Salir a la helada madrugada de Seoul fue revitalizante, aclarador y mientras el frio viento golpeaba su cara pudo pensar mejor en lo que acababa de hacer, borracho no había estado, no era excusa, lo cierto era que no tenía ninguna, pero mientras más buscaba más pensaba que no necesitaba ninguna porque irracionalmente no se arrepentía.
Y que el mundo lo perdone si es que estaba equivocado, pero había disfrutado tanto esa noche, porque sabía que jamás otro hombre lo tocaría como Yoochun lo había hecho.
Buses, trenes, taxis… Un taxi es lo que necesitaba, uno rápido, uno que le impidiera volver a aquel departamento, uno que lo regresara a su casa, a su propia realidad, y mientras el sol despuntaba por el oeste recordó aquellos profundos ojos negros y se preguntó si Yoochun ya habría despertado, quizás dormía temprano y se levantaba temprano, quizás dormía tarde.
Paró, por que se impresionó a sí mismo, deseando poder saber la rutina que tenía aquel chico, sentirse curioso por la vida del moreno no estaba en sus planes; no debía, no tenía razón alguna por que era sexo no compromiso, porque una noche no significaba nada sea como sea que había sido esa noche.
Al llegar a su casa ni un minuto antes ni un minuto después de colgar sus llaves en la pequeña repisita de entrada, el teléfono sonó y estúpido él saltando en su lugar de los nervios, estúpido poco razonamiento.
“Por favor Junsu, se racional, él no tiene tu número”
-alo?
-Junsu, maldito imbécil
-Hola Changmin – respondió con cansancio.
-¿Por qué no me contestas el celular? Te fuiste del bar sin mí después de que prometimos regresar juntos.
-Yo… mmm... Tuve que… tuve que regresar antes.
-¿A si? – Y algo le dijo que su amigo no le creía - ¿Con el mierda ese de Park Yoochun?
-Co..Cómo lo
-¿Que cómo lo sé? Toda la maldita facultad lo sabe para esta hora
-Dios… - se masajeó la sien muriendo de la vergüenza
-Todos los vieron salir de allí jugando a las manitas calientes, Junsu te dije o no te dije que te alejaras de ese tipo?
-Changmin, de verdad que no necesito esto ahora.
-¿Y cuándo sí? El lunes cuando pases por los pasillos de la facultad – Y por un minuto ilusamente había pensado que nada grave podía pasar, como si la vida de Junsu podía ser una historia más de Disney
-Voy a colgar ahora
-No te atrev…
-Chao Changmin
De verdad que no quería escuchar a su amigo, estaba cansado, humillado y alterado y realmente, realmente quería dormir.
***
Cuando despertó eran ya las cinco de la tarde, no quería despertar, quería dormir por lo menos hasta que llegara el día lunes, quería estar mentalmente preparado para la inundación de chismes que tendría que soportar, para las burlas y los dedos apuntando, Y más que nunca, más que jamás en su vida, odio la maldita facultad de jurisprudencia.
Pero sobre todo quería olvidar el retorcijón que tenía en el estomago cada vez que pensaba en encarar de nuevo a Yoochun, sabía de sobra que sería incomodo, que se pondría nervioso pero aun así tenía un sentimiento mezclado entre querer verlo pronto y no verlo jamás. Sin poder ir más lejos por esa línea de pensamientos cubrió su cara con su almohada y gritó, gritó tan fuerte como pudo, liberando todo aquel estrés innecesario. Ya tenía suficientes cosas de las que preocuparse.
Sin ánimo de nada se fue a la cocina a calmar su estomago gruñente, queso, huevos, leche, nada, no había absolutamente nada en su refrigerador. Se rascó la cabeza tratando de sacar alguna idea maravillosa de cómo alimentarse y recordó la caja de cereales, bueno sin leche no era lo mismo, pero servía.
El sillón, la tele, su play station y el bol de rancio cereal sirvieron para mantenerse hasta las dos de la madrugada distraído, el bol duró menos que eso, pero honoró a su propósito.
Solo el insistente sonido de su alarma lo hicieron despertar a la mañana, aun con el control de la consola en su mano y la tele prendida, ¿se había dormido? ¿A qué hora? O más conveniente ¿Qué hora era? Su alarma sonaba a las seis, sus clases comenzaban a las siete y treinta.
Debía acicalarse.
***
No era como si hubiera tratado más de lo necesario en arreglarse, no era como si mientras estuviera en la ducha hubiera recordado lo que había pasado el domingo por la madrugada y le hubiera tomado un poco más de tiempo salir de allí y definitivamente no era como si fuera su primer día atrasado a objetos.
Aunque debía decir que era un alivio no encontrarse con la cantidad excesiva de estudiantes que esperaba estuvieran revoloteando por ahí, feliz él de que solo doce personas lo miraran con estúpidas sonrisas en la cara mientras corría por los pasillos.
