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Arualthings

Privilegios cap 2

Park Yoochun consideraba que su vida era, sin duda alguna, la de un ganador. No la de esos ganadores que hacen historia, pero un ganador al fin y al cabo. Y es que Yoochun consideraba que, todo cuanto deseaba en la vida, eventualmente caía entre sus manos, casi por arte de magia.

A su criterio, él era de aquella afortunada gente que nacía para el éxito. No para ser reconocido públicamente, no para ser recordado como un genio, un héroe, o un buen samaritano, pero sí para triunfar en cada uno de los pequeños obstáculos de la vida.

Y no era que a Yoochun le gustase engañarse a sí mismo, creyendo que era más de lo que en realidad era. Porque no sólo tenía trabajo asegurado por el resto de sus días en la escuela que su padre dirigía, sino que también tenía carisma y buena apariencia, y Yoochun sabía bien que, más que el dinero o el talento para algo, eran esas dos cosas las que te llevaban a la cima.

De todos modos, el dinero tampoco era un problema para Park Yoochun. Porque cuando tienes el don de la palabra y unos abuelos de corazón blando y bolsillos llenos, el dinero nunca es problema. De hecho, el departamento al cual en esos momentos estaba entrando era gracias al gentil auspicio de sus abuelos. Dios los bendiga, aquel par de ancianos…

Su padre, obviamente, desaprobaba casi todo en su vida. “Algún día las cosas dejaran de ser fáciles para ti, y entonces no sabrás que hacer”, solía decirle aquel viejo amargado. Pero no, no señor, Park Yoochun SIEMPRE sabía que hacer.

-We are the champions, my frieeeeeend – Cantó feliz, satisfecho, mientras entraba a su departamento y se dejaba caer sin ceremonia alguna sobre su sillón. Satisfecho, porque nada había sido tan aterrador, tan estresante como su padre le había advertido que sería su labor de profesor. “La pedagogía es algo que nunca debe tomarse a la ligera”, le había advertido, mirándolo con ojos estrictos, acusadores, sabiendo que su hijo en realidad carecía de cualquier clase de vocación.

Oh, pero Yoochun sí tenía vocación. Vocación de persona de vida cómoda. Y ya que su padre era director de una escuela y a él se le daba fácil esto del inglés, pues, ¿Qué mejor elección pudo haber tomado?

Definitivamente, el primer día del resto de su vida había ido de maravillas. Todo había marchado según su plan, cada reacción ya prevista en su mente. Desde las miradas de admiración (¡Incluso de deseo!) que recibiría de algunas chicas, hasta las risas y los quejidos. Y al parecer, el suicidio social era una amenaza sumamente eficaz, porque los tres grupos que había visto hoy se habían comportado mansos como ovejas.

Todos, menos él.

Yoochun debía admitir que él no había estado dentro de sus planes.

Tenía preparada su mente para alumnos rebeldes y maleducados, incluso para los delincuentes. Para los conversadores, para aquellos que no quisieran adecuarse a sus reglas… Pero no había previsto nada para algo como él.

La sonrisa que había adornado el rostro de Yoochun durante toda la tarde se desvaneció al recordarlo, siendo reemplazada por un ceño fruncido y una mueca de molestia.

Y no era el descaro, la osadía con la que ese chico lo había mirado, tan distinta a su expresión tranquila y pacífica que tenía cuando no lo había estado observando, lo que lo descolocaba. No, esas cosas él podía manejarlas. Lo que le molestaba, lo que lo inquietaba, era la rapidez con la que aquel chico lo había encantado. Y sin mover ni un solo dedo.

Eso definitivamente NO le causaba gracia.

Además, generalmente era él quién causaba fascinación en las otras personas. Él cautivaba. Los otros se rendían.

Pero aquel chico, aquel ALUMNO…

Sentir algo así por un alumno, cuando sin mayor esfuerzo podría tener a cualquier hombre o mujer de su edad, era simplemente ridículo.

