KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Memorias Prohibidas.Capitulo 5

Melodías inolvidables.



ShinDong se arrimó en el asiento de su auto y bostezó un poco.



Estaba realmente cansado, seguir o vigilar a Kim JaeJoong era sencillo, iba del trabajo a su departamento y muy de vez en cuando al hospital para visitar a YunHo. Aparentemente no hacía nada más. Sin embargo el día de hoy su rutina había variado un poco.



Luego de que su jornada de trabajo terminara. Se quedo un rato más a conversar con su jefa. Parecía insistirle de algo que no estaba muy seguro, pero luego de una media hora y de que la mujer hablara y Kim tomara notas. Finalmente JaeJoong abandonó su puesto de trabajo.



Camino un poco hacía un pequeño mercado cercano e hizo varias compras. Harina, chocolate en diversas formas, polvo de hornear, mantequilla y unos cuantos moldes. SungMin supuso de inmediato que se trataría de un pastel. Lo que no entendía era para quien o por que. Luego de eso Kim fue a su departamento y pasó varias horas ahí.



ShinDong se sentó adecuadamente en cuanto vio a JaeJoong salir del departamento. Tomó un taxi y se alejó. A ShinDong no le quedo más que arrancar discretamente y seguir la ruta de auto. Le sorprendió que Kim saliera en la noche y apenas empezó a reconocer el camino al que se dirigía, arrugó el entrecejo.



Marcó el número del celular de YunHo inmediatamente y con el auricular bluetooth activado condujo lentamente esperando equivocarse. Lamentablemente entre más avanzaban, más se reafirmaba la posibilidad de la residencia Jung. Y aún así, YunHo no contestaba.









Desde la habitación. Sobre la mullida cama, dentro del cómodo departamento, el celular de Jung YunHo vibraba constantemente. Con el sonido bajo y las sábanas tapando cualquier intento de ruido. El teléfono no hacía más que vibrar una y otra vez.



—Mmh… No me gusta que uses ese tipo de ropa, Boa.



YunHo realizó un pequeño puchero con sus labios y la mujer en respuesta solo rió agradablemente mientras comía un pedazo de sandía que había sobre la mesa. –Tranquilo Yunnie~ Solo la uso frente a ti y mi novio.



—Boa…— YunHo cambió su expresión por una de indignación casi de inmediato. –Soy tu hermano, por favor. No necesito saber como te vistes frente a Jan.

—Oh, Yunnie. Eres tan lindo~



YunHo rodó los ojos en señal de respuesta y bebió un poco del jugo de naranja que había sobre la mesa. –Ya sabía yo que eso de irte a vivir a Estados Unidos te haría mal. Andas muy liberal.

—Y tu muy anticuado.



Boa sacó la lengua juguetonamente y YunHo tan solo suspiró resignado. El teléfono de su casa sonó y YunHo decidió levantarse a contestar. Antes de que pudiera contestar, el timbre en su departamento sonó y Boa de inmediato se levantó.



—Yo abro~



Asintió a pesar de que su hermana no lo veía, e indiferente con la persona que estuviera en la puerta descolgó el teléfono. —¿Diga?

—YunHo ¿Por qué diablos no contestas el celular?

—Está en la habitación. ¿Ocurrió algo con JaeJoong?



YunHo bajó la voz, apenas identificó la voz de ShinDong supo que el muchacho no lo llamaría en la noche solo para saludar. –Por supuesto que pasa algo con él. En este momento esta subiendo a tu departamento.



El entendimiento llegó a Jung y de inmediato levantó la mirada hacía Boa quien hablaba con Kim. Caminó apenas un poco hacía la entrada y una vez Boa se hubiera girado hacía él. Y JaeJoong hubiera posado su mirada en él. Todo entonces fue de mal en peor.



—…JaeJoong.



El rostro de Kim palideció demasiado rápido para el gusto de YunHo, pronunció un corto ‘Te hablo luego’ a ShinDong y lanzó el teléfono sobre uno de los sillones. Inmediatamente JaeJoong retrocedió, nervioso, con una extraña sonrisa en los labios y escondiendo algo tras su espalda.



—Yo… Lo siento. No sabía que estaba interrumpiendo.

—YunHo. ¿Quién es él?— JaeJoong se vio asustado ante la directa pregunta por parte de la mujer y de inmediato negó, agachando un poco la cabeza.



—JaeJoong ¿Estas bien? Te ves pálido.



—Si, estoy bien. No te preocupes. Hablamos mañana.— Giró tan rápido que apenas YunHo tuvo tiempo de verlo partir. Contó con la suerte de encontrar el ascensor abierto debido a la salida de alguien más y bajó tan rápido que YunHo solo puedo quedarse estupefacto ante lo sucedido. Como si en realidad JaeJoong nunca hubiera estado ahí.



—¿Pregunto de nuevo? ¿Quién es?



—Un paciente.

—¿Paciente? Pero tu no…

—Lo siento, Boa. Creo que ha habido un mal entendido subo enseguida y tapate un poco por favor mis vecinos te pueden ver.



Boa estiró la mano dispuesta a detenerlo pero YunHo se movía demasiado rápido. Buscando los zapatos, luego las llaves, un abrigo y finalmente salió. Debido a que el ascensor no abría, bajó por las escaleras. Boa supuso que ese muchacho era realmente importante.



Soltó un suspiro de sus labios y cerró la puerta… Tal vez, se pondría un abrigo.











—Idiota… Idiota…



JaeJoong renegó por quinceava vez mientras salía del edificio, con el entrecejo arrugado y el pequeño paquete todavía entre las manos. Encontró a la salida del edificio un pequeño tacho de basura. Miró el paquete en sus manos y quiso botarlo. Pero finalmente no tuvo valor para hacerlo.



