KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Regalo de una Cassiopeia Cap. 10


Maximum
Décima Canción


Alguien construyó una muralla de hielo que esta destinada a romperse
Adentro me encuentro, mírame y ve todas las cosas por las que pasé, lo he superado y ahora estoy aquí
Abriré todas las puertas cerradas, y seré yo quien de el primer paso.


Cinco años atrás



Otra vez estaban ahí.
Y la incomodidad en su rostro fue visible, Jaejoong trató de poner la mejor de sus sonrisas, pero le fue imposible. Odiaba encontrarse en esa encrucijada. Le fastidiaba que los periodistas no dejaran de preguntar sobre algo que aún le era difícil de superar.
¿No les bastaba con hacer eco de sus mensajes en internet expresando lo que pensaba sin dar nombres?
Yoochun colocó una mano discretamente sobre su rodilla, y Jaejoong se sintió levemente apoyado. A pesar de que fue Junsu quien tomó la palabra.
—Pues… la verdad no hemos hablado con ellos en un buen tiempo. Tenemos entendido que ellos están muy ocupados con su nuevo Tour, y pues nosotros nos encontramos proyectando nuestro nuevo DVD así que en realidad nos encontramos sumamente ocupados. Por ambas partes.
—Pero es bien sabido que Yunho y Changmin hasta ahora no se han pronunciado con respecto a querer o aceptar algún tipo de reunión. Cuando ustedes…
—Bueno, se nos invitó a este programa para hablar de JYJ, ¿no? O al menos eso es lo que creo…
Yoochun fue directo, mirando a los ojos al presentador que únicamente ajustó los lentes en su rostro y se removió incómodo en su asiento. Como si de pronto se sintiera nervioso con aquello. En especial por que la molestia de Yoochun que ahora era evidente, proyectaba que seguramente sus fans se encargarían de hacerlo darse cuenta de que nunca debió presionarlos de más con un tema como ese.
—Cierto, entonces volvamos a lo de su gira que empieza en un par de meses. Tengo entendido que planean incluir a España y Latinoamérica nuevamente, ¿es cierto?
—¡Es un estúpido!
Yoochun lanzó con fuerza la botella vacía, justo dentro del camerino de invitados y Junsu solo miró apenado como Jaejoong se veía con fijeza en el espejo, como obligándose a mantenerse firme. Serio. Como se le venía haciendo mala costumbre.
—Hyung… es solo un idiota reportero, no les hagas caso. Ya verás como Yunho y Changmin pronto se contactarán con nosotros y…
—¡Y al demonio con eso, Junsu!— Jaejoong gritó alterado, con su rostro expresivo en furia. Y el pecho agitado. Yoochun sin embargo se mantuvo al margen. – Ya son más de cuatro años y no hemos vuelto a reunirnos, mantener esperanzas es estúpido. Ya no tenemos veinte años, ¿qué no lo ves? Es hora de dejar atrás la estupidez de creer que alguna vez fuimos hermanos de verdad y… solo seguir adelante. Sin ellos. Y para empezar deberíamos dejar de darles falsas esperanzas a nuestras fans.
—¿Piensas dejarlos atrás?
Yoochun se levantó de su lugar, pero Jaejoong solo apretó sus puños un poco más.
—¿Dejarlos atrás?— Jaejoong sonrió sardónicamente. —¿Qué no se dan cuenta? ¡Fueron ellos quienes nos dejaron a NOSOTROS atrás! Por mí que hagan lo que se les venga en gana. Ya me harté de esperar por algo que no va a suceder. Ya me cansé de dar lástima. Y deberían empezar a aceptarlo también.
En cuanto Jaejoong abandonó el camerino, Junsu agachó la cabeza, como si hubiera recibido una bofetada tan fuerte que lo hubiera dejado sin un hilo de pensamiento. Pero Junsu solo pasó los brazos por sus hombres, y para cuando Junsu pudo darse cuenta, ya estaba abrazando a Yoochun  con fuerza.
Llorando contra su pecho.
—¿Qué sucede?
Minho reposó con cuidado sus manos, sobre las de Changmin y el mayor a su lado, sonrió un poco, apenas perceptible a esa distancia en la que ambos se encontraban.
—Nada, solo estoy un poco cansado.
—Mientes…
Changmin sintió la cabeza de Minho apoyándose sobre su hombro. Y se percató que en realidad no podía ocultarle demasiadas cosas al muchacho, pero Minho no insistió en saber, y él se sintió un poco mejor así, sosteniendo con un poco más de fuerza la mano de Minho.
—Escuché que Yunho hyung estaba saliendo a escondidas con una actriz famosa.
—Oh… si, todo el mundo habla de eso.
—¿Y? ¿Es cierto?
Changmin suspiró y por ende, Minho movió su cabeza, para poder mirarlo otra vez.
—…Creo que si, no estoy seguro. Él no me ha dicho nada al respecto.
—Siempre creí… bueno, tú sabes.
