UNO
Me recosté suavemente sobre la cama de blancas y sedosas sábanas tragándome por completo mientras yo cerraba los ojos e intentaba reproducir todas aquellas veces que pasé en esta cama. Escenas de cuando él me tomaba en este mismo punto, su toque dejando un invisible rastro de calidez sobre cada parte de mí que acariciaba, besaba, succionaba. Este solía ser uno de aquellos recuerdos que dibujaría una sonrisa en mi rostro, pero ahora no me provocaba nada más que un dolor en el pecho.
“Te extraño,” Les susurré a las sábanas mientras volteaba la cabeza lentamente hacia la derecha. Abrí los ojos e impulsé mi cuerpo más arriba hasta las almohadas. Pasé mis manos por las almohadas rayadas en blanco y negro. Tomé una y envolví mis manos alrededor de esta, esta vez sentado y apoyándome en la cabecera. Hundí mi rostro en el suave material de algodón e inhalé profundamente tratando de captar lo que fuera que quedara de él en esta cama cada vez que se levantaba de ella. Al exhalar, mi respiración era vacilante al igual que mi cuerpo temblando ante el familiar aroma de su shampoo. Su pelo olía a esencia de coco y esta almohada estaba empapada en ella.
Metí mis pies bajo las cobijas, sintiendo el mullido edredón envolverme. Podría quedarme aquí para siempre. Solo reproduciendo cada momento con él en mi cabeza como un CD rayado. Recorrí la habitación con la mirada. Conocía cada pequeña pieza de mobiliario en esta habitación inclusive pensando que no era y jamás fue mía. Memoricé cada rincón, cada elemento sobre cada escritorio, cada ubicación. Era algo patético, realmente. Incluso yo tenía que admitirlo.
Las paredes estaban pintadas de un rojo brillante, vibrante y parcialmente cubierto con parte de bosquejos inconclusos basados en plantillas de diseño que su dueño había creado. A la derecha había un escritorio de buen tamaño ocupado completamente con reglas de diferentes formas, blancos papelotes bond sin utilizar, borradores, un jarro de color blanco lleno de lápices. Por encima de la cama colgaba un plato de diseño enmarcado que el dueño había terminado. A la izquierda se encontraba un ventanal, las persianas echas a un lado para revelar las luces titilantes de la ciudad a sus pies.
Es curioso, cómo cada vez que me asomo por la ventana de noche ésta parece tan ocupada y apresurada mientras que visto desde donde estaría parado era como si me encontrara en un universo alterno donde el tiempo se detiene. “Te extraño,” Dije otra vez. Cerrando mis ojos como si estuviera deseando que él apareciera y esto pudiera hacerse realidad. “Te extraño. Te deseo. Yo…yo...te amo.” Sostuve la almohada con más fuerza. “Te amo, Shim Changmin.”
Su nombre, a pesar que trataba de olvidarlo para no pronunciarlo, permanecía en mi mente. Yo no quería pensar en su nombre porque entonces éste me recordaría su rostro, después su rostro me recordaría su sonrisa, su sonrisa me recordaría sus labios, sus labios me recordarían su toque. Y su toque—
“Changmin...” Suspiré sintiendo la corriente eléctrica pasar rápidamente por mi cuerpo en los recuerdos de nosotros haciendo el amor. “Changmin...” Mis labios seguían diciendo su nombre. Parecía como si ellos también lo echaran de menos. “Changmin, Changmin, Cha—“
El sonido de la puerta principal abriéndose rápidamente me interrumpió. Changmin. Mierda. Está en casa. Salté de su cama, tirando la almohada de vuelta y tratando como mejor pude de acomodar las sábanas otra vez del modo en el que estaban. Rápidamente escudriñé la habitación en busca de un lugar donde ocultarme.
