Autor: Min Minna
Pareja: YooMin
Género: Slash, Lime
Extensión: Oneshot
Resumen: La historia de amor de dos estrellas.
N/A: Fue una verdadera odisea terminar de escribir este oneshot. Hace mucho que me nació la idea, pero antes de la fecha de entrega tuve que hacer unos cambios (grandes cambios). Es la primera vez que escribo algo tan largo. Si el fic tiene una buena aceptación, tal vez pueda escribir algo relacionado al fic, y sí, será pura comedia. Gracias por leer.
Hace
mucho tiempo, un pequeño grupo de hombres le pidieron a una constelación de
cinco astros que velaran por su fortuna. Ellos habían huido de la guerra,
primero eran unos cuantos y poco a poco se les unieron más personas que
escapaban de los feroces reinos a los que fueron obligados a servir. Una vez
juntos, viajaron y viajaron hasta que encontraron un lugar en medio de las
montañas, perfecto para protegerse si es que alguna vez los atacaban. Se
establecieron ahí, todos trabajaban antes de que el sol se asomara y descansaban cuando la luna alumbraba el
firmamento.
De
todos los hombres, uno en especial sobresalía porque podía dirigir a los otros sabiamente,
él había servido como médico militar, así conocía muchas cosas más que los
suyos; se encargaba de curar a quienes lo necesitaban, siempre fue justo con
sus compañeros, fuerte al defender al indefenso, y además poseía un generoso
corazón.
Los
astros fueron testigos del trabajo de aquella gente y de la determinación del
médico, así que decidieron protegerlos. Con la ayuda de las estrellas, aquellas
personas crearon un reino fuerte y prospero. Al pasar el tiempo, hicieron del
médico su Rey.
El Rey
de aquel entonces era como el primero que tuvo el reino, un hombre sabio y
generoso, aceptaba a todas las personas que se acercaban a pedir su consejo.
Gracias a su inteligencia había mantenido a raya a los Reyes que querían
declararle la guerra, por otra parte también había logrado alianzas que traían
prosperidad a ambas partes que lo firmaban. Sin embargo, había algo que le
traía gran pesar a su corazón y es que el reino aun no tenía un príncipe heredero.
Aquello era algo que le entristecía profundamente a la Reina; después de todo,
los Reyes ya no eran tan jóvenes y debían dejar a alguien que cuidara el lugar
que tanto amaban. Años atrás la Reina le pidió al Rey dejar la corona para que
él buscara a otra mujer que le pudiera dar un hijo, pero él se negó ya que
amaba a su Reina más allá de cualquier cosa.
La
tristeza enfermó el corazón de la Reina, los médicos se formaban para atenderla,
pero ninguno de ellos sabía qué hacer para sanarla. La gente del reino sentía
la tristeza de ambos Reyes, pensaron que lo único que podían hacer era pedir a
sus protectores por un milagro, así que esperaron el anochecer para reunirse en
la plaza de la cuidad y elevar sus oraciones.
La
constelación poco a poco se dejo ver, primero apareció el astro más alejado de
sus hermanos, el que tenía más brillo de ellos; al otro extremo se dejó ver el
astro más grande de los cinco; enseguida apareció un lucero que se distinguía
por su ligero matiz rojizo y se colocó en medio de sus compañeros. Finalmente
aparecieron las estrellas que se encontraban detrás de sus hermanos, a mitad de
la brillante del astro lejano y el rojizo se ubicó uno, y en medio de la rojizo
y la gran estrella se colocó el otro; aquellos luceros eran muy parecidos,
tanto que su resplandor era purpura en vez de blanco; los cinco astros formaban
una W. Cuando la constelación alcanzó su lugar en el cielo, todos los súbditos
alzaron sus cabezas para mirarlos, mientras que en sus mentes repetían ’Por favor, denle salud a la Reina’ una
y otra vez.
La
gente que estaba en la plaza vio a salir un cometa, de la constelación en forma
de W, que se dirigía a donde estaba el castillo. Mientras el Rey estaba hincado
junto a la Reina vio a una estrella meterse dentro del corazón de su amaba, la Reina
poco a poco comenzó a resplandecer mientras el calor volvía a su cuerpo. El Rey
escucho que el corazón de la Reina empezaba a latir con gran fuerza, después
vio como ella abría los ojos y volvía a sonreírle.
Mientras
en el cielo una lluvia de estrellas reflejaba la tristeza que sentía la W por
perder a una de sus partes.
Los
días pasaron y la Reina se restableció, para sorpresa de todos, estaba
felizmente embarazada. El Rey le dio mil gracias a su pueblo por haber logrado
el milagro que tanto anhelaba. Parecía que veían días de gloría, pero no lo
fue. Antes del último mes de embarazo, la Reina volvió a caer en cama, sus
damas de compañía le habían advertido sobre lo cansada que se le veía, que su
apetito casa vez disminuía y que por más que durmiera no desaparecían las
ojeras de su rostro, pero ella tomo lo anterior como los últimos síntomas de su
embarazo. Muchos médicos llegaron al reino porque querían atender el embarazo
de la Reina, pero ella no dejo que nadie se le acercara. Cuando parecía que
estaba más restablecida, le llegaron los dolores de parto. Todos en el reino volvieron
a la plaza para pedir por la salud de la Reina y el heredero, pero esta vez no
hubo nada qué hacer. La vida de la Reina dejaba de brillar y el bebé recién
nacido lloraba a todo pulmón mientras una luz purpura resplandecía dentro de su
corazón. El Rey salió al balcón para anunciar a todos que el reino tenía un nuevo heredero, pero que nadie iba a
celebrar su nacimiento hasta que pasara el duelo por la difunta Reina.
