Slave cap 2

Soy tu esclavo

-Dime que tengo que hacer. Haré lo que quieras- Susurró entrecortadamente por culpa de los nervios.

Yoochun no podía creer lo que acababa de escuchar pero no se lo hizo repetir.
Para que, cuando aquello era lo que había estado soñando durante años.

Y de repente sus bocas estaban unidas de nuevo en ese beso algo necesitado y sus manos bajo esa prenda que ahora parecía tan difícil de quitar.

Junsu se separó súbitamente y él le miró sorprendido recibiendo sólo esa expresión de “necesito respirar” como respuesta.
Le sonrió aguantándose las ganas de abrazarle fuerte y jurarle que siempre iba a darle el aliento que necesitara acercándose sólo lentamente esta vez, compartiendo ese beso suave y húmedo. Dulce y lento.
Notó como poco a poco los labios del castaño iban perdiendo su movilidad para imitar a los suyos con movimientos inseguros y su estómago se contrajo de nervios y amor.

Sólo entonces se atrevió a colar de nuevo sus manos bajo las ropas de Junsu acariciando su bajo vientre y perdiéndose en la suavidad y la calidez de su tacto.
Sonrió en medio del beso al sentirle estremecerse.

-Shh… Relájate- Le susurró al oído notando como aquello sólo lo tensaba un poco más -¿Estás seguro de esto?- Murmuró respirando con dificultad y sin querer mirarle a los ojos.
Si Junsu le decía que no… Prefería no verlo.

Pero el menor le abrazó por el cuello recostando la barbilla en su hombro y envolviéndole con ese aroma de lavanda.

-Estoy seguro Chunnie ah… Sólo es que..- Inspiró profundamente para dejar un suave beso en el cuello del pelinegro que le hizo temblar -Estoy nervioso-.

Yoochun rió flojito devolviéndole el abrazo y meciéndoles con suavidad.

-Yo también- Confesó.

Y después todo fueron besos suaves y caricias torpes.
Junsu gimió sorprendido cuando notó esa presión sobre su trasero separándose de repente y observando al mayor quien estaba algo sonrojado ya.

-¿Qu… Qué…?- Pero Yoochun sólo estiró los brazos arrastrándole hacía sí y devolviendo las manos a ese bulto donde habían estado posadas pocos minutos antes.

-Te gustará…- Susurró casi como una promesa sonriendo y besando con suavidad la mejilla del menor quien cerró los ojos tratando de no ponerse nervioso.

Y los besos eran cada vez algo más necesitados y las caricias un poco más atrevidas.

Yoochun jadeó cuando vio a ese chico pálido desnudo tumbado en su cama, iluminado sólo por las pequeñas velas que daban luz a la habitación y se juró guardar esa imagen para siempre.
Las mejillas sonrojadas y las manos temblorosas de Junsu que fueron tomadas por las propias en un acto de intentar demostrarle que no estaba solo en aquello. Que no había de que tener miedo.
Que seguía siendo él.
Chunnie.

Junsu apartó la mirada turbado al verse observado de ese modo y él sólo pudo reír flojito entre dientes.

-¿Avergonzado?- Susurró y se sorprendió de lo ronca que salió su voz.

El castaño asintió mordiéndose el labio inferior y él acarició ese gesto con la nariz para lamer la pequeña herida que había quedado allí después.
Lo besó en la frente suspirando al verle cerrar los ojos y sonrió al notar como pequeñas gotitas de sudor recorrían ya su cuello.

Y estaba nervioso.
Nervioso de hacer algo mal. Nervioso de ir demasiado deprisa o demasiado lento. Nervioso de que Junsu le dijese después que no era lo que había esperado que fuese.

Volvió a besarlo en los labios deslizando deprisa sus besos hasta su cuello húmedo y su pecho, jugueteando con esos músculos que no sabía cuando se habían desarrollado tan bien; llevando sus dedos hasta esa erección que ya estaba medio despierta notando como se endurecía rápidamente bajo su tacto.
Sonrió complacido.
Aquello era lo mejor que le había pasado nunca.
Cuando sus labios llegaron a la cadera del menor sintió como gemía algo más fuerte; el primer gemido de verdad que escuchaba de esos labios rojos entreabiertos.

Junsu estaba tierno. Estaba tierno con esa cabeza algo tirada hacía atrás y ese brazo cubriéndose los ojos, intentando esconderse de la vergüenza casi como fuese un niño pequeño.

Besó su erección y escuchó el segundo gemido notando como su propio miembro se endurecía ante el sonido.
El castaño jamás comprendería el poder que tenía sobre él.

-Chun…- Sonrió al escuchar su nombre, pero no le dejó terminar, engullendo todo ese trozo de carne caliente y húmedo y recibiendo casi instantáneamente un golpe de caderas pidiendo por más del otro chico y un tirón de pelo que le hizo acelerar el ritmo.

Y lo estaba perdiendo. Estaba perdiendo a Junsu con cada uno de esos lengüetazas, lo sentía revolverse nervioso bajo de él, gemir y suspirar sin atreverse a pedir por más.
Cuando ese liquido preseminal empapó su boca se apartó de la calidez del otro cuerpo todavía sonriendo.

-Mhg… ¿Por qué…? Chun no…- Se quejó al sentir ese frío envolver su intimidad de nuevo; pero el mayor trepó por su cuerpo acallándolo con un beso más.

-Lo que viene ahora es mejor- Susurró dejando suaves besos en las mejillas que ya ardían con furia del menor.
Junsu cerró los ojos suspirando y tratando de tranquilizarse mientras el otro seguía dejando suaves besos sobre su piel sudada y se quitaba esa poca ropa que todavía cubría su cuerpo con prisas dejándole solo durante un segundo para volver con esas esencias que las mujeres usaban para perfumar su piel.

Junsu frunció el ceño. Yoochun solo le sonrió acariciando de nuevo esos muslos suaves que se revolvían un poco ante las caricias.

Notó como las manos del mayor volvían a acercarse a su trasero tras levantar una de sus piernas pero estaba demasiado perdido en el placer de su miembro atrapado contra el pecho del pelinegro como para darse cuenta de que esta vez no era como la anterior.
Y cuando sintió ese dolor agudo traspasarle los dedos de Yoochun ya estaban dentro de él.

Gimió con dolor esta vez fulminándole con la mirada mientras que el otro chico sólo le besó en los labios acariciando su piel con la mano que le quedaba libre.

-Pasará Su…- Y el uso de ese mote que había echado tanto de menos los últimos días hizo que esa sonrisa se extendiera por su rostro y su corazón volviese a latir apresurado, olvidando de repente el dolor de su baja espalda.
Asintió abrazando al mayor contra su pecho y sintiendo como realmente ese dolor inicial iba desapareciendo siendo sustituido por un placer diferente al que había sentido minutos antes, pero que lo comenzaba a alterar también.

-Aw… Chun…- El mayor sonrió sacando los dedos de su interior y recibiendo por segunda vez ese puchero adorable como queja.

-No te enfa…des- Gimió un poco por el dolor de su miembro y la ansiedad de sentirse ya dentro de él. Corrientes eléctricas recorrieron su espalda cuando sintió la punta de su miembro contra la entrada del menor.

Después todo pasó muy deprisa.
Junsu arañó su espalda y él se empujó con los pies quizás demasiado rápido.
Dos gritos, uno de dolor y otro de placer llenaron la habitación.
Junsu mordió su hombro y lágrimas saladas empaparon su cuello haciendo que se detuviese rápidamente y besara la frente de ese niño que seguía apretando los dientes como si así el dolor fuera a pasar un poco más deprisa.

-¿Quieres que paremos?- Susurró rezando para que le dijese que no. Si tenían que parar ahora se moría.

-¡No! No… te muevas- Murmuró asustado sabiendo que cualquier movimiento dolería mucho más que seguir allí quietos.
Respiró entrecortadamente apretando la piel de Yoochun contra la suya hasta que sintió que el dolor disminuía un poco, sólo un poco -Inténtalo ahora…- Susurró con la voz entrecortada.

Yoochun le apartó el pelo sudado del rostro todavía medio ido.

-Si me muevo… No podré parar- Le avisó cerrando los ojos por última vez. Suficiente esfuerzo había necesitado para mantenerse quieto todo ese rato cuando lo único que había deseado había sido darle. Darle tan fuerte que el otro hubiese ido cojeando durante semanas.

Lentamente salió de ese pasaje aguantando la respiración y sintiendo como el castaño también la contenía a pesar de los suaves gemidos adoloridos que se escapaban de sus labios.

-Agh…-

-Voy a entrar de nuevo; Su…- Y ese asentimiento leve con la cabeza sin que siquiera abriese los ojos que le obligó a posponer un poco el tan necesitado movimiento para besarle dulcemente -El dolor pasará- Le aseguró antes de penetrarle de nuevo.

Junsu volvió a gemir y esta vez casi pudo distinguir un poco de placer en el tono de su voz. Le miró sonriendo al ver que sus mejillas volvían a estar algo sonrojadas y que su miembro comenzaba a despertar de nuevo.

Y ya nada podía detenerle.
Las embestidas siguieron lentas al principio, cuidando de que el otro chico no mostrara signos de mucho dolor ni se quejara demasiado; pero cuando fue el propio Junsu quien comenzó a empujar sus caderas hacia su trasero buscando un poco más de profundidad ya nada pudo detenerle.

¿Quién podría?

Y sentía que se venía.
Lo sentía pero quería hacerlo con ese chico delgado que todavía estaba bajo de él.

-Mgh… Su ah… Voy… a…-

-agh… ¿Si?- Y sabía que de poco serviría decirle que iba a llegar por lo que llevó su mano hasta el miembro ya erguido del pequeño comenzando a bombearlo al mismo ritmo que sus embestidas.
Rápido. Rápido y duro.

-Agh… ¡¡Junsu!!!- Y casi pudo rozar el cielo antes de volver sobre ese cuerpo sudado al que se abrazó todavía temblando e intentando recuperarse de los espasmos que sacudían todo su cuerpo.

-Chunnie…- Notó como el pequeño se abrazaba a su pecho suspirando sobre su cuello y no pudo evitar besarle en la frente sonriendo de lado a lado.

-Te quiero, Junsu…- Y el menor sólo le sonrió.

-Yo también te quiero Chun… Eres como mi hermano…- Susurró con ese bostezo que comenzaba a traerle el sueño que arrastraba el cansancio.
Pero aquella respuesta hizo que el corazón de Yoochun volviese a latir algo asustado y nervioso.

-Junsu ah… Eh, Su…- Susurró sacudiéndole un poco para que le mirara -¿Por qué has querido hacerlo conmigo?- Murmuró. Y sabía que era un error.
Que era mejor no saberlo y dejarlo todo como estaba.
Vivir en su propia fantasía.

-¿mmm? Porque quiero que seas feliz, Chun… Soy tu esclavo, ¿no?-

Siguiente