Dulces momentos.
- Uf ya está todo cariño – dijo Jaejoong agotado al terminar de colocar unas cajas – la verdad es que pensé que esto nos iba a llevar varios días por lo menos.
- Pues yo pensaba en dos semana – la cara de poker de su novio fué para enmarcar.
- Desde luego... vale que no somos burras de carga pero tampoco somos tortugas, además la ayuda de Yoochun y Yunho nos ha venido fenomenal.
- Pues sí... ¿sabes que en estos días Yoochun ha estado practicamente todos los días en su casa?
- Has tardado en cotillear – ambos no pudieron evitar reír ante el comentario.
- Me parece maravilloso, no pensé que iba a cambiar su relación tan pronto.
- Yo tampoco Changmin, pero bueno, más vale eso que que pasen años ¿no?
Después de una hora, ya tenían todo colocado. Habían alquilado un pequeño apartamento en el centro de Seúl cerca del lugar donde iban a entrenar cada día. Gracias a que Jaejoong trabajaba en su tiempo libre en la agencia de artistas de su padre podía mantener perfectamente aquella lujosa casa. A Changmin no le gustaba la idea de ser un mantenido, así que esperaba que todo cambiara en el momento en que le llamaran para hacer la sesión fotografica en la que le habían contratado y es que sí, además de ser profesional en la natación estaba metido en el mundo del modelaje.
Os preguntaréis por qué, bueno, el mundo del deporte es un mundo muy generoso si eres el numero uno y ganas una gran cantidad de premios, o por ejemplo como les pasa a Yunho y a Yoochun que son todo un fenómeno. Pero debído a que Changmin y Jaejoong acababan de darse a conocer como quien dice, tenían que compaginar su deporte con sus respectivos trabajos.
Poco después, como era de costumbre en Jae preparó una rica comida para el y para su novio.
- No dejas de sorprenderme, cada día cocinas mejor – le dijo el chico mientras le miraba sonriente.
- Supongo que las ganas de que me sonrias así hacen que le ponga tanto empeño al cocinar.
- Será eso... – respondió el chico algo ruborizado – pero de verdad, está riquisimo.
Esa semana iban a estar practicamente de vacaciones todos los días y era algo que agradecían completamente ya que podrían dar rienda suelta a la tranquilidad que ambos querían tener y bueno, a otras cosas tambien...
Terminaron de comer y recogieron todos los platos. Jae se dispuso a fregarlos pero Changmin se colocó justo detrás de el para cogerle de los brazos e impedirselo. Comenzó a besarle por el cuello, lo cuál le erizó toda la piel. Jae se dió la vuelta para sonreír a su novio y después besarle. No sabía que tenía Changmin pero siempre conseguía llevarle a su terreno y vaya si lo hacía bien. Se hizo con toda la fuerza que puedo para coger a Jaejoong en brazos y dejarlo completamente postrado en la encimera de la cocina.
- Changmin... que estamos en la...
Antes de que pudiera terminar la frase, su novio ya estaba besandole por todas partes y quitandole la ropa. La verdad es que le daba igual donde estuvieran, si hacía falta le haría el amor en cada esquina de la casa.
- Como si quieres estar en el tejado, pienso deborarte ahora mismo.
Las mejillas de Jae se tornaron rojas ante las palabras de su novio, lograba ruborizarle completamente, pero era algo que realmente le encantaba que hiciera, así que, simplemente se dejo llevar por los labios de su novio. Segundos después su miembro estaba duro y erecto debajo de aquellos pantalones, nada más ver el bulto Changmin sonrió con de oreja a oreja. Si conometrara lo que su novio tardaba en ponerse cachondo con tan solo un roce de labios, ambos se sorprenderían bastante.
Le despojó de su camisa y mientras seguía besandole, Jae se agarró a la pequeña melena del chico, fuertemente pidiendo más, deseando que lo tomara por completo con sus brazos. Y así lo hizo una ves lo tuvo desnudo al completo, lo agarró de la espalda para atraerlo hacia el y sin saber como acabaron en el suelo. Fuerte y algo dolorosamente Changmin se introdujo dentro de Jae sin ninguna compasión. Los gritos y gemidos se podrían incluso escuchar a las afueras de la casa y el sudor pronto hizo aparición en los cuerpos de ambos. Y así siguieron durante minutos, con pasión y con amor, Jae disfrutando en su interior de su novio y a la vez sintiendo aquellas manos prodigiosas que conseguían que se corriera en apenas unos segundos.
Y una vez terminaron, las marcas de aquel momento de pasión quedaron presentes por todo el cuerpo de ambos. Changmin apoyó la cabeza en el pecho de su novio para darle un dulce beso ahí mismo.
En ese mismo instante en la casa de Yoochun.
- ¿Hoy no entrenas cariño?
- No mamá, el entrenador me ha dado el día libre – dijo mientras bajaba por las escaleras para ir al salón de su casa.
- Que cosa más extraña...