Después
de dos meses, se celebraron las fiestas por el nacimiento
del príncipe heredero. La celebración se atraso debido a una oscura peripecia:
la Reina había fallecido por alguien, que por medio de engaños le había
sugerido tomar un elixir que haría más fuerte al bebé. Para sorpresa de muchos,
el culpable de aquel crimen era el hermano menor del Rey, Bom Kang. Desde niños,
el menor se sintió rechazado porque no era tan querido como su hermano mayor,
era malcriado con sus niñeras, irrespetuoso con sus maestros, engreído con la gente del reino, y aun así era muy querido por su hermano mayor.
Cuando Bom Hwa subió al trono, el menor perdió la esperanza de ganar el poder,
así que tomó por esposa a una de las primas de la Reina y se fue a vivir al
lugar donde era originaria su mujer. Sin embargo, por su mujer se enteró que la
Reina Hae Na no había dado un heredero al reino, así que regreso a las
montañas, ya que si no había un príncipe, él sería el próximo sucesor de la
corona.
Pero
sus planes fallaron cuando los astros protectores ayudaron una vez más al
reino. Lleno de avaricia de poder, Bom Kang engaño a la Reina Hae Na para que
tomara un tónico que le daría más salud al bebé que ella esperaba, después de
todo conocía bien a la Reina y sabía que por la salud de su hijo lo haría todo.
A la muerte de Hae Na, él fue de los primeros en derramar lágrimas, incluso se
atrevió a decir que si alguien se había atrevido a acecinarla, él hallaría al
culpable y lo castigaría en nombre del Rey y el de su esposa. No obstante, fue
su propia esposa quien lo descubrió como el culpable del crimen.
Ji Ah
preparaba sus ropas de luto cuando encontró un baúl de madera envuelto en
muchas telas, adentro de él había pequeños frascos que resultaron tener la
misma sustancia que dio muerte a la Reina Hae Na. El Rey supo de la traición de
su hermano, y con todo el dolor de su corazón, se encargo de darle la pena de
muerte. Ji Ah estaba desconsolada, su
esposo había matado a su quería prima, no podía ver a la cara a nadie porque la
pena se lo impedía, además se acababa de dar cuenta de que estaba embarazada.
Fue a ver al Rey y suplico por su vida y la del hijo que estaba esperando, Bom
Hwa sabía de la estrecha relación que su Reina mantenía con su prima, Ji Ah no
era la culpable de nada, sólo era una persona que se encontraba en la compañía
de la persona equivocaba en el momento equivocado, además había mostrado más
lealtad a su reino que a su esposo, así que la libero de culpas ante todos sus
súbditos y la dejó vivir en el castillo bajo su protección. Después de todo,
tal vez era la única persona en la que podía confiar el cuidado de su hijo, y
eso era algo que la Reina Hae Na daría por seguro.
El
momento más importante de las fiestas por la celebración del nacimiento del
primogénito era cuando el Rey anunciaba el nombre del príncipe. Después de mucho
pensar, decidió que el príncipe se llamaría Chang Min, ya que ese era el nombre
del padre de Hae Na, ya no habría otro heredero que llevara el Bom como primera
sílaba. Cuando el Rey anuncio el nombre de su hijo, los habitantes estallaron
en felicitaciones para el niño.
Las estaciones cambiaron una a otra y el príncipe Chang Min estaba a punto de
cumplir veinte años. Para ese entonces, el Rey
Bom Hwa estaba realmente cansado, tenía la esperanza de dejarle su lugar
al príncipe y así poder renunciar a su cargo. Mientras veía a su hijo crecer,
una parte de él estaba incompleta, la pérdida de la Reina lo dejó devastado; la
existencia de su majestad se limitaba a atender
a su pueblo y cuidar a Chang Min.
Algo
dentro de Bom Hwa le decía que no le quedaba más tiempo, cada día le costaba
más seguir en su posición del pilar del reino. Cuando ya era noche tocó dos
veces la puerta de la recamara del príncipe, pero el joven no salió a
recibirlo. Entró al cuarto y encontró a su hijo en el balcón, sentado sobre el
barandal, con la mirada perdida en el cielo, igual que lo hacía todas las
noches, o por lo menos la mayoría de ellas.
—Otra vez perdido en el cielo, príncipe Chang
Min.
— ¡Padre! Lo siento, no escuche que
tocaba la puerta.
—Mi querido príncipe, cuando usted ve
las estrellas no tiene ojos ni oídos para otras cosas.
—Perdone. Pero hay algo en ellas que me
atrae tanto, no sé que es, pero siento que hay algo muy familiar en ellas.
