¿Ya me olvidaste?
Había pasado ya una semana desde que Taegong y Yunho volvieran de la cabaña y de aquel fin de semana en pareja. La vida de ambos siguió tal cuál estaba, pero a Yunho le preocupaba una cosa y es que su novio en los últimos días había estado bastante distante con él, apenas se habían visto y cuando lo hacían no es que se pudiera decir que parecían pareja, así que decidio centrarse en el trabajo y esperar a que el chico diera el paso. Como sabía que el no había hecho nada estaba la mar de tranquilo.
Como cada mañana preparó su cartera y se dirigió en coche a trabajar. Hoy el día en Seúl era maravilloso, soleado aunque apenas hacía calor y estaba deseando que llegara el mes de Agosto para disfrutar de sus tan esperadas vacaciones.
En esa semana había adelantado un poco más la lectura del diario de Changmin. Era curioso ver como era contada una vida llena de secretos y cosas por ocultar. Le sorprendió bastante la actitud del chico, ya que en aquella época no se podía decir que fueran muy liberales, pero si tenía que animarse desde luego Changmin era la pareja perfecta para él. Se paró a pensar y se dió cuenta de que Taegong tenía muchas similitudes con aquel chico, lo cuál le sorprendió bastante pero por supuesto, simplemente pensó que sería casualidad.
- ¿Todo el mundo tiene algun doble no? Dicen... – se dijo para sí mismo mientras conducía por las calles de Seúl.
Segundos después sonó su teléfono y se colocó el manos libres.
- Taegong ¿que tal?.
- Muy bien, aquí ando... preparando una sesión fotográfica – contesto este.
- Se te ve contento, ¿estas mejor?
- ¿He estado mal en algún momento?
- Bueno – dijo algo serio – cariño desde que volvimos de Gapyeong has estado un poco extraño...
- ¿Extraño? No digas tonterias Yunho – le respondió recrimienandole.
- Vale... tan sólo era una opinión no hace falta que te pongas así.
- No me pongo de ninguna manera Yunho, es que siempre te haces ideas equivocadas.
- Mira Taegong – Yunho comenzó a elevar su tono – si vamos a discutir más vale que colguemos el teléfono.
- No me grites...
- ¿Que no te grite? Perdóname pero eres tú el que te pones histerico.
- Como no... ahora es Chang... – y el chico paró en seco de hablar.
- ¿Chang...? ¿Quien es Chang...?
Y la llamada se cortó segundos después. “¿Pero que demonios le pasa?” pensó y sí debido a aquella pequeña discusión Taegong casi revela su verdadero nombre. Se maldijo así mismo por ser tan bocazas pero es que Yunho realmente le ponía de los nervios.
Si el odio no le recorriera por dentro se habría parado a mirar que este Yunho no era igual al Yeonhoon del pasado. ¿Pero que se podía hacer cuando todo lo que había dentro de Changmin era odio y rencor?. El único pensamiento que este tenía era hacer sufrir a Yunho, más incluso de lo que este en el pasado le hizo sufrir a él. Lo que no sabía es que detrás de ese odio estaba creciendo de nuevo el amor... y no era el amor que le tenía Yeonhoon, no, era un amor totalmente diferente, el que removería toda su conciencia y pondría patas arriba todos sus planes, esos planes que segun Changmin, quería realizar en el cuerpo de Taegong... y era tan simple como la palabra “Venganza”.
Este mundo estaba lleno de personas que tenían un fin. ¿Cuál habría sido el fin de Changmin si hubiera vivido? Seguramente el de demostrar que aunque fueran tiempos dificiles todo el mundo podía amar libremente a la persona que quisiera, sin restricción alguna.
Pero bueno, en esta historia no nos pararemos a pensar en ello, simplemente porque eso nunca llego a ocurrir y en aquella epoca siempre primaron las apariencias a lo que realmente una persona quería.
En la oficina de Yunho.
- ¿Chang? Y ¿ese quien es?
- Pues no lo sé Kibum... mira no se lo que le pasa a Taegong en realidad – dijo Yunho frotandose la cabeza – si tan sólo me dejara por un momento entrar en su mente.
- Bueno, no todo el mundo es como tú Yunho... hay gente que si no pasa cierto tiempo con otra persona no se siente segura.
- ¿Segura? Pero si no le estoy pidiendo que se case conmigo, ni nada por el estilo...
- Lo sé... – su amigo le puso una mano sobre su hombro – pero no te alteres y espera, seguramente todo esto será nuevo para el, así que ten paciencia.
- Si tu lo dices...
- Si te apetece esta noche vamos a tomar unas copas y así te despejas.
- La verdad – Yunho suspiró – es que no me vendría nada mal despejarme del trabajo y de este dichoso diario.
- ¿Cómo llevas ese tema?
- De momento no he encontrado nada relevante, simplemente que Changmin era un chico más liberal de lo normal en aquella epoca y ese tal Yeonhoon no lo era... quería una vida normal pero tener tambien a Changmin.
