KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Regalo de una Cassiopeia Cap. 5


Ballons
Quinta Canción


Me pregunto, ¿por qué olvidamos la niñez cuando nos hacemos adultos?
Por eso, cuando me sienta triste voy correr como un niño pequeño y llenar un globo con todos mis sueños olvidados.





Yunho estaba algo nervioso.

Y la imagen parca de Jaejoong frente a él, no ayudaba mucho que digamos. Rascó un poco su nuca y decidió poner la mejor de sus sonrisas en ese instante, aunque aquello no pareció convencer demasiado a Kim.

—Jae…
—Te escucho.

¿Cómo explicarle algo tan descabellado como aquello? Y conociendo a Jaejoong como lo conocía seguramente quería comprobar, querría viajar a través de ese espejo. Y Yunho no estaba dispuesto a que eso volviera a pasar, mientras dependiera de él.

—Es muy complicado de explicar, pero créeme cuando te digo, que justo en este instante de mi vida, yo no tengo hijos. ¡Ni siquiera tengo tiempo para tener sexo! ¿Con quién lo puedo haber tenido si el 99% por ciento de mi tiempo lo ocupo con ustedes?

—Pues fácilmente te queda ese 1% de posibilidades.

Yunho entonces supo que estaba en un aprieto, por que Jaejoong no parecía accesible a una conversación normal. En especial por que seguía cruzado de brazos, mirándolo con una de sus cejas levantadas.

—Jaejoong no seas intransigente…

La puerta de la habitación tras Yunho empezó a abrirse, con suavidad. La suficiente como para que Yunho girara y observara a Leah, parada ahora frente a él, con el rostro un poco tímido aún debido a su regaño.

—Padre… es que Hansae no puede dormir.

Yunho suspiró suavemente, tomando de la mano a la pequeña, y haciéndole un pequeño gesto con la mano a Jaejoong para que lo esperara, una vez dentro, y con la puerta cerrada, Hansae lo esperaba sentado en la cama, apretando el edredón entre sus manos.

—¿Qué pasa Hansae?

—Es que papá es quien siempre me arropa antes de dormir, para que los monstruos bajo la cama no me atrapen…— El niño le hizo un pequeño gesto a Yunho para que se acercara, por lo que Jung se agachó un poco y entre susurros el niño le habló cerca de la oreja. –…Y hasta ahora no me han atrapado. Es un secreto.

Yunho sonrió enternecido por las palabras del menor, sacudiendo un poco sus cabellos y respirando profundo, Leah junto a su hermano solo negó suavemente. Acusándolo de infantil, pero justo en ese instante Yunho tenía otros problemas en la cabeza.

Como lograr que Jaejoong entrara para calmar al menor, sin tener que decir esa inestable verdad.

—¿Saben qué? Vamos a jugar algo muy divertido. El que logra ganar, se llevará un regalo muy grande, el que quiera, ¿les parece?

Los ojos de los dos menores brillaron intensamente, por lo que ambos asintieron emocionados.

—Bien, este es el juego. Todos vamos a seguir con nuestras vidas lo más normal que se pueda, pero están prohibidas tres palabras: ‘Papá’ ‘Padre’ o ‘Tío’ A menos que un adulto los autorice. ¿De acuerdo? No pueden perder, muchachos confío en ustedes.

—¡Si!

Los dos levantaron sus brazos sonrientes y Yunho esperó que con aquello bastara para al menos no confundir tanto a los demás, al menos hasta hablar con Jaejoong.

—Iré por Jaejoong. Recuerden el juego. ¿Si?

No muy seguro de lo que hacía, Yunho besó la frente de los dos pequeños y empezó a caminar hasta la puerta, deteniéndose justo antes de poder abrirla. Girando una vez más hacía ellos.

Conocía lo suficiente a Jaejoong, como para saber que no sencillamente los arropaba.

—Por cierto, ¿qué no más hace Jaejoong cuando los arropa antes de dormir?
—Pues nos arropa, besa nuestras frentes y nos dice que gracias a sus besos ningún monstruo nos puede alcanzar. Que todo estará bien.

El mayor asintió, con un dedo pulgar hacía arriba, saliendo de la habitación. Y como lo esperaba Jaejoong estaba ahí, en esta ocasión miraba sus pies, distrayéndose brevemente antes de su salida.

