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Contrato de sangre - Cap. 3


Se quedó mirando, su curiosidad creció, cuando el hombre abrió los ojos y le devolvió la mirada con los ojos cafés más atractivos que Jae había visto en su vida no cafés intenso, sino más bien ojos celestes pálidos que brillaban en la luz. Eran casi sobrenaturales en su intensidad.

—Kim Jaejoong —Sully dijo mientras se acercó a pararse junto a Jae—, me gustaría que conocieras a mi empleador, Jung Yunho.

—Hola —dijo Jae automáticamente. Frunció el ceño cuando el hombre simplemente asintió hacia él. Sin apartar los ojos del hombre, Jae volvió ligeramente la cabeza hacia Sully—. ¿Está bien?

—Yunho está muy enfermo, Jae —respondió Sully mientras cruzaba las manos frente a él—. Es por eso que se te necesita aquí.

—¿Enfermo? —Ahora que Sully había dicho algo, Jae pudo ver los ojos hundidos en el pálido el rostro del hombre. Sus ojos lucían un poco brillantes y no tan claros como deberían haber sido. Y había una fragilidad en el hombre que le daba un aire de enfermedad—. ¿Él es el que necesita mi sangre?

—Lo es. ¿Recuerdas cuando analicé la sangre?

Jae asintió.

—Eres perfectamente compatible con Yunho. Sin ti, él morirá.

—¿No puedes encontrar a alguien más con buena sangre?

—Podríamos buscar, pero no estoy seguro de que hubiese suficiente tiempo para encontrar a alguien que fuera compatible con Yunho. Su estado es muy grave.

Jae se estremeció cuando los ojos cafés del hombre simplemente siguieron mirándolo fijamente. No dijo una palabra, sólo miraba.

—¿Por qué no está hablando? —susurró Jae.

—No puede.

La cabeza de Jae se levantó hacia Sully.

—¿Él no puede hablar?

—Está muy débil.

—¿Qué está exactamente mal con él?

—Es muy complicado.

Jae le frunció el ceño a Sully. Apoyó las manos en las caderas y miró al exasperante hombre. Si él estaba renunciando a su sangre, por lo menos merecía saber lo que estaba mal con el hombre.

—Simplifícalo.

Sully frunció el ceño al hombre que yacía en la cama por un momento y luego volvió a mirar a Jae.

—Yunho tiene un raro trastorno genético que está envenenando su sangre. Sin una transfusión de sangre pura, va a morir. Cada día se vuelve más débil.

Jae hizo una mueca y miró nuevamente a Yunho. El hombre se veía muy enfermo. Jae no podía evitar sentirse mal por el tipo, pero aun así...

—¿De cuánta sangre estamos hablando aquí? —Sentía lástima por el tipo, pero estaba lejos de ser estúpido.

—Pequeñas infusiones solamente, Jae. Tomaríamos lo suficiente como para no hacerte daño.

Jae arqueó la ceja y se volvió para mirar a Sully.

—Eso no responde a mi pregunta.

Las cejas de Jae continuaban juntas en un ceño cuando Yunho empezó a reírse, pero la diversión del hombre rápidamente se convirtió en una profunda tos, moviendo todo su cuerpo. Cuando Sully corrió a su lado de la cama para ayudar a Yunho a sostener una posición sentada, Jae lo siguió lentamente. Había algo en el hombre en la cama que atraía a Jae.

—Cielos, realmente está enfermo, ¿no es cierto? —preguntó Jae mientras Sully limpiaba un pequeño rastro de sangre desde la comisura de la boca de Yunho.

—Lo está, Jae —dijo Sully—. No estaba mintiendo sobre eso. Sin la infusión de sangre pura, Yunho va a morir.

Jae se sentía como una mierda. No quería estar aquí, y no quería a renunciar a su sangre. Por otro lado, el hombre dependía de él con su propia vida. ¿Podría, sinceramente, a conciencia, decir que no?

—Mira —dijo Jae mientras se metía las manos en los bolsillos de sus jeans y se balanceaba en los talones de sus pies—, supongo que no me lastimará compartir un poco de mi sangre. No quiero que nadie muera por mi causa. Pero deben empezar a buscar un reemplazo. No puedo seguir donando sangre. Tengo responsabilidades en casa.

