KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Utopía cap 4

Candles



Estaba ciego, y no pude ver

Que todo iba bien cuando éramos solo: Tú y yo












Casualmente esa mañana no llovía.



Era un día espectacular, de esos que placía mirar hacía el cielo, y quedarse así por todo el tiempo que fuera posible, por que el aire fresco de la mañana se paseaba por tu cuerpo, y las risas de los niños hacían el ambiente utópico.



Por eso YunHo amplio su sonrisa y cerró los ojos, caminando aún por la vereda algo vacía de su calle en ese día, con una respiración profunda directo hacía sus pulmones y el aroma de ChangMin aún recorriendo cada uno de sus sentidos.



Por que permanecer abrazado al menor había provocado en su interior una vorágine de sentimientos que más allá del agradecimiento, habían logrado que todo su ser se reconfortara con la sola idea de poder permanecer así por el tiempo que él deseara.



Por que las manos de ChangMin, y su voz divertida al verlo soltar un par de lágrimas por algo que él consideraba tan sencillo había sido como un extraño vértice que lo había logrado empujar hacía el mismo abismo que alguna vez dudó en conocer.



Meció un poco la funda en sus manos, caminando aun con la idea clara de que a pesar de que habían pasado apenas unos días desde que se despidió de ChangMin, ya lo extrañaba, extrañaba conversar con él, su presencia, su sonrisa y ahora… Extrañaba también sus abrazos.



No fue difícil llegar a una convincente explicación de sus deseos, por que era sencillo ver que su sonrisa acompañada por los latidos indicaba una sola cosa y justo en ese momento YunHo solo sonrió un poco más.



—Agh, Shim ChangMin~



Soltó un pequeño suspiró y comenzó a correr, directo hacía el departamento que compartía con JaeJoong, con el ánimo renovado y la firme idea que de a poco la felicidad volvía a golpear en su puerta y venía de la mano de Shim ChangMin.













El sonido perdido de las teclas fue lo único que se dejaba escuchar.



ChangMin podía pasar incluso horas haciendo lo mismo, explayando su inspiración en aquella hoja en blanca que le mostraba la computadora, podía concentrarse y no parar a menos que su cuerpo lo traicionara y el cansancio lo alcanzara.



Bebió un poco de agua y en ese pequeño momento distracción sus ojos viajaron a la pequeña notita pegada en una esquina de su pantalla, ahí donde la letra de YunHo reposaba con un sincero y ligero ‘Fighting’ que aún lograba arrancarle una sonrisa cada vez que lo veía.



Habían muy pocas cosas por las que ChangMin decidía dejar su trabajo a medias y salir un rato a descansar. Usualmente cuando las ideas volaban por su mente, inherentes a ser sueltas, ChangMin escribía sin parar. Por que la inspiración no llegaba todo el tiempo.



Sin embargo llegó a la conclusión de que no veía a YunHo desde hace un par de días, pensó entonces que sería una buena idea verlo. Por que esa pequeña nota en la esquina de la computadora, le decía que en realidad verlo se le había vuelto una costumbre.



…Y su madre le había enseñado, que jamás había que perder las buenas costumbres.



Conforme con la excusa que formó su cabeza sonrió, decidiendo apagar la laptop por unas horas y salir a buscara a YunHo.











El ambiente frío abrazaba al cuerpo de YunHo, cubierto aún con su ropa color metal y su rostro pintado de aquel particular color, moviendo su cuerpo mecánicamente, robando los mismos aplausos, miradas y sonrisas.



Se inclinó levemente cuando los niños comenzaron a estirar sus manos para que los cargara, se quito el pequeño sombrero con una sonrisa en los labios, y los niños aplaudieron y rieron entusiasmados.



…Esa era una de las partes más bellas de su trabajo.



Pronto las madres de los menores aparecieron, indicándoles que ya era un poco tarde y era hora de volver a casa, varias de las madres depositaron un par de billetes y YunHo hizo una pequeña reverencia.



Cuando divisó a ChangMin, varios pasos a la entrada del parque su sonrisa fue un poco más grande y casi sin que lo notara, dio un salto y cayó directamente al suelo, con las expresiones en su rostro y su sonrisa de siempre.



—¡Oye! No dañes la magia, venía a verte trabajar.



ChangMin hizo una pequeña mueca y YunHo solo se acercó un poco más. Rodando los ojos y sacudiendo los cabellos del menor.



—¿Por qué has llegado tan pronto?

