Entre la luz del día, te miré.
HeeChul permaneció sentado en la pequeña silla del comedor de la cocina. Con la taza con café en las manos, con el ligero buzo azul de cuello en ‘V’ y con el cabello recogido en una pequeña coleta. Con la mirada perdida y un suspiró apagado en sus labios.
LeeSang se duchaba y HeeChul tan solo esperaba a que se terminara de ir. Las expresiones en su rostro se habían esfumado. Bebió tan solo un poco más de café y pensó que el pantalón gris que llevaba puesto solo le producía más frío.
Observó desde su lugar las llaves sobre la mesa. Un nuevo auto era el reciente y flamante regalo de parte del hombre que en este momento se sentaba frente a él con el cabello un tanto húmedo.
LeeSang no pasaba de los cuarenta y muy diferente a lo que cualquiera pensara era ligeramente apuesto. Pero tenía podrida el alma y si HeeChul no supiera manejar sus sentimientos a la perfección, muy seguramente hace mucho se habría dejado arrastrar por esa oscuridad.
—Luces particularmente cansado, HeeChul.
Una sonrisa en los labios de Kim, pareció bastar. –Cansado no es la palabra. Más bien es aburrido.
—¿Aburrido? ¿Quieres que viajemos?
HeeChul prefirió cambiar de tema. —¿Por qué no has buscado a Kim JaeJoong?
—Por que es muy caprichudo. De seguro regresará un día de estos como si nada.— LeeSang bebió un poco del café recién preparado de las manos de HeeChul y luego de un tiempo prudencial se levantó. Tomando las manos del menor y regalándoles un corto beso.
—Si yo desapareciera un día, igual que lo ha hecho JaeJoong. ¿Me buscarías?
LeeSang arrugó un poco el entrecejo. Apretando con fuerza las manos de HeeChul. –Tú nunca desaparecerás de mi vista Kim HeeChul. Por que tu eres mío y de nadie más.— Repentinamente la expresión de LeeSang cambió por una más suave. –Tú eres lo único verdaderamente valioso en mi vida.
HeeChul soportó el beso demandante por parte del hombre. La manera en que esas manos lo agarraban de las mejillas y lo hacían incluso retroceder un poco en la silla, hasta el punto de quedar completamente arrimado contra ella. Los labios fríos del hombre se apoderaron de los cálidos suyos.
HeeChul no varió demasiado su expresión, estaba acostumbrado.
Temió por lo delgado de su buzo. Por los ligeros pantalones que tenía puesto y por que el cuerpo de LeeSang repentinamente deseara más. Por que estaba muy cansado ya. LeeSang había pasado la noche entera con él. Y eso implicaba no haber podido dormir en casi toda la noche.
Cerró los ojos por un momento, en el momento justo en que el beso terminaba. Solo para hacerle creer al mayor que al igual que él, HeeChul también cerraba los ojos. Kim colocó una pequeña sonrisa en los labios y LeeSang pareció gustoso con aquello.
—Tengo que irme. Ten mucho cuidado HeeChul.
—¿Por qué?
—He oído que la policía quiere investigarte. Ten cuidado, si algo pasa. De inmediato te mandaré fuera del país, no quiero que corras riesgo alguno.
LeeSang se alejó, probablemente en busca de su abrigo. Sinceramente HeeChul apreciaba ese sentido de sobre protección que el hombre desplegaba en él. Por que se sentía seguro bajo su cuidado, por que nadie jamás podría hacerle daño y salir ileso.
HeeChul tenía en LeeSang, la familia que nunca tuvo.
Lastimosamente se trataba de una familia muy disfuncional. LeeSang abrió la puerta del departamento, despidiéndose con una última mirada y dándole un par de indicaciones a sus guarda espaldas que lo esperaban afuera. La puerta se cerró y HeeChul pudo respirar tranquilo.
LeeSang no vendría en algunos días. Siempre era así cuando pasaban la noche entera juntos. Bebió el poco café que le quedaba y decidió que lavaría las tazas después, por ahora tenía demasiado sueño y necesitaba mucho descansar.
…
…
—Tenemos un problema.
La oficina de Siwon tuvo su puerta abierta de repente. Un muchacho de cabello pelirrojo se asomó por ella, llamando la atención de ambos hombres dentro. —¿Qué sucede?
—Mir, el hermano menor de Shim ChangMin está aquí. Desea hablar con uno de ustedes.
Siwon se arrimó en su asiento. –Ve tu Rain, sabes que tengo muy poca paciencia con los niños. En especial con niños como esos.
—¡¿Qué?! ¿Yo por que?
—…¿Por favor?
Rain bufó molesto y dejó la carpeta que había estado leyendo sobre el escritorio, miró directamente a Siwon y lo señaló sin el menor remordimiento. –Me debes el almuerzo de hoy Choi Siwon.
La sonrisa por parte de su compañero bastó. –Hecho.
El camino hasta su oficina fue corto, demasiado corto para su gusto. Revisó un par de mensajes en su celular, solo para parecer ocupado y que el muchacho se fuera pronto. En especial por que lastimosamente muchos avances, pues no habían.
—Buen día.