—Eres un verdadero idiota, Kim JaeJoong.



Suspiró fuertemente y decidió que era hora de irse, miró de un lado a otro en espera de un taxi pero para su suerte a diferencia de cuando salió de su casa. No pasaba ninguno que lo sacara de esa torpe vergüenza que acababa de pasar. Debió haberlo supuesto.



—¡JaeJoong!



La voz de YunHo lo paralizó. Los nervios completos se asentaron sobre si y JaeJoong decidió que tal vez era hora de correr. Por que en serio, no quería verlo a la cara y después de todo, uno no piensa racionalmente cuando esta en aprietos. Lamentablemente, YunHo lo ubico de inmediato y JaeJoong no tuvo oportunidad de escapar.



—YunHo… ¿Por qué bajaste?— JaeJoong intentó posar una sonrisa en sus labios, volviendo a esconder el pastel con su cuerpo. —Puedo tomar un taxi solo.

—¿Por qué huiste?



Oh, demonios.



JaeJoong intentó procesar una justificación creíble. Y la verdad es que o su cerebro no trabajaba bien esa noche o realmente se había visto como un estúpido adolescente. Mordió su labio inferior y para su suerte, las luces de un taxi llamaron su atención.



—Mira, un taxi. No te imaginas lo difícil que es agarrar uno aquí. Te hablo mañana de acuerdo.— JaeJoong estiró el brazo y el auto se detuvo. YunHo sin embargo, de la misma forma veloz en la que Kim hubiera abierto la puerta, él la cerró.



—¿Y por que estas huyendo ahora?

—No estoy huyendo.

—Entonces quédate un rato más y explícame que sucede. Es más me ofrezco a llevarte a casa.



YunHo miró discretamente hacía donde se encontraba ShinDong. Esto no le gustaría para nada a Siwon pero antes tenía que entender muchas cosas que JaeJoong no dejaba entre ver en estos momentos.



—YunHo no es necesario, tú estas ocupado y nosotros podemos hablar luego.— JaeJoong volvió a abrir la puerta y YunHo la volvió a cerrar. —¿Qué sucede contigo?— JaeJoong obviamente se comenzó a exasperar.



—Eso es lo que YO quiero saber. ¿Qué sucede hoy contigo, JaeJoong?



Se vio acorralado, inadecuadamente acorralado. Por que puede que YunHo no se diera cuenta, pero apoyado en el carro, con la puerta cerrada. JaeJoong tan solo tenía el rostro de YunHo demasiado cerca, y eso, pensar racionablemente no lo dejaba.



—Por favor… YunHo…

—¿Es por Boa?



El rostro de JaeJoong debió haber sido demasiado expresivo, por que YunHo de inmediato suspiró aliviado, con una pequeña sonrisa en el rostro. El apoyo en el auto desapareció, y el taxi arrancó. A JaeJoong a estas alturas ya poco le importaba, había sido descubierto.



—No te rías…



JaeJoong desvió la mirada avergonzado. –Lo siento es que…— YunHo amplió su sonrisa y solo para reafirmar sus palabras se acercó un poco más al rostro de JaeJoong, flexionando un poco su cuerpo debido a la diferencia de altura. –Boa es mi hermana mayor.



Los ojos de Jaejoong se abrieron desmesuradamente y más por inercia que por voluntad propia, una de las manos que sostenía el pastel soltó el paquete, dejando que solo su mano izquierda lo sostuviera y por tanto, quedara a la vista, justamente a un lado de su cuerpo.



—¿Qué es eso?



JaeJoong volvió a esconderlo. Genial, una vergüenza tras otra. –Nada… Solo…

—¿Es un pastel?

—¡No!

YunHo enarcó una ceja. —¿En serio?



JaeJoong comenzó a retroceder y YunHo pareció tomarlo como un juego. Por que de inmediato lo rodeó intentando quitarle el pastel de las manos, dando varias en el proceso y con YunHo intentando quitarle el dichoso pastel de las manos, JaeJoong solo pudo encogerse un poco antes de que el juego terminara en él siendo abrazado por Jung.



—¡Ejem!— Boa apareció de repente, con una ceja elevada, los brazos cruzados y envuelta en un grueso abrigo que JaeJoong suponía le pertenecía a YunHo. –¿Hermanito querido hay algo de lo que no me enterado y me quieras informar?



YunHo sonrió divertido. Pero a pesar de eso, JaeJoong no pudo evitar el fuerte sonrojo en sus mejillas, llevó un mechón de su cabello tras la oreja y sonrió forzadamente, la vergüenza no solo había sido ante YunHo, sino también ante su hermana.









Rain llegó a su departamento sumamente cansado ese día.



Se lanzó sobre la cama un momento y cerró los ojos. Sin terminar de comprender por que a estas alturas se portaba como un principiante. Él mejor que nadie sabe lo prohibido que está involucrarse demasiado en los casos.






Lo prometo. Haré todo lo posible para que la muerte de tú hermano no quede impune.






Sin embargo el rostro de Mir esa mañana había sido tan… ¿Triste? No, no era eso. Sencillamente no encontraba palabras para describirlo y por un momento pensó que todo estaría bien. No iba a faltar a su palabra, después de todo esclarecer el crimen del primogénito de los Shim era su trabajo.




Gracias.




Suspiró pesadamente y volvió a abrir los ojos. Se sentó en la cama y comenzó a desvestirse a lo mejor y lo único que necesitaba era una larga y reparadora ducha. Tan solo para olvidar esa voz tan suave y sincera que por un momento… Le revolvió el alma.









—Mmh~ Verdaderamente delicioso.