No era un secreto en el reino que el
príncipe Chang Min dedicaba gran parte de su tiempo al estudio de los cielos,
había memorizado cada una de las constelaciones, sabía que estrellas aparecían
o no en determinadas estaciones del año.
—Disculpa aceptada— dijo el Rey mientras
sonreiría, le gustaba que su hijo fuera tan estudioso de los cielos. Si tuviera la misma atención para sus otras
actividades, pensó.
—Rey ¿es cierto que estamos bajo el
cuidado de esas tres estrellas? —habló mientras señalaba una constelación.
—Sí, es cierto. Pero eso tú lo debes de
saber mejor que nadie, después de todo, usted ha estudiado más que ningún otro
a las estrellas y la historia que hay detrás de cada una de ellas.
—Lo sé, pero en los libros del origen
del reino sólo se menciona que nuestros antepasados fueron favorecidos por la
constelación en forma de W. Los libros también dicen que a diferencia de los
otros astros, la W jamás cambiaba de posición para proteger a nuestro reino, y
esa que está ocupando el lugar de la W no es de cinco.
—Sabes que el universo está en constante
cambio, nosotros estamos en un solo
lugar porque hay vida en nuestro interior.
Somos parte del cambio…— suspiro—, y justo por eso vine a hablar
contigo.
«Chang Min, mi hijo, has tenido la mejor
educación que pude darte, han venido maestros de todas partes para instruirte, sabes
cómo tratar a la gente sin importar su estatus, has viajado para admirar otros
reinos pero aún así sigues amando la tierra que te vio nacer, y sé qué harías
lo que fuera para protegerla . Ha llegado el momento en el que ocupes todo lo
que sabes y te hagas cargo de la corona—». El Rey terminó de hablar.
—Yo…—dijo con voz temblorosa —.Su
majestad, no me siento preparado, aun me faltan conocer muchas cosas…
—Y esas las aprenderás sólo con el
tiempo. Hay cosas que no se aprenden de los libros.
—Lo sé, sólo que…
—Sólo qué… —. El joven vio a su padre a
los ojos, y como todas las veces vio amor dentro de ellos, sólo que esta vez
fue consciente que también había cansancio. Para Chang Min, su padre era
el sólido pilar que sostenía el reino,
pero esta noche lo veía más desgatado que nunca—. Yo, mi amado Rey, será todo
un honor ocupar su puesto—. Lo dijo mientras se arrodillaba.
—Sé que lo harás bien—. El Rey toco el
hombro del príncipe en señal de que se
pusiera de pie—. Más que nadie eres consciente del peso que ahora cae sobre tus
hombros. Pero antes de darte la corona debes…
—Hablemos de eso mañana, por favor— lo
interrumpió, ya eran suficientes emociones por una noche para hablar de la
clausula que tenía que cumplir apara
ocupar la corona.
—Lo entiendes tan bien como yo. Pensé
que aquí o en algún lugar de los que visitaste encontrarías a alguien…
—Por favor, le suplico que hablemos de
eso en la mañana.
—Siento mucho pedirte tanto Chang Min…
—suspiro una vez más—. Pero no está en mis manos el poder librarte de esto.
—Lo sé, por favor, vaya a descansar.
Estoy seguro que desde mañana empiezan los preparativos para la próxima
coronación.
—Lo siento mucho hijo.
—Lo sé, padre.
Chang Min escuchó el Rey salir. Esperó
diez minutos y cuando estuvo seguro de que nadie estaba cerca de su habitación,
escapó de su cuarto saltando desde el balcón. Corrió hasta su lugar secreto,
uno que había descubierto en su infancia. En una ocasión le pareció divertido
esconderse de sus nanas, salió del castillo, camino hasta el bosque hasta un
hermoso lago, se quedo ahí contemplando el paisaje hasta que recordó a sus
niñeras y volvió al castillo. Esa vez fue la primera que su padre lo regaño. El
Rey había vuelto a sentir el miedo de perder a alguien cuando las nanas, con
lágrimas en sus ojos, le dijeron que no encontraban al príncipe por ninguna
parte, todos habían pensado que alguien lo había secuestrado, incluso algunos
de los mejores caballeros salieron para buscar a los secuestradores. Después
del regaño, Bom Hwa abrazo a su pequeño que no paraba de llorar mientras le
pedía disculpas, quería preguntarle dónde era que había estado. Sin embargo,
había recuperado a su hijo, el gran regalo que Hae Na le había dado a su pueblo
y a él, y nada más importaba.
El pequeño príncipe no pudo salir de su
cuarto en una semana, y del palacio en un mes; pidió perdón a sus nanas, a la
gente que lo busco por todo el palacio, a los caballeros que salieron en su
búsqueda y hasta a dos vagabundos que sin querer sirvieron de sospechosos.
Mientras estaba en su cuarto pensaba en el hermoso lugar que había encontrado,
algo en él le decía que no le dijera a nadie sobre ese lugar, sabía que tendría
que volver ahí, y así lo hizo meses después, y siempre volvía ahí cuando quería
un momento de libertad para sí mismo.
Corrió sin detenerse. Una zancada
seguida de otra. Esa era la única forma en la que podía sentir que escapaba.
Llegó al lago y se dejo caer en la hierba, tenía la respiración entrecortada,
se espiro y volteo a ver a las estrellas.
