Eran casi las dos y no podía dormir. Estuve media hora dando vueltas en mi cama sin saber muy bien qué hacer o qué pensar (o qué no pensar, lo que resultaba aún más complicado), y con un último suspiro de resignación cogí mi teléfono y salí de la habitación sin hacer ruido para no despertar ni a Yunho ni a Junsu. (Aunque dudo que alguno siquiera hubiese sentido un huracán aunque les haya pasado por encima, parecían dos troncos secos.)
Alguien (probablemente Yoochun) había estado jugando con la calefacción porque en el pasillo hacía un frío de mierda y yo solo traía una camiseta delgada y el pantalón de pijama y por Dios que sentí el invierno hasta en la médula. Dudé si regresar al cuarto a sacar algo para abrigarme o si ir al baño y usar una toalla como manta. No hice ninguna sino que me fui directo a la sala y agradecí infinitamente cuando encontré una frazada en el sillón cercano a la ventana.
Seúl brillaba diecisiete pisos por debajo, ajena a todo lo que ocurría aquí.
Me envolví como pude y me senté frente a la tele, la puse en Mute apenas la prendí, y me quedé ahí sentado, viendo sin estar mirando.
Mi teléfono aún estaba en mi mano izquierda, y tenía la intención de llamar a alguien solo que no sabía a quién. Empecé a pensar en las personas a las que podía llamar, y la lista era pequeñísima. Y peor, se derrumbó cuando recordé que eran las dos y media de la mañana y que la gente normal dormía a esa hora. Excepto que había dos personas que eran igual de anormales que yo, aunque a una le guste decir que duerme ocho horas para no arrugarse, y a la otra que tiene insomnio pero que no le gusta contestar el celular a horas inadecuadas.
Llamar a Yoobin iba a ser un inconveniente, primero porque si en realidad estaba durmiendo (lo cual era un 75% probable) me iba a ganar otro problema con ella porque ya le debía una por haberla besado; segundo, porque no tenía muchas ganas de hablar con ella acerca de lo que me estaba atormentando (aparte que ella no sabía muy bien de qué iba todo eso). Así que, Yoobin estaba descartada.
La última persona en la lista (¿se dieron cuenta que la lista era extremadamente corta? En total eran solo cuatro personas, y una de ellas era mi mamá) probablemente y me cortara en cuanto empezara a hablar de lo que había ocurrido porque ya me había dejado en claro que no tenía tiempo para mis disparates. Pero no perdía nada intentando hablar con Kibum, ¿cierto? O sea, a lo mejor y lo llamaba en un buen momento y tenía ganas de hablarme de algo o de contarme qué era lo que le estaba ocurriendo a él.
Fue ahí cuando me di cuenta que lo único que quería en ese momento era hablar con alguien (y no necesariamente era yo quien tenía que hablar) porque me sentía desesperadamente solo.
Así que busqué su nombre en mi lista de contactos y presioné Llamar rogando con todo mi ser que Kibum contestara y que no mandara al diablo. La línea picó once veces antes de que respondiera.
-Más te vale que alguien haya muerto para llamarme a esta hora –dijo con voz cansada pero sabía que no había estado durmiendo.
-Yo estoy a punto de morir –respondí. Kibum rió quedito, probablemente para no despertar a nadie– ¿Dónde estás?
-En donde Siwon. Voy a pasar la noche aquí y mañana en la mañana regreso a casa. Qué mañana, en unas horas.
-Mhm.
Nos quedamos en silencio por un rato, en primera porque yo no sabía qué decir, y porque él no hacía ningún esfuerzo en retomar la conversación. Su respiración hacía eco contra el auricular, al mismo ritmo en que mi pecho subía y bajaba. Oí a Siwon en el fondo preguntando quién era, y luego a Kibum decirle que era su mamá preguntando qué haría por año nuevo. Después hubo el sonido de una puerta cerrándose y de nuevo todo silencio salvo la respiración de Kibum contra mi oído.
-Eres tan elocuente, Changmin-ah –me dijo suspirando. Sonreí pero no dije nada, solo hice un ruidito con la garganta– Ah, ya veo. Llamas con la intención de que sea yo quien hable. De acuerdo, veamos... ¿Qué de nuevo me ha pasado en...las veinticuatro horas que no nos hemos visto?
-¿Qué ha pasado con Donghae? –pregunté en un susurro, y no me di cuenta de que lo había dicho sino hasta que las palabras habían abandonado mi boca. Kibum no habló de inmediato, sino que se quedó en un silencio sepulcral y por un momento creí que me iba a cortar. Me incliné hacia el costado del sillón y apoyé la cabeza en el poza-brazos, de modo que podía ver el pasillo hacia las habitaciones con total claridad– Lo siento, Kibum, no quise—
-No es nada –dijo, y presentí que sonreía tenuemente– En realidad, ni yo sé qué pasó. Hasta un momento estuvo todo bien, y lo siguiente que supe fue que nos estábamos gritando y diciendo estupideces el uno al otro –habló despacio, como si le estuviera doliendo en el alma, y tal vez sí le doliera mucho, incluso más de lo que a mí me dolía aquella estúpida (porque sí, tenía harto de estúpida) situación por la que estaba pasando con Jae– Mucho tiene que ver el hecho de que tengamos actividades diferentes, supongo. Ya no pasábamos juntos tanto tiempo como antes. A eso súmale el estrés y tienes la receta perfecta para el desastre.
-Lo siento –volví a decir.
-Yo también –suspiró él– Tan solo espero que podamos ser los amigos de antes, ¿sabes? Donghae ha sido uno de mis mejores amigos, siempre. No me gusta como está cambiando esto, pero espero que nos podamos volver a llevar bien. O que podamos estar juntos de nuevo, pero no soy muy quisquilloso.
Eso me hizo reír, aunque fue una risa débil.
-Kibum, eres una de las personas más quisquillosas en la faz de la tierra –refuté.
-Vete un poquito al demonio, amigo mío –contestó con pereza.
-¿Entonces, cuáles son tus planes para año nuevo? ¿Vas a salir a algún sitio? –cambié de tema porque me pude dar cuenta de que lo único que lograría hablando de eso iba a ser deprimir a Kibum aún más. Y para deprimidos, suficiente conmigo– ¿Matar las penas en algún bar?
Kibum rió.
-No, yo no soy como tú, Min, yo tengo dignidad –dijo con voz altiva. A mí se me encogió el estómago porque tenía algo de razón.
-Golpe bajo, idiota –me quejé. Kibum volvió a reír, esta vez con más ganas, murmurando que era un placer hacerme entrar en razón– Ay, qué gracioso eres.