Sus pasos resonando desde el exterior me hacían difícil pensar o siquiera respirar. Decidí escabullirme bajo su cama y solo unos pocos milisegundos después de hacerlo vi la puerta abrirse de un empujón y sus pies caminando hacia el interior. Mis ojos se abrieron en el punto donde se encontraban ellos. Grandioso, pensé para mí mismo en tanto trataba de aplacar mi sonrisa y la carcajada que estaba formándose en mi garganta al poner una mano sobre mi boca. Ahora incluso sus pies me excitan. ¿Cómo sucedió esto? ¿En qué diablos me había metido esta vez?
<.3 semanas antes.>
Me levanté alrededor de las 6.18 pm y traté con todas mis fuerzas de enfocarme en el mensaje instantáneo que repentinamente apareció en la pantalla de mi laptop.
Amber: ¡¡¡Jae!!!
<.ZUMBIDO.>
Me froté los ojos y pasé mi mano a través de mi recortado, despeinado, y negro cabello. Amber, mi compañera de clase y autoproclamada mejor amiga, estaba siempre en línea. Nosotros hablábamos sin parar en la escuela y en casa y prácticamente es igual donde sea que vayamos. No me atrae mucho el sexo opuesto. En realidad nada en lo absoluto. Sí, soy gay. Y así también lo era Amber. La única diferencia y extraña razón por la cual somos amigos es el hecho que la gente puede decir que ella es gay. Contrastamos. Y en ese sentido, supongo que nos complementamos el uno al otro. Su engreído y juvenil encanto de muchacho brillaba a través de su foto del yahoo messenger. Pelo corto, cerquillo peinado hacia un lado, poblado y cubriendo parte de su rostro dándole a sus facciones un aire de misterio. Sus labios eran carnosos y de nariz puntiaguda, su aspecto era sin dudarlo algo fuera de lo común y así nuestra amistad y conversaciones eran todo menos comunes.
Amber: ¡Jaejoooooong!
Jaejoong: Incluso si es solo por Internet, por alguna extraña razón de verdad puedo oír tu voz chillona
Amber: ¿Por qué te tomó tanto tiempo responder? ¿Hay alguien más ahí? ¿Estás a salvo?
Jaejoong: Estaba durmiendo. Psicópata.
Amber: Solo me aseguraba, Jae. No hay necesidad de ponerse tan a la defensiva: P
Jaejoong: ¿Tienes alguna noción de confianza, querida Amber? ¡Bali! ¡Antes que muera de anticipación! =))
Amber: Sé que tú solo eres sarcástico con las personas que amas =) Y, sí. En realidad tengo algo que decirte. Aquí está un link a tu nueva cuenta de facebook.
Jaejoong: Te dije que no quería una.
Amber: ¡No rechaces mi duro trabajo!
Jaejoong: ¿Qué hay de duro en hacer click y mover el mouse unas cuantas veces?
Amber: Como sea. Ya lo hice. ¡Úsalo!
Hice click en el link y este abrió una ventana de Mozilla firefox. Escribí mi email, añadí la contraseña que Amber me dio la cual era también “contraseña” por cierto. El perfil entero estaba vacío y yo no tenía más que 3 personas en mi lista de amigos: Yunho, Amber y Yoochun. Sonreí. Típico. Llené la informacion que faltaba en mi perfil.
“Kim Jaejoong, 19 a/e, Hombre.”
Toc. Toc.
“¿Quién es?” Llamé.
“Baja. Ya vamos a comer.” Dijo una voz femenina. Noona.
“En un minuto.” Seguí llenando el perfil en blanco. “Escuela & carrera: Northland College; Artes Mediales. Hobbies & Intereses: Navegar por internet, leer, música, películas, AMBER, chicos.”
“Acerca de mí: Mi nombre es Jaejoong. Soy torpe y estúpido. Escríbeme si estás interesado. =)) P.D. ¡Amber me complementa!” Al escribir la última línea me dije a mí mismo, ¡grandioso! Algo más de lo que aquellas sanguijuelas de la escuela puedan chismosear. Desde que Amber y yo pasamos la mayoría de nuestro tiempo juntos en la escuela, profesores y estudiantes, han estado especulando, de una manera inconspicua, la VERDADERA naturaleza de nuestra relación a pesar que a está claro que a Amber no le atraigo y NO le atraeré a menos que mi pene desaparezca. En caso de que esto sucediera, me suicidaría.