- Ni siquiera es tu tipo, Chunnie – Se dijo en voz alta, dirigiéndose a la cocina en busca de algo para comer, para luego ir a sentarse al que alguna vez había sido el escritorio de su padre. El sagrado escritorio de su padre. Si supiera él que en ese momento estaba comiendo fideos instantáneos sobre su escritorio… Yoochun no pudo evitar reír un poco, imaginando el rostro de su padre colorado de rabia, entrecerrando los ojos hasta volverse apenas un par de ranuras, como cada vez que se enojaba.

-¡A trabajar, Park Yoochun!- Se dio ánimos a sí mismo, golpeándose ambas mejillas para sacarse el sueño que ya comenzaba a bajarle - ¡Por esta vez que trabajes, tendrás a alguien que luego lo haga por ti!

Y, una por una, fue revisando las evaluaciones diagnósticas. Hasta que, ya bien entrada la noche, y luego de un considerable número de aberraciones y atentados a la gramática, el nombre de Shim Changmin apareció ante él.

Luego de revisar sus respuestas (cien puntos de cien, el muy sabelotodo…), Yoochun tuvo la sensación que al fin sabía el nombre de aquel chico. No sólo porque aquel nombre pertenecía al primer curso al cual había evaluado aquel día, ni tampoco por la letra prolija y el vocabulario elaborado. Era más bien algo relacionado con su instinto, como si al encontrarse con aquel documento, una voz casi audible le hubiese dicho “Es él, Yoochun. ¿Qué pretendes hacer?”. Y Yoochun siempre confiaba en sus instintos.

-Ya veremos qué tan osado eres, Shim Changmin…- Sonrió, apartando el documento para futura referencia, convencido de que aquel papel pertenecía al chico de la mañana.

Al parecer, acababa de encontrar a su nuevo alumno ayudante.

Y aunque una voz en lo profundo de su mente le advertía que no lo hiciera, que tomarlo a él, justamente a ÉL, como alumno ayudante sería como ir a bailar desnudo y embetunado en salsa a una jaula llena de leones en ayuno (Arriesgado y escandalosamente estúpido), Yoochun se maldeciría a sí mismo si se dejara acobardar por un niñito de no más de 16 años. ¿Y qué si el chico tenía buena apariencia? En el mundo había mucha gente, mucho más bien parecida que él. La belleza nunca había sido algo que lo intimidara.

“Lo de hoy en la mañana fue una exageración. Una hipérbole de una atracción.” Se dijo, una vez acomodado entre las suaves sábanas de su cama. Ya había encontrado al sabelotodo que buscaba, así que ni siquiera se molestó en seguir revisando las evaluaciones.

-Mañana lo volverás a ver y verás que no es nada del otro mundo – Pronunció en voz alta, apagando las luces. Y a pesar de todo, no pudo evitar sentir cierta pena por ese tal Shim Changmin. Después de todo, su labor sería revisar las evaluaciones de tres cursos distintos, unos ciento y algo alumnos en total. Podría buscar otros ayudantes, uno por cada curso, pero algo le decía que con este chico tendría lo suficiente. Y bueno, mejor explotar a uno bien explotado que explotar tres a medias.

“Así se le sale lo engreído” Fue lo último que pensó antes de dormirse, una sonrisa estampada en su rostro.

*********

Yoochun tenía clases con el curso 1C tres veces a la semana: lunes, miércoles y viernes. Por ende, y lamentablemente para él, tuvo que esperar un día entero antes de anunciar oficialmente los resultados de las evaluaciones a aquella pobre alma que sería su futuro esclavo/ayudante.

“SHIM CHANGMIN – 100/100” escribió grande en la pizarra, una vez que todo el salón estuvo en orden, expectante a sus palabras.

-Shim Changmin – Leyó con voz solemne, volteándose para mirarlos – Con un resultado de cien puntos de cien, ha sido el seleccionado para convertirse en mi alumno ayudante.

Inmediatamente, al menos una decena de cabezas se voltearon hacia el fondo del salón, donde (“¡LO SABÍA, LO SABÍA!” se dijo Yoochun para sí mismo, haciendo un gran esfuerzo para no reír a carcajadas. Su instinto seguía siendo tan bueno como siempre) aquel joven de piel bronceada y aspecto impecable se encontraba, tal como ayer, mirando por la ventana algún punto en el infinito.

Los suspiros de decepción, los quejidos y las miradas de envidia se hicieron presentes casi al instante. Al parecer, más de alguien había tenido la ilusión de convertirse en su ayudante, y Yoochun no pudo evitar preguntarse si se debía a los beneficios que implicaban o simplemente debido a sus encantos personales.

Yoochun prefería pensar que se debía a la segunda razón.

-¡Ah, no se desanimen!- Sonrió, utilizando su expresión más amigable – De todos modos, este año su profesor introducirá mucho inglés en sus cabecitas, así que probablemente el próximo año cualquiera de ustedes podría salir. Por ahora, dedíquense a poner atención y repasar lo aprendido en clases.

Yoochun se aseguró de lanzarles su sonrisa más carismática, para luego dirigirse hacia donde Changmin se encontraba, quien lo miraba sin expresión alguna en su rostro.

-En cuanto a ti, Changmin…- Dijo, mirándolo a los ojos, buscando alguna reacción descarada, algún signo de desafío en aquel rostro tranquilo en frente suyo – ¡Felicitaciones! Espero que nos llevemos bien y que hagas tu mejor esfuerzo como mi ayudante.

-Sí, profesor- Asintió el menor, su expresión igual de neutra que antes. Yoochun no pudo evitar sentirse un poco decepcionado. Ciertamente, se había esperado algo un poco más… dramático, por decirlo de alguna forma.

-Hoy en la tarde, después de clases, te esperaré aquí mismo, para indicarte tus labores como ayudante ¿Cinco y media te parece bien? – Agregó, sin despegar la vista, esperando algo, cualquier cosa, que no fuese apatía. Y, sin quererlo, no pudo evitar admirar aquella piel tersa, aquellos rasgos delicados pero varoniles, aquellos labios que, mirándolos de cerca, lucían un tanto secos, pero aún así completamente...

-Sí, profesor- Asintió por segunda vez Changmin, su rostro imperturbable, interrumpiendo el peligroso curso de sus pensamientos, y Yoochun tuvo la sensación de que en realidad estaba hablando con un robot. Una copia perfecta de aquel joven que, aquel lunes, lo había mirado como si él y todo lo que él decía, no era más que una broma, un chiste.

Una cáscara vacía.

-Felicitaciones nuevamente, Changmin – Sonrió, revolviéndole el cabello, buscando por última vez provocar algún sentimiento en aquel clon, aquel envase vacío, sin fruto alguno. Y, mezclado con la decepción de no producir ninguna clase de emoción en aquel chico, sintió algo extraño, como si hubiese hecho algo que no debía haber hecho, como cuando era niño y tocaba cada una de las piezas de arte que tenían el cartel de NO TOCAR del museo.

-Ahora, quiero que todos saquen su workbook y lo abran en la página 9 - Dijo Yoochun a la clase, una vez instalado nuevamente en frente del salón, tratando de sacudirse aquella extraña sensación – From now on, we will only speak in english…

Y mientras leía el capítulo (“Do you know where can I find a Gas Station?”), vio como algunos alumnos se volteaban a felicitar a Changmin, y éste les respondía con una sonrisa casi tímida, haciendo señas para que volvieran a leer antes de que él los sorprendiera hablando en clases.

¿Había imaginado entonces todo aquello? ¿Se estaba volviendo loco acaso?

“Quizás…” se dijo para sí mismo “Quizás sólo fue un ataque de paranoia”

Claramente, la paranoia no estaba dentro de sus planes.

*********

Eran las cinco veinticinco de la tarde y Yoochun no podía negar que se sentía un poco ansioso. Y es que no podía negar que Changmin lo había perturbado un poco. Primero, y sin mayor esfuerzo, logró captar su atención (encandilarlo, cautivarlo), haciendo que su mente adoptara un curso que definitivamente no quería seguir recorriendo. Después, esos ojos que lo miraban, llenos de tanta emoción.

Una transformación de ángel a demonio.

Yoochun admitía que el contraste le había agradado, enganchándolo más a aquel chico.

Y hoy... Hoy Changmin era de nueva una presencia pasiva y serena dentro del salón. Pero no habían rastros de toda la actitud, de toda la emoción que había visto en sus ojos aquel primer día de clases.

“No es tan raro, Chunnie... Si lo analizas bien, a lo mejor al chico sólo le gusta fingir que es un chico bueno.” Su mente justificó, y bueno, aquello sonaba bastante razonable. O tal vez, al chico le gustaba fingir que era un chico rudo, y en realidad no era más que un gallina.

Sinceramente, esperaba que fuese un lobo vestido con piel de oveja, y no al revés. Porque si en realidad era todo lo contrario, si en realidad Changmin no era más que un chico tímido tratando de dar la impresión de que era alguien difícil, entonces…

- Buenas tardes, profesor – Una voz lo sacó de su ensimismamiento, a la vez que la delgada forma de un cierto Shim Changmin entraba al salón. – Espero no haberlo hecho esperar demasiado -
Yoochun revisó su reloj: Cinco de la tarde con treinta minutos y treinta y dos segundos. En teoría, Changmin sólo lo había hecho esperar treinta y dos segundos. En la práctica, Yoochun sentía como si hubiese estado esperando por una hora.

-Para nada – Sonrió el mayor desde el escritorio en donde se encontraba, haciendo un ademán para que Changmin tomara asiento – Sobre tus labores como alumno ayudante, la verdad…

Yoochun se vio interrumpido súbitamente por el sonido de al menos 4 taladros, el sonido inundando todo el establecimiento. ¡Claro, las reparaciones! ¿Cómo pudo haber olvidado ese detalle?

Y es que a su padre se le ocurrió la genialísima idea de agrandar la biblioteca (que ya de por sí era bastante grande), la cual, por coincidencias del destino, estaba justo encima de sus cabezas, en el cuarto piso. Su padre se lo había mencionado muchas veces durante el verano (de hecho, había sido el tema de sobremesa durante al menos dos meses), que la remodelación aquí, que la remodelación allá, que el comité esto, que los problemas para iniciar la gestión durante el verano y, en fin, un montón de cháchara que Yoochun había ignorado casi por completo. El punto era que, en vez de iniciarse la construcción al término del semestre pasado, como su padre tenía planeado, éstas habían empezado recién hace quince días.

Y sí, ahora que se concentraba, recordaba que su padre le había mencionado algo de las obras, que se llevarían a cabo sólo en las tardes, para no alterar el estudio y aprendizaje de los alumnos, o algo por el estilo. Iluso de su padre, que no sabe que hasta el lápiz con el que escriben puede ser una distracción para ellos.

- ¿Qué decía, profesor, sobre mis labores…? – Sonrió el joven delante suyo, mirándolo expectante, y Yoochun pudo verlo, allí, el brillo endemoniado de aquellos ojos, tal y como en aquel primer contacto visual.

-Ah, claro, disculpa - Sonrió también el mayor, tratando de mantenerse sereno aún cuando en su mente su voz interior gritaba y celebraba y decía lo sabía, Chunnie, sabía que no estabas loco – Con respecto a eso…-

-Profesor – Y Yoochun se vio interrumpido por segunda vez en menos de cinco minutos – Quiero renunciar. - Sentenció con tranquilidad, como si no acabase de interrumpir a un superior, como si estuviese preguntando la hora o algo así.

“Ahora empieza lo bueno” pensó, sonriendo. Porque sí, desde que confirmó que Shim Changmin era aquel chico, había esperado una confrontación, alguna clase de conflicto o algo. No esperaba menos de alguien tan descarado.

-Si yo fuese tú, Changmin – habló sereno – Lo pensaría muy bien antes de decir eso, ¿Sabes?
-Si usted fuese yo, profesor, – Respondió el aludido, mirándolo a los ojos, y Yoochun tuvo la sensación que aquel insolente hasta estaba imitando su tono de voz – jamás estaría siendo el ayudante de algún profesor. ¿Me equivoco?

Oh, un chico listo, este Shim Changmin. Atrevido, pero listo sin lugar a dudas.

- ¿Son esas las palabras que usas para dirigirte a tu profesor?- Respondió Yoochun, fingiendo un tono afectado, casi triste – Creo que necesitaremos aplicar un poco de disciplina aquí…

-¿He dicho algo que lo ha ofendido, profesor?- Dijo el menor, y Yoochun pudo sentir como cada sílaba que salía de aquella boca estaba impregnada de sarcasmo -¿He dicho algo que fuese mentira?

-¿Tanto deseas bailar al ritmo de Hannah Montana en la próxima ceremonia?

-¿No que era cantar, profesor?- Y aquella sonrisa aún no desaparecía de su rostro, pero Yoochun creyó que, de verdad, esta conversación no lo molestaba tanto como debería. En realidad, era más bien divertida.

-Puedo cambiar de opinión, ¿No? - Rió el mayor -Podría hacerte bailar, o cantar, o incluso hacerte usar una horrenda peluca rubia si quisiera

-Usted – pronunció el menor, inclinándose más sobre su mesa, entrecerrando los ojos, examinándolo con cuidado –Usted es un abusador. Un tirano.

-Trata de detenerme entonces…-

-Me agrada, profesor – Rió entonces Changmin, el sonido de su risa mezclándose con los taladros y los martillos y las potentes voces de los obreros, y aquella afirmación tomó a Yoochun completamente por sorpresa

-Tú también me agradas, Changmin – Respondió Yoochun riendo, las palabras saliendo de su boca casi al instante, a la vez que el rostro de Changmin adoptaba una expresión satisfecha, como si Yoochun hubiese aprobado alguna clase de prueba o algo así.

Yoochun rió un poco más al darse cuenta que jamás había imaginado que, en su tercer día dando clases en este colegio, tendría una conversación así con un alumno. Definitivamente, jamás se habría esperado algo así de una persona que, a primera vista, le había parecido un ángel.

-Aún así profesor, quiero irme – Dijo el joven en frente suyo, y de pronto su postura, sus palabras, todo en él parecía mucho más natural – No soporto este ruido. Y debe admitir que no es muy propicio para la el estudio y la concentración.

-Te diré algo, Changmin – Suspiró el mayor, mientras apoyaba su mejilla en una mano -¿Qué te parece si vamos a esa cafetería nueva que está en frente de la escuela? Podríamos comer algo y…

-Profesor – lo interrumpió por segunda vez el menor, incorporándose, y a Yoochun su tono de voz le pareció casi, casi coqueto – Creo que esta clase de… privilegios, se adecuan más a mis necesidades estudiantiles…

Yoochun no pudo evitar sonreír satisfecho.

Era un atrevido, y claramente no mostraba ninguna clase de respeto hacia sus mayores, pero realmente le agradaba este chico. Y aún cuando una parte de sí le advertía que no lo hiciera, que desde cuando que los profesores invitan a comer a sus alumnos, más aún, fuera de los propios terrenos de la escuela, Yoochun decidió que a lo mejor dejar que las cosas pasen, que todo fluyera, era la mejor decisión que podía tomar.

7 Comentarios:

  1. Anónimo7/02/2009

    waoooo espero la continuacion esta muyyy interesante

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  2. kiaaaaaaaaaaaaa!
    yo qierooo qu chunnie me de clases de ingles!!!!
    *agito mis brazos y hago berrinche*

    TwT...

    >_> se me hace qu min va a ser un pervertidooo! hahaha ya me los imaginooo! detras de un estante en la bibliotecaaa! pervert!!!! *¬*


    hehehe Junsu Fighting!!!<333

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  3. Miyu-chan7/02/2009

    aWaaah *O*!!! Amo el Minchun aunque no sea una pareja con muchos fics xD...
    *suspira* Jamas existira un profesor de ingles tan sexy u.u... xD!
    Yo seria su ayudante *¬*! Espero la continuacion =D!

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  4. publique otro minchun
    x_x ahora muero
    me voy a dormir x0x
    mañana publicare mas fics XD
    bye~

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  5. Anónimo7/03/2009

    Por favor, continúa con esteeeee o moriré... T.T está demasiado buenooooo!!!

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  6. me encanta el changmin descarado y atrevido
    xD

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  7. siiiiii es la mejor opcioooon waaa xD

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