KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Juega conmigo. Cap. 1

Efímero

Que comienza y acaba rápido, de forma fugaz.






Resultaba interesante indagar en el pasado de Jung Yunho.


Su vida de oportunidades, futuro espléndido y el aparente apoyo incondicional de sus padres para todo lo que él quisiera, la basta cuenta bancaria en su poder. Yunho aprendió a esforzarse poco y tenerlo todo.


Con estirar la mano bastaba, todo estaba a su disposición. Ni siquiera se había tomado la molestia de pensar demasiado en su futuro, sus padres tenían una gran empresa, Administración era lo ideal. Finalmente él lo heredaría todo.


Todo era perfecto, sublime. La vida le sonreía como a nadie más.


Entonces, se enamoró.


Y el derrumbe emocional que sobrellevó a aquello fue una constante que fracturó enteramente su corazón y alma. Cosas que Yunho prefiere no recordar por que son parte de su pasado. Como el rechazo acérrimo de sus padres ante su preferencia hacia los hombres.


Y el resto cayó por su propio peso.


Se desenamoró de la misma forma en la que se enamoró o al menos creyó estarlo. Cegado por la pasión y la adrenalina, creyó amar a Hyun Joong como no le había pasado antes. Un día, sencillamente esa pasión, ese fuego que lo recorría solo con besarlo desapareció, igual que el mismo Hyun Joong.


Y ese amor quedó flotando en el aire, sin dueño aparente.


Pero aquello no cambió el hecho de que sus padres lo hubieran tratado como lo hicieron, no borró los gritos, la cachetada de su padre y los llantos de su madre pidiéndole que volviera a ser ‘normal’. Que no los avergonzara.


El amor extinto, mutuamente entre Hyun Joong y él no cambió el hecho de que Yunho hubiera pasado las peores semanas en casa de sus padres luego de que confesara que amaba a otro hombre y antes de que se marchara.


No se arrepiente de haberse ido de casa, ni de haber amado a Hyun Joong.


Son cosas de la vida, pasa todos los días. Amar o creer amar. Y de repente ya no estarlo. Al menos estar junto a Hyun Joong le dio otro punto de vista a su vida. Re direccionó sus perspectivas y le ayudó a ver a las personas que lo rodeaban sin máscaras.


Y resultó, que fuera de Hyun Joong, Yunho estaba completamente solo.


—¿Por qué tan pensativo?


Cuando Changmin dejó una de las tazas con café sobre la mesa, con una bata de baño puesta, tranquilo y descansado. Yunho sacudió un poco su cabeza y sonrió. Odiaba cuando lo atacaban los recuerdos y la melancolía llenaba su ser.


—Nada importante… solo pensaba.


El menor frente a él se sentó, en una de las sillas dentro del local ahora vacío, bebiendo un poco del caliente café y con la mirada fija en Jung.


—Es raro verte así.

—Es raro verte a ti tan sociable, Min.


Changmin entonces sonrió, miró el reloj en la pared y suspiró. Hoy como nunca había dormido, eran las tres de las tarde y en un poco más de tres horas el club abriría sus puertas nuevamente.


Suspiró pausadamente probando el sabor casi intacto de ese café que se posaba en su paladar, que era exquisito y en ocasiones incluso lo relajaba. Changmin pensaba seriamente que tomar café a las tres de la tarde no era algo usual, pero aún así, él sencillamente no podía empezar el día sin cafeína en su organismo.


—Pensaba un poco en tu cumpleaños, en lo que debería comprarte.


Changmin sonrió, esas palabras de Yunho olían a mentira, pero decidió creerlo. Yunho no quería hablar, entonces él no tenía por que obligarlo.


—No quiero nada en especial. Solo quiero pasar un buen rato con los amigos, tal y como lo teníamos planeado.


Por primera vez Yunho probó un poco de ese café, y sonrió, ante la idea de que Changmin le había pegado su costumbre de un café a las tres de la tarde. Luego recordó el te de las cuatro que su madre solía compartir con sus amigas, y volvió a llenarse de un vaho de recuerdos que lo hizo sonreír suavemente.


Últimamente pensaba mucho en su familia, y Yunho no lograba determinar el por qué.