JaeJoong sonrió ante la expresión complacida por parte de Boa y permaneció de pie frente a los dos hermanos Jung que sentados sobre los pocos escalones a la entrada del edificio disfrutaban de su pastel.



—Si, es que JaeJoong tiene un arte con la cocina.



Su sonrisa se amplió un poco más ante las palabras de YunHo y agradeció mentalmente la idea de haber llevado unas pequeñas cucharas y unas cuantas servilletas solo por si acaso. Los hermanos continuaron comiendo y JaeJoong no pudo evitar sentirse demasiado bien ante aquello.



—Pero, sienta hombre. Nos vas a crecer más.— Boa palmeó el espacio a su lado y JaeJoong dudó un poco, sin embargo en cuanto Boa sonrió y lo miró pícaramente JaeJoong supuso que el próximo comentario no seria muy bueno. –Oh, ya veo.— Boa se movió dejando un espacio entre ella y YunHo. –Si lo que quieres es sentarte junto a Oppa, no hay problema.



El sonrojo acudió a sus mejillas una vez más.



—Boa no lo molestes…— Boa rió bajito ante la mirada de su hermano y la expresión que había conseguido de parte de JaeJoong. –Además ¿Desde cuando me dices Oppa?

—Ay ya… No reniegues tanto, Yun. Y deja que Joongie se siente a tu lado.



—No es necesario, prefiero estar de pie.



Perfecto. Eso había sonado tal y como había querido, sin ningún tinte de nerviosismo o algo parecido. Boa solo sonrió y continuó comiendo junto a YunHo. –Imagino que los vas a llevar a su casa ¿Cierto, Yun?



Boa se dirigió a su hermano menor, esta vez sin la intención de molestar. –Por supuesto.— Y JaeJoong se sintió ignorado. Bueno, no ignorado por completo. Pero si en cuanto a sus decisiones se trataba.



Aún así, aquella imagen de los hermanos Jung disfrutando por completo de su comida. Bastó, para que toda la confusión, vergüenza y estados anónimos no encontrados. Valieran la pena. Un chiste malo por parte de Boa, provocó la risa de los tres y finalmente JaeJoong decidió sentarse. Junto a Boa.



Por que prefería no darle motivos a la muchacha para que lo molestara. En especial por que esa sonrisa cada vez que lo veía a él o a YunHo. Dejaba entre ver que el instinto femenino era en realidad, más poderoso que lo que cualquiera podía imaginar.









—¿Puedo pedir pan francés?



JunSu rió un poco ante la pregunta por parte de YooChun y ahí sentados en uno de los restaurantes más frescos de Paris. JunSu se permitió reír tan abiertamente como no lo hacía desde hace mucho tiempo.



—Por supuesto que no, solo pide pan y punto.



YooChun realizó un pequeño puchero ante su ignorancia momentánea y bebió un poco del delicioso café que JunSu había pedido por los dos. Tomar un desayuno en París era algo vitalicio cuando ibas a hacer turismo, eso cuando menos había dicho JunSu.



—Croissant. Eso es delicioso.



—¿Por qué no pides tú por mi?— JunSu levantó la mirada ante la petición por parte de Park y asintió con tranquilidad. Dio la orden brevemente en un perfecto Francés y YooChun pareció sorprendido ante aquello.



—¿Te costó el idioma cuando estuviste aquí por primera vez?

—Mucho en realidad. Decía las palabras como se las escribía, al igual que el inglés, el francés no siempre se pronuncia como se escribe. Pero tú, YooChun lo hablas muy bien. ¿Tomaste un curso?



YooChun sonrió vagamente, clavando sus ojos en el oscuro café en su taza. –No… En realidad ChangMin y yo practicábamos mucho. Casi todos los días, cuando salíamos, cuando hablábamos. Nos divertíamos mucho por que al final siempre nos equivocábamos.



—¿Habían planeado este viaje hace mucho?



—Si. Estábamos esperando que yo terminara con una película que estaba dirigiendo y luego nos vendríamos a Paris. Pero salió ese negocio de Min, así que lo aplazamos por unos días más.



—Fue… ¿Durante ese tiempo que ocurrió?— JunSu habló algo inseguro, no estaba seguro si era adecuado abarcar ese tema o no.

—Si. Quizá si hubiera estado con él nada hubiera pasado.



—¿A que te refieres?

—Unos trámites en Seúl me impidieron acompañarlo a un crucero hacía Jeju. Y durante el viaje… Lo asesinaron.



El ambiente se había puesto tenso.



Por un momento JunSu supuso que todo el mundo guardó silencio. Y supuso también que se encontraban en una habitación oscura en la que solo estaban los dos y un fondo oscuro donde lo único que había a color eran ellos.



Miró a YooChun por un largo rato, esa confesión lo había tomado por sorpresa. Después de todo no era lo mismo perder a alguien por alguna enfermedad o accidente. No era lo mismo tener que sobrellevar un dolor en el que te arrebataron a alguien que tenía una y mil oportunidades de continuar viviendo.



Por primera vez palpó con sus sentidos el intenso dolor de Park YooChun.



—Y lo peor es que tengo tanto odio en mi corazón. Kim JaeJoong le arrebató la vida a la persona que más he amado en mi vida…— La voz de YooChun se debilitó un poco y sus ojos nunca lo volvieron a mirar. –Él tiene que pagar por todo.



—…No lo odies.



De pronto, poco a poco. El ruido habitual de las demás personas regresó y el fondo oscuro se marchó, dejando a la vista que no estaban solos, que se encontraban en una pequeña cafetería en una de las tantas veredas Parisinas.



Todo eso ocurrió, por que finalmente YooChun levantó su mirada y miró a los ojos a Kim JunSu. Entonces, en cambio el tiempo pareció ralentizarse.



