Me rindo completamente a ti.
Changmin no sabía ni siquiera que hacer. Su corazón empezó a latir de una manera que jamás lo había hecho antes. Giró su cabeza para Yeonhoon que estaba completamente pálido y después volvió a mirar a la madre de este y a su hermano, que reía con malícia.
- Creo, que será mejor que me vaya... – musitó Changmin.
- De eso nada niñato, tu te quedas aquí. Mírales mamá, mira como tu hijo te ha tomado el pelo...
- Yeonmin... calla, por favor, calla – la madre de Yeonhoon no sabía muy bien como reaccionar. Se acercó a este y le dió una bofetada - ¿cómo has podido? Eres la vergüenza de la familia.
- Mamá, espera... – se atrevió a decir después de ver como su madre pasaba por su lado – déjame que te explique, por favor.
- A mi no tienes que explicarme nada, lo que tengas que decir se lo dirás a tu padre, vamos hijo.
La madre de Yeonhoon cogió a su hermano del brazo y se lo llevo hacía el lugar donde habían aparcado el coche. Changmin cerró los ojos intentando que todo aquellos se desvaneciera completamente, como si nada hubiera pasado, pero fué imposible. Cuando los volvió a abrir vió como su novio estaba arrodillado en el suelo, a penas sin poder respirar. Estaba a punto de darle un ataque de ansiedad cuando Changmin tiró todos los troncos al suelo y le ayudo a incorporarse para llevarselo dentro de la cabaña.
¿Cómo Yeonmin había sido capaz de hacer eso? No podía creer que alguien de la propia sangre de su novio tuviera el alma tan envenenada como para poder traicionarle de esa manera. Aquella tarde el chico la pasó dormido mientras que Changmin le cuidaba ya que incluso le había subido la fiebre. Cuando despertara no sabía que iba a hacer, pero lo que si que estaba seguro era de que lo apoyaría fuera lo que fuera.
22 de Julio de 2010.
Durante los cuatro días seguidos a la “discusión” que Yunho y Taegong tuvieron, apenas se habían dirigido la palabra. La verdad es que para nada eran las vacaciones que el chico había esperado vivir, pero sabía cuando tenía que dejar un espacio para que la pareja se despejara, así que decidió simplemente esperar a que Taegong diera el primer paso.
Aquella mañana cuando Yunho se despertó vió que su chico estaba fuera sentado en frente de aquel riachuelo de nuevo, suspiró con tranquilidad evitando estresarse y ponerse de los nervios. “Por dios pero que cabezota que es”, pensó, fué a hacer el desayuno y cuando lo puso sobre la mesa decidió vestirse para ir a buscarle. Nada mas llegar se puso de rodillas justo detrás de él para abrazarse al chico.
- ¿Vas a estar enfadado conmigo toda la vida? – le preguntó.
- No estoy enfadado contigo Yunho, no te equivoques.
- ¿Entonces que te pasa? – volvió a preguntarle mientras posaba sus labios en el cuello del chico haciendo que su aliento le rozara.
- ¿Nunca te has sentido como si no fueras de ninguna parte? ¿Cómo si supieras que este no es tu lugar pero no tienes sitio a donde ir?
- No te entiendo... para mí tu mundo es este, este que estás viviendo conmigo – le abrazó aún más fuerte – y puedes creérme.
- ¿Y si te dijera que no soy quien crées? – le preguntó angustiado.
- Entonces te conocería de nuevo tal y como eres.
Todo el mundo de Taegong se había vuelto del revés, esas palabras le inhundaron por completo el corazón. Ni siquiera su Yunhie del pasado había sido capaz de decirle nada cómo eso. ¿Era posible que con el paso del tiempo un alma cambiara tanto? Pero, la suya seguía tan sucia como antes, seguía tan maldita y oscura como el día en que decidieron darle fín y por más que lo pensara no entendía como se sentía tan conectado a Yunho. No entendía como tantos años después, aún a sabiendas de que había sido esa alma la que había acabado con su vida, pudiera amarle como le amaba. ¿Sería alguna prueba de Dios? La verdad es que no estaba seguro, lo que sí sabía es que el sufrimiento que ahora mismo albergaba su corazón era tan grande como para dejar todo ir, como para terminar incluso con su propia vida el mismo si hiciera falta. Pero sabía que esa solución lo único que le traería era un alma maldita para toda la eternidad y todo por lo que había estado luchando actualmente no serviría de nada.
Se dió la vuelta para mirar a los ojos de Yunho, unos ojos que irradiaban felicidad pero sobretodo irradiaban sinceridad, la mayor sinceridad que podría haber visto nunca en unos ojos. Y de repente sin pensarselo dos veces se tiró a sus brazos, como si de un niño pequeño se tratara. Tal vez era momento de darle una oportunidad al amor, tal vez esta vez las cosas no fueran tan mal como la vez anterior, tal vez Yunho si que era la persona a la que estaba destinada a amar aunque hubiera sido en una época distinta.
