Control.
Habían pasado varias horas desde su encuentro fortuito con MinHo.
ChangMin, conociendo como conocía aquella mansión y por supuesto tal y como ya había medido el tiempo de vigilancia de las cámaras de seguridad. Si no se equivocaba, como cada noche. Once en punto era el cambio de guardia.
Y por tanto, el guardia de salida daba una última revisada antes de ceder el mando total de las cámaras de seguridad. Así que contaba con un tiempo promedio de diez minutos antes de que el otro guardia se pusiera a vigilar las cámaras. Y agregados otros quince o veinte minutos antes de que el guardia revisara las cámaras del estudio privado de OhDae.
¿Por qué razón? Pues, sencillamente por que los guardias siempre revisaban primero las zonas aledañas, las entradas, los laterales, los jardines, el garaje, los pasillos y poco a poco avanzaban con los pisos superiores y las habitaciones principales.
Es decir, para hacer lo que necesitaba el tiempo no era el suficiente, pero si el necesario.
La idea de comportarse a lo de James Bond le resultaba hasta gracioso, pero aunque sabía que le tomaría varios días poder dar con algo verdaderamente importante, el que todo fuera tan complicado, lo llenaba de aún más entusiasmo.
Por que si había tanta seguridad, es por que algo grande ocultaba OhDae y eso le beneficiaba… Probablemente demasiado.
Continuó arrodillado frente al escritorio, un poco frustrado por que la mayoría de los cajones tenían seguro, pero el cajón más grande abrió y sorprendentemente solo había una laptop.
Colocó la linterna en su boca, señalando por completo el cajón mientras sacaba la laptop, curioso por el hecho de que en verdad no hubiera nada más a parte de la pequeña carpeta manila.
El estudio general fue más fácil de escrudiñar, pero el principal le resultaba toda una aventura. Miró a la cámara de seguridad por instinto, y luego miró su reloj, consciente de que aún contaba con un buen tiempo.
Dejó la laptop reposar sobre el escritorio por un momento.
Se sentó con cuidado y abrió la carpeta, eran solo partidas de nacimiento, de todos los hijos de OhDae, pero siendo todas solo copias en muy mal estado, apenas y pudo leer el nombre de los menores en ese entonces.
Pasó las hojas y luego se encontró con unos documentos escritos en un idioma que desconocía. Probablemente alemán o ruso. ChangMin empezaba a confundirse, no entendía demasiado pero lo poco que pudo notar es que habían varias firmas en los documentos.
Por cado uno de los hijos de OhDae habían varias firmas, la única que se repetía era la de OhDae y un par más, pero de ahí el resto no. Las fotos de JunSu, YooChun, JaeJoong y MinHo eran de cuando eran unos bebes y tenían agregadas unas cuantas de cuando tenían unos tres años probablemente.
¿Qué era todo eso? ¿Documentos para la herencia?
Miró la hora, y volvió su mirada a la laptop, la encendió de inmediato y cuando la pantalla le pedía su respectivo nombre de usuario y contraseña, bufó molesto y se apoyó en la silla, con la cabeza hacía el techo y pensando en que en realidad nada era lo suficientemente relevante, solo confuso.
…Pero para algo debía servir.
Arregló velozmente las cosas, dejándolo todo en su lugar, convencido de que con las fotografías que acababa de tomarle a los documentos con su celular podría empezar con algo. Cerró los cajones y antes de salir del estudio vigiló estar solo por el pasillo.
Una vez fuera, envío un rápido mail a Siwon. Para poder alcanzar su puesto necesitaba ayuda, eso ya lo había analizado, y si bien Siwon era uno de sus principales rivales, además eran amigos y eso serviría, además Choi siempre había sido un excelente periodista investigativo y se sabía más idiomas de los necesarios.
Suspiró tranquilo en cuanto comenzó a dirigirse hacía la cocina, con la respuesta inmediata de Siwon diciéndole que estaba un poco ocupado, pero apenas tuviera un tiempo le enviaría la respuesta.
‘Apenas tuviera un tiempo’ no era suficiente para ChangMin, pero era lo que tenía y no iba a negarse, por que no podía pedirle a cualquiera ayuda, por que esa información podía ser muy valiosa. Y por que estaba ahora un paso más cerca.
Ahora, solo necesitaba las claves y hallar una forma de desbloquearlas o por lo menos robarlas.
…
…
Cada vez que JaeJoong usaba la piscina es por que estaba muy molesto.
No era un secreto para nadie, y el buen físico de JaeJoong era siempre por sus constantes viajes al gimnasio. Pero nadar para JaeJoong era algo así como lo único que evitaba que se volviera un asesino en masas, por atacar a cualquiera que se atreviera siquiera a saludarlo.
Así mientras JaeJoong usabas sus brazos y piernas, con las pequeñas gafas para la piscina y su cabello cubierto. Hundiéndose de vez en cuando para perder la gravedad por un momento y sentir que su cuerpo se relajaba por completo.
Sin embargo la última vez que salió, sus ojos enfocaron las largas piernas de YunHo y sus pasos lentos pero firmes alrededor de la piscina mientras se acercaba al borde de la piscina donde él se encontraba apoyado.
—Buen día, JaeJoong.
Quizá era por que las palabras de YunHo aún taladraban su cabeza, o por la manera en que sentía que por ningún lado lo suyo podía ser una relación, peor aún una amistad. Pero JaeJoong solo continuó apoyado en la piscina, sin pronunciar palabra alguna y quitándose las gafas y el pequeño cobertor en su cabeza.
—¿No piensas hablarme, Jae?
Se apoyó en el borde, ignorándolo una vez más, mirando hacía el verde césped con el agua moviéndose alrededor de su cuerpo. Suavemente, agradablemente. Incluso de una manera relajante que probablemente YunHo no notaba. Por que se colocó en cunclillas a su lado, como si nada importara.
—Hey… Al menos mira esto, sino me quieres escuchar. Vine preparado.
Fue lentamente, inseguro, JaeJoong giró su cabeza hacía la derecha, donde YunHo se encontraba, con una media sonrisa plasmada en sus labios, sosteniendo entre sus manos unas cartulinas con una letra grande y azul.
“Perdona a este estúpido”
Internamente, JaeJoong sintió su pecho hundirse, tan profundamente que si no fuera por que eso no era suficiente. Hubiera saltado desde la piscina directo a los brazos de YunHo. Por que no terminaba de entender por que de repente para YunHo ya no era más su mejor amigo, si no más alguien con quien pasar el rato… Y eso dolía.
“Lo siento, soy un idiota”
Esta vez fue inevitable, la sonrisa en sus labios se escapó rebelde.
Agachando un poco la cabeza y moviendo levemente sus pies. Dejó que YunHo viera su sonrisa dispuesto a contraatacar de una u otro forma.
—No me estás diciendo algo nuevo, YunHo. Eso ya lo sé.
“A veces no se lo que digo.”
“…Por favor”
“Enséñale a este tonto a tratar bien a las personas que tanto le importan”
Cartel, tras cartel, Yunho fue mostrándole cartulina por cartulina en sus manos, cada uno con un diferente motivo que lograba que la molestia en JaeJoong disminuyera de a poco, por que sencillamente era imposible no dejarse envolver por la ternura que Yunho despedía en ese momento.
“Él te quiere”
“Si lo dejas… Probablemente se vuelva un vagabundo”
“…Por que él no sabe vivir sin ti.”
Era suficiente, JaeJoong no necesitaba más, por lo menos sus instintos y su corazón desbocado ya no se lo permitían, impulso su cuerpo hacía arriba, y sin importarle en lo más mínimo si alguien los veía o no, cruzó sus brazos alrededor del cuello de YunHo y cerró sus labios, uniendo sus labios en un profundo beso antecedido por un suspiro ahogado.
Le quitó de las manos las cartulinas, dejándolas junto al borde de la piscina y sentándose sobre las piernas de YunHo con cuidado, elevándose un poco cada vez que jugaba con los labios de Jung, porque los besos de Yunho eran los mejores, y jamás ninguno otro se le podía comparar.
—Dime que soy importante para ti. Dime que no soy como los demás con los que te acuestas. Dime que yo soy especial para ti, YunHo.
—Lo eres, Jae. Siempre lo has sido.
Fue la emoción del momento, su corazón latiendo apresurado, o la adrenalina de poder ser descubiertos en cualquier momento por alguien más. Pero justo en ese momento JaeJoong se lanzó sobre los labios de YunHo una vez más.
Con una necesidad que sobrepaso a YunHo.
—Jae nos pueden ver…
—No importa.
—Pero Yoona.
—Si ella no me importa a mí. ¿Por qué a ti si?
JaeJoong sonrió de lado, volviendo a atacar esos labios con fuerza. Y por un momento los pensamientos de YunHo se desviaron hacía Yoona, hacía la mujer hermosa y prometida de JaeJoong, la mujer que siempre había estado a su lado.
