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Arualthings

Soy tu fan Capítulo 7 Parte 1

Capítulo 7


–Tienes que dejarlo ir de una vez por todas.

–No quiero.

–No uses ese tono cínico conmigo… esto es demasiado, y lo peor es que hasta tú te das cuenta. ¡No puedes basar tu existencia en alguien que ni siquiera sabe que existes!

–Se está exasperando Dr. Long… eso habla muy mal de usted como terapeuta…

–Yo ya no soy tu terapeuta… dejé de serlo el día en que nuestra relación se convirtió en algo más personal…

–Yo nunca le prometí nada… solo vengo aquí obligado y eso no significa que voy a cambiar mi objetivo.

–¿Qué crees que pasaría si todos sus demás admiradores hubieran hecho lo mismo que tú?... el pobre tipo estaría muerto en este momento… ¡tienes que seguir tu vida!... así como lo hicieron los demás…

–¡Usted no entiende un carajo de lo que yo pienso!

–Já, claro que entiendo… no eres más que un simple fanático obsesionado… basaste tu vida en esa persona, le dedicabas todo tu tiempo, toda tu adoración y esperabas que él hiciera lo mismo… es por eso que ahora te sientes engañado.

–Me voy…

–¿Por qué te vas? ¿Acaso no te gusta escuchar la verdad?... ¡Hey, te estoy hablando!...



[Punto de vista del narrador]

Aquel beso desbordado de sentimientos encontrados finalizó con el salto repentino de Jaejoong al escuchar el sonar del teléfono de la oficina. Ambos miraron en dirección a aquel ruidoso artefacto y después, al mismo tiempo, se vieron con los ojos muy abiertos, como si ese ruido los hubiera extraído de un profundo trance y solo hasta este momento fueran conscientes de lo que había pasado.

Como asistente de Yunho era responsabilidad de Jaejoong atender al teléfono, y así lo hizo, aunque en esta ocasión fue más por huir que por el deber. Yunho lo vio alejarse, mientras llevaba su mano a sus labios, deslizando sus dedos por los mismos tratando de recuperar alguna esencia de los labios ajenos que se atrevió a profanar.

–Diga… Ah, si… si, ya voy para allá… –la voz de Jaejoong jamás había sonado tan escuálida, se esforzaba en formular bien las palabras a la vez que se concentraba en no hacer visible el temblor que recorría su cuerpo de la cabeza a los pies, siempre sosteniendo el teléfono con ambas manos.

En la cabeza de Yunho se formaban preguntas y se respondían solas, todo a una velocidad increíble. “¿Ahora qué debo hacer?”, ésa era una de las cuestiones principales, y era la única a la que no encontraba ni la más mínima lucidez. Entonces, cuando Jaejoong colgó el teléfono y se camino con la cabeza agachada otra vez dispuesto a abandonar la oficina, Yunho de nuevo lo detuvo, siendo más rápido que él e interponiéndose entre la puerta y Jejoong con los brazos extendidos… actuó sin pensar, algo nada común en él.

–Ni creas que vas a estar torturándome una semana más… –dijo Yunho como respuesta a la mirada de sorpresa de su joven asistente.

–Yunho… –agregar formalidades ahora no sería algo lógico, aunque de por sí nada ahí lo era. Jaejoong sabía que debía quedarse, ése era el inicio tan planeado en sus miles de tácticas casi militares para lograr el objetivo que tanto anhelaba… pero lo que no sabía era por qué lo único que deseaba en ese instante era salir corriendo y escapar de tal situación. “¿Por qué?”

–Jaejoong… ¿Qué me has hecho?... ¿Por qué a mí?... –le tomó por los hombros, de manera algo brusca, por lo que Jaejoong tuvo la primera impresión de que tal vez lo golpearía, pero contrariamente Yunho deslizó sus manos hacia abajo por sobre sus brazos, muy suavemente, a la vez sollozaba casi en secreto… y lo abrazó.

¿Quién era este Jung Yunho? ¿Dónde quedó la persona que por ningún motivo muestra sus sentimientos?... Esa persona a la que tanta responsabilidad forzada le había enfriado el corazón… ¿Por qué ahora lloraba como un bebé mientras Jaejoong yacía tieso entre sus brazos?

“Esto… esto es por lo que he esperado casi toda mi vida… tengo que recordarlo, ¡tengo que mantenerme fuerte!... No puedo dejarme vencer por sus lamentos… yo también lloré mucho en el pasado, cuando él me traicionó… cuando él me dejó…”



–Tengo que irme… Donghae-shi está esperándome abajo… –susurró Jaejoong, con la repentina determinación que había resucitado en su interior al recordar la escena donde destruía su cuarto hace seis años.

Yunho lo miró sorprendido, preguntándose como es que podía pensar en Donghae en estos momentos, ¡se habían besado!... ellos, dos hombres… como podía Kim Jaejoong ser tan sádico y hacerlo sufrir de esta manera. Yunho hubiera vendido su alma con tal de saber que era lo que había en la mente de su asistente, ese que lo miraba con sus grandes ojos, fijamente…

–Está bien… –dijo Yunho soltándolo, y dándole la espalda para poder retirar con un poco más de privacidad las marcas del llanto en su rostro– baja y dile que no puedes ir, que tienes que quedarte a tratar unos asuntos importantes conmigo.

Era un terreno completamente nuevo para Jaejoong, sabía que Yunho estaba tan sensible como él mismo, así que no se molestó en replicar ante dicha orden. Además, no estaba de ánimos para fingirle atención a Donghae mientras aguantaba sus insinuaciones románticas.

Jaejoong asintió con la cabeza, saliendo de la oficina sin sus pertenencias, como una especie de garantía de que no huiría. En cuanto Yunho se vio solo en el lugar, arrojó un par de cosas que estaban en su escritorio, nada importante ni que pudiese lamentar mañana, solo quería descargar la impotencia de sentirse tan confundido… tan débil ante un muchacho consentido y caprichoso… porque Jung Yunho lo sabía… esa corazonada que tuvo desde el primer instante en que lo vio le advirtió que era peligroso, pero lo que más le atormentaba era el hecho de que aún siendo consiente de ello, estaba dispuesto a hacer algo que jamás hubiese hecho por nadie… por ningún otro hombre… nunca.

Salió de la oficina, cargando con las pertenencias de Jaejoong y las propias. Se lo encontró en el camino y le informó que lo llevaría a casa.“¿Está hablando de mi casa o de la suya?”, se preguntó Jaejoong mentalmente. “No puedo quitarme ese hormigueo de los labios, el sentimiento fue mucho mejor de lo que jamás me hubiera imaginado… me siento tan satisfecho de estarlo logrando, de saberlo en mis redes… aunque nunca dudé que pasaría, ahora todo es tan real que asusta… ¿Cómo se siente llorar de impotencia, Yunho? Dime, ¿cómo se siente querer a quien no debes?”

Fueron hasta el estacionamiento en silencio. Yunho caminaba muy aprisa, por lo que había momentos en los que Jaejoong se retrasaba un poco, llegaron hasta el lujoso coche azabache que estaba en el lugar más exclusivo. El mayor le abrió la puerta a su acompañante, quien iba tan absorto en sus pensamientos que no pudo percatarse de los lascivos ojos de Yunho que lo recorrieron de arriba abajo antes de que subiera al vehículo.

“Esto no me puede estar pasando… recién me doy cuenta de mi atracción por este chico y ya estoy pensando ese tipo de cosas…” Y lo que más coraje le causaba era la actitud tan neutra de su acompañante, que le hacía pensar que él era el único que le estaba dando demasiada importancia al asunto. Y eso lo hacía sentir estúpido.

–Vas muy rápido… –exclamó a la vez que tocaba su brazo para llamar su atención, pero con lo susceptible que estaba el mayor, ese ligero toque hizo que saltara en su asiento.

