”Te lo dije Junsu ¡La puta madre te lo dije! No te enamores de un prostituto. Ellos no tienen sentimientos excepto hacia el dinero. Y después de todo lo que he pasado, de esas horribles experiencias… Tú podrías pensar que yo hubiera sido un buen ejemplo.”
Junsu se sienta en su sofá mientras Jaejoong, su mejor amigo, se pasea de un lado a otro. Las palabras arrojadas desde la boca del mayor dañan sólo por el hecho de que son ciertas. Junsu realmente debió haberlo pensado mejor antes de enamorarse de Yunho, pero eso no lo detuvo.
Después de casi una semana de llamadas y mensajes de texto, Jaejoong estaba dispuesto a tirar abajo la puerta de Junsu con tal de averiguar lo que pasaba.
“Pe-pero Hyung, lo he intentado… Quise mantenerme al margen, pero después de aquella primera vez… Ya no era solo una de noche de sexo. Yo lo necesitaba… Y ahora yo… Yo lo amo”, susurra Junsu, su corazón nuevamente roto ante su propia revelación.
“¡Mierda! ¡La puta madre!”, grita Jae. “¡Junsu! Él no se PREOCUPA una mierda por ti. Él no te ama, sólo lo que tú le puedas dar. Sólo las personas egoístas se transforman en prostitutos. ¿No entiendes eso? ¡No puedo creer que seas tan estúpido! Dios, te amo y todo, eres mi mejor amigo. Es por eso que no puedo dejar que pienses de esta manera.”
Junsu empieza a llorar gruesas lágrimas de la angustia. Ellas bajan por su rostro suavemente hasta su barbilla. No hace ningún movimiento para borrarlas, sabiendo que otras nuevas las reemplazarían.
“¿Qué debo hacer Hyung? No lo he llamado en toda esta semana. Yo…”, Junsu se desvanece como Jaejoong lo cubre en un abrazo y se acurrucan juntos en el sofá.
“Solo respira, Junsu. Eso es todo lo que puedes hacer”, murmura Jaejoong al hombre que se rompe entre sus brazos.
Todo lo que puede hacer Junsu es imaginarse la bella sonrisa de Yunho, mientras llora hasta quedarse dormido por sexta vez esa semana.
Se despierta con el olor del tocino y gime cuando su estómago se queja. Tal vez comer sería una buena idea y Jaejoong cocinando siempre prometía una buena comida. Sale de la cama, recordando claramente que él se había quedado dormido en el sofá y agradece a Dios por tener a Jae para cuidar de él.
Se adentra en la cocina y observa cómo Jaejoong balancea sus caderas con la música de la radio, vierte la mezcla de huevos revueltos en la sartén y se gira para cumplir con Junsu.
“Hola guapo, ¿estás listo para el desayuno de esta mañana? Pensé que hoy tal vez podríamos hacer un pequeño viaje al zoológico o a un museo. Sé lo mucho que te encanta pasar el día afuera”. Jaejoong ofrece una amable sonrisa y Junsu intenta devolvérselo.
Sí, realmente estaba agradecido de tener un amigo como Jaejoong. Él sabia que el hombre sólo trataba de distraerlo, pero se lo agradeció de todos modos.
Comieron rápido y Junsu se duchó y vistió en tiempo récord. Tenía que salir de su departamento antes de explotar. El enorme peso de su desesperación aplastaba su corazón y se preguntó cómo llegó tan bajo. ¿Realmente había permitido que su corazón fuera completamente robado al punto de que cada respiración fuera dolorosa y llena de recuerdos con Yunho?
Jaejoong asoma la cabeza en la habitación de Junsu en el momento justo, por lo que el hombre se pregunta si su amigo tiene la habilidad de leer la mente.
Junsu estaba hablando sobre aventurarse a un café con Jaejoong por. No había pasado mucho desde que consiguieron sus asientos y habían pedido sus órdenes de dos triples chocolates calientes y unos buñuelos con crema, cuando el mundo de Junsu se derrumbó a su alrededor.
Yunho estaba entrando con una hermosa mujer de su brazo. Los dos estaban envueltos en bufandas a juego, mejillas rosas probablemente por algo más que el clima frío. Junsu siente un nudo en su garganta y de repente la habitación lo empieza a sofocar. La sonrisa en el rostro de Yunho es exactamente la misma de cuando está con Junsu.
“Ja-Jaejoong… ¿podemos irnos por favor?” susurra Junsu, aferrándose a su estómago y girando violentamente. El mayor lo mira como si le hubieran salido cinco cabezas.
“¿Por qué Junsu? Estabas eufórico por este sitio… Pensé que era el lugar a donde querías ir”. La inocente expresión herida de Jaejoong araña aún más en el ya aplastado corazón de Junsu.
“Yo… bueno… es solo que… Yunho acaba de entrar… él está con un cliente”, la última palabra apenas audible, quemándole la lengua. Él también no era nada más que un cliente.
Observa cómo los ojos de Jaejoong crecen tan grandes como platos ante la revelación y el hombre da la vuelta violentamente.
“¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está ese hijo de puta?!”, grita el mayor. Junsu agarra fuertemente a su Hyung del brazo y tira de él en su silla.
“No. Siéntate, Hyung. No vale la pena. ¿De acuerdo? Vayámonos”, Junsu silba algo irritado, tratando de agachar la cabeza para que Yunho no pudiera verlo. El estallido de Jaejoong había llamado la atención de algunos pares de ojos.
Jaejoong suspira en un furioso arrebato, murmurando sobre el deseo del chocolate caliente y Junsu se siente culpable. No había ninguna razón para huir hacia la puerta en el momento en que Yunho entrara a un establecimiento… ¿verdad? Junsu podía ser fuerte.
“No importa Hyung. Quedémonos. Está bien”, dice Junsu rápidamente en cuanto ve que Yunho lleva a su “dama” hacia una cabina acogedora en un rincón de la cafetería. Un momento después, la camarera trae sus órdenes con una sonrisa y Junsu vagamente se pregunta si podría conseguir que ellos se marcharan. Estaba a punto de preguntarlo cuando de pronto Jaejoong se pone de pie y camina hacia la dirección de Yunho.
Junsu hace un grito silencioso de horror y un casi silencioso “¡No, Hyung!” se escapa de su boca mientras persigue a su mejor amigo. Se las arregla para arrastrar al hombre de nuevo a su asiento.
“¡Ya basta, Hyung! No me avergüences al ir ahí y mostrar tu culo. ¿Me escuchas? ¿De qué servirá de todos modos? ¿Qué le dirías? ‘Oye tú, le robaste el corazón a mi amigo y su dinero, exijo que se los devuelvas’? Porque realmente Hyung, siempre has sido más racional que yo y no veo cómo puedas hacer eso”, él gruñe.
Jaejoong repara en el hombre más joven por un momento antes de adoptar una expresión de culpa.
“Tienes razón, Junsu. Lo siento. Es que sólo no me gusta verte mal. ¿Puedes entender eso, cierto?”, pregunta Jaejoong bebiendo del chocolate caliente que estaba cerca de él.
Junsu suspira por lo que siente que es la millonésima vez el último par de días.
“Sí, Hyung lo sé. Siento haberte gritado. ¿Qué tal si hacemos que esto vaya bien?”, sugirió llamando a la misma camarera sonriente. Después de que ella se fuera para preparar sus órdenes para llevar, los ojos de Junsu volvieron hacia donde Yunho estaba. El otro hombre estaba mirando directamente hacia él, lo que hizo saltar a Junsu de un shock. Los profundos ojos de color chocolate lo calentaban hasta la médula. Rápidamente se volvió hacia Jaejoong quien hablaba sobre su nuevo novio.
Una vez que todo estuvo empaquetado y listo para llevar Junsu rápidamente se puso su abrigo y casi arrastró a Jaejoong del lugar.
Afuera. Mientras caminan por las tranquilas calles, Jaejoong toma unas cuantas respiraciones profundas y Junsu levanta las cejas. Siempre que Jae hacía eso significaba que estaba sumido en sus pensamientos o a punto de hacer una pregunta muy difícil.
“Hey, ¿Junsu?”
Estaba en lo cierto.
“¿Sí, Hyung?”, responde Junsu sorbiendo de su chocolate caliente y disfrutando de su rico sabor.
“¿Tú y Yunho…usaron…bueno…protección?”, pregunta Jaejoong haciendo especial hincapié en la palabra ‘protección’. La mandíbula de Junsu cae ante tal pregunta, y reflexiona la respuesta, ya sea mentir o no.
“Bueno…solíamos usarlo. Pero desde hace un mes a la fecha…él ha dejado de usarlo conmigo”, responde finalmente, la verdad escapa de su lengua fácilmente. Confiaba en que Jaejoong entendería la cercanía y el amor que sentía por el hombre.
En un abrir y cerrar de ojos, Junsu supo que había dicho algo malo. Jaejoong palidece y sus ojos estaban bien abiertos del horror. Él escupe por un momento en estado de shock antes de que las palabras vinieran a su boca en una rápida sucesión.
“¡¿Qué?! ¡Mierda Junsu! ¡Él pudo haberte enfermado! ¡Mira su línea de trabajo! ¡¿Cómo pudiste hacer eso?! Él no le importaría decírtelo porque entonces estaría perdiendo dinero. Al final, el ya lo tenía. ¡¿Cómo puedes ser tan estúpido?! ¡Mierda!”, Jaejoong maldice mientras se desploma en un banco y aprieta sus pantalones de rabia. Una pareja que estaba cerca de ellos se queda boquiabierta.
Junsu mira hacia arriba en estado de shock y una piscina de lágrimas en sus ojos. No llega a reaccionar del todo. Jaejoong lo mira y jadea.
“Tenemos que hacerte una prueba Junsu. Dios mio…”
Junsu siente que su mundo se desmorona y de repente su roto corazón se convierte en algo mucho más grande. La idea de que Yunho posiblemente lo dejará coger una enfermedad grave lo entristecía.
Todo en lo que podía pensar era en esa hermosa sonrisa.
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