- Como no... en aquel entonces la mayoría de las personas eran igual – Kibum cogió el vaso de agua que tenía a su lado y dió un sorbo.
- ¿Sabes que Yeonhoon incluso le llego a pegar? Es increible lo que llega a hacer una persona para que no le descubran – suspiró.
- Increible... ese tio no sabía lo que era el amor.
- Después de eso, Changmin no escribió más durante un año simplemente ponía “si este es el final... entonces no tengo nada más que contar de mi vida” – continuó diciendo Yunho remarcando con un dedo.
- Y después ¿qué pasó? ¿se volvieron a reencontrar?
Y Yunho sacó aquel diario para contarle a su amigo lo que había leido, dejando a su compañero completamente preplejo.
05 de Septiembre de 1952
Era el tercer curso en la carrera de Changmin y ese año por fín no tendría que encontrarse por los pasillos de la Universidad a Yeonhoon. El chico se había licenciado sin problemas como Changmin esperaba y como todos los veranos se fué a Londres a trabajar en la empresa de su padre.
Desde que se pelearon hace más de un año ni siquiera había sido capaz de dirigirle la palabra al chico, a pesar de que Yeonhoon había intentado más de una vez comunicarse con el. Pensó y recordó una y otra vez aquella bofetada y lo injusto que había sido su ex-novio con él, pero a pesar de todo eso seguía amandolo, sí, lo amaba con locura y mucho más que antes.
Durante el último año que el chico estuvo en la Universidad, a pesar de que no quería saberse nada de él, le observó desde el patio, los vestuarios, las salas, la cafeteria. Recogió tantos momentos que le atormentaban en la mente que pensó que se había vuelto loco. No había vuelto a escribir en su diario desde entonces puesto que no tenía nada importante que poner. Se encontraba en un camino oscuro del que pensó que jamás iba a salir y en ese momento, se equivocaba más que nunca.
“No importa cuanto duela, cada día trato de pasar el día como si nada me importara... de todas formas, no creo que pueda olvidarte”
Una y otra vez se maldecía por dentro por haber querido olvidar al que iba a ser para siempre el amor de su vida. Y para Yeonhoon, no era más fácil tampoco.
Oficina de Yeonhoon en “Jung Entertainment”
- No entiendo por qué trabajas aquí si te has licenciado en abogacia – le preguntó uno de sus compañeros.
- Bueno, ya sabes que el “gran padre” manda... me dejó estudiar lo que quería para tenerme contento, pero en realidad supongo que heredare la empresa.
Después de una corta conversación como era habitual en el, su compañero se fué de su despacho. La verdad es que desde que Changmin le dejó había cambiado bastante, se volvió bastante cerrado y apenas hablaba con nadie, ni siquiera tenía relación con sus amigos. Simplemente se dedicaba a trabajar y poco más. Necesitaba a Changmin a su lado, pero ya... ya no sabía como hacerlo.
- Dios... te quiero tanto, Changmin...
Cogió un folio y una pluma y se dispuso a escribir. No le importaba si volvía a decirle que no, tenía que volver a intentarlo y el cumpleaños del chico, era el momento perfecto para hacerlo. Según algunos de sus compañeros que eran amigos en común con Changmin, iba a celebrar una fiesta en su casa de campo. Así que, aunque fuera rechazado y le destrozara la vida, estaba dispuesto a intentarlo.
“He intentado dejarte ir sin ningún sentimiento y a pesar de que práctique haciendolo no consigo olvidarte y me sigue siendo difícil. ¿Tu ya me has olvidado? Parecer ser que sí... Es la primera vez que lloro en secreto, de hecho, es la primera vez que lloro en mi vida y siento que mi voz temblorosa pronto se perderá nombrandote. He hecho cosas difíciles en mi vida pero ahora estoy seguro de que amarte es probablemente mil veces más dificil que dejarte marchar... pero ahora sé que no puedo vivir sin tí. ¿Me perdonaras algun día? Dejame demostrate que podamos estar juntos, por favor... déjame intentarlo
Te espero fuera...
Tu Yunhie”
Dobló aquella carta y la guardó en un sobre. Ese mismo fín de semana, dentro de dos días daría todo porque Changmin le perdonara.
07 de Septiembre de 1952
Yeonhoon se vistió con la mejor de sus galas, se guardó la carta en la chaqueta y después cogió su coche para dirigirse a la casa de campo de Changmin. Cuando llegó no pudo evitar sonreír al ver toda la gente que había por allí.
- Ahora resulta que te volviste más popular que yo... – y no pudo evitar sonreír.
Desde lejos obsevó hacía el interior de la casa para ver donde se encontraba Changmin. Y cuando lo vió sintió un escalofrío que le recorría todo el cuerpo. Dios mio, estaba guapísimo, se había dejado crecer algo el pelo y lo llevaba peinado para atrás, como si de James Dean se tratara. Observó que hablaba con alguno de sus compañeros y cuando tuvo la oportunidad de que no lo viera, se dirigió a aquellos chicos y les pidió por favor que les entregara la carta. Les dijo que se trataba de un regalo de un familiar importante.