El menor de los Shim se encontraba sentado con tranquilidad frente a su escritorio, y por alguna razón la manera en que sus cabellos se movieron al momento en que giró su cabeza para mirarlo, fue… Lenta. Rain decidió que quizá podría darle un poco más de tiempo.
—¿Está usted encargado del caso de mi hermano?
—Si. ¿Eres su hermano menor? ¿Cierto?
—Así es. Podría decirme que ha pasado con respecto al caso, creí que tenían al asesino. ¿Dónde está?
Rain logró sentarse en su silla y se removió incomodo ante lo devastado que se veía el muchacho todavía. –Bueno… En realidad Kim JaeJoong es solo un sospechoso.
—Pero por algo es sospechoso.— Mir intentó debatir con el mayor. Pero prefirió evitar hacerlo. –Mire, solo dígame como va todo, por favor. ¿Por qué no ha habido juicio?
—Necesitamos un poco más de pruebas, reconocimiento de los hechos, testigos y….
—¿Esta bromeando?— Mir se levantó de su lugar, con la indignación en su rostro. —¡¿Me está queriendo decir que el caso de mi hermano no ha avanzado ni un poco?!
—Escuche…
—¡No! Escúcheme usted. ¡Asesinaron a MI hermano!— Mir llevó una mano a su pecho y arrugó el entrecejo. –¿Y ahora usted me dice que después de dos meses y no ha habido nada? Hay un sospechoso y…
—Exacto.— Rain también se molestó, el niño lo estaba sacando de sus casillas con su actitud. –Es un SOSPECHOSO, no por serlo tiene que ser culpable. Hay reglas que se deben seguir. No podemos encerrar a un inocente.
—¡Me dan igual sus malditos procedimientos! ¡¡Yo solo quiero que la muerte de mi hermano no quede impune!! ¿Es que no lo entiende? ¡Era mi hermano, él único que tengo!— Mir respiró forzadamente, se había empezado agitar demasiado. Agachó la cabeza y apretó sus puños. –Por favor, por favor. Se lo estoy rogando… No quiero que el asesino de mi hermano quede en libertad. No quiero…
Los ojos de Mir se empezaron a llenar de lágrimas. Rain sintió un peso muy grande sobre si. No era la primera vez que esto pasaba, pero si era la primera vez que un dolor ajeno se sentía tan propio.
Camino inseguro, miró hacía diversos lados. Y entendió gravemente que ese muchacho acababa de perder a un gran pilar en su vida. Que Mir junto a ChangMin tenía muchos planes, y probablemente Kim JaeJoong se los había arrebatado. Se acercó al muchacho y puso una mano sobre su hombro.
—Lo prometo. Haré todo lo posible para que la muerte de tú hermano no quede impune.
—¿Es en serio?— La voz temblorosa del menor, sus ojos débiles y Rain no pudo evitar que sus palabras salieran solas.
—Te doy mi palabra.
Mir sonrió, limpió un poco sus lágrimas y asintió. Quería confiar en esas palabras, esas palabras que al final de todo eran lo único que le quedaban.
…
…
El hombre de cabello blanco miró el tensiómetro en sus manos y asintió, realizando unas pequeñas anotaciones en su libreta. –Puedes ponerte la camisa.— ChangMin obedeció y apenas el Doctor volvió a sentarse en su lugar. Shim se bajó de la camilla y fue a sentarse junto a MinHo quien se encontraba frente al escritorio.
—¿Esta mejor?
Shim sonrió ante la preocupación de MinHo, parecía su madre. Aunque no tuviera suficientes recuerdos para compararlos. Suponía que una madre se comportaba así de sobre protectora. –Pues así es, ChangMin se encuentra mucho mejor. Ya no necesitara de la venda puesto que la herida de bala a cicatrizado muy bien.
ChangMin sonrió y se sintió complacido cuando el hombre le devolvió la misma sonrisa. –Muchas gracias por todo, Doctor.
—No te preocupes, muchacho. Pero dime ¿Cómo van esos recuerdos?— El hombre empezó a prescribir una receta, y ChangMin mordió su labio inferior.
—En verdad… No he avanzado casi nada, escucho de vez en cuando la voz de alguien llamándome pero al final nunca puedo ver su rostro.
—¿Sueños? Lo sueños también pueden ser recuerdos.
MinHo observó a ChangMin, ansioso por saber si había algún recuerdo adquirido. –La verdad no. Sueño muy poco.
—Esta bien, no fuerces tu situación. Pronto volverán.— El doctor terminó de escribir y le extendió la receta a MinHo. –Tan solo son unas cuantas vitaminas, unos pocos calmantes para cualquier momento, solo cuando sea necesario y unas cuantas para el dolor.
—Gracias.— MinHo leyó la receta con atención. Indiferente a ello, el hombre colocó los codos sobre la mesa, cruzó sus manos y miró a ChangMin.
—Ahora muchacho. Dime ¿Cómo fue a dar esa bala en ti?
ChangMin sonrió levemente. –Eso sucedió supongo, antes de que perdiera la memoria.
—Ya veo…— El hombre suspiró y se levantó de su lugar. –Tengan mucho cuidado y vengan recurrente para cualquier chequeo. Y tu también MinHo. La próxima vez te toca chequeo también.
