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Arualthings

Deadman Walking cap 11

Tener paz. 

A la mañana siguiente Taegong se había levantado temprano. Se giró para observar como Yunho aún dormía y después se levantó para mirar por la ventana como el amanecer se hacía presente entre aquellas montañas. Puso una de sus manos en su cabeza mientras terminaba de despertarse. La verdad es que aún estaba algo aturdido por todo lo que había pasado, tenía que pensar que hacer y pensarlo rápido. Era un situación que no podía dejar que se le escapara de las manos.

Se levantó y miró a su alrededor. Y de repente sintió algo extraño en su interior. Era como si algo rondara por el interior de aquella cabaña, pero no podía saber que es. Suspiró y recordó en los momentos grabados entre aquellas cuatro paredes, seguramente sería eso, recuerdos del pasado los que ahora hacian que se abrumara y se desesperara por dentro. Eran recuerdos que nunca tuvieron un final feliz, aunque a decir verdad, mientras los vivio era un tonto enamorado que vivia feliz cada minuto de su vida.

- ¿Ya te levantaste? – preguntó Yunho mientras abría poco los ojos ya que la luz le molestaba.

- Sí, hace unos minutos.

- ¿Estás bien?
– volvió a preguntar.

- Sí, ¿por qué? – Taegong fué hasta el borde de la cama y se sentó.

- Nada, sólo preguntaba. ¿Qué día tienes que volver a la ciudad?

- El jueves, tengo una sesión de fotos
– dijo en voz baja.

- Bueno, yo estaré aquí esperandote ¿vale? Así que no te preocupes – Yunho se acercó algo más al chico para quedar a su espalda.

Se puso de rodillas y después le abrazó a la vez que le daba un beso en el cuello. Taegong se giró y le miró a los ojos. ¿Por qué esos ojos hacían que se le fueran todos esos malos deseos? ¿Habría algo de bondad en aquel Yunho? Estaba seguro de que sí. Y en ese momento se dió cuenta de que había sentimientos que ya había encontrado y a los cuales no podría darles marcha atrás.

- ¿Tú me quieres Yunho?

- ¿A que viene esa pregunta ahora?
– respondió este algo anonadado.

- A que quiero saberlo.

- Si no te quisiera no estaría aquí contigo
– dijo Yunho sonriendo.

- Está bien...

- ¿Pasa algo Taegong?

- No
– el chico se levantó de la cama y se volvió a dirigir hacia la ventana – estoy bien, tranquilo.

- A veces eres muy raro
– Yunho suspiro – pero en realidad es eso lo que más me gusta de ti.

- ¿En serio?
– Taegong se giró para quedar justo delante de el - ¿no te parezo demasiado misterioso?

- Si, pero a veces el misterio es más interesante que conocer a la persona en primer momento. Me gusta llevarme sorpresas.

- Y que dirías si te dijera que no soy como aparento.

- Que me daría igual y lucharía por conocerte tal y como eres.


Si Yunho supiera quien era realmente Taegong, tal vez no hubiera dicho esas palabras. Pero el chico acababa de darle una idea. Era el momento de demostrar que el alma de su Yunhie había cambiado, si de verdad podía quererle tal y como era, entonces su destino era juntarse en esta época. Si no, entonces tendría que acabar con el sin importarle el amor que ahora mismo le recorría por dentro.

Sin más Taegong se acercó mucho más a Yunho y después lo besó. Apasionadamente, más de lo que jamás imagino que podría hacer. Le tomó de sus manos y lo tiró contra la cama para dejarlo completamente inquieto, bajo su cuerpo, como si de una victima se tratase, atrapada completamente por su presa, dispuesta a morir.

Los ojos de Yunho se clavaron en el con nerviosismo y temor. Era la primera vez que veía actuar a su novio tan duramente. Después lanzó una queja al aire cuando noto que el chico le mordía en uno de sus hombros.

- Tae... Taegong ¿qué haces? – se atrevió a preguntar.

