Cerró la puerta y se aferró al volante; a su lado, Junsu no le dirigía la mirada. Puso en marcha el coche y suspiró, como odiaba ese tipo de situaciones.
-Junsu…
Desvío la mirada del camino para mirarlo unos segundos, seguía con la mirada perdida, el reflejo del rostro de Junsu contra la ventana le indicaba que el menor estaba al borde de las lágrimas.
-¿Q-Qué?
Volvió a fijarse en el camino y se maldijo por ser un maldito estúpido, sabía que lo que diría a continuación podía matar a ambos.
-¿Quieres terminar conmigo?
Junsu se limpió las lágrimas rápidamente y lo miró consternado-¿Terminar contigo? ¿Por qué, eh? ¿Eso es lo que quieres Park Yoochun?
El auto se detuvo tan súbitamente que Junsu apenas pudo atajarse por el tablero; Yoochun se había arrimado en dios sabía dónde, estaban en medio de un lugar más que abandonado, pero a su lado, unos cuantos autos seguían pasando.
-Tú comenzaste todo esto…-le dijo al menor, hizo un ademán de tomar su mano, por lo menos para tranquilizarlo pero Junsu apartó su mano.
-¡Es estúpido! Ni siquiera entiendo… por qué dijiste eso-dijo susurrando-Desde el comienzo TÚ hablaste de terminar…
Junsu volvió a darle la espalda, unos minutos después Junsu lo miró sobre su hombro, cuando Yoochun abrió la boca para hablar Junsu ya no lo miraba más.
-Creo que… Si en serio quieres eso… Entonces no puedo hacer nada.
-¿De que hablás?-la desesperación se acrecentaba más y más con cada palabra que Junsu decía. Su ángel volteó hacia él; sus ojos estaban llorosos y suspiró hondo antes de comenzar a hablar.
-Hablo sobre terminar…
-¿Q-qué?
Incapaz de soportar más Junsu dejó sus lágrimas caer y escondió el rostro entre las manos, lo que menos deseaba era eso, pero todo dependía de Yoochun.
La relación dependía de él.
-No… Junsu…
-Espera… Sé lo que dirás ahora…
El menor cerró los ojos, parecía tan tenso, y ¿cómo no estarlo? Pasaron unos segundos en los que Yoochun dejó de respirar, y entonces Junsu habló.
-Te quiero, Yoochun.
Lo miró de nuevo; sus ojos rebosaban de lágrimas y los tenía rojos, parecía interrogarlo con la mirada.
-¿También me quieres?-preguntó bajito.
No había necesidad de responder la cosa más evidente del mundo. Yoochun se limitó a besarlo en los labios y volvió a la carretera.
X
Después de la “interesante” conferencia Jaejoong se sentía con ganas de salir a pasear y explorar las calles de Tokio. Sí que sí, aparte de guardapolvos llevaría uno que otro regalito a sus dos angelitos.
Los carteles de neón brillaban sobre su cabeza, la gente reía y hablaba animadamente mientras él, con sus bolsas de compras se sentía desdichado. Llegó a la conclusión de algo mientras echaba una mirada a una vitrina, extrañaba a su familia, y ni siquiera habían pasado muchos días.
-Mmm…
Se sentó en un parque que estaba cerca del hotel y acomodó sus bolsos; habían aproximadamente cinco camisetas nuevas para Yunho, tres peluches de león y tigre para el bebé y dos pares de botas que le habían llamado la atención. En serio, cuando estaba triste… gastaba.
Unos cuantos niños jugaban a las escondidas, otros se lanzaban del tobogán, se imaginó a Sung Woong en unos cuantos años…
-Crecen tan rápido…
Sonrió al recordar que seguro Yunho estaba haciendo todo lo posible para cuidar bien del bebé y la casa. Aunque sabía muy bien que su marido era… Increíble.
Se levantó de un salto y prácticamente corrió hacia el hotel. Tenía que llamar a casa.
X
Yunho estaba leyendo en su cama cuando el teléfono sonó, miró el reloj que Jaejoong tenía en su mesa de perfumes y cremas, eran casi las once y media. ¿Quién llamaba a esa hora?
-¿Hola?
-Yunnieah!
-¿Boo?
Dejó a un lado el libro y se echó en su almohada.
-¿Cómo están? ¿Y Sungie? ¡Te extraño!
-Todo está bien, Boo…-dijo riendo-Él está durmiendo en su pieza, no te preocupes. También te extraño…
El otro lado de la línea se quedó mudo y Yunho temió que se haya cortado la comunicación.