MinHo sonrió, apretó la mano del hombre y asintió. –De acuerdo, hasta otro día Doctor.
—Gracias por todo.— ChangMin apretó la mano del hombre también y sonrió.
—De nada muchachos. Vayan con cuidado.
Apenas pusieron un pie fuera del consultorio. MinHo respiró hondo. Y ChangMin miró sus pies, concentrado en sus pensamientos. —¿Por qué tan callado?
ChangMin sonrió. –Es solo que pensaba ¿Con qué dinero pagaremos la receta?
—Pues tengo unos ahorros y…
—¿Por qué gastarlos en mí?— MinHo se vio sorprendido ante la reflexión de ChangMin y a cambio de eso solo desvió la mirada. –Soy un completo desconocido después de todo.
Choi sonrió. –Solo digamos que soy una muy buena persona. Anda, camina.— MinHo jaló del brazo a Shim y por unos segundos, ChangMin prefirió guardar silencio. Hasta que claro la playa estuvo más a la vista. Y MinHo entretenido en la farmacia hablaba con el chico que lo atendía, cuando MinHo regresó a su lado con la medicina en sus manos. Shim suspiró.
—He estado pensando… Que quizá podríamos volver a intentar lo de la pesca. Prometo resistir un poco más.
—¿Lo dices en serio?
—Si, estas haciendo mucho por mí. Y quiero serte útil en algo.
Muy a pesar de que ChangMin solo miraba sus pies mientras le decía aquella última frase, el rostro de MinHo se iluminó y una gran sonrisa estuvo sobre sus labios. Choi supuso entonces que antes Shim era un hombre muy ocupado, por algo después de todo, no le gustaba quedarse quieto y tan solo recibir la buena voluntad de los demás.
—Podemos volver a intentarlo.
—¿Hoy?
—Hoy no, otro día. Pero puedes ayudarme con la cocina.
Retomaron el paso a la casa de MinHo y aunque no lo quiso admitir. Shim ChangMin se sintió verdaderamente complacido cuando la expresión de felicidad de Choi MinHo no cambió en todo el día. Especialmente por que sus palabras eran las causantes de esa inesperada felicidad.
…
…
El techo de su habitación no era divertido.
JaeJoong llegó a esa conclusión, cuando después de dos horas viéndolo nada sucedía. En realidad no esperaba que algo sucediera, pero en particular cuando no había más que hacer. Eso era mejor que nada.
Dudó acerca de ir en visitar a YunHo o no. Prefirió que no. Especialmente por que no podía estar visitándolo a cada rato cuando se sintiera aburrido, que él no tuviera personas a las que visitar, puesto que no tenía recuerdos, no quería decir que YunHo no tuviera cosas que hacer.
Miró la hora en su reloj y se percató de que faltaba todavía una hora para su primer día de trabajo. Mordió su labio inferior cuando por milésima vez llegó a sus recuerdos la imagen de YunHo arrimado en su auto soltando el globo en el cielo.
Se recodó así mismo haciendo lo mismo. Se sintió sumamente estúpido cuando su corazón se agitó tan solo con los recuerdos, tomó una de las almohadas y tapó su rostro. Tenía que dejar de pensar en él.
…
…
JunSu jugó con el lápiz en su mano, sentado en el pequeño escritorio de su oficina. Había estado todo el día distraído. Pensando si finalmente YooChun vendría a pedir su rembolso tal y como lo había amenazado el día anterior.
—Park… YooChun…
Un suspiró salió de sus labios. Que hombre para extraño y complicado. Primero da la impresión de ser un maldito sin nada que hacer por su vida más que complicarle la suya y de pronto en cambio se ve como un hombre con una gran tristeza sobre sus hombros.
Y así, en medio de un enorme circulo vicioso.
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A través absoluto silencio que los había envuelto. Luego de que YooChun se recompusiera y decidiera darle las gracias. JunSu había asentido y dos minutos después habían decido tomar un taxi.
Finalmente el auto llegó a su destino. YooChun miró su hotel y sonrió un poco.
—Gracias por todo.
JunSu nunca había sido una persona tímida, no demasiado en realidad. Pero en un momento como ese. Realmente no sabía como actuar. YooChun acababa de llorar hace menos de quince minutos sobre su hombro, por una razón que él desconocía.
Escuchó su voz particularmente gruesa y algo abrazadora dándole las gracias. Y por un momento JunSu pensó que con ese rostro, ese porte y esa voz. Definitivamente alguien como Park YooChun tenía un gran amor.
Pensó inadecuadamente en lo bien que se sentiría a esa voz y a esos brazos abrazarlos con fuerza. YooChun tenía la apariencia de ser de esas personas cálidas por naturaleza. Entonces ante sus propios pensamientos Kim JunSu se sonrojó.
—Finalmente supongo que no resultaste tan mal guía después de todo.
La puerta estuvo cerrada y YooChun le hablaba desde afuera del taxi, JunSu ni siquiera supo cuando el hombre se bajó del auto. Pero aún así asintió. –Igualmente, no resultaste tan malo como había pensado.
YooChun le regaló una sonrisa más. Y luego de eso se alejó, empezando a caminar hacia el hotel, como si nada hubiera sucedido. El auto arrancó, suponía que ahora en dirección a su casa. Inevitablemente, JunSu giró, tan solo para ver a Park saludar al portero y luego de eso entrar al hotel.