De repente Jae se dio cuenta de lo que había dicho. Echó un vistazo a su reloj y luego gimió, golpeándose en la cabeza mientras maldecía en silencio.

—¿Tienes un teléfono que pueda usar? Tengo que llamar a mi jefe y decirle que voy a llegar tarde.

—Dile a tu jefe que renuncias.

La boca de Jae cayó abierta.

—No puedo renunciar. Necesito ese trabajo.

Sully se quedó en silencio por un momento y luego súbitamente asintió con la cabeza antes de mirar por encima del hombro a Jae.

—Vas a ser bien compensado por tu tiempo.

—Yo no quiero tu dinero —espetó Jae. Arrojó sus manos en el aire mientras caminaba por la habitación, la ira ardía a través de él a una velocidad alarmante—. ¿Qué pasa con tu gente y tu dinero? No puedes comprar cada maldita cosa que quieras.

—Serías uno de los pocos que piensa eso.

Jae rodó los ojos mientras sus labios tiraban hacia atrás en un giro irónico

—. El dinero no es el principio y el fin de todo el mundo.

Sully se rio entre dientes mientras le guiñaba un ojo a Jae.

—Tal vez no, pero seguro que hace la vida un poco más fácil.

Jae cruzó los brazos protectoramente en torno a sí mismo, sintiéndose de repente muy vulnerable. Le dio una patada a la alfombra debajo de él con los dedos de su pie descalzo.

—Sí, bueno, no sé nada de eso. Yo no tengo nada de dinero.

Su cabeza se levantó cuando oyó un resoplido desde el otro lado de la habitación. Los ojos de Jae lentamente se estrecharon cuando vio la sonrisa en la cara de Sully.

—¿Tienes algo que decir?

—No puedes decirme que no tienes dinero —dijo Sully—. Hemos hecho negocios con tu padre durante varios años. Incluso hemos estado en la propiedad de tu familia. Tu padre tiene más dinero del que pudiera saber qué hacer con él.
—Mi padre lo tiene, sí —replicó Jae y luego empujó su pulgar en el pecho—. Yo, sin embargo, apenas tengo un centavo a mi nombre. Tengo dos trabajos sólo para mantener un techo sobre mi cabeza. Eso ni siquiera cubre el costo de mi matrícula y los libros. Ser pobre apesta.

Sully parecía totalmente confundido.

—Pero él es tu padre.

Jae arqueó una ceja.

—¿Y?

—¿Por qué no está pagando tu matrícula? Tiene suficiente dinero.

—Porque me odia a muerte —dijo Jae con todo el desprecio que sentía por su padre envenenando su voz—. Y créeme, el sentimiento es completamente mutuo. ¿Por qué crees que firmé ese maldito contrato?

Sully frunció el ceño, inclinando la cabeza hacia un lado por un momento, mirando como si estuviera considerando lo que Jae acababa de preguntar.

—¿Por qué firmaste el contrato?

—Mi padre se comprometió a nunca ponerse en contacto conmigo de nuevo si le daba una muestra de mi sangre. Si mi sangre era compatible, se la iba a donar a Jun… —Los ojos de Jae se ensancharon—. ¡Oh, Dios mío, Junsu!

—¿Quién?

—Mi hermano, Junsu. —Jae llevó sus manos alrededor de su pecho y comenzó golpearlas juntas cuando la preocupación por su hermano gemelo se apoderó de él—. Mi padre dijo que Junsu estaba enfermo, que estaba en coma. Dijo que Junsu necesitaba mi sangre.

—Nunca he conocido a Junsu.

Jae parpadeó mientras sus manos cayeron a sus costados, la preocupación por su hermano momentáneamente olvidada por su confusión.

—¿Nunca has conocido a Junsu?

—No. —Sully negó con la cabeza, luciendo aún más perplejo que antes—. Nunca he oído hablar de él.

Jae se rascó la cabeza mientras trataba de averiguar qué era lo primero.

—Pero has dicho que han estado haciendo negocios con mi padre durante años y que han estado en Westhaven Estate.

—Lo hemos hecho.

—Entonces, ¿cómo no se han encontrado con Junsu? —preguntó Jae—. Él vive allí. Está involucrado en todos los negocios de mi padre. Está siendo entrenado para hacerse cargo cuando mi padre se retire.