—Tenía ganas de verte.



La mano de ChangMin le ofreció una pequeña bebida que expedía un humo agradable, YunHo inspiró suavemente y claramente pudo identificar el delicioso aroma de un capuccino recién preparado.



—Entonces creo que hoy dejaré de trabajar un poco más temprano.

—No, yo no quiero que dejes de…



—Esta bien, de todas formas un buen amigo me consiguió un nuevo trabajo.



YunHo guiñó su ojo divertido y ChangMin solo amplió un poco su sonrisa. Notando como YunHo empezaba a recoger sus pertenecías con una calma habitual que lograba que mirarlo fuera algo hasta inevitable.



Cuando el mayor reanudó el paso, con un andar parsimonioso y bebiendo el capuccino en sus manos ChangMin suspiró, por que era agradable caminar junto a él.



—¿Y como a estado tu día, YunHo?

—…Normal, supongo. ¿Y el tuyo?



—Me la he pasado escribiendo, supongo que eso es bueno.

—Si, parece que nos encanta trabajar demasiado.



ChangMin lo miró, y recordó que gracias a YunHo tenía su historia, que gracias a él tenía inspiración con cada día que conversaban, el problema… Es que aún no hallaba a la pareja perfecta para Jung en su historia.



—Ne, YunHo~ ¿Cómo tiene que ser la persona de la que te enamores?

—No lo sé, creo que principalmente debe… “Ser como tú”



—¿Debe que?

—Deber ser muy agradable.



YunHo compartió su sonrisa, ChangMin suspiró, esa era una respuesta demasiado amplia.















Todos los juegos que jugaste, las promesas que hiciste

No terminaste lo que empezaste, solo sigues estando en la oscuridad










—¡Doctor, Oppa!



Los niños corrían de un lugar a otro, riendo y persiguiendo a JunSu quien se escondía cada tanto tras una cama o algún juguete. Los niños hacían todo por agarrarlo, y él solo afloraba su entusiasta risa mientras huía.



—Vamos, son muy lentos… ¡Atrápenme si pueden!



Desde el umbral de la puerta varias de las enfermeras se asomaban, con alguna carpeta en sus manos de vez en cuando, con una sonrisa plasmadas en sus labios, observando, admirando, al joven doctor que se desplazaba de un lado a otro. Con los niños, con sus niños. Otorgándoles un poco de alegría.



Y JunSu solo se dejó agarrar, de repente junto a una de las camas vacías dos de los niños lo agarraron de las piernas, y el resto sencillamente se le tiró encima, atacándolo con cosquillas, logrando que se revolviera en la cama mientras los niños, y niñas reían con él.



—Bueno, basta, basta… Ya es hora de que descansemos. ¿Si?

—¡¡No!!



JunSu sacudió un par de cabellos de los niños que ya se habían sentado a su alrededor, todos sobre la misma cama que él, observo sus pequeños e inocentes rostros, por que a veces ser doctor es muy difícil. Y ver a esos niños en la zona de endoscopia no era algo fácil.



—Necesitan descansar. Vamos, prometo que regreso a las nueve para leerles un cuento antes de dormir. ¿Trato?

—¡¡Si!!



Los niños comenzaron a dirigirse a sus propias camas, y JunSu se levantó arreglando un poco su ropa y viendo como cada uno se distraía en algo, abrazando a su peluche, leyendo un cuento o con algún juguete.



Las enfermeras entraron, repartiendo las medicinas correspondientes y cuando Souhn, la enfermera en jefe le sonrió, extendiéndole una pequeña botella con agua, JunSu asintió agradecido.



—Es usted, una muy buena persona doctor.

—Aún no soy un doctor.



—Para lo que le falta, tan solo el título en mano y ya. Usted es increíble de verdad.

—No soy tan buena persona Souhn, nadie lo es.



La mujer se quedó un poco consternada por esas palabras, percibiendo el sabor en amargo en aquellas palabras, sospechando que JunSu las había dicho como un reproche hacía si mismo. Lo miró alejarse, bebiendo un poco de agua y perdiéndose entre los pasillos del gran hospital.



Por que Kim JunSu a veces era todo un misterio.













—Luces extraño.



JunHo se sentó a su lado, jugando con un par de sus pelotas de colores y esperando a que el semblante del mayor cambiara aunque fuera un poco. Pero JaeJoong no sonrió, ni siquiera subió su mirada para demostrarle que le escuchaba.