…A la cual había tenido que ceder, para llevar al cabo sus planes.
Y la extrañó, y se arrepintió por que JaeJoong es quien la tenía ahora, para bien o para mal, era JaeJoong quien tenía a Yoona, e irónicamente él tenía a JaeJoong.
…
…
YooChun…
Ese nombre se repetía constantemente en su cabeza, con el mismo tinte alojado de deseo y amor, con un tono extraño que podía provocar escalofríos en su ser. De una manera en la que jamás había escuchado la voz de JunSu.
Se abrazó un poco a más a su cuerpo, sentado en el pequeño sillón unipersonal dentro de la sala de su apartamento, KangTae miraba al vacío, sin haber podido pegar los ojos en casi toda la noche, y con decenas de tazas con café en su interior.
¿Incesto?
El solo pensar en la idea le revolvía el estómago, sin contar con el hecho de que su pecho se hundía y la decepción invadía su ser. Por que JunSu era una buena persona, educado, correcto, sonriente, por que amaba mucho a YooChun.
¿Pero que tanto amaba JunSu a su hermano YooChun?
KangTae pasó las manos por su rostro, consternado aún. Por que no podía ser cierto, no quería tener esa imagen de JunSu, por que él amaba a JunSu. Por que lo de YooChun y JunSu, si es que existía, estaba mal, estaba prohibido, era incorrecto.
¡No podía ser!
…
…
ChangMin escuchó unos pasos veloces bajar por la escalera, miró su desayuno a medio comer y soltó un pequeño quejido lastimero al saber casi a consciencia que ese que bajaba velozmente no era otro sino Kim MinHo.
Se metió la tostada a medio comer en la boca, bebiendo el poco café que le quedaba y quejándose mentalmente por dejar los deliciosos Hot cakes que MinKih había preparado esa mañana.
—¡ChangMin, apresúrate que ya es tarde!
Ni siquiera lo espero, MinHo salió corriendo de la mansión. ChangMin comprobó la hora en su reloj y limpió como pudo su boca. Despidiéndose de MinKih agitando su mano, recibiendo una sonrisa como respuesta.
—Buenos días, joven.
Sus palabras carecieron de algún entusiasmo, MinHo pareció notarlo y le pareció casi hasta increíble el hecho de que en ese preciso momento, ambos pretendían olvidar lo sucedido el día anterior.
Manejó con cuidado, turnando su mirada entre las calles de Seúl y el espejo retrovisor buscando observar con claridad la marca que le hubiera podido quedar a MinHo en su brazo. Sin embargo, el uniforme del menor no se lo permitió.
—Lamento lo de tu desayuno, prometo recompensarte.
—No es necesario, joven.
MinHo levantó la mirada, cruzando casualmente sus ojos con los de ChangMin gracias al espejo retrovisor del auto, pero MinHo solamente desvió la mirada.
—…Como quieras.
Y lo que antecedió al momento más irreal de ChangMin fue un completo silencio. Antes de respirar profundo y apretar el volante con fuerza, tratando de no mirar al menor a los ojos, ChangMin suspiró.
—Lamento mucho lo de ayer, me excedí… No tengo palabras en realidad. Si lo deseas puedo abandonar el puesto hoy mismo y…
—No exageres, solo llévame a esta dirección.
El pequeño papel en manos de MinHo y ChangMin lo tomó con cautela, leyendo con cuidado e imaginando que el niño planeaba una salida con alguno de sus cuatro pretendientes, sabiendo en el fondo, que todo era como antes.
…Como si nada en realidad hubiera pasado.
…
…
—MinHo…
Onew permaneció sentado en su escritorio. Mirando la llave en sus manos, pensando en lo mucho que le hubiera gustado dársela el día de ayer a MinHo, proponiéndole que apenas se graduara se fuera vivir con él.
Pero aparentemente, MinHo ayer no había estado de humor.
—JinKi.— YunHo golpeó un par de veces la puerta, y luego asomó su rostro, con una rebosante sonrisa en sus labios. –Te necesito un momento, acompáñame.
—Claro.
Trabajar para las empresas de OhDae tal y como lo imaginaba representaba un gran sacrificio, acompañado por supuesto de las buenas relaciones que podía manejar. Y siendo Jung YunHo la mano derecha de Kim, le convenía estar de buenas con él.
—¿Para donde vamos?
YunHo arregló un poco su leva y le sonrió, de una manera que le hacía ver a Onew que en otro momento, no estando tan enamorado de MinHo, irremediablemente hubiera terminado sintiendo algo por aquel hombre ligeramente inalcanzable.
