KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Utopía - cap. 6

Yellow








Mira las estrellas, mira como brillan por ti

Vine hasta aquí, para escribir una canción por ti

Por todas las cosas que haces por mí.















Han pasado tres días.



Desde la última vez que lo vio y no se ha atrevido a ir buscarlo.



No tiene compromiso moral alguno, no debe. Él fue claro desde un principio, lo sabe. Está seguro. Pero ahí está la pantalla de su laptop, completamente vacía, sin una letra atravesando.



Su libro se encuentra paralizado, y es todo culpa de Jung Yunho.













Ha caminado por dos horas, demasiado tiempo para su propio gusto.



Le llama entonces la atención, aquel muchacho de cara pintada en el parque, que ni siquiera se mueve y cuando una muchacha deja un billete, el parece volver a la vida, moverse mecánicamente y entregarle una rosa.



Changmin no entiende, Yunho está trabajando con Junsu en el hospital.



¿Por qué demonios ha vuelto al parque?



Logra pararse delante de él, por un momento esos ojos lo observan sorprendidos, se abren precipitadamente y Yunho parece haber olvidado que nada puede afectarlo en un momento como ese.



Pero vuelve a moverse, mecánicamente una vez más, levanta un poco su sombrero y Changmin arruga el entrecejo.



—¿Qué se supone que haces aquí?



Yunho no responde, solo vuelve a su posición inamovible, Changmin exhala discretamente un poco de aire, Yunho no luce enojado, solo parece concentrado en lo que hace. Pero Changmin no está dispuesto a esperarlo.



Son las cinco de la tarde, se supone que esa es su hora de reunirse, entonces saca un montón de billetes de su cartera, todos los que encuentra y los deposita en la caja que tiene Yunho.



—Listo, ahora vámonos que no nos hemos visto y has faltado varios días a nuestra reunión.



Yunho por un momento parece sorprendido. Changmin comprende que puede estar ofendiéndolo, intenta retractarse, pero ya lo ha hecho y decir ‘Lo siento’ a veces es tan difícil. Yunho parece no querer moverse, pero luego ve el cielo y está oscuro. Seguramente empezará a llover.



Su pie derecho es el primero en moverse, ha empezado a bajar del pequeño montículo en el que estaba, extrañamente para Changmin, Yunho le ha sonreído, tan cálidamente como siempre. Se ha quitado el sombrero, empezando a recoger sus pertenencias.



Por un momento Changmin piensa que todo está bien, pero ve a lo lejos a un muchacho de cabello negro correr hasta ellos, parece que llega tarde y mira a Yunho contento, con una sonrisa envidiable, con una que se ha empezado a borrar cuando lo ha visto con él.



—¿Junsu no te lo ha dicho?



La voz de Yunho lo trae a la realidad. A sus ojos café que no lo miran, mientras guarda varias cosas en su pequeña maleta.



—¿El que?

—He cambiado el turno de la mañana, por uno en la noche. Ahora trabajo desde las siete de la noche hasta las cinco de la mañana. Son más horas, pero se gana un poco más.



El muchacho para ese momento ya había llegado junto a Yunho, y lo miraba extrañamente confuso, sosteniendo a Jung por el brazo.



—¿Entonces por qué sigues viniendo al parque?

—Me gusta esto, creo que nunca dejaré de hacerlo.



Le regaló otra sonrisa, muy sincera para el gusto de Changmin. Por que Yunho parecía estar tranquilamente de acuerdo con todo. Y le sonreía, con la misma naturalidad de un inicio.



—Trabajas demasiado, pronto te fatigaras.

—Oh, no lo hago todos los días. Solo de vez en cuando.

—Yunho se hace tarde, y tienes que comer algo.



Aunque el pequeño jalón de Jaejoong ha sido débil, apenas anunciando su presencia. Yunho ha girado hacía él, asintiendo y regalando otra sonrisa. Mirando a Changmin una vez más asiente, a Changmin le suena a despedida.



—Nos vemos otro día.

—¿Cuándo?