–Perdón… –ni él mismo se había dado cuenta de la tremenda velocidad a la iba conduciendo. Pero con tantas cosas en su cabeza era comprensible.

No tardaron mucho en llegar. “Ah, con que se refería a mi casa…pff que decepción, yo que ya estaba pensando en la forma de parecer más ‘puro’… Pero bueno, no se puede obtener todo en un día.”

Ninguno decía nada. Yunho mantenía la vista al frente, como si aún estuviera conduciendo, mientras que Jaejoong miraba las carpetas en sus manos, no teniendo otro lugar que le ayudara a evitar el momento incómodo. Esperaba que Yunho le dijera algo, pero como pasaba el tiempo y éste solo permanecía paralizado Jaejoong pensó que lo mejor sería subir a su apartamento y dejar que pensara un poco las cosas.

–No he dicho que te vayas… –dijo Yunho, deteniendo la huída de Jaejoong por tercera vez en ese día.

–¿Qué pasa, Yunho-shi? –lo disfrutaba, sería cínico decir lo contrario. ¿Cómo no hacerlo cuando eso era lo que había esperado toda su vida? Era ahí cuando los esfuerzos en la dieta y cuidado personal valían la pena… cando ya no se sentía tan estúpido al recordar sus fantasiosos sueños con él en la escuela media… y las humillaciones que le trajeron.

–Jaejoong, por favor… deja de fingir que no ha pasado nada… –le suplicó. Era lo único que le quedaba, pedir clemencia ante su nuevo dueño… – dime, ¿qué… qué sentiste con… ‘lo que sucedió’?

El cuestionamiento sonó tan incómodo y a la vez tan incomprensible, en parte por el tono bajo en la voz de Yunho, y a eso se agregaba que su dicción era opacada por el tartamudeo. Jaejoong sonrió internamente, complacido al extremo, mordiéndose seductoramente el labio inferior antes de contestarle con una pregunta.

–¿Qué sentiste tú?... –Allí estaba una vez más esa apariencia traviesa, que sumada a su angelical rostro resultaba la cosa más deseable y misteriosa que jamás hubiera pensado conocer.

Tenía las palabras en su mente, ese insignificante discurso que había preparado mientras Jaejoong disimulaba viendo sus carpetas… luchaba ya por salir de sus labios, pero era difícil concentrarse teniendo en frente a una persona que causaba tantas anomalías en su ser… entonces, como si fuera cosa del destino que los aparatos de comunicación se opusieran a que aclararan las cosas, el teléfono móvil de Yunho comenzó a sonar… lo sacó de su bolsillo con la intención de pagarlo pero distinguir el nombre de su novia en la pantalla, junto con esa imagen de los dos en su primera cita, hizo que el hechizo de Jaejoong se desvaneciera, remplazado por un terrible miedo y sentimiento de culpa.

–Yunho… –lo llamó Jaejoong una vez más, y es que eso parecía tan repetitivo… los silencios, los momentos de abstracción del mayor, las dudas…

–Yo… creo que lo mejor será que olvidemos el incidente de hoy… –Esas palabras juntas, formando ESA oración, era algo que definitivamente Jaejoong no tenía planeado – fue una semana difícil y el cansancio a veces te hace hacer cosas que…

–Está bien… –lo interrumpió Jaejoong. Quería que Yunho terminara de hablar pronto para poder ir a su departamento y tirar cosas o desquitarse con alguien – yo entiendo, hyung.

–Me alegra… en verdad me tranquiliza mucho saberlo. –le respondió mostrándole una sonrisa visiblemente falsa.

–Si… amm, bueno nos vemos el lunes, ¡gracias por traerme! –“¿Cómo fue que pasó?... ¿Cómo pudiste jugar conmigo de nuevo?” pensaba el menor mientras descendía del auto.

–De nada… –dijo manteniendo la anterior sonrisa. “Perdóname, Jae… pero no puedo hacerle esto a la persona que ha estado apoyándome durante tanto tiempo… por más intenso que sea lo que siento por ti… no puedo.”

Yunho se marchó… viendo por el espejo retrovisor repetidas veces la figura de Jaejoong de pie junto al gran edificio hasta que la distancia causó su desaparición… “Lo lamento…”


***


La siguiente semana empezó antes de que pudieran estar cien por ciento conscientes de los acontecimientos del anterior fin de semana. Los cuatro jóvenes que compartían el acogedor apartamento en la capital de Corea del Sur pasaban sus días desde perspectivas muy diferentes después de ‘ese’ fin de semana tan extraño en tantos aspectos…

Junsu y Yoochun se habían hecho aún más unidos después de la confesión del último. Junsu no podía describir el sentimiento que le transmitía su nuevo compañero de habitación… era como estar en un confortante refugio después de haber sido atrapado por una terrible tormenta tormenta. Para Yoochun, el que Junsu hubiera tomado de tan buena manera sus sentimientos, a pesar de que aún no le daba una respuesta concreta, le hacía sentir una felicidad inquietante.

Sin embargo, los habitantes de la habitación continua no podían contribuir en lo más mínimo a esa armoniosa atmósfera… Changmin maldecía día y noche en voz baja, pensando en el intruso que había arruinado su vida al meterse con lo que era suyo… mientras que Jaejoong estaba que no lo calentaba ni el sol, ya que no había podido contactar al Dr. Long para desahogar su histeria, ni Yoochun le permitía acercarse Junsu…

La situación llegó a tal grado de desesperación para los dos perturbados jóvenes que, a pesar de las diferencias que habían tenido anteriormente, terminaron recurriendo el uno al otro para poder alivianar sus cargas emocionales, pero no de la manera en que lo hubieran intentado antes, sino de un modo menos… físico.

Todo se dio la noche del martes en que Jaejoong regresaba del trabajo. Había pensado ya no ir… ya no le veía caso… sus esperanzas y convicciones estaban por los suelos… el repentino cambio de Yunho era digno de un análisis médico… “¿Cómo puede verme todos los días y fingir que nada ha pasado?... ¿En verdad habré sido tan tonto como para hacerme ilusiones por nada?… lo peor es que incluso llegué a pensar en perdonarlo… ¡Soy un idiota!”

–¡Hey!, ése es mi escritorio sagrado. No está hecho para que llegues y arrojes tus cosas allí. –le reclamó Changmin, quien estaba recostado en su cama repasando unas notas de administración, cuando el mayor llegó aventando su maletín.

–Yo hago lo que quiera… –le dijo descaradamente mientras se quitaba la corbata y el saco que solo incrementaban su presión sanguínea aún más.

–Pfff… pues no pareces una persona muy ‘libre’… ¿qué es lo que te tiene con ese humorcito? –le preguntó en tono burlesco, levantando sus grandes gafas un poco.

Jaejoong se sentó al borde de su cama exhalando profundamente todo el estrés que llevaba dentro, entonces volteó en dirección a Changmin quien lo miraba estático.

–Ya que eres lo único que tengo disponible te contaré –contestó resignado –, pero sólo si tú también me cuentas que es lo que hace que andes maldiciendo a todo lo que se te pone enfrente.

–Bien… Ya que ‘tu juguete’ me robó a mi amigo, yo tampoco tengo nada que perder. –dijo Changmin sonriente, mientras dejaba a un lado su gran libro y se acercaba hasta el pelioscuro.

La plática no tardó mucho, ya que ninguno estaba muy seguro de confiar en el otro y cada quien había preferido omitir cierta parte de sus historias personales. Jaejoong, por ejemplo, decidió contar la historia como si no hubiera un plan maestro detrás de todo esto, y solo fuera una simple persona tratando de seducir a su apuesto jefe. Changmin por su parte omitió la escena donde Minho lo había dejado ‘entusiasmado’ y la vez que lo siguió hasta su casa.

–¿En serio creíste que iría corriendo a tus brazos así como así? –dijo Changmin entre risas. Jaejoong lo miró con el seño fruncido y haciendo un puchero con los labios. “Eso me gano por recurrir a alguien con cerebro.”