—¿Cómo me pides algo como eso?



—Si lo odias, si te llenas de odio. Nunca podrás superarlo. JaeJoong créeme tiene suficiente con su propio pecado para arrepentirse lo quede de vida. Arruinó gran parte de tu vida y la vida de ChangMin, no lo dejes que te destruya la vida por completo.



—¿Y quien te dijo que es tan buena persona como para arrepentirse?



—Una vez escuché…— JunSu tomó aire y sonrió un poco. –Que todos finalmente, en algún momento pagamos por nuestros pecados. El arrepentimiento llega, tarde o temprano. O acaso crees que el asesino más cruel. Por más despiadado e insensible que se haga ver. Tú en serio crees… ¿Qué ese hombre puede dormir en la noche o siquiera sonreír con los ojos cerrados? Sus fantasmas lo perseguirán por siempre.



—¿Sus fantasmas?



—Los fantasmas no son aquellos que ves en las películas de terror, YooChun. Antiguamente se llamaba a fantasmas a todas esas culpas internas que teníamos ante nuestros pecados. Entre más graves son, menos te dejan dormir. ¿Y que es una persona sin paz interna?



—¿Me estas pidiendo que lo perdone?



—Ahora no, es muy pronto. Pero si quieres comenzar en serio. Entonces si, debes perdonar. Es difícil y cuesta demasiado, a algunos incluso les toma años hacerlo. Pero finalmente se trata de no dejarte oscurecer el alma. De no convertirte en alguien oscuro y vacio como aquel que no tiene remordimiento al momento de quitar una vida. No seas como él, YooChun.



—Su orden.



La oportuna aparición del mesero puso punto final a su conversación. YooChun miró su plato y confirmó con aquello que había tomado la decisión correcta al dejar que JunSu ordenara por los dos. Por suerte, JunSu decidió cambiar de tema y todo entonces volvió a la normalidad.



—Así que… ¿Eres director de cine?









MinHo abrió los ojos de repente.



Se dio cuenta que esa noche le había tocado dormir en la cama y por la luz que entraba en su habitación en ese momento. Se percató de mala gana que ya pasaban de las diez de la mañana y muy seguramente la hora de pescar ya había pasado.



Pasó una mano por su rostro y supuso que la pesca con ChangMin debía quedar para el día siguiente. Un aroma algo dulce llegó a sus fosas nasales y MinHo cerró los ojos para poder apreciar de mejor forma el aroma.



‘ChangMin’



Pensó de inmediato. ChangMin no sabía cocinar. Se quitó las sabanas de encima y corrió hacia la cocina donde Shim permanecía moviéndose de un lado a otro intentando cocinar lo que parecían ser unos Hot cakes.



—¡Demonios!



De pronto ChangMin soltó el tenedor mirando su brazo izquierdo. MinHo corrió de inmediato a su ayuda. ChangMin observó su llegada sorprendido. MinHo suponía que no lo esperaba despierto todavía.



—¿Qué te sucedió?

—Me brincó un poco de aceite caliente.

—Auch… Eso duele…



MinHo de inmediato cubrió con una servilleta la pequeña herida en el brazo de ChangMin y se dedicó a quitar el rastro de aceite con mucho cuidado. Especialmente por que Shim parecía querer soltarse en cualquier momento.



—¿Y si le hecho un poco de agua?

—No. Eso solo provocaría una ampolla que no querrás tener. Debes esperar un poco.— MinHo habló concienzudamente sin notar la expresión algo sorprendida en las facciones de Shim.



—No imaginé que supieras tanto de quemaduras.

MinHo sonrió. –Vivo solo y me he quemado demasiadas veces, créeme. Además eso me lo enseñó mi hermano. Demasiado sobre protector.



—¿Es médico?



—Era Policía. Ya lo ascendieron a detective, así que sabe mucho acerca de cómo curar heridas, pero lamentablemente sabe curarlas a lo bestia. Así que sus enseñas solo me sirve para aplicarlas en chicos, si curara a una chica como me ha enseñado mi hermano seguramente me golpearía por no ser delicado.



ChangMin rió un poco y cuando MinHo finalmente lo soltó. Recordó que no había apagado la hornilla. —¡Los hot cakes!— Apagó inmediatamente la hornilla, pero lamentablemente estos ya se encontraban quemados. Shim suspiró resignado.



—¿Por qué no me levantaste?

—Me desperté hace apenas media hora así que de nada servía por que igual ya no podíamos ir a pescar. Así que en recompensa quise hacer el desayuno. Pero ya ves… Solo pude hacer cinco.



ChangMin rascó su nuca avergonzado. Y MinHo solo sonrió.



—Con eso alcanza. Además se ven deliciosos.

—Pero…

—Nada de peros Shim ChangMin.— El menor tomó el plato y lo llevó a la mesa. –El día de hoy desayunaremos algo de tus manos. Con todo tu esfuerzo.



ChangMin estuvo a punto de sentarse, hasta que claro el café sobre la mesa lo hizo regresarse a la cocina. –Ya vuelvo, falta el café.— MinHo asintió y lo observó alejarse. Una sonrisa divertida se dibujó en sus labios.



Y MinHo se descubrió así mismo enternecido por la voluntad de Shim ChangMin.









—¡Ve por la pelota!



HeeChul lanzó la pequeña pelota azul lo más lejos que pudo y el cachorro de inmediato se alejó meneando la cola en el proceso y corriendo a lo máximo que sus cuatro patas daban. Kim miró discretamente hacía su lado derecho y sonrió mínimamente.



