KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Sun Shower cap 1

Era un día demasiado alegre para llevar a cabo un funeral. El cielo se estaba burlando… ¿De quién? ¿De Junsu por su lamentable muerte? ¿O de los otros cuatro por su debilidad en las rodillas?

Tan alegre como el día era, sombría era la atmósfera. Bien que los funerales definitivamente no eran los eventos más alegres, este llegaba al extremo; carecía de conversación. Cualquier conversación. Ni comentarios apagados, ni rápidos susurros. Completo silencio a excepción del crujido de la gravilla y del viento moviendo el césped. Un silencio ensordecedor.

La razón pudo haber sido que el cementerio estaba casi vacío con tan solo algunos miembros de la familia que parecían demasiado incómodos por estar ahí. No habían visto a Junsu por tanto tiempo que casi sentían como si fuera un completo desconocido. En los últimos años, sus parientes más cercanos lo habían escondido, pretendiendo que él no era problema suyo. Había terminado su corta vida como un completo recluso, aislado del mundo casi por completo.

No juzguen a un hombre por el número de personas que asisten a su funeral, porque eso sería un insulto final después de la muerte. Ciertamente Junsu no merecía esto. Él había sufrido demasiado en vida; déjenlo descansar en paz al menos en la muerte.

Ya que se hospedaban en el mismo hotel, Kim Jaejoong y Shim Changmin llegaron juntos en el mismo taxi. Eso no quiere decir que intercambiaron palabra alguna, únicamente asentimientos de cabeza que funcionaban en lugar de saludos matutinos. De hecho, el silencio en el taxi era tan insoportable que incluso el taxista se movía nerviosamente en su asiento encontrándose con un hilito de sudor viajando por la curva de su espalda. Se sentaron en extremos opuestos y cada uno miraba hacia su ventana, aparentemente fascinados por el escenario pero perdidos en sus pensamientos en realidad.

Cuando llegaron a las puertas del antiguo cementerio, se dieron cuenta de que Jung Yunho ya estaba ahí, aunque aún tenía que entrar. Estaba apoyado en la reja, fumando un cigarrillo con una mirada preocupada en el rostro. Cuando vio a los otros dos salir del taxi, el alivio cruzó por sus facciones. Alivio de que ya no estaba solo. Mientras esperaba que los otros llegaran junto a él, tiró su cigarrillo al suelo y lo aplastó con el talón. Se extinguió sin más.

A pesar de que no se habían visto en cinco años, no intercambiaron los saludos comunes. Todo eso parecía frivolidad innecesaria, notando que era irrelevante cómo habían estado en los últimos cinco años. Ya sabían cómo habían pasado cada uno de ellos esos años, porque los habían pasado de la misma manera.

Hundiéndose. Ahogándose. Insomnes.

- ¿Yoochun? – Jaejoong fue el primero en romper el insoportable silencio que los había acompañado fuera del taxi (el taxista estaba muy aliviado) y al aire libre para incluir a Yunho.

- No ha llegado. – respondió Yunho, deseando no haber tirado ese cigarrillo. Era el último que tenía. Sus manos temblaban terriblemente así que las metió dentro los bolsillos de su pantalón.

Changmin elevó la mirada al cálido y brillante cielo, y se estremeció.

Unos minutos después, un segundo taxi se estacionó y Park Yoochun apareció. El taxista decía algo que los otros no pudieron escuchar porque era amortiguado, pero escucharon a Yoochun contestar fuerte y claro.

- ¡No es nada de tu maldita incumbencia! – Yoochun cerró de golpe la puerta.

El taxi se alejó con el taxista negando con la cabeza.

El problema se volvió evidente cuando Yoochun dio unos cuantos pasos e inmediatamente tropezó.

Como solían hacerlo, Jaejoong y Changmin se miraron y confirmaron sus temores. Yoochun estaba ebrio.

Yoochun logró alcanzarlos en una pieza. Miró a cada uno de los rostros de sus antiguos amigos y les brindó una amarga media sonrisa que era todo menos una sonrisa. – Justo como los viejos tiempos. Aquí estamos, unidos. Pero esperen. – fingió sorpresa. – Nos falta alguien. ¿Dónde está Junsu? ¿Tarde como siempre?

Los demás observaron a Yoochun sin responderle.

- ¿O esta vez estará atrasado por siempre? – Yoochun fue golpeado por el hechizo de tal risa que se tuvo que inclinar, apoyándose en sus rodillas con sus manos, jadeando por aire.