–¡Ya fue mucho! –le gritó aventándole la corbata gris que antes se hubiera quitado directo a la cara. Más Changmin no dejaba de reírse a rienda suelta, acompañando sus carcajadas con esporádicos aplausos.

–Entiendo tu enojo y todo eso de la desilusión, no te culpo pero… –el castaño trataba de tomar aire mientras articulaba sus palabras– ¿en serio creíste que te diría algo como: “oh si, Jaejoong, por ti me haré gay de la noche a la mañana y dejaré todo a un lado, incluyendo a la hermosa novia con la que he salido desde hace años”? –era un buen punto, pero claro que eso siempre había sido obvio para todos menos para el propio Jaejoong, quien a pesar de dárselas de sabio y cantonearse por su gran coeficiente intelectual, es poseedor de un extraño tipo de inocencia mezclado con despiste.

–Tú tampoco estás en una situación muy honrosa… –se escucharon pasos en el pasillo que se dirigían a la cocina, ambos observaron las siluetas de sus dos compañeros atravesar la puerta transparente.

–Pero yo, a diferencia de ti, tengo un plan ‘b’… –los pasos tenían un significado, era hora de la cena… así que eso fue lo último que Changmin le dijo a Jaejoong, mientras le guiñaba un ojo confiadamente, antes de irse a seguir a los demás.


***


Hacía mucho tiempo que Yunho no aceptaba una invitación de Sunye para cenar en su casa… no desde que la última vez estuvieron a punto de ceder ante el calor de los apasionados besos de pareja. Ciertamente esa había sido la intención de la joven enfermera, pero los principios de Jung Yunho eran inquebrantables, o al menos eso era lo que ella e inclusive él mismo pensaban.

–No has ido a ver a tu padre. –había estado callado la mayoría de tiempo. La experiencia que la relación de tantos años le había brindado le decía a Sunye que algo andaba mal con su novio. “Quizá las cosas en el trabajo sigan mal…” pensó, a la vez que fraguaba una manera de animarlo.

–No… estuve ocupado, pero creo que mañana pasaré un rato previo a ir al trabajo. –dijo sonriendo medianamente, antes de tragar otro bocado de la pasta casera servida frente a él. Comida que había sido preparado por Sunye.

–Estoy segura que se alegrará… a veces, en esos días en que su memoria está mejor, suele preguntarme por ese ‘amable muchacho’ que lo visita. –Yunho la veía sin expresiones, pensando en qué fue lo que lo unió a ella… tal vez si lo recordaba, podría llegar a quererla como antes, “¿O es que nunca la amé?” ‘El amar es algo muy distinto del querer’, era algo que su madre constante le repetía en sus tiempos de adolescencia para que no cometiera alguna tontería cuando debutara como cantante. Esa frase lo había perseguido asechadoramente desde hace aproximadamente dos años, cuando meditaba acerca de sus sentimientos por su novia… no quería confundir las cosas por todo lo bueno que había hecho por él y su padre… ella no se merecía tal cosa.

–Apuesto a que te ha de preguntar más por su empresa que por mí. – dijo bromeando un poco, queriendo ayudar a Sunye en sus esfuerzos por animarlo.

–¡Claro que no, oppa~! Él te quiere mucho… más que a su empresa. Además, no tiene por qué preocuparse, tú mismo me dijiste que ese chico estaba resultando de mucha ayuda. –“Siempre es tan optimista. Tan linda y delicada, entonces… ¿por qué no puedo sentir lo mismo que cuando lo veo a él?”

–Preferiría no hablar de la empresa ahora… –en realidad de lo que no quería hablar era de Kim Jaejoong, no quería hablar de sus miles de habilidades, de lo lindo que era, de la perfecta manera en que su piel contrastaba con sus labios, ni de cómo Sunye lo encontraba tan adorable también…

Y así lo hicieron, no hablaron ni de la empresa, ni de Kim Jaejoong, ni de nada importante… el rato que estuvieron juntos Yunho estuvo distraído, comparando inconscientemente a Sunye con ‘él’… mientras que ella sacaba temas esperando a que él contribuyera un poco, pero solo hacía comentarios cortos.

Al final se despidieron con el ya típico beso frío. Y es que la distancia entre ellos no se había formado con la llegada del pelioscuro… había estado presente desde hacía más tiempo, desde que la gratitud ya no parecía ser suficiente para estar con alguien, desde que Sunye había empezado a presionarlo con el tema de la boda… desde que se planteó la idea de una vida con ella y no le causó el más mínimo sentimiento de emoción…

“Sus labios… ¿Por qué sus labios no tienen la suavidad de los de él?... ¿por qué no siento esas extrañas fuerzas recorrer mi cuerpo?... ¿por qué todo se siente tan vacío?... Y ¿por qué es sólo ahora que me doy cuenta?”

–Adiós. –le dijo caminando los pocos pasos que lo separaban de su auto.

De pronto ella tuvo la impresión de que ese había sido un hasta nunca, de pronto quiso detenerlo y suplicarle que se quedara, que ya no le importaba el matrimonio si eso era lo que había causado que todo cambiara… Pero no desistiría del matrimonio, no después de todos esos años… “No puedo, Yunho… perdóname, pero te amo demasiado para dejarte ir.”

***

El miércoles Jaejoong se levantó de su cama sintiéndose otra persona.

Muy en contra de la filosofía que había adoptado en los últimos años, pasó la noche pensando seriamente en la vaga posibilidad de que, quizá, durante todo este tiempo… hubiera estado equivocado. Era la primera vez que admitiría un error, pero hasta eso era una característica de su inteligencia (o al menos eso se decía para consolarse). Y muy a su pesar, la resolución de sus constantes soliloquios lo llevó a una respuesta afirmativa…

Lloró de coraje, mordiendo la almohada para no hacer ruido, haciendo un berrinche por su estúpido comportamiento… pero no se arrepentía del todo… porque de no haber prendido el televisor aquél día, de no haber destruido su habitación, de no haberse marchado de casa y cambiado de tal modo, de no haber hecho una sola cosa… no habría sabido nunca lo que se siente besar a la persona que amas.

Sin embargo, nada más se podía hacer… por eso ya tenía fraguado un plan para renunciar ese mismo día y regresarse a América como le había prometido a Junsu… tal vez le daría la oportunidad que tanto había querido y recompensaría los malos momentos que le hizo pasar.

Pero parecía que su mala suerte ya se había convertido en una maldición o algo peor que eso, y no acababa ni con el transcurrir de los días, ya que una vez más los planes que le habían costado bolsas debajo de sus ojos por no dormir… una vez más, no podrían llevarse a cabo...

Justo cuando caminaba en automático en dirección al cuarto de Junsu para darle las buenas nuevas lo vio salir de ella de la mano de Yoochun y sonriéndose tontamente a la vez que su enemigo de la infancia le daba un beso peligrosamente cerca de los labios. Este hecho lo dejó paralizado y con la boca abierta.

-Oh, buenos días Jae. –"¿Buenos días?" ¿Eso era lo que le decía Junsu después de lo que acababa de presenciar? ¿Donde se supone que quedó el amor que tanto le pregonaba?
Pero claro, aquí de nuevo intervenía la peculiar inocencia del pelioscuro, o más bien su despiste, ya que por precisamente por eso no se dio cuenta en los pasados días de la cada vez mas cercana relación entre su único amigo y su segundo peor enemigo.

-Buenos días, Junsu. -le dijo secamente a la vez que fulminaba con la mirada al chico de cabello ondulado que ahora había puesto su brazo alrededor de la cintura Junsu posesivamente y lo miraba con el mismo semblante de desconfianza de los días pasados.- tengo que hablar contigo.

-Yo... –Junsu volteó a ver a Yoochun suplicantemente, como pidiéndole permiso.