YooChun en ningún momento regresó a mirarlo.
Pero la duda en JunSu persistió. ¿Por qué razón alguien como Park YooChun, alguien que se veía como si lo tuviera todo, cargaba con tanta tristeza sobre sus hombros? A la única conclusión que pudo llegar, fue que fuera como fuera… No era justo.
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Soltó el lápiz en sus manos y llevó las manos a sus mejillas, apoyando los codos en el escritorio y viendo hacia la pared que tenía en frente. Su laptop cerrada en este momento no podía cubrirlo de fingirse trabajando.
—JunSu.
El menor se sobresaltó y giró de inmediato. —¿Qué pasa?
—El cliente de ayer ha venido a verte.
—¿Eh?
Kim se mostró verdaderamente sorprendido. ¿Park YooChun? Se levantó de inmediato y caminó hacia recepción. Miró entre las familias y las parejas que había. Pero no vio a Park por ningún lado, supuso entonces que se trataría de otro cliente.
Pero cuando observó a un muchacho de espaldas, viéndose en el espejo. Probándose uno que otro sombrero ante la dependienta. JunSu sonrió y se acercó. Dándole un par de golpes en el hombro al mayor para lograr llamar su atención.
—Oh, ya estás aquí.— YooChun sonrió un poco, miró a la mujer de regreso y prefirió quedarse con la pequeña boina que tenía puesta en ese momento. –Me llevo esta. ¿Cuánto es?— JunSu decidió esperar a que se desocupara.
—Bien… ¿Vienes a pedir el rembolso?
YooChun rió un poco, jugando con la boina en su cabeza. –Lo pensé mejor. Quizá podríamos ir y conocer Paris como es debido. Además… Me debes un celular.
El rostro de YooChun se mostró tan pacífico, que JunSu llegó a la conclusión que llorar el día anterior le había servido en realidad. Esa sonrisa y esa expresión de tranquilidad no venían solas.
—Voy por mis cosas, vuelvo en seguida.
JunSu sonrió, subió las escaleras velozmente y giró una sola vez tan solo para notar como YooChun veía emocionado su boina recién adquirida. Volvió a sonreír y decidió que no debía hacerlo esperar.
…
…
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—¡Hyung! ¡Eres un idiota!
La risa de ChangMin molestó todavía más a Mir, quien empezó de inmediato a golpear el brazo de su hermano, como si de un niño pequeño se tratara. Ante esa acción ChangMin solo pudo continuar riendo.
—Es que mira que eres ingenuo, creer que en realidad nuestro padre te iba a dejar vivir solo en un departamento.
—Tú vives solo.
—Yo soy cuatro años mayor que tu, mocoso.
ChangMin agitó los cabellos de su hermano y sonrió. –Pero… No es justo.
—Además yo ya me gradué, trabajo y tengo una vida tranquila. Tú apenas y vas a comenzar la Universidad. Eres muy impulsivo y no tienes conciencia de cómo manejar el dinero todavía. Te falta crecer un poco más, solo dale tiempo al tiempo.
Mir suspiró y abrazó a su hermano. —¿Cierto que vas a ir en crucero con el Perver de tu novio?— ChangMin solo rió, devolviéndole el abrazo al menor.
—YooChun no irá. Tiene que terminar unos trámites. Y no es por placer, tengo que realizar unos negocios y vuelvo enseguida.
—¿Prometes que cuando vuelvas botas al Perver de tu novio del departamento por una semana para vivir los dos juntos y poder demostrarte que soy lo suficientemente adulto como para vivir solo?
ChangMin pareció pensárselo. —¿Tengo que botar a YooChun?
—Si…
—Mmh… Supongo. Será como cuando éramos más pequeños y viajábamos a otro país.
—Exacto será como antes de que conocieras a Park YooChun y él se te pegara como chicle absorbiéndote por completo al punto de que ya no pases tiempo con tu hermanito menor.
ChangMin volvió a reír. –Odias que te diga hermanito menor.
—¡Pero no he dejado de serlo!
Mir realizó un pequeño puchero. Solo frente a ChangMin podía mostrarse todo lo infantil que quería. La puerta se abrió y YooChun apareció elevando una ceja y dejando el helado sobre la mesita a un lado de la cama.
—¿Puedo saber por que este micro mocoso está en NUESTRO departamento, en NUESTRA cama, ABRAZANDO a mi novio?
—Pues tu novio es MI hermano.
Se vieron a los ojos por un largo rato y cuando YooChun agarró por el cuello al menor y él comenzó a intentar soltarse, en medio de una pelea ya acostumbrada. ChangMin tan solo se levantó de la cama para poder ingerir un poco del delicioso helado. Cuando las risas de Mir y YooChun fueron audibles. Con la cuchara en la boca, Shim sonrió.
—¿Por qué nunca nos detienes, Hyung?
—Por que sabe que te voy a ganar todo el tiempo, así que solo esta esperando tu muerte.— YooChun abrazó con fuerza a Mir, quien rió ante el gesto y ChangMin se sintió complacido ante lo bien que se llevaban ese par.