Sully nuevamente inclinó la cabeza, sólo que esta vez, la inclinó hacia Yunho. Después de un momento, asintió y se volvió para mirar otra vez a Jae.

—Tu padre nunca nos habló de Junsu ni siquiera cuando nos reunimos esporádicamente con él. Por lo que sabemos, eres su único hijo, y sólo te encontramos el mes pasado.

La cabeza de Jae giró hacia atrás bruscamente cuando el impacto de las palabras de Sully le golpeó de frente.

—Eso no está bien. Tengo que averiguar qué pasó con Junsu. Puede que no siempre nos hemos llevado bien, pero él sigue siendo mi hermano.

Sully le dio a Jae una rápida inclinación de cabeza mientras su mandíbula se apretada.

—Descubriremos qué pasó con él, Jae. Lo prometo.

—Gracias —dijo Jae mientras se pasaba la mano por el pelo, tirando de los extremos. Necesitaba un corte de pelo, pensó distraídamente. Su cabello prácticamente llegaba a los hombros como estaba ahora. Su madre tenía un ataque si no estaba recortado y con estilo.

«¡Madre!»
—¿Puedo usar tu teléfono? —Jae preguntó rápidamente, su cabeza se movía bruscamente de un lado a otro frenéticamente—. Necesito un teléfono para poder llamar y preguntarle a mi madre que le pasó a Junsu. Siempre y cuando mi padre no se entere de que estoy llamando, ella me lo dirá.

—¿Por qué tu padre se enojará si llamas a tu madre?

—No estoy autorizado a llamar a casa. —Jae se encogió de hombros, sin importarle quién supiera lo bastardo que su padre era en realidad—. Todavía lo hago, sin embargo. Sólo tengo que asegurarme de llamar cuando mi padre no está cerca o la tomará con mi madre.
—¿Él la golpea? —espetó furioso Sully cuando se puso de pie, con indignación evidente en su rostro.

—Dios, no, nunca la había golpeado. —Jae soltó un bufido—. Eso dejaría marcas, y no puede tener a los vecinos pensando mal de él. Podría dañar la reputación que ha pasado tantos años, y más dinero que Dios, en construir.

Sully de repente se rio entre dientes mientras sus facciones se relajaron.

—Sí, obtuve esa impresión de él.

Jae se encogió de hombros otra vez.

—Sí, bueno, trata de vivirlo. Es sólo otra razón por la que no quiero tener nada que ver con mi padre.

Sully se pasó la mano por la barbilla mientras estudiaba a Jae.

—¿Realmente firmaste el contrato para que tu padre no tuviera nada que ver contigo?

—Lo leíste, ¿verdad?

Sully asintió.

—Antes de la firma del contrato, mi padre se ofreció a pagar por todos mis estudios si yo lo firmaba. Lo rechacé. No quiero su dinero. Nunca me ha traído nada más que dolor. Le dije que si aceptaba no volver a ponerse en contacto conmigo de nuevo, yo firmaría.

Sully silbido bajo.

—¿Tanto lo odias?

—¿Qué crees? Conociste al hombre.

Sully se puso serio mientras se frotaba la nuca, luciendo contrito.

—Jae, entiendes que el contrato no era entre tú y tu padre, ¿verdad?

Jae le hizo un gesto a Sully con la mano mientras sus ojos pasaban sobre el hombre enfermo acostado en la cama. ¿Qué había sobre él que hacía que Jae quisiera darle todo lo que necesitaba?

—Sí, sí, entendí esa parte.
—¿Comprendes que Yunho le está pagando a tu padre cinco millones de dólares para que tú firmaras ese contrato?

La cabeza de Jae daba vueltas mientras su boca cayó abierta.

—No hablas en serio —susurró.

—Soy completamente serio —dijo Sully—. Le pedimos a tu padre ayuda para encontrar un donante de sangre para Yunho. Le ofrecimos cinco millones de dólares por la firma.

—Es por eso que dijo que esperaba oír de ustedes al final de la semana. —Jae dio un paso atrás para sentarse en la silla junto a la chimenea de mármol. Erró a la silla y cayó al suelo con un suave ruido. Parpadeó un par de veces, mirando a Sully y luego al hombre enfermo en la cama, y luego finalmente hacia sus propias manos cuando la realidad de su situación se arraigó.