- Hacer lo que más deseo ahora mismo.

- Pero... así... ah! Me haces, me haces daño.

- Shhh...


Taegong tapó la boca de Yunho con un dedo y después lo volvió a besar mientras con una de sus manos recorría el cuerpo de su novio hasta llegar a la zona de su miembro que acabó reaccionando en milésimas de segundo. Y ahora Yunho, ya no tenía más que hacer, simplemente quedó bajo el deseo insaciado de su novio. Realmente era la primera vez que lo veía así y no estaba muy seguro de que le gustara del todo.

Taegong sin hacer caso a las quejas de su chico, acabó desnudandolo completamente. Sus labios y dientes se clavaban en el cuerpo de Yunho sin ningún pudor, dejando marcas como si nada. Parecía incluso que estuviera marcando su territorio, pero ahora mismo estaba embriagado por un deseo que quería saciar. Estaba loco por tomar a Yunho en sus labios, en sus manos y en todo su cuerpo.

Con sus labios recorrió todo su pecho hasta llegar al miembro ya endurecido y erecto de Yunho y sin más miramientos se lo metió en la boca haciendo que el chico soltara un gemido que se ahogó completamente en su garganta. Ahora mismo se podía decir que estaba completamente hipnotizado por lo que estaba haciendo Taegong, así que aunque hubiera querido no hubiera podido hacer nada contra ello.



24 de Diciembre de 1952 – Casa de Yeonhoon.
- Yeonmin, ¿vienes a ayudarme?

- Claro madre
– dijo el chico mientras se acercaba a la cocina - ¿estás bien?

- No entiendo como tu hermano ha sido capaz de dejarnos por Navidad...

- Yo...
– a Yeonmin le dieron unas ganas locas de contarselo todo a su madre, pero se contuvo porque en realidad tenía otros planes mas malevolos – no lo se, me pregunto lo mismo.

- Supongo que tu padre hablará con el cuando vuelva, así que dejemoslo.

- Creo que es mejor que lo hagamos.

- Sí
– la madre de Yeonhoon termino de arreglar la cena y después lo sacaron todo a la mesa donde su padre ya esperaba sentado.

Era la primera vez que Yeonhoon tomaba una decisión así y la verdad es que había marcado mucho a su familiaesa noche. Su padre aún seguía enfadado y su madre todavía no se podía creer por qué su hijo había actuado así. Pero para Yeonhoon no es que estuvieran siendo unas malas navidades ni mucho menos.

Cabaña de Gapyeong.
- Changmin toma, pon esto sobre la mesa – le dijo ofreciendole los platos para cenar.

- Mmmm huele rico cariño, ya tengo ganas de probarlo – le respondió el chico alegremente mientras llevaba las cosas a la mesa.

- Espero que te guste, es la primera vez que lo hago.

- ¿Quien te enseñó a cocinar así?
– preguntó Changmin curioso.

- Mi madre, aunque seamos una familia adinerada y tengamos sirvientes, a ella siempre le ha gustado cocinar – Yeonhoon bajo su cara entristecido – así que... aprendí de ella.

- Tranquilo Yunhie
– Changmin se acercó a su novio y le dio un beso – seguro que no lo toman en cuenta.

- No se si puedo estar seguro.


Aquella era la segunda nochebuena que pasaban juntos y aunque tuvo un matiz de tristeza para Yeonhoon fué realmente feliz estar junto a Changmin. Lo que ambos no sabían era que aquellas navidades iban a ser las últimas que pasaran juntos como pareja aunque aún quedaba un largo camino que recorrer entre los dos.

Terminaron de cenar y después de recoger la mesa, Yeonhoon se puso a recoger los platos mientras Changmin se sentaba en el sofá un rato para escribir algunas palabras en su diario.

“Después de todo, me alegro de poder volver a pasar este día con mi Yunhie. Ahora, sé que las cosas van a ser difíciles, pero estoy seguro de que no habrá nada que pueda separarnos. Si ambos somos fuertes, seremos capaz de atravesar todos los huracanes que pasen por nuestro lado.”