—Jae…

—Siento que estoy perdiendo a alguien…



El muchacho castaño a su lado movió un poco la cabeza y guardó las pequeñas pelotas en el bolso que colgaba a un lado de su cuello y colocó una mano en la cabeza de JaeJoong, logrando que finalmente esos ojos cálidos lo observaran.



—Sonríe Jae, por que nuestro trabajo es ser felices y contagiar de esa alegría a los demás. Cuando nuestro trabajo terminé, prometo que te prestaré mi hombro por las horas que quieras, pero ahora solo… Sonríe. ¿Si?



En ese justo momento la luz verde cambió a amarilla y JunHo giró la cabeza, observando el semáforo y regalándole una última sonrisa al mayor, antes de que sus pasos rápidos llegaran hasta la calle en el momento exacto en que la luz cambió a rojo.



Sacó las cuatro pelotas de colores y comenzó hacer malabares con sus manos, levantando las piernas de vez en cuando y fijando su mirada en JaeJoong, logrando al menos robarle un par de sonrisas y sintiéndose mucho mejor por que su amigo lucía menos tenso.











YunHo observó el cielo, había oscurecido demasiado pronto.



Se detuvo entonces, cuando notó las pocas gotas empezar a caer, aún maquillado y vestido, sin el tiempo adecuado para cambiarse, la lluvia había lo sorprendido. Cerró los ojos por un momento y cuando una débil gota golpeó en su frente sonrió.



—Hyung… ¿Te gusta la lluvia?



Escuchó la voz de ChangMin, y en esa ocasión sonó lejana, tan inverosímil, que por un momento tuvo que abrir los ojos para comprobar que Shim en realidad continuaba a su lado. Y lo vio, justo a su lado derecho, esperando aún una respuesta.



—Si, me gusta la lluvia. Es nostálgica.



ChangMin sonrió, pocas gotas caían en ese momento. Eran lo suficientemente pocas, como para decir que pasaría mucho tiempo antes de que lucieran verdaderamente empapados. La mano de YunHo sosteniendo la suya de pronto lo tomó por sorpresa.



—ChangMin, lo siento… Te mentí.

—¿Eh? ¿Cuando?

—Cuando me preguntaste por la persona de la que me enamoraría.



El tacto de YunHo en su mano, había paralizado su brazo por completo. Era incapaz de formar alguna expresión en su rostro que valiera la pena, por que podía incluso oír el latido de su propio corazón.



—La persona de la que me enamoraría, sin pensarlo tendrías que ser tú.



Si antes no había logrado sentir las gotas en ese momento fue algo casi hasta imposible, por que de repente las gotas comenzaron a caer con más fuerza. ChangMin pensó que actuar pronto, decir algo serviría.



Pero en ese justo momento, Changmin solo pudo pensar en las palabras de YunHo, rodeándolo por completo, igual que esa fría lluvia de invierno que empezaba a cubrirlo por completo.











Las líneas de mi energía se van, y yo estoy solo una vez más

Y no me importa en lo absoluto no responder al teléfono








JaeJoong esa tarde llegó al departamento un poco más temprano de lo habitual, por que la lluvia de pronto había interrumpido su trabajo de ese día. Y como se venía haciendo costumbre supuso que YunHo no llegaría hasta la noche y que entonces le tocaría pasar la tarde solo.



Dejó las cosas sobre la pequeña mesa, consciente de que suspirar levemente alivianaría un poco el cansancio de ese día. Sin embargo cuando vio a YunHo recostado en el pequeño sillón de la sala con los ojos fijos en el techo arrugó un poco el entrecejo.



Por que YunHo nunca se quedaba sin maquillarse, y con la ropa del trabajo puesta.



—¿YunHo?



La mirada del menor lo atravesó por completo, por que lucía abatido, y en JaeJoong afloró el sentimiento sobreprotector que le decía a gritos que debía abrazarlo. Se sentó a su lado y YunHo únicamente sonrió.



—Hey Jae… Hace mucho que no te veía tan temprano.

—Eso lo debería decir yo, tonto. Tú eres el que se entretiene con su nuevo amigo.



YunHo suspiró, con la mirada en la pared por unos minutos y JaeJoong comprendió que el tal ChangMin no sería el tema de conversación del día de hoy. Se levantó por un momento y tomó su pequeño bolso, sacando rápidamente un pequeño paño empapado en crema desmaquilladora.