-Lo sé, tengo un buen sentido del humor, ¿cierto? No sé de qué mierda habla la gente cuando dice que no puedo hacer reír a las personas, en serio.
-Tal vez sea tu rostro, Kibum. Es que eres bien feo –reí.
-Puede que sí –coincidió conmigo. Luego pareció pensarlo un poco– O tal vez sea que como somos taaan amigos, piensan que soy igual que tú. Ya no me voy a juntar contigo.
-Para tal caso deberías dejar de juntarte con Heechul también. Estoy seguro de que ha sido una mala influencia para ambos. Quizá para todos, pero no hay que darle tanto crédito.
-Cierto, cierto –murmuró. Volvimos a quedarnos en silencio por un rato, y en lo que no hablaba me fijé en la tele.
Me costó un rato averiguar qué programa estaba dando pero al fin me di cuenta de que era el noticiero, o por lo menos la repetición. El tío del pronóstico del tiempo movía las manos como idiota señalando partes y más partes del país en la "pantalla" que tenía detrás y señalaba que iba a ser un día frío, con muchas precipitaciones y bajas temperaturas hacia el norte, pero no había nada de qué preocuparse, a lo mucho y alcanzaríamos los –10°.
-¿Ya te sientes mejor, Changmin? –preguntó Kibum con voz suave, como si le hablara a un niño que no podía dormir.
-No sabía que no me sentía bien –evadí. Él suspiró y su respiración chocó fuertemente contra el auricular.
-Idiota –murmuró.
-Gracias, Kibum, yo también te quiero.
-Y, ¿qué ha pasado, entonces? Digo, por algo debes haberme llamado, no solo porque me quieres mucho.
Decidí no darle más vueltas al asunto y contar de una vez lo que me estaba matando los nervios.
-Pues... digamos que no sé muy bien, ¿de acuerdo?
-Ya me perdí.
-Resulta que no nos vamos a Japón sino hasta pasado mañana, cuando en realidad debimos habernos ido hoy.
-Ah, ya veo –murmuró– Eso es bueno o malo?
-La situación es buena, pero las razones son un poco malas.
-Y...me volví a perder, Min.
-Postergaron todo por Jaejoong y por mí –expliqué lentamente– El comité se dio cuenta de que estábamos juntos, ¿recuerdas? Al parecer, cuando terminamos, también lo notaron y fue peor porque se notaba en las cámaras.
-No jodas.
-Sí. Hyoryul vino para navidad y nos dijo que si las cosas no se arreglaban antes de salir a Japón, todo se podía complicar aún más. Y para colmo luego me agarré a Yoobin delante de todos –recordé con pesar. No había duda que la estaba cagando en grande.
-Oh, Min –suspiró Kibum– Escucha, no te eches la culpa, ¿de acuerdo? Nadie tiene la culpa, son solo decisiones desesperadas en momentos desesperados, no lo hiciste a propósito.
-Ese no es el punto, y no es toda la historia –seguí– Yunho, Yoochun y Junsu planearon dejarnos a Jae y a mí solos en el ascensor en cuanto llegamos.
-Ah, eso debe haber sido entretenido –rió entre dientes– ¿Pasó algo?
-Eso es lo que no sé. Según él me estaba poniendo azul.
-¿Disculpa?
-No sé qué ocurrió, no podía respirar bien –expliqué. Kibum rió de buena gana– No te rías...El punto es que me preguntó porqué no me sentía bien y yo le dije que era porque tenía que respirar el mismo aire que él, y te juro que no fue eso lo que quise decir. No sé, me bloqueé, ¿de acuerdo? No estaba en mis cabales, y mi cerebro estaba desoxigenado y simplemente se me salió—
-Changmin, Changmin –Kibum llamó mi atención– Respira, ¿sí? No te olvides de respirar, respirar es muy importante.
Suspiré ruidosamente y me volteé, encarando la tele y presionando el teléfono entre el tapiz del mueble y mi oreja derecha. Había un comercial de comida en la tele, algo con cerdo y pollo, y recordé que una vez Junsu había intentado prepararlo. Yunho había terminado con cólicos y Yoochun le había rogado a Junsu que no cocinara nunca más, bromeando que si lo hacía iba a terminar con él.
-Me pidió perdón por tener que respirar el mismo aire que él –continué despacio– Le dije que no había sido mi intención decirle eso; le dije que no tenía porqué disculparse, que era yo quien tenía que hacerlo.
-¿Y él qué dijo luego? –la voz de Kibum sonaba comprensiva y suave.
-Jaejoong dijo "Pero yo en realidad necesito disculparme, Min" –sonreí con lentitud al recordar que había pasado mucho tiempo desde la última vez que me había llamado Min (y no había intentado agarrarlo a bofetadas)– Me lo dijo con tanta... desesperación que por un momento pensé que podía dejar todo atrás y besarlo en ese mismo instante.
-¿Lo hiciste?
-Por supuesto que no, me quedé parado como idiota sin saber qué hacer.
Kibum suspiró pacientemente pero no dijo nada más.
-Y luego lo oí hablando con Yoochun en la cocina –musité– Le estaba contando que le había contado algo a Boa y que ella le había dicho que era mejor que sea sincero –cerré los ojos intentando recordar qué más había dicho Yoochun, pero parecía que el cansancio estaba haciendo que olvidara todo. Por una parte me alegraba porque no quería abrumarme tanto, pero por otra era algo molesto. Todo parecía lejano, como de un sueño– Yoochun le dijo que él sabía muy bien que Boa tenía razón y que sabía cuál era la solución al problema.
-Lo que quiere decir que Yoochun también sabe del asunto éste –apuntó Kibum despacio, como si no quisiera decirlo del todo. Podía entender porqué tenía cierto rechazo a decirlo, no quería que me ponga peor de lo que estaba.
-Ajá. Pero no me sorprende, Jaejoong siempre le cuenta todo –contesté sin darle importancia al asunto– Lo raro es que a Yoochun parecía molestarle hablar de eso, sonaba hastiado. Eso es lo que me sorprende.
-Tal vez en serio esté cansado, Changmin –opinó, y luego agregó en voz mucho más baja:– Al igual que yo.
-Estúpido –refunfuñé– No sé ni para qué te llamo.
-Yo creo que deberías ir y pedirle explicaciones a Jaejoong –dijo sin hacer caso a mi comentario previo.
-Fácil decirlo, difícil hacerlo, Kibum –refuté– Aparte, hacerlo sería empeorar la situación cuando en realidad lo único que quiero hacer es arreglar todo este lío.
-Algo me dice que este lío está lejos de poder arreglarse, Min –dijo con tono cauteloso.
-¿De qué hablas?