- Algún día, tienes que enseñarme ese diario.

- ¿Qué? Ni hablar
– dijo Changmin escondiendolo aún lado.

- ¿Por qué no?

- Porque es algo privado...

- ¡JÁ! No creo que haya algo privado que venga de tu parte y que yo no haya descubierto aún
– Yeonhoon se acercó despacio al chico y se puso justo enfrente de sus labios - ¿no crees?

- Para... que me pones nervioso.

- Anda... que a estas alturas le pongo nervioso
– contesto Yeonhoon con una risotada – ok entonces me marcho.

Yeonhoon se enderezó y se fué para seguir lavando los platos. Changmin se levantó detrás de él y fué corriendo para abrazarle por la espalda. Apoyó su cabeza en la espalda del chico y la sintió cálida y reconfortante. Era como un sueño del que jamás quería despertar y estaba deseando seguir pasando aquellas maravillosas vacaciones con el chico.

Se hicieron las doce de la noche y comenzó a nevar. Era precioso el marco que se veía a través de la ventana. Los chicos estaban sentados uno al lado del otro enfrente de la chimenea y la cara de Changmin en esos momentos era más que cómica.

- ­¿Qué pasa? – preguntó.

- Nada, sólo me hace gracia tu cara.

- ¿Por qué? No tiene nada de malo
– dijo el refunfuñando.

- No, pero está claro que estas deseando ver tu regalo de navidad ¿verdad?

- Esto...
– Changmin se ruborizó – vale, lo reconozco.

- ¡LO SABIA!
– Yeonhoon se avalanzó sobre el chico.

Quedó justo encima de Changmin y en ese momento su respiración se volvió lenta y entrecortada. Yeonhoon no pudo evitar sonreír y le besó en los labios. De repente se aparto y y fué hacia una de las mesitas que tenían allí. Abrió el cajon y sacó una pequeña caja color rojo y con un lazo en dorado.

- Toma anda... – dijo sonriendo – esto es para tí.

- Waaa a ver
– Changmin quitó el lazo y abrió la caja para descubrir un precioso reloj rolex con bordes de oro y correa negra – Yunhie... es, es precioso.

- Me alegro de que te guste, cuidalo bien ¿sí? Es el regalo más preciado que he hecho a alguien.

- Lo cuidaré como si fuera mi vida
– respondió Changmin sonriendo mientras le entregaba a Yeonhoon su regalo – este es para tí.

El regalo de Changmin fué una pulsera de plata con cortes negros. El regalo sorprendió muchisimo a Yeonhoon, que jamás había recibido uno así. no tardó segundos en ponerselo y con una cara de felicidad que podría traspasar cualquiera de los horizontes fué directo a besar a su novio.

El reflejo del fuego de la chimenea se hacía presente en aquella sala y sobretodo en los cuerpos de ambos chicos, que minutos después de haber recibido sus respectivos regalos, ahora yacían desnudos bajo una manta en el suelo de aquel salón. Con una de sus manos Yeonhoon puso el pelo de su novio tras sus orejas, después acunó su cara entre sus manos y le besó.

Aquella noche se hicieron el amor dulcemente, al calor de aquella chimenea , para después quedarse durmiendo bajo aquella manta y disfrutar del día de navidad como nunca lo habían hecho.



18 de Julio de 2010 – En la actualidad.
Yunho se despertó mas o menos a las 7 de la tarde. Su cuerpo estaba aturdido y la cabeza aún le daba vueltas. Se incorporó para después ponerse sus boxers y observar como Taegong no estaba a su alrededor. Después se peinó un poco el pelo y se quedó mirando ambos brazos. No sabía como, o tal vez no lo recordaba pero estaba lleno de marcas por todas partes. Por no decir que todavía le dolía la frente por el golpe que se había dado el día anterior.

- Pero... ¿que ha hecho?...