Cuando impregnó el frío contenido en la mejilla de Jung, él se sobresaltó un poco, abriendo los ojos y JaeJoong se sintió observado, tanto como nunca antes. Pero aún así no se detuvo, continuó limpiando el rostro de YunHo con cuidado.



—Ya sabes que no puedes quedarte con el maquillaje del trabajo por tanto tiempo.



Colocó una de sus manos tras la nuca de YunHo, solo para poder limpiar mejor la zona de la frente. Y justo en ese momento su propio cuerpo se sobresaltó cuando sintió el pequeño paño frío en su mejilla.



Por que al parecer YunHo había empezado a hacer lo mismo, y le había regalado una pequeña sonrisa mientras lo limpiaba también. JaeJoong en ese momento sintió un pequeño hueco en el estómago, no muy seguro de lo que debía sentir en ese momento.













JunSu salió a tomar un poco de agua.



Y cuando sus ojos enfocaron a ChangMin aun sentado en el sillón se sintió preocupado.



—ChangMin. ¿Te has dado cuenta que has permanecido sentado en el sillón desde las diez de la noche que llegué y ya son casi las cuatro de la mañana?

—Lo sé, Hyung…



Aquella autómata respuesta, no lo convenció. Se sentó cerca de los pies de Shim y colocó una de sus manos sobre las rodillas del muchacho. Mirándolo directamente a los ojos y esperando que ChangMin lo escuchara, y no solo pretendiera que lo hacía.



—Min… ¿Ha pasado algo?



ChangMin volvió a sonreírle, tan nostálgicamente como tantos meses atrás cuando en medio de una terrible lluvia le hizo una confesión que JunSu no se esperaba y que había taladrado su conciencia hasta lo más infinito de su alma.



—Creo que arruiné mi historia, Hyung.



JunSu lo vio agachar un poco la cabeza, inseguro de que hacer en ese momento. JunSu solo apretó el agarre sobre las rodillas del menor. Esperando que cuando se sintiera listo le contara lo que el estaba sucediendo.













Un día despertare, algún día recuperare todo lo que te di

Por que estoy empezando a ver la luz.








Hace dos días que no veía a YunHo.



Producto capaz de su posible miedo interior por no saber que responderle, por que lo único que había susurrado esa tarde de lluvia cuando YunHo fue tan sincero fue un ligero tartamudeo incomprensible en el que se comportó como un reverendo idiota.



Tratando de dejar en claro que la confesión lo había tomado por sorpresa y no estaba ni de cerca por saber que es lo que sentía. Probablemente decepcionando a YunHo con su actitud torpe e infantil, demostrándole por que él era el mayor.



—¡ChangMin!



YunHo apareció de la nada, con una sonrisa en los labios y un buzo y un jean puestos, acercándose a él como si nada estuviera pasando y un nuevo día hubiera comenzado. ChangMin sin embargo se sintió terriblemente nervioso y estúpido.



—¿Sabes que día es hoy, ChangMin?

—Lunes.

—Oh, eso es genial.



Apenas tuvo tiempo de alejar un poco su cabeza cuando YunHo lo tomó por el rostro acercando sus labios y besándolo suavemente, como si de pronto tuviera el derecho de hacerlo. Y tuviera aún más el derecho de arrancarle un suspiro como el que acababa de salir de sus labios.



—¿Qué haces?

—Te amo, ChangMin.



Y él ya no sabía en que mundo se encontraba y por que de pronto YunHo parecía tomarse unas atribuciones que no le pertenecían y que desestabilizaban su cordura casi por completo. Dando un paso hacía atrás, ChangMin intentó recuperar el aire para sus pulmones.



—Ya es tarde, nos vemos a las cinco en el parque como siempre.

—¡Oye, espera! ¿Por que me besaste?… ¿Por qué dijiste… ‘Eso’?



ChangMin había comenzado ha hablar, con una seguridad palpable que fue disminuyendo en tanto no hallaba las palabras adecuadas, pero YunHo solo colocó una de sus manos sobre su cabeza. ChangMin lo observó sintiendo aquel gesto demasiado fraternal.



—Hoy es lunes, y cada lunes, de cada mes, voy a declararme. Esperando que un día abras los ojos y te des cuenta de que me amas tanto como yo a ti.



Le sonrió de una manera indescriptible, borrando las palabras y excusas que había maquinado en su mente para YunHo, dejando que ellas murieran en su garganta. Inexpresivas por lo paralizado que se había sentido ante lo que YunHo le había dicho.