- Supongo que está feliz porque quedé primero en el campeonato de clubes.
- Deberías de dejar de estar con él – dijo su madre algo preocupada mientras le ofrecía una taza de té – no creo que sea muy conveniente.
- Lo sé mamá, pero ¿que puedo hacer? Si no fuera por él no estaría donde estoy – respondió algo entristecido.
- Cariño, yo no creo que sea así, tu te vales muy bien por tí mismo y si hace falta buscamos a otro, pero hazme caso cariño, no dejes que posea toda tu carrera.
- Tranquila mamá que no me hará ningún daño.
Poco después, Yoochun recibió un e-mail de su entrenador. Su cara se tornó seria y preocupada, además de que le dieron ganas de matarle y de mandar todo a la mierda. Estaba deseando quitarse de encima al entrenador Lee, pero tenía que pensar muy bien en como aquello repercutiría en su carrera.
“Hola Yoochun, espero que este día de descanso te venga fenomenal ya que mañana mismo quiero que empecemos a trabajar para prepararnos para el campeonato nacional. Quiero que te pongas las pilas...”
- Tsk, como si ya no lo hiciera cada día – suspiró mientras seguía leyendo.
“Tenemos que darle una buena paliza a Yunho, así que tenemos que entrenar duro, no me fio nada de que a ultima hora el desgraciado se ponga en forma. Por cierto ¿como va tu engaño maestro? Espero que te acerques lo suficientmente a el como para darme datos interesantes para joderle...”
- Maldito hijo de puta, no lo aguanto más...
Yoochun tiró su movil completamente enfadado y después se tumbo. Dió un largo suspiro y se puso a darle vueltas al tema. Tenía que hacer lo que fuera para acabar con aquello y que ninguno de los dos saliera dañado. Pero sobretodo tenía que hacerlo sin que su entrenador se enterara de la relación con Yunho, sino las cosas podrían complicarse gravemente y Yoochun sabía perfectamente de lo que era capaz el señor Lee.
Se sentía fatal por no haberle contado a Yunho la situación, pero si lo hacía seguramente este se preocuparía y no le apetecía que su novio tuviera más dolores de cabeza, así que decidio arreglar las cosas por sí mismo, aunque tardara un tiempo en hacerlo. Cogió de nuevo su teléfono para mandarle un sms a Yunho.
“Hoy no voy a poder ir... lo siento, tengo algunas cosas que arreglar. Nos vemos mañana ¿Sí?
Poco después, Yoochun cogió su coche y se dirigió a la oficina del señor Lee en el centro de Seúl. La verdad es que todavía se preguntaba el por qué seguía con el si todos los alumnos que habían comenzado con ese entrenador habían acabado yéndose, pero bueno... Yoochun era de los que pensaba que si le costaba conseguir algo tenía que ser constante y consecuente con lo que hacía, por lo tanto para el le debía “filedidad” por así decirlo.
- Entrenador Lee ¿puedo entrar? – preguntó segundos después de haber llegado y subir hasta su despacho.
- Estaba abierto. ¿Que quieres? – dijo este nada más ver a Yoochun – no hacía falta que vinieras para contestarme el mensaje...
- No es eso entrenador. Verá... – Yoochun no sabía muy bien como plantear las cosas – creo que deberíamos de dejar esa rivalidad tan tajante contra Yunho...
- ¡¡¿Qué?!! – su entrenador dió un golpe a la mesa y levantó al instante - ¿Que coño estás diciendo Yoochun?
- Pues que no creo que haga falta comportarse así...
- Lo que tu creas me importa una mierda, no quiero que bajo ningún concepto Yunho sea capaz de superarte.
- ¿Y que pasa si lo hace? – Yoochun comenzó a alzar la voz enfadado.
- Mira niñato – el entrenador Lee se avalanzó sobre el para después cogerle por la camisa a Yoochun y después estamparlo contra la pared – vas a hacer lo que te diga y me da igual lo que pienses.
- Y si no lo hago ¿que?
- Que juro destruirte la vida.
El entrenador Lee soltó a Yoochun y se dirigió hacía su escritorio, después sacó un sobre de uno de sus cajones y derramo las fotos que contenía sobre el escritorio. Yoochun se quedó atonito al observar que eran fotos de el junto a Yunho y sus dos amigos, pero aún más cuando vió algunas en actitud bastante más que cariñosa con su novio.
- ¿Que pensabas que me engañarias? Sabía perfectamente que esto iba a pasar.
- Eres un cabrón...
- No Yoochun, simplemente se preveer las cosas y ahora – el entrenador Lee comenzó a reír de forma descarada – más te vale seguir mis ordenes o tu carrera habrá acabado aquí mismo.
Yoochun agachó la cabeza y salió de aquel despacho cabizbajo. ¿Cómo era posible que lo hubiera descubrido tan pronto? Y la pregunta que más le atormentaba ¿que pasaría de aquí en adelante? No estaba seguro, lo que si sabía es que ya podía hacerse a la idea de que le iba a hacer la vida imposible a partir de ahora.