Se frotó los ojos y se acercó hacia la ventana. Para observar como Taegong estaba sentado sobre la orilla del riachuelo. Todavía no entendia el por qué de la manera en que Taegong le había hecho el amor. Si no fuera porque sabía que eran novios, cualquiera le podría haber dicho que aquello había podido ser incluso una “violación”. Y a decir verdad, Yunho estaba bastante asustado por dentro, como si un nervio recorriera su interior sin saber por qué. Ese no era el chico que había conocido hace semanas atrás, así que, necesitaba averiguar ciertas cosas.

Se puso un pantalon y una camiseta para ir a buscar al chico. Poco después Taegong sintió la presencia de Yunho tras él.

- ¿Estás bien? – preguntó.

- ¿No debería de estarlo?

- No sé, antes te pusiste a llorar
– Yunho recordó fugazmente uno de los momentos en los que lloró de dolor ante las embestidas de Taegong.

- No es nada...

- Ya, claro
– Taegong pasó su mano por el pelo – y ahora me diras que me has disfrutado como nunca ¿verdad?

- No, pero tampoco te voy a decir que me ha desagradado del todo. Es sólo que... nunca te había sentido así.

- ¿Así de qué?
– preguntó con curiosidad.

- No se, así de... duro.

- No siempre vas a tomar tu las riendas de todo ¿no?

- Nunca me has puesto pegas
– respondió Yunho con tono de rechazo.

- Pues ahora te las pongo, así que acostumbrate.

Yunho se acercó hacía el chico y se puso a su lado para obligar a este a que le mirara a los ojos. Le echó un poco para atrás observar como ni siquiera parecía la misma persona risueña que había conocido. Era, era como si el chico se estuviera... incluso muriendo. Y es que, hay amores que matan.

- Taegong en serio ¿qué te pasa?

- Nada que te importe Yunho, deja de entrometerte en cosas que no debes.

- ¿En cosas que no debo?
– preguntó enfadado - ¡Dime ah! ¿en que me estoy metiendo yo?

“En mi corazón”, esa era la respuesta que Taegong tendría que haber dado. Pero le dolía tanto el pensar que otra vez estaba jugando el mismo juego del pasado que se quedó en silencio, simplemente en silencio.

Después, Yunho se dió media vuelta protestando y lo dejó allí sólo, junto a una suave brisa que hacía que el agua del riachuelo se moviera con alegría. Cuando Yunho estuvo lo suficientemente alejado, este se levanto y fué hacía un árbol grande que había a su derecha. Aquel árbol donde inocentemente el día de Navidad de 1952 ambos había grabado jurando su amor eterno.

Rozó aquella grabación con la yema de sus dedos y mientras un ligero nerviosismo recorría su interior no pudo evitar reír a la vez que llorar. Su alma estaba sufriendo de nuevo y a la vez... a la vez se estaba muriendo. Y es que sí, su alma vagó sin rumbo hasta el momento en que tuviera la oportunidad de cumplir su misión. Lo que Taegong no imaginaba es que aún siendo ese Changmin, deseoso de venganza, acabaría enamorado de nuevo de la persona que le cambió la vida para siempre.

Y aquel sentimiento, ya no tenía solución. Pasara lo que pasara lo amaba, lo amaba con locura y podía hasta decir que le dolía por dentro hacerle sufrir, pero sabía de sobra que si no hacía las cosas así, su alma vagaría sin fin por el resto de la eternidad.

- Mi Yunhie..., te amo, te amo tanto que incluso me duele, pero yo... yo... quiero descansar en paz.

Sus lágrimas se hicieron mucho más presentes y en aquel árbol, en ese mismo momento, aquella grabación pareció cobrar vida para quedar hecha tal y como había sido escrita, hace casi 50 años.



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1 Comentarios:

  1. Pobre Chagnmin, esta lleno de sentimientos emcontrados. No quiere amar a este Yunho del presente, pero ya lo hace. Sospecho que no es la venganza lo que finalmente le dara paz.

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