Cuando despertó tenía el brazo entumido y cuando quiso moverlo sintió un peso extra que le impidió movimiento alguno. Abrió los ojos con pereza, encandilándose con la luz que se colaba por la ventana. Se nota que había dormido mucho, oh claro, es que ese día tenían compromiso hasta la tarde, así que no había prisa por levantarse, pero, pensando en ello, porqué era que no podía mover su brazo derecho y porqué sentía un airecito golpeándole a la altura del cuello? Bajó la vista un poco topándose con una mata de cabello oscuro lacio y un cuerpo masculino que reconoció de inmediato.
- me había olvidado que dormimos juntos... – pensó, sonrojándose por cómo se escuchaba aquella frase, aunque claro, solo habían hecho eso, dormir, más nada. Con cuidado intentó apartar el cuerpo del chico raro para levantarse, pero en cuanto se movió Ji Yong ronroneó como gatito que no quiere abandonar el regazo de su dueño, lo que hizo que Jun Ho sonriera... – será que ahora aparte de chico raro le dará por tener manías gatunas...
- por lo menos lo hubieras pensado... – murmuró somnoliento Ji Yong, haciendo que el gemelo respingue en su lugar... – no tengo manías gatunas, pero molestaste mi sueño... – el chico raro bostezó largamente, separándose ya del cuerpo de su amigo. Había dormido tan a gusto, el palpitar acompasado del gemelo le había arrullado toda la noche y despertar a su lado se sentía tan bien.
- no eres tan ligero como pareces, me has entumido el brazo con tu peso... – le dijo en son de molestia, pero el chico raro se sonrojó ante eso.
- perdón... – murmuró apenado, y sin más, llevó sus manos al brazo del gemelo, comenzó a dar algunos masajes circulares desde el hombro hacia abajo. Jun Ho tuvo la intención de molestarlo más y preguntar, pero se quedó callado porque aquello le devolvía la correcta circulación a su extremidad.
- habrá llegado Min ya?... – preguntó de pronto el gemelo, dándose un golpe mental apenas las palabras abandonaron su boca, por qué se le estaba ocurriendo irse de lengua larga desde anoche.
- no sé, igual voy a ver si ya despertaron los demás y preparar el desayuno... – con esa sensación de pesadumbre que quedó después de que el gemelo preguntara aquello, pero con esa acostumbrada sonrisa inocente en su boca, el chico raro se levantó de la cama que compartió esa noche, jurándose en ese momento que no lo volvería a hacer, se estaba metiendo en la boca del lobo como presa fácil... y eso ya una vez lo hizo, y qué obtuvo al final, solo un corazón herido.
.....Flashback.....
Salió rumbo a la escuela con la misma sonrisa de cada día, Ji Yong era un chico inocente en el amplio sentido de la palabra, pero no pensemos en esa inocencia que cae en la ignorancia. No! Este chico por el contrario ha sido muy brillante desde pequeño, hijo único de padres que apenas si tienen tiempo para él pero que le adoran sin duda, de 15 años y un futuro prominente por el que sus padres trabajan arduamente para que nada le falte y algún día llegue a ser alguien, grande, importante.
Era por su genialidad y su personalidad tan amable que todas las personas se acercaban a él solo para sacar provecho, chicos y chicas de su edad o hasta mayores de la universidad, que lo único que hacían era pedirle algún trabajo escolar para luego simplemente desaparecer de su vista hasta necesitar un nuevo favor que él nunca dudó en negar.
Durante la infancia lo hizo porque creía que así ganaba amigos, pero seguían siendo solo niños y adolescentes que le hablaban con un solo objetivo <.haz.>, con el tiempo decidió que daba igual el motivo por el que las personas le hablaran, dejó de importarle hacer amigos o tener alguien con quien salir. Había encontrado un buen compañero en la lectura, porque ésta no solo le ofrecía mucho más de lo que él podía regresar, sino porque le acompañaba cada que él deseaba y volvía de su soledad algo más llevadero, divertido incluso.
Por eso, a sus 15 años, Ji Yong era un chico que siempre llevaba consigo un libro en las manos, leía todo el tiempo, mientras caminaba rumbo a la escuela y cuando volvía de ella; cuando se encargaba de acercar los víveres a la casa, cuando no tenía nada que hacer, cuando no lograba conciliar el sueño, casi hasta cuando comía.
Pero caminar mientras se lee a veces tiene sus consecuencias, como topar con alguien por accidente cuando los involucrados no van prestando atención (él nunca lo hacía).
- disculpa, no te vi... – le dijo una voz amable, un chico de unos 17 años le extendía la mano para ayudarle a incorporarse.
- no hay cuidado, yo tampoco te vi... – respondió con su habitual sonrisa, tomó el libro que llevaba del suelo y se acomodó la ropa mientras el otro chico no dejaba de mirarlo.