Changmin ha querido cortarse la lengua, tapar su boca y huir de ahí. Yunho incluso parece sorprendido con aquello, lo mira por un largo rato. Pero su expresión no varia lo suficiente como para que Changmin pueda hacerse a una idea de que es lo que piensa.



—El fin de semana estoy libre, ¿te parece el sábado en la tarde?

—¿A las dos?



Yunho asiente, camina junto a Jaejoong, recorriendo el pequeño camino por el que Jaejoong ha aparecido, Jaejoong a distancia parecen tenso aún. Indicándole a Yunho que primero tienen que ir a algún lugar para quitarle el maquillaje plata del rostro.



Pero cuando los pasos de Yunho se detienen abruptamente, y Changmin lo ve caminar hacia él. Por un momento su corazón se agita un poco. Recuerda la promesa de Yunho por besarlo cada lunes y sus mejillas pronto se sonrojan, probablemente imperceptiblemente.



“¿Qué diablos me pasa? De cualquier forma… Hoy ni siquiera es lunes.”



Sus ojos se posan en el rostro del mayor y Yunho le extiende varios de los billetes que él ha puesto en la caja hace apenas unos minutos.



—Ten, no es necesario que me pagues por mi atención. Ya no hago esto por dinero gracias a ti, te lo debo.



Changmin no se ha visto capaz de levantar la mano, Yunho se ve obligado a tomar su mano y levantarla, para entonces poder poner los billetes ahí. Una corriente recorre el cuerpo entero de Yunho, una sacudida de inconvenientes emociones que agitan su inexperto corazón.



Pero Changmin sigue ahí, inmóvil. Mirándolo todavía incrédulo.



Por su propia salud, Yunho da un paso atrás y vuelve a asentir; Jaejoong espera por él. Respira profundo y trata de continuar. Justo como lo has estado intentando estos últimos días. Trata de continuar, fingiendo que su corazón un día no latió por Changmin.













Yoochun miró a Junsu analíticamente.



Junsu se mantenía del otro lado de la pequeña mesa en la cafetería del hospital, con una de sus piernas cruzadas, bebiendo un poco del café en sus manos, con una expresión relajada en el rostro. Y supo que algo no andaba bien.



Pero Junsu no parecía tener muchas ganas de hablar sobre el tema, así que por el momento Yoochun lo dejaría pasar.



—Por cierto… El día que llegué a Corea me pasó algo muy extraño.



Su amigo dejó el vaso descartable que tenía en las manos sobre la mesa y lo miró con atención, con la cabeza ligeramente inclinada. Con un interés apenas leve al que Yoochun requería.



—¿En serio? ¿Con respecto a qué?

—Me encontré con un muchacho, muy parecido a ti.



—¿Mi gemelo perdido?

—…Tal vez, era muy parecido a ti.



Junsu apenas sonrió de lado, con una mano aún sosteniendo el vaso desechable, con su dedo índice recorriendo las letras del vaso aquel. Perdido en sus pensamientos, de alguna manera Junsu parecía muy poco dispuesto a una charla ese día.



—Él huyó, seguramente por que creyó que era un loco cuando le grité que se parecía a ti.

—Cuando un desconocido te grita es por instinto que huyes.



—Si, pero me hubiera gustado que me escuchara. Aunque él era más alto que tú, ¿seguro que no tienes algún hermano perdido por ahí?

—Por supuesto que no, Yoochun.



Junsu le sonrió un poco más ampliamente y Yoochun lo miró con recelo unos minutos más. Pero luego de unos segundos, en tanto Yoochun aprovechaba de sus vacaciones pasando tiempo con sus amigos. Se atrevió por fin a preguntar por que Changmin actuaba últimamente tan extraño.



Contrario a lo que esperaba, Junsu solo había levantado un poco los hombros. Alegando que esa conducta radicaba desde unas semanas atrás, cuando le propusieron que escribiera una nueva obra y se basara en un amor menos oscuro del que estaba acostumbrado a escribir.



