Un cuerpo dividido en dos.
Era otro día más de Universidad para Changmin. Después de que Yeonhoon se fuera no había estado muy alegre que digamos y a cada segundo pensaba en cuántos días tendrían que pasar para que se volvieran a ver. Ahora que ya tenían todo claro, que habían hablado de su futuro juntos y de lo que querían hacer, estaba aún más desesperado.
Las clases fueron de lo más aburridas, entre que estaba cansado, triste y distraido los días se le hacía completamente eternos. Pero ese día en especial nada más levantarse comenzó a sentir un extraño palpitar en su corazón, cómo si algo fuera a pasar y aún así no tenía ni idea lo que iba a suceder.
Varias horas después de que terminara la mañana se fué a su habitación del Cámpus, donde se recostó un poco en el sofá para leer un rato, pero antes de que pudiera hacerlo le interrumpieron llamando a la puerta. Practicamente saltó a sabiendas de que seguro sería algo importante y cuando abrió la puerta vió que el cartero le traía una carta de Yeonhoon.
- Gracias – le dijo sonriente mientras firmaba el recibo y cogía la carta – que rapidez para escribir cariño...
Fué de nuevo al sofá y se sentó para después abrir la carta comenzó a leer con una sonrisa, pregúntandose que le diria y si traería buenas noticias, pero conforme avanzó el dolor se hizo presente en todo su cuerpo.
- Yunhie... – susurró mientras seguía leyéndo aquella carta que estaba anunciando el final de su relación.
Antes de que pudiera terminar, la carta se le cayó de las manos y se echó a temblar. Cerró los ojos con fuerza intentando que todo desapareciera cuando los volviera a abrir, pero no fué así. Y cuando fué consciente de la realidad cayó al suelo completamente derrotado mientras lloraba sin poder parar y su cuerpo seguía temblando en aquella habitación. Se preguntó una y otra vez por qué estaba pasando aquello, cómo había sido capaz de dejarle así, pero sobretodo, cómo había sido capaz de no cumplir esa promesa que le había dicho días atrás.
Entre el dolor de su corazón, su alma comenzó a odiar a Yeonhoon tal y cómo le había dicho este en la carta, y ojalá fuera capaz de borrar todo de su alma y su corazón, pero por desgracia no podía.
03 de Septiembre de 2010
Durante aquellos días, por temas de trabajo Yunho y Taegong no había podido verse todo lo que habían deseado, aunque en realidad por parte del segundo había un motivo más por el que no podía verle. Y es que las visiones y voces se habían vuelto repetitivas durante ese tiempo, siendo siempre las mismas, las que le decían que tenía que acabar con Yunho tal y cómo tendría que haber echo desde un principio. Estaba comenzando a volverse loco por completo, ni siquiera sabía a que parte seguir, si a la de su corazón que clamaba por un amor tal y cómo siempre había deseado, o a la de su alma maldita que seguía clamando por venganza.
Cuando se desperto esa mañana y se miró al espejo de su cuarto de baño vió como su cara estaba casi desfigurada del cansancio. Incluso su piel podía verse más pálida y aspera, y lo peor de todo, es que todo lo que le estaba pasando era una cosa que no podía rechazar. En su día el alma asesinada de Changmin aceptó tener el cuerpo de Taegong para cumplir la venganza por su muerte, y debido a que ese cuerpo no era para esa alma y la reencarnación no era posible debido a que esta no estaba salvada, era imposible que pudiera controlar esta situación.
- Maldita sea... ojalá lo hubiera dejado estar – susurró mientras seguía mirándose a aquel espejo de forma desesperada.
Tenía que intentar disimular aquello ya que esa misma mañana iba a ir con Yunho a comprar unos trajes para la fiesta que había organizado su revista. Iba a ser de etiqueta, así que como era normal en estas fiestas siempre había que llevar acompañante. Deseó y rezó porque en ese momento no pasara nada, el corazón de Taegong comenzó a latir nervioso, lo que le hizo recordar lo enamorado que estaba de él y por unos segundos ese sentimiento invadió incluso su alma por completo.
En la oficina de Yunho
- ¿Va Taegong a la fiesta? – preguntó Kibum.
- Sí, claro que sí – respondió Yunho sonriendo después de beber un poco de café – al principio no quería porque según él se iba a sentir como un desconocido, pero logré convencerle.
- Eso está genial, me alegro de que os vaya tan bien. Por cierto... en estos días ya no he encontrado ninguna referencia de lo que le ocurrió a Changmin.
- Tranquilo, yo terminé de leer su diario antes de ayer y lo único que te puedo decir es que Yeonhoon le escribió una carta para romper con él – Yunho suspiró imaginando como se sentiría él si eso le pasara.
- Vaya... que extraño, por lo que me has contado días atrás habían dado un paso importante ¿no? – Kibum no paraba de mover su café con la cucharilla de forma nerviosa.
- Sí, no se que pudo pasar la verdad... pero bueno, intentaré encontrar alguna manera de resolver todo esto.
- Yo haré lo mismo – continuó diciendo Kibum asintiendo con la cabeza.
Cuando terminaron de almorzar Yunho se dirigió a su despacho para recoger las cosas que tenía que presentar esta semana en el trabajo. Hoy había pedido permiso para salir antes y así poder organizar todo lo necesario para la fiesta, ya que tambien se encargaría de hacer algún pase fotográfico. Metió los papeles en su maletín y después cogió su teléfono móvil para llamar a su novio mientras iba a coger el coche al aparcamiento.
- Otra vez... – susurró cuando escuchó que el móvil no paraba de sonar y Taegong no lo cogía – no se que le pasa que últimamente anda perdido...
- ¿Sí? – respondió este justo antes de que Yunho fuera a colgar.
- Vaya... pensé que no ibas a cogerme el teléfono... otra vez.
- Lo siento Yunhie, estaba en la ducha – dijo a modo de excusa, cuando en realidad no estaba seguro de si debía responder o no.
- ¿Vendrás a comprar la ropa no? – le preguntó Yunho.
- Sí, ya estaba preparándome – a Taegong se le notaba bastante dudoso – en unos minutos salgo de casa.
- Vale, te espero en la cafetería de siempre. Hasta ahora – cuando su novio se despidió de él, Yunho colgó el teléfono y salió del ascensor camino a su coche.
Taegong suspiró, una vez más, su respiración era entrecortada y la verdad es que no se encontraba muy bien. Hasta el último momento no decidió si ir a ver a Yunho o no, pero no podía estar evitandolo eternamente, además, en realidad Taegong no deseaba aquello. Estaba loco por ver a su novio y estar con él, pasara lo que pasara y si esa maldita alma que ahora le estaba poseyendo se oponía, él mismo se encargaría de destruírla si hacía falta.
Terminó de vestirse y se maquilló un poco para evitar que Yunho se diera cuenta que no estaba muy bien que digamos. Después se vistió con unos jeans oscuros, una camiseta y una camisa a juego. Cogió sus llaves y sus casas y salió de casa. Justo después de atravesar la puerta el pecho le dió un pinchazo, lo que provocó que casi cayera al suelo, cada vez le costaba más respirar y se sentía como si le estuvieran ahogando, intentó andar pero le costaba demasiado. Cerró los ojos y después se concentró, no podía permitir que esa parte maligna se hiciera con el control de su cuerpo.
- No lo vas a conseguir... – dijo apenas sin voz mientras se apretaba el pecho.
Entonces, hizo un esfuerzo y volvió a caminar hasta que el dolor fué desapareciendo. Subió casi exhausto al ascensor y cuando se vió en el espejo de este no vió su reflejo, sino una cara ensangrentada y desfigurada.
“No vas a poder enfrentarte a mí siempre...”
Después de escuchar aquello, sintió como esa cara se avalanzaba sobre él, volvió a cerrar los ojos mientras aprisionaba su espalda contra la pared del ascensor y una vez volvió a abrir sus ojos observó tranquilo como aquello había desaparecido.
Pero la realidad era que cada día se sentía más cansado, e incluso más desesperado, y la mayoría de las veces podía sentir como no era dueño de los actos que su cuerpo estaba realizando. Tenía pesadillas incluso despierto y su mente no paraba de decirle que debía destrozar a Yunho, la persona de la que estaba enamorado. Seguramente, tarde o temprano tendría que tomar un adecisión y en esa decisión tenía que pensar bien su futuro con Yunho. Muchas veces se planteó el dejarle pero su corazón siempre ganaba en ese sentido, y por nada del mundo quería perder a su novio.
Unos 45 minutos después llegó a la cafetería donde había quedado con Yunho y pudo observar, como era habítual,que él había llegado antes y puntualmente. Mientras caminaba hasta la mesa donde estaba le saludó sonriente y este le correspondió con la mejor de sus sonrisas, Taegong sintió como su corazón comenzó a latir más deprisa y un nerviosismo recorrió todo su cuerpo, estaba enamorado y cuando sentía aquello estaba más seguro de ello.
- Siento llegar tarde... – dijo casi exhausto cuando llegó.
- Tranquilo, estoy acostumbrado – y no pudo evitar reír.
- Lo se pero es que – Taegong puso pucheros y se tocó el pelo – en fín algún día llegaré antes. ¿Qué tomas?
- Un capuccino, ¿quieres uno tu tambien?
- Me encantaría – mientras Yunho llamaba al camarero para que les sirviera otro café Taegong se sentó en la silla.
Se quedó embelesado mirando a Yunho y una sonrisa se dibujo poco a poco en su cara. Cada día veía el futuro más claro y no iba a permitir que nada ni nadie cambiara esa idea, aunque no todo iba a ser tan sencillo, eso lo tenía claro. Apenas se dió cuenta de que Yunho se acercó a sus labios para besarle.
- Despierta... – le dijo cuando se separó de sus labios.
- Ah... estaba...
- Me estabas mirando de arriba a abajo – Yunho sonrió cuando vió que Taegong comenzaba a sonrojarse - ¿acaso crees que no lo sé?
- Me conoces demasiado bien como para no saber esas cosas – Taegong se inclinó un poco para corresponder el besó que su novio le dió segundos atrás.
¿La salvación era aún posible? Mientras le besaba, esa fué la pregunta que pasó por su cabeza. Sabía que Yunho estaría por siempre en su corazón, hubiera sido la reencarnación de Yeonhoon o no y le quería por encima de todo, hubiera dado su vida ahora mismo por volver a renacer y reencontrarse de nuevo con él. Pero por desgracia, a veces el destino estaba escrito y el suyo no se iba a resolver de una manera feliz. Segundos después se despegó de sus labios sobresaltado, por su mente pasó el recuerdo del día en que fué asesinado.
Ese cuerpo, el suyo... yacía en el suelo aún con los ojos abiertos mientras Yeonhoon le reprochaba lo estúpido que había sido. El pecho volvió a dolerle y no supo muy bien que hacer.
- ¿Estás bien? – preguntó Yunho preocupado.
- Sí tranquilo es sólo que... ¡AHH! – una punzada de dolor mucho más fuerte le inhundo por completo haciéndole gritar.
- Taegong... ¿qué pasa? – y entonces el cuerpo de este cayó al suelo inconsciente.
Yunho se levantó con rapidez y acunó la cabeza de su novio entre sus manos, le gritó una y otra vez para que despertara y antes de que llamara a una ambulancia este lo hizo. Taegong estaba completamente desorientado, cómo si no supiera donde se encontraba, vió la cara de Yunho y lo primero que hizo fué asustarse porque en ella vió a Yeonhoon, exactamente igual que se veía hace 50 años.
Sus ojos se quedaron paralizados en él, mientras Yunho no hacía más que gritarle para que volviera en sí. La piel de Taegong comenzó a volverse pálida y eso le asustó bastante, pues no sabía muy bien que hacer. Le ayudó a levantarse y despacio lo llevó hasta su coche ante la atenta mirada de la gente que estaba pasando por allí.
Le sentó en el asiento trasero y fué junto a él, seguía hablandole pero Taegong no respondía y Yunho comenzó a asustarse de verdad. De repente el primero giró la cabeza sonriendo mientras la palidez de su cara volvía a la normalidad, miró a Yunho y alzó ambas manos para cogerle la cara y después besarle. Yunho no sintió la típica descarga de amor que le recorría el cuerpo cuando su novio le besaba, fué algo extraño, cómo si no conociera de quien se tratara. Cuando el chico se despegó de él se le volvió a quedar mirando.
- Yeonhoon... te quiero... – susurró Taegong ahora poseido por Changmin, dejando a Yunho completamente perplejo.
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