La expresión de Minho fue un poco insegura, y Changmin rió divertido.
—¿No me digas que tu también eres un fan del YunJae?
—¡Changmin! Sabes a lo que me refiero.
Ese breve instante en el que Minho hizo un puchero, logró que Changmin riera un poco más, antes de exhalar pesadamente y bajar un poco la cabeza, moviendo sus manos inconscientemente.
—La verdad… yo también lo pensé varias veces. Por como se hablaban, como se miraban, como se tomaban de las manos. Eran cosas sencillas que también hacían con nosotros. Pero cuando los dos lo hacían, había un brillo diferente en ellos.
Minho suspiró. Jugando con sus dedos, tocando la piel de Changmin mientras se encontraban solos en la sala de ensayos de la empresa. Con un silencio propio de la hora del almuerzo. Cuando no había casi nadie en el lugar.
—¿Quieres ir a almorzar algo?
—No tengo muchas ganas de levantarme en realidad.
Changmin se apoyó mejor en la pared detrás de él y Minho sonrió.
—Está bien, iré a comprar algo.
Demasiado rápido, como para que Changmin pudiera negarse, Minho se levantó, acomodándose un poco la ropa.
—No es necesario, quédate.
—De todas formas iré, muero de hambre. ¿Quieres algo en especial?
Changmin negó. –Cualquier cosa está bien.
Lo tomó desprevenido el momento en que Minho se agachó un poco y se inclinó hacía él. Depositando un corto beso en su frente. Sus ojos se abrieron un poco más, sintiendo el contacto y el latido apresurado de su corazón. Changmin entonces agarró a Minho del cuello.
Haciendo que se agachara un poco más, para que sus labios se encontraran. Y ese sabor delicioso de nerviosismo y regocijo los llenó por completo. Estaban apenas experimentando esos besos, conociendo las reacciones de su cuerpo ante el contacto del otro.
Eran apenas dos semanas desde que Changmin dio el primer paso, y lo besó.
Ahora, sencillamente lo estaban intentando.
—Volveré pronto.
—Más te vale.
Y con el paso apresurado, Minho terminó por salir. Changmin suspiró. Mordiendo su labio inferior y sintiéndose idiotamente feliz. Pero al menos, mientras nadie se metiera ni la prensa los acosara. Todo estaba bien, perfectamente bien.
El sonido del piano y la voz sensual de la cantante era embelesante.
Jaejoong movió el whisky dentro de su vaso, haciendo que los hielos dentro provocaran un suave sonido seco. Miró el contenido y el movimiento de este, como si fuera algo hipnótico. La voz de la mujer empezaba a subir de tono y Jaejoong apenas movió un poco la cabeza.
Cerrando los ojos, entregándose al momento de éxtasis en la canción.
Poca gente había dentro de ese lujoso bar restaurante y las pocas parejas lo hacían torcer la boca en un gesto desagradable. En tanto llevaba el sabor amargo del licor a su cuerpo, que últimamente le provocaba un inestable dolor en el estómago. Pero solo así se sentía un poco mejor.
—Oppa no debería beber de esa forma, ni lucir tan amargado. Es como si no fuera ni la sombra de lo que una vez fue. Después de todo, Kim Jaejoong era encanto, brillo, carisma y coquetería. Eso era lo que vendía.
El largo parlamente de la muchacha a su lado hizo a Jaejoong suspirar, sin mover su mirada de su vaso casi vacía, sonrió inducido por el alcohol en la sangre que seguramente había afectado a su cerebro también.
—Tú misma lo acabas de decir, eso ERA lo que vendía. Pero, ya no tengo veinte años para seguir vendiendo esa imagen. Después de todo… era solo eso, una imagen.
—Una imagen no puede ser vendida, ni es creíble, si en realidad no es parte de la esencia real de la persona.
Jaejoong giró, intrigado por la presencia de la mujer a su lado que lucía tranquila mientras respiraba hondo. Su juventud fue envidiable, y su ropa sencilla lo hizo analizar la verdadera razón por la que se encontraba ahí, o del cómo había logrado ingresar.
—¿Estás queriendo decir que alguna vez creíste que yo en realidad era alguien con carisma, brillo y coquetería?— Jaejoong rió divertido. –Estás equivocada.
—Alguna vez lo fuiste Oppa, algo así, algo tan real. No se puede fingir.
Un retorcijó en el estómago. Y Jaejoong se volvió a sentir inútilmente débil. Como si las lagrimas se hubiera acumulado en sus ojos, tan solo para salir en el momento menos adecuado.
—Quiero estar solo por favor, si quieres que te firme algo con mucho gusto. Pero ahora no tengo muchas ganas de conversar, lo siento.
La muchacha suspiró apesadumbrada, sacando una pequeña libreta de su bolso.
—Mi nombre es Moonbin.
Jaejoong, que ya había tomado el lapicero que la misma muchacha le había ofrecido, levantó la mirada. Como si un extraño déjavù lo recorriera al solo escuchar su nombre. Miró esos ojos grandes y fijos que lo miraban.