Parco como pocas veces, Junsu había cortado el tema ahí. Y Yoochun se había distraído con la ventana junto a él, mirando el área verde del hospital. Donde varios pacientes salían a tomar el sol de la tarde y distraerse por cualquier motivo.













—Me sorprendió verlo ahí. No me habías hablado mucho de él en un tiempo.



La voz de Jaejoong mientras terminaba de quitarle el maquillaje del rostro se oía pacífica, entonada de una forma que era capaz de arrullar a cualquiera, Yunho solo suspiró, abriendo los ojos y sonriendo un poco.



—Supongo que le extrañó que hubiera faltado a nuestros encuentros.

—Él… Aún no termina su libro, ¿tienen que seguirse viendo por más tiempo?



Jaejoong parecía concentrado en guardar los pocos implementos que había utilizado en la pequeña caja que luego guardaría en su maleta. Pero esperaba ansioso por esa respuesta de los labios de Jung.



—No lo sé, en realidad no tengo la menor idea de cómo va su libro.

—¿Entonces por qué dejaste de verlo?



—Pensé que estaría ocupado, alguien muy importante para él regresó de viaje.

—¿Y eso te molestó?



La pregunta de su amigo fue directa. Yunho se vio en una pequeña encrucijada, por que Jaejoong no sabía aún de lo mucho que le interesaba Changmin, nadie más que Changmin lo sabía en realidad.



—No, solo creí que un poco de tiempo sería importante para él.

—Te preocupas mucho por él.

—De la misma forma en que tú te preocupas por mi, Jae.



Jaejoong entonces había mordido su labio inferior, guardando unas palabras importantes. Y terminando de levantarse de la banca en el parque, con la maleta sobre él.



—Vamos a ya a cenar, Yunho. Luego llegarás cansado al trabajo.

—Si, como digas Jaejoong.



Cuando sus pasos comenzaron a dirigirse a uno de los tanto restaurantes que solían visitar constantemente, Jaejoong se dedicó a ver el perfil de Yunho, de su mirada fija en el camino. Ajeno a que Jaejoong sospechaba que desde hace tres días atrás. Su mirada no era igual, y por alguna razón que involucraba a Changmin, se había opacado.











Yo nadé, corrí y salté por ti

Hice las cosas que tenía que hacer

Dibujé una línea para ti, una línea que llegara hasta ti













Yoochun rió fuertemente cuando Changmin se hubiera atorado con una de las verduras, Junsu había reído también, golpeando la espalda de Changmin con cuidado, ofreciéndole apenas un vaso con agua.



—Te lo he dicho, Yoochun. Tú comida es asesina.

—Oh, Su. No seas tan cruel… Mi comida es exótica, no cualquier paladar la acepta.



Changmin bebió un poco de esa agua que le fue ofrecida y luego miró a Yoochun.



—Ya sabes que siempre he dicho que ‘No cocinas tan mal’ pero, ¿podrías al menos intentar mejorar? Es vergonzoso cuando al final del día Junsu tiene razón y la gente se da cuenta de que en verdad ‘Si, cocinas tan mal.’



Yoochun volvió a reír, con Junsu chocando su mano por encima de la cabeza de Changmin quien solo bebió un poco más de agua, y rodó los ojos. Empezando a limpiarse con una pequeña servilleta que había estado reposando sobre sus piernas.



—Al final, nunca me dijiste que te pareció mi sorpresa.

—¿El nuevo departamento?



Yoochun había asentido, expectante a la respuesta de menor.



—Pues… Es lindo, me gusta y tiene buena ubicación. Una compra inteligente, Yoochun. Pero aún no entiendo por que quieres seguir viviendo con nosotros. Ya tienes un lugar solo para ti.

—Pero ustedes son mis amigos. Los quiero junto a mí, hasta que decidan irse de mi lado.



Junsu había vuelto a comer, con cuidado y escogiendo las verduras que considerara no tan mortales viniendo de las no tan expertas manos de Yoochun en la cocina. Levantan la mirada en el momento en que Changmin se cruzó de brazos y arrugó el entrecejo.