—. Mi padre me vendió.

Yunho podía escuchar el dolor en la voz de Jae, y carcomía su alma. Nadie debería tener que descubrir que su padre era un despiadado y frío bastardo que lo vendió. No era algo inaudito comprar un donante de sangre en su círculo, pero a Yunho todavía no le gustaba.

Es por eso que él había exigido que el donante firmara un contrato. Quería un donante dispuesto. Muchos de los suyos no pensaban nada en forzar un humano a donar, pero Yunho creía que él estaba por encima de las barbáricas formas de su raza.

Sin embargo, no parecía que hubieran conseguido un donante dispuesto.

—Levántalo del suelo, Sully.

Yunho hizo lo mejor que pudo para deslizarse hacia arriba en las almohadas cuando Sully cruzó la habitación, levantó a Jae y le ayudó a sentarse en la silla. Jae sólo se inclinó y hundió el rostro entre sus manos.

—Dile que rescindiré el contrato —dijo Yunho en silencio. Tenía que hacer algo para apartar la angustia de la cara de Jae. La mera visión del pálido rostro de Jae hizo retorcerse su estómago, una sensación extraña para que él sintiera, pero la sintió.

Sully se dio la vuelta y lo miró.

—¿Has perdido la cabeza? Necesitas su sangre.

Yunho negó con la cabeza débilmente.

—No de esta forma.

—Morirás, Yunho.

—Encontraremos a alguien más.

—No hay nadie más. Hemos estado buscando durante meses. Jae es el primer humano que hemos encontrado que es compatible contigo. No tenemos tiempo para encontrar otro donante. Sé razonable.

—Dile, Sully.

Los labios de Sully se apretaron en una protesta rebelde. Yunho sólo siguió mirando a Sully hasta que los hombros del hombre se desplomaron y dejó escapar un profundo suspiro, girándose para mirar a Jae.

—Jae.

—¿Huh? —La cabeza de Jae subió.

—Yunho no quiere obligarte a estar aquí.

—Eso no es lo que dije, Sully —gruñó Yunho—. Dile lo que dije.

Para el momento en que había terminado de gritarle a Sully a través del vínculo telepático que compartían, Jae lo estaba mirando a él. Yunho torció su dedo y luego observó a Jae ponerse de pie, caminar lentamente por el piso y, a continuación, sentarse en el borde de la cama.

—¿Esto está bien? —Jae preguntó, acariciando el borde de la cama cerca de su muslo.

Yunho asintió.

—Mira, esta cosa entre mi padre y yo —dijo Jae—, no tiene nada que ver contigo. Si su contrato es legal, lo voy a cumplir.

La esquina de la boca de Yunho se curvó hacia arriba mientras resoplaba.

—Dile que es legal, pero no lo obligaré a cumplirlo. Me niego a tener un donante de sangre contra su voluntad.

Sully rodó los ojos y se acercó para pararse detrás de Jae.

—Has perdido la cabeza. Él es un humano. Sólo ofrécele más dinero. Ofrécele pagar sus estudios.

—De alguna manera, no creo que él esté interesado en el dinero, Sully.

—Él es un humano —espetó Sully.

—Suficiente —gritó Yunho en voz alta. Se dio cuenta de su error casi inmediatamente cuando Jae salió disparado de la cama y se trasladó a varios metros de distancia, temblando de pies a cabeza. Yunho también se dio cuenta de que su pequeño exabrupto había agotado su restante energía.

Yunho se dejó caer sobre las almohadas y cerró sus ojos ante la luz cegadora de la habitación. Su cabeza latía como zarcillos de dolor tejiéndose alrededor de su cráneo. No tenía fuerzas ni para levantar la mano y masajear sus sienes.

—¿Yunho? —susurró Sully.

—Estoy aquí —respondió mentalmente.

—Ha utilizado toda su energía, ¿no? —preguntó Sully.

—¿Necesita sangre? —preguntó Jae.

Los ojos de Yunho se abrieron de golpe al oír hablar a Jae. Parecía preocupado. Sus cejas rubias oscuras se juntaron, arrugando la frente. El colchón se hundió cuando Jae volvió a sentarse. Jae seguía temblando, pero él estaba sentado. La boca de Yunho se abrió en shock cuando Jae le tendió el brazo.