- me llamo Seung Kwan... – le extendió la mano, sonriéndole con sus finos labios y esos ojos de mirada alegre que en ese mismo momento hipnotizaron al chico raro.
- Ji Yong, mucho gusto... – estrechó la mano del otro, mano suave, apretón seguro, corriente eléctrica que viajó a lo largo de su columna.
.......flashback........
- Ji Yong!... – le gritó el gemelo por tercera vez, sacándolo por fin de sus recuerdos.
- perdón, me decías algo?... – preguntó con esa sonrisa, que aunque igual de inocente e infantil, dejaba entrever ahora un dejo de tristeza.
- no, pero te quedaste parado con la vista perdida... – y es que el chico raro no se había movido desde que se pusiera de pie con la intención de salir de la habitación... – estás bien?
- sí, claro, es solo que... estaba tratando de recordar una receta familiar para preparar el desayuno... – mintió, acto seguido salió para así dar inicio al día... – al fin y al cabo, una rutina más... – pensó.
...................
Ese día Min no llegó al departamento, la pasó con Kohei en el de éste hasta que hubo que presentarse en la compañía por la tarde para los compromisos agendados.
- al menos no traes ojeras... – molestó el ratón al menor cuando los alcanzó en la disquera, con tremenda sonrisa de felicidad en su boca, se le notaba a kms de distancia que la reconciliación había sido más que provechosa.
- idiota... – murmuró apenado, pero es que la verdad apenas si había dormido, había hecho el amor con su novio hasta en la cocina!
- entonces, por fin volvieron?... – cuestionó con tono paternal el líder. El menor solo asintió, avergonzándose un poquito más, es que se siente diferente cuando vas presumiéndole a tu familia que sales con alguien solo porque te gusta, a cuando lo haces porque estás perdidamente enamorado de la persona en cuestión.
- ¡Felicidades! – el chico raro lo estrechó en un abrazo. Realmente le alegraba por el menor, porque era claro que amaba al famoso Kohei, aunque todavía estaba lo de Jun Ho.
- hey! que los están viendo y no queremos que empiecen con rumores entre ustedes, demasiado fanservice para las mentes pervertidas de las fans... – intervino el gemelo, esa condenada sensación de celos apoderándose de su cuerpo.
- pero si es mi umma... – señaló inocente el menor.
.............
Un día antes de volver a Corea....
- Jun Ho, puedo hablar contigo?... – cuestionó el pelinegro, aún apenado con su cuñado por el incidente de aquél día, aún muriéndose de culpa por haber llegado a tanto por la falta de su delfín. Anhela tanto verlo ya, tenerlo entre sus brazos, sentir su calor, sus besos, no importando la falta de intimidad, simplemente tenerle a su lado calma toda esa locura hormonal que lo hizo casi cometer la peor estupidez de su vida.
- bueno... – estando en la sala de música practicando canto, el gemelo dejó lo que estaba haciendo para prestarle atención a su cuñado, pero como se atreviera a dar un paso más cerca de él...
- quiero disculparme por lo de la otra vez, pero te juro que no... no me atraes... – no era precisamente la mejor forma de decir las cosas pero sí la única que se le ocurría, no quería que su cuñado se quedara con una idea errónea de él... – o sea, lo que quiero decir es que... – suspiró frustrado... – amo a Susu ah, mi delfín es lo que más amo en el mundo, y sé que por lo del otro día te has de estar diciendo “sí, como no, se nota que casi me besas”... - <.violas.> pensó el gemelo... – pero, yo no pretendía engañar a Su, jamás lo he pensado... es solo que... y se que es todavía más absurdo lo que voy a decir, pero lo extraño tanto, extraño tanto estar con él... – sonrojo... – tú sabes, en la intimidad, y meses de abstinencia, y él lejos... y tú siendo demasiado él... – se revolvió el cabello en un gesto todavía más frustrado, ahora sentía que se estaba encerrando en un callejón sin salida. Pero por el contrario, su cuñado pareció comprender la actitud de su cuñado.
- eso te pasa por embarazarlo, bebés que cuidar adiós al sexo... – dijo en tono de sorna, sonriendo a su cuñado... -
- Jun Ho, en serio, dejemos de portarnos así, eso de andar huyendo el uno del otro, no es como que yo en verdad quiera nada contigo excepto una buena relación de cuñados... – pidió casi con súplica el pelinegro.
- ok, pero como vuelva a ver una actitud rara en ti, como hagas sufrir a mi hermano...- pasó su mano por su propio cuello, haciéndole la seña de que lo mataría. Luego ambos se largaron a reír, la cosa volviendo a su normalidad.
...............