—Oye, Changmin… ¿por qué nunca me has hablado de tu familia?

—Por la misma razón por la que tú nunca me has hablado de la tuya, hyung. No son buenos recuerdos.


La seca voz de Changmin, repleta de frialdad al tocar aquel tema hizo que Yunho asintiera, sin demasiadas ideas en la cabeza ni ganas por ahondar en el tema. El único medio estable con respecto a una familia, era Siwon. Que vivía junto a su hermano menor.


Los padres de Siwon habían muerto cuando él era apenas un adolescente de diecisiete años, y con trampas y juegos a escondidas lograron escapárseles a la ley. Y ambos pudieron permanecer juntos en vez de ir a un orfanato, por supuesto por que Minho era cinco años menor a él.


Así que con historia y todo, Siwon había optado por responsabilizarse de los gastos y que Minho estudiara. Changmin muchas veces no entendía de ese tipo de sacrificios. Su familia no era un ejemplo de unidad precisamente.


—Ayer vino tu cliente extraño, ¿no hyung?¿No te da miedo que con tanto misterio, un día de estos termine siendo un psicópata y te asesine?


Yunho sonrió, levemente. Jaejoong podía ser muchas cosas menos peligroso.


—No lo creo, Min. Y no intentes meterme ideas raras en la cabeza.

—Pero es que… es confuso, mira que pagar por ti y pues, tú sabes, no hacerte nada.



—¿Y es que tú si harías algo, Min?

—Yo te haría muchas cosas, hyung.


La mirada lasciva que Shim le envío en esos momentos, logró que Yunho soltara una carcajada, Changmin rodó los ojos, dejando de jugar por un momento y soltando un suspiro. Su cumpleaños siempre lo ponía algo melancólico.


—Boa me dijo que te tomarás el día libre, que vendrás en la noche para la fiesta.

—Tengo suerte de que hubiera caído en domingo, cuando no se trataba y todos fingen que es un día familiar.


Changmin repasó en su cabeza lo que haría ese día, sin muchas ideas aún. Pero Yunho pareció observarlo, por lo que decidió sonreír despreocupadamente.


—¿Asombrado con mi excesiva belleza, hyung?

—Estás triste, ¿por qué?


Odiaba esa capacidad innata que tenía Jung para leerlo, afrontarlo tan directamente que incluso lo hacía sentir como un mocoso frente a él.


—No me gusta mi cumpleaños.

—¿Malos recuerdos?

—Pésimos recuerdos.


Recalcó sus palabras con cuidado y el silencio oportuno en el que se encontraron fue roto por el sonido de la puerta y el perfume de Boa que llegaba hasta ellos, aunque ella se encontrara varios metros lejos aún.


—Mis niños, ¿cómo han dormido?

—Más o menos.

—Pues yo tuve un sueño húmedo.


Boa viró los ojos ante la inmediata respuesta de Changmin, que provocó una sonrisa burlona en el rostro de Yunho. Pero decidió ignorarlo, empezando por arreglar un par de cosas en desorden.


—Junho dijo que hoy llegaría un poco tarde, así que Yunho, necesito que lo remplaces hasta las nueve que llega.

—¿Por qué siempre Yunho?


Changmin rezongó, con un ligero puchero en los labios.


—Por que es el único que sabe hacer algo en la barra. Y tú a mas de limpiarte los dientes y saberte el kamasutra entero no sabes hacer otra cosa Changmin.


Y Changmin sabía que la mujer se las había cobrado, por su respuesta burlona e insolente de hace un rato. Giró la cara, pretendiendo que no había escuchado nada y prefirió seguir bebiendo un poco de café.


Hasta que claro, Boa encendió la radio, en la emisora exacta de siempre, que lo hacía sentir un hueco en el estómago cada que la escuchaba. Aunque claro afortunadamente, hoy, no escucharía su voz.









—Muy buenas tardes con todos, mis queridos oyentes. El día de hoy solo yo podré estar con ustedes. Nuestro querido Yoochun tuvo que realizar un viaje muy importante y volverá en dos semanas. Así que tendrán mucho de su amado Soonhyun en estos días.


Soohyun rió un poco ante sus propias palabras y la manera en la que Kibum desde el tablero de control rodaba los ojos.