—No sé exactamente cómo se hace esto —dijo Jae—, pero puedes tener lo que necesitas.

Yunho podía sentir el miedo correr a través de Jae. Sabía que el hombre estaba tratando de ser valiente cuando todo lo que realmente quería hacer era escapar. Yunho tuvo que admitir que estaba impresionado. No se había encontrado con muchos humanos que tuvieran el sentido de honor de Jae.

—Pregúntale si está seguro, Sully.

—Yunho quiere saber si estás seguro, Jae.

Los labios de Jae se separaron cuando su cabeza se volvió para mirar a Sully.

—Él no dijo ni una palabra. —La cabeza de Jae volvió bruscamente a su alrededor—. Tú no dijiste ni una palabra. Tus labios nunca se movieron.

Los labios de Yunho se curvaron hacia arriba con diversión cuando Sully se rio entre dientes. Él asintió con la cabeza a Sully.

—Díselo.

—Yunho puede hablar conmigo telepáticamente, Jae.

Cuanto mucho, la boca de Jae pareció caer aún más abierta.

—¿Eres psíquico?

—No es exactamente psíquico —explicó Sully. Con cada palabra que Sully dijo, Yunho podía ver los ojos de Jae ampliándose—. Hemos estado juntos por muchos años. Tenemos un vínculo que nos permite hablar de esta manera.

Yunho estaba intrigado cuando los ojos de Jae de repente se apartaron y su rostro se sonrojó.

—¿Son amantes?

—Difícilmente. —Sully comenzó a reír histéricamente.

Yunho giró los ojos. Él no dormiría con Sully tanto como lo haría con una mujer. El hombre era más parecido a su hermano que nada. Ni siquiera había mirado así a Sully.

—No, no, Jae —Sully dijo rápidamente—. Yunho y yo nunca hemos sido amantes. Me gustan mis amantes con unas pocas piezas más de las que tiene Yunho. Pero hemos sido amigos por un tiempo muy largo. Nuestra estrecha asociación nos permite hablar telepáticamente.

—Oh —susurró Jae. Sus cejas rubias oscuras se juntaron, y se mordió el labio inferior por un momento cuando se encontró con los ojos de Yunho—. ¿Es por eso que no puedo oírte? ¿Debido a que acabamos de conocernos?

Yunho asintió.

—Tú no tienes un vínculo con Yunho—Sully agregó.

Yunho inclinó la cabeza hacia un lado cuando los ojos de Jae se alejaron rápidamente una vez más. Las emociones que fluían fuera de Jae eran de resignación, y, aunque pareciera extraño, tristeza. Yunho no estaba acostumbrado a las emociones humanas. Su especie no sentía las cosas como lo hacían los humanos. No tenía ni idea de qué hacer para que Jae se sintiera mejor.

—Toma mi sangre si la necesitas. —Jae le tendió el brazo de nuevo—. De verdad, está bien.

Yunho podía sentir sus encías picar ante la posibilidad de degustar, una vez más, la dulce y adictiva sangre de Jae. No estaba seguro de lo que debía hacer. La última vez Jae había estado inconsciente. Esta vez, él estaba despierto y plenamente consciente de lo que estaba pasando.

—¿Qué sucede? —preguntó Jae mientras lentamente bajaba su brazo a la cama—. Pensé que la necesitabas desesperadamente.

—La necesita —respondió Sully por Yunho—. Sólo es que él no sabe cómo tomarla de ti.

—¡No lo asustes!

Sully se encogió de hombros, luciendo impenitente.

—Bien podría descubrirlo ahora.

—¿Qué significa eso? —Jae preguntó mientras miraba de Yunho a Sully—. Usan una aguja, ¿no?

Yunho gimió, deseando poder palmear su cara cuando Sully negó con la cabeza. Su viejo amigo no iba a explicar esto correctamente. Simplemente podía sentirlo.

—Está bien, Jae. Este es el trato —dijo Sully—. Voy a poner todo de manera que puedas llegar a la parte en que te asustas lejos del camino, y luego Yunho puede alimentarse.

—¡Alimentar! —gritó Jae mientras se bajaba de la cama—. ¿Qué diablos quieres decir con “alimentarse”?

Yunho gruñó. Sully parecía que estaba teniendo demasiada diversión con esto. Si estuviera en su potencia máxima, patearía el culo del vampiro de un extremo a otro de la mansión.