—Buen chico…



Acarició la cabeza del cachorro en cuanto este hubiera regresado con la pequeña pelota en la boca. HeeChul volvió a enderezarse y le colocó la correa al animal para que lo siguiera. Se acercó al hombre de ligero cabello largo sentado en una de las bancas y su sonrisa se amplió.



—¿Por qué me has estado siguiendo?



DongHae levantó la mirada sorprendido, pero decidió fingirse absuelto de cualquier acusación, bebió un poco del café en sus manos y siguió leyendo el periódico en sus manos como si en realidad nada hubiera pasado.



—No se a que se refiere.

—No es la primera vez que te veo cerca de este parque.— HeeChul decidió rebatir.

—Vivo cerca.

—No te creo.



HeeChul se sentó a su lado. Recordando a la perfección las palabras de LeeSang. Muy seguramente lo había mandado a seguir una vez más. Esta vez muy probablemente debido a que la policía tenía sus ojos puestos en él.



—Como sea tengo que irme.

—LeeSang se va a molestar~



Esas palabras parecieron detener a DongHae, quien solamente giró. Cosa que no debió haber hecho, pero que a estas alturas ya poco importaba. Se había detenido y HeeChul había sonreído al notar que no se equivocaba.



—¿Disculpa?

—LeeSang te ha enviado, ¿Cierto?



El cerebro de Lee comenzó a trabajar velozmente, podía incluso ser más cercano a HeeChul de esa manera. Asintió temeroso de su siguiente paso a dar y de que muy probablemente Siwon le diría de la A a la Z. Aunque la tarde pasada, Choi había hablado con HeeChul, en un extraño encuentro casual.



—Si el jefe se entera, me va a matar.



Y finalmente no estaba mintiendo. Por que Siwon cuando se lo proponía podía ser verdaderamente peligroso. HeeChul sonrió comprensivamente y regresó su mirada al resto de las personas que había en el parque.



—No te preocupes. Me mantendré callado. Pero mejor siéntate y hazme compañía.— DongHae accedió de manera parsimoniosa y tranquila. –SungMin ha salido de la ciudad y como ya te habrás dado cuenta no tengo más amigos.



—¿Por qué no?



—A SungMin lo conocí en el Orfanato. Y pues luego casi a los dieciséis conocí a LeeSang por tanto no he tenido oportunidad de hacer más amistades. Dejémoslo en que LeeSang sintió amor a primera vista cuando me conoció.



—¿Y tú?



—Yo tenía dieciséis. ¿Cómo puede un muchacho dieciséis hablar de amor?— HeeChul giró un poco su cabeza hacía él y DongHae se sintió extrañamente cómodo a su lado. –Eres diferente, me agradas.



—¿Acaso descubres a todos los tipos que el jefe manda a seguirte?

—Si, pero en esta ocasión. Creo que tu has sido el más difícil de identificar. ¿Hace cuanto tiempo te mandó?



DongHae decidió que contestar esa preguntar sería muy complicado.



—No te lo puedo decir.

—¿Por qué?

—Por que quiero parecer misterioso.



DongHae movió sus manos graciosamente y HeeChul rió abiertamente.



Lee DongHae por primera vez pensó que en realidad un tipo como Kim HeeChul no merecía estar involucrado entre tanta inmundicia. Por que tenía una hermosa sonrisa en sus labios y una fresca risa en la garganta.



…Esa alma todavía no había sido contaminada.



—¿Cómo te llamas?

—DongHae.

—Lindo nombre, bueno el mío ya lo has de saber ¿No?

—De memoria.



HeeChul volvió a reír.









—¡Listo!



JaeJoong observó con orgullo su trabajo recién realizado y se sintió satisfecho. Por la hora en su reloj supo que su trabajo ese día había terminado. Se sacó el pequeño mandil negro que se ajustaba desde su cintura hacía abajo y lo dejó bien doblado sobre el mesón.



—Terminé señora Dong.

—Oh, lindo. Muy bien. Gracias por todo.

—De nada, señora. Hasta mañana~



JaeJoong agitó un poco su mano en señal de la despedida, la mujer lo imitó un poco y JaeJoong salió, estiró un poco sus brazos y respiró profundo. Había sido un estupendo día de trabajo.



—¿Cansado?

—¡YunHo!



Giró sorprendido ante la presencia del hombre a su lado y Jung solo sonrió un poco. –Estaba pensando en que te debo un almuerzo y un pastel.— YunHo intentó sonar despreocupado pero JaeJoong pudo notar que no era así. –Y ya que no se cocinar, pensé que seria bueno invitarte a cenar.



JaeJoong sonrió y continuó caminando, esperando que YunHo lo siguiera.



—No lo sé… Soy un hombre trabajador muy cansado. No se si me place salir a cenar.— YunHo de inmediato siguió a JaeJoong hasta poder alcanzarle el paso.

—¿Me estas rechazando?

—Probablemente.



JaeJoong se detuvo solo para sonreírle y YunHo enarcó una ceja.



—Esta bien, como quieras. Para otra ocasión será.



YunHo giró dispuesto a caminar hacía el lado contrario. JaeJoong vio su espalda alejarse, pero decidió que esta vez no cedería tan fácilmente. Así que giró al igual que lo hubiera hecho YunHo, pero en sentido contrario y siguió su camino.



Un minuto después YunHo lo agarraba del brazo.



—Jae~ Vamos… Es muy aburrido cenar solo.

—Ah… ¿Es decir que me invitas por que no tienes con quien más cenar?

—No, te invito por que eres tú.



Ok, eso bastó para JaeJoong.



—Esta bien, supongo que puedo hacer una excepción por hoy y decirle a Señor cansancio que me visite después de las once.

—Perfecto.