-Por favor... es importante, además, no he tomado una sola gota de alcohol desde aquél... incidente. -no tenía que darle explicaciones pero, en verdad estaba desesperado por hablar con Junsu, antes de cometer alguna otra tontería.

Lo que Jaejoong dijera era nada ante los oídos de Yoochun, pero jamás podría negarle nada a Kim Junsu, así que no lo quedó más que aceptar ante los pequeños ojos brillantes de su amada adicción.

-Te espero en la cocina... -le dijo cariñosamente, dándole otro beso en la mejilla con el que Junsu sintió de nuevo hormigueo en el estómago, pero a la vez cierta vergüenza al sonrojarse así frente a Jaejoong.

Cuando Yoochun se marchó, Jaejoong arrastró a Junsu bruscamente de regreso a la habitación de la que acababa de salir. Su respiración se agitó, de pronto parecía estar sufriendo una metamorfosis física como lo hacen tantos personajes en las historias fantásticas, pero Junsu sabía que esto no iba a ser nada parecido a un cuento de hadas.

-Veo que estás cumpliendo muy bien con lo que te pedí. -le dijo sin mirarlo, dándole la espalda tratando de calmarse. Junsu, quien había ido a parar hasta la cama de Yoochun por el empujón, lo miraba asustado por su repentino cambio. Pero de pronto, el aroma de la cama en la que se encontraba... ese aroma tan familiar y tranquilizante, le brindó el valor que nunca había tenido...

-No... yo… no pienso hacer eso... -Jaejoong se volteó en su dirección repentinamente, Junsu saltó sorprendido por el súbito acto y apretó con cada mano la tela que desprendía aquél aroma.

-No piensas hacer ¿qué?... -le preguntó Jaejoong en voz baja, como si le costara mucho trabajo decir las palabras, escéptico ante ellas.

-Yo… yo no... no voy a ayudarte a hacerle daño a Yoochun. -tartamudeó al principio, pero la última frase fue dicha con tanto ahínco y seguridad que hasta Jaejoong se sorprendió de escucharlo hablar así.

-¿A, sí?... No piensas ayudarme... lo prefieres a él a pesar de que sabes todo el dolor que me causó en el pasado... ¿a eso le llamas amor? ¡¿O es que ahora lo amas a él?! -conforme iba hablando su tono era más fuerte y la piel de su cara adquiría un color rojizo uniforme.

-No... yo te amo a ti pero, Yoochun es mi amigo... él ha cambiado... -Junsu se acercó a él, abrazándolo fuertemente, aunque sabía que en cualquier momento lo aventaría como antes, o tal vez lo golpearía... pero no le importaba, se sentía culpable, porque en cierto modo tenía razón, lo estaba traicionando a él… el amor de su vida.

-¿Tu amigo?... ¡pues quédate con tu 'amigo'! -justo como Junsu lo había predicho, Jaejoong sacó esa fuerza sobrehumana que tiene y lo arrojó hasta el piso, dejándolo semiinconsciente por el golpe en su cabeza, y con un rastro de sangre que se dibujó desde sus cabellos trazando un camino que recorría su frente.

-No, Jae... no entiendes... -a pesar de su deplorable estado intentó ponerse de pie con lágrimas en los ojos.

-Claro que entiendo... es más me alegro que por fin hayas encontrado a alguien que te aguante... ¿sabes? que bueno que no me hiciste caso porque Yunho... mi ADORADO Yunho me ha besado... -le contó satisfecho, viendo como apoyaba inútilmente sus manos en el piso intentando ponerse de pie.

-¿Qué?... -las lágrimas del más bajo resbalaron aún más de prisa y su corazón dolió tanto que el aire en sus pulmones se desvaneció repentinamente.

-Como escuchaste, él me AMA... logré lo que quería y tal vez lo perdone y acepte salir con él... después de todo, no tengo ningún compromiso. –el pobre de Junsu por fin se había logrado parar, luchando contra los mareos dio unos pasos hasta su amigo.

-No... Jaejoong... tú me dijiste que...

-Yo digo muchas cosas... ya es momento de que aprendas que la mayoría de ellas son mentira.

Si Junsu no hubiera estado tan herido... si el golpe en su cabeza no le causara una ligera ceguera... si hubiera puesto más atención se habría dado cuenta de que Jaejoong también lloraba... y que sus lágrimas iban cargadas de un dolor muy parecido al suyo... porque pocos segundos le bastaron para darse cuenta de lo que debía de hacer... porque ya no quería equivocarse y lamentarlo después como tantas veces le había pasado.

"Perdóname Junsu... me di cuenta que ya has encontrado a alguien que te haga feliz... pero primero, tienes que olvidarte de mí."

Jaejoong salió de la habitación lo más rápido que pudo, detrás de él iba Junsu apoyándose en las paredes, dejando un pequeño rastro en el piso con la sangre que resbalaba de su cabeza.

-No... por favor no... Jaejoong... yo te amo... te lo juro... Jaejoong... Jaejoong... ¡Jaejoong! -los jadeos por el gran esfuerzo que hacía y su llanto entrecortaban sus frases. Pero sus lamentos eran en vano ya que ni siquiera había llegado a la mitad del pasillo cuando se escuchó la puerta principal cerrarse con un magnánimo estruendo.

-Junsu, ¿qué fue lo que... ¡JUNSU! -cuando Yoochun vio a Jaejoong atravesar la estancia con tanta prisa supo que algo había pasado, pensó que tal vez habían peleado, o que Junsu finalmente lo había mandado al diablo, se sintió feliz pensando en esa posibilidad, pero cuando vio a Junsu tirado en el pasillo que daba a las recámaras con la mitad de su rostro cubierto de sangre el terror más grande de toda su vida lo abordó. -Junsu ¿qué pasó?... ¡Junsu háblame!

Tal como Junsu lo hubiera zarandeado el primer día que se conocieron, ahora lo hacía Yoochun... era estúpido pero la desesperación hacía que pensara de forma incoherente... el castaño estaba conciente... pero su mirada se dirigía hacia un punto fijo en la pared sin decir nada mientras sus lágrimas no paraban.

-Él se fue... a pesar de que le rogué... lo he perdido... lo he perdido para siempre... -de pronto empezó a sollozar otra vez, abrazándose al cuerpo de Yoochun, quien se daba una idea de lo que había sucedido... lo sospechó desde siempre, pero le gustaba olvidarlo de vez en cuando... la mirada que Junsu ponía cuando Jaejoong estaba cerca o hablaban de él... ¿cómo no reconocer esa mirada si era la misma que él ponía cuando pensaba en Junsu?

-Ya... tranquilo... -le dijo dulcemente mientras frotaba su espalda. Hubiera dicho algo más pero, la preocupación por la herida en su cabeza lo bloqueaba.

-Yo... yo lo amo Yoochun, pero él.... él nunca...

-Shh -Yoochun acalló sus labios con su dedo, de la misma forma que el primer día-, sé como te sientes pero... hay que curar esa herida o a Changmin le dará un ataque, no soporta ver sangre.

***

Con ese tonto pretexto lo llevó al hospital, porque sabía que Junsu se preocupaba más por el bien de los demás que por él mismo. De inmediato lo pasaron con un doctor quien suturó la herida sin antes preguntar la causa, a lo que Junsu respondió echándole la culpa a una caída después de la ducha. Ya Yoochun había notado antes lo experto que Junsu parecía en inventar mentiras para cubrir los actos de Jaejoong.

No habían tocado el tema en... ni de camino al hospital, ni en el momento en que Junsu estuvo reposando en la camilla pero, cuando el Dr. les dijo que podían marcharse, alrededor de las doce del mediodía, justo cuando estaban de pie frente al hospital esperando por un taxi algo pareció reencender las lágrimas del más bajo.