—Ahora ¿Por qué estás aquí?
—Porque no quiero ser Rey y no quiero
casarme para serlo— dijo mientras sentía como su pecho bajaba y subía una y
otra vez. Se tapo la cara con su mano izquierda.
Escuchó la hierba crujir cuando la otra
persona se tumbo a su lado.
— ¿Por qué estás aquí? — esa voz volvió
a preguntar.
—Porque quería sentirme libre antes de
atarme a algo que no quiero.
—Esa sí te la creo.
Las dos personas se quedaron calladas.
El único ruido era el de la estorbosa respiración de Chang Min. Un travieso
viento se encargo de refrescarlo. El silencio se rompió cuando la respiración
del príncipe volvió a la normalidad.
—Mi padre quiere retirarse, así que planea
darme la corona, pero para que yo pueda acceder a ella, tengo que casarme.
—Dime algo nuevo, eso todos lo sabemos.
—El problema es que yo quisiera conocer
al amor por una vez antes de unir mi vida con mi prima.
—Tú prima es bastante bonita.
—Sí, pero si tengo que casarme y tener
hijos con ella, me gustaría amarla… o haber amado a alguien.
—Pues escápate… no sé, toma algo de ropa
de alguno de tus súbditos y vete a no sé dónde para buscar no sé qué.
—Siempre tienes las mejores ideas.
—Por lo menos tengo algo. Imbécil.
—Cuida esa lengua. Si alguien escucha la
manera en que me hablas, podrían
mandarte al calabozo.
—Sí, pero aquí no hay nadie más que tú.
—Sí, pero soy un príncipe.
—Esas reglas no van para alguien que no
es de este lugar.
—De dónde es qué vienes, Yoo Chun.
—De las estrellas.
Y ambos empezaron a reír.
A Chang Min le gustaba la personalidad
brillante de Yoo Chun, era la única persona que conocía el lago, a parte de él.
Un año después de encontrar su lugar
secreto, Chang Min había encontrado a un niño pelinegro que estaba comiendo una
manzana, sentado sobre la hierba. Con mucha curiosidad el mayor se le acerco al
otro, dejó salir una tos para que el menor se diera cuenta de su presencia,
pero no le hizo caso. El pequeño termino de comer su manzana y en seguida se
volteo para decirle al otro que si llevaba algo más para comer, Chang Min negó
con la cabeza, el otro niño se levanto de su lugar y camino rápidamente hasta
que el príncipe lo perdió de vista. La siguiente vez que el príncipe visitó el
lago, llevaba consigo algunas frutas para compartir con el niño que había visto
la otra vez. Y sí, al llegar al lago, ahí estaba el pequeño comiendo pan. El
mayor se sentó a su lado y cuando vio que el otro terminó con su pan, le dio
una fruta que acepto inmediatamente.
Chang Min valoraba a Yoo Chun porque era
el único que podía hablarle con toda franqueza,
cuando estaba con él no había ni ‘príncipe’ ni ‘su majestad’ que los
alejara. Cuando el mayor iba al lago siempre llevaba consigo algo que compartir
con el menor. Sin embargo, el día en que Chang Min le reveló a su amigo que era
el príncipe de su reino, Yoo Chun lo acusó de tacaño porque sólo le compartía
fruta y galletas, y nada de dulces o de aperitivos que sólo los príncipes
comen.
El menor era un misterio, no sabía si
tenía familia, o de dónde venía, o qué hacía. Simplemente estaba ahí, en el
lago sólo para él. Tal vez el mayor no sabía mucho del otro niño, pero Yoo Chun
era su escape a toda esa madurez que tenía que aparentar con las otras
personas.
—Vas a casarte.
—Sí.
—Con Ji Eun.
—Es lo más probable.
— ¿Te quiere?
—Sí
— ¿Tú la quieres?
—Sí, es mi prima. Prácticamente nos
críanos juntos, es como una hermana para mí.
—Pero no la amas.
—No como ella quisiera que lo hiciera.
Ji Eun era la hija de Bom Kang y Ji Ah.
Era una verdad que todos odiaban a Bom Kang por haber matado a la Reina, por
otra parte no podían evitar sentir lástima por Ji Ah. El Rey se hizo cargo de la
viuda porque era la prima de la Reina, porque él había matado a su esposo, y
porque a fin de cuentas era la viuda de su hermano menor. Ji Ah tuvo un
embarazo sin problemas, dio a luz a una pequeña niña de piel blanca y cortos
cabellos negrísimos, nadie dudaba que en un futuro fuera una belleza. Con el
tiempo la tristeza enfermó a Ji Ah y la mató paulatinamente, pero Ji Eun no se
quedó sola. El Rey veía mucho de su esposa en ella, así que la crió como si
fuera su hija. La gente del reino no tardó en amar a la niña, bien sabían cuál
era su origen, pero la niña supo ganarse a todos.