—El tema del día de hoy será los amores no correspondidos. Díganme, ¿cuántos no han pasado por esa terrible etapa? Oh, recuerdo cuando iba al instituto y me gustaba la presidente de la clase. Que muchacha para hermosa pero también para seria e inteligente, en verdad me gustaba mucho.


El hablar pausado y embelesador de Soohyun tenía esa capacidad, mientras se movía sobre la silla frente al pequeño micrófono a unos centímetros de su boca.


—Recuerdo que hice mil y un locuras por estar junto a ella, o que al menos me mirara. Incluso me metí al equipo de matemáticas, del cual me expulsaron como a los tres días por que era un asco en eso, pero ¿quién no hace locuras por amor?


Soohyun volvió a soltar una pequeña risa, perdiendo la mirada por un momento en la pared dentro de la cabina, ignorando la pequeña mirada de refilón que Kibum tenía puesta sobre él.


—Entonces, amigos y amigas, ¿por qué no comienzan con esas llamadas para contarnos esas experiencias que en un momento de sus vidas los pusieron de cabeza? Esos amores no correspondidos, por que la presidenta de la clase jamás me aceptó les cuento, fui un triste muchacho rechazado.


Kibum desde la cabina interior levantó una de sus manos, escuchando un poco mejor desde uno de sus aparatos en la oreja izquierda antes de presionar uno de los botones.


—Bueno parece que tenemos nuestra primera llamada. Buenas tardes, ¿cómo te llamas?

¡Soohyun Oppa! ¡Amo tu voz! Eres tan increíble y Yoochun Oppa también, mi nombre es Yoosun.


—Oh, tenemos a una hermosa y entusiasta jovencita al aire. Dinos, ¿qué edad tienes?

Quince años, voy al instituto todavía.


—Hermosa edad, haber cuéntanos tu historia de amor no correspondido.



Bueno, a mi siempre me gusta un chico de mi salón, se llama Kevin, es un estudiante recién transferido de Estados Unidos, pero de padres Coreanos. Es tan guapo y dulce y tierno, que place comérselo a besos, pero él tiene muchas chicas atrás de él, pero a todas las rechaza, y tengo miedo de que haga lo mismo conmigo.


Soohyun sonrió un poco, enternecido por la voz de la muchacha y la manera en que su estado de ánimo había pasado de soñadora, a un poco triste al final.


—Pero mi querida Yoosun, tampoco puedes pretender declararte cuando ni siquiera has hablado con él. ¿O si los has hecho?

Pues no, no me atrevo a hablarle, él me sonríe y yo me pongo toda nerviosa.


La muchacha soltó una risita, y Soohyun miró a Kibum que lucía entretenido con un par de cosas dentro de la cabina.


—Pues mi querida, tienes que hablarle, ser su amiga. No pretendas que te acepte cuando ni siquiera se sabe tu nombre, el amor correspondido siempre debe vencerse con la confianza. ¿Y que locuras has hecho por él?


Uff… ¡muchas! Le he dado chocolates, cartas de amor, le he gritado ‘¡te amo!’ pero siempre me escondo cuando él se gira.


Soohyun rió divertido. La muchacha rió también y estaba casi seguro de que muchos de sus radio escuchas se habían divertido con esa primera llamada.



—Sin duda alguna eres una muchacha repleta de vitalidad. Pero ya sabes, intenta entablar una amistad, y luego me llamas para contarme como va todo, ¿vale?

¡Lo intentaré Oppa! Fue un placer poder hablar contigo, amo tu voz. ¡Adiós!


—Bueno mis oyentes, esa fue nuestra primera llamada, tomen el valor como nuestra hermosa Yoosun que nos contó su historia de amor no correspondido. Queremos conocer sus historias y compartirlas con los demás, por el momento los dejó con un pequeño clásico de la voz de Insooni, a Gooses’ dream.


Logró quitarse los audífonos, aún con esa sonrisa bobalicona, mientras la canción se escuchaba suavemente, tomó la botella con agua y caminó sin problemas hacía el lugar donde Kibum se encontraba, ajustando un par de cosas.


—¿Qué tal como estuve?