Era de noche ya, el manto nocturno cubría una vez más la ciudad, la que poco a poco se llenaba de una tranquilidad que durante diciembre y parte de este enero en el que la mayoría de las personas daban inicio a un nuevo sueño, no mostrara con fiestas aquí y allá hasta entrada la madrugada. Pero ahora era diferente, las personas que rondaban las calles de Tokio no andaban con la misma felicidad que apenas una semana atrás; en esos momentos el sentimiento era diferente, algunos simplemente conviviendo con su grupo de amigos, algunas parejas se dedicaban a conocerse mejor, a sentarse en una banca donde hacerse cariñitos. Otras tantas simplemente volvían a la rutina del trabajo y la diversión nocturna.
Ji Yong estaba en su habitación terminando de hacer la maleta para partir en el vuelo de mañana a mediodía. Min se había ido a despedir de la cd. acompañado de Kohei (lo curioso era que no habían salido a la cd.). Jun Ho y Yoochun se fueron de compras por algunos souvenirs para los bebés de Junsu y Jae. Y Yunho se supone que se había ido con ellos, pero...
- eres tan ordenado como Jae... – escuchó la voz del líder a su espalda, se giró y lo vio parado en el marco de la puerta. Esa odiosa sonrisa seductora en sus labios otra vez. El moreno comenzó a andar hacia él, el chico raro intuyó que no era buena esa forma de mirarlo, podía sentir cómo lo recorría de pies a cabeza con esa mirada lasciva que casi parecía no ser suya... – pro sigues no siendo él... – Ji Yong se había quedado paralizado en su lugar, por eso cuando sintió la mano del moreno rodear su cintura supo que había sido su peor error no salir corriendo de ahí.
- Yunho, suéltame... – pidió, intentando empujar con sus manos al líder, pero solo consiguió que se aferrara más su cintura mientras intentaba pegarse al cuerpo del chico raro pero éste comenzó a retroceder aun forcejeando para liberarse del moreno... – se puede saber qué intentas... – malditas paredes que siempre se aparecen cuando uno menos las necesita. El moreno ya lo había acorralado contra una, se apartó apenas un poco de su cuerpo, pero solo para tomar sus manos que aun intentaban alejarlo y sujetarlas con fuerza de las muñecas por sobre la cabeza de Ji Yong, cosa que espantó en todas las de la ley al chico raro.
- no se porqué te asustas, no voy a hacerte daño, al contrario, quiero hacerte sentir mucho placer... – le susurró con su voz más sensual y varonil, oliendo suavemente su cabello, deslizándose por su cuello, sin llegar a tocar aún su piel o besarlo.
- Yunho, acaso estás drogado, tomado o loco?... – Ji Yong seguí forcejeando para liberar sus manos, pero el moreno era mucho más fuerte, casi como si la fuerza que le imprime no fuera normal, lastimando sus muñecas.
- no tengo idea, solo se que te deseo, que me prendo cada que estamos a solas y que quiero hacerte mío... – Yunho sentía esa fuerza extraña que lo movía a acercarse de aquella manera al chico raro, no era que lo quisiera, no era que le inspirara algún sentimiento especial, salvo agradecimiento y amistad. Pero entonces, porqué no podía parar, porqué sentía ese calor crecer en su interior, haciéndolo desear sentir ese cuerpo, esa piel, esos labios, arrancar gemidos de esa voz tan inocente como cada una de sus sonrisas.
- pero, yo no quiero, Yunho, para... – las manos del moreno se habían colado bajo la playera del chico raro y si bien su piel se erizó, Ji Yong solo sentía temor, porque la mirada del moreno era enajenada, su respiración descontrolada y su forma de aferrarlo ahí, en contra de su voluntad, sabe jamás haría el líder en sus cinco sentidos, en plena conciencia de sus actos... – así, así piensas demostrar lo mucho que amas a Jae hyung... – escuchar esas palabras logró que algo comenzara a trabajar en la mente del moreno... – tomándome a la fuerza... – motivado por el temor, el chico raro comenzó a sollozar, realmente asustado de que el líder no entrara en razón y lo tomara. Pero sintió que el agarre de sus muñecas aflojó, y entonces vio que el moreno comenzaba a mover la cabeza de un lado a otro con los ojos cerrados, como si luchara contra algo en sus pensamientos.
Yunho retrocedió apenas un paso, tambaleándose por el mareo que ocasionó esa lucha interna, ese remolino de sensaciones en su interior. Todas y cada una de ellas impregnadas de Jae, desde que le conoció siendo unos adolescentes que luchaban por el sueño de convertirse en grandes cantantes. Cuando comenzó a sentir esa emoción con solo verle, desde que las sonrisas de su Boo comenzaron a arrancarle suspiros, o lo mucho que adoraba poder tomar el pretexto de los mejores amigos o del fanservice para abrazarlo, para tomarle la mano, para sonreírle como el idiota enamorado que es. Lo maravilloso que se volvió el vivir juntos, el que comenzaran a verlo como el umma de la casa mientras que a él le adjudicaron el papel del appa, dejándoles juntos justo como él comenzara a soñar en algún punto de esa preciosa amistad.