La sonrisa de YunHo hizo su acto de aparición y JaeJoong se sintió más que complacido con aquello. —¿Dónde vamos?

—Conozco un restaurante muy bueno en la zona este.

—De acuerdo, pero tú invitas YunHo. La señora Dong dice que todo por allá es muy costoso.









El sonido del televisor cambiar de canal a cada momento, usualmente era molesto.



Pero en ese momento MinHo estaba más concentrado en analizar las facciones de Shim ChangMin, el muchacho lucía muy concentrado en hacer Zapping, por lo que MinHo prefirió no hablar y pensar.



Llegó a la conclusión de que habían muchas cosas de Shim ChangMin que desconocía. Entre ellas la razón por la que había decidido ayudarlo siendo un completo desconocido para empezar.






..::..::..::..




Era de noche y hacía el suficiente frío como para que MinHo decidiera permanecer en su casa esa noche. Llevó la taza con chocolate caliente a sus labios y continuó asomado en el balcón. Vestido con ropa para dormir. MinHo consultó la hora y supuso que pronto sería hora de dormir.



Una fuerte ola golpeó en la playa.



MinHo incluso retrocedió un poco ante el hecho y forzó su mirada hacía la orilla donde un pequeño bulto se veía. Dejó la taza sobre la pequeña perezosa a su lado y se acercó un poco más al balcón. ¿Qué era?



—Oh, por… ¡Es un cuerpo!



Se colocó velozmente unas sandalias y salió apenas agarrando en medio de su corrida un grueso abrigo. Lo más rápido que pudo llegó hacía el muchacho que yacía boca abajo sobre la arena. MinHo primero desistió de tocarlo. Estaba completamente mojado y aparte incluso tenía poco color, sus labios morados debido a que tenía el rostro a un lado lo preocuparon todavía más.



Se agachó y tocó la frente del muchacho.



—Oye… Chico. ¿Vives?



No recibió respuesta. Su angustia aumentó. Giró el cuerpo del muchacho y descubrió asustado que tenía una gran mancha de sangre muy cerca del pecho. Escondió las manos asustado, miró de un lado a otro pero no había nadie más que lo pudiera ayudar.



Respiró profundo y decidió que debía hacer algo o ese muchacho moriría en su playa. Acercó el oído al pecho del muchacho y descubrió con gusto que respiraba, dificultosamente, pero lo hacía. Tragó saliva e intentó calmar su respiración.



Prontamente sus labios estuvieron sobre los del muchacho de labios morados y fríos. El aire en sus pulmones se los entregó al mayor y casi de inmediato el muchacho comenzó a toser. Su rostro adolorido bastó para que MinHo decidiera que debía hacer algo más por él.



Se quitó el abrigo y logró ponérselo al muchacho. Cuando tuvo su rostro más a la vista notó que había una gran mancha de sangre que resbalaba desde la zona alta de la cabeza. MinHo se angustió todavía más.



Los labios del muchacho temblaban, pero aparentemente gracias a su abrigo ahora se sentía un poco más cálido. MinHo subió al muchacho sobre su espalda como pudo y descubrió que este era demasiado alto. Pero aún así, MinHo corrió de inmediato hacía el consultorio del Doctor del pueblo.



—¡Doctor!



Golpeó varias veces la puerta, hasta que por fin el hombre apareció, envuelto en una bata de dormir y raspando un poco sus ojos. —¿Min? ¿Qué sucede?

—¡Por favor, Doctor! Ayúdelo…



El hombre notó el peso que cargaba el menor y de inmediato lo agarró con cuidado, colocándolo sobre la camilla con toda la delicadeza que aquellas heridas que se podían ver con facilidad lo ameritaban.



El sonido de un metal caer al piso detuvo a MinHo. –Quédate un momento aquí. Lo reviso y de inmediato te hago pasar.— Choi asintió, se agachó y miró la pequeña cadena de plata que seguramente se le había caído al muchacho. Y la observó intrigado.



MinHo esa noche pasó horas junto a Shim ChangMin. Esperando a que despertara y que finalmente no reconociera absolutamente a nadie. Ni siquiera a si mismo.







..::..::..::..




Un suspiro salió de sus labios.



Aquello hace muchas semanas atrás. Dejó de mirar a ChangMin sin comprender todavía por que se había tomado tantas molestias por un desconocido. En realidad lo hubiera hecho por cualquiera, pero llegar al punto hasta que el día de hoy se encontraban. Eso no se hacía por cualquiera.



—Me aburrí. No hay nada que ver.

—¿Y que esperas? Son las tres de la tarde.



ChangMin suspiró y con una confianza inusitada se recostó en el sillón, colocando la cabeza sobre las piernas de MinHo. Quien solamente rió nervioso ante aquello. –MinHo ¿Por qué tú hermano nunca ha venido a visitarte?



—Bueno siempre está muy ocupado, pero por lo general nos vemos para las fechas especiales. Aunque después de todo vivir en ciudades distintas no ayuda mucho que digamos.

—¿Vive fuera de Jeju?

—Si, Siwon vive en Seúl.



—¿Y por que se fue a vivir por allá?

MinHo sonrió. –En realidad yo me vine a vivir para acá. Nacimos y crecimos en Seúl, pero a mí siempre me maravilló Jeju así que apenas tuve la edad necesaria me mudé acá y pues como te has podido dar cuenta, hice mi vida aquí.



—¿No extrañas a tu hermano?

—Muchas veces. Pero nos vemos concurrentemente así que se podría decir que funcionamos bien de esa forma.

—Mmh… Me pregunto si tendré hermanos.

—Probablemente y de seguro te están buscando.