-Junsu... ¿qué pasa ahora? -le preguntó bajito Yoochun, pasando su brazo alrededor de sus hombros, con la mirada preocupada de una madre al ver llorar a su hijo.

-Es él... -susurró Junsu sin retirar su vista de un lujoso coche negro que daba vuelta justo a lado de ellos para entrar al estacionamiento del hospital.

Al principio no lo entendió, miró en tal dirección esperando encontrarse con Jaejoong pero, lo único que encontró fue una imagen borrosa por la luz reflejada en el vidrio del coche, pero una vez que estuvo más cerca pudo ver perfectamente a la persona dentro del vehículo.

-Oh por dios... –"Maldita sea Kim Jaejoong, ahora lo entiendo todo... como pudiste arrastrar a Junsu contigo en esto." Claro que todo el pueblo supo de las 'breves semanas de locura" que experimento el nerd del pueblo al enterarse del retiro de su ídolo de los escenarios. Eso también causo la risa de todos los estudiantes de la escuela, incluido Yoochun, pero después de 'su recuperación' y de su viaje al extranjero ya nadie recordaba el tema... es más, ya ni siquiera recordaban a Jung Yunho... pero para Yoochun era distinto, había cargado todo este tiempo con eso en su conciencia... ¿¡cómo olvidarlo!? -será mejor que vayamos a casa.

***

Después de dejar su coche en el estacionamiento del hospital, Yunho subía en el ascensor hasta el piso de aquel edificio donde se encontraba su padre. Pensaba aún en ese par de chicos que lo observaron justo cuando entraba al lugar, uno de ellos con la mirada llena de resentimiento. Hace tiempo que no le pasaba algo así, no desde que todo el mundo se olvidó de él, desde que sus antiguos fanáticos por fin aceptaron de manera no tan pacífica su retiro....

Pero en fin, ese no era momento para pensar en problemas del pasado y Yunho lo sabía.

Para ser sinceros, esta repentina visita solo era un pretexto para llegar tarde al trabajo. Estaba harto de tener que contenerse todos los días, de guardar todo ese mar de nuevos sentimientos que lo ahogaban, solo esperaba que no resultara contradictorio y estas horas de separación no lo hicieran desearlo aun más.

"¿Desearlo?..." Se cuestionó mentalmente. ¿Cómo podía desear a un hombre?, pero es que Kim Jaejoong no debería de ser considerado como tal, porque una criatura como él no es humana, no puede serlo... con esas características a lo que más se asemeja es a un ángel...

-Buenos días, Sr. Jung. -una de las compañeras de trabajo de su novia se encontraba esperando el elevador en el piso en que Yunho debía de descender, y cuando se abrieron las puertas lo saludó con esa sonrisa que muestran siempre las enfermeras para hacer menos tétrica la visita a ese lugar de enfermos.

-Buenos días, Srita. Lee. -le dijo tratando de no parecer tan deprimido.

-Ni descienda del ascensor, no tiene caso... en este momento su padre se encuentra conviviendo con los demás pacientes en la estancia del siguiente piso.

Era la primera vez que vería a su padre interactuando con los demás pacientes del hospital desde que lo habían internado, eso lo ponía algo nervioso, aunque desconocía la causa específica. Fue guiado hasta ese lugar por la compañera de trabajo de su novia, era una chica sin alguna característica especial, pero era tan amable como ninguna otra persona.

-Puede sentarse donde guste, solo trate de no perturbarlos si ellos no lo llaman... en caso de algún problema mis compañeros y yo estaremos cerca. -con tantas indicaciones pareciese como si estuviese visitando una prisión en ves de un hospital. Esa idea le dio escalofríos.

-Entiendo. Muchas gracias por traerme hasta aquí. – contestó cortésmente.

La chica se marchó manteniendo la misma sonrisa amable del principio. Yunho sintió un poco de envidia, "será que en verdad es tan feliz... o tal vez solo finja por su trabajo."

En el fondo deseaba que fuera la segunda, producto del coraje y envidia que le causaba el no poder estar tan tranquilo como ella.

Se sentó en un silloncito blanco ubicado en una esquina, tratando de ser lo más invisible posible. Miró a su padre a unos seis metros de distancia, hablando con otro señor de mirada perdida. De pronto pareció percatarse de su presencia y dejó a su amigo solo, acercándose casual y lentamente hasta donde Yunho se encontraba.

-Hola, ¿cómo está usted? -habiendo alrededor de veinte personas más en la estancia, Yunho se sintió privilegiado de ser precisamente a él a quien buscase por compañía.

-Bien. -contestó viendo como el señor regordete que su padre había dejado atrás los observaba con desconfianza.

-Pues no lo aparenta... -hablaba como un niño curioso que se encuentra con un desconocido en el parque. Yunho suspiró al saber que su mal estado era notado incluso por su padre enfermo.- es una mujer, ¿verdad?

-Si... -aunque ella no era la causa de su suspiro, pero en sí tenía mucho que ver con sus conflictos mentales.

-¿Ella no le corresponde? -Era hasta gracioso... Cuando su padre estaba sano jamás se había interesado en sus asuntos personales y ahora siempre que se ven terminan teniendo conversaciones de índole serio, aunque su padre evidentemente no distingue ahora entre el tipo de conversaciones que una persona puede tener.

-No... No es eso. -de pronto ya no estaba pensando en Sunye... De nuevo pensaba en Jaejoong. "Nunca supe si el en verdad siente lo mismo..."

-Entonces no debe haber ningún problema... cuando hay dos personas se aman el destino hará cualquier cosa para ayudarlo a estar juntos.— Al Sr. Jung le pareció perfecta la ocasión para utilizar la bonita frase que había escuchado en el drama que veía antes de bajar a la estancia.

"Ojala las cosas fueran así de simples... ojala la gente no renunciara a lo que quiere... ojala no fuéramos tan cobardes... ¿o será que solo yo soy así?"

***

[Punto de vista Kim Jaejoong]

Adiós a mis planes de renunciar... con todo lo que le dije a Junsu ahora no puedo hacer eso.
Al menos todo esto se dio cuando todos en la empresa están tan ocupados preparando hasta el mínimo detalle para el lanzamiento de la nueva campaña publicitaria y las remodelaciones... así nadie se fijará en mis terribles ojeras y mis ojos rojos por el llanto...
Golpeo el escritorio con los puños, haciendo a un lado los papeles que estaba revisando... ¿Por qué? ¿Por qué siempre hago estas cosas?... de nuevo le hice daño a Junsu, aunque fue para que se olvidara de mí de una buena vez... estaba sangrando, lloraba y gritaba que me quedara... no puedo detener mi odio por Yoochun, jamás podría... pero si Junsu lo ha empezado a querer tengo que alejarme para que lo deje entrar por completo en su corazón...

¿Y yo?... ¿qué será de esta patética persona que basó su vida en un objetivo tan estúpido?.... ¿qué será de mi vida ahora que he fallado?

-He fallado... -repito las palabras en voz alta, al fin que no hay nadie más en la oficina aparte de mí. 'Él' no ha llegado aún.

Justin tenía razón, basé mi vida en una persona para la que nunca representé algo... por más que le atraiga físicamente, el jamás podría llegar a querer a alguien como yo... Ahora estoy llorando de nuevo, me he vuelto tan patético, más de lo que he sido siempre, ¿de qué me sirve saber tanto de tantas cosas si eso no me ayuda a sentirme completo?

Me siento... me siento perdido... sin Jung Yunho, mi Yunho... ¿qué voy a hacer ahora?... tal vez no sea hoy, pero tengo que renunciar... Si. La próxima semana me marcharé, regresaré a escondidas a mi pueblo, a donde están las únicas personas a las que les he importado de verdad... Umma, como has de haber sufrido por tener un hijo como yo... incluso esa persona…

-Lo lamento... perdón... no quise dañarlos... -mis lágrimas empezaron a empapar por completo unas hojas en blanco que estaban sobre el escritorio, ya que resbalaban sin cesar desde mis ojos hasta caer por mi barbilla.

