi reloj marcaba las once en punto, hora en la que estaba programada la lluvia de estrellas.
-¡Oh! Ahí está la primera- dijo emocionado Junsu.
-Será mejor que pidan su deseo o los demás les ganarán- poco a poco fueron apareciendo los lugareños y uno que otro extranjero. -Pero sobre todo con fe- nos aconsejó la abuelita Pilsuk. Así que cerramos los ojos y nos concentramos en nuestros deseos mientras juntábamos las manos.

-Por favor, Dios…
-Permíteme encontrar…

De no ser porque estaba tan sumida en mis pensamientos, me hubiese dado cuenta de la acción que llevó a cabo la anciana Pilsuk. Colocó sus manos en la pierna de cada uno y después susurró unas cuantas palabras al aire.

-¿Listo?- la abuelita Pilsuk nos vio a los ojos.
-Si- le respondimos envueltos en una sensación extraña.
-Bien, regresemos- una vez más Junsu sujetó a la anciana Pilsuk por la cintura para que pudiera caminar mejor y yo fui detrás de ellos.

Ya en casa, nos preparó las camas. Con sinceridad era la primera vez que dormía en un futón y… cerca de Junsu. Digo cerca porque al igual que en la playa Jiri, la abuelita se situó en medio de nosotros. Algo que en lo personal fue un alivio, pues cualquier movimiento en falso que hiciera no sería malinterpretado por él.

A la mañana siguiente, el canto de un gallo me despertó. De tal manera que me levanté no sin antes estirarme un poco y fue entonces que sentí un ligero dolor en la espalda como si hubiese cargado algo. Con una de mis manos comencé a tallarme hasta que sin querer llegue a mis pompas las cuales estaban… ¿voluminosas? Ante esto me puse de pie rápidamente y para mi asombro no era lo único que había cambiado. Mis manos lucían más grandes y mi pecho… mi pecho…

-¡Ahhhhhhh!- grité como si nadie aparte de mi estuviera en la habitación.
-¿Qué?, ¿qué pasa?, ¿está temblando?- de repente la persona que se encontraba a mi lado se levantó de prisa para luego detenerse de golpe al verme. -¡Oh por Dios!- una y otra vez recorrió su cuerpo con las manos. -¡Ahhhhhhh!- gritó presa de la impresión.
-¡Ahhhhhhh!- también hice lo mismo.
-¿Qué sucede?, ¿están bien?- en segundos apareció la anciana Pilsuk con un dejo de extrañeza.

Me hubiese gustado contestarle, pero estaba tan aterrada y a la vez sorprendida por haber intercambiado cuerpo con… Junsu.

____________________________
I Buenos días
II ¡Eres una gran escritora!
III Gracias
IV Está bien
V ¿Está bien, abuelita?
VI Lo siento
VII ¡No!
VIII Fan acosadora

8 Comentarios:

  1. quiero el siguienteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!! me gustó mucho, sigue asi :DDD

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  2. No no no no no, te paaasaaas! xDDD
    Verticalición de bueno está tu fic XDD y eso que vamos por el primer capítulo!
    No no no no! Ya me enganchaste XDD lo amé todo!
    De principio a fin! me imaginé todo con lujo de detalles *--* <3
    De paso que escribes muy bien :D felicidadees!
    Esperaré ansiasisisisma el próximo capi *-*
    no no no enserio, no supero lo bueno que está el fic XDD esa señora abuela me cae bien XD hahahaha
    Kissus

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  3. caramba....... cambio de cuerpooooo jajajajajajajajaj para morirse......

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  4. jajajajaja síguele! imaginaré que soy yo! xDDD
    conti!!

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  5. waaaa!!! porfavor siguela!! me esto muriendo!! xD

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  6. Anónimo6/11/2011

    Gracias por los comentarios amigas. Me alegra que les haya gustado este primer capítulo. Por ahora me encuentro en el proceso del siguiente episodio. Ojalá les guste también. Pero lo publicare en el blog de Ara's Chocolate Box. Asi que esten pendientes, por favor. Beshos n_n

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  7. porfa actualicen psssssssssssssssssssssssss

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  8. ¿Cuándo el próximo?

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o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD