Título: Una historia sin palabras
Autor: MiyuChan
Pareja: MinSu
Género: Slash, Lime
Extensión: Oneshot
La primera vez que Junsu había despertado sin poder
pronunciar ni una sola palabra fue una mañana cualquiera. Nada especial, nada
resaltable. Sólo una mañana cualquiera, igual a todas las demás.
A excepción de ese pequeño detalle: no podía hablar.
En ese entonces, como una imagen fugaz, el rostro de
Yoochun había aparecido en su mente. “No
es lo más agradable del mundo despertar con el rostro de Yoochun en la mente” pensaba
Junsu con gracia cuando recordaba ese entonces. Y en ese momento Junsu había recordado
cuando, hace mucho tiempo, Yoochun le había dicho algo que, hasta ese entonces,
no había considerado para nada relevante. Le había dicho que si alguna vez no
sabía cómo decir lo que sentía, si alguna vez no podía expresarse a viva voz,
debía escribirlo. Así como pintar un lienzo, o un muro en blanco tal vez. Quién
sabe, cosas de Yoochun. “No hay mejor
manera de desahogarte y tranquilizar a tu corazón que transformar tus pesares
en literatura” repetía con esa sonrisa bonachona cada vez que, como si de
lo más fácil se tratase, comenzaba a escribir y componer sin pensar en un
mañana, mostrándole a todos su –obvio, OBVIO- talento innato.
Pero Junsu no sabía escribir. Quiero decir, claro que
sabía, así como leer y todas esas cosas que te enseñan cuando eres pequeño. Lo
que Junsu no sabía hacer era plasmar aquello que sentía en un papel, como un
testamento o algo por el estilo. Junsu se había sentido triste muchas veces, su
corazón pesaba, y cada vez que eso sucedía intentaba poner en práctica el
consejo de Yoochun y se sentaba frente a un escritorio, lápiz y papel en mano,
e intentaba escribir todo aquello que le aquejaba.
¿El resultado? Horas y horas de frustración post-fracaso.
A Junsu le gusta mucho hablar, posiblemente todo el mundo
sabe eso. Le encanta hablar sobre lo que le gusta, reír a todo pulmón cuando
algo le causa gracia y quejarse a los cuatro vientos cuando algo le sale mal.
Pues así es Junsu, escandaloso e insoportable hasta decir basta, así le gustaba
ser. ¿Y qué pasaba, entonces, a la hora de escribir?
… Nah, eso se lo dejaba a Jaejoong o a Yoochun.
Claro que hasta ese momento Junsu nunca se había puesto
en la situación de “Qué sucedería si de pronto no puedes volver a hablar y
debes comunicarte sólo por escrito” o algo por el estilo. Ya saben, tramas de
novelas de media tarde o películas baratas. Pero es que ¿Quién se planteaba
diariamente esas predicciones casi imposibles de futuros inciertos? Nadie, pues
aquellas cosas sólo sucedían en películas o novelas de escritores desconocidos.
Pura literatura.
Entonces ahora debía decir que, probablemente, su vida se
había vuelto una película de aquellas, o una novela de la más pura literatura
barata, pues por razones desconocidas ya no podía hablar. Y en el fondo, bien
en el fondo de su corazón, Junsu se preguntaba si la razón de aquella maldición
de silencio se debía a esa persona en especial. A aquellos sentimientos en su
corazón.
A aquella pelea que habían tenido una tarde cualquiera.
Quizás… Quizás Changmin tenía la culpa.
A Junsu le gustaba él. Siempre le había gustado. Desde
aquellos tiempos en que eran cinco, cuando peleaban y discutían en forma de
broma y luego reían a carcajadas por las ocurrencias que tenían. Cuando eran
inmaduros y jóvenes…
… Cuando eran felices.
Desde que Junsu tenía memoria se había sentido atraído
por ese idiota. Ni siquiera lo había visto venir. Sólo había ocurrido, y había
sido un caos.
Lo primero fue la negación. ¿Cómo podría sentirse atraído
por uno de sus compañeros de grupo? Debía ser por la soledad que experimentaban,
y pues él lo hacía reír mucho, no podían verse con chicas y todo eso. Claro,
Junsu era un chico y como cualquier chico podría confundirse. Pero no. A él no
podía gustarle Changmin. “Esto no puede
estar pasándome a mí…Sólo debe ser el momento”
Siguió la ira. Cada vez que estaba con él se sentía como
una niñita adolescente. Aquello le molestaba, porque impedía llevarse normal
con él. Le impedía ser él mismo. Le impedía tantas cosas en su vida que le
hacía sentir una rabia enorme hacia el mundo. Los chicos solían preguntarle
¿Por qué actúas tan temperamental últimamente? Pero Junsu no podía
responderles. ”No es justo… Por qué tenía
que pasarme a mí. Por qué yo, por qué él.”
No. No podía.
Entonces siguió la negociación. Quizás, sólo quizás, si hacía
ciertas cosas podría olvidarse de Changmin. Quizás si salía con chicas, quizás
si conocía a otras personas podría olvidar todo aquello que sentía. “Saldré a conocer a alguna chica bonita y
adorable, nos enamoraremos y todos estos sentimientos desaparecerán de mi
corazón” se repetía una y otra vez mentalmente, de la forma más ilusa que
podía. Pero no importaba cuántos planes hiciera y cuánto arreglara las cosas…
Nada funcionaba.
Y finalmente había llegado aquella etapa. La depresión.
Se sentía horrible, ya no podía cargar con todos esos sentimientos, pues al
contrario de cómo creía, al contrario de cómo había planeado todo ese tiempo…
Cada cosa que sentía por él había crecido considerablemente.
Entonces había ocurrido toda aquella desgracia. La demanda,
la separación. Realmente Junsu no contaba con tener que dejar la agencia y, por
ende, tener que dejar de ver a dos de sus compañeros, dos de sus mejores amigos
de toda la vida. Por un lado, su lado egoísta, pensó que aquello sería lo
mejor. “No lo verás tan seguido, Junsu.
Podrás descansar de todos esos sentimientos” había pensado muchas veces, intentando
superar el asunto. Debía buscarle un lado bueno.
Pero pasado el tiempo, había llegado a la conclusión de
que no importaba lo que ocurriera, jamás, JAMÁS podría dejar esos sentimientos
que tenía por Shim Changmin. Estaba enamorado de él. Completamente enamorado, y
ya nada podía hacer.
Se había estancado en la etapa de la depresión, y quizás
ya no podría volver a salir jamás.
-
Miró su celular incrédulo, sintiendo sus rodillas
comenzar a temblar. Los chicos le habían preguntado qué le pasaba. Estaban
practicando para su siguiente concierto, y de pronto se había quedado quieto,
estático mirando la pantalla de su celular.
Changmin le había respondido.
Desde que habían dejado la agencia y desde que su nombre
había cambiado a JYJ, no mantenían mucho contacto con los chicos. Tenían agendas
ocupadas, y en realidad no les permitían mucho contactarse con ellos, Yunho se
los había dicho. Pero su amistad era más fuerte, y no importaba lo que pasara
siempre encontrarían un momento para llamarse y enviarse fuerzas.
Pero Junsu no hablaba con Changmin. No, desde aquella
tarde en que se había enterado de algo que le había partido el alma.
“Siempre le
gustaste a Changmin, Junsu. Él no lo aceptaba, pero era obvio. Todos lo
notábamos.”
¿Por qué jamás se lo habían dicho? ¿Por qué Changmin
nunca se lo dijo? ¿Por qué mierda no había tenido el valor de decirle lo que
sentía, aun cuando era obvio que Changmin sentía lo mismo?
Quizás ya era tarde. ¿O nunca es tarde?
Junsu no se consideraba una persona a la que le gustasen
los retos ni las aventuras extremas. Prefería la seguridad, la tranquilidad.
Pero esa tarde, había tomado un reto… Y le había enviado un mensaje de texto.
“Hace tiempo que no sé de ti”
Había pasado una semana. Junsu realmente había olvidado
ese mensaje, pero ahora miraba la pantalla de su teléfono a la mitad de la sala
de ensayos, y su corazón no podía dejar de latir como años atrás, cuando sus
sentimientos de adolescente golpeaban su ser con fuerza, cuando era un chico
lleno de vida, enamorado de la vida y de su compañero de grupo.
Le atemorizaba abrir el mensaje. Le aterrorizaba saber
qué decía. ¿Y si Changmin no quería saber de él? ¿Y si ya ni siquiera lo
recordaba como solía hacerlo? Changmin era una persona impredecible.
Era incapaz incluso de oír las reiteradas preguntas de la
gente a su alrededor. “¿Junsu? ¿Estás
bien?” Repetían, o al menos eso
creía. No estaba seguro. Sólo podía seguir viendo como imbécil la pantalla con
las palabras Nuevo mensaje: Changmin.
Se excusó diciendo que tenía algo importante que hacer y
corrió fuera de la sala, sin esperar por preguntas de Jaejoong o Yoochun.
Cuando se dio cuenta estaba en el techo del edificio, su respiración
completamente agitada. Y no le importó el frío que hacía, porque al fin se
había atrevido a abrir el mensaje que le había enviado.
“No esperaba que fueras tú. Hola~”
Su corazón latía como años atrás. Debía admitirlo, hacía
demasiado tiempo que no se sentía tan vivo. Con los labios temblorosos y las
manos sudorosas le había respondido el mensaje, y unas horas después se
encontraba hablando con él como si nada hubiera pasado jamás. No podía mentir:
se sentía feliz, quería gritar y reír y correr. Se sentía vivo, vivo como nunca.
Pero como todos sabemos, las cosas buenas no duraban para
siempre.
Junsu le había pedido a Changmin juntarse en algún lugar
para poder hablar. Junsu quería decírselo de una vez por todas, sacar todo lo
que sentía y dejar de esconderse como el cobarde que era y que siempre había
sido: se le declararía a Shim Changmin.
Nada había salido como había planeado. Habían peleado,
peleado horriblemente. Se habían insultado, Changmin se había enfadado como
nunca y Junsu se había visto contagiado por su enojo. Se habían gritado y
habían jurado no volver a verse.
Y dos días después Junsu había despertado sin poder
pronunciar ni una sola palabra.
No podía evitar recordar lo último que se habían dicho.
Junsu había llorado, pues su orgullo se había visto herido por aquellas frías
palabras que Changmin le había dicho con odio: Eres un estúpido que habla y
habla sin pensar en nada de lo que dice. Eres un cabeza hueca, Junsu, y siempre
lo serás.
Y Junsu entonces había soltado todo el odio que tenía. Y
no era en realidad un odio hacia Changmin, sino más bien para él mismo. Pero no
podía evitarlo. Se sentía tan molesto que, tal y como Changmin había dicho, no
había pensado antes de hablar y simplemente había abierto la boca.
“¡Y tú eres un imbécil! ¡Un maldito insensible
a quien no le importa hablar sin pensar, aun cuando sabes que podrías lastimar
a las personas con tus frías palabras! Hay gente que te quiere, pero no te
importa, Changmin, porque eres un maldito egoísta que sólo piensa en sí mismo.
Te quedarás solo. Porque eres un desgraciado ¡Y la gente como tú se queda sola
y se muere sin cariño y amor!”
La mirada llena de dolor que Changmin le había dado en
respuesta había sido suficiente. Con un empujón Junsu se alejó de él, y había
corrido con todas sus fuerzas para que no lo viera llorar de la forma en que
ahora lo hacía.
Ahora lo recordaba, por qué jamás se había atrevido a
declararse. Todas las discusiones, todas las peleas y todos esos insultos.
Jamás podía hablar en serio con Changmin, siempre terminaban molestándose,
empujándose, insultándose y riendo. Y Changmin siempre, siempre se reía de él,
de todo lo que dijera. Jamás le había importado lo que sintiera, siempre le
hacía sentir mal. A Changmin no le importaba Junsu.
Ahora entendía todo.
“¿Que le gustaba a
Changmin? Puras mentiras… Jamás podría gustarle a ese insensible”
Ahora se sentía cansado. No podía hablar, los médicos que
lo habían visto no podían encontrar una explicación para dejar de hablar tan
repentinamente. Los chicos estaban preocupados.
Estas serían unas largas, largas vacaciones para Junsu.
Había pasado una semana desde que no podía hablar. Junsu
miró la pequeña pizarra blanca que los chicos le habían conseguido para que
pudiera decirles lo que quisiera. “Volveremos a la noche, Junsu” decía.
Junsu no pudo evitar reír. Estaba mudo, no sordo, fácilmente pudieron haberle
dicho eso directamente.
Ahora recordaba que la mañana que había despertado sin
poder hablar había sido un caos. Primero no le había tomado la importancia. No
podía hablar, no sabía por qué, nadie sabía por qué. Pero entonces había
pensado más allá, en su carrera, sus musicales, su familia, ¿Cómo podría
comunicarse ahora? Sólo entonces había tomado el peso.
“No puedo hablar” había
escrito en una hoja de cuaderno y se la había mostrado a los chicos. Ambos lo
habían mirado incrédulos. Junsu había hecho un par de gestos sujetando su
garganta, haciendo unos cuantos ruidos ahogados y desesperándose por no poder
emitir ninguna maldita palabra. Entonces habían llamado a un médico, luego a
otro, y a otro, y ninguno tenía una solución al problema.
Habían decidido que, por ahora, Junsu tendría que
quedarse en casa hasta que encontraran alguna solución a ese reciente problema.
Ahora tendría que hablar a través de esa pizarra.
Cuando dos semanas habían pasado, Junsu aún no podía
hablar. Estaban preparándose para comer en su día libre cuando Jaejoong había
entrado corriendo al departamento, apenas sujetando la bolsa de las compras y
apenas respirando por lo que parecía ser una noticia asombrosa.
Junsu y Yoochun lo habían mirado expectantes.
“Acaba de llamarme
Yunho. Changmin tampoco puede hablar, desde hace dos semanas, al igual que
Junsu” había dicho. Junsu había mirado serio, tranquilo. No había
reaccionado mucho ante la noticia. ¿Changmin tampoco podía hablar? Curioso. Así
no podría molestar a nadie más, suponía que sería algo bueno.
Pero quizás… Quizás realmente aquello no haya sido tan
malo.
Fue tres días después cuando ocurrió. Junsu estaba solo,
como todas las tardes desde que había despertado mudo. Estaba jugando un
videojuego nuevo cuando la puerta fue golpeada repetidas veces. Junsu se había
levantado con la pizarra en mano, y al abrir, como un idiota la había dejado
caer contra el suelo.
Era Changmin. Al mirarlo, este agachó la mirada y frunció
los labios, expresión que siempre hacía cuando se sentía incómodo. Estiró la
mano con su teléfono celular, mostrando un mensaje previamente escrito.
"Sólo me sentía aburrido, Yunho no
está. Hola~"
Junsu alzó la mirada y Changmin movió la mano en forma de
saludo. Se le notaba avergonzado. Junsu realmente sintió ganas de cerrarle la
puerta en la cara. No quería verlo, no luego de esa tarde. Decidió que lo mejor
sería hacer como si nada hubiera pasado,
así que se encogió de hombros y le indicó que pasara.
El silencio que llenaba la habitación era sepulcral. Sólo
se oían sus respiraciones, tranquilas, acompasadas. Le costaba creer que era la
misma persona que se burlaba de cada uno de sus defectos cada vez que podía.
Pero el silencio comenzaba a incomodar a Junsu, así que lo miró de pronto,
abriendo la boca, como si fuese a decir algo. Changmin lo miró expectante. El
más bajo tomó la pizarra y escribió en ella.
“¿Cómo has estado?”
Changmin rió levemente al leer la pregunta. Al parecer no
se esperaba una pregunta tan simple. Le quitó la pizarra de las manos, y tras
borrar con las propias escribió en ella.
“Silencioso”
Junsu rodó los ojos y escribió de vuelta en la pizarra.
Changmin rió a carcajadas (no era extraño que sus carcajadas fueran mudas.
Siempre lo habían sido de todos modos).
“No me digas, Capitán Obvio, ¿Y ese silencio
ha sido callado?”
Junsu rió con él, contagiándose por la expresión serena
que se había formado en el rostro del más alto. Aquella expresión era una que,
realmente, pocas veces se podían ver.
A Junsu le encantaba.
Esa tarde no hicieron nada especial, simplemente se
hicieron compañía uno al otro. Era extraño, pues desde que tenía memoria cada
vez que estaba con Changmin lo único que tenían eran peleas idiotas e insultos
crueles. Pero Junsu se sintió triste al recordar su última pelea. Y Changmin lo
notó, pues su mirada se lo dijo. Sin siquiera mirarlo le quitó la pizarra y
comenzó a escribir en ella.
“No debí decir eso ese día. Lo siento~”
Junsu se vio asombrado. Changmin no solía disculparse por
sus comentarios. Apretó sus labios y le quitó la pizarra.
“Lo que dije yo fue peor. Lo siento…”
Changmin se encogió de hombros y curvó los labios.
Comenzó a escribir algo en la pizarra, pero luego de dudar unos instantes lo
borró, para volver a escribir otra cosa con una extraña sonrisa en los labios.
“Da igual, sí soy un maldito amargado”
Changmin no lo miraba. Probablemente se sentía
avergonzado. Junsu le quitó la pizarra una última vez y escribió algo con
rapidez. Al mostrárselo Changmin abrió los ojos y rió.
“Sí, lo eres”
Se miraron fijamente y suspiraron. No podían hacer nada
más, pero Junsu sentía su corazón latir con cada mirada que se daban. Se sentía
como un adolescente otra vez.
Cuando ya había pasado un largo rato Changmin decidió que
lo mejor era irse. Se despidieron con un gesto y Changmin dejó el departamento.
Junsu se sintió ligero el resto del día, no podría
explicar nunca por qué…
--
Cuando un mes y medio había pasado desde que no podía
hablar, la agencia y los chicos estaban demasiado preocupados por su futuro como
artista. Ya no podía cantar, y si no podía cantar no podía seguir participando
con Yoochun y Jaejoong en sus actividades. Aquello no le hacía feliz. Aquello
le destruiría la vida. Junsu adoraba cantar, y desde hacía tanto tiempo que no
podía hacerlo que se estaba sintiendo vacío.
Pero al mismo tiempo… estaba Changmin.
Cada mañana, cuando los chicos partían a hacer cosas,
pasados unos minutos aparecía Changmin en el departamento. Ninguno sabía que se
veían cada tarde, y por alguna razón preferían dejarlo en secreto. Quizás
aquello lo hacía más mágico. Con mensajes a través de la pizarra se comunicaban
tonterías, se hacían reír y jugaban videojuegos como en los viejos tiempos, y
Junsu se sentía tan vivo como años atrás, cuando todo era más fácil, cuando el
amor en su pecho aún no mostraba su forma, cuando creía que todo se debía a un
cariño enorme por su amistad. Cuando no sabía que estaba enamorado de él.
Y poder permanecer más de diez minutos sin discutir
realmente le hacían sentir bien. Aunque normalmente se sentía aburrido cuando
no discutía con él, las últimas discusiones habían sido dolorosas. Y ahora el
silencio que los envolvía le hacía sentir vivo, vigoroso. Su amor se había
vuelto mudo, y lo adoraba, pues hasta entonces las palabras sólo arruinaban las
cosas.
Era gracioso no poder quejarse en voz alta, pues Junsu
era una persona muy escandalosa, y cuando jugaban videojuegos años atrás
Changmin solía quejarse y pelear contra el juego como si estuviera solo,
gritando tonteras como “¡Muévete ya!” o “¿Acaso no puedes saltar más rápido?”.
Sólo se oían sus respiraciones aceleradas, sus dedos machacando botones y sus
gruñidos de estrés por los juegos. Junsu se distrajo un momento al mirar hacia
su lado. Changmin miraba concentrado a la pantalla machacando botones. Junsu
sintió un revuelco en su pecho.
“Hace años me
gustaba mucho mirarte de perfil en secreto… Tu nariz es tan bonita” recordó
al mirarlo con detalle. Y olvidó por completo el juego que se mostraba en la
televisión, pues una vez más se había perdido en sus pensamientos idiotas,
aquellos que durante tantos años había intentado superar de todas las formas
posibles. Se había perdido una vez más en sus facciones masculinas, en esos
pómulos bonitos y esos ojos profundos, tan profundos que podría perderse en
ellos durante horas y jamás podría saber qué diantres estaban pensando Changmin
en ese momento. Así era él. Una persona llena de secretos y misterios, de un
sinfín de preguntas sin respuesta.
Él era Shim Changmin, después de todo.
Y cuando se dio cuenta ese mismo Changmin había levantado
la mirada y se había encontrado con la propia, fijamente. Su rostro de
felicidad por haber ganado el juego había desaparecido por completo, para dar
paso a una expresión seria. Junsu pudo notar al instante que aquella expresión
seria era una de aquellas máscaras que utilizaba para, una vez más, esconder
aquello que estaba sintiendo y pensando.
Junsu siempre había querido quitarle esa máscara y conocer
al verdadero Changmin.
Cuando el más alto abrió sus labios Junsu alejó la mirada
apurado, sintiendo su rostro sonrojar por completo. Su pecho se había
descontrolado una vez más. Changmin lo miraba fijamente, con los ojos bien
abiertos y los labios separados, temblorosos. Junsu tragó saliva. Quería
hablar, pero no podía. Nervioso tomó la pizarra que estaba tirada por ahí y
escribió.
“Tengo hambre, ¿Quieres algo?”
Changmin lo miró fijo y negó, serio. Y Junsu se sonrojó
aún más al ver esa mirada profunda y penetrante. No quiso seguir mirándolo, su
corazón estaba latiendo demasiado, tanto que dolía. Se levantó agitado, pero
Changmin lo sujetó de la manga de su sudadera, obligándolo a voltearse hacia
él.
“No me hagas esto” rogaba
Junsu con la mirada, nervioso, sintiendo aquellas ganas de llorar que había
sentido todos esos años cada vez que se sentía desfallecer por un roce o una
caricia, una mirada o una sonrisa… Pues todo de él le hacía sentir como si no
hubiese un mañana, como si cada segundo que pasara con él fuera el último.
Estar con él cada momento era como el día del juicio final, y su sentencia
sería elegida por el mismo Changmin. Intentó soltarse en vano, pero el menor lo
sujetaba con fuerza, mirando fijamente a través de su alma. Apretó sus labios y
algo agitado buscó la pizarra para escribir algo. Cuando lo soltó Junsu quiso
huir, pero Changmin volvió a sujetarlo del brazo y le pidió que se sentara.
No le quedó otra que obedecer.
“Tengo… Algo muy importante que decirte,
Junsu”
Las pupilas de Junsu se dilataron y sus labios temblaron.
Volvió a mirar a Changmin a los ojos, sintiéndose enfermo. Sintiendo unas ganas
enormes de gritar. Jamás había necesitado tanto su voz como ahora.
Le quitó la pizarra para escribir algo, pero Changmin le
sujetó la mano y negó con la cabeza. Alejó la mirada un par de veces, como
meditando. Los cerró con fuerza un largo rato, sólo para volver a mirarlo con
esa pasión tan desconocida para Junsu. Se le acercó lentamente.
Necesitaba palabras. Junsu quería decir tantas cosas,
pero nada salía de su garganta. ¿Por qué no podía hablar? ¿Por qué Changmin no
podía hablar? ¿Por qué demonios habían despertado esa mañana sin poder hablar?
Quería hablar, quería gritar todo lo que estaba sintiendo en ese momento.
… Pero todo lo que pensaba hasta ese entonces desapareció
al sentir los labios delgados de Changmin rozando los propios. Un escalofrío
atravesó de pies a cabeza la anatomía del más bajo, y un suspiro caliente salió
del menor.
Necesitaba tanto hablar.
El más alto lo sujetó por los hombros, apretando sus
dedos con más fuerza de la necesaria. Temblaba. Y Junsu no estaba mejor. ¿Acaso
Changmin lo iba a besar? ¿Acaso era cierto lo que le habían dicho los chicos?
¿Acaso…?
Junsu le dio un leve empujón y tapó su rostro con sus
manos, sintiendo que las lágrimas saldrían en cualquier momento. Había esperado
este momento durante tanto, tanto tiempo ¿Y estaba huyendo? Se sentía
atemorizado. Temía que esto no fuera real. Temía que todo esto fuera un sueño y
al despertar se daría cuenta de que Changmin jamás había vuelto a su vida.
Podría hablar y nada de eso habría pasado. Su voz estaría ahí como siempre,
pero él no estaría más en su vida.
No quería. Ya había llorado demasiado por él. No quería
volver a sufrir más.
Changmin le alejó las manos del rostro con suavidad, y al
abrir los ojos Junsu lo primero que vio fue la pizarra frente a su mirada.
“Han pasado tantos años, Junsu, tantos en los
que he sentido esto por ti en secreto, con la fuerza más dolorosa de todas, ¿Y
crees que hoy dejaría de hacerlo?”
Su corazón que latía como loco quiso salirse de su
cuerpo, y las lágrimas no pudieron sostenerse más de sus pestañas. Ahí estaban,
libres como cada noche de soledad, cayendo sobre sus mejillas sonrojadas,
mostrándole a Changmin una vez más quién era el débil ahí. Quién era el
cobarde. Pero Changmin salió de su escondite detrás de la pizarra y lo miró a
los ojos, mostrándole a Junsu que sí tenía sentimientos, que sí era humano y
que, como otras personas, sí podía llorar.
La máscara de Shim Changmin había al fin desaparecido.
Y Junsu no podía sentirse más dichoso.
De un momento a otro se encontraban en la habitación,
recostados ambos sobre la cama, temblorosos por aquel futuro incierto que los
esperaba. ¿Pero qué importaba ahora el futuro, si el presente era todo lo que
necesitaban?
Junsu lo miraba a los ojos, asustado por la rapidez con
la que todo esto había pasado. El videojuego aún sonaba desde la sala, podía
oírlo a lo lejos. Muy a lo lejos, pues el sonido de los latidos de su corazón y
de su sangre fluyendo por sus venas era todo lo que retumbaba en su cabeza. El
juego… El juego le importaba un pepino en este momento.
Changmin abrió su boca, pero no pudo decir nada una vez
más. Las palabras no salían de su garganta. Y había tantas cosas que decir que
aquello era lo más horrible que podía suceder. Pero a Junsu no le importaban
las palabras, pues con una unión de labios, con el beso más profundo que haya
podido dar en su vida, le dijo a Changmin todo aquello que jamás había podido
decir. Y al corresponder aquel beso, Changmin supo que era correspondido, luego
de tantos años dando por hecho una realidad que no existía.
Junsu movió su mano nervioso, buscando algo sin mirar.
Changmin se alejó un poco de sus labios y su cuerpo cuando vio que lo que
buscaba era la pizarra. Esperó paciente mientras Junsu escribía temeroso,
apenas sostenía el marcador. Sus ojos felinos lo miraron desde debajo de su
cuerpo y la letra en la pizarra era temblorosa y nerviosa. Changmin se sintió
enternecido al leer.
“Jamás he hecho esto con un hombre, Changmin.
Tengo miedo”
Rió suavemente mientras escribía su respuesta. Se la
mostró con una sonrisa.
“¿Qué te hace creer que yo sí?”
Junsu abrió sus ojos asombrados y se encogió de hombros.
Fue a escribir nuevamente en la pizarra, pero Changmin se la quitó y la lanzó
lejos. El más bajo lo miró asombrado, y Changmin negó con la cabeza, diciéndole
que ya eran suficientes palabras.
No necesitaban más palabras esta vez. Sus labios eran
todo lo que necesitaban.
Las manos de Changmin recorrieron todo su cuerpo,
quemando la piel a su paso. Sus dedos se deslizaron de forma tortuosa por sus
caderas desnudas, y los brazos de Junsu se aferraron a ese cuerpo esculpido
cuando lo tocó de esa forma tan íntima. Gimió suavemente, sin poder decir ni
una sola palabra. Se besaron eternamente, sintiendo sus labios húmedos y
tibios. Changmin mordió y besó la piel a su paso, dejando marcado lo que era
suyo. Junsu había suspirado y jadeado, dejándose tocar por el menor, sintiendo
cómo cada uno de sus sentidos se agudizaban a mil. Jamás en su vida Junsu se
había sentido tan vivo. Jamás se había sentido tan completo.
Y se habían hecho uno al fin. La habitación se sentía
caliente como sus respiraciones agitadas. Sus cuerpos desnudos, sudorosos se
escondían bajo las sábanas blancas e inmaculadas de la cama. Sus pieles se
rozaban con suavidad como terciopelo, frotándose entre sí, sintiendo el placer
apoderarse de cada rincón de sus cuerpos. Changmin había explorado esa
geografía con detalle, era como un explorador descubriendo tierras
desconocidas, marcándolas como suyas, y a Junsu no le había molestado ni un
poco.
“Te amo, hoy y
eternamente” había dicho Junsu con la mirada cuando el final se acercaba.
Su respiración se agitaba y las manos de Changmin viajaban por todo su cuerpo
tocando todo a su paso. Un gemido, un abrazo y el beso más profundo que hayan
experimentado fueron suficientes. Habían alcanzado el punto más alto, y ahora
sólo quedaba el silencio.
Sus respiraciones agitadas resonaban por la habitación.
Junsu no podía creerlo. Estaba ahí, en su cama recostado con esa persona que
hasta hacía una hora era tan lejana. Se miraban fijamente, agitados, nerviosos
como dos pequeños enamorados. Y pues eso eran, dos enamorados inexpertos que
habían dejado pasar innecesariamente el tiempo.
Pero ya habían crecido, y habían comprendido que las
palabras no habían sido necesarias para decir finalmente lo que habían sentido
durante todo este tiempo.