Seguramente, si volvía a su imagen de siempre. A ser un chico desenfadado peinando su pelo oscuro hacia atrás, seguramente el si que lo aceptaría, estaba seguro. Aquella sería la prueba de su amor. Segundos atrás el había dicho “Entonces te conocería de nuevo tal y como eres”, y ahora quería creer en esas palabras más que nunca.
- Gracias... – susurró a la altura de su pecho.
- ¿Por qué me las das? – le preguntó Yunho con curiosidad.
- Por hacerme ver que estaba completamente equivocado.
Yunho no entendía la finalidad de esas palabras, pero que podía hacer, simplemente abrazar a su novio de la manera más sincera. Era como si el aura que este siempre había mostrado hubiera cambiado por completo. Su corazón y su cuerpo ahora parecían completamente cálidos.
Se levantó y desués le tendió una mano a Taegong para ayudarle. Este último no pudo evitar quedarse mirando las marcas que Yunho tenía en los brazos síntoma de aquella noche hace unos días.
- Siento haberte hecho esto – dijo sonriente y lleno de sinceridad.
- No pasa nada... no me duele, además – Yunho le miró a los ojos y le sonrió picaramente – no puedo decir que me desagradara del todo.
- ¿En serio? – Taegong no pudo evitar echarse a reír.
- De verdad, tu me has cambiado muchisimo, has cambiado mi forma total de ver las cosas y quiero descrubir todo un universo nuevo contigo.
- Ojalá te hubiera conocido antes – dijo Taegong refiriendose a su pasado – quizás así me habría quitado muchos problemas de encima.
- Te los quitarás ahora entonces.
- Sí – y ambos rieron.
Juntos y de la mano se dirigieron de nuevo hacía el interior de la cabaña donde el desayuno ya estaba medio frío. Taegong rió al darse cuenta que aunque en aquellos últimos días estuvieran peleados el chico siempre había sido atento con él al cien por cien. La verdad es que no recordaba a nadie en su vida que se hubiera preocupado tanto de su persona como lo había hecho Yunho y le llenaba el corazón de satisfacción y dulzura el tan sólo pensarlo.
Se sentó a la mesa, cogió sus dos palillos y se dispuso a comer. Estaba realmente hambriento asi que en apenas cinco minutos ya había terminado el rámen dejando a Yunho completamente boquiabierto. Era como si nunca en la vida hubiera comido tal manjar, bueno más bien, era como si fuera un bebé acabado de nacer con una hambre incontrolable y es que incluso eso había cambiado en él esos últimos días. Aunque sabía de sobra que estaba en un cuerpo que no le pertenecía llegó a imaginar que en realidad su alma se había salvado.
Y no sabía cuál iba a ser la prueba para demostrar que su alma había sido salvada y que podía recibir la reencarnación como cualquier alma, pero estaba dispuesto a afrontarla con todo su corazón y ahora que sabía que iba a tener el apoyo de Yunho para todo estaba dispuesto a luchar por lo que fuera.
Que pena que su corazón no estuviera salvado ante imprevistos, porque sino, este hubiera sido el fin de esta historia...
Aquella misma noche, ambos se fueron a dormir temprano, pero Yunho no podía pegar ojo. Se levantó y observó como Taegong dormía placidamente, mejor que nunca en realidad, le tapó para que no pasara frío a pesar de que la noche no era realmente fría en aquella época. Después se puso unos pantalones y se levantó. Se puso a rebuscar por aquella cabaña, la verdad es que le llamaba la atención lo bien que se había mantenido ya que se notaba completamente que tenía unos cuantos años pudiendose contar incluso en décadas. Empezó a caminar y de repente escuchó un ruido que le llamo la atención.
En una zona del suelo parecía como si estuviera algo levantado.
- Que raro... parece que esté suelto – con linterna en mano para evitar despertar a su novio se acercó y pasó la mano por aquella zona.
Agachado observó como no estaba equivocado, toco la zona sobresaliente para levantar uno de los trozos de madera del parqué y con la linterna alumbró su interior. Se sorprendió bastante al ver que había una pequeña caja en su interior junto a un sobre.
Sacó ambas cosas, pero de repente escuchó como Taegong tosia para poco después comenzar a despertarse, se dió toda la prisa que pudo y guardo ambas cosas en su maletín antes de que el chico se diera cuenta. No sabía muy bien por qué había hecho eso, pero simplemente lo olvidó y fue directo a la cama.
- ¿Que hacías...? – preguntó algo dormido.
- Ah... esto nada, tenía sed. ¿Quieres agua? – le dijo Yunho algo nervioso.
- Claro, pero vuelve a la cama anda, se esta mejor cuando estas en ella.
Y así lo hizo, Yunho volvió a meterse en la cama pero no pudo evitar pensar en lo que había encontrado minutos atrás. Tenía pinta de llevar tiempo allí por la cantidad de polvo que tenía y sin saber por qué deseaba con todas sus fuerzas saber que era. Era como si su corazón no pudiera evitar el hecho de querer saber de que se trataba.
