Nuestro último día juntos.
- Me alegro de que estés aquí... ¿Te quedarás mucho? – le preguntó mientras Yeonhoon seguía dándole besos dulcemente por el costado.
- Sólo puedo quedarme tres días más – Yeonhoon levantó la cabeza para entristecido decirle aquello – pero ya tengo las cosas claras, Changmin...
- ¿Vendrás? – desesperado y completamente absorvido por su amor, Changmin tan sólo rogaba por volver a ver a Yeonhoon.
- Y pronto me tendrás a tu lado para siempre – aquella respuesta emocionó a su novio.
Se lanzó a sus labios mientras notaba como una lágrima resbalaba por su mejilla, por fín, por fín iban a estar juntos para siempre y aunque tuviera que ser fuera de su país, al menos podrían tener esa libertad que tanto deseaba.
Un regueró de besos hizo que su cuerpo se erizara completamente. Yeonhoon sabía muy bien como hacer las cosas y sobretodo como excitarle. Estaba deseoso de su amor, así que se amarró fuerte a él y le miró de forma intensa a los ojos, pidiéndole con ellos que lo poseyera ya, no quería esperar y el deseo ya se estaba haciendo insoportable.
Yeonhoon no tardó en responder a aquellos gestos, le besó apasionadamente mientras jugueteaba con su lengua en su interior y hacía que más de un gémido se escapara de la garganta de Changmin. Su miembro ya estaba completamente erecto, tanto que le hacía daño incluso tener la ropa puesta. Mientras seguía besándole se ayudó con una de sus manos para despojarse de aquellos pantalones y la ropa interior, dejando su cuerpo completamente desnudo encima de Changmin, el cuál se mordía los labios con tan sólo verle.
Pocos segundos después Changmin, tambien quedaba completamente desnudo, sintiendo el calor de Yeonhoon en su cuerpo, haciendo que este se erizara completamente. Era increible el poder que tenía sobre él y la verdad es que le encantaba. Cada vez que Yeonhoon se movía sentía el roce de su cuerpo en su propio miembro, arrancándole todos los gemidos que pudiera dar, excictándolo aún más. Changmin entonces levantó una de sus piernas haciendo ver a su novio que estaba completamente preparado para que entraran dentro de él. Este paseó una de sus manos por la cadera de Changmin, hasta llegar a su muslo derecho y después introducir su mano en su interior, casi rozando su glande para poco después deleitarse con la punta de sus dedos en la entrada de Changmin. Le preparó por algunos minutos mientras que seguía haciendo que el miembro de Changmin se rozara con su cuerpo, hasta que estuvo completamente preparado para entrar en su interior.
Yeonhoon se incorporó un poco para coger las caderas de Changmin entre sus manos y ayudarse a entrar firmemente dentro de él con una fuerte embestida.
- ¡Ahhh! – gritó practicamente Changmin.
- Dios... me encanta – se atrevió a susurrar mientras notaba como en su interior su miembro quedaba completamente aprisionado volviéndolo loco de placer.
Aquello hizo que solamente tuviera ganas de sentirle más y más, así que lo agarró con fuerza mientras tiraba las caderas de Changmin hacía el para entrar hasta el fondo en el. El joven no pudo más que limitarse a agarrarse al cabecero de la cama mientras sus gritos se hacían presentes por todo el dormitorio de aquel hotel.
El sudor ya se había hecho presente en sus cuerpos, debido a cada uno de sus movimientos. Por sus mentes pasaron cada uno de los momentos en los que estuvieron juntos desde que se conocieron, cómo si esta fuera la última vez que iban a disfrutar el uno del otro. Poco después Yeonhoon hizo que cambiaran de postura, quedando sentado en aquella cama mientras Changmin abrazaba su cuerpo con sus piernas dejando que su miembro rozara el vientre de Yeonhoon con cada movimiento. La espalda del joven quedo clavada en aquella cabecera de cama mientras Yeonhoon se agarraba fuerte a su espalda y seguía ayudándose de sus manos para sentir mucho más placer.
Los labios de Changmin se pegaron al cuello de su novio, besándolo, mordiéndole y dejándole todas las marcas que pudiera, entre ellas una bastante grande en la clavícula de Yeonhoon, acto que hizo que no pudiera evitar más que gritar.
- Auch... duele.
- Pero te gusta – le susurró Changmin al oído.
Y claro que sí le gustaba, así como le gustaba su cuerpo, la forma en la que le hacía el amor y como le hacía saber todo el amor que sentía por él, le volvía completamente loco. Minutos después, cuando sus cuerpos comenzaron a temblar por la pasión, Yeonhoon decidió darle más placer a Changmin, así que se las ingenió para poder coger el miembro de este entre una de sus manos y comenzar a masturbarle mientras seguía entrando y saliendo de su interior de forma rápida e intensa. Changmin se agarró mucho más fuerte a su espalda, dejándole clavadas las uñas mientras practicamente se aferraba a él.