Después se fué y minutos después observó como los chicos le entregaban la carta. Ya estaba todo hecho, ahora, sólo le quedaba rezar y esperar en el borde de aquella llanura mientras observaba el mar en medio de la noche.
En la fiesta.
- ¿Un regalo? Que raro... – dijo algo extrañado mientras cogía el sobre – que yo sepa todo el mundo que estaba invitado esta aquí. ¿Quien te lo ha dado?
- No sé, era un chico de tu edad más o menos, como yo no soy de aquí no lo conozco mucho... solo sé que se veía muy apuesto – le dijo su primo.
- Esta bien, voy a ver que es, ahora vuelvo.
Changmin subió a su cuarto, sin saber por qué, se sentía nervioso. Tenía un presentimiento y sabía perfectamente quien le había escrito aquella nota. ¿Cuántas veces había intentado tener un acercamiento con él? La verdad es que no las recordaba pero durante todo este tiempo Changmin no había permitido que Yeonhoon se acercara a él.
Con algo de temblor en las manos abrió la carta y comenzó a leer. No tardó en terminar llorando, como cada vez que veía a Yeonhoon y recordaba todo lo que había tenido. “Te espero fuera.” Se levantó de la cama y fué a mirar por la ventana y allí estaba, sentado en el borde de la llanura mientras la brisa del viento acompañaba a la noche. ¿Qué podía hacer? Había sido tan renegado, ni siquiera le había dado a su Yunhie la oportunidad de disculparse por lo que hizo pero tampoco sabía si merecía disculpa. Después de algo más de una hora decidió hacer frente a todos sus medios. Había olvidado completamente que estaba en su fiesta de cumpleaños y todo porque no hacía más que pensar en él, nervioso bajó las escaleras y decidió ir al encuentro de Yeonhoon que aún esperaba al fresco del final de verano.
- Cogerás un resfriado si sigues aquí esperando.
- ¡Changmin! – Yeonhoon se dió la vuelta y se levantó en seguida para quedar justo enfrente de el – Ho... hola.
- ¿Es cierto lo que dices aquí? – preguntó seriamente mientras le enseñaba la nota.
- Si... mira Changmin se que no quieres saber nada de mi pero...
- Yo nunca dije eso – le interrumpió – pero entenderás que después de lo que paso no ibamos a ser los mejores amigos ¿no?
- Perdóname, yo no quería, no se que me pasó. En serio – y le miró a los – yo te quiero, quiero estar contigo y ahora que he pasado más de un año sin tí, se que lo demás me da igual.
- No se si puedo creerte... – Changmin se dió la vuelta y se dispuso a ir hacía su casa.
- Pues me creerás.
Sin impotarle nada, aún estando el lugar repleto de gente Yeonhoon se puso delante de Changmin y lo besó. Lo besó dulcemente mientras algunas lágrimas resbalaban por su mejilla. Llevaba tanto tiempo sin él que no podía permitir que le dejara de nuevo.
Aquel gesto dejó a Changmin completamente paralizado. Su cuerpo se ruborizó por dentro. Segundos después cogió la mano del chico y lo dirigió hacía el cobertizo trasero que tenía aquella casa. Quería estar a solas con el, ya le daba igual todo, sus amigos y compañeros seguramente se irian solos de allí. Además, a la mayoria ni siquiera podía considerarlos como tal. Una vez estuvieron a solas ahora el que le besó fué Changmin a Yeonhoon. Tenía tantas ganas de volver a saborearlo que sintió como si hubiera vivido una eternidad sin el.
- Espero... – dijo medio sonriente entre susurros – no arrepentirme de esto.
- No lo harás y te prometo una cosa, nunca te vas a arrepentir de volver conmigo, te lo prometo.
- Y yo... – suspiró Changmin en un suspiro al sentir los labios de su amante en el cuello – te creo mi Yunhie, te creo.
- Lo sé. Y eso es lo que más me gusta – y sonrió como nunca.
- Hazme el amor Yunhie, hazme el amor como si fuera la última vez que vas a estar conmigo, porque yo te demostraré que jamás he dejado de amarte.
Aquella fué la noche más dulce que Changmin había pasado con su novió. Suavemente el chico comenzó a desnudarle para dejarle completamente expuesto a él. Se sentía nervioso, como si fuera la primera vez que le hacía el amor a Changmin y es que bien cierto era que había esperado ese momento como agua de Mayo. Horas atrás no había podido imaginarse el pasar ni siquiera un minuto con él, y ahora, ahora estaba a punto de explorar su cuerpo de todas las formas posibles, todo lo que había esperado, había merecido la pena con tal de tenerlo aquella noche ahí tumbado mientras le miraba sonriente y dejaba que su imaginación volara con él.
Changin no devio volver con Yeonhoon. Era el momento justo para empezar de nuevo, sin el.
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