ChangMin sonrió y cerró los ojos. Cruzó sus brazos y permaneció ahí. MinHo observó su rostro pacifico y suspiró. Si, sus palabras eran muy ciertas, probablemente mucha gente en realidad si buscaba a ChangMin.



Y muy probablemente también, el día que lo encontraran, él se marcharía de su lado.









HeeChul estuvo ahí en un variado impulso.



Miró de manera discreta a todos los presentes y buscó entre aquellos rostros, el serio y perfilado de Choi Siwon. Pero entre tantas caras no había ninguna, que siquiera se le pareciera. Movió un poco sus labios y pensó que tal vez podría esperar un poco.



Si la suerte estaba de su lado, tal vez apareciera. Pidió su acostumbrado Hot dog sin salsa de tomate y se sentó sobre la pequeña banca que había cerca. Intentó fingir que en realidad no lo buscaba con la mirada, así que mientras comía dirigía con discreción su mirada hacía diversos lados.



Comió lentamente y sin apuro alguno. Miró hacía el puesto. Los carros, e incluso a la gente que se encontraba atravesando la calle. Los ejecutivos, los estudiantes. Pero al final de dos horas, Choi Siwon nunca apareció.











Siwon frenó momentáneamente y miró el puesto de Hot dog.



—¿Vas a comprar un Hot dog?



La voz de Rain fue audible y Siwon pareció salir de sus pensamientos. –Pensaba probar uno sin salsa de tomate.

—Créeme no es nada bueno. No sé a quien le puede gustar algo así.



Inconscientemente Siwon sonrió y Rain se alejó de él asustado. —¿Por qué sonríes? Tú no sonríes.

—No seas ridículo, Rain.

—No lo soy, solo digo la verdad.



Choi rodó los ojos ante el fingido miedo por parte de Rain y en cuanto sus ojos captaron a Kim HeeChul sentado en una pequeña banca. Jugando en su celular y moviendo sus piernas inconscientemente. Siwon decidió que lo mejor era irse, así que con la misma tranquilidad que se hubiera estacionado, volvió a arrancar.



—¿No ibas a comprar?

—No, mejor otro día.

—Pero nos desviamos del camino para venir hasta acá.

—¿Y? Se nos hace tarde. Habrá tiempo para comer luego.



Siwon giró el auto discretamente para no llamar demasiado la atención de nadie. Especialmente por que no quería pasar frente a donde HeeChul se encontraba. Además claro de que por alguna razón, el verlo ahí… Había sido agradable.



Si Rain no hubiera estado, tal vez Choi se hubiera bajado.











JunSu decidió esperar a YooChun mientras se daba una ducha.



La habitación de Hotel aparentemente era de las más costosas, JunSu en realidad recorrió el lugar curioso. Viendo todo lo que esta tenía y caminó inconsciente hacía donde la pequeña mesita frente al gran ventanal se encontraba.



Observó sin un interés en particular lo que había sobre la mesa. Una laptop, una cámara, el celular. Arrugó el entrecejo confuso. Era un celular en verdadero mal estado, prácticamente no funcionaba. ¿Por qué entonces YooChun lo conservaba?






Dañaste un celular que era muy importante para mí.

Me lo regalo alguien muy importante… Tenía muchas cosas valiosas de esa persona ahí.






Las palabras de YooChun resonaron como un fuerte eco en su cabeza. Tomó el celular en sus manos pero este nunca encendió. Fue la curiosidad la encargada de despertar ese lado indebido en él. Puesto que la palabra ‘Memoria’ acudió rápido a sus pensamientos.



Sacó la memoria del celular y miró la laptop a su lado. Se preguntó si estaba haciendo lo correcto o no y finalmente pensó que no era tan grave. Abrió el pequeño puerto de memorias y la colocó ahí. Pronto, JunSu tuvo en su poder muchos valiosos recuerdos.



Entre la música, unos cuantos tonos y temas. Había una extensa galería de fotos. En las cuales aparecían dos personas mayores y dos muchachos a parte de YooChun. A medida que las fotos pasaban y la presencia de ese muchacho de cabello ligeramente largo y algo alborotado se hacían más persistentes.



JunSu llegaba cada vez más a la conclusión de que ese era Shim ChangMin.



Finalmente habían más en las que ChangMin parecía ser agarrado por sorpresa por la cámara de YooChun, puesto que aparecía haciendo cosas normales, como comer, leer o escribir. Incluso hablando por teléfono. YooChun de verdad sentía una gran devoción por ChangMin.



—¡Deja de grabarme! Te voy a demandar Park YooChun.

—Vamos, no seas aburrido. Dale un hermoso mensaje al amor de tu vida.

—De acuerdo… Megan Fox eres tan sexy. ¡Te amo!



JunSu sonrió ante la broma del muchacho. Y cuando escuchó la risa de ChangMin a través del video que estaba viendo supuso que la expresión de YooChun fue muy divertida puesto que en el video solo salía él.



Que inconsciente Shim ChangMin ¿Acaso no puedes decirme nada bonito?

—Park YooChun… Eres la persona con la que me gustaría estar el resto de lo que me queda de vida. ¿Te gusta eso?




Hubo un corto silencio en el que al parecer YooChun dejó el celular sobre la mesa, grabando de manera inclinada la imagen en la que ChangMin giraba para esperar a YooChun quien lo agarro del rostro y lo beso con suavidad.



ChangMin… A veces me sorprendes cuando dices cosas así.

—Son cosas que las tengo muy bien guardadas. No tengo por que compartirlas.

—Te amo demasiado, ChangMin. Esas son cosas que también las tengo guardadas y que no tendría que compartirlas. Pero ¿A que se siente bien escucharlas?