—Jaejoong, se que esto es muy extraño pero, ¿puedo pedirte un favor?
—Supongo…

—Ve a arropar los niños, besa sus frentes y diles que gracias a eso ningún monstruo los va a alcanzar, que todo va a estar bien.

Jaejoong arregló un mechón de su cabello, y sonrió.

—Eso es muy dulce, Yunho.
—Yo iré por un poco de te.

Cuando empezó a caminar hacía la cocina, miró por última vez a Jaejoong, ingresar a la habitación con mucho cuidado de no hacer ruido, de no asustar a los menores. Y otro suspiro salió de sus labios.

Todo era tan extraño.




—Es un poco loco, pero el único que maneja una historia medianamente decente es Yunho, y por lo poco que he entendido ese espejo de alguna forma te lleva a un futuro, que cambia cada vez que nosotros hacemos algo acá.

Minho se removió incómodo en su lugar, pasó una mano por su rostro y apoyó el codo sobre la mesa.

—¿Y es eso posible?
—Supongo, al menos tú y yo lo hemos comprobado.

Cuando Minho se removió nervioso en su asiento, Yoochun sonrió curioso. Si Yunho había descubierto cosas ‘interesantes’ de su futuro con Jaejoong, ¿qué pudo haber descubierto Choi como para estar en ese estado?

—Entonces, ¿esos niños?
—Entre tú y yo. Creo que son los hijos de Yunho y Jaejoong.
—¡¿Qué?!

Yoochun sacudió sus manos y Minho guardó silencio, mirando de un lado a otro, rascando su nuca y tratando de mostrarse un poco más tranquilo.

—¿De qué demonios me estás hablando?

—¡No lo sé! Pero esos niños reconocen a Yunho y Jaejoong como sus padres, aunque Yunho intentó cambiar las cosas y todo resultó peor, y ahora de repente aparecieron esos niños acá. Así que no estoy muy seguro de cómo suceden las cosas en realidad.

Minho se apoyó contra la silla, cruzándose de brazos, con la mirada en el rostro del mayor, todavía muy confundido.

—¿Y de dónde sacaron ese espejo?
—¿El espejo?— Yoochun elevó la mirada por un momento, analizando entre sus recuerdos, hasta que finalmente abrió mucho los ojos. —¡La fan!

—¿Qué fan?
—Hace poco hubo un concurso, vino una fan y nos hizo un regalo. Ese espejo precisamente.

Minho iba a hablar nuevamente, pero el sonido de unos pasos acercarse lo detuvo, cuando vieron a Yunho entrar, bajaron un poco los hombros.

—¿Ya hablaste con Jaejoong?
—Casi, voy a preparar un poco de te.

—Pues Minho y yo hemos llegado a la conclusión de que hay que buscar a esa fan y lanzarle ese espejo por la cabeza.
—¿Quieres cederle nuestro futuro a una fan?

El comentario de Yunho hizo que tanto Yunho como Minho, se apegaran contra la silla, pensando detenidamente en aquello.

—¿Y por qué están tan seguros de que ella desconoce de esto?
—Ese es un buen punto, nadie regala algo sin saber por qué lo regala.

Yoochun de pronto arrugó el entrecejo, viendo a Yunho entretenido en calentar un poco de agua, buscando algo en la alacena.

—Yunho… Estamos en una conversación importante, ¿qué diablos haces?
—Preparo un poco de te para Jaejoong y para mí.

—¿Planeas drogarlo para que no llame al manicomio cuando le digas que Hansae y Leah son sus hijos?

Para mala suerte de Yoochun, Yunho ya había encontrado las bolsitas de te, así que cuando aquel comentario salió de la boca de Park. Yunho no tuvo ningún problema en lanzárselo por la cabeza.

—De cualquier modo, ¿me podrían decir que vamos a hacer mientras tanto?

Yunho se apoyó en la mesa, mirando directamente a Minho.

—Escucha, este es el plan. Todos fingiremos hasta el final que nada fuera de lo normal sucede, luego veremos que hacer. Por el momento esto será un gran secreto entre nosotros, ¿de acuerdo Minho?

—Pero Changmin…
—¡Changmin se puede ir mucho al demonio! Tu solo mantén cerrada la boca.
—Si, Yoochun. Esa es la manera de comportarse con los demás.