Al llegar al aula dudo en entrar, todos los que habían estado en el bar se encontraban tras esas puertas, todos excepto el profesor, pero como iban y venían los chismes dudaba mucho que a esas alturas hasta él ya supiera sobre sus andanzas. Resignado abrió la puerta esperando poder terminar rápido con ese día.
-Señor kim, lastimosamente llega demasiado tarde, quince minutos les otorgo a mis estudiantes para llegar, quince que me parecen más que suficiente, es su sexta vez atrasado así que puede esperar afuera hasta que la clase termine.
¿Esperar afuera? ¿Dónde los buitres estaban? Pero que más buitres que sus propios compañeros de semestre. Miró al asiento donde Changmin acostumbrara a sentarse y lo vio negar con la cabeza, era bueno ver como su amigo lo apoyaba.
Rendido cerró la liza puerta blanca y caminó hacia el parque central de su facultad, no necesitaba alzar la mirada para saber que los pocos que se encontraban allí lo estaban viendolo, siguiéndolo hasta el momento en el que se sentó bajo el árbol más grande del parque. Mal comienzo de semana pensó
“cierra los ojos, y relájate Junsu”
Y respiro hondo, memorizando la lección que tendría esa tarde de filosofía, ama filosofía, era su paraíso en esa faculta, mientras que el resto era solo el infierno.
No supo cuanto tiempo estuvo allí, pero cuando Changmin lo golpeó con su maleta supo que había sido lo suficiente como para que las dos horas de objetos acabaran.
-¿Durmiendo? - preguntó sentándose a su lado, tenía una hora hueca así que podían relajarse un poco. O mejor dicho su amigo podía relajarse.
-memorizando – Changmin se rio y le pegó con un manojo de copias que Junsu tomó, copias de objetos
-¿filosofía?
-Si
-¿Hoy hay consultorios, piensas ir?
-¿tengo que ir no? – se recostó un poco más contra el viejo árbol
-Es cierto, lo bueno es que no es como si lo fueras a ver mucho, apenas y sale de la oficina
-En algún momento tengo que verlo
-que incomodo, no pienso comentar nada más al respecto por que ya sabes lo que pienso
-Bien
-pero fuiste tan estúpido – las pesadas copias dieron contra la enojada cara de Changmin
-Mejor acompáñame a comer y cállate
-está bien pero sigo pensando que eres estúpido
-si si
De su facultad a la cafetería no era lejos pero tener a Changmin a su lado le daba un poco más de confianza. Las risitas, los cuchicheos y las miradas abundaban, criadero de chismes era jurisprudencia, la gente ahí parecía no tener vida propia y Junsu sólo deseaba que en una o dos semanas todos hayan olvidado el asunto.
Pero cuando entraba a la cafetería supo que hasta para él eso no sería cuestión de una semana, eso sería incomodo por un largo tiempo. Porque mientras Changmin no dejaba de apretar su codo Yoochun caminaba de salida y estúpidamente esperó algo, cualquier cosa, un gesto, un saludo, un pequeño asentimiento… pero ni siquiera una mirada obtuvo mientras el moreno pasaba a su lado apenas rosando hombro con hombro.
No supo en qué momento había dejado de respirara para retener el aire en sus pulmones, pero si supo que luego de ese corto rose fue como si se desinflara totalmente. Y el ánimo, el ánimo que había acumulado bajo ese árbol había desaparecido en un solo puf.
Quiso regresar a ver, quería hacerlo, quería encontrar al Yoochun de ayer, al atento y amable, al que lo había mimado en la cama, el que había besado y acariciado su cuerpo casi con devoción, el que lo había visto con esos profundos ojos negros. Pero no era, ya no estaba y era seguro que jamás lo volvería a ver y eso, eso le hizo un doloroso nudo en el estomago….
Y en la garganta
-¿Estás bien? – Changmin aún lo sostenía del codo
-sí… ahora por lo menos puedo asimilarlo
-¿asimilarlo?
-Olvídalo, anda – le dio un suave zape en la cabeza – cómprame un café, me lo debes.
Y mientras Changmin se iba por el café trató de revisar los apuntes de sujetos pero nada, nada cabía en su cabeza por el momento por que ver a Yoochun de nuevo había sido peor de lo que había imaginado, porque se sentía patético, porque ridículamente se había arreglado más esa mañana y estúpidamente se había masturbado pensando en ese cretino, lo más triste de todo es que sabía que esa no sería la última vez.
Oh sí… habrían más, muchas más.
¿Cómo diablos iba a ir a consultorios? Enfrentarlo por más de una hora ahora parecía imposible.
-Ten, un café muy muy cargado para mi muy muy estúpido amigo.