-No lo sé –suspiró– Tal vez sea que necesito dormir, o que estoy casi deshidratado y que mis neuronas no funcionan bien, pero algo me dice que no será tan fácil, primero porque Jaejoong se rehúsa a hablar contigo. Segundo, porque de todas formas, si es que consiguen hablar, qué crees que será lo que ocurra? Dudo que algo vuelva a ser como antes, considerando todo lo que ha pasado.
-Tienes razón –admití con la voz apagada, sonriendo débilmente– Nada me asegura que al final quiera volver conmigo.
Kibum suspiró ruidosamente contra el auricular.
-No es eso lo que quería decir, aunque está muy cerca –comentó– Jaejoong cree que lo que hizo es por el bien de todos, ¿cierto? –respondí que sí– Entonces no va a haber nada que lo haga pensar de otra forma. En su mente, él está haciendo lo mejor que puede, Min, los está protegiendo.
-Lo que quiere decir...
-Que para él la única solución es acabar todo contigo –repuso con tranquilidad– El que considere que vuelvan a estar juntos sería poner en peligro el supuesto bien que ha logrado.
Fruncí el cejo.
-No me gusta cuando te las haces de sicoanalista, Kibum –dije– Pareciera que Jaejoong fuera un psicópata o algo así.
-Todos tenemos un poco de psicópatas –dijo despacio. No sabía si bromeaba, y al fin y al cabo, me importaba poco.
Suspiré ruidosamente, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Los sentía húmedos pero no podría decir con claridad si es que en realidad iba a llorar.
-No estoy seguro si esa sea la única razón por la cual me terminó –dije.
-¿Por qué?
-No lo sé –admití– Es algo así como... una corazonada? No sé, solo sé que hay algo más en el fondo de esto.
-¿Te refieres a lo que le pudo haber dicho a Boa?
-Exacto.
-Si yo fuera tú, iría a preguntarle a Boa –sugirió.
-Eso era lo que quería hacer, pero ya no estoy tan seguro.
-¿Y por qué no?
-Porque me da miedo lo que tenga para decirme.
-Ese es un buen motivo –rió despacio– Entonces pregúntale a Jae.
-Y eso me da aún más miedo.
-¿Entonces qué vas a hacer?
-Primero tengo que encontrar el momento adecuado para hablar con él. Aún quedan dos días para que Hyoryul haga su aparición por aquí así que tengo un poco de tiempo. Luego tengo que contarle lo mucho que estamos arruinando todo y luego... Luego no sé que hacer.
-Es importante que le hagas entender que el problema ya no son ustedes, que ahora tienen que buscar una solución para que no afecte al resto del grupo. Y es importante que tú también sepas eso, Changmin.
-Lo extraño, Kibum, eso es lo único que sé en este momento –farfullé, mirando hacia el techo– Lo extraño, pero también estoy cansado de todo esto. Estoy harto de tener que rogarle, de verme como el único idiota que quiere arreglar la situación, la relación. Ya no sé si puedo seguir con esto. Ya me cansé –me quedé en silencio, y él no dijo nada más. Volví la mirada hacia la tele y vi un comercial de turismo en el norte de Seúl, se veía bonito, entre verde y blanco por la nieve, y me pregunté si nos dejarían ir si lo propusiera.
Sonreí con pena.
-Lo siento, Min –susurró al cabo de un rato.
-Yo también—
-¿Changmin?
No había oído ninguna puerta abrirse o cerrarse, no había escuchado los pasos sobre el suelo, ni siquiera me había percatado de que Jaejoong estaba parado cerca de la puerta de la cocina, ni sabía cuánto de mi conversación había oído. Las mangas del polo que traía puesto eran más largas que sus brazos, y el color no le sentaba, se veía aún más apagado y lúgubre.
-¿Qué haces despierto? –pregunté en voz baja.
-Me despertó una llamada, y luego escuché ruidos –dijo señalándome vagamente.
-¿Es Jae? –me preguntó Kibum en un susurro.
-Sí –fue lo único que le dije. Luego, en voz más alta, me dirigí a Jaejoong– ¿Quién te ha llamado tan tarde?
Algo en la boca de mi estómago decía No preguntes, Changmin, no te metas por ahí porque luego no vas a saber cómo salir, pero no le di importancia.
A Jaejoong la pregunta parecía haberlo tomado por sorpresa porque abrió mucho los ojos y miró a todos lados como si fuera a encontrar la respuesta escrita en la pared. (Y en realidad ni siquiera tenía porqué estar preguntándole, considerando que ya no estábamos juntos, ni mucho menos él estaba obligado a darme una respuesta.)
-Boa –dijo en un murmullo y sentí que mi garganta se cerraba de nuevo– Está... Bueno, está ligeramente pasada de copas, pero no es nada importante.
-Ah, ya veo –dije intentando sonar lo más normal posible– Espero que no sea nada grave.
-No lo es –dijo rápidamente, sonriendo tenuemente y retrocediendo hacia el pasillo– Volveré a la cama. Buenas noches.
-Eso. Buenas noches, hyung.
Antes de desaparecer, dio media vuelta y miró al techo. Sonrió con dificultad y murmuró:
-Salúdame a Kibum.
Desapareció como hubo llegado, sin tanta alharaca y en silencio. Volví a recostarme en el sillón, y me quedé mirando al techo, sin saber exactamente qué era lo que había ocurrido.
-¿Min?
-Te manda saludos –respondí tranquilamente– Jaejoong te manda saludos.
-Oh –murmuró Kibum con sorpresa– Oh, de acuerdo, gracias. ¿Qué ocurrió?
-Boa lo ha llamado y lo ha despertado –susurré sin ganas– ¿Porqué de pronto me siento peor que antes?
-Hey, hey –habló con voz suave, lo suficiente como para hacerme sentir un poco mejor– No dejes que te afecte, Min, a lo mejor lo ha llamado porque—
-Estaba borracha –expliqué. Me froté los ojos con impaciencia– ¿Sabes qué? Ya no quiero seguir hablando de esto. Cuéntame algo. Lo que sea; ya no me importa.
Se quedó callado por un largo rato, como si buscara qué contarme.
-No tengo nada que contar, en serio –dijo con tranquilidad– ¿Qué vas a hacer tú por año nuevo? Aún no me has contado.
-No lo sé –cerré los ojos y los apreté fuerte, intentando borrar de mi mente las imágenes de Boa y Jaejoong en la fiesta, hablando y murmurando– Creo que tenemos una presentación en lo de NHK, pero no sé, ya viste que nos mandan de acá para allá y luego ni sé dónde estamos.
-Hace tiempo que no voy a Japón –comentó con añoranza– Las cosas son diferentes en Japón, ¿cierto, Min?