ChangMin sonrió y abrazó con fuerza a YooChun, posando el rostro en el estómago plano del mayor. Quien solamente se dedicó a acariciar los mechones de ese cabello. ChangMin miró de repente hacía la cámara y JunSu sintió como si esa mirada lo atravesara.



¿Dejaste grabando?

—¿Eh? No me di cuenta…




Los dos rieron y YooChun pareció acercarse a parar la grabación. JunSu sonreía ante lo que acababa de comprobar. Ellos realmente se habían amado demasiado. Se habían amado como cualquiera hubiera deseado.



—¿Qué haces?



La voz de YooChun lo tomó por sorpresa. JunSu por inercia se levantó de su asiento y entonces si, se sintió culpable. –Yo… Solo te esperaba… Y vi la…



—¡¿Cómo te has atrevido?!



YooChun inmediatamente cerró la laptop y la alejó de su poder. Como si hubiera tocado algo que para él era sagrado. JunSu bajó la cabeza y tomó sus manos en señal de nerviosismo. –Lo siento mucho YooChun yo…



—Por favor vete…



YooChun ni siquiera lo miró. JunSu mordió su labio inferior y regresó su mirada a Park quien solamente miraba a través de la ventana. Quiso pedir disculpas una vez más y sin embargo no se atrevió. YooChun realmente se había molestado.



Y un peso desagradable se había posado en su estomago, ante su rechazo.



JunSu solamente tomó sus cosas y se marchó. Era lo mejor por el momento. Abandonó la habitación de YooChun sin mirar atrás. Supuso que la guía turística de ese día, y probablemente lo que le quedaba de visita a Park en París, quedaban canceladas.











JaeJoong miró el cielo oscuro de esa noche y sonrió.



YunHo a su lado siguió caminando, con las manos en los bolsillos y el ambiente apacible de esa noche le hizo entender a JaeJoong que realmente la habían pasado bien. Se detuvo en el momento justo en que estuvieron frente al edificio donde vivían y sonrió.



—Gracias por la cena.

—Fue un placer. ¿La pasaste bien?

—Si. Me gusto mucho el lugar. No lo conocía.

—…O no lo recuerdas.



JaeJoong sonrió, sacó las llaves de su departamento y pensó en invitar algo de tomar a YunHo pero prefirió no hacerlo cuando lo observó contemplar la hora en su reloj y recordó que durante la cena le había mencionado que su hermana estaría de visita solo unas semanas.



JaeJoong supuso que YunHo querría pasar tiempo con su hermana.



—Gracias una vez más, YunHo.

—Ya te dije que no lo agradezcas tanto. Lo hice en recompensa por todo lo que has hecho tú por mí.

—¿Yo?— JaeJoong se mostró sorprendido. –Pero yo no… Solo cociné para ti.



—Y te lo agradezco. Estaba acostumbrado a comer cualquier cosa en el almuerzo.

—Pues… Si quieres te puedo llevar el almuerzo todos los días.

—Oh, no es necesario.

—Pero…

—En serio, no te molestes.



JaeJoong asintió y YunHo volvió a contemplar la hora en su reloj. —¿Quieres ir a ver a Boa?— YunHo se sintió descubierto.

—Dijo que saldría a ver a unas amigas. Le advertí que volviera temprano. Así que más le vale que cumpla y que de verdad solo se trate de amigas.



—Te preocupas mucho por ella, se supone que eres el menor.

—La quiero, por eso me preocupo.— JaeJoong sonrió y pensó que sería bueno poder tener un poco de esa preocupación. –Bueno. Creo que ya me tengo que ir. No olvides que mañana tenemos cita médica.



—Si, no te preocupes.— YunHo caminó hacía su auto e incluso hizo sonar el seguro del mismo, sin embargo JaeJoong tenía una pregunta en los labios. Así que antes de que se subiera en el auto, se acercó. –YunHo… Tú… El día que trajiste los globos. ¿Cuál fue tu deseo?



YunHo pareció pensárselo. –Eso es secreto, JaeJoong.— Le regaló una última sonrisa, le guiñó un ojo de manera divertida y subió al auto. Kim solo observó el auto alejarse y finalmente suspiró.



—Si supieras que mi único deseo fue no recordar absolutamente nada de mi vida pasada. Que sigas siendo mi Doctor y poder tenerte a mi lado siempre. Si lo supieras… ¿Qué me dirías YunHo?



Observó el lugar ahora vacío por el cual YunHo se había marchado y suspiró una vez más. Jugó con las llaves en sus manos y decidió que era hora de entrar y descansar. El día de mañana le esperaban cosas más cansadas que trabajar.











YunHo condujo con una mano sobre el alfeizar de la ventana y la otra en el volante. Llevó su mano desocupada a sus labios y pensó en esa extraña conexión que de un día para otro él y JaeJoong habían desarrollado.



Si Siwon se llegaba a enterar de lo bien que se llevaban ahora muy seguramente se lo reprocharía por no estar tomando el caso con la seriedad del asunto. Por ahora podía cubrirlo como que habían salido para avivar los recuerdos de Kim en lugares lujosos a los que estaba acostumbrado.



…Pero no podría hacerlo todo el tiempo.






¿Cuál fue tu deseo?






Una pequeña sonrisa y YunHo suspiró largamente. Dio vuelta en una intersección que lo llevaría de regreso a su casa donde esperaba Boa ya estuviera y movió un poco sus labios con la pregunta de JaeJoong todavía revoloteando en sus recuerdos.






¿Cuál fue tu deseo?






—Pedí por ti JaeJoong… Pedí por que no fueras el asesino cruel que todos creen que eres.

2 Comentarios:

  1. Anónimo11/27/2011

    por favor que termine en yoomin te lo ruego T_T

    maxshopi.

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  2. Actualiza pronto please!!!!!

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