Las ciencias naturales nunca fueron de mi interés pero, ¿qué no deberían de haberse agotado mis lágrimas ya? ¿No existe un límite en el que dejes de llorar?... Ya no puedo más... ¿qué he hecho todo este tiempo?... Junsu, umma, Sohee, Justin... perdónenme.

La aberración que sentía hacia mi mismo era inmensa... olvidé por un momento que me encontraba en la oficina de Yunho, que este era el último día que estaría allí, ya que con lo que había pasado, él había acelerado las cosas para conseguirme una oficina propia... me quería lejos...

De pronto, una mano sobre mi hombro me hizo saltar, sacándome de la pequeña dimensión de culpas en la que me había encerrado con mis lamentos.

-Perdón, debí tocar... -era Yunho, quien me miraba preocupado, parecía como si se sintiese culpable. No lo eres… Tú me salvaste…

-No, no tienes por qué... es tú oficina... -me sentí tonto, como hace unos días cuando pensé que sería el inicio de algo entre los dos. Pero, otros recuerdos también regresan… ¿o acaso es un sueño?

“Una pesadilla…”

-¿Que pasa Jae?... -Mientras limpiaba mis lágrimas con la manga de mi camisa, sentí que la piel se me erizó al escuchar a mi 'única persona' llamándome de esa manera, con un tono tan lleno de cariño... ¿por qué me hace sentir así siempre?... tan frágil...

-Nada... -siempre he odiado cuando las personas responden así a algo que es tan obvio, pero no puedo decirle que la causa es él... o más bien que la causa soy yo mismo, pero el culpable de haberme transformado en esto es él...

“No lo es”…

-Jae... - Su voz cubre como un manto las voces de mi cabeza. Ojala lo escuchase llamarme así por el resto de mi vida, soy tan simple que con solo eso sería tan feliz... lo amo, lo amo demasiado como para llegar a revelarle la estupidez que me trajo hasta él... no puedes Yunho... y la verdad no me sorprende... no me sorprende que no puedas amar a alguien como yo.

-No soy como tú piensas Yunho... no debería importarte lo que me pasa. -sé que esa no es la manera de hablarle a tu jefe, gritando alteradamente, pero si me corre al menos tendré un pretexto para irme... El apretón fraternal de su mano en mi hombro izquierdo es toda una tortura...

-Yo sé como eres y si me importa lo que te pase. -pero no como yo quisiera, te importa porque soy el engrane fundamental de tu empresa, porque te estoy ayudando... pero solo soy eso...

-Soy malo Yunho... -me puse de pié, evitándole a Yunho la molestia de estar inclinado sobre mi silla para poder verme. Lo confronté mirándolo a los ojos, quería que viera que no soy ese niño que cree, que mis pensamientos dejaron de ser inocentes desde hace mucho, mucho tiempo... que aunque traté de convertirme en eso que él tanto deseaba, jamás lo conseguí.

-Eso no es verdad... el que no sabe como eres en verdad... eres tú. -¿qué clase de filosofía extraña es esa? ¿Y cómo es que luce tan seguro de lo que dice? yo lo acosé por años e investigué hasta el mínimo detalle de su vida…y aún así no puedo tener tal seguridad al hablar de él, ¿por qué?

-... -no dije nada, solo lo miré confundido por sus palabras, con los ojos ardiéndome de tanta lágrima derramada. Él puso sus manos sobre mis hombros gentilmente.

-Hay veces en que sin querer herimos a las personas que queremos... porque las queremos tanto que nos impide pensar correctamente... pero el que seas conciente de ello, el que te sientas culpable, eso me dice que no eres tan malo como tu piensas... solo que no basta con arrepentirte, sino buscar la forma para remediarlo.

Sus palabras, fueron tan parecidas a las de alguien, yo ya las había escuchado… ¿Dónde?... Una voz en mi interior parece responderme. Me susurra…

“Esa persona no sentía culpa cuando te hacía daño… ¿crees que tú podrás ser diferente?…”

[Punto de vista narrador]

Los dos se miraron por un momento, a pesar de haber sido Yunho el que dijo las palabras, eso era lo que necesitaba escuchar también. Ambos se sintieron seguros a partir de allí de lo que tenían que hacer, se agradecieron con la mirada. Yunho a Jaejoong por haber propiciado la oportunidad para dicha charla, y Jaejoong a Yunho por haberle dicho lo que necesitaba para tomar su decisión definitiva.

"Voy a dejarte en paz de una vez por todas, mi Jung Yunho..."

***

-Recuéstate. El doctor dijo que tenías que guardar reposo una vez que llegaras a casa. -siempre ayudándole a sostenerse, Yoochun llevó a Junsu hasta su cama.

El chico de ojos expresivos no había dicho nada en todo el trayecto a casa, se limitaba a dejar salir lágrimas al por mayor. Yoochun no había intentado hacerlo hablar... quería que él mismo se lo dijera cuando estuviese listo...

-No te vayas por favor...- una vez que Junsu estuvo sentado en su cama pensó en irle a preparar algo de comer, pero Junsu lo detuvo sosteniendo un extremo de su playera.

-Está bien... no me iré –"Tal vez quiera hablar ahora", pensó Yoochun mientras se acomodaba a un lado de su amigo.

'Amigo'... como es que esa palabra le resultaba tan desagradable cuando se trataba de Junsu... para él sería mucho mejor poder llamarlo con alguno de esos sobrenombres cursis que las parejas usan. Podría llamarlo 'mi amor', 'mi boo', 'mi cielo'...

-Perdón... -sus fantasías se interrumpieron por un susurro casi inaudible hecho por Junsu.
-¿Por qué te disculpas? -pasó su mano suavemente por la frente que aún presentaba manchas de sangre, retirando los cabellos castaños despeinados, perdido en sus facciones, olvidándose incluso de que había hecho una pregunta.

-Yo... no te dije antes... de mis sentimientos por...

-No te preocupes, yo entiendo... -de pronto se dio cuenta de las manchas en la ropa de Junsu. -deberías cambiarte. Espera un momento, yo te traeré ropa.

-... –"¿Por qué parece que no le importa? ¿Será que después de saber mi patético secreto su amor por mí ha desaparecido?..." Sollozó más alto pensando en ello. Yoochun rebuscó más de prisa en el ropero para poder regresar cuanto antes a lado de Junsu.

-Junsu, por favor... no llores de esa manera... -Yoochun lo abrazó fuertemente, sintiendo su respiración agitada y escuchando los hipidos constantes. Sobaba su espalda tratando de hacerlo parar, no entendía que había hecho que su llanto cobrara tal fuerza. -Jaejoong... él no se merece que llores así...

-No puedo evitarlo... duele tanto Yoochun-ah...

-Lo sé, lo sé. Pero tienes que ser fuerte... – comprendía exactamente lo que Junsu sentía, él había pasado por la misma experiencia antes, peros ese no era el momento de hablar de ello, por el momento, lo único que Junsu necesitaba era soltar todo lo que tenía adentro, llorar hasta la última lágrima, por que esa debía ser la última vez que su llanto fuera en nombre de aquel chico de hermosa piel blanca.

Las horas pasaron, y las lágrimas por fin parecían ceder un poco… se marchaban, junto con el sol que se colaba por la ventana. Yoochun sentía las manos de Junsu aferradas en la parte de atrás de su camisa, y su pesada respiración que chocaba contra su pecho.

Entonces, desviando la mirada de esos cabellos claros que quedaban frente a su rostro, vio a un lado suyo el pijama que antes hubiera traído para Junsu.

-Junsu, será mejor que descanses ya. –dijo tratando de alejarlo sutilmente, aunque el castaño ofreció resistencia, pero al final no le quedó más que renunciar al calor embriagante que el cuerpo del pelinegro desprendía—ponte esto, yo iré a limpiar las manchas en el pasillo…

-… -- Junsu vio su pijama favorito sin decir nada y después dirigió sus ojos rojos de nuevo a los de Yoochun.