-Sí –asentí– Por lo menos yo lo siento diferente. No hay tantas reglas ni tanto control. Odio las reglas.
-Eso. Donghae y yo estábamos genial la última vez que fuimos a Japón, ahora que lo recuerdo. Tal vez deba secuestrarlo y llevármelo por unos días y atarlo a la cama y luego ya-tú-sabes –comentó con picardía y puedo apostar un riñón a que batía las cejas sugestivamente. Él también rió pero le faltó emoción– O tal vez vaya solo, a desestresarme. Necesito vacaciones urgentes.
-Ya somos un millón de personas más, Kibum –volví a bostezar– Si vas a Japón debes ir a visitarme, ¿me oyes? Aunque sea por cinco minutos, tienes que hacerlo.
-De acuerdo –supuse que sonreía– Veré lo que puedo hacer, en serio me gustaría irme por un rato, aunque sea por un fin de semana.
-Te hará bien.
-Ya veremos.
Nos quedamos en silencio de nuevo, y al no ver nada en la tele, refunfuñé otra vez.
-Kibum, estoy aburriéndome. Cuéntame algún chisme –sugerí sin muchas ganas– A ti te encanta chismear y hablar mal de las personas.
-¡No es cierto! –refutó indignado– Yo jamás he hecho algo semejante.
-Ah, claro –bufé– ¿Te recuerdo esa vez en que me llamaste molesto porque Yesung había cogido tu PS3 sin permiso?
-No—
-O esa otra en que Siwon rompió tu mejor par de jeans?
-Rompió mi mejor par de jeans, cierto?! Él jura que no!
-¿O esa en que Donghae salió con Jessica y la llamaste toda la noche solo para fastidiarla desde mi celular?
-Oye, oye, fue Heechul quien llamó... –volví a escuchar la voz de Siwon en el fondo, y a Kibum que le respondía, aunque un poco alejado del auricular:– Estoy hablando con mi mamá, Siwon— Oye, oye, espera, déjame— No me toques— ¡SACA LA MANO DE—!
-¿Aló? ¿Naeul-sshi? –preguntó Siwon con voz seria, y oí a Kibum requintarle que era de muy mala educación hacer lo que él estaba haciendo y que a Dios no le gustaban los maleducados, y que, por favor, sacara la mano de ahí.
-Uhm –fue lo único coherente que dije.
-¿Changmin? ¿Es Changmin? –volvió a preguntar, pero su voz sonaba un poco apartada y sonriente– Ah, sí, mira aquí dice en el identificador de llamad— ¡OW! ¡Suéltame! ¿Y c-cómo es— ¡OW, KIBUM! Ah— ¿Cómo estás, Changmin? ¿Todo bien? ¡Hace tiempo que no nos vemos!
-Eh—
-Suelta mi pantalón, Kibum, te lo advierto –farfulló Siwon, y Kibum solo largó a reír– ¿Changmin? ¿Dijiste algo? No te escuché, lo siento—
-No, no dije nada –respondí entre risitas– Qué es lo que te está haciendo?
-Me— ¡OW, MIER—! ¡DEJA DE MORDERME, KIB—! –Hubo un sonido raro, como un clic y luego se podían oír más sonidos en el auricular así que supuse que habían encendido el Altavoz– Kibum, te lo advierto, si no suel— Ow, ow, ow, duele, oh, due— ¡DueledueledueledueledueleDUELE!
-¿Min? –dijo Kibum entre risas. Siwon gimoteaba de dolor a su lado– A Siwon le gusta utilizar pijama sin ropa interior.
Empecé a reír contra el posa-brazos del mueble, amortiguando la risa en el tapiz antes de que otro se levantara y preguntara qué estaba haciendo a esas horas de la noche-madrugada hablando por teléfono y riéndome como idiota.
-No es cierto –se defendió Siwon, y oí el golpe de un manazo contra piel descubierta. Luego era Kibum quien se quejaba de dolor– No deberías hablar tanto, Kibum, yo sé de buenas fuentes que a ti te gusta dormir—
-Bueno, bueno –la voz de Kibum sonaba más alta, y Siwon parecía estar siendo asfixiado– Suficiente con los hábitos de dormir, ¿de acuerdo?
-¿Es cierto que te gusta dormir desnudo y a la luz de la luna? Heechul-hyung le dijo a Yunho que te gustaba dormir embadurnado en miel, ¿es cierto? –pregunté con total seriedad pero no pude aguantarme porque Siwon parecía a punto de perder un pulmón de la risa y Kibum balbuceaba cosas sin sentido.
-Te dije que se enterarían, Kibum –Siwon reía con ganas, y comprendí que de encontrarme en el mismo cuarto con Kibum y ver su expresión también terminaría riendo como loco.
-Hah, hah, qué chistosos son los dos –protestó Kibum, y solo me hizo reír más– ¿Ya estas mejor, Min? –preguntó con voz tranquila, como si nada hubiera pasado. Siwon preguntó en voz baja, "¿Le ha ocurrido algo?" con voz más que preocupada, y Kibum le respondió "Cállate, Choi, no me dejas escuchar."
Asentí aunque no podían verme.
-Sí –respondí sonriendo– Ahora sí.
Cuando desperté eran pasadas las diez de la mañana y cuando mis ojos se ajustaron a la luz, vi a Junsu sentado en el otro lado del sillón con un bolo de comida en las manos. Miraba la tele mientras cuchareaba y reía de tanto en tanto. Cuando me vio sonrió.
-Buenos días, dormilón –dijo con la boca llena.
-Buenos días, sucio –respondí con una mueca– ¿Qué estás comiendo? –pregunté mientras me enderezaba, aunque sí sabía lo que comía, lo había visto a punto de ser digerido.
-Choco-cereales y leche –respondió con la vista en la tele– Aún hay lo suficiente como para un plato más. Apúrate, Yoochun aún no se levanta.
-Qué raro –levanté las cejas en sorpresa– Si él siempre madruga.
Junsu soltó una risita para nada obvia.
-Digamos que ayer... hizo mucho ejercicio.
-¡Ew! –exclamé escandalizado– Demasiados detalles, amigo.
Me puse de pie como pude mientras Junsu reía y me fui a la cocina. La taza de Jaejoong estaba en el lavadero, aún tibia y con un poco de café. No había nada más que indicara que en cualquier momento saldría por sorpresa desde uno de los gabinetes así que me giré hacia la encimera, en donde estaba el microondas y el cereal. Me serví un bolo y regresé a la sala, y aunque en realidad quería estar solo, me senté al lado de Junsu para desayunar.
Y fue así cómo Yunho nos encontró en cuanto entró por la puerta, sudado y agitado.