ChangMin ya se había percatado, Mir había encontrado en YooChun, otro hermano más.
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—¿Mejor?
Rain puso una taza con café frente al menor y en el momento en que Mir tan solo asintió, soltando un corto suspiro de sus labios y observando el café con atención. Rain supuso que Mir tan solo necesitaba tiempo a solas.
—Gracias por el café, pero necesito irme a casa. Quiero descansar.
—De acuerdo.
Rain tan solo asintió mientras veía al menor colocarse su bolso atravesado. Observó y se alegró al notar que en realidad si se veía más tranquilo. El muchacho le dio una sonrisa y giró dispuesto a salir. Entonces sus palabras volvieron a salir solas.
—Hace un rato… Lo dije en serio.
—¿El que?
—Lo de tu hermano. Prometo que su caso no quedara en el olvido.
—…Gracias.
Una última sonrisa y Mir salió de la oficina. Rain suspiró, inseguro del porque ahora hacía promesas a completos desconocidos. Atrajo la taza hacia si y bebió un poco del café. La sonrisa en Shim había sido sincera.
…
…
MinHo le dio una mordida a su pescado y sonrió gustoso ante el buen sabor que tenía. Escogió con los palillo una de las verduras que había sobre la mesa e incluso mordió su labio inferior ante lo bien que se sentía, el buen humor no lo había abandonado en todo lo que transcurrió de la mañana.
ChangMin tan solo bebió un poco de agua, y MinHo se sorprendió ante lo elegante que se veía Shim tan solo bebiendo agua. Lo miró con atención y temió que en realidad fuera un niño tan rico como para que se alejara con su facilidad de su lado. Decidió desechar esos pensamientos y sonrió.
—¿Acaso no se siente bien comer algo de tu propio esfuerzo?
ChangMin rió un poco. –Solo te ayude a sacarle las escamas al pescado. No pesqué, ni coiné. ¿A que esfuerzo te refieres?
—Oye, sacarle escamas a un pescado es difícil. Además lo hiciste muy bien.— MinHo le dio un sorbo a su vaso con agua y le sonrió al mayor. Quien al parecer se sintió complacido con sus palabras. –Mañana iremos a pescar, así que estate listo a las tres de la mañana.
—¿Tan temprano?
—Quiero darte un par de indicaciones, para prevenir lo de la vez pasada.
—De acuerdo…
ChangMin suspiró resignado. Y MinHo no pudo evitar la sonrisa en sus labios al ver lo difícil que al parecer se le hacía a Shim el madrugar. Comió un poco de arroz y disfrutó por completo de ese agradable ambiente.
…
…
—¿Esta es tu idea de recompensarme con una invitación a almorzar?
Siwon rió abiertamente ante la cara indignada de parte de Rain, realmente rió mucho. Tanto que tuvo que flexionarse un poco ante el pequeño dolor que se poso en su estomago ante tanta risa. Esa expresión había valido la pena.
—Vamos Rain… Ando bajo de fondos. Así que pide tu Hot Dog que hoy yo invitó.— Rain volvió a indignarse todavía un poco más. Y Siwon intentó no reír tanto en esta ocasión. El celular del mayor sonó y Rain entrecerró sus ojos.
—Pídeme uno con todo. Es más, cómprame el más caro que halla.— Rain se alejó varios pasos a atender su llamada y Siwon se acercó con tranquilidad al pequeño carrito de comida que había en la pequeña plaza. Dio su orden y el hombre que le atendió, dijo que demoraría un poco.
Siwon tan solo asintió y se colocó de espaldas al carrito a esperar. Pensó en sacar un pequeño cigarrillo, pero desistió cuando vio demasiados niños cerca. Suspiró un poco y escondió las manos en el abrigo que llevaba puesto, aperando también, que Rain volviera.
—Un hot dog pequeño y sin salsa de tomate por favor.
La voz del muchacho que acababa de llegar logró llamar su atención. Al girar a su derecha, Siwon reconoció al afamado Kim HeeChul con una sonrisa en el rostro, esperando por su pedido. Recordó la dichosa estrategia de YunHo, involucrarse en la vida de los sospechosos para ser cercanos y sacar información.
Choi observó el rostro tranquilo de HeeChul y pensó que sería buena idea. En realidad lo observó por unos segundos más allá de lo debido y se dio cuenta que en otra situación. Ni loco Siwon hubiera sospechado de alguien con esa sonrisa y ese rostro tan afable.
—¿Sucede algo?
Siwon se vio descubierto y a cambio solo sonrió girando de vuelta hacía donde el puesto de Hot Dog se encontraba. –Nada… Es solo que es la primera vez que oigo a alguien pedir un hot dog sin salsa de tomate.
HeeChul sonrió. –No me agrada, así que lo como solo con poca mayonesa y mostaza.
—¿No es un sabor extraño?
—Para nada. Es delicioso.
Siwon se dirigió al hombre que preparaba los hot dog y levantó un poco su mano para poder llamar su atención. –Por favor uno de los hot dog sin salsa de tomate.— HeeChul no pudo evitar mirar al hombre a su lado. Mordió su labio inferior inseguro de lo que iba a hacer, por precaución miró de un lado a otro y pensó que ese presentimiento en su interior no podía equivocarse.