-¿O prefieres que te prepare algo de comer?... –de nuevo ninguna respuesta, solo esa mirada…-- ¡pero que tonto soy! Mandándote a dormir cuando de seguro debes estar hambriento. Enseguida iré a…

-No… --le suplicó Junsu, arruinando el intento de Yoochun de ponerse de pie— yo… necesito ayuda con esto…

-Pero… --no creía lo que el más bajo le estaba pidiendo. “Tal vez ni siquiera sea eso y mi mente ya me está haciendo pensar cosas que no son”, se dijo Yoochun tranquilizándose.

-Aún estoy algo mareado, no creo poder ponérmela sin caerme. –“Y yo no creo poder ayudarte sin no querer vestirte de nuevo”, pensó el otro nervioso.

-E…está bien –como ya se había dicho en repetidas ocasiones, Yoochun jamás podría permitirse el negarle algo a Junsu.

Se puso de pie al mismo tiempo que una leve brisa movió la cortina que cubría la ventana, dejando entrar un pequeño haz de luz proveniente del crepúsculo que dio justo al angelical rostro de Junsu, quien lo esperaba con las manos extendidas para que lo ayudase a levantarse.

Sus manos se encontraron, ya era tan natural la piel ajena que parecían tener el mismo origen... entre las sombras de la semi oscura habitación se miraron a los ojos, Junsu estaba de pie y era obvio lo que seguía. Alzó sus brazos esperando por Yoochun, quien contenía la respiración para que el otro no notara lo afectado que estaba...

Nerviosamente, posó sus manos sobre el borde inferior de la playera de Junsu… empezó a subirla, cuidando que de ningún motivo llegase a tocar su piel... esa blanca piel que en cuanto empezó a ser descubierta fue como aquel rayo de luz que los iluminase antes…

Retiró por completo la prenda, llegando a despeinar un poco más ese cabello castaño que ya estaba de un largo no muy común... Iba apenas a tomar la playera limpia para ponérsela cuando el castaño empezó a desabrochar su pantalón. Los ojos de Yoochun casi se salen de sus orbes, sin mencionar los otros 'efectos' que tal situación estaba causando en su cuerpo.

-Yo... ¿puedo?... -tenía que apoyarse en algo o se caería, su equilibrio aún no se encontraba muy bien por la herida en la cabeza, así que Yoochun accedió a que se apoyara en él.
Vaya error el del pelinegro, ya que aunque al principio Junsu solo apoyó su mano en su hombro, por su ya mencionado desequilibrio, mientras sacaba la última parte de su pantalón, terminó recargando su cuerpo semidesnudo contra el de Yoochun.

-Junsu... -el pelinegro no pudo sostener su respiración por más tiempo y dejó salir el aire de su pecho diciendo el nombre de Junsu de una manera ahogada... respiró agitadamente, apretando sus puños cuando Junsu en vez de incorporarse se abrazó a su cintura- ...yo..., que la persona que me gusta haga esto...yo, no soy tan fuerte...

-En verdad lo siento… entiendo que ya no me ames después de lo de hoy… ahora que sabes que soy un tonto que seguía a lado de una persona que no me correspondía… - Junsu pareció no haber escuchado la súplica desesperada de Yoochun, ya que sus pensamientos desde hacía un rato habían estado ocupados martirizándose con la idea de que Yoochun ya no lo quisiera.

Yoochun, conmovido por la preocupación de Junsu, se olvidó por un momento de sus malos pensamientos y se aferró a él en un abrazo inocente.

-¿Quién dijo que lo de hoy había hecho que mis sentimientos cambiaran?... Además, si tú eres un tonto yo también lo soy, porque aunque nunca correspondas mis sentimientos yo pienso seguir a tu lado.

[Mientras tanto…]

Un chico alto y moreno yacía tirado en lo que se asemejaba más a un callejón que a una calle. Momentos antes había estado siguiendo a alguien, muy al estilo de Sherlock Homs. Pero lo que a nuestro querido amigo le faltaba aprender es que, por lo general, a la gente no le gusta ser espiada, y si te descubren no suelen reaccionar de una manera muy amable.

-Que bueno que no lo hice en la universidad… --curiosamente eso fue lo primero que se le vino a la mente. Agradeció a todos los dioses que conocía de haberle evitado tal vergüenza, ya que su plan inicial era hacerlo una vez que entraran a clases. Investigarlo, seguirlo, averiguar quién era y qué quería…

Uno de sus amiguitos, que ayudaba en las oficinas de la universidad estas vacaciones, le contó como había visto a Choi Minho muy bien acompañado de un chico varonil, que se inscribiría en la misma universidad en la que ellos estudian. Al parecer era parte de un programa de intercambio.

-Este tipo… ¿qué no puede conseguirse algo de su país? ¿Qué tiene de especial lo importado? —y así refunfuñando por el fallo de su maravilloso plan “b”, se levantó… o por lo menos lo intentó pero, había algo que hasta el momento no había notado – esto es… ¿sangre?...


Y después todo se volvió oscuro para él.


Entre sueños revivió una y otra vez la escena recién acontecida. Se veía saliendo de su casa muy temprano, con ropas color oscuro y gafas de sol. Le pareció dirigirse tres veces a la casa de Minho, esperar tres veces a que alguien saliera, ver salir tres veces a ese chico de cabello castaño corto, seguirlo tres veces hasta una cafetería en la que estuvo casi todo el día leyendo algo, seguirlo tres veces hasta aquél callejón y ser descubierto, confrontado y golpeado tres veces. Todo apuntaba a que a su inconsciente gozaba torturándolo recordándole la humillación, pero ¿cómo iba a saber él que aquel tipo practicaba artes marciales?

-Joven… - y después esa horrenda voz sacándolo de su tortura - ¡joven! – ahora la propietaria de la voz femenina agregaba unas leves sacudidas para hacerlo reaccionar.

-Nmmm… ¿qué pasa? – no es que no estuviera agradecido de que lo despertaran, pero de pronto se sentía como si le hubiera pasado un camión por encima.

- Tengo que revisar sus reflejos, y no puedo hacerlo mientras está tirando patadas dormido –entonces reconoció todo el bullicio y los colores distintivos de un hospital.

- ¿¡Pero qué rayos hago aquí!? –Se incorporó de prisa revisando sus ropas, cerciorándose de portar aun todas sus cosas de valor.

-Al parecer alguien le dio su merecido por ser tan grosero… -La enfermera no solía ser así de ruda con la gente, pero algo en este chico le daba mala espina.

-¡Aauch!... ¿pero cuál es su problema? – sin el mínimo remordimiento la enfermera había dado un golpe con más fuerza de lo requerida a su rodilla izquierda. Changmin la veía con un puchero y los ojos llenos de lágrimas.

-Tan grande y llorando por este tipo de cosas… por eso es que lo dejaron en este estado. – “Que humillante, ahora una asalariada se burla de mi desgracia” pensó mientras se resignaba a no contestarle nada más, no estaba de ánimos para discutir con nadie.

Entonces, algo sobre el estante con rueditas, en el que la enfermera tenía lo que Changmin denominó privadamente “instrumentos de tortura”, llamó su atención. Era esa detestable playera de Yoochun, esa de color naranja brillante y que tanto le molestaba, estaba allí en el hospital. No había duda de que se trataba de la misma, sería imposible y un complot de la humanidad tener que ver esa horrible cosa en todos lados.

-¿De quién es eso? –Preguntó como no queriendo a la mujer que acababa de poner una venda alrededor de las heridas de su brazo.