El primer beso en la cocina el día aquél que se declararon sus sentimientos, la pasión desbordada en la que se sumergieron en su primer entrega, en esa primera vez haciendo el amor con el chico que ama, el único al que desea de corazón, el único al que con el alma es capaz de sentir, el único por el que vive día a día... el único que le hace feliz, quien va a darle una hermosa familia como solo creyó algún día podría soñar, pero que era su realidad, nítida y palpable.
- JaeBoo... – murmuró con la voz cortada. Sus tambaleantes piernas le vencieron haciéndole caer de rodillas. Llevó sus manos a su rostro, consciente ahora de la estupidez que por días quería hacer, no solo lastimar a Ji Yong en su deseo incomprensible por poseerlo, sino el traicionar al amor de su vida... – perdóname, que idiota, no sé porqué quería esto... – lágrimas gruesas de arrepentimiento, culpa y vergüenza se agolparon en sus ojos, resbalando sin cesar por sus mejillas... rompiendo el hechizo de Afrodita.
- Yunho... – conmovido por el estado del moreno, el chico raro se arrodilló a su lado, un tanto indeciso por tocarlo o no, comenzó a palmearle la espalda.
- lo siento, de verdad, no se lo que me pasaba, era... era como no ser yo, yo nunca... Ji Yong, yo nunca lastimaría a mi Boo, lo amo, lo amo más que a mi propia vida... perdóname, perdona mi actitud, te juro que no lo volveré a hacer... – sus ojos cristalizados por las lágrimas y rojos por el llanto, reflejaban más allá de la culpa y el remordimiento, el amor por su novio.
- está bien, Yunho... te creo, solo... solo olvidemos que pasó... – le sonrió con suavidad, tratando de transmitirle algo de tranquilidad, que realmente lo veía tan mal, tan desolado, tan arrepentido de su propia actitud, como si en verdad en esos días él no hubiera sido exactamente él.
- lo siento, eres una gran persona, eres un gran chico, y yo... yo casi... – recordó la forma en que lo tenía contra la pared y casi quiso que alguien lo golpeara hasta el cansancio...
- no te preocupes, en serio, solo... olvidémoslo quieres, mañana verás a Jae y todo volverá a estar bien... – se puso de pie y luego le ofreció su mano al líder para que se levantara también.
- gracias... – susurró avergonzado, hace apenas unos segundos casi lo tomaba a la fuerza y ahora... ahora volvía a verlo solo como el chico raro... volvía a sentir solo agradecimiento y amistad por ese chico... y se sentía bien, sentía que volvía a ser él. Jung Yunho, el hombre más dichoso del mundo a quien ama JaeJoong, su novio, quien le hará aun más feliz cuando sus trillizos estén en sus brazos.
El arribo a Corea estuvo de lo más alborotado con las fans esperándoles en el aeropuerto, gritando como solo ellas saben, haciéndoles sentir otra vez en casa. Más que nunca deseaban poder llegar ya al departamento en donde Jae y Junsu esperaban impacientemente por ellos.
- Yunho... – le llamó el manager... – necesito que me acompañes a la disquera ahora... – en su mente, el moreno lanzó insultos a diestra y siniestra contra el manager y la disquera. Él que moría por encontrarse con su JaeBoo y ahora que tendría que ir a recluirse por vaya a saber dios cuánto tiempo en una junta donde lo único que los directivos saben decir es: agrega a la agenda.
- hoy es uno de esos días en los que quisiera no ser el líder... – murmuró mientras despedía a los otros cuatro y tomaba su móvil para mandarle un mensaje a su novio. El resto se sintió también mal porque no los pudiera acompañar, pero él les sonrió amable para que no se preocuparan. El trabajo así es, y sabe que su novio lo entiende. Aunque los dos mueran por abrazarse, ya!
El primero en entrar al departamento fue el pelinegro, que apenas si vio a su delfín sentado en el sofá, dejó caer la maleta y el bolso que llevaba en el hombro y se lanzó a abrazarlo y besarlo como si la vida le dependiera de ello. El castaño apenas si había tenido tiempo de reaccionar cuando sus labios ya habían sido atrapados por los de su novio, que inclinado sobre él sin dejarle su peso encima le besaba amorosamente en tanto sus manos depositaban suaves caricias en las mejillas del delfín. El resto solo se quedó viendo aquella reacción. A Jae le entraron unas enormes ganas de patear al manager por alejar a su novio de él, en esos momentos él debería estar siendo besado de la misma manera.