Quizás… Quizás la mañana que habían dejado de hablar…
Había comenzado la misión. Dejar de lado las peleas, los insultos, y dar paso a
lo que realmente sentían, pues sin palabras y sólo con actos podía demostrarse
mil veces más todo aquello que habían sido incapaces de decir.
-
G-Gracias… - dijo al fin Junsu con voz rasposa,
su pecho contra el pecho del más alto, sus brazos rodeando su cuello. Había
comprendido al fin por qué no había podido hablar todo ese tiempo. Changmin
sonrió, entendiendo con él.
-
Te amo… - murmuró Changmin, su voz sonando
temblorosa y adorable. Junsu rió con un sollozo en la garganta, y sin decir más
lo besó con suavidad.
Probablemente los chicos llegarían en unos momentos.
Probablemente los descubrirían ahí y tendrían que explicarlo. Probablemente no
encontrarían las palabras correctas para decir todo aquello que había ocurrido,
pero si de algo estaban seguros… Era que, definitivamente, el silencio los
había unido al fin.
Habían creado su propia historia sin palabras.
FIN~
hermoso *-* <3
ResponderEliminaramo el MinSu ojala gane :c
Ohh dios es hermoso
ResponderEliminarMe encanto la historia es muy bonita la forma que se unieron dios amo el MinSu
Hermoso *♡*
ResponderEliminarme encanto ^^
Dios mio me has matado...
ResponderEliminar...ME HAS MATADO, MATADO. Literal. Me has dejado [ahora] muda a mi.
¡ J O D E R !
Que presiosura. Que bello. Que...
Me hiciste llorar. ;___; ~
Y luego preguntan porque amo esta couple. Es sencillo y complicado. Una paradoja cierta <3
[En la ficcion, son unicos estos dos. Un amor hermoso, hermoso, hermoso. Tan complicado. indecible (?) xD, pero hermoso. ]
Aw~ Es bellisimo tu oneshot. Aw, aw, aw <3 Me has hecho la tarde.
Mucha suerte. <3
*se va regando y salpicando asquerosamente, amor por todos lados y a todos*
¡J O D E R!
ResponderEliminarMe encanto ;3; <3. Lo ame. Fin.
*Se va. Por fin.*
¡EL MEJOR MINSU ONESHOT DE LA VIDA! Q2
ResponderEliminarEn serio, la historia no solo está perfectamente redactada, sino que la idea de que los dos se expresaran sin palabras... Fue maravilloso <3
Me encanta el toque de amor que le diste a la escena de secso u///u Y qué mierda, me encanta todo el fic, porque eres la mejor escribiendo y siempre amaré lo que escribas ;3;
Si no ganas, es porque los jueces están comprados (?)
Te ami <3
sniff sniff~~ Miyu~~ ¿qué más puedo decir que ya no hayan dicho antes? simplemente tu redacción es hermosa, se nota que pones tus sentimientos en cada palabra que escribes en cada fic que inventas, es como si te imaginases a ti en el lugar de ellos ;-;
ResponderEliminartienes una imaginación perfecta~~ complementada entre una mente tierna y una mente...tu sabes x'D ahh!~~ es que de verdad me volví adicta a tus fic's ;3; sólo espero que siempre hagas uso de tu talento~~ y nos sigas deleitando con tus hermosas historias. Te admiro de aquí hasta las nalgas de Susu :'3.
GRACIAS POR SER MI SENSEI!~ >3<
atte: tu discípula.
;A; realmente amo cómo escribes ♥ todos los que he leído de ti son increíbles y éste no es la excepción. (soy una stalker fenomenal).
ResponderEliminarMe gustó mucho Una historia sin palabras, me quedé muda. hahaha
Si ves esto por favor actualiza el maniquí, por favorcito(? , sinceramente gracias por el precioso fic
Ya actualicé Maniquí<3 Gracias por tu comentario unf unf ;n; me hace feliz gustarle a la gente!
EliminarWAO!! ME MATASTE...hasta ahora me doy la oportunida dde leerlo...ME MATASTE EN ERIO! lo ame! me qito el sonbrero!!!~...ehhh...♥
ResponderEliminarLa amé mi pequeña Broc♥♥
ResponderEliminar-La abraza-
En serio me haces latir mucho mi venita minsunesca♥
Tu historia esta genial♥
Esos babos,los golpearía si pudiera.
awwww
Felicidades, me llego al corazón, me trasmitió tanto que incluso lo leí en voz alta...¡Hermoso!
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