-Gracias – y como si se tratara de tequila en un solo trago se terminó todo su contenido
-Por cierto ¿qué paso con tu celular? ¿Lo perdiste de nuevo? – Asintió disimulando leer las hojas delante suyo – por eso no deberías tomar, te vuelves despistado y torpe
-¿Y no lo hacen todos?
-Pero no todos pierden sus cosas cada vez que se sale por copas – la pesada mano de su amigo cayó en su cabeza empujándola casi hasta la mesa
-Además no estaba borracho
-Es que no necesitas estarlo para ser torpe
-Dios! A veces me pregunto por qué me junto contigo, más que mi amigo pareces mi enemigo
-Soy Changmin, tu némesis, recuerda eso!
-Dios! A veces eres tan raro, quieres sentarte por favor?
***
Consultorios, consultorios, consultorios
No quería ir, de verdad que no quería ir, no con Yoochun ahí
Pero no querer ir distaba mucho de lo que debía, si no cumplía con las horas de consultorios adiós carrera y hola promesa sin cumplir.
Así que de todas maneras caminó hacia el alejado edificio de la universidad, esperando con todo corazón no encontrarse a Yoochun como era costumbre, pero con la suerte que tenía estaba seguro que en algún momento lo vería, sea como sea, fuese que distaban por un piso entero.
.
..
…
….
Pero no fue así…. y mientras las horas pasaban y el terminaba de archivar las carpetas, se veía a sí mismo deseando verlo, esperando poder encontrarlo, sea donde sea entre esos dos pisos y estaba nervioso y algo decaído, ah… realmente necesitaba relajarse, necesitaba verlo. Sin más ánimos dejó las últimas ocho carpetas encima del escritorio y se encaminó a los baños del lugar. Agua, necesitaba también mucha agua.
Pero no pudo, porque a la mitad del pasillo estaba él, elegante y altivo como siempre pero de cierta manera diferente al de la mañana y al de la madrugada, ¿acaso Yoochun era multipolar?
Pero respiró hondo y caminó hacia adelante, no iba a dejar que se amedrentara su voluntad, debía volver a lo de siempre, debía superar ese revolcón, porque eso era lo que era, por que sea como haya sido no significaba nada más allá de lo que se suponía.
Y en su mente se repetía la palabra “camina, camina, camina” y no pretendía regresar a mirar, no pretendía esperar nada, y todo ese deseo de verlo se le hizo absurdo porque ahora lo único que hacía al verlo era ignorarlo, pero eso era lo correcto.
Nada… Nada había esperado, y nada había pasado y sus hombros habían caído decepcionados, ¿qué diablos pasaba con él? ¿Qué clase de voluntad tenía? ¿Acaso él también era multipolar?
Pero poco pudo pensar y poco pudo decir cuando Yoochun lo volteó hacia él sosteniéndolo del brazo y de nuevo, por fin de nuevo aquella profunda mirada y sólo se imaginaba besándolo de nuevo, sólo quería que lo besara, sólo eso. No esperó la mano extendiéndose hacia él mostrándole su supuesto perdido celular.
-Esto es tuyo ¿verdad? – y toda la estúpida ilusión que él mismo se había creado se esfumó y solo pudo retirar su celular de esas manos lentamente, tratando de acariciarlas en el camino, dios mío esas manos, esas hermosas y milagrosas manos…
y supo que se tenía que ir antes de lanzarse el mismo a aquel chico.
Pero Yoochun se le adelantó y antes de poder decir gracias le había dado un corto y delicioso beso en los labios, cerró los ojos esperando más, deseando dejarse llevar pero lo único que encontraron sus deseos fue el frio sustituir esos grandes labios. Y ni en un parpadeo el moreno ya se había arribado al ascensor.
Maldita sea! y quería gritar, llorar y reír todo al mismo tiempo, porque jamás se había topado con persona más rara que Yoochun, porque era un error sentirse atraído por él. Porque necesitaba de urgencia que alguien le diera el manual de cómo tratar al dichoso Park Yoochun.
Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, amooo el YOOSUUU, porfis porfis continuaaaaa (*///*) me gustó muxooo, esque por Dios quien se puede resistir a YOOChun???? (YO NO)*¬*
ResponderEliminarcontinuacioooooooooooooooooon ò.ó
ResponderEliminarporfis T_T
manual para tratar al dichoso yoochun... yo tambien quiero unooo waa me esta gustando el fic!!
ResponderEliminaraay~
ResponderEliminarlo siento de verdad, siento en carne propia lo que le pasa a Junsu con simplemente leerlo!
#&/# yooochun!
Kya este fic es tan sumamnete perfecto.. acaso yoochun esta enamorado de nuestro kerido delfin? jaja claro que si ien no se enamoraria de semejanteee traseeee .... ejemmm .. lindura que es el delfin .... sigo esperando que lo continuen .. alguien ien seaaaa ... :(
ResponderEliminar*ADRILOVEYOU*