Entonces las lágrimas llegaron a sus ojos, el por qué lloraba, no lo sabía. Pero si que sabía que Yeonhoon siempre iba a ser el hombre de su vida y si se reencarnara en mil y una vidas, siempre iba a querer volver a encontrarle.
Yeonhoon sonrió cuando escuchó los sollozos de su novio y entonces no pudo evitar emocionarse tambien. ¿Cuánto había tardado en darse cuenta que lo amaba de esa manera? Dios, si hubiera sido más valiente en su momento seguramente su relación había sido distinta. Pero ahora ya no importaba, lo único que importaba en ese momento, es que encerrados entre aquellas cuatro paredes, ambos sabían que querían estar juntos de por vida.
Y el orgasmo se hizo presente en ambos cuerpos de forma intensa y profunda, haciendo que ambos se perdieran completamente a la vez, quedando llenos de su esencia y mucho más enamorados de lo que ya estaban.
A la mañana siguiente...
Ambos despertaron tal y como se habían dormido la noche anterior. Changmin apoyado en el pecho de Yeonhoon mientras este le abrazaba. La luz entraba poco a poco entre las persianas de aquella habitación y nada más abrir los ojos y observarle sonrió de la manera más feliz del mundo. Le dió un beso en la frente lo que provocó que Yeonhoon tambien se despertara poco después.
- Buenos días – sonrió Changmin mientras pronunciaba aquellas palabras.
- Buenos días Minnie, ¿dormiste bien? – y Yeonhoon le correspondió besándole de la misma manera.
- ¿Cómo no iba a dormir bien a tu lado?
- Eso imaginaba yo – Yeonhoon volvió a sonreír – estoy deseando poder despertarme a tu lado todos los días.
- Y yo tambien... ¿Cuándo vendrás?
- Si todo sale bien – el chico se quedó más o menos pensativo pensando cuando terminaría todo en la empresa – dentro de un par de meses habré acabado la maldita unión con los Americanos.
Nada más escuchar aquello, Changmin no pudo evitar abrazarse mucho más fuerte a su novio, sonriendo sin parar y soñando cómo sería su vida una vez que estuvieran todos los días juntos. Estaba deseando no tener que verse a escondidas con él y sobretodo, no tener que esperar semanas o incluso meses para volver a besar sus labios.
- En el momento en que lo sepa, te avisaré ¿sí?
- Te estaré esperando.
Y sin apenas poder creérlo, aquella fué la última noche que iban a verse como pareja. Al día siguiente Yeonhoon se despidió dulcemente de su novio y le dió una nueva dirección para recibir sus cartas en Seúl. Tenía que terminar las reuniones con los americanos y después de aquello, tristemente, volvería a casa.
En todos esos días, durante el viaje, el pobre Yeonhoon no fué consciente de que fué perseguido a todas partes y pronto, iba a sufrir las consecuencias de sus actos.
14 de Octubre de 1953.
Por fín, el regreso a casa se hizo presente. Entristecido la noche anterior cogió el avión que le llevaría de vuelta a Seúl, donde fué felicitado por todos sus compañeros de empresa por cerrar con gran satisfacción el contrato y por consecuente, alianza con los Norte-Americanos. Pero lo que le esperaba bajo las cuatro el techo de su casa, no iba a ser ni mucho menos una celebración.
Sin tener ni idea, su hermano Yeonmin, gracias a sus contactos consiguió las pruebas que había obtenido en Estados Unicos antes de que su hermano regresara, y cómo no, enseguida que pisaron su mano fueron llevadas hasta su padre. Cuando este vió las fotos hubiera destruido todo lo que se le hubiera puesto por delante, el odio que en ese momento sentía por su hijo, era tan grande que de ahora en adelante las consecuencias iban a ser durisimas.
- Yeonmin, vete a tu cuarto – le ordenó.
- Pero... padre, quiero estar cuando Yeonhoon venga.
- ¡He dicho que te vayas a tu cuarto!
Nada más entrar a su casa oyó aquel grito de su padre. Lo primero que se le ocurrió pensar fué “este hermano mío seguro que se metió en algún lío”, pero quien tenía problemas en realidad era él. Se dirigió al despacho de su padre con los documentos que mostraban la fidelización del contrato y nada más entrar cerró la puerta para dejarlos sobre el escritorio. Su padre estaba al otro lado de la sala, observando los libros de la enorme estantería que tenía en su despacho, Yeonhoon se acercó a él para saludarle.