Kibum levantó la mirada. Sin mucha expresión el rostro.


—La verdad, no tan mal como esperaba. Cubrirás bien a Yoochun, eso es bueno.


Soohyun rodó los ojos, no muy contento con la respuesta del muchacho de cabellos negros, que ahora había regresado su mirada a la pantalla de la computadora. Y puesto que Kibum no tenía muchas ganas de platicar, decidió mejor regresar a su lugar.


Cuando Kibum se supo solo nuevamente, levantó un poco la mirada y suspiró. Soohyun bebía agua sentado frente al micrófono una vez más, mientras la música iba casi por la mitad. Lo observó un segundo más antes de sacudir con fuerza la cabeza, y decidir que mejor se concentraba en su trabajo.


La ausencia de Yoochun se sentía, por que al menos con él ahí, la presencia de Soohyun no era tan fuerte como ahora.










Heechul entró en su departamento, luego de sus clases de la tarde, probablemente siendo las cinco de la tarde, dentro apenas había una luz encendida, y Junsu parecía muy concentrado en el montón de papeles que tenía sobre la mesa.


—¿No has salido todo el día del departamento?


Junsu levantó la mirada al escuchar la voz de Kim, y Heechul recién en ese momento pudo percatarse que ahora Junsu usaba lentes para el momento de leer, y sonrió un poco ante la imagen.


—Salí, pero temprano en la mañana. Tuve que ir a reportarme a la estación, pero como es viernes, al parecer no entró a trabajar hasta el lunes.

—Oh, ya veo.

Heechul bebió agua, tranquilo mientras Junsu parecía concentrarse una vez más en sus papeles.


—¿Qué tanto lees Junsu?

—Unos reportes sobre el caso, por el que me transfirieron a Seúl.


—¿Te transfirieron por un caso en especifico?

—Así es.


Heechul pareció interesado, sentándose a su lado, tratando de ver o entender algo entre las muchas líneas que había en cada grupo de hojas, pero luego de unos segundos, Junsu volvió a dejar de leer, bajando las hojas.


—Heechul, no es correcto que leas esto. Es una investigación algo privada.

—Oh, si. Lo siento.


El mayor rió nervioso y Junsu movió un poco la cabeza. Tratando de no estar tan serio, pero usualmente cuando se trataba de su trabajo, se concentraba demasiado.


—¿Qué tal las clases?

—No tan pesadas, por suerte es mi último año.


—Medicina, ¿cierto?

—Así es, seré todo un doctor.


Junsu sonrió levemente, volviéndose a internar en las pistas que le daban, en los sospechosos y los porcentajes demasiado bajos de probabilidades que tenían, dejándolo prácticamente en la nada, respecto a aquel muchacho que se había convertido en el asesino predilecto de aquel mafioso que estaba a la cabeza de todo en este momento.









Changmin sintió la mordida en su cuello.


Y maldijo mentalmente a aquel hombre que lo sostenía entre sus brazos y lo apresaba contra su cuerpo. No le gustaba que lo marcaran, como si fuera una vaca para que todos lo notaran.


Respiró profundo, emitiendo una sonrisa que pretendía ser la correcta, y por supuesto el hombre de unos treinta casi cuarenta, seguramente empresario sonrió al ver su rostro, fingidamente feliz.


—Vendré la próxima semana Changmin.

—Eso espero, Boonsu.


De un momento a otro sintió que lo agarraba del cuello para atraerlo a su boca y besarlo, dura y posesivamente, Changmin luchó contra su instinto que pugnaba por interponer sus manos y explicarle que necesitaba de su boca para subsistir.


Miró la hora en el reloj. El tiempo de Boonsu había terminado y por lo tanto Changmin ya tenía que deshacerse de él, a menos que el hombre estuviera dispuesto a invertir más de su dinero en él.


—Es tarde, creo que ya debes marcharte.


El empresario notó la manera suave en la que Changmin se alejaba, contempló la hora sorprendido con el que el tiempo hubiera pasado tan súbitamente rápido como si no quisiera irse aún.


—Debes ir con tu esposa, o ella se molestará.

—Lo sé, vendré si me es posible antes de la próxima semana.