—Pues eres un hombre muy extraño, Yoochun. No eres nuestro padre para que hables de esa manera, te lo recuerdo.

—Lo sé, mocoso. Tú solo déjate querer.



Yoochun había agitado los cabellos de Changmin. Y esas palabras habían logrado colarse demasiado hondo en los pensamientos de Shim. Justo dentro de aquellos pensamientos resguardados por la imagen de Yunho.



Y había sentido por primera vez, que era el momento de admitir que lo extrañaba.



—Por cierto, ya hablé con la agencia de mudanzas que me pediste Yoochun. Vendrán el sábado a medio día con todo.

—Perfecto.



Junsu había sonreído, pero Changmin de inmediato levantó al mirada, sorprendido por eso.



—Un momento, ¿nos mudamos el sábado en la tarde?

—Así es, ¿Junsu no te lo dijo?

—¡No! Ese día no puedo, estoy ocupado en la tarde.



Yoochun había arrugado el entrecejo, dejando los cubiertos sobre el plato y mirándolo fijamente.



—No nos vas ha hacer lo mismo que la vez pasada. Participarás en la mudanza.

—Les juro que no es por vagancia, esta vez si tengo algo importante que hacer.



En el instante en que Yoochun y Changmin habían empezado a discutir por el motivo esencial de que Changmin no pensaba admitir abiertamente que se vería con Yunho. Junsu decidió que era hora de intervenir.



—De acuerdo, basta. ¿Qué les parece si Changmin comienza con su parte de la mudanza desde temprano para que a partir de las doce esté libre? Nosotros podemos encargarnos de que las personas que contratamos dejen todo en el nuevo departamento. ¿Está bien esa hora para ti, Changmin?



El repentino razonamiento calmado de Junsu los había tomado desprevenidos, Changmin había optado por asentir y Yoochun solo había levantado los hombros despreocupadamente. Llevando un pequeño bocado de comida a su boca y escupiéndolo casi de inmediato.



—Agh, que asco. Está muy salado. No me dejen entrar a esa cocina de nuevo.

—Es por lo que rezo todos los días.



Y finalmente el comentario de Changmin había logrado que las risas volvieran a la mesa una vez más.













Junho particularmente adoraba hacer malabares.



Prácticamente desde que tenía memoria, que no era demasiada. Pero igual amaba ese juego de sus manos hábiles. Las miradas de admiración de los demás, y le entretenía ser feliz de aquella forma.



Cuando el semáforo se ponía en rojo él colocaba su mejor sonrisa y corría hacía el centro de la calle. Frente a todos esos autos, con varias pelotitas en las manos, circulaban en el aire y caían en sus manos para ser lanzadas una vez más en relativa libertad.



Los niños incluso aplaudían y no importaba cuan malo fuera el día, él siempre mostraba la mejor de sus sonrisas. Con educadas venías, colaboraran o no con él. Y mientras sus ojos se posaban en las pequeñas pelotitas que volaban sobre su cabeza en ese instante.



Una fuerte agitación en su pecho pulverizó sus sentidos.



~Algún día podré ayudar a las personas sin un hogar como nosotros y tú me vas a ayudar.



La voz se prendió de las paredes de su memoria. Sus manos cayeron de inmediato a un lado y las pequeñas pelotas de a poco fueron cayendo directo al suelo resbalando hasta perderse en cualquier lugar, rebotando otras casi sin cesar.



~Estar aquí… No es algo que me agrade, pero contigo es solo un poco menos insoportable.



Y la imagen de aquel muchacho se marcó en ese instante muy dentro de él. Solo podía ver su espalda, sentado en el filo de la cama, con la cabeza agachada. Y cuando el muchacho empezaba a girar el rostro, con su flequillo tapando parte de su frente.



El pito de uno de los autos lo hizo levantar la cabeza escabrosamente. Los autos habían empezado a deambular una vez más. Jaejoong había aparecido de la nada. Jalándolo por el brazo, sacándolo de ahí hasta una de las veredas en un lugar seguro.