—¡Basta ya!

Yunho podía decir que Sully estaba tratando de ocultar la sonrisa que amenazaba con surgir. Su amigo siempre había tenido un sentido del humor un tanto retorcido.

—Tú tienes la sangre, él tiene los colmillos —dijo Sully de manera casual.

¡Ya está! Yunho oficialmente iba a encadenar a Sully por sus bolas cuando estuviera en plena forma.

—Te lo advierto —Yunho le espetó bajo amenazadoramente.

—E… eso lo convertiría en un vampiro. —Jae chillaba cuando sus ojos se movían entre ellos—. No hay manera de que él sea un vampiro. ¿La hay? —Jae negó con la cabeza frenéticamente—. No, no hay forma. No puede ser, ¿verdad? No. Eso es sólo una fantasía. ¿No es así?

Yunho vio con el corazón encogido colapsar lentamente a Jae. Deseaba que hubiese algo que pudiera hacer para consolar al humano pero, por desgracia, estaba demasiado débil para incluso ofrecer una palabra de apoyo. Se preguntaba de dónde provenían sus compasivos sentimientos. Como vampiro, tenía emociones, pero estaban apagadas, sin brillo.

—Debo irme. Tengo que pasear a mi perro —murmuró Jae mientras caminaba alrededor en círculos, mordiéndose la uña del pulgar—. Si no paseo a mi gato, va a mojar el suelo.

Las cejas de Yunho se reunieron mientras Jae parecía trastornarse. Esto le preocupó. Sí, necesitaba la sangre de Jae, pero no al precio de la cordura del hombre.

—Llévalo a su cama. Haz que descanse.

—Pero necesitas alimentarte —protestó Sully mientras veía a Jae achicar el círculo, casi como si estuviera persiguiendo su propia cola. Yunho gruñó al ver la expresión asombrada en el rostro de Sully.

—Puedo esperar mientras su mente absorbe lo que acabas de tirarle sin un pensar.

Sully parecía que quería discutir y luego asintió.

—¿Quieres que lo ponga en trance?

Yunho repentinamente sintió que se comenzaba a construir un gruñido en su pecho. Apretó las manos en las sábanas para evitar hacer algo que no debía. Sólo el pensamiento de que alguien intentara encantar a Jae envío la rabia hervir a través de él. Yunho parpadeó sorprendido. Eso era nuevo. En muy raras ocasiones se enojaba por cualquier cosa.

—No, a menos que tengas que hacerlo. Preferiría que Jae no esté bajo más influencia que la necesaria.

—Te has vuelto loco, mi amigo. —Sully se rio entre dientes mientras negaba con la cabeza y se acercó a Jae con cautela, cuidadosamente, y luego puso sus manos sobre los hombros de Jae. —Tiempo para una siesta, Jae.

Jae miró hacia arriba como si acabara de darse cuenta de que no estaba solo en la habitación.

—Está bien. ¿Puedes llevar a mi ave a dar un paseo?

Sully asintió, dirigiendo a Jae de vuelta a la otra habitación.
Bueno, eso fue muy interesante.

Yunho despertó al instante en que se abrió la puerta del dormitorio. Realmente no había estado durmiendo, más bien dormitando a ratos. El lento ardor construyéndose en su estómago había comenzado a doler hace más de una hora. La pequeña cantidad de la sangre que había tomado de Jae antes se había ido. La necesidad de alimentarse estaba creciendo constantemente.

Cuando oyó el sonido de pies en el suelo acolchado, Yunho se giró. Sus cejas se alzaron cuando vio a Jae de pie al lado de la cama, mirándolo fijamente. Cuando Jae no dijo nada, Yunho comenzó a preguntarse si el hombre era sonámbulo.

Jae sólo se quedó mirando.

—¿Jae? —Yunho sabía que Jae no lo oía, pero no podía soportar el silencio por más tiempo. Sus ojos se abrieron como plato cuando Jae levantó las mantas y se metió en la cama junto a él. Yunho no tenía la fuerza para luchar contra Jae.
Y no estaba seguro de querer hacerlo, sobre todo cuando Jae se acunó junto a él y se acurrucó como si no tuviera planes de ir a alguna parte. Jae se movió un momento, y luego se estiró hacia atrás y agarró el brazo de Yunho, tirando de él para envolverse como un escudo. La cabeza de Jae acarició bajo la barbilla de Yunho y envolvió su brazo alrededor del pecho de Yunho.