Yoochun rodó los ojos, y Minho solo suspiró. Cuando el agua en la cantina empezó a sonar, velozmente Yunho regresó a la cocina, para poder terminar de preparar el te.




Changmin desde su lugar entrecerró los ojos.

No le gustaba, no le gustaba ni un poquito que Yoochun estuviera tan cerca de Minho y hablaran en voz baja. Por que conocía a Yoochun, conocía su historial y por supuesto no le tenía ni un poquito de confianza en ese aspecto.

Ni siquiera podía acercarse, Yoochun había pedido hablar a solas con Minho, y lo peor de todo, ¡es que Minho había accedido! Se suponía que eran amigos, se suponía que eran muy cercanos. ¡¿Por qué diablos no le permitía estar junto a él?!

Se cruzó de brazos apoyado en la pared del departamento, mirando a lo lejos a esos dos que continuaban hablando de sabrá Dios que cosa.

—Es extraño…

Junsu se paró junto a él, con sus brazos levemente rozándose y mirando con la misma atención a Yoochun y Minho que por lo menos ahora, ya no estaban solos. Yunho había entrado a la cocina, medio participando en la conversación.

—¿Qué es extraño?
—Que últimamente Yoochun parece cercano a todo el mundo, cuando antes difícilmente dejaba a alguien acercarse a él con esa facilidad.

—¿Te refieres al hecho de que ahora Yoochun parece ser más cercano a todo el menos y ya no en exclusividad a ti?

Junsu pareció sorprenderse ante ese inmediato razonamiento por parte de Changmin, quien lo miró fijamente. Logrando que luego de unos segundos, Junsu finalmente reaccionara, sacudiendo enérgicamente su cabeza.

—¡No! Claro que no, no me refería a eso…
—Si… como digas Junsu.

Changmin rodó los ojos, volviendo su mirada hacía los tres ocupantes de la cocina que en ese instante parecían atentos a lo que Yunho decía. Frunció el ceño, con conforme con la situación.




Jaejoong se sentó sobre la mullida cama.

Algo inseguro, de la verdadera por la cual había accedido a ir con aquellos niños, pero era como una fuerza irrefrenable que lo jalaba hasta los menores, que provocaba en él diversidad de sentimientos.

Protección, amor, cariño. Quiso suponer que era el cariño normal que cualquier persona desarrolla cuando ve a unos niños tan pequeños y lindos como ellos. No es que Jaejoong no se llevara bien con los niños, pero siempre fue Yunho el que se relacionaba con más facilidad con los niños, a él le costaba un poco más de trabajo.

Y de pronto estaba ahí, con aquellos niños que lo miraban expectante.

—Yunho me dijo que los arropara y les deseara buenas noches.
—Gracias por venir pa… Jaejoong, nos alegras que no estés molesto con nosotros.

—¿Lo dices por lo de la ventana?
—…Si.

Leah pareció avergonzada, bajando un poco la cabeza e instintivamente su hermano menor, la abrazó, provocando que Jaejoong sonriera un poco más.

—Solo prométanme que no lo volverán a hacer, eso fue muy peligroso y pudieron hacerse daño. ¿De acuerdo?
—Yunho… él no nos odia.

—¿Yunho?— Jaejoong dejó escapar una pequeña risa. –Por supuesto que no, Yunho es incapaz de odiar a alguien. Menos a ustedes. Solo se preocupó mucho y cuando se preocupa tanto, a veces grita por la frustración que siente por no poder ayudar. Créanme yo ya he recibido un par de esas preocupaciones de su parte.

Leah levantó la cabeza, con una sonrisa divertida en el rostro.

—¿Yunho también se ha preocupado mucho por ti, también? ¿Te ha gritado?
—Si, creo que cada uno de nosotros ha recibido uno de sus gritos.

Hansae finalmente se atrevió hablar, abrazando al brazo de su hermana y mirando a Jaejoong.

—Pero apuesto que pa…Jaejoong no ha llorado como tú, Leah. ¡Jaejoong es muy fuerte!

Un poco confundido por esa intercepción de palabras en el menor, Jaejoong desarregló los cabellos del niño y sonrió. No muy seguro de por qué de pronto parecía tan fácil contarles esas cosas a los pequeños.