Changmin asintió, con esa pequeña sonrisa en los labios, mientras el hombre se marchaba y él solo exhalaba aliviado, como si cada día le pesara más toda esa situación.


Pero sacudió un poco la cabeza y posó otra sonrisa en su rostro. Caminando de regreso al club, donde ya había personas por todos lados y la imagen de Yunho tras la barra lo hizo pensar que tenía suerte, puesto que mientras estuviera ahí, no tenía que estar a la disposición de nadie más.


—Vine a ayudarte.


Changmin saltó libremente, sobre la barra despreocupada, quedando junto a Yunho casi inmediatamente, quien apenas se movió un poco sorprendido por la agilidad del menor.


—¿Ya te desocupaste?

—Así es, quise venir a acompañarte un rato.


—No hay mucha gente en la barra como podrás darte cuenta.

—No importa, prefiero estar aquí.


Pero la sonrisa en el rostro de Shim pareció no durar mucho cuando vio a Boa acercarse, con su paso raudo hacía ellos. Y esa expresión de seguridad que nunca parecía desaparecer en ella.



—Tranquilo Changmin, vengo a darte tu noche tranquila, te puedes quedar en la barra. Yunho, Jaejoong ha venido, él ya está en la habitación.


Yunho por un momento se quedó impávido. Incapaz, de comprender por que Jaejoong parecía tener tantos privilegios, ¿qué tanto pagaba ese muchacho que seguramente no era más de dos años mayor a él?


Soltó el vaso que limpiaba con una sonrisa en el rostro y salió por la pequeña puerta a un lado de la barra, Boa solo se acercó a él, con una pequeña sonrisa en el rostro y arreglándole el cuello de la camisa.


—Sé lindo.


Yunho arrugó el entrecejo un poco confundido. Seguramente Boa no sabía que Jaejoong y él a pesar del tiempo que llevaban encontrándose, hasta ahora, en verdad no habían estado debidamente bajo las sabanas. Pero decidió no acotar algo más y caminó directo hacía esa habitación al fondo del pasillo que Jaejoong siempre pedía.









Una vez hace unos días, Jaejoong lo esperó, pero no dijo ni aportó con algo, apenas él entró a la habitación, Jaejoong se acostó y la misma escena se repitió lo abrazó y Jaejoong a los pocos minutos se quedó dormido.


Jaejoong nunca hablaba, nunca decía nada.


Yunho sinceramente creía que Jaejoong un día desaparecería y él jamás escucharía su voz. Pero hoy había algo extraño, principalmente por que Jaejoong siempre llegaba a las diez u once de la noche, hoy sin embargo apenas eran las siete y algo más de la noche. Había algo extraño en el ambiente.

Cuando ingresó en la habitación, Jaejoong estaba de pie, a espaldas de él, acariciando gentilmente las flores dentro de un jarrón, con esa expresión fría y vacía de siempre. Cerró la puerta con cuidado y Jaejoong ni se inmutó.


—¿Crees en Dios, Yunho?


El sonido de su voz lo tomó por sorpresa, era una voz abrigadora, algo masculina pero suave, Yunho por un momento se quedó mirándolo, tan fijamente que cuando Jaejoong levantó la mirada, se percató que tenía varios segundos sin responder.


—Oh, lo siento, pues… no lo sé… la verdad no me he sentado a pensar en eso.

—Ya veo…


Jaejoong regresó a mirar las flores, con una actitud pasiva, concentrado en lo que fuera que estuviera pasando por su cabeza en ese instante. Yunho no percibió ese olor a vainilla que siempre cargaba Jaejoong y decidió relajarse un poco. ¿Qué le pasaba el día de hoy?


—Yo no creo. Más bien no creo en las personas que profesan la religión. Son personas igual que tú, igual que yo. Y aún así se creen con el poder o la moral de mirarnos hacía abajo, con lástima, benevolencia, desagrado o repulsión. Como si en verdad pudieran hacerlo.


Yunho pensó “¿Las personas como nosotros? ¿Cómo somos nosotros? ¿Cómo en tantos sentidos?” Había tantas cosas que él podía sacar a relucir, pero nunca podría saber a lo que se refería y menos entender la razón por la que de repente le hablaba.


—Pero esas personas no son Dios.