—Kim HeeChul mucho gusto.
Choi miró la mano que el muchacho acababa de extender hacía él y luego miró a los ojos al muchacho que ahora tenía el cabello castaño en un corte un poco más largo que el de la foto que había visto en los reportes. Un corte que caía hacía el lado derecho, inexplicablemente haciéndolo ver demasiado bien.
—Choi Siwon. Igualmente.
Apretaron sus manos el tiempo necesario y HeeChul no pudo evitar sentirse realmente bien cuando el hombre le sonrió. Choi Siwon, sin duda no olvidaría ese nombre. En realidad, HeeChul conocía a muy pocas personas. La sobre protección de LeeSang lo mantenía así. Sin embargo en esta ocasión. Choi Siwon despertaba algo en él, algo muy parecido a un buen presentimiento.
HeeChul canceló el Hot dog pedido apenas lo tuvo en sus mano y de inmediato comprobó la hora en su reloj. Lamentablemente el destino hoy no estaba de su parte. —¿Vienes seguido acá?— Siwon solamente negó un poco.
—No tanto.
—Ya veo… Bueno, me tengo que ir. Nos veremos otro día.
HeeChul agitó su mano en señal de despedida y tomó un taxi lo más rápido que pudo. SungMin lo esperaba, y quiso dejarle al destino que se volvieran a encontrar. Si volvía a suceder, entonces HeeChul tal vez podría replantearse encontrarse con él en otra ocasión.
—¿Y mi hot dog?
Para cuando Rain regresó. Siwon tan solo miraba el lugar por el que HeeChul se había marchado. Pero cuando el hombre le dio un pequeño golpe en la espalda. Siwon giró y le extendió un hot dog al mayor, empezando a caminar de regreso al auto.
—¡Hey! ¿Por qué el mío no tiene salsa de tomate?
—Por que si, y ya comételo.
—Pero ni siquiera me gusta la mostaza.
—Yo no puedo comer un hot dog sin salsa. Además te estoy invitando, no reniegues tanto.
Rain rodó los ojos exasperado. Pero por el bien de los dos, prefirió callar.
…
…
JaeJoong limpió la mesa con empeño y una maravillosa sonrisa en el rostro. Sonrió ante su buen trabajo y regreso a la caja donde la dueña lo recibió con una sonrisa también. El ambiente en ese restaurante lo había cautivado en especial por que su jefa era realmente una excelente persona.
—Oh, pequeño JaeJoong. Has sido una bendición para este negocio.
—¿Cómo así?
—Gracias a tu belleza hemos tenido más clientes que en todo un mes.
JaeJoong rascó un poco su nuca y sonrió avergonzado mientras la mujer acariciaba su cabello diciéndole que no tenía de que avergonzarse. Que su belleza era algo de lo que sentirse orgulloso. Contempló la hora en su reloj y supuso que por la hora, tres de la tarde. Es que el local estaba un poco vacío.
La mujer mayor levantó la vista y se dirigió nuevamente hacía él. –Hombre apuesto en la mesa cinco. Ve Joongie.— Por unos segundos JaeJoong se paralizó al notar ese pequeño diminutivo de su nombre, pero agitó la cabeza y decidió ir a trabajar. Asintió de inmediato y colocó una gran sonrisa apenas estuvo frente al hombre de la mesa cinco.
—¿Puedo tomar su orden?
—¿Qué me recomiendas tú, JaeJoong?— Su sonrisa se amplió todavía más cuando reconoció a YunHo y estuvo a punto de sentarse en una de las sillas hasta que recordó que estaba trabajando y únicamente decidió dejar la libreta a un lado, para prestarle total atención.
—¿Qué haces aquí?
—Quise ver como te iba en tu primer día de trabajo.— YunHo pareció revisar la carta sobre la mesa y JaeJoong no pudo evitar despegar su mirada de él. —¿Y bien, como te ha ido?
—Muy bien.— Kim sonrió. –La señora Dong es muy amable conmigo y dice que soy una bendición para su negocio. Así que en realidad he tenido mucha suerte.
—Me alegro por ti. ¿Qué tal el Kimchi?
—Delicioso, te lo recomiendo.
—Perfecto, entonces quiero uno de esos y un bue té verde.
JaeJoong terminó de anotar y asintió con una sonrisa en su rostro. YunHo también le sonrió y Kim de inmediato se alejó hacía la cocina para que tuvieran lista la orden de Jung. Desde su lugar miró un par de veces al hombre que tranquilo parecía curiosear el resto de la carta, mordió su labio inferior. Y pensó que tanta alegría por tan solo verlo no podía ser bueno.
—¿Es muy apuesto, cierto?
—¡Señora Dong!— JaeJoong llevó una mano al pecho, debido al susto. —¿Cómo le hace para aparecerse de la nada?
—La edad ayuda.— La mujer rió y regresó su mirada a YunHo. –Nunca antes había venido por acá.
JaeJoong se extrañó. —¿Nunca? Que raro, el hospital en el que trabaja queda cerca. Alguna vez debe haber venido.
—Créeme yo nunca olvidaría un rostro como ese.— La mujer rió bajito y JaeJoong la acompañó divertido. –Y a todas estas… ¿De donde lo conoces?