-Dios, hace años que no salía a trotar así –dijo, sonriendo con felicidad mientras se sentaba en el sillón frente al nuestro– Debería salir más seguido, estoy perdiendo el ritmo.
-Eso es porque estás gordo –comentó Junsu mientras cambiaba de canal con aire desinteresado. Casi me atoro de la risa.
-Miren quién habla –bufó Yunho– El que hizo que todos tengamos que salir con chaquetas sueltas porque estaba un poquito barrigoncito.
Y ahí sí me atoré.
-¿Saliste a trotar por tu propia cuenta? ¿Nadie te vio? –pregunté mientras revolvía mi desayuno. Yunho sonrió con ingenuidad.
-En realidad subí y bajé las escaleras.
-¿Los veintidós pisos del edificio? –preguntó Junsu, ensanchando los ojos, con la cuchara detenida en el aire precariamente.
-Sí –respondió Yunho encogiéndose de hombros, y luego se puso de pie– No es tan difícil, ¿sabes? Deberías intentarlo algún día, Junsu.
Junsu hizo una mueca, y luego, cuando Yunho ya se había ido, murmuró:
-Rarito. Por eso es que no encuentra novia, en serio.
El resto del día ocurrió sin nada que valga la pena mencionar (excepto cuando Yoochun quiso hacerse el chistoso y jaló la cadena mientras Yunho se bañaba. "¡YOOCHUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUN!" gritó Yunho desde el baño, y vi a Yoochun salir de él sonriendo triunfante.
"Eso es lo que ocurre cuando tomas mis cosas sin pedir permiso," gritó Yoochun de vuelta. "La próxima róbale medias a Jae, ¿me oyes?!") o recordar, y cuando me di cuenta, ya era la hora de almuerzo. No tenía hambre, aún podía sentir el desayuno en la garganta. Me pasé la tarde durmiendo y despertando de vez en cuando, cuando sentía que alguien entraba en la habitación 'intentando' no hacer ruido pero fallando estrepitosamente. En una de esas salidas a la superficie, entró Jaejoong.
-¿Changmin? –llamó desde la puerta.
-¿Qué? –contesté sin muchas ganas, sin siquiera voltear o despegar mi cara de la almohada. No había vuelto a hablar con él desde la madrugada cuando me había encontrado en la sala, ni siquiera en el 'desayuno' cuando se sentó a mi lado en el sillón. Aún era extraño comprender qué era lo que estaba ocurriendo, y admití que me sentía muy cansado como para empezar a intentar descifrarlo ahora.
-¿No vas a almorzar? Yunho preparó ramen.
-No tengo hambre.
-Deberías comer algo.
-No, gracias.
Lo oí suspirar tranquilamente, como si no quisiera que alguien lo escuchara, y decidí levantarme.
-En serio no tengo hambre –le dije despacio, intentando sonreír. No estoy seguro de que lo haya conseguido del todo, pero supongo que él se dio cuenta de cuál era mi intención porque sonrió a su vez. Sin emoción y con dificultad.
-De acuerdo –dijo y salió, cerrando la puerta con tranquilidad detrás de él.
Volví a aplastar mi rostro contra la almohada y me quedé ahí, pensando en cualquier tontería. No volví a quedarme dormido, simplemente pensaba y pensaba sin saber muy bien en qué. Al cabo de un rato decidí que lo mejor era empezar a pensar en la forma adecuada de hablar con Jaejoong y en privado, pero no pude llegar a nada congruente.
Pero necesitaba decírselo, necesitaba decirle que estábamos echando todo a perder intentando no hacerlo.
Me volteé y quedé boca arriba, mirando el blanco techo y aún intentando buscar una salida. Era obvia, estaba en la punta de mi nariz, pero quería buscar otra; necesitaba encontrar algo que de una forma u otra no fuese a desencadenar mi rabia o sus arrebatos. Lo peor era que no había la suficiente privacidad como para poder hablar con él a solas, porque no podíamos salir.
O eso creía yo.
Me levanté y fui a buscar algo para ponerme después de bañarme a mi cajonera. Ya no tenía qué ponerme, había empacado la mayoría de ropa para Japón y Hyoryul se había llevado las maletas el día anterior. Si no me equivocaba, solo quedaba un conjunto de pijama que mi mamá me había regalado hace años y que solo había utilizado una vez para hacerla feliz, y un pantalón viejo que tenía de agujeros la misma cantidad de años, que eran varios. Genial. Ahora resultaba que no tenía qué diablos ponerme.
Decidí usar el mismo pantalón que traía y luego ver si pedía una camiseta por ahí a Yunho o a Yoochun. Caminé hacia el baño arrastrando los pies, y cerré la puerta con cuidado porque no sabía si alguien estaba durmiendo. Me apoyé contra la puerta y vi que alguien se había bañado antes porque había un polo colgado en el perchero al lado de la ducha y el espejo estaba algo empañado.
El polo olía a la colonia de Yoochun así que supuse que había sido él quien se había bañado, pero no estaba tan seguro; hasta donde yo sabía, también habían podido bañarse Yoochun yJunsu, juntos—
Aparté aquellos pensamientos de mi mente con apuro e hice una mueca de asco ante mi reflejo en el espejo.
Dejé el polo colgado y me desvestí. Cuando era más chico y tenía que bañarme, me ponía a cantar a todo pulmón para hacer enojar a mis hermanas. Cuando empezamos a vivir los cinco juntos, el que disfrutaba haciéndonos enojar con sus alaridos era Jaejoong.
Jaejoong. Jaejoong.
La llave de la puerta se agitó y hubo un ligero golpe contra la madera y me sobresalté de inmediato.
-¿Quién es? –pregunté en voz relativamente alta y chillona.
-Oh, Min, eras tú, creí que había trabado la puerta por accidente otra vez –dijo Junsu desde el otro lado– Podrías fijarte si dejé mi cepillo de cabello ahí dentro?
Dirigí la mirada hacia el tocador bajo el espejo y—
-Junsu, hay como treinta cepillos aquí –dije con voz monótona, entrecerrando los ojos.
-Ya, pero el mío está ahí? Fíjate, es uno verde y tiene un colgante que dice "Xiah" en una esquina.
Busqué el mencionado cepillo pero no encontré ninguno con las características que él me había indicado, así que tan solo resoplé con impaciencia. Felizmente y aún no me había quitado los calzoncillos.
-Por qué mejor no entras y los buscas tú? –propuse al cabo de un rato, y le abrí la puerta. Junsu asomó la cabeza como si tuviera miedo de entrar y me miró de pies a cabeza como si examinara un espécimen raro– Qué estás mirando?