—¿Quién eres en verdad?
—¿Por qué lo dices, Oppa?
Analizó las facciones de la muchacha, cada expresión y movimiento, acercándose un poco a ella. Solo un poco. Logrando que ella se paralizara y sus ojos se abrieran un poco más. Con un sonrojo notable apenas por la oscuridad del lugar.
—Siento que… te conozco de algún lado.
Ella solo negó con su cabeza, agachándola un poco. Mordiendo su labio y apretando sus manos.
—¿Jaejoong?
Su corazón dio un salto. Perdió la perspectiva entera, y se enderezó. Tenso, de espaldas a aquella voz masculina que había logrado hablar tan cerca. Jaejoong giró. Y fue como si el tiempo se detuviera, el cabello castaño de Yunho a su vista, su perfil serio y su porte elegante de siempre. De cada día, vestido en aquel traje costoso.
—Yunho…
Su voz salió como un suspiró lamentable que se encargó de reprocharse mentalmente, levantándose de su lugar. Pero extrañamente Yunho ni siquiera le regaló una sonrisa, entonces Jaejoong decidió que tampoco se lanzaría a sus brazos a abrazarlo.
Y la vio.
Esa hermosa mujer del brazo de Yunho, que sonreía dulcemente ante su encuentro. Atenta a la reacción por parte de los dos. Pero Jaejoong solo pudo ver como el brazo de la mujer se envolvía en el brazo de Yunho, su amigo, su casi hermano… Su… Yunho…
—No esperaba verte por aquí.
Regresó la mirada a los ojos de Yunho y reaccionó.
—Si, salí a beber algo sencillo.
Yunho asintió, como si ese encuentro hubiera sido demasiado para los dos.
—Hola…— Jung se movió un poco, visualizando a la muchacha a un lado de Jaejoong y Kim tuvo que girar para ver a quien le hablaba, y recordar que Moonbin seguía ahí. —¿Es una fan?
—Siempre dije que me gustaría salir o casarme casarme con quien fuera mi fan. ¿Recuerdas?
Yunho sonrió amargamente.
Si no fuera parte de TVXQ, definitivamente sería el fan número uno de Jaejoong.”
Sus propias palabras sonaron en su cabeza.
Pero decidió eliminarlas con una sonrisa más sincera.
—Bueno, nosotros vamos a comer algo. Espero que lo sigan pasando bien. Saluda a Yoochun y Junsu de mi parte.
Jaejoong asintió, observándolos girar para encaminarse a alguna mesa junto con el mesero que empezaba a encaminarlos, pero dio un paso hacía delante.
—Dile… a Changmin que espero que se encuentre bien. Y que coma adecuadamente. Y no se exceda.
—Tranquilo, yo le diré.
Yunho giró para mirarlo una última vez, antes de encaminarse de regreso junto a la bella muchacha de su brazo.  Entre susurros y palabras cómplices. Entre sonrisas y miradas cariñosas. Jaejoong suspiró, volviendo a sentarse. Con un sabor amargo en los labios, que no era producto del whisky.
Miró la pequeña libreta en la barra, y recordó el lapicero en su mano. Sacudió un poco su cabeza y empezó a escribir. Bajo la atenta mirada de Moonbin.
—Lamento que hayas presenciado eso, y espero que no lo hayas mal entendido.— Colocó su firma en la hoja que había escrito la dedicatoria y sonrió lo mejor que pudo. –Y te agradecería si no divulgaras esto más allá de lo necesario.
Moonbin tomó la libreta de regreso y suspiró.
—Yo puedo ayudarte Oppa, si lo deseas. Puedes cambiar ese pasado que te atormenta.
Jaejoong arrugó el entrecejo confundido, pero Moonbin ya había guardado sus cosas velozmente y con la misma rapidez se había levantado alejándose de ahí. Sin darle la oportunidad a su cerebro de acomodar debidamente esas palabras.
Para cuando pudo recordar algo, se había quedado con el lapicero de la muchacha en las manos.
Había salido cuanto antes de ese bar restaurante.
Condujo por varios minutos sin un lugar en mente, solo necesitaba sacarse un poco de ese estrés, preparándose para el acoso de los periodistas a partir de mañana cuando se divulgaran las noticias de Yunho y él habían coincidido en aquel lugar.
Se estacionó gracias a la luz en rojo. Y miró el lapicero que estaba en el auto, lo miró atentamente y volvió a tomarlo con curiosidad. La muchacha le había dicho que podía ayudarlo, pero no le había dejado forma de comunicarse. Aunque él no estaba muy seguro de confiar.
Tomó el lapicero, y vio el nombre de la muchacha inscrito en él. Con aquella dirección apenas visible. Y decidió que a estas alturas de su vida, no tenía nada que perder. O quizá el alcohol en su cuerpo y el misterio, no eran de ningún modo, una buena combinación.
Moonbin miró el espejo frente a sus ojos.
Arrugó el entrecejo y suspiró.