—¿Qué te paso? De pronto te quedaste inmóvil. ¿Estás bien?



El tono preocupado de su amigo no lo hizo salir por completo de su parálisis momentánea. Con la angustia en el pecho deslizándose inconcretamente en casi todo su ser. Junho solo asintió, contrariado aún.



—Si, hyung. No te preocupes.



Jaejoong de todas formas lo miró preocupado, no muy seguro de la veracidad de esas palabras.



—De acuerdo, solo ten más cuidado la próxima vez.

—Tendré que esperar al próximo semáforo para recoger las pelotas que se han esparcido por todas partes.



Cuando Junho fijó su mirada en la calle, Jaejoong tuvo que aceptar que al parecer el muchacho haría como si aquello en realidad no hubiera pasado. Y Jaejoong no tenía cabeza como para presionarlo en ese instante.













A Yunho le gustaba, cuando limpiaba los pisos del hospital, escuchar su música a todo volumen. Y era entretenido, por que a esas horas de la noche no había mucha gente, y podía hacer su trabajo en paz.



Sus pasos se detuvieron cuando vio un pequeño peluche de oso en el piso.



—Que raro…



Se quitó los audífonos, de cunclillas en el suelo. Era un peluche demasiado nuevo y bonito como para ser abandonado en medio del pasillo. Y era mucho más difícil, entre tantos niños en ese piso del hospital, intentar encontrar a su dueño.



Unos casi insonoros pasos lo tomaron por sorpresa y al sentirse descubierta la niña que se había estado acercando se escondió tras uno de los pilares, con su rostro apenas visible para Yunho. Inmediatamente una sonrisa apareció en él.



—¿Es tuyo?



La niña lo miró con timidez, asintiendo con un suave movimiento que Yunho encontró adorable. Se levantó con cuidado de no asustarla y le extendió el pequeño peluche, que en las manos de la niña se veía inmenso.



—¿Te perdiste? ¿Sabes en que sección te estás quedando?



La niña solo negó levemente, no muy dispuesta a hablar. Yunho entonces miró entonces la bata rosa de la niña y la placa que llevaba en lado derecho de su pecho. Con las letras inscritas ‘Área de Oncología infantil’



Tuvo que respirar hondamente, por que particularmente esa área lograba remover todo su ser, ante lo injusto que era ver niños en aquel lugar, hizo un pequeño gesto para que la niña lo siguiera y ellas con pasos inseguros obedeció.



Cuando divisó las puertas de las habitaciones del área, varios padres parecían un poco alterados, una de las madres lloraba tapando su rostro. Y Junsu intentaba calmarlos a todos. Internamente, Yunho deseó que fuera solo por la niña que había encontrado perdida y no por algo más desgarrador que eso.



—¡Minam!



La mujer que tapaba su rostro, envuelta en lágrimas salió corriendo directo hacía la niña, levantándola en sus brazos y besando su rostro.



—¡Gracias! Muchas gracias, de verdad. Nos tenía preocupados a todos.

—No se preocupe, señora. Al parecer buscaba a su oso.

—Si, cuando venía para acá lo perdí. Calló de mi bolso. Discúlpame Minam…



La niña sonrió, abrazando a su peluche. Y todos parecieron relajarse un poco más. Cuando todos habían empezado a entrar a la sala, Minam giró hacía él, estirando sus brazos. E inseguro, Yunho la sostuvo en sus brazos como pudo, sin mucha experiencia con los niños.



—…Gracias



La voz de la pequeña fue algo indescriptible, cerca de su oído. Con una dulzura que él nunca antes jamás había escuchado. Como si de un pequeño ángel se tratara. La niña lo abrazó un rato más y luego volvió a los brazos de su madre.



Yunho sintió su mirada nublarse un poco, pugnó por las lagrimas que querían escapársele. Y cuando la mano de Junsu se apoyó en su hombro, Yunho tomó un poco más de valor.