- te extrañé tanto... – murmuró aun sobre los labios del delfín, que sonreía algo atontado todavía por el beso... – te amo, Susu ah... nunca más te dejo por tanto tiempo, antes nos conseguimos otro doble para que me sustituya en el grupo, pero no me separo de ti por tanto tiempo otra vez... -
- te amo, Chunnie... – atinó apenas a decir el delfín, se sentía tan feliz de tenerlo de vuelta... que sus bebés también comenzaron a moverse en su vientre... – nuestros babys también te extrañaron... – le dijo con una sonrisa, las manos del ratón se posaron de inmediato en el vientre ya bastante abultado de su novio.
- cómo se han portado el día de hoy, eh; umma dice que no le dejan dormir ni una sola noche... – hablaba con la tripa, dando besitos por todo el vientre. Junsu solo le acariciaba la mejilla viéndolo tan amoroso con sus bebés.
- cómo te ha ido, Jae hyung, pesan mucho?... – se acercó el chico raro al castaño oscuro, después de que Min por fin lo soltara, que había corrido a abrazar a su umma y saludar a sus hermanitos.
- bueno, algo, la verdad es que la espalda me mata desde hace una semana, pero la Dra. Bin nos revisó y dice que todo marcha bien... – respondió con una sonrisa, ese chico raro tenía la facultad de transmitir cierta tranquilidad.
Jun Ho también había saludado ya a su gemelo, contento de notar que el ratón no le había mentido, se notaba a leguas que amaba a su hermano y que no había nada más importante en la vida para él que su novio y sus hijos.
Después de casi dos horas en las que se dedicaron a hablar de los bebés y cómo han evolucionado en este mes, y que Jae y Junsu les mostraran la ropita que ya habían tejido en compañía de Joo-Eun (que extrañamente siempre se desaparecía en cuanto llegaban), y que a grandes rasgos los chicos comentaran de cómo les había ido en Japón y Min fuera felicitado por sus hyungs por haber regresado con Kohei. La puerta se abrió para dar paso a un sonriente Yunho, que igual que lo hiciera el ratón, llegó directo a comerse a besos a su novio. Nada era más tranquilizante y delicioso que probar sus labios, sentir su lengua enredarse tiernamente con la suya, sentir las manos de su Boo en su cintura, sujetándolo con amor, respondiendo a su beso como si fuera el primero.
- te amo, JaeBoo... – le dijo apenas cuando volvió a besarlo, el resto había dejado de existir en ese momento para él, solo quería sentir a su novio, besarlo hasta que le dolieran los labios.
- te amo Yunnie... – correspondió cuando por fin su novio le diera tiempo de respirar apropiadamente. El moreno se apartó apenas un poco para saludar a su crío Junsu, le dio un beso en la mejilla, le acarició la tripa y regresó a sentarse a lado de su novio.
La familia volvía a estar unida, las cosas tomaban el curso normal. Las aguas se calmaron, las tentaciones desaparecieron, el amor volvía a llenar el hogar con su calidez. Y Jun Ho y Ji Yong volvían a vivir al departamento de a lado junto con Joo-Eun, quien dijo que esa noche no la pasaría en el departamento.
- tenías razón... – le dijo de pronto el gemelo al chico raro, cuando entraban en su departamento dispuestos a descansar.
- con qué... – cuestionó confundido. El departamento impecable, aunque algo frío porque durante ese largo y tormentoso mes fuera, nadie lo habitó.
- las cosas volvieron a estar bien ahora que regresamos... – respondió, sonriendo con alegría, sintiéndose tranquilo, incluso el sentimiento de tristeza que sentía desde que Min volviera con Kohei había desaparecido casi por completo, aunque la atracción hacia el Ji Yong ganara terreno, y eso de cualquier forma lo descoloca.
- cierto... – el chico raro le devolvió la sonrisa, pero internamente luchaba por no ceder a ese otro deseo que palpitaba desenfrenado en su pecho. Y lo peor, compartir el departamento sin Joo-Eun, eso no era bueno.
- soy yo, o el departamento se siente muy frío... – cuando sus miradas se encontraron, ambos se sonrojaron porque recordaron la noche en que con el pretexto del clima, ambos compartieran la misma cama.
- voy a encender la calefacción... – murmuró el chico raro, eso o dormir otra vez con Jun Ho, definitivamente eso ni loco lo volvía a hacer.
Al otro lado. ChangMin se sintió un poco incómodo con quedarse ahí, porque podía ver en sus hyungs la necesidad de tener una larga noche de pasión. Sí, incluso en Junsu se notaba ese deseo. Y él no quería escucharlos toda la noche, así que vestido ya con su pijama, se dirigió en silencio a la salida y de ahí a tocar en el otro departamento. Jun Ho le abrió y sintió un ligero cosquilleo al verle ahí, pero ya no era como antes, ya no era que quisiera saltarle encima para besarlo.