Cogió su coche y se dirigió al estadio deportivo de Seul. Patinar era lo único que le despejaba de todo así que decidió pasar allí lo que quedaba de mañana. Media hora después llegó, fué hacía su taquilla para sacar todas las cosas y se dispuso a patinar.
No podía pensar en otra cosa que no fuera lo que acaba de pasar y por más vueltas que le diera no encontraba solución alguna. Estaba realmente confundido y no sabía que podría hacer para solucionar todo aquello. Se dedico a recorrer la pista como si fuera lo único que tuviera por delante. Realmente amaba patinar, por encima de todo y no quería que esto le condicionara todo lo que había conseguido a lo largo de los años. Pero bueno, ya pensaría en algo se dijo así mismo mientras seguía dando vueltas por la pista.
Y aún así, deseaba con todas sus fuerzas ser el número uno, quería ser el campeón del Campeonato Nacional, pero no a costa de su felicidad con Yunho y se preguntó si sería mejor que dejara al chico de lado, pero nada más hacerlo una punzada de dolor golpeó su corazón y se dió cuenta que ahora estaba entre las dos cosas que más amaba en su vida, el patinaje y Yunho.
- ¡No se por qué sabía que estarías aquí! – en el momento en que escuchó aquel grito, Yoochun paró en seco para mirar quien le hablaba y efectivamente, era la persona a la que más amaba.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó mientras se dirigía hacía la baya.
- Venir a buscarte, me extrañaba mucho que no vinieras a casa ¿pasó algo?
- Bueno... – y deseó con todas sus fuerzas contarselo a Yunho, pero no fué capaz – en realidad no, mi entrenador me mando aquí, dijo que ya estaba bien de vacaciones... – respondió disimulando.
- Ahhh... bueno, supongo que es la mala suerte del campeón ¿no? – y Yunho le guiñó un ojo.
- No digas tonterías, que haya ganado un campeonato no significa que lo vaya a ser en todo. Tu deberías de curarte ya de una vez para poder pegarme una buena paliza.
- ¿Acaso no lo hice el otro día? – Yunho pusó voz sensual recordando la última vez que hizo el amor con el chico.
- Esto... de verdad siempre estás igual – y ambos se rieron.
Yunho se colocó sus patines y entro en la pista de patinaje junto a su novio.
- Voy a demostrate que no estoy tan jodido como aparento.
Y Yoochun se deleitó completamente al ver los movimientos de Yunho sobre la pista de patinaje. Seguía pensando al cien por cien que el era el mejor patinador de la historia, al menos en su país y en ese momento deseó con todas sus fuerzas que se recuperara pronto para poder competir con el por el oro en el campeonato. Sería lo más maravilloso que pudiera hacer en su carrera y que pena que el patinaje por parejas no se pudiera dar entre personas del mismo sexo sino podía jurar ahora mismo que lo escogería como pareja para no tener que competir con su novio.
Mirandolo y sólo mirandolo se dió cuenta que no le importaba ganar o perder, simplemente le importaba el seguir con el y que ambos disfrutaran al máximo observando como el otro patinaba y hacía esas maravillosas piruetas sobre la pista, y desde luego lucharía con todas sus fuerzas por ellos.
- Es increible... jamás pensé que iba a amar tanto a mi mayor rival.
Yoochun no pudo evitar sonreír al pensar todo lo que habían vivido en tan poco tiempo. Se soltó de la baya y se dirigió hacía el centro de la pista para patinar junto a Yunho. Si la gente estuviera viendo esto, ambos serían proclamados campeones y no campeones por competir, sino por el compañerismo y el amor que sentían por aquel deporte.
- ¿Ves? Tampoco estoy tan oxidado.
- Yo nunca dije que lo estuvieras – dijo Yoochun sonriendo mientras observaba a su chico.
- ¡JÁ! Seguro que alguna vez lo pensaste.
- Bueno, no te mentire.
En ese momento Yunho se resbaló y cayó completamente de espaldas al hielo. En cuanto Yoochun lo vió se dirigió corriendo hacía el.
- ¡Yunho! ¿Estás bien?
- ¡Te atrapé! – Yunho se incorporó al instante para coger a su compañero y tirarlo al hielo junto a el.
- Idiota, pensé que te habías hecho daño.
- Ya te dije que no estoy tan oxidado – y entonces Yunho atrapó los labios de su novio de la manera más dulce que pudierais imaginar.
Que perfecto sería todo si ambos pudieran quedarse así para siempre, pero esta historia no iba a ser un camino de rosas para ninguno e incluso iban a tener que tomar decisiones que no solo les dolerían en el corazón, sino tambien en el alma.
Dicen que para lograr tus sueños tienes que luchar por ellos pase lo que pase, lo que no dicen de esto es que muchas veces para conseguirlos tienes que sacrificar muchas más cosas de las que podrías esperar.
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