-Nada –carraspeó ligeramente, y entró totalmente hasta pararse a mi lado frente al tocador. "Wow, en serio hay bastantes," le oí murmurar y entonces levantó la mirada hacia el espejo y sus ojos de encontraron con los míos– Qué estabas haciendo?
Me quedé en blanco, sin saber qué responder por cerca de un minuto, porque su pregunta me había tomado por sorpresa, era algo que no esperaba que me preguntase. Era una pregunta completamente normal, sin mensajes escondidos ni acusaciones. Mi cerebro pareció activarse cuando arqueó una ceja en confusión.
-Qué crees que hace uno en el baño, Junsu? –pregunté con voz irónica, haciendo lo posible por no delatar mi acelerado pulso. No sabía porqué me había puesto nervioso pero algo me decía que tenía que ver con estar pensando en Jaejoong antes de meterme a la ducha– Quería bañarme y me has interrumpido. ¿Encontraste tu cepillito?
-Ah –exclamó el, sin hacer caso al diminutivo. Pareció haberse olvidado del cepillo, en realidad. Escaneó la sarta de peines y cepillos al lado del lavadero y luego empezó a abrir los estantes que habían a la derecha y sobre la taza. Y ahí, entre toallas y papel higiénico, encontró su cepillo verde– Yo no lo puse ahí. Qué raro. Lo que sea. Yoochun y yo vamos a salir por ahí –retomó, mirándome desde el reflejo en el espejo otra vez.
-¿Por ahí? Pensé que Hyoryul había dicho que no podíamos salir a ningún lugar –recordé a Yunho hablando con Hyoryul por teléfono y que luego nos había dicho que estábamos encerrados hasta año nuevo.
-Solo será un ratito –Junsu se encogió de hombros– Volveremos antes de que Hyoryul se dé cuenta. Creo que iremos a tomar un café nada más.
-¿Nada más? –arqueé una ceja en completa incredulidad. Junsu bufó.
-De acuerdo, tal vez pongamos pié en un hotel pero volveremos antes de que salga el sol, ¿de acuerdo? –rodó los ojos con impaciencia y salió del baño– Yoochun le está avisando a Jaejoong así que no te preocupes. Yunho también ya sabe. Nos veremos después, Min.
-Seguro –asentí– Diviértanse. Y tengan cuidado, ¿de acuerdo?
Sonrió en señal de agradecimiento y entendimiento y cerró la puerta. Me recosté contra ella con lentitud y cansancio y luego de suspirar varias veces sin saber porqué, terminé de desvestirme y me metí a la ducha, intentando no pensar en nada, ni en Jaejoong, ni en Hyoryul, ni en la preocupación de que Junsu y Yoochun también pudieran ser vistos, tan solo dejando—o deseando, mejor dicho—que el agua se llevara todo.
Acabé robándole una camiseta limpia a Yoochun y unos pantalones holgados a Yunho porque los míos se habían mojado en cuanto había salido de ducharme. Cuando salí de mi habitación, el piso entero estaba en silencio. Avancé con lentitud hasta el salón, donde me sorprendí de ver la tele prendida pero en Mute, a Jaejoong doblado en el sillón y durmiendo, y a Yunho en el sillón de al lado, en las mismas circunstancias.
Volteé hacia el reloj y vi que eran las ocho y quince. Sonreí; Yunho veía Death Note a las ocho.
-Hyung –susurré persistentemente, hincando a Yunho en el hombro para despertarlo– Yunho, despierta, debes ir a tu cama, no puedes dormir aquí.
-N’quiewo –balbuceó él, dándome la espalda y enterrando el rostro en el tapiz del mueble.
-Vamos, Yunho, podrás dormir mejor en tu cama, te lo aseguro –seguí intentando despertarlo.
Al final tuve que levantarlo en vilo, pasándome unos de sus brazos por los hombros y llevarlo—a rastras—hasta su cama. Conseguí acomodarlo y ponerle el cobertor encima a duras penas, porque estaba tan dormido que pesaba el doble de lo normal.
-¿Qué hora es? –preguntó entre balbuceos.
-Casi las ocho y treinta –respondí mientras lo veía abrazar una almohada contra su pecho.
-Ya me perdí Death Note, Min –farfulló.
-Podrás ver la repetición de mañana, hyung –comenté despacio, apagando la lámpara de su mesa de noche– Buenas noches.
-MhmmbwenahnoshessMin.
Sonreí de lado mientras caminaba hacia mi cama, admitiendo que Yunho en serio pasaba por un niño pequeño cuando se lo proponía. Y entonces...
Mierda.
Me di cuenta de que volvía a estar solo con Jaejoong mientras Yunho dormía y Junsu y Yoochun salían a hacer cochinadas por segunda vez en menos de un mes.
Me llevé las manos a la cabeza intentando descargar mi nerviosismo y solo alboroté mis cabellos aún húmedos cuando en realidad quería jalármelos y hacer un berrinche. Inhalé y exhalé profundamente cerca de diez veces antes de emprender camino al salón nuevamente. Aunque me había calmado un poco, aún sentía leves punzadas de nerviosismo y de inseguridad, como si mi instinto me estuviese diciendo que nada saldría bien si seguía caminando hacia donde Jaejoong estaba.
La luz crecía a medida que m acercaba, y cuando ya estuve en el salón, vi que daba uno de los dramas del momento—al que probablemente mis hermanas y mi mamá estuvieran pegadas como chicle. Me acerqué con cuidado hasta donde estaba Jaejoong y me senté a su lado, intentando conseguir el control remoto para apagar la tele pero no lo tenía a la vista así que me incliné hacia adelante para ver si estaba entre su cuerpo y el sillón.
Y, sí, ahí estaba, presionado entre su brazo izquierdo y uno de los cojines.
Desistí en tomarlo porque si lo hacía iba a terminar despertándolo, y aunque ese era el plan, la tele no era tan importante de todas formas.
-Hyung –dije mientras movía su brazo– Jaejoong, levántate.
Le costó cerca de cinco minutos, pero al final consiguió despertar por sí solo.
-¿Me quedé dormido? –preguntó con la voz agrietada, frotándose uno de sus bellos ojos marrones. No tenía los contactos puestos. Se veía mejor así, pero era él quien no veía nada sin ellos. (Al igual que yo.)
-Sí.
-¿Y Yunho? Se volvió a quedar dormido—
-Ya lo llevé a su habitación.
-Oh –dijo desviando la mirada hacia el sillón donde había estado Yunho. Volvió a mirarme y mi estómago dio un vuelco– Y Yoochun y Junsu?
-Ya se fueron –respondí. Él abrió los ojos en confusión, como si no supiera de qué estaba hablando.
-¿Se fueron? –repitió Jaejoong aún confundido– Cómo que se fueron?