Me rendí meses atrás tratando de explicar qué pasaba entre nosotros dos, así que ahora Amber y yo solo nos divertíamos jodiendo sus mentes.
Cuando terminé el resto de las preguntas apagué mi laptop y me dirigí a la puerta. Al girar la perilla y abrirla divisé a mi hermano mayor, Heechul que venía subiendo las escaleras. Me miró para luego desviar su mirada al mismo tiempo que alguien venía caminando tras él.
“Bienvenido al segundo piso.” Mi hermano bromeó entretanto la persona a la cual se dirigía también lo alcanzaba y se detenía, su cabeza girando de un lado a otro mientras examinaba nuestra sala desde el segundo piso, su cabeza alejada de mí dándome tan solo una vista llena de espeso cabello castaño. “Y ese es mi hermano menor, Jaejoong.”
El extraño volvió la cabeza hacia mí, revelando sus grandes ojos marrones y carnosos labios rosados, que estaban fruncidos en una leve sonrisa para ese momento, su tez aceitunada. Su cabello castaño claro enmarcaba perfectamente su rostro, su cara pequeña contrastaba con sus anchos hombros y gran altura. Me miraba. Directo a los ojos, sin vacilación y sostenía la mirada en tanto se acercaba un poco más. Se veía, en ese momento cuando lo vi por primera vez, tan inocente. Su edad era evidente por su rostro y por la forma en la que se desenvolvía, pero me recordaba tanto a un cachorrito perdido. Alguien despojado de todo, no deseado y temido. Las apariencias, como bien dijo mi amigo Yoochun, pueden ser muy engañosas. Sin embargo, mientras él se paraba orgullosamente frente a mí, su sonrisa haciéndose más amplia al tiempo que los segundos avanzaban, él era hermoso.
“Annyeonghaseyo.” Se inclinó.
Me incliné en respuesta, mis ojos incapaces de apartarse de él.
“Soy Shim Changmin.” Él explicó y dirigió su mirada hacia mi hermano cuando dijo “Su—“
“Jefe.” Heechul completó con una sonrisa tensa.
Changmin sonrió como si esta fuera la broma más interesante que hubiera escuchado en su vida. “Y amigo. Me invitó a cenar y ahora está dándome el recorrido por su casa.”
Me quedé allí, inexpresivo e inseguro de qué decir. “Correcto.” Espeté. Miré por encima de los hombros de Changmin a mi hermano. “Hyung, bajaré a ayudar.” Pasé por delante de ellos con los brazos cruzados sobre mi pecho.
“Está bien.” Heechul dijo sin mucha emoción.
Por la forma en que mi hermano y yo hablamos, por la forma en la que actuamos el uno con el otro, me preguntaba si Changmin sería lo suficientemente inteligente, lo suficientemente atento como para notar la tensión entre nosotros.
Bajé las escaleras y ayudé a poner la mesa. Minutos después cuando todos estábamos sentados, Changmin y Heechul estaban abajo y finalmente terminando el recorrido. Changmin y Heechul se sentaron juntos al otro lado de la mesa, mi hermano junto a mamá. A lado de mamá estaba mi hermana, luego mi primo, y entonces yo. Mi hermano estaba casado pero él y su esposa habían tenido una pelea de nuevo razón por la cual ella estaba en casa de sus padres. Changmin estaba sentado frente a mí y cada tanto nuestros ojos se encontraban. Cada vez que eso pasaba él me sonreía. ¿Qué pasa con este tipo? Pensé para mí mismo mientras masticaba. Fenómeno.
“Changmin-sshi,” Mi mamá dijo en tanto seguía comiendo.
Changmin alzó la vista de su plato.
“¿Eres de la misma edad que Heechul?” Uma preguntó.
“Dos años mayor.” Changmin sonrió.