Estaba arriesgando mucho, demasiadas cosas en su vida por culpa de ese amor desmedido a sus ídolos, pero, ¿de verdad estaba haciendo mal? Era solo que no podían continuar las cosas así. Eran muchos años de por medio. El triunfo partido a la mitad. Y su corazón de fan que pugnaba por hacer algo, así tuviera que romper las reglas.
Cerró los ojos y pensó, que acercarse tan abruptamente a Jaejoong no había sido buena idea.
Pero ya no sentía ese poder de adolescente que se enamora, se pone nerviosa y enloquece al ver a sus cantantes frente a frente. Ahora había madurado un poco más. Y su infaltable sonrisa la había convertido en una mujer adulta, era una casi adolescente cuando los conoció, cuando los vio cantar, cuando los presenció sobre un escenario. Cuando entre abrazos y risas la enamoraron.
Ellos eran, un gran motivo de inspiración.
Y quizá nadie más lo entendía. En mayor o menor medida, si ella podía ayudar, si podía extender su mano y ayudarlos. Ella no dudaría en hacerlo, así no recibiera nada a cambio.
Cuando abrió los ojos un fuerte rayo se abría paso entre la lluvia torrencial que caía esa noche en las calles de Corea, y se quedó embelesada en esa lluvia por varios minutos. Mirando el caer ambiguo de las gotas, sopesando la posibilidad de que Jaejoong le creyera y llegara hasta ella.
El timbre de su casa sonó cerca de las once de la noche, entre la lluvia, los rayos y los prontos truenos que en algún momento aparecerían, Moonbin se levantó para abrir la puerta. Y el rostro húmedo de Jaejoong con sus cabellos pegados al rostro, tratando de taparse de la lluvia con sus brazos le provocó un retorcijón en el estómago.
—…Oppa.
Jaejoong tiritó un poco ante el frío.
Sin su chaqueta ni su camisa encima, apenas con aquella manta que la muchacha le había ofrecido, percibiendo el te frente a él en la mesita. Moonbin sonrió divertida, esa imagen de Jaejoong se le antojaba indefensa y tierna. Gestos en el mayor que hace mucho no contemplaba.
—No debiste venir con tremenda lluvia, Yoochun y Junsu Oppa podrían preocuparse.
—Ya les avisé que por el clima llegaría tarde o me quedaría a dormir en la casa de una de mis hermanas. Una de ellas vive algo cerca de aquí.
Moonbin asintió.
—Ellos no saben por que estás aquí, ¿cierto?
—Ni siquiera yo lo sé.
Jaejoong bebió un poco de esa reconfortante bebida caliente, que le fue ofrecida. Sintiendo esa calidez asombrosa expandirse por todo su cuerpo. Sintiendo la atenta mirada de la muchacha en él. No muy cómodo logro removerse en su asiento y trató de cubrirse un poco más, pero Moonbin solo rió.
—Tranquilo Oppa, no pienso saltarte encima.
—No… ¡No es por eso! Es que… bueno. ¡Agh!
Cuando Jaejoong desvió la mirada exasperado. Moonbin rió discretamente. Tapando un poco su boca, esperando por que Kim se aclarara y terminara por calmarse.
—Dijiste que podías ayudarme… ¿Cómo podrías? Cuando ni siquiera sabes lo que necesito.
Moonbin respiró profundo, dejando el te sobre la mesa una vez más.
—¿Qué es lo que quieres Oppa?
—Tú no puedes ayudarme con lo que realmente quiero.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Por que nadie puede, ya nadie puede ayudarnos. Las manos frente a nosotros se cerraron cuando pedimos ayuda con respecto a eso. No tiene sentido.
Jaejoong bajó la cabeza, con una sonrisa extraña en el rostro. –No debería estar aquí.
Moonbin lo vio levantarse, ella apretó los puños. Su corazón latiendo agitado.
—¿Crees en algo más allá de lo usual, de lo que otros pueden ver?
—¿Qué? ¿De que hablas?
—¿Puedes ver un poco más allá de lo que otros consideran la ‘realidad’ o  lo ‘normal’? ¿Podrías creer en mí?
—Hace mucho que no confío ciegamente.
Moonbin se levantó para quedar frente a él, tomando sus manos con fuerza.
—Si no crees, no tiene sentido que sigas aquí, Oppa. Lo siento mucho.
Jaejoong sintió como la muchacha bajaba la mirada, con una decepción plasmada en los ojos antes de soltarlo y encaminarlo de regreso a la salida. Hubo un poco de indecisión, pero Jaejoong finalmente optó por salir de ahí. Y aceptar que había sido un error dejarse guiar por sus instintos una vez más.
Dos días después la puerta de Moonbin fue golpeada con fuerza.
Jaejoong apareció a media tarde, un poco agitado. Con la respiración inconstante y sus ojos llenos de desesperación. Ella no pudo evitar abrir un poco más la puerta y dejarlo entrar. Observándolo moverse de un lado a otro en la casa. Como si cargara un enorme peso sobre la espalda.