Cerré los ojos. Por la p—
-¿No te dijeron nada? –pregunté escandalizado. Jaejoong negó con la cabeza– Pero Junsu dijo que Yoochun te lo iba a decir!
-Me quedé dormido apenas me senté –dijo con voz débil mientras se ponía de pie y alcanzaba su teléfono.
-Junsu entró al baño antes que me bañara y me dijo que Yoochun te estaba diciendo que iban a salir –le conté. Jaejoong bufó y murmuró algo que sonaba a "Ese hijo de puta" pero no sabía si se refería a Junsu o a Yoochun y algo me decía que mejor no preguntara.
-Me ha dejado un mensaje –suspiró, y lo leyó:– "Hyung, Junsu y yo saldremos por un rato, no hay de qué preocuparse… No quise despertarte porque se ve que necesitabas dormir… Sé buen niño y asegúrate de—"
Calló de improviso y pude ver, aún en la tenue oscuridad en la que nos encontrábamos, que un tenue rubor crecía desde su cuello hasta sus mejillas.
-¿Qué ocurre? –inquirí.
-Nada –dijo el con voz seca y luego se giró hacia mí, mirándome a los ojos– No es nada.
-Ajá –respondí con escepticismo, pero en realidad me aliviaba el no enterarme– Escucha, sé que no es el mejor momento pero necesitamos habl—
-Deberíamos dormir –dijo rápidamente, dando cortos y apurados pasos hacia el pasillo– Descansemos temprano así disfrutamos mañana. Buenas noches, Changmin.
Me tomó medio segundo darme cuenta que me estaba dejando con la palabra en la boca otra vez. Volví a sentirme igual de estúpido que la noche anterior y eso solo hizo que la cólera hiciera ebullición dentro de mí. Lo seguí, aunque no al mismo ritmo porque el muy maldito caminaba rapidísimo, pero pude alcanzarlo antes de que se encerrara en el baño.
-¿Qué crees que haces? Suéltame –dijo entre dientes, mirando a cualquier lado menos a mí.
-No –respondí con calma, sosteniendo mi agarre en su brazo pero sin llegar a lastimarlo del todo. Estaba siendo un poco difícil no hacerlo considerando que me encontraba "ligeramente" molesto. Su plan era entrar al baño así que cumplí su deseo y lo hice avanzar hasta que ambos estuvimos dentro. Cerré la puerta tras de mí y prendí la luz con el codo. Lo solté y lo miré fijamente a los ojos, intentando calmarme un poco porque sentía que la sangre no llegaba a mi cerebro– Tú y yo vamos a hablar.
-¿Aquí? –preguntó con evidente desconcierto y mala gana– De todos los lugares, ¿el baño? ¿En serio, Changmin?
-Lamento que no sea un hotel cinco estrellas –rodé los ojos en señal de impaciencia– De todas formas tú querías entrar al baño así que has lo que tengas que hacer.
-Quieres que cague delante de ti –dijo con voz neutral, cruzándose de brazos y arqueando una ceja amargamente.
-Sí eso es lo que querías hacer –me encogí de hombros, señalando la taza– Adelante, por mí no hay problema.
Hizo una mueca y frunció los labios.
-Eres increíble –me dijo con sarcasmo.
-Y tú lo sabes de primera mano –sonreí con amargura. No se esperaba eso, lo supe, porque sus ojos perdieron toda expresión de burla y molestia y adoptaron una de extrema tristeza. Tal vez los míos se vieran igual, no lo sabía.
-Changmin—
-Tú sabes que tenemos que hablar –dije despacio, cruzándome de brazos y recostando la espalda contra la puerta– Sabes que esa es la razón por la cual Hyoryul no nos deja salir hasta año nuevo y que eso de que el aeropuerto está lleno es pura patraña. Nos está dando una oportunidad para arreglar las cosas antes de que lleguemos a Japón y la gente se dé cuenta de cuán cagadas están las cosas en realidad, Jaejoong.
Sus ojos se ensancharon más y luego apartó la mirada. Retrocedió con cautela hasta chocar con la taza y se sentó con pesadez, abrazándose a sí mismo. Quise correr y abrazarlo yo pero algo me decía que no era prudente hacerlo, que lo mejor era calmarme porque el aire se estaba volviendo pesado y tenía que controlar a mis pulmones para que no acabaran explotando o algo parecido.
-No es el mejor momento para hablar de eso, Changmin –habló en voz baja, mirando al suelo.
-¿Y cuándo lo será? –pregunté yo también en voz baja. Al encontrarnos tan cerca y en un espacio tan reducido, no había necesidad de subir la voz, es más, incluso con lo bajo que hablábamos podíamos oír el leve eco contra las paredes. Me deslicé despacio hasta quedar sentado en el suelo, con la espalda aún apoyada contra la puerta– ¿Cuándo? ¿Cuando estemos a punto de firmar los despidos?
Jaejoong cerró los ojos y bajó el rostro aún más.
-Changmin, por favor—
-Yunho lo está pasando igual que nosotros –suspiré– Cuando estuvimos esperando por la pizza nos sentamos y hablamos. Intentó culparse, ¿sabías? Intentó cargar con todo porque creyó que no había sido un buen líder.
-¿Qué? –preguntó con la voz ahogada, al mismo tiempo en que levantaba el rostro. Sus ojos estaban húmedos– Pero no fue su culpa, eso fue algo que estaba fuera—
-De nuestro alcance, sí –terminé por él– Fue lo mismo que dijo él. Pero eso no quita que no le haya afectado.
Intentó decir algo, abrió y cerró la boca un sinfín de veces pero no consiguió que palabra alguna saliera. Inclinó su peso hacia delante, apoyando ambos brazos sobre sus piernas y enterrando la cabeza entre sus rodillas, e inspiró fuertemente por la nariz, hacía los ejercicios de respiración que siempre realizaba cuando íbamos a salir al escenario y se sentía presionado o cuando tenía que encontrarse con su mamá biológica.
Pasados unos minutos se irguió de nuevo y me miró a los ojos.
-Creí que las cosas ya se habían solucionado entre los dos –susurró.
-No he venido a hablar de "los dos" –intenté que mi voz sonara normal y no ofensiva– Tenemos que buscar una solución para esto, para que nadie más se dé cuenta de que algo no está funcionando.
-No se me ocurre nada –respondió con simpleza. Intenté seguir calmado, pero no estaba funcionando muy bien, sentía que mi presión se disparaba.
-Pues vas a tener que empezar a pensar en algo, hyung, porque nos queda un día aquí y una vez en Japón va a ser todo distinto.