—Que bueno que la encontraste, todos estaban muy alterados por aquí. Es una de las niñas más queridas.— Junsu notó esa expresión de dolor en el rostro de Jung y suspiró. –Tiene un cáncer muy avanzado, pero estamos luchando con eso. ¿Nunca habías venido por aquí?



—No… Solo me tocan los pisos superiores y la entrada de este.



—Pues hay que tener un corazón fuerte para trabajar aquí, no solo por los padres que se derrumban a tus pies rogando por que hagas milagros, sino por esos niños que a veces no terminan de entender lo que sucede.



Yunho sintió en ese momento una gran admiración por Junsu. Por la manera en la que miraba hacía el interior de aquella sala y por el suspiro que salió de sus labios.



—¿Te ha sucedido aquello?

—Estoy a punto de ser un doctor oficialmente, así que si. Varias veces aunque aún no tenga en mis manos pacientes formalmente a mi cargo.



Cuando se percató caminaban directo hacía los ascensores, en un mutuo silencio realmente cómodo.



—Changmin me comentó alguna vez que te gustaría estudiar medicina. ¿Por qué no lo intentas?

—Oh, no lo sé… ¿Crees que sirva para eso?



Junsu presionó el botón del ascensor y le sonrió cálidamente.



—Esa es una pregunta que tienes que hacerte a ti mismo. ¿Qué te parece si vamos por un poco de té?

—No, lo siento. Estoy trabajando.



—Oh, vamos. Son más de las tres de la mañana. Y últimamente te he notado muy cansado. Tienes que alimentarte mejor, solo serán unos minutos y cualquier problema yo respondo por ti.



Yunho se vio tentado a negarse una vez más. Pero Junsu tenía razón, últimamente se cansaba con facilidad, y eso tal vez era producto de que no se estaba alimentando como costumbre. Así que con un último respiró profundo, decidió asentir y entrar junto a Junsu al ascensor.











Tomé un turno y esperé.

Para poder hacer las cosas que desde siempre debí hacer.

Y lo sabes, sabes que te amo tanto.











Desde las siete de la mañana, Changmin había empezado a empacar.



Tenía todo en su lugar, debidamente empaquetado y etiquetado. Como debía hacer, como habían quedado que lo harían para que no hubieran problemas a la hora de ordenar todo en el nuevo departamento.



Miró el reloj en su muñeca, daban las once y algo más. Se duchó velozmente y al ver su cama, no pudo evitarlo. Se lanzó unos minutos para descansar, solo unos segundos en los que cerraría los ojos y descansaría lo que no pudo el día anterior.













Cuando Yunho llegó, eran las dos en punto de la tarde.



Miró inseguro de un lado a otro por un momento, pero decidió sentarse a esperar unos minutos hasta que Changmin llegara. Se apoyó en el brazo de la banca en la que se había llegado a sentar.



Y observó a lo lejos como un muchacho vestido de payaso regalaba globos a los niños que corrían de un lado a otro. Emocionados por la visita de aquel muchacho. Distrajo su vista un poco más y vio a las parejas pasar. Entretenidos, con suaves y naturales caricias de sus manos unidas.



Miró el reloj, Changmin no solía retrasarse y justo en ese momento los minutos parecían ir incluso más lento. Decidió levantarse un instante y comprar un helado, para calmar la sed un poco y seguir esperando por él.













Cuando sus ojos se abrieron, fue en un exabrupto total.



El corazón le latió desmedidamente, estaba aún con la toalla envolviendo su cuerpo. Se vistió como pudo, escuchando movimientos en la sala y los pasillos. Agarró el celular y las llaves. La billetera y cualquier cosa que pudiera dejar, sin preocuparse en peinar.



Por que el reloj marcaba ya las tres y quince de la tarde.



Cuando salió, Yoochun estaba indicándole a uno de los trabajadores que sacar primero del departamento y Junsu, con una bolsa de snack en las manos pareció sorprendido de verlo ahí.



—¿Qué haces todavía aquí? Pensamos que tenías ese compromiso a las dos de la tarde.