Dos años. Consideré la cifra en mi cabeza. Así que tiene 25.
“Impresionante.” Apa comentó. “Y ya lo estás haciendo bien.”
“El diseño arquitectónico es de lo que vivo. Si no soy bueno en eso honestamente no sé qué más hacer.” Changmin bromeó.
“¿Estás casado?” Uma preguntó.
“No, pero no creo que esté muy lejos de estarlo.” Aquella sonrisa nunca dejaba su rostro al hablar. “Mi novia ha estado mencionándolo mucho últimamente y lo que ella quiere usualmente lo consigue.”
Mis padres rieron.
El resto de la conversación transcurrió de igual manera. Haciéndole preguntas a Changmin las cuales él respondería siempre con el mayor respeto, su sonrisa jamás abandonando su rostro. Al responder hablaba con claridad y confianza. Algunos considerarían esto encantador. Para mí, bordeaba lo inauténtico. Pero, estoy divagando. Me zarandeé mentalmente para salir de mis pensamientos y traté de concentrarme en la comida. Mi hermano estuvo callado por el resto de la cena, pero de vez en cuando podía pescarlo mirando a Changmin del modo más sospechoso. No le presté atención, sin embargo. Lo que haga con su propia vida no es de mi incumbencia. Y lo prefería de ese modo.
Mis padres eran dueños de una pequeña tienda de abarrotes ubicada justo fuera de nuestra casa y siempre que podíamos nos turnábamos para hacer las de cajero. Como ya estaba terminando de comer decidí ir a la tienda y reemplazar a mi hermana. Ella fue directa allí después de cenar y yo estaba algo preocupado por ella ya que estaba embarazada. Las complicaciones de esta familia están tan entretejidas como una maldita telaraña. Pudo haber habido una época en la cual esta especie de drama me divirtiera. Ahora únicamente me sentía como la broma personal de Dios.
Saludé a mi hermana al entrar en la tienda, la puerta de vidrio dándole a la campanilla colocada en la parte superior haciendo ese DING propio de una tienda de abarrotes. Le dije que yo me encargaría y ella sonrió y me lo dejó a mí. Me coloqué detrás del mostrador mientras observaba a las 7 u 8 personas deambulando por la tienda.
Empezó a gustarme cuidar de la tienda cuando me di cuenta que aparte de mi habitación, este era el único otro lugar en el que la privacidad era mi única compañía. Vigilar y ayudar en la tienda ambos me tranquilizaban y me reventaban al mismo tiempo. Me calmaba porque era tranquilo. Me gusta la tranquilidad. Era molesto no que mis padres quisieran tener una tienda o emprender algún tipo de negocio sino que mi educación podría no ser lo siguiente en la lista justo ahora como se suponía debía ser. Las finanzas iban lentas incluso desde que compraron este lugar esperando que las ventas subieran de inmediato. Quién hubiera pensado que hasta mis padres podrían ser tan ingenuos. Ahora, mi inscripción para el próximo año estaba en veremos. Me quité la chaqueta revelando mi blanca camiseta y haciendo juego con mis pantaloncillos color caqui y sentándome en la silla de plástico, los pies descansando sobre el mostrador. Saqué los periódicos viejos que estaban tras el mostrador y comencé a perder el tiempo con los crucigramas. Probablemente cerca de media hora después…
DING.
Era como si ese sonido formara parte de mis instintos. Por cada vez que este sonaba en mi cabeza, automáticamente levantaba la vista para saludar al nuevo cliente. Alcé la mirada, una extraña sensación creciendo en mí al darme cuenta de quien entraba a la tienda.
Changmin parecía buscar algo en la tienda al ingresar. Esperaba que Heechul entrara tras de él, mas nunca lo hizo. Changmin me observó. Me miró de frente y luego sonrió, aquella misma sonrisa, sus labios sin revelar sus dientes, uno de sus ojos ligeramente más pequeño que el otro. Le devolví la sonrisa al mismo tiempo que se acercaba al mostrador.