No asintió, no sonrió, y YunHo solo se marchó con una sonrisa en los labios y agitando la mano. Dejando a ChangMin inmóvil en la mitad de aquella vereda. Ambivalente e indeciso de lo que podía llegar a pensar.



“¿Por qué cada lunes?”













JaeJoong observó la comida en sus manos.



Eran cerca de las seis de la tarde, y pensó que ir por YunHo ahora que parecía que habían cesado sus citas con ChangMin sería una buena ventaja. Cuando llegó, YunHo estaba sentado en una de las bancas, ya completamente cambiado de su atuendo de trabajo.



Tenía la mirada un poco preocupada, mirando de un lugar a otro como si buscara a alguien ya impacientemente. JaeJoong decidió ir a un paso un poco más lento, más por instinto que por que sabía en realidad por que lo hacía.



Y cuando divisó a ChangMin, con la mirada en cualquier otra parte menos en YunHo, acercándose a él, con las manos en los bolsillos. Su paso se detuvo y la comida en sus manos de pronto empezó a pesar demasiado.



Por que YunHo se levantó y sonrió, ChangMin por unos momentos se perdió en aquella sonrisa y luego sacudió la cabeza empezando a caminar, restándole importancia al encuentro y empezando una conversa trivial que YunHo respondía de la misma forma.



Ajeno a todo, JaeJoong sonrió levemente, por que no hay nada que pudiera hacer por ahora.











—¡Maldito taxista!



YooChun gritó con fuerza, con la suficiente como para que el taxista que lo acababa de dejar botado en la mita de la calle lo escuchara. Todo había comenzado con un comentario de mal gusto que el chofer había emitido acerca de su tatuaje en la espalda.



Por que YooChun había ensuciado su camisa, y había aprovechado para cambiarse de camisa dentro del taxi y por supuesto el hombre aquel había comenzado a hablar de la adolescencia mal vivida, de los malos padres y YooChun había llegado al límite de su paciencia.



Y entre la discusión, con todo el derecho que le otorgaba ser el dueño del auto. El hombre aquel se había estacionado, bajado sus maletas y pedido que se abajara. Y por supuesto, YooChun se había bajado del auto con la cabeza en alto, pero muy, muy molesto.



—¿Por qué diablos me pasan estas estupideces a mi?



Resopló con molestia y miró el semáforo cercano esperando ver algún taxi nuevamente, el problema era que ni siquiera sabía donde estaba parado. Un muchacho balanceando varias pelotas en la mitad de la calle llamó su atención y cuando la luz cambió a verde el muchacho hizo una reverencia y se marchó.



—Oye… Disculpa me podrías decir ¿Dónde… ¡Por que te pareces a JunSu!?



El muchacho frente a sus ojos palideció un poco, YooChun se acercó para ver su rostro y él retrocedió un tanto sorprendido, un tanto asustado ante aquel desconocido que de pronto le hablaba de esa manera tan confianzuda.











ChangMin suspiró un poco.



YunHo a su lado solo comió un poco de del dulce en su plato y miró extrañado a ChangMin quien parecía muy concentrado en sus pensamiento, doblando infinitas veces la servilleta en sus manos.



—¿ChangMin, estas bien?



El menor levantó la mirada, un poco confundido e inseguro de cómo plantear su pregunta y sabiendo a consciencia que el tema no era algo que le gustara indagara demasiado. Pero la curiosidad pudo más, y apoyándose sobre la mesa soltó la pregunta.



—¿Por qué los lunes, YunHo?



En ese momento Jung sonrió, volviendo a comer otro pedazo de pastel, con la sonrisa en sus labios. Y la mirada atenta de ChangMin sobre sí.



—Por que un día lunes tú te apareciste en mi vida.



Y la manera inexacta de las regulaciones de los latidos de su corazón, provocaron en ChangMin un leve sonrojo en sus mejillas que encubrió girando un poco la cabeza y tosiendo, como si en verdad no hubiera escuchado aquello.



—Eres un idiota, YunHo.

—Mmh… Si, tú también ChangMin. Tú también.



ChangMin entonces levantó la mirada una vez más hacía YunHo, por que esas no eran las palabras que esperaba que pro siguieran a una confesión, pero de algún modo, YunHo había logrado arrancarle una sonrisa.



Y el peso de la duda, para ChangMin, estaba disminuyendo.











Apaga las velas, por que va a ser una noche solitaria

Pero creo que estaré bien


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