-Finjamos que todo está bien –dijo. Sus dedos jugaban furiosamente entre ellos, pellizcándose, acariciándose, pellizcándose otra vez. Me tomó bastante el darme cuenta lo que estaba sugiriendo– Delante de Hyoryul, y en los estudios, y en la tele. Es fácil, Changmin, no es tan complicado, sabemos actuar, podemos fingir—
-Quieres fingir que todo está bien –repetí. En realidad me hubiese gustado preguntárselo, pero no estaba seguro de poder hacerlo, aunque la respuesta o explicación fuese la misma.
Levantó el rostro y me miró con cansancio.
-Es lo único que podemos hacer –dijo en un susurro.
Reí. No sabía bien de qué me estaba riendo, ni porqué lo hacía en una situación así, pero me estaba haciendo sentir mejor, me relajaba. Era como si toda la frustración y el mal humor se disipara con cada exhalación de mis pulmones.
Jaejoong me observaba entre atónito y expectante, como si ya de antemano supiera lo que yo iba a decir. Mis ojos empezaron a empañarse lentamente. Era extraño y difícil aceptar la situación.
-En serio no quieres arreglar nada, ¿cierto? –pregunté con una sonrisa. Tal vez dolida, tal vez cansada, no lo supe.
-Changmin—
-Lo que quieres es seguir como si nada, como si tú y yo jamás hubiésemos estado juntos. Quieres fingir que no hubo nada y que nada está mal –busqué sus ojos con los míos, pero no sé si los encontré, estaba todo nublado. Pero sí le vi mover la cabeza hacia un lado.
-Creí que no íbamos a hablar de "los dos" –dijo despacio.
-¿Sabes qué, Jaejoong? –me puse de pié lentamente, intentando que las lágrimas no se movieran de su sitio. Resulta más difícil de lo que creen– Ni siquiera sé porqué me esfuerzo tanto. Ya no sé ni porqué intento arreglar lo que tú intentas dejar de lado, en serio.
Eso era, al fin lo había dicho, y me sentía...Sentía como si me hubiese quitado un gran peso de encima, en realidad. (Como cuando aún iba al colegio y era el último día de exámenes y me sentía extático porque sabe que ya había acabado, que ya no había que seguir esforzándose ni estresándose y que todo volvía a ser juegos y televisión.) Lo más probable es que tal vez no me haya dado cuenta de que todo había cambiado tremendamente, porque en mi cerebro aún había la esperanza de que todo volviera a la normalidad. La cuestión era que nuestra relación, y muy a mi pesar, nuestras vidas, jamás habían sido normales del todo.
Podía comprender lo cansado que estaba él también (si es que lo estaba); recién estaba dándome cuenta de lo mucho que yo estaba cansado.
Es curioso como las cosas pueden cambiar tanto en tan poco tiempo, ¿cierto?
Jaejoong inspiró por la nariz pesadamente y se la frotó con uno de sus puños. Había algo en sus ojos que no me gustaba.
-Creí que las cosas habían vuelto a la normalidad –repitió.
Era eso precisamente lo que no me gustaba.
-¿Disculpa? –pregunté con incredulidad. Sentí como si me hubiese tirado una bofetada.
Se encogió de hombros, como si no fuese un asunto importante.
-Digo, después de todo, hemos estado actuando mucho más normal que antes –siguió con voz monótona, desinteresada– Ya lo superamos, ¿cierto?
Sus ojos se veían tan indiferentes que por un momento le hubiese creído todo. Pero le traicionaron, y pude ver debilidad, y lo que más me asustó, testarudez. Kibum tenía razón: Jaejoong iba a ser tremendamente terco con respecto a eso.
-Que hayamos sido capaces de mantener una conversación no quiere decir que ya lo hayamos superado –arqueé una ceja. Él desvió la mirada.
-Tú pareces haberlo superado –dijo con desinterés, fijando los ojos en la pared que tenía a su lado.
-¿De qué estás hablando, Jaejoong? –pregunté con exasperación, secando mis mejillas con el dorso de mi mano. Vi una lágrima correr por la suya y algo dentro de mí dijo "Al fin" y no sé porqué– Déjate de rodeos de una buena vez.
-Estoy hablando de Yoobin –susurró.
Y fue tal vez por la cruda y falsa indiferencia que vi, por lo que solté un bufido. Húmedo, pero bufido al fin.
-No seas estúpido. Sabes perfectamente que estoy enamorado de ti hasta las pelotas como para regresar con Yoobin o siquiera sentir algo más por ella.
-Oh.
Volví a sonreír sin ganas, odiándome por hacerme eso otra vez, por dejarme en ridículo.
Ese había sido el fin.
No sabía qué era lo que dolía más: si el que él estuviera huyendo y riéndose de mí en silencio o el que yo estuviese intentando detenerlo y dejando que se ría durante todo ese tiempo. No podía más, ya había dado todo lo que podía dar. No podía forzarlo, ¿cierto? No podía simplemente atarle una soga al cuello y decirle Te vas a quedar conmigo' porque así no funcionaban las cosas. Si él no quería, ¿cuál era el punto?
Lo miré a los ojos por un instante, y luego volteé el rostro.
-Sí, "Oh" –volví a reír mientras abría la puerta– ¿No es eso lo único que sabes decir?
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ai por diso!! necesito massssssssssss!! masssssssssssssssssssssssssssss!!!!!!
ResponderEliminarotro!!! otro!!! otroo!!!! ahhh me has dejado con ganas de mas!!!! porfis!!! no demores si? acutaliza pronto!!!!
ResponderEliminarhayyyyyyy Min!!!!!
ResponderEliminarJae porque le haces esto no es justo T~T
quiero mas mas mas nesecito saber kyaaaaaa
a esperar otro año mas pa q actualice otro capo la autora ._______________.
ResponderEliminarsi!!! PLEASE ACTUA!!! EN SI .. Q ES LO Q JAEJOONG LE HA EHCHO A MINIE Q LE PIDE PERDON??? Q ES LO Q OCULTA????? Q ES LO Q BOA Y CHUNIE SABEN???? PLEASE ACTUA!!!! :3
ResponderEliminarSi este fic fuese actualizado.. SERIA MUY FELIZ </3
ResponderEliminar¿Porqué? ¿Gabee? ¿Por favor?
¿Por favor? Prometo comentar siempre ;;
Wooooowww porfa mas cap quiero saber que esconde BoA y Jae que pasara con JaeMin hay amo esta pareja porfaaaaaaaaaaaaaaaaa siguela
ResponderEliminarQuiero mas !!!!!!! Necesito saber que es eso por lo que jae se comporta asi ;^; min no puedes rendirte tienes que xonquistar y hacer que jae rrgrese contigo ;^; ppr favor continuenlo!!!!
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