—¡Va a casarse!— Jaejoong apretó los puños, aún con su visible desajuste emocional, provocando que Moonbin lo mirara con pena. —¡Va a casarse con esa mujer! ¡¡Las cosas no debieron ser así!!
Moonbin retrocedió, asustada por el grito de Jaejoong, sin entender realmente lo que sucedía. Sin haber tenido la oportunidad de recordar que seguramente era por la noticia que había inundado a todos los diarios y noticieros. El compromiso de Jung Yunho y Bae Sunha.
—Dijiste que podías ayudarme a cambiar mi pasado.— Jaejoong volvió a tomarla de las manos, apretando con fuerza. Mirándola directamente a los ojos. –No sé por que estoy aquí, no se por qué te estoy contando todo esto. Pero siento que eres lo único que me queda. Confiaré en ti, ciegamente. Una última vez, pero ayúdame a cambiar esto. ¡No quiero esta vida así!
Los ojos de Moonbin fueron claros, demostrativos y un poco estupefacta y confundida aún. Asintió.
—Hacer este tipo de cosas toma mucho tiempo y preparación, Oppa. Primero tenemos que probarlo y realizar un par de viajes antes de descubrir como mover exactamente las cosas y por supuesto como lograr ir hacía atrás.
Jaejoong asintió, observando el hermoso espejo que Moonbin destapaba frente a él. Fue como un brillo y algo que le imposibilitaba quitar los ojos de él, su mano derecha se estiró hacía él, pero Moonbin rápidamente detuvo su mano.
—¡No lo toques! Aún no es tiempo, es peligroso.
—De acuerdo, ¿qué tenemos que hacer?
Moonbin asintió. Y los ojos de ambos se encontraron. Llenos de determinación.
Jaejoong en un principio no entendió muchas cosas, los constantes momentos de concentración de Moonbin, el montón de libros a su disposición y todo lo que buscaban que al final no los llevaba a ningún lado y que en ocasiones solo eran falsedades.
Comenzó pasando un par de horas en la casa de la muchacha. Horas, que pronto se convirtieron en casi días completos cuando estaba en Corea y tenía el día libre. Incluso cuando viajaba a otros países trataba de comprar todos los libros posibles que pudiera ayudarlos.
Tanto Yoochun como Junsu notaron la afición repentina de Jaejoong por los espejos y las cosas esotéricas. Sintiéndose un poco aislados del mayor. Ambos optaron por acercarse poco a poco más y más. Como si el mundo y el grupo se hubiera reducido a los dos.
Primeramente creyeron que era por la noticia de la boda de Yunho y por lo mismo decidieron darle un poco de espacio. Pero luego ese tiempo se convirtió en algo común y las desapariciones de Jaejoong empezaron a provocar especulaciones.
¿A dónde iba el afamado Kim Jaejoong cuando desaparecía en sus días libres?
Ni Yoochun ni Junsu parecían saber algo y Jaejoong sonreía, no muy dispuesto a dar declaraciones al respecto. Las horas, que pronto se convirtieron en días, semanas y luego meses. Pasaron muy rápidos. La boda de Yunho tomó a Jaejoong en la casa de Moonbin. Lleno de polvo por el montón de libros antiguos que habían encontrado. Afortunadamente ese día, lo olvidó por completo.
Mientras que por otro lado, la boda de Jung Yunho fue el evento del año. El primero de los cinco dioses en contraer nupcias. Con Changmin a su lado como su padrino de bodas. Los periódicos se llenaron de fotos  y la televisión no hacía más que hablar de otra cosa.
Y cuando Jaejoong pudo percatarse de lo que sucedía, su música se había apagado. Yoochun se había dedicado al cine y la televisión. Junsu a las obras de teatro y una que otra aparición en pantalla. Mientras que él tan solo se había sumergido en esa meta desconocida para el resto del mundo.
JYJ tenía casi dos años sin sacar algún nuevo material.
Y así, dos años se le habían ido de las manos tanto a Moonbin, como a Jaejoong.
Jaejoong salió de la biblioteca con ese enorme libro entre las manos.
Percatándose de la manera en que Moonbin sostenía el mando del televisor, con la mirada muy fija en la pantalla. Ahí donde el rostro de Yunho se dejaba ver.
—¿Qué sucede con Yunho?
A la muchacha ya ni parecía afectarle su presencia, por lo que solo suspiró. Quitándose los lentes y masajeando suavemente el puente de su nariz.
—No tengo la menor idea de cómo, pero los periodistas se han enterado de que al parecer la esposa de Yunho Oppa, es infértil. No puede tener hijos.
Jaejoong sintió una punzada en el estómago, fijándose un poco mejor en Yunho y la manera en la que se abría paso entre el montón de reporteros que buscaba una respuesta, tomado de la mano de su esposa. Tratando de huir de tanta locura.
—Pobre…— Moonbin giró para mirar al mayor. –Yunho de verdad quería una familia.
La pena en el rostro de Kim era genuina y Moonbin, decidió dejar de atormentarlo, apagando el televisor y caminando hacía él.