Una vez que alcanzó el mostrador situó ambos brazos en el borde a la vez que se apoyaba contra el mármol, inclinándose más de cerca.
“Kim Jaejoong-sshi, ¿cierto?”
Asentí. “Shim Changmin-sshi.” Lo señalé mientras él inclinaba la cabeza hacia un lado.
“Hyung.”
“¿Ah?” Levanté la mirada.
“Changmin-hyung.”
“Oh—kayyy.” Respondí, entretanto él continuaba mirándome sin ningún rastro de vergüenza.
“Jaejoong-ah,” Changmin dijo de pronto. Esto me sorprendió y me hizo volver la mirada hacia él. Él ya me llamaba por mi nombre. En realidad eso no me molestaba, era más la impresión que otra cosa. “Tu mamá me pidió que te ayudara a cerrar.”
“¿Ya?” Me levanté y mire al reloj colgando de la pared por encima del aparador de cigarrillos. 10:38. “Es más tarde de lo que pensaba.”
“Seee.” Changmin se apartó del mostrador. “¿Qué necesitas que yo haga?”
Me sentí un poco incómodo de pedirle que dejara las mesas limpias, pero él preguntó que podía hacer así que le pasé la franela y él aceptó inmediatamente.
Mientras Changmin limpiaba las 3 mesas circulares y continuaba con la mesa más larga que llegaba hasta casi las ventanas de la tienda yo saqué el trapeador y comencé a pasarlo por manchas y puntos al azar. Cuando estuve satisfecho con el piso decidí empezar a reabastecer aquellos estantes de bocadillos que necesitaban de más artículos. Caminé del pasillo al almacén y pasé de largo a Changmin quien aún estaba ocupado limpiando, de espaldas hacia mí.
Me abrí paso por la blanca puerta de dos hojas a la oscuridad del almacén, mi mano toqueteando la pared a ciegas en busca del interruptor. Al sentirlo entre mis dedos presioné rápido ya que me quedaban rastros de fobia cuando lo encontraba en la oscuridad. Al momento de accionar el interruptor de los dos fluorescentes uno comenzó a parpadear. No presté atención mientras continuaba recorriendo el interior, en busca de la caja de bocadillos recientemente lanzados.
Recuerdo haberlos guardado provisionalmente en uno de los anaqueles de por aquí…¡JA! La encontré. Saqué la caja que estaba algo pesada y la acomodé en ambos brazos. Cuando volteaba con dirección a la puerta una figura de pie frente a mí inesperadamente hace que sienta el corazón casi salírseme del pecho.
“¡MIEEEEEER-DA!” Grité a la vez que casi dejaba caer la caja, pero Changmin la atrapó, sujetando mis dos brazos con sus manos y manteniendo el equilibrio. “¿Qué—qué estás--?”
“Lo siento, Jaejoong-ah. Acabo de terminar de limpiar las mesas. Te vi entrar aquí y creí que podrías necesitar algo de ayuda.”
“¿Tenías que ser tan silencioso? ¡Eres como un condenado ninja!”
“Si te sirve de consuelo las mesas quedaron impecables.”
Sonreí a pesar de mi acelerado corazón y traté de respirar pausadamente. De pronto sentí la suave tersura de sus manos en mis brazos. Estaba sorprendido. ¿Desde cuando era tan consciente del contacto físico?
“Aquí,” Changmin comenzó a apartarla de mí. “Déjame llevar esto.”
“No,” Sostuve la caja firmemente. “Puedo hacerlo.”
“Es lo menos que puedo hacer por casi provocarte un ataque al corazón.” Él sonrió.
“Buen punto,” Dije finalmente soltando la caja, sus manos abandonando mis brazos, al darse la vuelta y salir caminando.
Le mostré dónde estaba el pasillo y surtimos los estantes hasta que estuvieron repletos. Ambos nos pusimos de pie. En ese momento, en ese mismo instante, algo cambió. Sentí su mirada sobre mí incluso antes de posar mi mirada sobre él. Sentí sus manos en mi cintura antes de darme la vuelta siquiera.