—No creas, la primera vez que escuché uno de sus gritos me sentí muy mal. Y derramé un par de lágrimas. Hice mal un par de pasos en una de nuestras primeras coreografías y él se molesto mucho, por que casi me torcí el tobillo. Yo en un principio creí que estaba molesto por que había hecho mal las cosas, pero en realidad fue por que me estaba sobre esforzando y podía salir lastimado.

Hubo un corto silencio, los dos menores parecieron empezar a bostezar y Jaejoong recordó cada una de las palabras de Yunho hace un momento, así que optó por arroparlos y besar sus frentes con cuidado.

—Ya es hora de dormir, así que descansen. Estos besos serán su protección, todo va a estar bien.

Jaejoong sintió un déjavù extraño, cuando pronunció aquellas palabras.

Los niños sonrieron contentos, acomodándose bajo el edredón y Jaejoong no pudo evitar contemplarlos por un rato más. Solo hasta que estuvo seguro de que se quedaron dormidos salió de ahí.


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Jaejoong abrió la puerta de su casa y caminó tranquilamente hasta la sala de estar, ahí donde había olvidado el diario de ese día, y que obviamente Yunho amaba leer cada que salían de viaje.

—¡Minho que ya dejes el escándalo, por amor a Dios!
—¡No me da la gana! No entiendo como es que para ti no cuenta como infidelidad solo por que se parecía a mí.

La extraña platica hizo que Jaejoong girara, ahí donde Minho se paseaba en bóxer por los pasillos de la casa con un Changmin sin camisa siguiéndole los pasos.

—¡Oigan ustedes dos! ¿Podrían vestirse al menos? Todavía no nos vamos por si no se han dado cuenta.
—Pero si estamos vestidos, hyung.

Changmin señaló su torso desnudo y luego bajó las manos hacía su pantalón, colocando a Minho detrás de su cuerpo.

—Eso es estar a medio vestir, Changmin. Y de todas formas me importa un comino, ¿no ven que los niños todavía no bajan y podrían verlos así? No quiero preguntas incómodas durante el viaje y a esa edad.

Minho frunció el ceño, un poco confundido, codeando suavemente a Changmin.

—Jaejoong, los niños no están aquí.
—¿Cómo que no están aquí?

La voz de Yunho, atravesando la puerta principal, los hizo girara a todos. Sin embargo Jaejoong no demoró en sacar su celular y marcar un número casi inmediatamente.

—¡Yoochun! Dime por favor que Hansae y Leah están con ustedes allá abajo.
—¿De que hablas? ¿No se suponía que estaban arriba? No están aquí.
—¡¿Cómo que no?!

Yunho abrió los ojos asustado, el grito de Jaejoong había alarmado a todos y por supuesto cuando Kim tapó su boca, con una mano en el pecho también. Yunho inmediatamente lo abrazó.

—Jae, cálmate. Deben estar por aquí.

Minho compartió una mirada preocupada con Changmin y él solo lo tomó de la mano suavemente.


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Yunho creyó haber sufrido momentos difíciles durante entrevistas incómodas en algún programa de televisión o para algún programa televisivo, pero estar frente a Jaejoong, justo en este momento, era el peor de todos.

Por que no le quería mentir, pero tampoco le podía decir la verdad.

—¿Entonces?

—Jaejoong ellos no son mis hijos. Son los hijos de un buen amigo mío, tan solo que tienen la costumbre de llamar papá o padre a las personas que quieren mucho y a las cuales les tienen un gran respeto.

—Eso es extraño.
—Si, bueno. Ellos no son muy comunes y corrientes que digamos.

Jaejoong jugó con la taza en sus manos. No muy seguro de esa repentina que excusa que Yunho de pronto le estaba contando. Pero Yunho nunca le había mentido.

—¿Y por qué están aquí?
—Bueno mi amigo quería dos días a solas con su esposa y yo accedí a cuidarlos.

—Eres un personaje público, no estás como para cuidar niños.
—Pensé que sería divertido, ya sabes que me encantan los niños y pues… tenemos esta semana libre. No creí que fueran un problema.

Internamente Jaejoong se encontraba debatiéndose entre ser ingenuo o darle un voto de confianza a Jung, a aquel que conocía desde hace tanto, su amigo. Aquel en quien podía depositar una fe ciega.

—¿No me estás mintiendo, verdad Yunho? Por que si son tus hijos yo…
—Jaejoong. En este momento de mi vida yo NO tengo hijos, te lo prometo.