—Pero dicen representarlo.

—Pero no son Dios.


Jaejoong sonrió, por primera vez cuando lo escuchó rebatir. Y era extraño, tocar ese tipo de temas en aquella habitación. Sin embargo para ese instante solo estaban él y Jaejoong, y ese enorme espacio entre ellos, sin que ninguno hiciera algo por acortarlo.


—Hablas como si en realidad creyeras en él.

—Nunca dije que no lo hiciera, solo que no me he sentado a analizar, si creo o no. Pero… mamá siempre decía que siempre hay que creer en algo más grande que nosotros.


Yunho no tenía la menor intención de alargar esa explicación mucho más complicada de lo que parecía sin rayar en la dependencia, en especial cuando al mencionar a su madre su voz tembló, y Jaejoong seguramente lo notó.


—¿Ves a tus padres?

—Eso, es algo privado. No creo que le interese realmente.


Kim no pareció ofendido con esa respuesta, tan solo sonrió y caminó hasta él, sentándose sobre la cama sin quitarle a Yunho la mirada de encima. Por un momento, Yunho pensó que Jaejoong se acostaría, él lo abrazaría, y esa extraña platica moriría por los recuerdos.


…Pero eso no sucedió.


—Dime, Yunho… ¿la muerte es la solución? La muerte, ¿puede expiar a una persona de sus pecados?

—No, la muerte libera. Se sufre más viviendo que encontrando la muerte.


Sufrió de una fuerte incomodidad, por que la mirada de Jaejoong era profunda, parecía leerlo, atravesar las barreras de su mente con facilidad. Yunho estaba acostumbrado a las miradas lascivas, las de amor falso. Las de amor verdadero, pero no a esa mirada escrutiñadora, vacía y algo indescifrable por parte del mayor.


—Entonces, ¿continuar viviendo me expía de mis pecados?

—No soy un cura, no lo sé. Además, si no cree en Dios, ¿por qué me habla de pecados?


—Por que es la forma más decente de llamar al peso de la culpa.

—Pero sigue siendo culpa, además todos somos pecadores. Todos en algún momento, en mayor o en menor medida.

Luego de un momento, finalmente Jaejoong bajó la mirada, apretando un poco las manos, fijando la vista en el suelo. Afirmando suavemente, como asimilando la información recientemente recibida.


Yunho se preguntó, si esa noche solo hablarían. Pero Jaejoong se levantó, respirando hondamente y arreglando un poco su ropa.


—Debo irme, regresaré más tarde. Ya le dije a Boa.

—Pero…

—Puedes tomarte esta hora, regresaré a las once.


Si eso contó como una despedida, Yunho nunca lo sabrá. Jaejoong cerró la puerta tras de sí, y a él no le quedó más que suspirar y sentarse un rato más, en aquella habitación que prácticamente le pertenecía a Jaejoong. Ahora que lo pensaba, nunca había visto antes flores dentro de las habitaciones.


Boa no las ponía, por que entre la oscuridad y lo cerrado de las habitaciones, las flores pronto moriría. ¿Las habría pedido Jaejoong? Se acercó a ellas y las olía, una fragancia algo suave y fresca llegó a sus sentidos.


Eran unas bellas amapolas.









A Siwon le gustaba salir a cenar con su hermano.


Minho sonreía todo el tiempo y se lo notaba entusiasmado por que pudieran pasar algo de tiempo juntos. Por más difícil que fuera pedirle permiso a Boa durante las noches, pero esos cortos minutos valían la pena.


—He pensado que deberías dejar de trabajar tanto.


Vio a Minho jugar con la pasta sobre su plato, mientras soltaba su inocente comentario, Siwon solo sonrió.


—Cuando te gradúes dejaré de trabajar tanto.

—Entonces al menos búscate una novia, hyung. No te quiero ver tan solo todo el tiempo.


—¿Quién te dijo que estoy solo? Precisamente este fin de semana es el cumpleaños de uno de mis amigos en el trabajo.

—¿En serio?— A Minho pareció iluminársele el rostro. —¿Y yo podría ir? Por favor, quiero conocer a tus amigos, hyung.