—¡Exacto! ¿Por qué no me levantaron?



Yoochun entonces se apoyó en su hombro. –Por qué creímos que ya te habías ido. ¿Ya viste la hora que es?

—¡Maldición si! Nos vemos después.



Changmin salió corriendo, logrando con aquel acto que Yoochun levantara las cejas sorprendido por ese accionar en el menor, Junsu llevó uno de sus snack a la boca y miró despreocupadamente el lugar por donde Changmin se había marchado.



—¿Y ahora que le pasa a ese mocoso que anda tan excitado?

—Está enamorado, solo que no se ha dado cuenta.



Yoochun regresó a mirar a Junsu y él le sonrió levemente, inmediatamente Yoochun se cruzó de brazos empezando a seguir a Junsu que había optado por caminar hasta el balcón.



—¿De que diablos estás hablando?

—Tranquilo Yoochun, es un buen muchacho. Hoy estuve platicando con él.



—¿Hoy? ¿Hoy cuando?— Junsu miró fijamente a Yoochun, y entonces Park pareció entender, por que abrió su boca y amplió sus expresiones. —¡Oh! Es ese muchacho al que le conseguiste trabajo en el hospital.



—Precisamente.

—¿Y por que Changmin no me ha hablado nunca de él?



—Por que llegaste de viaje apenas hace unos días. Déjalo que él mismo se adapte a la idea, y él mismo te contará todo.

—¡Demonios! ¿Eso quiere decir que ya no me dejará saludarlo con besos en la boca?



Junsu rió momentáneamente, tapando un poco su boca y tosiendo discretamente.



—¿Es eso lo que te preocupa? Mira que eres imbécil.

—¡Su, ahora solo me quedas tú!



Yoochun lo abrazo con fuerza, y tranquilamente Junsu palmeó la cabeza de Yoochun, sacudiendo un poco aquellos cabellos.



—Ni creas… Yo ya estoy empezando a creer que esa confianza extrema que nos tenemos los tres como para saludarnos con besitos en la boca empieza a ser demasiado.

—Pero si es solo una muestra de cariño, nunca hemos hecho nada más allá de eso.



En ese momento Yoochun parecía un niño pequeño, renegando por que le quitaban alguno de sus juguetes favoritos. Junsu solo sonrió levemente. Ambos mirando como Changmin salía del edificio corriendo, lo más rápido que sus piernas se lo permitían.













Verlo ahí, fue peor de lo que su propia consciencia pudo soportar.



Yunho estaba sentado en una de las bancas, se abrazaba discretamente así mismo, ajustando mejor el abrigo a su cuerpo, tosiendo en ocasiones. Changmin verificó un poco el clima, suponiendo que por lo acalorado que se sentía por haber llegado corriendo, no podía percibir el clima igual que Yunho.



—¡Lo siento! ¡Yunho, en verdad lo siento! Sé que mi disculpa es estúpida. Pero nos estamos mudando, entonces los muchachos dijeron que podía salir temprano si dejaba todo listo antes, y luego me recosté un momento y me quedé dormido pero…



—Está bien, yo solo…



Y Yunho volvió a toser, interrumpiendo un poco sus palabras. Changmin se vio en la necesidad de llevar una de sus manos a la frente del mayor.



—Tienes fiebre, lo mejor será que te acompañe a tu casa.

—No, solo llama a Jae… Por favor…



Changmin arrugó el entrecejo. Incapaz de expresar algo más que no fuera la inseguridad que le proporcionaba no comprobar el mismo que Yunho llegara bien a su casa. Pero Yunho pronto le ofreció su celular y no fue difícil encontrar el número de Jaejoong.



En cuanto el muchacho se hubiera despedido con un ‘Salgo de inmediato para allá’ Changmin entendió que podía concederle la seguridad de Yunho con facilidad por que parecía igual de preocupado que él.



Yunho volvió a estremecerse un poco, abrazándose con más fuerza a sí mismo.