Cuando Ji Eun alcanzó la edad casadera,
muchos nobles fueron a cortejarla, pero ella los rechazó a todos. Al finalizar el baile de primavera, Ji Eun se
le declaró a Chang Min, él agradeció por el sentimiento y la rechazó. Fue
doloroso ver como su prima le dedicaba una triste sonrisa, así que antes de que
ella se pusiera a llorar, la abrazó. Sin embargo, alguno de los nobles que
servían al palacio vio el gesto, y lo interpreto de otra forma, así que le hizo
saber al Rey que tal vez había algo más entre los jóvenes. El Rey se emocionó
bastante con la noticia, al día siguiente mando a llamarlos para que le
contarán sobre sus sentimientos, fue embarazoso cuando Ji Eun confesó que amaba
a Chang Min, pero que él amablemente le había dicho que sólo tenía el lugar en
su corazón como hermana. El príncipe no quiso hablar para no hacer sentir aun
más mal a su prima.
Pero el Rey habló con ambos, les que una
de las razones por las que había educado a Ji Eun era para que ocupara el lugar
de la Reina. Ya que el corazón de su hijo no era ocupado por nadie, lo mejor
que podría hacer como príncipe sería casarse con alguien que fuera digna de la
posición. Ninguno de los jóvenes pudo contradecir al Rey, sólo le pidieron que
no especiera la notica. Ji Eun le mandó una carta al príncipe esa noche, Chang
Min apenas pudo leer la carta porque la tinta estaba borrosa en algunas partes,
sabía que su prima había escrito esa carta mientras estaba llorando, ella le pidió que por favor no pensará que
había tramado todo para quedarse con él o con la corona.
—Te digo algo, si no estuviera en esta
situación, si ella no fuera mi prima, tal vez podría casarme con Ji Eun sin
ningún peso de conciencia.
—Pero no sólo es tu prima, es la querida
sobrina del Rey, y por lo que me has dicho, dicen que se parece a tu madre.
—No es sólo el parecido, sólo quisiera…
quisiera ser como tú.
—Es todo un honor que un príncipe quiera
mi papel de simple humano.
—No te burles, simplemente quiero tomar
mis propias decisiones, ir a dónde yo quiera…Pero no puedo hacerlo, porque
hay llamado destino y tengo que cumplir con él.
—Sí ya sabes lo que tienes que hacer,
¿para qué estás aquí?
—Para que me ahogues en el lago.
—Hecho.
Yoo Chun se levantó, tomó de los pies a Chang
Min y lo jaló sobre la tierra. El castaño no opuso resistencia alguna porque
cuando estaba con Yoo Chun acostumbraba a hacer ese tipo juegos, que no podía
hacer porque era el príncipe que todos esperaban que fuera. Chang Min se paró
de golpe cuando el pelinegro lo arrojó al agua. Ambos se llevaban pesados, de
vez en cuando peleaban y otras veces llegaban a los golpes, pero nada que no se
solucionara después de un rato.
— ¡Qué te pasa idiota!
—Su majestad quería que lo ahogara en el
lago, así que intenté hacerlo—. Lo dijo mientras hacia una reverencia.
—Ahora veras— dijo mientras salía del
agua— Me las pagaras todas esta vez maldito.
—No lo creo.
Y ambos corrieron. Chang Min estaba todo
mojado, pero aun así fue detrás de Yoo Chun. El pelinegro reía por que el otro
no podía alcanzarlo. Después de un rato, Chang Min se cayó y como no se levantaba, Yoo Chun se acerco a él para
revisarlo, en un rápido movimiento, Chang Min tumbó al otro y se colocó sobre de él. Ambos
se miraron a los ojos, el mayor pudo ver
atentamente los ojos del otro, sabía que eran más oscuros que los suyos, tan
profundos como si dentro de ellos se encontrara todas las respuestas a esas
inquietudes que tenía.
—Entonces, sólo te vas a casar y
no vas a hacer nada.
—Eres un experto en arruinar momentos
¿lo sabías?
—Prefiero arruinarlos antes de que se
den a que los arruines tú porque no quieres tomar riesgos.
—No esta vez.
Y sin más, dio a Yoo Chun una mirada
decidida y lo beso. Era estúpido de su parte seguir auto negando lo mucho que
le gustaba Yoo Chun, con todo y lo insufrible que a veces era, que a veces
parecía que solo lo buscaba para que lo alimentara con comida del palacio.
Algo en su interior no hacía más que
pensar en Chang Min, desde que lo
conoció fue la única ruta de escape a la forma en que tenía que vivir su vida.
El beso fue lento como si así pudiera grabarlo dentro de su memoria,
los labios delgados pero fuertes y sorprendentemente tersos, la respiración
pausada y la manera en que se separaban un momento para después volver a
besarse, la unión que empezó siendo cálida pero la temperatura empezaba a
subir.
—Príncipe, despierta. Tienes que volver
al palacio antes de que tu padre mande a sus perros para que le traigan a su
liebre—. Separó su boca de la del mayor y luego acarició su mejilla.
—Eres el mejor de todos para arruinar momentos
así, pero tienes razón— se levanto con mucha pereza—. Oye, mañana vas a estar
aquí.
—Yo estoy si tú estás.
—Eso es cierto.
—Algún día sabrás todas las respuestas.