Había tantas excusas que podía inventarse, tantas que probablemente Minho creería, pero tan pocas que a él lo convencerían. Suspiró un poco y bebió algo de agua antes de mirar a su hermano otra vez.


—La verdad no lo sé, estaremos solo unos cuantos compañeros. Y pues es el cumpleaños de Changmin, algo pequeño entre nosotros, no es una fiesta. Así que no creo que vaya a ser muy cómodo, ¿me entiendes? No conoces a nadie.


Minho torció un poco la boca.

—Precisamente, hyung. No conozco a ninguno de tus amigos, ni donde trabajas ni nada. Es molesto, ni que hicieras algo malo.

—Claro que no, Minho. Y ya te dije que no hay nada de interesante en mi trabajo. Solo soy un guardia de seguridad.


Un poco resignado, Minho suspiró. Jugando con su comida sin atreverse a comerla aún. Siwon fácilmente reconocía esos atisbos de tristezas en el menor. Sintiéndose seguramente excluido de su vida, pero Siwon no quería decirle la verdad, no aún.


—Te prometo que la próxima semana los llevaré a cenar al departamento.

—¿En serio?


Nuevamente Minho pareció recuperar un poco de entusiasmo e inevitablemente, Siwon asintió.


—Por supuesto, pero no serán muchos.

—No te preocupes, hyung. Me comportaré como es debido, solo quiero conocerlos, saber que estas en buenas manos.


Siwon sonrió ante aquello. Respirando lo más tranquilo que podía, figurando en su mente a quienes podría invitar. Y pensando que mentir una vez, solo hacía que más mentiras se tejieran a su alrededor, por culpa de su mentira inicial.


Pero… en serio, no quería decepcionar a Minho.









California, Estados Unidos.


A Yoochun ocasionalmente no le gusta el calor.


Pero estaba levemente acostumbrado, luego de haber pasado gran parte de su vida ahí. Bajó con unas bermudas puestas y aquella camiseta sin mangas, con el sombrero que compró en Seúl y miró hacía el salón principal done Yoonhwan reía a gusto con una de sus amigas.


—Oh, hermano. Padre dijo que fueras al estudio apenas te cambiaras.

—De acuerdo, con permiso.


Se inclinó suavemente ante la presencia de la muchacha y ella solo sonrió un poco, volviendo a enfrascarse en la conversación con Yoonhwan. Entre los pasillos que aún recordaba, Yoochun se sintió melancólico, hace mucho que no visitaba a su familia.


Abrió las puertas con cuidado y su padre sonrió de inmediato al verlo.


—Hijo, que bueno que decidiste pasar tus vacaciones con nosotros.

—Los extrañaba mucho.


Hansul lo abrazó con un poco de fuerza, haciéndole ver que en realidad lo había extrañado mucho. Y Yoochun se aferró a ese abrazo con fuerza.

—¿Cómo has estado?

—Bien, pero solo podré quedarme dos semanas.


—El tiempo suficiente, mañana habrá una cena de bienvenida y he invitado a algunos amigos, tuyos y míos. Espero que no te importe.

—No, supongo que no.


—Perfecto, por que también he invitado a Yoohee, ¿la recuerdas?

—Oh, si. La que fue al mismo instituto que yo.

—Exactamente, es una bella muchacha.


Desde ahí a Yoochun le empezó a oler mal la situación, plasmó una pequeña sonrisa en el rostro. Una de esas que había aprendido a utilizar. Desinteresada y sin mostrarse demasiado interesado en el tema.


Conversar con su padre fue agradable, después de tanto tiempo, como si ya ni recordaran esas rencillas que tenían cuando él era un adolescente mal educado y rebelde. Ahora siendo un adulto, Yoochun sentía que se llevaba mejor con su padre.


Y finalmente acordaron, ir a visitar la tumba de su madre, temprano en la mañana.


Yoochun también la extrañaba. Y a veces se lamentaba por vivir en Corea, y no poder visitarla a menudo. Pero luego pensaba que era mejor así, por que ir al cementerio lo ponía nostálgico, y era mejor estar acompañado por su padre y hermano, que ir a visitarla completamente solo.










Seúl, Corea.




Once de la noche en punto Jaejoong llegó al club nuevamente.