-¿Eso? –preguntó con una cara de preocupación en el rostro. “¿Por qué rayos luce preocupada al ver ese trapo lleno de sangre seca? Cuando a mí me está tratando como si fuera un perro… esta gente sin escrúpulos…” –Ah, pertenece a un chico que estuvo aquí esta tarde… pobrecillo…

“¿Y ahora tanto amor? ¡¿Qué tienen las personas en mi contra últimamente?! Yo debería de…” Y aunque le hubiese gustado seguir con sus quejidos mentales, sus aturdidas neuronas acababan de enviarle una idea.

-¡¿Se refiere a Park Yoochun?! ¿Él es el que estuvo aquí? –¿Sangre?... Dejando a un lado las ganas de desmayarse otra vez, estaba feliz de que esa cosa hubiera quedado inservible pero le daba curiosidad en que clase de problema se había metido su tonto amigo.

-¿Park?... No, no recuerdo que ese fuera el apellido de ese chico tan lindo… aunque muy bien ese pudo ser el nombre de quien lo acompañaba... – “¿Chico lindo? ¿Acompañado de alguien? ¿Y con esa horrible playera?” Las cosas se enlazaban en el aún lento cerebro de Changmin, entonces, al final de sus pensamientos apareció una persona…

-Kim Jaejoong... –dedujo en medio de un suspiro que termino adornado de una sonrisa.

-No, ese tampoco era el nombre, aunque creo que el apellido si era Kim… He terminado. Ahora váyase a su casa y procure no andarse metiendo en problemas… -la enfermera empezó a sermonearlo acerca de causarle molestas a alguien pero él no escuchaba nada, seguía sonriendo como idiota imaginándose la sorpresita con la que lo esperarían en casa.

[CENTRO DE SEÚL]

Ni siquiera se tomó la molestia de recoger su auto, después pensaría en la manera de disculparse con el gerente del restaurante por haberlo dejado allí. Tal vez pasaría por él mañana, o si su ánimo mejoraba tal vez esa misma noche. Ahora lo que quería era caminar… caminar entre toda esa gente sin que nadie notara su presencia, con las prisas nadie se pone a observar a las demás personas que te llevan entre el bullicio… pero eso estaba bien.

Hoy, había citado a su novia en el más lujoso de los restaurantes, aunque fue de último minuto ella ya estaba lista cuando llegó a su casa. Lucía tan radiante y esa sonrisa que la hacía verse tan inocente, esa sonrisa que sabía que solo le regalaba a él. Todo enmarcaba una ocasión especial.

El sonido de los cubiertos de plata, acompañado de la melodía sofisticada que tocaba un anciano en un moderno piano negro. La mirada traviesa de la empleada de la joyería que había visitado antes de la cena se negaba a salir de su cabeza, no porque le hubiese gustado, ni siquiera le pareció atractiva, pero esa mirada hacía más real lo que iba a hacer.

Sacudió su cabeza. No quería seguir recordándolo más… Solo quería caminar hasta que sus piernas no pudieran más, sólo eso… o tal vez irse caminando hasta aquél lugar alejado de la ciudad. Pero sus planes no podrían llevarse a cabo ya, lo supo desde que su móvil empezó a sonar, más sin embargo lo único que pudo pensar es “que no sea ella, por favor…”

-¿Si?...Ah, eres tú... –despacio y con algo de esfuerzo pudo salir de entre la multitud de gente con prisa, para poder escuchar mejor— Si, lo sé, perdón… es que tenía algo importante que hacer… No, estoy bien, ¿Qué sucede?... –Por un par de segundos sus ojos viajaron de un lado a otro y empezó a caminar en círculos en el reducido espacio de la entrada a una tienda de ropa— ¿¡Qué!? ¿Pero como…? Espera, en un momento estaré allí.

Y en estos momentos maldecía su estupidez y maldecía más la grandiosa idea de dejar su coche en aquél restaurante.

***


-Junsu... –suspiró Yoochun despacio mientras veía al chico que dormía entre sus brazos— Si no te amara tanto te odiaría por hacerme esto... –el menor no había dejado que Yoochun se separara de el en ningún momento, e incluso le hizo prometer que dormiría con él. El pelinegro jamás había sentido tanto orgullo de si mismo por haber logrado tal hazaña sin ceder a sus instintos.

Cuidadosamente soltó el fuerte agarre de Junsu sobre su cintura. Entonces, retirando los cabellos dorados de su rostro, depositó un gentil beso en su mejilla, viendo el rastro de lágrimas en su rostro y en la parte alta de su frente las puntadas de la herida…

-Kim Jaejoong... –susurró su nombre, pero a diferencia de Changmin no sonrió, sino que apretó sus puños, recordando lo que le había hecho a su amado Junsu, y lo que pasó en aquél hospital.

Caminó fuera del cuarto, quería preparar algo de comer en caso de que Junsu despertara a mitad de la noche teniendo hambre… eso haría mientras esperaba por ‘él.’ Pero la comida de nuevo tendría que esperar ya que justo cuando pasaba frente a la puerta principal ésta se abrió, revelando a un chico de cabello castaño oscuro y facciones hermosas.

Ambos se miraron a los ojos, Jaejoong estaba esperando que le reclamara, que le gritara o incluso que lo golpeara, y Yoochun no podía negar que esas ideas se le vinieron a la mente pero, en vez de eso, se dirigió a él serenamente.

-Empaca tus cosas, no te quiero ver aquí ni un día más. –Jaejoong se quedó boquiabierto.
Claro que pensaba irse, había tomado la decisión justo esta tarde pero, ¡aún no estaba preparado! Además, por el tono de Yoochun era obvio que se refería a este preciso momento, ¿dónde esperaba que pasara la noche?

-¿En donde voy a conseguir un lugar donde dormir a esta hora? Entiendo que no me quieras aquí, seguramente estuviste limpiado las lágrimas de aquél bebé llorón todo el día, pero no me pienso ir hasta mañana. –Yoochun no podía creer en tanto descaro, y más aún cuando recordaba el tiempo en que estuvo planeando disculparse con él.

Hizo además de gritar pero se contuvo… apretó sus puños con más fuerza y casi entre dientes le dijo:--Mira “chico homo”… ya sé a que has regresado…y quiero que sepas que si no te vas en este instante de aquí buscare a “tu Yunho” y le contaré lo mucho que sufriste por él en la secundaria.

No estaba seguro aún, porque no había tenido el valor de preguntarle a Junsu sobre ese asunto después de que dejaron el hospital. Aún así, cuando vio esa antigua expresión que Jaejoong hacía en otras épocas cuando era interceptado por él y sus amigos, supo que sus sospechas desgraciadamente resultaban ciertas de nuevo.

-¿Como... –entre las muchas cosas que pensaba, el espanto y el odio que le provocó escuchar después de tantos años aquél viejo sobrenombre, Jaejoong pudo mantener la calma y seguir… si ya había empezado con este nuevo plan, por respeto al que fue roto, debía continuar— Ah, ¿Junsu, verdad?... ¡vaya, uno ya no puede confiar en nadie! –dijo riéndose de una manera escalofriante, con un sentimiento que podría pasar por su típica crueldad.

Pero, si Yoochun no hubiera estado evitando mirarlo… sino estuviera tan concentrado en no lanzársele a golpes, entonces, tal vez, se hubiese podido dar cuenta de las lágrimas en sus ojos… las lágrimas que tampoco Junsu había notado en la mañana.

-Te equivocas… y en verdad es una lástima que en todo este tiempo de conocer a Junsu no hayas podido ver lo leal que es a ti… Já, pero eso ya no importa... –Yoochun rió amargamente al pensar como Junsu pudo haberse enamorado de un monstruo como ese—

Iré a la cocina a preparar algo de comida, y cuando termine será mejor que no te encuentre aquí.

***



1 Comentarios:

  1. me confundo, a veces pienso que jae esta enamorado por lo mucho que le afecta que junsu ya nolo quiera y ya se estaba arrepintiendo de su venganza, ashhh q pasara

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