Yunho depositó sus manos sobre las de él, y Jaejoong viendo esos ojos, que lo miraban directamente, no pudo evitar suspirar.

—Está bien Yunho, te creo.
—Eres el mejor Jaejoong.

El apretón de sus manos se hizo ligeramente más fuerte y Jaejoong se sintió agradecido por eso.

—Son unos niños muy lindos.
—Si, lo son.

Repentinamente sus ojos volvieron a encontrarse, entonces ocurrió. Ese sentimiento de saber que el momento se había extendido por demasiado tiempo, y lo había vuelto algo incómodo.

Jaejoong se soltó cuidadosamente. Y Yunho carraspeó algo nervioso.

—Ehm… supongo que sería bueno llevarlos a pasear mañana. Yo puedo ayudarte con eso.
—Oh, no es necesario Jaejoong. Creo que puedo manejármelas bien con esos dos.
—No me molesta, además ya lo dijiste, tenemos esta semana libre.

Yunho sonrió agradecido, de algún modo, a pesar de lo riesgoso que era salir los cuatro, siempre era mejor que salieran juntos a él tener que encargarse solo de esos dos pequeños.

Ya luego hablaría con Yoochun, para inventar una excusa necesaria de algún amigo en común que estuviera casado. Solo ara justificar el hecho de que los pequeños lo llamaran tío.




Minho se terminó de colocar la camisa que Changmin le hubiera prestado y sacudió un poco sus cabellos, sentado sobre aquella cama. Mirando la puerta y suspirando lentamente, algo cansado por todo lo ocurrido aquel día.

Changmin a un lado de la cama, terminó de vestirse también. Con la ropa de dormir correctamente puesta y mirando al menor escrutiñadoramente.

—¿Por qué nunca me dijiste que Yoochun y tú se habían vuelto tan cercanos?

Minho giró hacía Changmin y rascó un poco su brazo izquierdo.

—No es tanto así.
—¿Entonces, de que tanto hablaban?
—Oh, nada relevante… no te preocupes.

Changmin frunció el ceño. Sabía que Minho le mentía, pero el muchacho no parecía dispuesto a hablar. Decidió entonces que lo mejor era acostarse cuanto antes y dormir.

Minho lo observó desde su lugar darle la espalda, algo arropado sin siquiera pronunciar un ‘hasta mañana’ o algo que se le pareciera. No quería que las cosas con Changmin se pusieran mal.

Pero tampoco podía contarle algo tan confuso como lo del espejo.

Se debatía entre la inteligencia de Changmin y la confianza que le pudiera tener.

—Changmin, ¿estás molesto conmigo?
—No.

—¿Seguro?
—¿Por qué debería estarlo?

Minho suspiró. Changmin era una de las personas más cercanas que tenía, y sobre todo era aquel que podía llenarlo de consejos en su carrera, aquel que sabía apoyarlo. Convirtiéndose paso a paso en amigos.

Un título que a veces empezaba a pesar demasiado.

No muy consciente de si sería rechazado o no, sabiendo lo poco que le gustaba a Changmin que lo tocaran, especialmente cuando estaba enojado. Minho se arriesgó.

Se recostó con cuidado y abrazó por la espalda al mayor, apoyando la frente en aquella amplia espalda. El cuerpo de Changmin se tensó un poso durante varios segundos, pero un rato después sencillamente se relajó.

Y de alguna manera extraña, ambos consideraban aquello hacer las paces.

Sin palabras de por medio, sin explicaciones que no eran necesarias.




Junsu había salido a correr muy temprano en la mañana.

Así que cerca de las ocho, ya estaba de regreso en el departamento, un poco sudado y agitado por el largo tiempo que había aprovechado para conversar con Junho y pasar el rato sin preocupaciones y sensaciones extrañas.

Se quitó los audífonos, dejando el reproductor en uno de los muebles y mirando curioso la manera en que Yoochun permanecía apoyado en uno de los muebles, con una taza con café en las manos. Mirando directo hacía la cocina.

—Hey… ¿Qué ves Chun?
—Oh, Junsu. Demoraste.
—Si, salí con Junho.

Pronto Junsu se vio hipnotizado por la misma imagen que Yoochun. Justo en la cocina. Jaejoong terminaba de preparar un par de cosas para el desayuno de los dos niños que platicaban animado acerca de lo deliciosa que estaba la comida.