Y luego suspiró.

El corazón de Yunho comenzó a correr. Él no se acurrucaba. Nunca. Simplemente no era algo que los vampiros hicieran. Si la necesidad de tener relaciones con alguien surgía, encontraban a alguien para aliviar esa necesidad y luego se iban por caminos separados. Ellos no se acurrucaban.

Así que, ¿por qué se sentía tan correcto tener a Jae en sus brazos, acurrucado a su lado de manera segura? Yunho no podía recordar estar tan confundido en su vida, y él había estado vivo más años de lo que quería contar.
Jae lo confundía. En primer lugar, él era un humano. Esa era una cosa muy grande. Después de siglos de observar a su clase siendo sistemáticamente eliminados y perseguidos por los humanos, Yunho no tenía mucha consideración para ellos. Eran buenos para alimentarse, y eso era todo. Aún tenía que encontrar a un humano que considerara un amigo, o incluso que quisiera considerar como un amigo.

El padre de Jae era un ejemplo perfecto de todo lo que él odiaba de la raza humana. El hombre era malvado hasta la médula de los huesos. Desafortunadamente, Yunho no tenía ninguna otra opción que tratar con él. Su padre de Jaejoong era uno de los pocos humanos que sabían acerca de los vampiros, y eso significaba, tanto como Yunho despreciaba al hombre, que tenía que tratar con él. Entre menos personas supieran de la existencia de los vampiros, mejor.

Y, por mucho que rechazara a Su padre de Jaejoong, se sentía atraído por el hijo del hombre. Yunho no sabía cómo explicar lo que sentía, sobre todo porque no recordaba haber sentido nunca estas extrañas emociones antes.

Quería acunar a Jae contra él, mantener al hombre cerca y mantenerlo a salvo de cualquier daño. Al mismo tiempo, quería atacar a cualquiera que siquiera mirara a Jae, y eso incluía a Sully, un hombre al que le confiaba su propia vida.

Yunho estaba demasiado cansado para tratar de entender todo esto justo ahora. El calor del cuerpo de Jae presionando contra él junto a la extraña sensación de calma que sentía lo atraía hacia el sueño.
Yunho volvió su rostro hacia la cabeza de Jae. Inhaló profundamente, disfrutando del fresco aroma a menta que llenó sus sentidos. Había algo más, casi como el olor de la primera lluvia de verano cuando caía a la tierra reseca y saturaba el suelo. Sorprendentemente, la suave fragancia reconfortaba a Yunho. Era el olor de la renovación, algo que Yunho necesitaba desesperadamente y esperaba que Jae pudiera darle.

Yunho cerró los ojos y apretó su brazo alrededor del cuerpo de Jae tanto como era posible teniendo en cuenta su falta de fuerza. Esta extraña sensación de paz que sentía le preocupaba. Tal vez debería hablarlo con Sully... en la mañana.

7 Comentarios:

  1. O_O Que paso con Jae??? Como es que fue a dar a la cama de Yunho??

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  2. wooo esta buena la historia me encanta :)

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  3. sera q jae estaba hechizao?? o staba caso a su kokorito n.n
    esta muy boneta la storyy!! me guta!! =D

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  4. que gran cambio el de Jae, de asustado a meloso xDD

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  5. OMG!! como es q jj llego con yuhno!!?*0*?? muero!!! yunjae yunjae yunjae!! *3* kiero +++

    y k paso con el delfin??D:!!!

    esta todo muy extraño :Z~~ kiero saber +++!!

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  6. Se pone cada vez mas interesanteeee *-* graciassdd… ahora a esperar ..el porque jae se acerco de esa manera lo habran hipnotizado? /?/$*$

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  7. Qué paso??? Jae fue a propio pie en busca de Yunho¡¡¡ Será que el asistente lo convenvió?? Ay que hermoso Yunho que quiere protejerlo. Esto está precioso¡¡¡ no puedo evitar preocuparme por Junsu, si el hombre es tan desalmado, puede que incluso si Junsu era su adoración pudo haberle hecho algo, aaaahhh tengo miedo por Junsu.

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