Al día siguiente, el Rey anuncio a todos
que su hijo, el príncipe Chang Min, y su sobrina, Ji Eun, se casarían. La
noticia no sorprendió a muchos, incluso hubo personas que se negaron a la unión
por el hecho de que el acecino de la difunta Reina era el padre de Ji Eun. La
joven, que de por si estaba bastante apenada con la situación, bajo la cabeza y
trató de ocultar su rostro con sus cabellos. El Rey se dirigió a los
impertinentes, y habló por primera y
única vez sobre el tema, a todos les dijo que Ji Eun no tenía porque pagar por
los pecados de su padre, y que si alguien volvía a hablar sobre el tema, que de
una vez empacaran sus cosas para que salieran de su reino. La boda sería dentro
de un mes, dos semanas después coronarían a los nuevos Reyes; nadie dijo nada
más.
Durante ese mes, Chang Min fue al lago
todos los días. No quería desaprovechar ni un minuto en el que pudiera estar
con Yoo Chun. Cuando estaban juntos hablaban, bromeaban, se abrazaban,
peleaban, se besaban y se amaban hasta
que el cielo empezaba a iluminarse. No querían hacer otra cosa.
Una tarde antes de la boda, Chang Min
escapó de las preparaciones de la ceremonia para ver a Yoo Chun. Tenía que
despedirse de su amante. Bien podría quedarse así con él, verse todas las
noches y amarse hasta que las estrellas se escondan, e ir a la mañana a
encontrarse con su futura esposa y darle el beso de los buenos días, pero no Chang
Min, no quería eso ni para Ji Eun, mucho menos para Yoo Chun, no porque no
pudiera hacerlos, era porque no quería jugar con ellos.
Llego al lago, espero a Yoo Chun, pero él no llegaba. Vio como el
cielo poco a poco se oscurecía, paso de naranja a rojo y después a morado. Miro
a las estrellas, otra vez estaban sobre él los tres astros de la constelación
que cuidaban su reino. Era un placer poder admirarlos como se imponían ante el
poderoso cielo nocturno, ya que esa noche la luna estaba por completar su fase
nueva.
Conocía la leyenda de la constelación en
forma de W, que eran cinco guardianas, pero no se explicaba porque en su lugar
se encontraban sólo tres. Los libros que tenía de astronomía eran o muy
antiguos o muy recientes. Algo en su interior le decía que era sumamente
importante que conociera más de las estrellas.
—Te preguntas porque son tres en lugar
de cinco.
—Yoo Chun ¿Dónde estabas?
Yoo Chun apareció detrás de él, lo jaló con
fuerza y lo abrazó. El menor pocas veces era demandante con él mayor, por lo
regular Chang Min era el que empezaba con las caricias, así que la actitud de Yoo
Chun lo tomó por sorpresa.
—Hace casi veinte años los habitantes de
este reino le pidieron a los astros un favor, que dieran salud a la Reina. Las
estrellas no podían hacer nada, ellas sabían que la Reina estaba en mal estado
además de que el bebé de su vientre se alimentaba con lo poco que ella podía
darle. Uno de los astros bajó para salvarla, los humanos desconocen que para
que los astros pudieran proteger al reino tienen que crear una conexión con el
primogénito del descendiente del fundador del reino, de otra forma no hay nada
que una a ambas partes. Si en ese entonces esa estrella no hubiera bajado, la
protección se iría y serian presa fácil
de todos los que estaban unidos en su contra.
«Cuando naciste el lazo se volvió a
formar, pero para formar la conexión, es necesaria la presencia de las
estrellas que están detrás de sus hermanas, de esa forma ellas pueden extender
sus brazos para comunicarse con las otras. Como la otra estrella no estaba, su
igual tuvo que acercarse a la tierra
para encontrarla, así que se acercó al príncipe y se dio cuenta de
quien buscaba estaba dentro de él.
—Eso quiere decir que…
—Chang Min, tú eres uno de los astros
que protegen a este reino.
La noticia tomó por sorpresa a Chang Min.
Qué él fuera una estrella, eso era tan ridículo y descabellado, por favor. Él
era un príncipe, el precioso hijo de Bom Hwa y Hae Na. Pero, si lo que decía
Yoo Chun era cierto, podía explicar que él siguiera con vida. Una vez, por pura
curiosidad preguntó cuál era el veneno que había matado a su madre a un
boticario extranjero, el viejo le respondió que era un elixir hecho a base de una
flor exótica; si se ingería una vez, podía acabar con el agotamiento del
cuerpo, pero ingerida en exceso resultaba altamente toxica. Nadie de los
médicos podía explicarse cómo es que el recién nacido hubiera sobrevivido a una
exposición continua a esa sustancia. Pero había sobrevivido…las piezas del rompecabezas
empezaban a encajar. La historia de Yoo Chun era la misma historia que él
sabía, sólo que vista desde otro plano.
Era el momento de saber todas las
respuestas a las preguntas que tenía.
— ¿Quién eres tú?
—Yo soy otro de los astros que forman la
W. Soy una de las estrellas posteriores, una de las purpuras. Mi deber es
conectar a mis hermanos, vigiló a los hombres del reino para que no sean
atacados por alguien más. Mi otra igual y yo somos los encargados de unir al
cielo y a la tierra.
—¿Alguien más sabe sobre esto?
—No, sólo las estrellas lo sabemos.