Yunho sentado entre Hansae y Leah, cortaba en pedazos las verduras demasiado grandes para que Hansae no tuviera problemas. Con los alegatos por parte de Leah basados en que lo engreían demasiado.

Yoochun movió un poco la cabeza y sonrió.

—Es una imagen retorcidamente linda.

Junsu sonrió divertido, notando recién entonces que efectivamente, se había quedado junto a Yoochun, apoyado en el sillón viendo a los cuatro personajes dentro de la cocina. Cuando Jaejoong se sentó en la mesa. Las conversas parecieron avivarse.

—Por cierto, Yoochun. No había tenido tiempo de agradecerte por haberte quedado junto a mí en el hospital la vez pasada.
—No te preocupes.

Compartieron una pequeña sonrisa, que hizo que Junsu bajara un poco la cabeza y mordiera su labio inferior. Hasta que claro, las voces de Hansae y Leah lograron que Yoochun se pusiera terriblemente nervioso.

—Uhh~~ ¡YooSu en acción!

Jaejoong tapó su boca evitando reír, y Yunho negó levemente ante los divertidos que se veían los menores.

—Compórtense niños.

Fue Jaejoong quien finalmente puso algo de orden, pidiéndole a los pequeños que guardaran silencio, con un leve gesto que les indicaba que volvieran a comer.

—No les hagas caso, Su.
—Mmh, no te preocupes.

Junsu rió divertido, inhalando un poco de aire. Y suspirando un poco.

—Creo que me voy a dar una ducha.

Yoochun asintió tranquilo. No pudiendo evitar seguir con la mirada a Junsu quien se perdió entre los pasillos e inevitablemente el mismo son de burla se volvió a escuchar.

—Uhh~~
—¡Niños!

Los dos rieron contagiosamente, a pesar del pequeño regaño por parte de Yunho, pero Jaejoong los miró seriamente y ambos se irguieron con una sonrisa en el rostro.

—Niños dejen en paz a Yoochun.
—¡Si, papá!

Fue automático. Los niños taparon sus bocas y Yoochun y Yunho compartieron miradas preocupados. Jaejoong sin embargo se dejó guiar por el hecho que Yunho le había comentado ayer en la noche.

Los pequeños llamaban ‘papá’ a todo a aquel al que querían por quien sentían respeto. Así que sonrió amablemente.

—Esta bien, pueden llamarme papá si así lo desean.

Los niños sonrieron divertidos. Yunho se removió incómodo en su lugar. Seguramente creían que el juego continuaba a pesar de que Jaejoong les había permitido llamarlo así.

De todas formas se removió incómodo en su lugar, en especial por la sonrisa burlona en el rostro de Yoochun.





—No era necesario que vinieras hasta acá, Changmin.
—Créeme acompañarte es mejor que ver a Yunho y Jaejoong jugar a la familia feliz.

Changmin hizo un puchero que logró que Minho soltara una pequeña risa, mientras subían en el ascensor, directo hasta el piso donde seguramente sus demás compañeros lo esperaban.

—¿No te gustan los niños?
—Digamos que… verlos me recuerda que debo tener los míos propios algún día. Y me considero muy joven todavía para pensar eso.

Minho negó suavemente, con las puertas del ascensor abriéndose frente a ellos. Con un estado de ánimo renovado, en una tranquilidad que hacía que cualquiera en cada paso envidiara.

—Minho, ¿qué harás mañana?
—Pues tenemos grabación.

—¿Estarás ocupado todo el día?
—En la mañana no, ¿por qué me vas a invitar a comer?

Changmin rodó los ojos, deteniéndose frente a la puerta del departamento del menor.

—¿A comer? ¿Es lo primero que se te ocurre? Van a pensar que te estoy pasando mis malas costumbres.
—Créeme les preocupa más que me ponga a ver tus videos ‘especiales’ a que me pases la costumbre de comer demasiado.

Changmin rió divertido. Y Minho solo buscó entre su bolsillo las llaves de la puerta. Changmin entonces mordió su labio inferior.

—Te veo mañana.
—De acuerdo.

Minho levantó un poco su mano y Changmin imitó aquel movimiento. En cuanto Minho lo vio empezar a caminar de regreso al ascensor, antes de que Shim se alejará en verdad, Minho dio un paso hacía él.

—¡Hyung, espera!