—¿Qué encontraste?
Y Jaejoong pareció despertar de su corto letargo.
—¿Estás seguro de que quieres ser tú quien haga el primer viaje?
—Si, Moonbin. Tú tranquila. Te necesito aquí para que me traigas de regreso si algo sale mal.
Moonbin sonrió y suspiró hondamente.
—¿Listo?
—No, solo hazlo. Que yo no voy a tener el valor de alzar la mano.
Segura y con una afirmación que seguramente Jaejoong no vio al estar de espaldas. Moonbin colocó sus manos en aquella firme espalda y empujó de él con algo de fuerza. Haciendo que Jaejoong se impulsara hacía adelante y prácticamente desapareciera ante sus ojos.
Moonbin retrocedió algo asustada, viendo el espacio vacío que Jaejoong había dejado. Tapando su boca, anonadada con que en realidad hubiera pasado.
Oh… Jodido dolor de cabeza con mareo incluido.
Jaejoong logró apoyarse en la pared, tapando con una mano su boca. Algo inestable todavía. Un poco de miedo y nerviosismo entremezclados. Mientras la gente caminaba de un lugar a otro. Dentro de aquella estación que él recordaba a la perfección.
¡Había funcionado!
Habían podido dejar el espejo en el lugar indicado. Se había aparecido justo donde deberían. Aunque algo le decía que no era el lugar adecuado. Caminó torpemente, entre el montón de gente que caminaba de un lado a otro.
—¡No! ¡Es que no lo entiendes Yunho! ¿Y si terminan odiándome? ¿Y si me vuelvo el miembro más odiado en todo el grupo y si no tengo ni una fan? ¡Esto es terrible! Estoy tan nervioso que creo que voy a vomitar.
Miró disimuladamente a la pareja que discutía al girar en una esquina y tapó su boca una vez más. Sorprendido con aquellas versiones jóvenes de Yunho y de él.
—No puedo creer que usara mi cabello de esa forma…
Susurró cuidadosamente, viendo como aquel Yunho tomaba al Jaejoong frente a él por los hombros, sacudiéndolo un poco. Tratando de que se calmara.
—Jae ten calma, hemos practicado mucho, muchísimo.
—¡No! ¿Y si se me olvida algo? ¿Algún paso? ¿Alguna parte de la canción? ¡¿Y si desafino?! ¡Es que hasta  la palabra DEBUT se me hace tan grande!
Yunho rió. Tomando esta vez a Jaejoong de las mejillas. Obligándolo a mirarlo a los ojos.
—Jaejoong, cálmate. Todo va a salir bien, escúchame vamos a ponernos en ese escenario y dar lo mejor de nosotros. Y si en algún momento tienes miedo, solo mírame y que el resto deje de existir, ¿ok?
Jaejoong asintió, visiblemente conmovido por esas palabras. Y así permanecieron un rato más. Antes de que Jaejoong, el adulto, se apoyara en la pared con una mano en su pecho. Respirando hondamente. Con esa visualización de su pasado que tantos recuerdos le había traído.
Hubo un montón de gente corriendo de un lado a otro. E incluso pudo divisar el cabello rubio de Junsu. Pronto los rostros de Yoochun y Changmin fueron visibles. Formando un gran circulo y a escondidas, Jaejoong decidió mirar un poco más.
—Bien, todos listos. Vamos a mostrarle a todos de lo que somos capaces y que mientras estemos juntos nadie podrá detenernos ni intimidarnos, ¿de acuerdo?
—¡SI!
El grupo pareció motivado con las fuertes palabras de Yunho y Changmin respiró hondamente varias veces, antes de agarrar a Jaejoong por el brazo y encararlo.
—Jae hyung, gracias por darle el puesto de líder a Yunho hyung. Sin duda es el indicado para esto.
Aquel Jaejoong joven solo rodó los ojos, y escondido Jaejoong no pudo evitar sonreír ante la inoportuno que solía ser Changmin en ocasiones, incluso en momentos como esos.
—¿Listo para todo Min?
—En realidad, no Yunho hyung. Pero entiéndeme soy el más joven. Y el más presionado en todo esto.
—Lo harás bien.
Yunho sacudió los cabellos del menor y Jaejoong pudo sentir toda esa nostalgia en su interior. Negó suavemente, y volvió a tocar el espejo pequeño en sus manos. Regresando al lugar donde Moonbin lo esperaba ansiosa.
—¿Oppa? ¿Qué sucede?
Los ojos algo notables de lágrimas hicieron preocupar a la muchacha, pero Jaejoong solo negó delicadamente, secando con una mano, cualquier rastro de lágrima.
—Tiempo equivocado. Fuimos muy atrás, estaban en la época del debut.
Moonbin suspiró, asintiendo una vez más antes de concentrarse en lo que hacía. Y Jaejoong sintió tanta nostalgia que tuvo que dedicar un poco de tiempo para sentarse y pensar. Calmar esas emociones en su interior que se habían encontrado tan afectadas brevemente.