Puedo entender la lengua de los humanos, pero ellos no pueden entender la mía.
Incluso, sólo podemos vernos entre los astros. Hay muchos como nosotros, pero
no todos quieren ayudar a los hombres, incluso he visto a varios de nuestra
familia andar entre las guerras para burlarse de los humanos.
—Si eres una estrella ¿Por qué te
conozco desde niño?
—No
lo sé, sólo tengo una teoría sobre eso ¿Recuerdas cuando escapaste del castillo
por primera vez? En esa ocasión estuviste a punto de morir. Tuve que bajar a la
tierra para crear este lugar y resguardarte de los asesinos que estaban detrás
de ti, pero al hacerlo me quedé sin energía, era la primera vez que estaba en
la tierra. Me vi obligado a tomar un poco de tu vitalidad para sanarme.
«Cuando nos encontramos por primea vez,
tenía toda la intención de presentarme ante ti para regañarte, pero al hacerlo
mi cuerpo tomó la forma que tú tenías, me hice niño. Si tu creces, yo también
lo hago».
— ¿Por qué no me has dicho nada de esto?
Sabias mejor que nadie todos mis cuestionamientos, mi necesidad de saber las
cosas que eran realmente.
—Demonios. Eras sólo un niño, jamás me
habrías creído la historia de que eras un principito traído del cielo. Para mí
también esto ha sido complicado, no sabes cuantas veces que me tragado las
ganas de hundirme dentro de ti. Además, no pude resistirme al volver a
conocerte, sigues teniendo la misma esencia que cuando estabas en el cielo.
«Soy
tu igual Chang Min, no soy como los otros astros que son independientes unos de
otros, yo te necesito como tú me necesitas a mí. Nací amándote. Me perteneces
tanto como yo te pertenezco a ti».
Eso ni Chang Min podía negarlo.
Antes de conocer Yoo Chun se sentía incompleto, y después de la primera vez que
lo vio, no dejó de pensar en él ni un solo día. Encontrarse con él era su
secreto, no quería compartirlo con nadie.
Yoo
Chun estaba sobre Chang Min, sus labios se encargaban de besar sus labios, de
morder su cuello y de dejar marcas en su garganta, mientras que Chang Min
arañaba la espalda del otro y con sus piernas se aferraba más la cadera de su
amante. Las embestidas del pelinegro hacían delirar al otro, mientras que sus
manos se encargaban de darle placer a su miembro. No había dolor en su acto, sólo
la necesidad de estar más y más cerca del otro. Y Chang Min se quedó sin aire
al sentir como su cuerpo entraba en éxtasis, un segundo después gritó el nombre
de Yoo Chun tan fuerte que se lastimó la garganta.
—Quiero que me lleves contigo. No
quiero estar alejado de ti.
—Lo siento, aun no es tiempo de que
vuelvas. Primero, debes dejar un descendiente que pueda servir como conector
del reino. No sabes cuantas veces hemos salvado a los tuyos, si no podemos
ayudarlos el reino no tardará en caer.
—Pero yo no quiero estar con alguien más
que no seas tú. Tampoco quiero utilizarla a ella.
—No tienes otra opción. No sólo eres el
próximo Rey, también eres un astro que decidió bajar del cielo para salvar a
las personas de esta tierra. No es sencillo, pero desde que te conozco jamás
has decidido por el camino fácil.
—Entiendo.
—Ese es mi Chang Min.
—Sabes, hace unas horas venía aquí para
que nos dejáramos de ver. Ahora no quiero estar sin verte.
—Eso no va a poder ser. Tú naciste con
un cuerpo humano y como uno tendrás que morir para volver al cielo, y yo no
quiero que mueras. No en balde baje para ti, sé que amas esta vida que tienes.
Además, mi cuerpo no es como el tuyo, tú puedes pasear por aquí con toda
libertad, mientras que yo gastó mucha energía al presentarme como un hombre
frente a ti y al volver al cielo para hacer mi tarea como estrella.
—Pero, puedes ocupar mi energía.
—Ya no lo haré más. Mañana tienes que
casarte y después subirás al trono. No volverás a verme como hombre hasta que
sea el momento de estar juntos en el cielo, pero yo siempre estaré para ti, soy
la estrella que esta sobre el castillo. Por ti, puedo esperar el tiempo que sea
necesario.
—Te amo.
—Y yo a ti pequeño.
Se abrazaron más fuerte que nunca. Yoo
Chun empezó a cantar una canción que Chang Min siempre escuchaba cuando estaba
triste. El príncipe no pudo evitar reír, era verdad que Yoo Chun siempre estaba
con él. Se quedó dormido en medio de las caricias y el suave aroma del otro.
Y el príncipe Chang Min se casó al día
siguiente. Estuvo con su esposa, y después de un tiempo el médico le anuncio
que su mujer estaba esperando un hijo. La noticia hizo feliz a todos,
especialmente al antiguo Rey. Pero hay cosas que ni las estrellas pueden prever,
Chang Min murió un segundo después del nacimiento de su hijo. El niño se llamó
Yoo Hwa, porque ese fue el último deseo del Rey.