Changmin giró y como si suerte pendiera de un hilo muy delgado, la puerta se abrió, el cuerpo de Minho trastabilló hacía el mayor y sus frentes chocaron torpemente, en un quejido doloroso que terminó cuando sus ojos se encontraron, con sus rostros demasiado cerca.

Y Minho recordó ese beso… de aquel Changmin de tantos años más adelante.

Un calor extraño subió por su rostro y se alejó de inmediato. Rascando su nuca y empezando a escuchar los alaridos de Joonghyun.

—¡Hey! ¿Qué creen que hacen ustedes dos?
—Joonghyun no fastidies, métete al departamento.
—Minho eso es muy descortés de tu parte.

En cuanto Choi vio al resto de sus amigos salir del departamento no pudo evitar rodar los ojos, e incluso girar por completo ante su suerte.

—Changmin gracias por todo. Nos vemos mañana.
—Con permiso.

Changmin se despidió con un pequeño asentimiento. Sobando un poco su frente y entrando al ascensor, cuando las puertas se cerraron. Minho miró a sus amigos seriamente.

—Escuchaban tras la puerta.

Taemin entró en risas, apoyado en Onew quien pasó una mano por su rostro riendo divertido también. Casi de inmediato, Joonghyun tomó de las manos a Key, mirándolo a los ojos y hablando melosamente.

—Oh, Minho… ¿Estarás ocupado toda la mañana?
—¿Me invitarás a comer?

Taemin se apoyó en el hombro de Jinki y de una manera muy extraña y traumante los cuatro hablaron al mismo tiempo.

¡Hyung, espera!
—Agh, malditos. Los odio.

Minho entró con paso firme hacía el departamento, rodando los ojos y escuchando hasta que ingresó en su habitación, las carcajadas limpias de sus amigos.




Yunho de pronto encontró divertido salir con los pequeños. Jaejoong y él con gafas y gorras, ocultos lo suficiente como para pasar desapercibidos, con ropa nada habitual a la que solían usar, y los niños con la misma ropa de la vez anterior.

Jaejoong entonces encontró adecuado comprarles un poco de ropa. Y Leah parecía emocionada con la idea, comprando todo lo que le parecía lindo. Yunho intentó detenerla, pero Jaejoong dijo que el pagaría lo que ella comprara, así que contra esa lógica aplastante. Prefirió callar.

Pronto los cuatro estuvieron de nuevo en las calles, en aquel parque de diversiones que Hansae había escogido, Yunho tuvo que subir junto a él a las tazas giratorias, el menor se abrazaba a él con fuerza y Yunho reía divertido antes eso.

Sin embargo a Jaejoong fue a quien le tocó los juegos fuertes, aquellos que arrancaban gritos de estremecimientos. Yunho rió divertido con Hansae de su mano riendo también. Oh, por que Yunho sabía lo poco que a Jaejoong le gustaban esos juegos tan excesivamente veloces.

—¡Este día ha sido estupendo, padre!

Leah corrió a abrazar a Yunho y él inconscientemente la levantó entre sus brazos. La pequeña sonrió y se abrazó un poco más al mayor.

—Siento mucho lo de ayer, te prometo que cuidaré mejor de Hansae.
—Está bien, Leah. Sigan divirtiéndose, ¿ok?

Jaejoong notó como Hansae empezaba a alejarse de la mano de Yunho, de pronto embelesado con algo que acababa de ver.

—¡Papá son globos!

El niño dio un pequeño saltito y Jaejoong encontró adorable aquello, tanto que no le molestó levantarlo en sus brazos y comprarle unos cuantos globos. Algunos que compartió con la Leah, quien en brazos de Yunho sonrió complacida.

—¿Por qué no nos cantan esa canción?
—¿Qué canción?

Yunho miró intrigado a la niña.

—La de los globos rojos.
—¿Balloons?

Jaejoong no pudo evitar sonreír gustoso. Con Yunho caminando a su lado, ambos con los niños entre sus brazos. Empezando a cantar en voz baja, aquella canción que hace tanto no salía de sus labios.

Logrando que poco a poco, Hansae se quedara dormido entre los brazos de Jaejoong y Leah solo suspirara a cada momento llena de esa felicidad que solo el calor familiar le podían otorgar.


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—¡Maldición! ¡¿Dónde están mis hijos?!