Era el quinto día desde que habían logrado ya el primer viaje.
Moonbin permanecía recostada sobre la mesa. Con suspiros continuos en los labios, esta vez Jaejoong estaba demorando más de lo usual. Y suponía que tal vez ya había dado con el tiempo adecuado y estaba solucionando las cosas.
O al menos eso esperaba.
Jugó tamborileando sus dedos sobre la mesa, con una espera continua, esperando por que de una vez por todas, esto terminara. Decidió asomarse un rato por la ventana. Y vio aquel barrio tranquilo que tanto le gustaba. Bebió algo del café en sus manos y sonrió complacida con la paz que tenía.
Pero al  observar aquella camioneta negra estacionada a unas casas de la suya, sus ojos se abrieron y su corazón latió acelerado. El miedo y la adrenalina en su interior. Esos hombres eran quienes iban todo el tiempo tras el secreto del espejo.
¿Cómo la habían encontrado tan pronto?
—¡¡Moonbin!!
La voz emocionada de Jaejoong la hizo reaccionar y girar ante la llegada del mayor que portaba una enorme sonrisa en el rostro. Una grande y emocionada. Una completamente reluciente, como hace mucho no lo veía sonreír.
—¡Lo logré, Moonbin! ¡¡Logré que no nos separáramos!!
La emoción pudo más en el cuerpo de ella. Las lágrimas se agolparon en su rostro y corrió a abrazar  al mayor, con toda la fuerza que pudo, como si de pronto todo cobrara sentido y esa larga espera hubiera terminado.
—Debes irte Oppa, lo más pronto posible.
Jaejoong pudo notar el nerviosismo en la voz de la muchacha mientras secaba sus lágrimas y empezaba a recoger las cosas.
—Moonbin, ¿qué sucede?
Apresó el brazo de la joven y ella solo lucio acelerada, un poco asustada también.
—Están aquí, Oppa. Esos hombres de los que te hablé están aquí. Me han encontrado y seguramente vienen por el espejo, si alguien más se apodera de él puede causar catástrofes enteras. Tengo que desaparecer lo antes posible.
Jaejoong se vio golpeado por la realidad con fuerza. Viendo como la muchacha trataba de envolver el espejo y medio acomodar el montón de libros y cosas que habían dentro.
—¿Cómo que desaparecer? ¿Moonbin que va a pasar contigo si te encuentran?
—No lo sé, Oppa. Por eso debo huir cuanto antes.
El timbre de la casa sonó y Moonbin se tensó extremadamente. Jaejoong solo respiró profundo. Tratando de pensar rápido. Viendo a la muchacha como agarraba lo posible dentro de una pequeña maleta.
—Necesitas irte, pero ir a otro lugar solo hará que te persigan un poco más. Tarde o temprano darán contigo nuevamente. No es hacía un lugar al que tienes que ir, es a un entonces.
Jaejoong tomó el espejo entre sus manos, con fuerza. Ante la mirada estupefacta de Moonbin, que se veía realmente confundida y asustada. Lo suficiente como para no pensar claramente.
—¿Qué estás insinuando Oppa?
—Viaja lejos de ellos, Moonbin. Es tú única solución.
Como si la idea fuera la primera vez que cruzara por su mente. Moonbin miró el espejo con atención y el timbre volviendo a sonar la hizo alterarse nuevamente. Jaejoong tenía razón. Era su única solución. La única que tenía a la mano.
—Pero si viajo con el espejo. Tú ya no recordaras nada, Oppa. Ya no podrás viajar ni hacer cambios.
—No necesito más cambios. Solo saber que seguimos juntos. Que TVXQ existe como los cinco es suficiente para mí.
—Pero aún no has comprobado como es este futuro.
—A mi solo me interesa que los cinco estemos juntos. Es todo. No me interesa ver el futuro.
—Cuando me lleve el espejo. Olvidarás todo, no habrán más cambios y los actos de donde yo esté, te afectarán directamente.
—Sé que sabrás que hacer por un tiempo con el espejo.
Jaejoong tomó las manos de Moonbin, escuchando como empezaban a dejar de tocar la puerta y sombras intentando ver por las ventanas los alertaron. Moonbin traspasó el espejo y Jaejoong la acompañó. Con el pequeño trozo de espejo en la mano.
—Esto es horrible…
—¿Aún te sientes mal?
Moonbin asintió y Jaejoong solo respiró profundo antes de darle a Moonbin un pequeño Ticket.
—Solo hemos viajado cinco años atrás Moonbin. Aquí estarás bien. De seguro te han perdido la pista por completo. Hay un sorteo para que una fan pueda conocerlos en persona. Moví los datos necesarios para que salieras escogida.
—¡¿Qué?! ¿Para qué?
Jaejoong sonrió.
—Dales el espejo por un tiempo. No creo que ocasionemos muchos problemas. Solo mientras las cosas se calman. Yo apenas regrese romperé el espejo, y eso convertirá a este espejo que tienes en las manos en el original. Yo olvidaré y tú tendrás el mando del tiempo una vez más.