—Oh, es mí…— JaeJoong dudó de sus palabras, así que prefirió decir la verdad, aunque fuera a medias. —…Doctor.
—Dices que trabaja en Hospital cerca de aquí. ¿Verdad?— Kim asintió. –Pues debe ser nuevo por que todos los doctores, alguna vez han venido a comer aquí.
JaeJoong miró por un largo rato a YunHo, pero prefirió no pensarlo demasiado. Notó que la orden de YunHo estaba demorando demasiado y decidió entrar ayudar. Después de todo no tenía nada más que hacer, y definitivamente quería que YunHo se sintiera bien atendido en su lugar de trabajo.
…Por que de ese modo, muy probablemente, podía volver a visitarlo.
…
…
YooChun rió divertido al ver la expresión triste de JunSu mientras veía en el suelo su helado de chocolate. Levantó la cámara y decidió tomar una foto de aquella particular imagen.
—¡No te burles de mi tristeza! En serio tenía ganas de comer un poco de helado.
—¡Oh, pobre de ti!
YooChun continuó riendo y finalmente JunSu le dio un golpe en la espalda en señal de venganza, luego de eso se fue a sentar en una de las bancas y Park decidió acompañarlo. Le dolían un poco los pies. Habían caminado lo suficiente como para percatarse de que finalmente, si, JunSu era un buen guía.
Le dio una mordida a su helado de vainilla y luego se lo extendió a Kim. –Puede que no sea de chocolate, pero finalmente es helado ¿No?— JunSu observó sorprendido el gesto por parte de YooChun, sonrió y luego de eso decidió que no había nada de malo en aceptarlo.
—Gracias.
YooChun se colocó unos audífonos y dejó una canción en su MP3 correr, movió un poco su pie contagiado por el ritmo de la música y se dedicó a observar a la gente caminar de un lado a otro en la plaza central que según JunSu era una de las más famosas en Paris.
JunSu observó al mayor por un largo rato y decidió que ahora, que por fin se comportaba como una persona normal y lo dejaba hacer su trabajo como era debido. Entonces los dos se podían llevar muy bien.
—A ChangMin le hubiera gustado mucho este lugar.
—¿ChangMin?
—La paz que se respira en el aire. Lo relajado que es todo y por supuesto lo cultural de este país era lo que más le atraía.
JunSu notó en ese verbo en pasado la razón por la que YooChun había ignorado su pregunta. –Por lo general el arte, la cultura y el ambiente romántico es lo que más atrae a los turistas.
YooChun repentinamente lo miró. —¿Eres coreano, cierto? ¿Cómo así vives aquí?
—Bueno… Cuando mi padre falleció, mamá decidió que era hora de cambiar de aires y nos venimos a vivir a París. De eso hace ya más de ocho años.
—Ya veo… Lamento lo de tu padre.
—Oh, no te preocupes. Eso fue hace mucho y además decidí solo guardar cosas lindas de él.
—¿Es fácil?
—¿El que?
—Olvidar el dolor que te causa saber que no podrás volver a esa persona nunca más. Reemplazar todo el sufrimiento y dolor por buenos recuerdos. ¿Es fácil?
—No, me costó un par de años. Pero lo bueno es centrarte que ahora por lo menos está en un lugar mejor.
—Pero ¿Y si ese lugar mejor lo tenía a mi lado?
JunSu miró atentamente a YooChun. Y empezó a captar muchas cosas que se unían a las de la noche anterior –Las cosas a veces suceden por algo, YooChun. A estas alturas ya nada podemos hacer. Entendí que de nada me servía entristecerme y llorar todo el tiempo. Por que al final, por más llorara mi padre no volvería y de todas formas él nunca me perdonaría ser tan débil, no cuando mi madre dependía tanto de mi todavía.
—¿Dependía?
—Ella falleció hace dos años.— JunSu sonrió con un suspiró en sus labios y se dedicó a mirar a las personas que transitaban. –En serio… No se si es madurez o no, pero he llegado al punto de que recordarlos provoca en mi un hermoso sentimiento, por que solo recuerdo las cosas buenas que hicieron por mi. Y el cariño infinito que nos tuvimos.
—¿No temes… Olvidarlos?
—Cuando se quiere tanto, los sentimientos pueden cambiar. Pero jamás se pueden perder.— YooChun miró a JunSu y bajó la mirada, entrelazó sus manos y suspiró.
—Yo amé mucho a ChangMin. ¿Prometes entonces que nunca lo olvidaré?
—Nunca lo vas a olvidar, pasaran muchas cosas en tu vida. Pero ese sentimiento permanecerá ahí. Y tendrás que aprender a recordarlo con buenos sentimientos o de lo contrario no podrás comenzar de nuevo y entonces eso no le gustara a ChangMin.
YooChun sonrió ante las palabras de JunSu. Y se levantó.
—De acuerdo, basta de nostalgia.— Le regaló una sonrisa al menor y extendió su mano. –Vamos ni creas que me he olvidado de que debes comprarme mi celular.— JunSu sonrió, tomó la mano del mayor y se levantó. Apenas estuvo de pie YooChun lo soltó y empezó a caminar.