- pasa algo?... – preguntó aún con la puerta abierta, sin hacerse a un lado para que el menor pasara.
- pasa que quiero pasar... – le dijo con el ceño fruncido, luego se metió en el departamento empujando a un lado al gemelo, que sonreía divertido porque siempre lograba molestarlo... – voy a dormir aquí, no quiero escuchar a mis hyungs toda la noche mientras se demuestran lo mucho que se extrañaron, dormiré en el cuarto de Joo-Eun, no creo que le moleste... – y sin más, se encerró en el cuarto de la prima de su novio, básicamente su prima política.
- era Min?... – preguntó el chico raro saliendo de la ducha, pero como apenas si había visto que la puerta de la habitación se cerrara y medio escuchara la voz del menor, mejor preguntó.
- sip, va a dormir aquí hoy... – informó el gemelo, tomando lugar en la ducha, pasó a lado del chico raro, cuyo cabello aun goteaba, llevaba una toalla sobre los hombros y un pijama amarillo claro que lo hacía lucir mas infantil. Y tuvo otro vez ese deseo de acercársele de manera diferente, de rodear su delgada cintura con sus manos, de besar sus labios y averiguar lo que ese contacto puede ocasionar en él.
- Jun Ho, qué haces?... – cuestionó con un hilo de voz Ji Yong, porque efectivamente el gemelo lo había abrazado por la cintura y había comenzado a acercar su rostro al de él...
- eh!... – soltó al chico y dio un paso atrás todo sonrojado por haber llegado a aquello cuando solo lo había estado pensando. Es que algo raro pasa con todos ahí, o qué, cómo es que no se había dado cuenta, que no se había controlado... era que había hecho caso de su corazón... – nada, iba... – aclaró nerviosamente la garganta...- iba a oler tu cabello... - <.yo.> olió el cabello de un más confundido Ji Yong, que ahora compartía el sonrojo y cuando se separó, llevaba una linda sonrisa en la boca, y todavía un ligero carmesí en sus mejillas... – huele rico tu shampoo, me lo prestas?
- eh, claro... -
...............
Yunho y Jae estaban profundamente dormidos, aunque el moreno hubiera querido hacer el amor esa misma noche, la verdad era que a su novio le dolía mucho la espalda y estaba cansado, llevar trillizos en el vientre es tanto más agotador que si solo llevara uno. Por eso, después de darle un merecido masaje, darse muchos besos y algunas caricias habían caído rendidos en los brazos de Morfeo, durmiendo como tanto extrañaban, con Jae sobre el pecho de Yunho, abrazados tiernamente.
Yoochun estaba todavía besando la tripa de Junsu, ambos acostados en la cama con las luces apagadas, en silencio, solo disfrutando de ese estar juntos después de largos días de separación. Pero esos besos y caricias tiernas comenzaron a despertar un deseo que durmió por meses enteros, la piel comenzaba a erizarse, su temperatura a crecer lentamente, se mordió el labio al descubrir que estaba encendido, que deseaba que su ratón lo poseyera ya.
- Chunnie?... – llamó con voz suave.
- dime, Su... -
- te deseo... – para qué andarse con rodeos, era eso así de simple, quería hacer el amor.
- cómo?... – el pelinegro creyó haber escuchado mal, o al menos eso pensó porque como es tanta su necesidad de intimar con su novio, capaz su mente le jugaba una mala treta.
- que quiero que me hagas el amor... – le dijo lentamente, palabra a palabra, lo tomó del rostro acercándolo lentamente a sí, comenzó a besarlo despacio, lento, suave.
Micky se sentía en una nube, después de tanto tiempo su novio le pedía que le hiciera el amor, y eso lo hacía muy feliz, más allá de la sensación placentera de unirse a su cuerpo, era el sentimiento de paz, de amor, de estar completo, que quedaba al final de cada entrega.
- iré despacio, no quiero lastimar a los bebés... – le susurró despacio, sonriendo tiernamente en tanto deslizaba sus besos por el cuello del delfín, sus manos retirando lentamente la ropa del pijama.
................
Pasaron dos semanas ya desde su regreso, y las cosas estaban simplemente bien, Kohei les visitaba casi a diario para saludar a Jae y Junsu, y por supuesto, como todos hacían, dedicaba algunos minutos a “platicar” con los peques en el vientre de sus “mamis”. Joo-Eun ya no vivía en el departamento de a lado, se había mudado a vivir con su novio a otro departamento, pero seguía haciéndose cargo de los pagos y cualquier detalle que tuviera que ver con el departamento en que viven Min (terminó por mudarse porque cuando no eran umma y appa, Junsu y Yoochun se lo montaban por la noche), Jun Ho y Ji Yong.