Yoochun caminó hasta Jaejoong colocando las manos en sus hombros, y tratando de transmitirle un poco de calma.

—Jaejoong por favor cálmate, no ganas nada poniéndote así.
—¡Que se calme el demonios! ¡Quiero ver a mi Hansae y a mi Leah!

Changmin sentado junto a Minho en el sillón, ambos ya vestidos, logró apoyarse el hombro del menor y suspirar.

—Y ese es Jaejoong histérico en grado tres.
—¡Cállate Changmin!

El grito de Jaejoong hizo que Minho abriera los ojos asustado, mientras Changmin solo palmeó su pierna, en un intento por que le restara importancia al grito de Jaejoong, debido a que la ausencia de los menores lo tenía muy alterado.

—De acuerdo, gracias señora Ohn.

Yunho cortó la llamada de su celular y resopló angustiado, con ambas manos sobre el sillón frente a él.

Los vecinos tampoco los han visto, pero ya les dije que si los llegan a ver nos avisen de inmediato y por supuesto no los dejen irse de donde sea que estén.

Yunho de pronto notó que Junsu miraba de un lado a otro, preocupado, como su empezara a alterarse también.

—¿Junsu qué te sucede?
—¡No encuentro a Minhee!

Y el grito por parte de Junsu alertó a Yoochun quien se paró de inmediato.

—¿Cómo que no la encuestas si subió con nosotros?
—¡Lo sé! ¡Por eso estoy empezando a hiperventilar!

Changmin se acercó a Minho, intentando hablar lo más bajo que podía.

—Y ese es el grado de histeria tres.
—¡Que te calles Changmin!

Shim solo rodó los ojos, con Minho a su lado un poco preocupado por el hecho de que los menores parecían desaparecer dentro del departamento.

—Por eso, Minho y yo no planeamos tener hijos en muchos años más, ¿verdad Min?

Changmin giró hacía el menor que de pronto se veía muy pálido, frunció el ceño preocupado, tomando sus manos, pero él solo se agitó bruscamente.

—Creo… ¡que no me siento bien!

Y cuanto Choi salió corriendo, Changmin lo siguió de inmediato. Directo hacía el baño. Yunho enarcó una ceja casi de inmediato y Yoochun pateó el suelo con el entrecejo arrugado.

—¡Demonios! Si no estuviera tan preocupado por mi hija ahora, estaría muriendo de risa justo ahora.


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Ya que Changmin aún no llegaba y los otros cuatro habitantes del departamento habían optado por irse, Junsu decidió que luego de su ducha una buena sesión de videojuegos no le caía mal a nadie.

Así que mientras Yoochun encendía la consola, él sacaba de su habitación varios de sus juegos favoritos. Dispuesto a escuchar a Yoochun renegar todo el tiempo por que siempre le ganaba.

Sonrió divertido con la idea. Vio a Yoochun empezar a encender el televisor y decidió acelerar el paso, hasta que claro escuchó la puerta del baño abrirse y se paralizó inmediatamente.

Se suponía que estaban solos los dos.

Giró asustado, nervioso de con lo que pudiera encontrarse. Escuchó casi al mismo tiempo la puerta principal siendo abierta, pero justo en ese momento solo podía ver a la pequeña niña de cabellos negros largos, que tenía enrulado graciosamente el cabello y que se acababa de parar frente a él.

Tímida y mordiendo su labio inferior, la niña terminaba de abrir la puerta, mirando de un lado a otro, hasta que finalmente posó sus ojos en él.

—¡Papá!

La niña saltó a sus brazos y Junsu prácticamente perdió el equilibrio ante la presencia de la niña que prontamente se aferró a su cuello como si su vida dependiera de ello.

Los pasos de Yoochun llegando hasta el lugar lo hicieron levantar un poco la cabeza. Lo miró buscando ayuda, pero Yoochun solo parecía más confundido que él y por supuesto, cuando Changmin llegó, Shim no precisamente mejoró la situación.

—Oh, por Dios… ¿Y es que ahora todos tienen hijos o qué?



Durante mi niñez tenia hermosos sueños en los que me subía a un globo rojo y volaba
Por eso, si un globo vuela en el cielo, mi corazón recuerda esos bellos momentos

1 Comentarios:

  1. Creo q tuve la MIsma reacccion d Min XD..... Pero q bella debe ser la hija del YooSu tar tierna como su umma seguro <3

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