Moonbin miró sorprendida a Jaejoong quien rascó un poco su nuca.
—He leído mucho en estos años, Moonbin.
—Gracias por todo, Oppa.
—No te equivoques, Moonbin. Soy yo quien te debe prácticamente la vida. Cuídate mucho, ¿si?  No tienes idea de lo que has significado en mi vida. Si te olvido, perdóname. Pero en verdad estoy muy agradecido por todo esto. Por esta oportunidad que me has dado.
Moonbin tomó las manos de Jaejoong con fuerza, con una sonrisa resignada en los labios.
—Está bien, Oppa. Si es el precio que tengo que pagar por la felicidad de ustedes. Yo no tengo ningún problema. Además de este modo podré vivir lo que el otro tiempo no me dejó. Podré verlos juntos a pesar de los años.
Jaejoong respiró hondo, antes de ver el espejo. Y caminar hasta él.
—Moonbin, si las cosas se complican. Haz que estemos los cinco juntos cuando intentes explicarles las razones. Solo si es necesario. Cuídate mucho, amiga mía.
—Cuídate Oppa, y sé feliz. Lo mereces.
Fue cuestión de segundos antes de que Jaejoong traspasara el espejo. Y el suyo brillara fuertemente. Con una intensidad asombrosa. Antes de que el manager de TVXQ abriera una de las puertas y ella se tensara visiblemente.
—Hola, Moonbin. ¿Lista para conocer a los cinco dioses?
Ella se removió nerviosa. Sosteniendo con fuerza el espejo, guardándolo dentro de la bolsa de regalo que el mismo Jaejoong le había proporcionado.
—¿Es un regalo para los chicos?
—Si, ¿no hay problema, cierto?
—Oh, por supuesto que no. Adelante.
Moonbin asintió, un poco nerviosa y contrariada. Observando al abrirse la puerta como los cinco muchachos conversaban divertidos. Frente a los sillones. Yunho inusualmente metido en sus pensamientos. Pero Jaejoong, él estaba radiante como siempre. Como siempre imaginó que volvería a ser.
—Chicos. Les presento a la ganadora del concurso.
Los cinco asintieron sonrientes. Sentándose en el sillón negro dentro del lugar y Moonbin un poco sonrojada y ofuscada tomó asiento frente a ellos. Con un imperturbable silencio entre ellos.
—Oh, vamos no seas tan tímida, ¿cuál es tu nombre?
Jaejoong fue el primero en interactuar, colocando una mano sobre la rodilla de Yunho, logrando que el corazón de Moonbin reaccionara emocionado ante un gesto que hace mucho no veía y que definitivamente era un lujo presenciar de primera mano.
—Moonbin…
—Oh, ese es un lindo nombre, Moonbin.
Y la voz de Junsu logró ponerla solo un poco más nerviosa. Feliz y algo sensible ante lo que presenciaba. La unión de los cinco dioses una vez más.
Una hora después Moonbin flotaba en una nube.
Una foto con los cinco, con Changmin pasando un brazo por encima de sus hombros, rodeada de aquellos cinco hombres que le robaban el aire a cualquiera, había estado en su espacio, su lugar. Había escuchado a Changmin dedicarle una canción solo para ella.
¡Definitivamente era el mejor día de su vida!
Estaba enamorada… ¡De los cinco!
Sería la más envidiada y odiada en su salón. ¡Y le importaba un carajo!
—Bien, Moonbin. Espero que hayas pasado un rato agradable.
Cuando Jung Yunho puso una mano sobre su hombro, con aquella sonrisa arrebatadora. Ella prácticamente se derritió. Asintió con una sonrisa boba en el rostro. Y apretó la caja en sus manos.
—¡Oh, cierto! Esto es para ustedes…
Les acercó la caja de color blanco con puntos rojos que había llevado desde el principio y se la extendió a Jaejoong quien sonrió abiertamente e incluso la abrazó. Moonbin olvidó respirar cuando esos brazos la encerraron.
¡Iba a morir! ¡Eso ya era definitivo!
—Eres un amor, muchas gracias.
Yoochun revolvió un poco sus cabellos y ella soltó una risa demasiado evidente que hizo que Yoochun le sonriera divertido. Ella respiró profundo una última vez y antes de abandonar el departamento miró hacía atrás.
Junsu la miraba, agitaba su mano en señal de despedida y por un momento pensó que estaba en un sueño o en algún dorama pero Junsu sonriendo de esa forma era demasiado. Podía morir ahí mismo y le daba lo mismo.
Ni siquiera el día que se casara superaría a ese día, a menos que se casara con alguno de los cinco. Pero eso era pedirle demasiado a su suerte. Con una sonrisa satisfecha en los labios, sintiendo aún que caminaba entre nubes. Moonbin se marchó.
No me conformaré con quedar atrapado en esta torre nunca más.
Desde el principio mi camino fue diferente, ahora he encontrado mi propia voz

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