—Hace… Mucho frío. Y me duele mucho la cabeza…



Changmin se sintió inútil, sin poder hacer algo concreto que pudiera ayudar a Yunho, hacía frío, pero no tanto como para que Jung se encontrara así, pensó que mientras llegaba Jaejoong podía hacer algo por él.



Estiró un poco sus manos alrededor de Yunho y se sentó junto a él. El cuerpo de Yunho se pegó al suyo, con la cabeza cerca de su hombro, y Changmin se sintió nervioso en ese instante. Con esa cercanía y el calor producto de la fiebre que Jung despedía en esos momentos.



—¿Por qué te has puesto así?



No comprendía como es que se había enfermado así de repente, pero en vez de recibir una respuesta, lo único que escuchó fue un pequeño lamento, y el cuerpo de Yunho junto a él un poco más. Muy cerca de su corazón, que latía inadecuadamente rápido.













—¡Yunho!



Jaejoong llegó, unos minutos después, bajando de un taxi con rapidez, con el rostro llenó de preocupación, casi sin importarle su presencia ahí. Changmin vio con algo de sorpresa, la facilidad con la que Yunho se abrazaba a Jaejoong para empezar a levantarse.



Los brazos de Jaejoong se pasaron por la cintura de Yunho, sosteniéndolo con cuidado. Con Yunho casi totalmente apoyado en él.



—¿Por qué se ha puesto de repente así?



Jaejoong había levantando la mirada, mirado a los ojos de Changmin y luego de un momento solo suspiró. Concentrado en que Yunho caminara junto a él con cuidado.



—Ha estado un poco débil estos días, creo que es un fuerte resfriado o algo así. Y como no ha estado comiendo como debe, pues supongo que le afectó más de la cuenta.



Cuando vio a Yunho empezar alejarse junto a Jaejoong, apretó los puños. E inseguro, levantó un poco más la voz.



—Un amigo mío es doctor, bueno está a punto de graduarse. Pero él podría revisarlo. No me gusta como se ve esto.



Jaejoong pareció dudar por unos segundos, finalmente Changmin lo vio morder su labio inferior y suspirar sueltamente.



—Está bien, Junho y yo iremos con Yunho hasta la casa mientras tanto. Tú quédate con el celular de Yunho y llámame cuando tu amigo y tú ya estén por salir, entonces te daré la dirección.



Changmin apretó el celular todavía en sus manos y asintió.



Vio a Yunho llegar de la mano de Jaejoong hasta el taxi que los esperaba. Lo vio entrar con esfuerzo en el taxi, gracias a la ayuda de otro muchacho que los esperaba en el taxi y al cual no vio bien.



Respiró profundo, y decidió que debía marcar el número de Junsu cuanto antes, por que quería sacarse esa preocupación de ver a Yunho en ese estado. Quería que Junsu le dijera que todo estaba bien. Y quería invadir ese espacio que Yunho solía compartir solo con Jaejoong.



Por que Yunho había invadido su vida y sus sentidos.



Por que quería en ese instante, que el lunes llegara a ellos una vez más.












Lo que te digo, es verdad
Mira las estrellas, mira como brillan por ti


4 Comentarios:

  1. ahhhhhhh
    OMG changmin se dio cuenta ke tambien lo ama??
    uhh se pone cda vez mejor
    me encta como escribes :D
    siguelo pliss

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  2. Anónimo11/29/2011

    omg.... conti conti por favor!!!!
    Esta genial, felicitaciones a la autora... esta absolutamente genial!!!!!!!!!!!!

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  3. Continualo porfavor!!!! quiero ver que pasa cuando se encuentren los gemelos D: esta genial! sigue! ^^ HoMin fighting!

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  4. .:"AbIgAiL":.1/24/2012

    WOOOO CONTI PLIS
    ME MUERO DE LA CURIOSIDAD
    QUYE ES LO QUE VA A PASAR CUANDO
    LOS GEMELOS SE VEAN
    OMO CHANGMINIE YA SE DIO
    CUENTA DE SUS SENTIMIENTOS
    OMO ESTE FICESTA GENIAL

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