Nos miramos fijamente el uno al otro antes de sentir su aliento sobre mi rostro y fue solo entonces que me percaté de cuán cerca estaba.
Quería pedirle que se moviera, que se fuera, que dejara de tocarme, pero su mirada, sus ojos tampoco me lo permitían. No podía creer que se tratara de la misma persona que había cenado con mi familia hace unos minutos. Todo sonrisas y bromas en un momento, total seriedad al siguiente. Sentí una de sus manos deslizarse hacia arriba, despacio desde mi cintura hasta mi abdomen, pecho y antes que pudiera ascender algo más hice a un lado la cabeza y aprisioné sus manos.
“¿Qué estás haciendo?” Le susurré sin poder hacer nada mientras su mano se escapaba de mi agarre.
Mi rostro aún seguía apartado del suyo, él susurró a mi oído. “Lo que he estado deseando hacer desde la primera vez que te vi.”
La mano de Changmin serpenteaba de camino a mi nuca, tirando de mí y forzando a que me inclinara hacia adelante, sus labios atrapando los míos en un rápido movimiento. Fue un simple beso al principio, pero poco a poco comenzó a separar mis labios con los suyos, buscando acceso. Me tomó un minuto siquiera moverme pues me había tomado por sorpresa. Tan pronto como mis sentidos volvieron, como si fuera la cosa más práctica por hacer, mis labios comenzaron a moverse junto a los suyos, mis ojos cerrados a la vez que sentía su lengua en mi boca.
Al mismo tiempo que le daba plena cabida y comenzaba a devolverle el beso lo sentí gemir en mi boca mientras este se profundizaba en espaciados y eróticos movimientos, nuestras cabezas moviéndose de lado a lado. La mano de Changmin, la que había dejado en mi cintura, se apoderó del dobladillo de mi camisa y empezó a tirar de mí hacia adelante causando que mis caderas chocaran contra las suyas y cuando yo hice del mismo modo me empujó contra el estante, los empaques de bocadillos crujiendo bajo mi cuerpo. Mis manos de repente volaron a sus costados intentando recuperar el equilibrio, mis manos aferrándose a los bordes de su camisa. Pegó su cuerpo contra el mío por completo sin romper el beso en ningún momento.
Yo nunca lo cuestioné. Jamás me preocupó si mi familia podía vernos por la ventana. Yo solo lo dejé pasar como si fuera lo más natural, algo normal en el mundo. Besando a alguien que habías visto por primera vez. Besando a alguien por el cual no sentía absolutamente nada. Si esto hubiera sucedido antes de tener 17 probablemente me habría preocupado. Las cosas cambian. Las perspectivas cambian. Debido a las circunstancias, sacrificios, personas. Al cumplir los 17 comencé a odiar a la gente más de lo que cualquier persona normal debería.
Que atrevido changmin me encanta cuando es asi con jaejoong!
ResponderEliminarde verdad quiero saver que paso despues ,porque al pricipio de la historia jaejoong se esconde ?? a caso changmin no siente lo mismo por el ? que paso ? bueno tendre que espera al siguiente cap..esta super bueno me gusto mucho JaeMin bueno en este caso se ve mas MinJae jajaj da igual me fasinan los dos me encanto como escribes ..muchas gracias esta genial :D
Wooo que salvaje.. waa me encanta ^u^ adoro a Min asi todo sexoso wuajaja Jae tu solo deja que pase lo que tenga que pasar wii quiero mas de esta historia quiero quiero!!!!!
ResponderEliminarainssss porque justo ahí.. quiero más, quiero más... es decir quiero leer más... :D
ResponderEliminarestá muy bueno este finc... este Changmin atrevido... ainss muero de la emoción...
Gracias x la traducc.. besos
contii!!!!!! please!!!!!!
ResponderEliminarwaaaaa changmin pervertido XD por favor continuación me pregunto por que Jaejoong odia a la gente bueno a veces yo me hago la misma pregunta XD conti porfa
ResponderEliminar