JunSu vio su espalda alejarse y pensó. Que el tal ChangMin debió haber sido muy feliz a su lado. Y que muy probablemente toda esa felicidad se la debió haber llevado consigo cuando él se alejó y Park YooChun se quedó a esperarlo.
En un mundo en el que ya jamás se encontrarían.
…
…
El teléfono sonó de repente y ChangMin sentado en el sillón solo levantó la mirada.
Espero a que MinHo apareciera y contestara, pero por lo que el muchacho estaba demorando supuso que se estaría duchando. No estaba seguro de contestar o no, pero finalmente apagó el televisor y decidió levantar el auricular.
—¿Diga?
—¿MinHo?— La voz grave a tras de la línea, intimidó un poco a Shim. —¿Quién habla?
—Oh, lo siento. MinHo se está bañando. Pero puede llamarlo en unos quince minutos. Podría decirme de parte de quien para avisarle.
—Soy su hermano mayor, Siwon. ¿Quién es usted?
—Mi nombres es…
—¿Quién es?
MinHo apareció de repente, con una toalla sobre los hombros y acabado de duchar. ChangMin de inmediato suspiró aliviado. –Es tu hermano.— ChangMin le extendió el teléfono a MinHo y él de inmediato sonrió.
—¡Siwie! A los años que me llamas, hombre… ¿Él? Oh, es un amigo… ¿Qué te importa como se llama?— MinHo lo observó durante un momento mientras se servía un poco de jugo. –No, solo esta de visita… ¿Cómo crees que tendría a alguien viviendo conmigo sin decírtelo?
MinHo le hizo un pequeño gesto indicándole que luego le explicaría, ChangMin sonrió y entró a la habitación por una muda de ropa. Era su turno de bañarse y en realidad no le molestó que MinHo, dijera aquello después de todo era un completo desconocido viviendo en la casa de su hermano menor.
Supuso que de tener un hermano menor, tampoco le gustaría que viviera con alguien a quien ni él mismo conoce. Tomó una toalla y se dirigió al baño. MinHo ya se encontraba sentado en uno de los sillones cambiando de canal a cada rato, pero muy divertido conversando con su hermano.
ChangMin descubrió, que nunca antes había pensado en la posibilidad de que MinHo tuviera familia, en realidad pensó en el hecho de que sabía muy pocas cosas de Choi MinHo. Al igual que él de su persona. Así que en realidad, estaban algo así como que… ‘A mano’.
…
…
JaeJoong se miró en el espejo una última vez y sonrió.
Ajustó el abrigo a su cuerpo y tomó el pequeño pastel recién hecho. Respiró profundo y al observar su cocina ya limpia, decidió que ya no tenía mas excusas para demorar su vista al departamento de Jung YunHo.
Bien era cierto que se las había ingeniado para sonsacarle la información de su dirección durante la visita que le había hecho al trabajo y por supuesto que había molestado lo suficiente a su jefa para que le dijera como preparar un pastel. Y que además le había costado más de lo esperado.
Pero todo había valido la pena. Percibió el delicioso aroma del pastel y sonrió gustoso. Recogió fuerzas de donde no estaba muy seguro salieron y salió de su departamento. Bajó las escaleras con una gran sonrisa en el rostro y paró al primer taxi que paso. Si bien le había tocado pedir un pequeño adelanto.
Puesto que muchas cosas le faltaban. YunHo valía la pena, por lo menos eso se repetía constantemente en la cabeza. Respiró una vez más y cuando por fin hubiera llegado un pequeño hueco en su estómago se hizo presente. Muy probablemente debido al nerviosismo.
¿Por qué estaba haciendo todo esto?
JaeJoong en realidad ni se había tomado la molestia de pensarlo más allá de lo necesario. Lo había hecho y ya. Le pagó al taxista y observó un tanto asombrado el imponente edificio en el que YunHo vivía. Le aviso al portero a quien iría a visitar y subió por el ascensor suponiendo que YunHo le hubiera avisado que algún día iría a visitarlo.
El tiempo que demoró el ascensor en subir le provocó ahora en cambio un nudo en la garganta. ¿Qué le diría? Apretó la pequeña caja en la que había guardado el pastel y con el hueco en el estómago y el nudo en la garganta. JaeJoong tocó el timbre del departamento 203.
—Yo abro~
La voz femenina que escuchó, lo tomó por sorpresa. La puerta de repente se abrió sin darle oportunidad a JaeJoong de revisar una vez más el número del departamento. La mujer vestida con una corta y fina bata de seda le sonrió y JaeJoong sintió en cambio un enorme peso en el estómago.
—¿Quién eres?
El labio inferior de JaeJoong tembló. Iba a hablar o cuando menos disculparse por haberse equivocado de departamento. Por que ese no podía ser el departamento de YunHo. Y sin embargo ninguna palabra salió de sus labios.
Hasta el momento aquel en el que YunHo apareció, con un teléfono cerca del oído, sin camisa y con apenas un pantalón de dormir puesto. JaeJoong supuso que su expresión no fue muy buena y que muy probablemente se puso pálido por que Jung de inmediato se mostró preocupado con un único murmullo en sus labios.
—…JaeJoong.
Fue la primera vez, que renegó de haber escuchado su nombre en aquellos labios.
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