Mucha gente sintió la partida del joven
Rey, incluso los enemigos del reino ofrecieron sus condolencias. El corto mando
de Chang Min no sólo buscó la protección de su tierra, si no que intentó
conciliar la paz para todos los reinos.
Después de la sepultura del Rey, los
dolientes fueron testigos de un milagro más. Un astro purpura salió de donde
descansaba el cuerpo del Rey, subió a lo más alto del castillo y se reunió con el otro lucero.
Y juntos regresaron a las estrellas.
FIN~
me encanto la historia casi lloro ñ_ñ nacieron amandose que hermosa historia en verdad
ResponderEliminarKyaaa!!!! Me gusta, me gusta lo que leo (aunque me gustaría más con lemon XDD), gracias por crear esto!!! , ho my… ChangMin por qué moriste así tan de repente?
ResponderEliminarY por la asdfasdf YooChun es tan hot cuando se pone en su plan de dominante, aunque mi Chun siempre es hot, así estuviera con una pijama con estampados de caricaturas, un gorrito y pantuflas de peluche seria hot!, tan lindo y violable él deberás XD! Adoré tu historia! Too intrigante ♥_♥
Me gusta la redacción y por supuesto la trama *¬*!
I love you ♥♥♥♥
Espero leer más de ti
...ciaus!...
Att: 칼라멘데
Sarangae *o*
ResponderEliminarO sea, esto esta hermoso!! >o<!! tan gracioso, tan llamativo y tan triste a la vez, me dio penita la prima esa, pero contra YooChun definitivamente se vuelve invisible xD
jaja
me gusto mucho ;)
aunque, quiero saber si tal vez podrías continuarla?? hacer un especial o algo. puedes?? ^o^
Fantastico hermosa!!
ResponderEliminaresto de fics de épocas antiguas me gusta mucho!!!
este fic me dejo picadisima.
fue una gran recomendación que me hicieron.
lo hiciste bien.
te felicito.
Besotes n_n
oh yeah!!! Por dios.
ResponderEliminarLendo el fico. :D quiero more.
ok no. Pero si quiero más, que tal si lo continuas?????, seria bueno para mi corazon ;) jajaja adoré esta parte "le gustaba que su hijo fuera tan estudioso de los cielos. Si tuviera la misma atención para sus otras actividades, pensó"
>o< morí!!!
XDDDD me gusta como es que escribes. espero que ganes FIGTHING!!!!
Te mereces el cielo TT__TT!!!, haaa, waaaaaaaaaa, gracias por escribirlo, esta todo bonito *3*, amor antiguo XD, jaja, espero leer más como esto!!
ResponderEliminarenserio.
♥
By: Katy
ultimamente no hay fics Yoomin asi que se atesoran u_u
ResponderEliminarestuvo bueno. aunque espero que mi Reno no lo haya hecho con la reina porque sino lo castro xDDDDD
jajajaj
Gambaré!!!!
Orale, esto esta megasupergenial!, lo disfrute mucho.
ResponderEliminarasdfasdfasdf!! Chunnie, Minnie esperenme, yo tb quiero ir con ustedes :D
de paso me presentan a la estrella Yunnie jeje
Buena historia, gracias por compartirla
Fue una historia preciosa, y es realmente agradable leer un fancic sin faltas de ortografía y con buena redacción. De todas maneras me gustaría leer mas fanfics de tu autoria así es que por favor continua escribiendo que yo esperare con ansias ^^
ResponderEliminarEsto es un Yoomin en difinitva precioso. Estoy encantadisima con la historia, me gusto este tipo de amor que los une desde el principio y por toda la eternidad. Y que al final se reunieran otra vez como estrellas. Waaaa un gusto leerlo.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por sus comentarios!! Es una gran alegría saber que mi historia fue de su gusto. El YooMin es una de mis couples favoritas, así que seguiré escribiendo sobre ellos, y lo haré con más ganas ahora que sé que me apoyan.
ResponderEliminarPor fa! visiten mi blog, ahí hay algunas traducciones y algunos originales míos.
Tengan por seguro que haré un 'detrás de bastidores' sobre el Regreso a las Estrellas.
Gracias a todos <3
Por algún motivo no puedo entrar a mi blog,he decidido eso no me impedirá dejarte un comentario!
ResponderEliminarSolo puedo decir que es muy bello, me encanto la idea de amarse desde siempre y ademas que todo esto involucrara tan bien la W
Puedo decir que ahora espero la continuación, dioseses XD ya quiero saber como puede ir esto, amo la relación del YooMin creo que lograste reflejar lo especial que era el uno para el otro
En fin no se que mas decir, salvo que ahora me tendre que esforzar el doble para cuando te ragale ese fic YooMin! XD love ya!
Wooooo que hermoso me encanto *-*
ResponderEliminarOoohhhh este es uno de mis oneShots favoritos lo lei por primera vez justo el en el decimo aniversario de DBSK y hoy vuelvo a leerlo y no deja de dejarme meravillada por lo todo ese significado que das a la W y el hecho de que min y Yuchon son las esttellas que estan detras de sus heemanos realmente creo que has puesto mucho detalle y sabes que??me enamore de este Yoochun insufrible😍😍😍 en si amo el Yooomin Gracias por compartierlo¡
ResponderEliminar