- Padre aquí tienes el trabajo que me pediste, todo salió bien – le dijo sonriente.
- Todo salió bien... ¡Todo salió bien! – justo en ese momento su padre se dió la vuelta para cogerle del cuello de la camisa y estampar a Yeonhoon contra aquella estantería.
Acto seguido su padre perdió completamente el control y le dió un puñetazo en la cara haciendo que esta le sangrara, cuando lanzó su brazo para terminar con otro, a Yeonhoon le dió tiempo de pararla haciendose con toda su fuerza.
- ¡Padre! Pero... ¿qué haces? – dijo intentando zafarse de él.
- Eres un maldito bastardo ¡¿lo sabías?! – le dijo cogiéndole aún más fuerte casi ahogándole – confié en tí para que hicieras tu trabajo, te dí la libertad que querías y lo primero que haces... dios, lo primero que haces es irte con ese ¡maldito Changmin!
- ¿Cómo...? – apenas sin poder hablar, lo primero que se le pasó por la cabeza a Yeonhoon fué pensar en su hermano – hijo de puta... ha sido él...
- ¡Cállate! ¡cállate! ¡cállate! – y después de eso tiro a su hijo al suelo.
- Padre, yo...
- ¿Cómo te has atrevido a desovedecerme? Y sobre todo ¿cómo eres tan repugnate? – dijo increpandole por estar con un chico.
- ¡PORQUE YO LE AMO! – y por primera vez en su vida, Yeonhoon admitió ante su padre el amor que tenía por Changmin – yo... le amo. Y me da igual que digas padre, tú mi madre y el cabrón de mi hermano, voy a estar con él y si hace falta me largaré de aquí ahora mismo.
Yeonhoon se levantó del suelo, se limpió la cara y después quiso dirigirse hasta la puerta del despacho para salir de ahí, pero antes de que lo hiciera su padre pudo alcanzarle y de nuevo lo dejó sin salida.
- ¿Que harás qué? – le pregunto.
- Me voy y ahora – volvió a contestarle Yeonhoon.
- No vas a hacer que el nombre de los Jung quede pisado por culpa de tus actos ¡¿me oyes?! – su padre le gritó y de nuevo lo cogió por la camisa para dejarlo cara a cara con él.
- Y... ¿que harás padre? A mí ya no puedes destruírme.
- No, a tí no... pero a ese bastardo de Shim Changmin, sí – le respondió su padre riéndose.
- No dejaré que le hagas nada – dijo Yeonhoon entre dientes.
- Claro que no, porque te juro que como no acabes esta historia con él acabaré con su vida y sabes que yo siempre cumplo lo que digo.
Su padre comenzó a reír y Yeonhoon era muy consciente de lo que su padre era capaz de hacer, puesto que no sería la primera vez que cumplía esa clase de amenazas. El miedo inhundó todo su cuerpo y apenas fué capaz de pronunciar ninguna palabra ¿qué podía hacer?, su idea de seguir adelante seguía en la cabeza a pesar de la amenaza que acababa de hacerle su padre, pero cuando este pronunció las palabras “y te prometo que si te vas a su lado os buscaré, encontraré y lo mataré con mis propias manos”, Yeonhoon quedó completamente tocado y hundido.
Apenas un par de días atrás el y Changmin se juraban amor eterno en aquella habitación de hotel y hoy, su corazón se rompió por completo al darse cuenta que fuese como fuese iba a perderlo. Y por una vez en la vida iba a ser egoista consigo mismo y dar a Changmin lo más importante, su libertad. Sabía que iba a hacerle daño, pero seguramente sería capaz de conocer a otra persona que le tratara mucho mejor de lo que él lo había hecho.
Esa misma noche, después de la pelea con su padre, se fué a su habitación para curar sus heridas y después se sentó en la silla de su escritorio, poniendo sus manos en la cabeza y maldiciendose por todo aquello. Casi fué capaz de coger la pluma y el papel para comenzar a escribir el que sería el adiós a la mejor persona que había conocido en toda su vida, pero si ahora quería protegerle, era lo único que podía hacer.
“Cuando recíbas esta carta, se que te destrozaré el corazón y seguramente me odiarás de por vida. No me preguntes ¿por qué?, simplemente no me digas nada, pero lo nuestro se acabó, se acabó para siempre. Olvidate de las promesas que en su día te dije y sé feliz con otra persona. Lo siento Changmin y gracias por todo lo bueno que me diste desde el primer día”.
Con su cara casi desencajada y con varias lágrimas cayéndo por sus mejillas, Yeonhoon cerró la carta, la metió en un sobre y puso la dirección de Changmin de Los Ángeles, haciendo que toda su historia acabara con tan sólo unas pocas palabras.
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