-Ah~ Emm… Yunnie…
-¿Que pasa amor?
-Quiero... Quiero... ¿Qué estás usando? ¿Pijamas?
Casi soltó el teléfono al escuchar a su esposo. Se sacó sus anteojos de lectura-Sólo boxers, Boo… ¿Por qué preguntás?
Escuchó la respiración de Jaejoong algo agitada, y luego el sonido de algo desabrochándose.
-Bien… porque… Yo ya no tengo nada…
Se quedó helado, y lo imaginó… Jaejoong en la cama, echado entre las almohadas, con el teléfono en altavoz… y comenzó a excitarse.
-Tócate…
Sus propias manos descendieron por su abdomen y pararon justo frente al elástico de sus boxers.
-¿D-donde?
-Los pezones… no te apresures, Boo…
Volvió a imaginar a Jaejoong y metió su mano en su boxer, acarició suavemente su erección.
-Yunnie… Ah…
-Ahora, quiero que lentamente te acaricies, okay?
Su propia respiración se agitaba cada vez más, su mano comenzó a aumentar de ritmo con cada gemido que provenía de la otra línea.
-Yunn… Ung…
-Boo… más rápido.
Su mano mantenía un ritmo bastante errático y ya le faltaba poco para terminar, Jaejoong seguía repitiendo su nombre incontables veces.
Escuchó un gemido más alto que cualquier otro y eso lo llevó al límite.
-¿Ja…Jae?-dijo jadeando. Miró el desastre en su mano y gruñó.
-¿Hmm?
-Estás loco.
X
Abrió la puerta de su departamento, hacía tiempo que no llevaba a Junsu ahí; la sala era un desastre, miles de papeles amontonados le recordaban todo el trabajo que tenía por hacer, ignoró la mueca de disgusto de Junsu y forzó una sonrisa.
-No estaba seguro de que vendrías…
Yoochun se dirigió a la cocina y abrió la heladera; no tenían muchas opciones ya que hacía días que no iba al supermercado.
-¿Quieres que vayamos a un restaurante?
Junsu negó con la cabeza-No es necesario… No tengo hambre.
Un incómodo silencio fue lo que siguió, Yoochun no sabía que decir, estaba inseguro de todo, pero aún así sentía que las cosas irían bien.
-¿Qué hora es?-preguntó Junsu. Yoochun miró el reloj de la cocina, el Mickey Mouse señalaba las nueve y media.
-9:30, ¿Tienes sueño?
-Podemos recostarnos…
Yoochun asintió y lo tomó de la mano-Mi habitación está muy ordenada-dijo con una sonrisa.
Entraron a la habitación y cerró la puerta a sus espaldas, Junsu se sentó al borde de la cama-Chunnie, quiero cambiarme-dijo jalando del cuello de su camiseta.
-Puedo prestarte alguna remera de dormir, supongo…-abrió su armario y empezó a buscar algún número pequeño-Pero mis pantalones te quedarían demasiado ajustados, pato~
-¿Q-qué?-dijo Junsu sonrojado, odiaba que Yoochun lo tentara de esa forma-Dame cualquier cosa.
Sostuvo una remera del pato Donald sobre su cabeza y sonrió-Ésta. Pero si dependiera de mí…dormirías sin nada.
-Imposible. No quiero que se me peguen las migajas que tienes en tu cama, chancho.
Yoochun abrió la boca y luego la cerró, indignado-Su, ¿Qué te pasa?-dijo algo divertido. Su bebé comenzaba a ponerse de buen humor, menos mal.
Escogió un pijama para sí y comenzó a desabotonar su camisa, volteó para ver a Junsu que ya estaba en proceso de cambiarse los pantalones, se veía tan inocente con esa remera de Donald Duck.
-Borra esa sonrisa de tu cara, Park Yoochun, es en serio…
Intenta cubrir la imagen de Donald en su pecho y falla miserablemente, se desploma en la cama y luego se acomoda en medio de las almohadas.
-¡Hey!-dice divertido, se acerca sigilosamente hacia el menor, acaricia su espalda-¿Mírame?
Junsu voltea, a Yoochun le parece una eternidad y tiene miedo de que Junsu esté molesto con él por lo del pato Donald. Se acerca a él, besa su frente y luego la comisura de sus labios.
-Su…-tocó su rostro con suavidad-Baby, I don’t want to lose you.
Junsu lo mira confundido, o quizás está fingiendo-¿De qué estás hablando?-dice mientras le pasa los brazos por el cuello-Sabes que no entiendo inglés.
-Nada, nada.
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