- no se pueden aguantar ni un poquito, no tienen consideración por el embarazo.... – había comentado el menor bastante apenado la segunda noche en que fuera a dormir con sus amigos, después de que un gemido de JaeBoo le hubiera hecho saber que esos dos ya no se habían resistido más.
Ahora ya ni se molestaba en querer quedarse a dormir con sus hyungs, pasaba la noche bastante tranquilo con los otros dos. Y cada quien tenía su cuarto, y no había parejita de la que preocuparse por si se lo montan. Es más, si por él fuera, viviría con Kohei y también aprovecharía las noches para algo más que solo dormir.
Lo que Min no sabía, era que la relación entre Jun Ho y Ji Yong estaba peligrosamente cruzando los límites de la camaradería, de la amistad, del compañerismo.
- Ji Yong, yo... – el gemelo acorraló una tarde al chico raro en una de las encimeras de la cocina. Había llegado ahí solo por una soda, pero cuando vio al chico raro rebanando con esa maestría unas verduras, no pudo evitar que su mirada se prendara de su actividad, más específicamente de los movimientos de su cuerpo. Ese ligero movimiento de sus hombros cada que el cuchillo cortaba, la fuerza de sus manos, la nívea piel de su rostro, de su cuello. El tono rojizo de sus labios, ese fruto que desea probar. Se había acercado con cautela hasta él, le había rodeado por la espalda, pasó sus manos hasta colocarlas sobre las del chico, quien para entonces ya se había quedado de piedra por la cercanía del cuerpo del gemelo, porque podía percibir claramente su calor y una erección ganando tamaño pegada a su trasero... – quiero... – hizo que el chico raro soltara el cuchillo y lo giró lentamente, estaba pegado a la encimera, viéndolo con ojos brillantes, sonrojado violentamente y con la respiración algo alterada ya, no menos que la propia... – quiero besarte...
- por qué... – balbuceó el chico raro, cediendo a sus propios deseos de ser besado por Jun Ho, dejándose llevar por sus sentimientos.
- porque...- sus bocas se buscaban lentamente, la respiración más acelerada, labios entreabiertos... – me gustas... – el gemelo se sonrojó hasta la raíz del cabello, el chico raro sonrió igual de avergonzado, pero se sintió feliz de escuchar esas palabras. Así que ni tardo ni perezoso acercó sus labios a los del gemelo, probándolos despacio, después de todo no era muy experto besando, los únicos besos que había dado fueron hace años, en una sola ocasión... y el final de aquellos besos le dejó rasgado el corazón...
.....flashback......
- Seung Kwan, qué estamos haciendo... – cuestionó aturdido Ji Yong, cuando estando en su recámara su amigo desde hace poco más de seis meses lo tumbara sobre la cama y comenzara a besarlo... -
- que no es obvio, nos besamos... – respondió con una sonrisa lasciva, las manos de ese chico alto, de cabello corto color café oscuro, ojos color miel, labios delgados, mirada seductora, cuerpo bien desarrollado y una nariz respingada que le daba cierto toque intelectual; comenzaron a desabotonar su camisa del uniforme, acción que hacía temblar al chico raro.
- por... porqué... – Ji Yong sabía que sentía por Kwan, pero no sabía lo que éste sentía por él, además, sabe que su amigo tiene novia, y que está comprometido a ella por acuerdo de sus familias.
Pero en ese momento no recibió respuesta alguna, salvo más besos que cada tanto iban aumentando en intensidad, haciéndolo sentir de una y mil formas. Primero, torpe e inexperto porque esa era la primera vez que besaba y más de aquella apasionada manera; segundo, nervioso y asustado porque las manos de su amigo le habían despojado rápidamente de su uniforme y ahora se encontraba desnudo bajo el cuerpo del otro, la boca de Seung recorría ansioso su piel, besando y humedeciendo cada milímetro de su virgen cuerpo. Tercero, deseoso de que no pare ahora que se ha apoderado de su erecto miembro, gimiendo bajo, mordiéndose el labio para no gritar. Había sido tal vez mala idea reunirse a estudiar en su casa, y más hacerlo en su habitación cuando habían podido hacerlo en la sala, pero Seung Kwan había insistido y él nunca ha sido bueno para decir que no a nada.
Por eso se encontraba en esos momentos disfrutando del sexo oral tan magnífico que le practicaba su amigo. Era tan joven, pero aún así podía sentir como cualquiera ese recorrer de corriente eléctrica por todo su cuerpo, esas oleadas de placer que lo hacen moverse desesperadamente, que lo llevan a aferrarse de las cobijas, que lo hacen cubrir su rostro con la almohada para que sus gritos se ahoguen. Sintió un calor en su bajo vientre y después de eso su semilla se liberó con el orgasmo, algo que nunca antes había sentido, pero que sabía lo que era porque en algún libro lo leyó.