Al día siguiente, Yunho esperó a que su novio fuera a ducharse para levantarse de la cama e ir a coger en su maletín la cajita y el sobre, no tardó mucho en abrir lo segundo para leer un simple “Lo siento...”.
- Que raro, ¿por qué alguien guardaría una nota con un simple “lo siento”?
Pero le dió más importancia cuando abrió la cagita y encontró un maginifico reloj de la marca Rolex. Llevaba un precioso borde en oro y tenía la correa de color negro. Los ojos le brillaron al observar tal belleza en un simple reloj, le dió la vuelta y vió como al parecer había tenido una grabación, borrada por el desgaste. Se sintió como si hubiera encontrado un maravilloso tesoro, así que pensó que debía de cuidarlo y que sólo lo usaría para ocasiones muy especiales.
De seguro que Taegong lo encontraria realmente sexy con el puesto, así que lo volvió a gaurdar cuidadosamente en su caja y después volvió a dejar todo en su maletín. Realmente contento fué en busca de su chico que todavía andaba duchándose.
No le importó que apenas entraran en la ducha, simplemente abrió la puerta y se metió en ella.
- ¿Qué haces? – preguntó Taegong que andaba todavía con algo de espuma.
- Ducharme contigo – respondió Yunho mientras se mordía un labio.
- Pero si no cabemos... más que ducharnos nos moriremos de calor aquí dentro.
- ¿Y no te apetece morir de calor?
- Estás demasiado contento ¿no? – le dijo mientras se preguntaba por dentro el motivo de que Yunho se encontrara así.
- Contigo, es imposible no estarlo y más si te encuentro así...
Yunho se le quedó mirando y volvió a morderse los labios. En ese momento Taegong entiendió a la perfección que lo que este buscaba no era una simple ducha con él. Apenas sin movimiento posible debido al poco espacio que había vió como se quedó entre la pared y Yunho. Todo su cuerpo se erizó completamente al sentirlo tan cercano, incluso podía jurar sentir el aliento del chico en la zona de su cuello haciendo que instantes después su cuerpo empezara a sentirse caliente. Su chico echó la mirada hacía abajo para después sonreír y Taegong siguió esa mirada para no sorprenderse con lo que en esos momentos estaba viendo. Ambos miembros completamente erectos pedían ser saciado por la pasión de sus cuerpos. Yunho orientó la ducha para que el agua cayera a ambos y después recorrió con una de sus manos el cuerpo de su chico hasta llegar a su cuello para amarrarse a este y a continuación besarle lo más apasionadamente posible.
Taegong se agarró a la espalda del chico mientras dejaba que este hiciera lo que quisiera con él, todo lo que quisiera. Ni siquiera podía pensar con claridad en ese momento, su mente se nubló completamente ante las caricias de Yunho y no pudo más que evitar dejar que el deseo le poseyera completamente. Su novio seguía besandole completamente mientras con sus manos acababa llegando hasta su miembro para cogerlo completamente y comenzar a dar movimientos envolventes que acabaron por volver a Taegong aún más loco.
- Ahhh... Yunhie... – incluso su boca funcionaba por si sola.
- Me encanta que me llames así, ¿lo harás siempre? – le respondió Yunho para después llevar su boca hasta uno de los lobulos del chico y succionarlo suavemente haciendo notar como Taegong se erizaba completamente.
- Sí... lo, prometo – dijo entre jadeos.
Ya no había vuelta atrás, se había rendido completamente al amor de Yunho y era una elección que había tomado por el sólo. Sentía que lo necesitaba completamente y no quería poner fín a lo que ahora mismo estaba viviendo con él. Sabía que era totalmente diferente a aquella persona que conocío en el pasado y la diferencia más grande que podría haber encontrado era la valentia que Yunho tenía a la hora de afrontar a las cosas, era una persona a la que le daba igual lo que pudieran decir de él. Simplemente amaba su trabajo y amaba ser quien y como era, cosa que Yeonhoon nunca fué.
El miedo a defraudar a la gente fué lo que le pudo en su personalidad y Yunho, Yunho era completamente distinto. Sentía que podía amarlo hasta el final sin importarle absolutamente nada más. Sintió como incluso su corazón volvía a latir con calma y una calidad que jamás en su vida había sentido desde que conoció a Yeonhoon y eso era mucho más importante ahora. Seguramente esa era la forma en la que su alma fué salvada. Estaba completamente seguro de ello, completamente.
- Yunhie... vamos a la cama – le susurró mientras le miraba a los ojos y su chico veía como Taegong tenía las mejillas coloradas debido al calor.
- Esta, bien – Yunho sonrió y después le cogió la mano a su novio para llevarlo hacia la cama sin importarle empapar todo el suelo de la cabaña.
Al fin acepto sus sentimientos !!
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