Yunho caminó apurado entre los pasillos al ver su reloj en la muñeca y notar que daban las once y quince de la noche. No fue hasta que Boa le reclamara por que Jaejoong estaba desde hace quince minutos esperando, que él ni se había percatado de la hora.


Lo había olvidado, es más, ni siquiera sabía que estaba implícito que él tendría que ir automáticamente a la habitación. Se encontraba hablando con Junho, acerca de lo que harían en dos días por el cumpleaños de Changmin, y entretenido en eso, olvidó a Jaejoong.


Cuando abrió la puerta, Jaejoong reposaba sobre la cama, de lado, algo encogido, con los ojos cerrados, y Yunho miró de un lado a otro. Inseguro, de si debía entrar o no. Después de todo, Jaejoong parecía ya haberse quedado dormido. No tenía sentido que se acostara junto a él.


Mordió su labio inferior y cerró la puerta tras él.


Solo por un breve y efímero instante que le supo a esas noches cuando era pequeño y acababa de ser regañado por alguna travesura y buscaba colarse en la cama de sus padres para pedir perdón.


Pero Yunho ya no era más un niño en busca del perdón, ni tenía la necesidad por sentirse protegido o querido. Hace mucho que no creía en cosas como esas. Pero finalmente Jaejoong estaba pagando, mucho en realidad. Así que decidió que debía acompañarlo.


No por que fuera lo correcto, sino por que en parte sentía que Jaejoong le había mostrado un poco de su alma temprano en la noche cuando le habló, y debía recompensarlo de alguna forma.


Se subió en la cama, dejando los zapatos sin hacer mucho ruido en el suelo. Se acomodó junto a su cuerpo con cuidado. Observando el perfil de Jaejoong, y notando por primera vez, ese rostro blanco y ese cabello negro que contrastaba tanto.


Suspiró con suavidad, pensando en abrazarlo. Pero luego de un rato descartando la idea. Miró el techo de la habitación, con las manos bajo su propia cabeza, y pronto sintió el cuerpo a su lado moverse, escurrirse hasta estar a su lado y abrazarse a él.


Nuevamente en la misma posición de siempre.


Yunho bajó sus brazos y apretó un poco el cuerpo de Jaejoong, podía ver apenas esos mechones de su cabello y la manera en que movió un poco la cabeza.


—…¿Por qué demoraste tanto? Te dije a las once en punto.


No podía estar seguro si Jaejoong esperaba una respuesta o no. O si se trataba tan solo de un reproche, pero Jaejoong se volvió a acomodar y pronto su respiración se volvió pausada, conciliando el sueño casi de inmediato.


El olor a vainilla llegó hasta su nariz. Otra vez ese olor que no había podido detectar en el mayor cuando lo vio por primera vez hace unas horas. Ahora sin embargo, ese olor embriagante estaba presente otra vez. Ese olor a vainilla que extrañamente no le parecía extremadamente dulzón y sofocante.


Más bien era ligero, pero se lo percibía con facilidad.


Resultaba algo interesante pensar en esos momentos extraños, que toda la personalidad misteriosa de Jaejoong envolvía. De que lo buscara a él, tan solo por que lo abrazara. Era extraño y lo confundía.


Hay personas extrañas en el mundo…


Pero nadie como aquel que se encontraba entre sus brazos. Cada uno vive sus pecados a su manera y paga por ellos como desea o como le toca. Yunho pensó, que Jaejoong encontraba un poco de paz entre sus brazos. Pero, ¿que clase de paz podía ser, cuando pagaba por él?


¿Qué clase de pecados tenía Jaejoong que no lo dejaban dormir solo?


Yunho se encontró por primera vez realmente intrigado. Pero suspiró, aún le quedaban varias horas por delante, Yunho se había acostumbrado hace mucho, a no dormir por la noche. Así que era algo así, como si Yunho velara el sueño de Jaejoong, y él fuera consciente de ello.


Fin Capitulo Uno.

2 Comentarios:

  1. Anónimo12/02/2012

    Esta super bien escrito el fic y muy interesante >-< Por favor actualiza luego, quiero mas YooMin *¬* xDDD

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  2. Anónimo1/16/2013

    este oye, estas ahi... vas a seguir o no con el fic.

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