Apenas si estaba asimilando lo que acababa de pasar cuando notó a través de su nublada vista por el placer, que Seung se lamía sus dedos, le abría las piernas y se acomodaba en el medio de rodillas, con la otra mano se desabrochó los pantalones y expuso su prominente erección, cosa que hizo que se sonrojara todavía más y que tragara saliva asustado, era muy grande como para pensar siquiera que ocuparía su interior y dejaría de doler en algún momento.
Pero no paró, no lo frenó porque lo estaba disfrutando, porque era su mejor amigo y lo amaba, porque tenía la esperanza de que cuando terminaran él le dijera que lo amaba igual. Sintió un dedo invadir su entrada arrancándole un grito de dolor.
- descuida, solo duele un momento... – le había dicho Kwan con voz seductora, pero no hizo lo que muchos cuando están en ese momento con la persona que aman, no le besó ni le dio mas palabras de amor, ni mucho menos ocuparse de tratar de aminorar su dolor de alguna manera, solo siguió en lo suyo.
Los movimientos circulares de su dedo estaban logrando su objetivo, así que agregó el segundo y no mucho tiempo después el tercero. A Yong aún le dolía mucho aquella invasión, pero sus lágrimas parecían no importarle en absoluto a su amigo que acababa de introducirse de una fuete embestida en su interior y comenzaba a investirlo suavemente, gimiendo ronco. Poco tiempo después el chico raro se acostumbró a la intromisión y comenzó a disfrutar de las estocadas que Kwan daba con un vaivén lujurioso. Las manos de su amigo estaban aferradas a sus caderas, mismas que movía a su ritmo para entrar más profundo en él. Algunos minutos después Seung sintió que su orgasmo estaba cerca, así que aumentó la velocidad de las embestidas y a unos segundos su esencia se derramó en la entrada del chico raro. Salió de dentro de éste y sin decir nada fue al baño a asearse. En la habitación, Yong hizo lo mismo, se limpió con una toalla y se puso rápidamente su ropa. Cuando su amigo volvió esperó a que éste le dijera algo, pero lo único que pasó fue que continuaron redactando un ensayo que Kwan debía entregar en la universidad.
Después de ese día Seung dejó de frecuentar a Ji Yong, y nunca supo lo que en realidad había significado aquella entrega para el mayor, por eso... por ese motivo él había intentado no enamorarse de nuevo, no quería que le fueran a hacer lo mismo, no quería que lo volvieran a herir de aquella forma. No quería sentirse utilizado de nuevo...
.....flashback.....
- espera... – Ji Yong separó a Jun Ho de un empujón cuando el gemelo descendió sus besos por su cuello.
- qué pasa?... – preguntó confundido, apenas hace unos segundos se estaban besando apasionadamente, le acababa de declarar que le gusta, y ahora lo aparta con esa mirada de rencor.
- lo... lo siento... – su mirada se suavizó, Jun Ho no tenía culpa de su pasado con Seung Kwan, pero... gustar y amar es diferente... y no quiere caer así de fácil, así de rápido... – es que, vamos muy rápido... – murmuró apenado.
- oh, sí, bueno... – aclaró nervioso la voz. Tendría que pedirle que fueran pareja? Él, en realidad quería eso, ser novio de Ji Yong?...
- chicos... – la voz del menor los hizo separarse de golpe... – hay que irnos a una entrevista, vístanse y vamos... -
Ya no tuvieron tiempo de hablar al respecto. Se cambiaron rápidamente y en cuestión de una hora ya se encontraban en la compañía, en una sala donde dispusieron varias sillas cómodas, los cinco tomaron asiento.
- es una corta entrevista para un programa de videos musicales que se lanzará al aire recién, y que mejor forma que con el grupo más famoso del momento en su día de apertura.... – les decía el manager, en tanto algunas cámaras eran acomodadas alrededor de ellas, una chica, que suponen les hará la entrevista, tomó asiento a lado de ellos. El director del nuevo programa estaba presente también. Un joven guapo, alto, de labios delgados, ojos color miel, sonrisa seductora vestido elegantemente con un traje gris y pulcro calzado... – él es Seung Kwan, es el productor ejecutivo del programa que les mencioné...
Yunho, Yoochun, Jun Ho y ChangMin saludaron cordialmente, pero Ji Yong se quedó congelado en su lugar, temblando ligeramente.
- Seung Kwan... – murmuró apenas, cuando el mencionado se acercó para estrechar su mano, sin saber aún que se trataba de Ji Yong.
- un gusto conocerlo, JaeJoong... -
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