Todos vieron el suelo bajo su cabeza inclinada oscurecerse cuando repentinamente caía algo húmedo, pero sabiamente no dijeron nada.

- Por siempre, - repitió Yoochun. Mientras se erguía y se frotaba los ojos con la manga de su camisa para borrar todo rastro de lágrimas. – Maldito hijo de…

Yunho levantó una mano, el primer signo de afecto hacia otro demostrado en este grupo, y la colocó sobre el hombro de Yoochun. El frágil Yoochun. – ¿Cuánto bebiste, Yoochun?

Con un movimiento Yoochun se quitó de encima esa mano, y el afecto desapareció. – No mucho. No lo suficiente para quedar como un completo idiota. Desafortunadamente. – por un momento levantó la vista al cielo, como resentido por su belleza. – ¿Por qué seguimos aquí afuera? Entremos y veamos cómo está el bastardo.

¿Cómo es que ver a los muchachos después de todos estos años regresaba todos los hábitos del pasado? Jaejoong inconscientemente abría y cerraba su mano derecha, algo que no había hecho en años, mientras miraba a través de la reja a los miembros de la familia esparcidos. – Odiarán el hecho de que estemos aquí.

Si Yoochun tuviera algo para arrojar, lo hubiera hecho. En lugar de eso, escupió sus palabras – Ellos nos invitaron, ¿no es así?

Changmin pasó una mano por su espeso cabello intranquilamente. Viejos hábitos. – Para poner un fin.

Yunho intentó asentir firmemente; los demás notaron el temblor en su quijada. Siempre el líder, Jung Yunho. – Poner un fin.

Jaejoong se dio cuenta de lo que su mano derecha hacía y rápidamente la inmovilizó con la izquierda. – Quiero verlo. Creo que todos queremos.

Los otros tres estaban algo sorprendidos ante la extraña declaración de Jaejoong, lo más valiente que le habían escuchado admitir. Aunque siguieran siendo los mismos, también habían cambiado. La mirada en los ojos de Jaejoong les decía eso.

Sin más que decir, Yunho abrió la reja y entraron. Por un efímero momento, ellos tenían dieciséis años de nuevo, caminando por los campos de cebada en un cálido día de verano. Casi podían escuchar las voces bromistas de ese día, las risas y la felicidad. Pero el quinto lugar al final de la línea estaba vacío, y no podían escuchar la voz cantarina de Junsu. Hoy no. No desde entonces. La memoria se desvaneció en el frío del presente día.

Los que ya estaban dentro los observaron gravemente y con algo de resentimiento mientras los cuatro se acercaban. La tensión aumentó, y alguien bufó cuando se dio cuenta de quienes eran esos cuatro. El padre de Junsu maldijo rotundamente mientras, enojado, comenzaba a acercarse.

- ¿Cómo se atreven…?

Pero fue rápidamente detenido cuando una joven se interpuso en su camino y colocó una mano en el hombro del padre.

- Yo los invité, padre – Kim Eunsu, la hermana menor de Junsu, aclaró. – Ellos tienen el derecho de estar aquí.

El padre de Junsu se erizó con el tumulto de su enojo interno, pero permaneció en silencio. En lugar de expresarse verbalmente, decidió dedicar la más peligrosa de sus miradas a las cuatro personas que pertenecían al pasado de Junsu.

Eunsu, una segura y calmada joven de veinte años, saludó a los cuatro inoportunos invitados con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. – Gracias por venir. Él hubiera querido que ustedes estén aquí. A pesar de todo, es lo que hubiera querido.

Ellos dudaban de sus palabras, pero era demasiado tarde para retirarse ahora. Ahora, todos estaban de pie frente a su ataúd, y estaban atrapados en el hechizo del momento, en la muerte de Junsu.

El pastor comenzó el procedimiento de darle una despedida debida al fallecido.

Los cuatro podían sentir las miradas de la familia. Yoochun se balanceaba peligrosamente sobre sus pies, Yunho se preparó para atraparlo por si se caía, Jaejoong continuaba flexionando su mano derecha aunque sus ojos permanecían inexpresivos, y Changmin no podía dejar de temblar.

¿Por qué había llegado a esto? ¿Por qué tenían que permanecer frente al ataúd de un amigo y sentirse tan miserables y agobiados por la culpa?

El mismo pensamiento pasó por la mente de todos.

¿Por qué habían venido al funeral de Junsu?

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