—Te voy a encargar unos pasantes de instituto que han tenido apertura aquí.
—Pero si yo no tengo mucho tiempo aquí.
—Sin embargo tienes más experiencia que todos ellos, son solo unos niños. Necesitas guiarlos y vigilarlos. Nada más.
Los tres muchachos se levantaron. Onew ladeó un poco su cabeza cuando notó al muchacho con el mismo uniforme de MinHo, recordando incluso haberlo visto salir hace unos días de la mansión Kim.
—Él es Lee TaeMin.
Onew se acercó, extendiendo su mano, con una gran sonrisa, pretendiendo ser sociable.
—¿Conoces a Kim MinHo? Vas a su mismo instituto ¿Cierto?
Sorprendido, pero respondiendo a su lado, y con una sonrisa igual de amplia, el menor asintió, ligeramente un poco más cómodo con su presencia.
—Si, estudiamos juntos. ¿Cómo lo supiste?
—Te vi salir de su casa hace unos días cuando yo llegaba.
—Oh, ya veo.
YunHo carraspeó, lo más educadamente que ese gesto se lo permitía, con una pequeña sonrisa divertida en sus labios.
—JinKi son tres pasantes, bueno, yo tengo que realizar un par de cosas. Se presentan, se conocen y lo dejo todo en tus manos. Mucha suerte con todo.
—Despreocúpate, Hyung.
Se inclinó levemente y observó a Jung perderse por los pasillos de la empresa, con su imponente presencia de cada día, Onew observó una vez más a TaeMin y sonrió, por que era agradable ser amigo de los amigos de tu pareja y ese muchacho parecía ser muy agradable.
Especialmente por que le había agradado su sonrisa.
—Bueno, ¿Qué les parece si comenzamos con un tour por la empresa?
…
…
—¡Maldición!
YooChun bajó las escaleras con rapidez, colocándose un abrigo mientras tanto y con el celular entre su cuello y su cabeza una vez más. Tratando de andar con cuidado, pero al mismo tiempo demasiado preocupado con la ausencia de JunSu.
Cuando la contestadora volvió a dejarse escuchar, YooChun bufó y guardó el celular.
—¡MinKih!— La mujer salió casi de inmediato de la cocina, YooChun solo terminó de abotonar su abrigo y guardar las pertenencias en sus bolsillos. —¿Has sabido algo de JunSu?
—No, Joven. No ha llamado ni una sola vez.
—De acuerdo, voy a salir a buscarlo. Dile a mi padre que yo lo estoy llamando.
YooChun sabía perfectamente de la regla sobre los dos días de espera para reportar a alguien como desaparecido, pero él no podía simplemente ignorar el hecho de que JunSu jamás se desaparecía como si nada.
—¿Han sabido algo de JunSu?
Boa apareció, desde la parte superior de las escaleras, con sus manos en el barandal y su rostro preocupado, pero arrepentida de hablar en cuanto notó la rabiosa mirada de YooChun en ese instante.
—¿Por qué me estás hablando? Conmigo no finjas, lo que deseas más que nada es deshacerte de nosotros. Eso lo sabemos todos, pero dudo que puedas deshacerte de los cuatro, la fortuna de mi padre es nuestra por derecho, por sangre y ningún bastardo recién aparecido va a poder quitarnos algo que por derecho nos pertenece.
YooChun se colocó una bufanda lentamente, sin atenuar la crueldad en sus palabras, mirándola en esta ocasión con más firmeza que antes.
—Oh, si por que ya lo sé. Andas buscando lo que no se te ha perdido. ¿Es que no lo ves, Boa?— YooChun escupió su nombre, terriblemente despectivo como si de un insulto se tratara. –Estas hueca, vacía por dentro. Por eso no puedes concebir, y tus deseos de madre frustrada se irán al infierno… Intrusa.
Y toda la rabia recargada en sus palabras hacía Kwon Boa surgieron efecto. Por que YooChun descargó todo su dolor e impotencia en la mujer, azotando la puerta con su salida. Sin observar ni darse cuenta.
Que Boa caía de rodillas al piso, tapando su rostro y sollozando descuidadamente, consolada por la eficiente MinKih quien la abrazó con cuidado e intentó menguar aunque sea un poco el dolor de la señora de la casa Kim.
…
…
JunSu despertó con un fuerte dolor de cabeza.
No sabía desde hace cuanto que no bebía así, pero cuando menos era bien sabido que Kim JunSu no era resistente al alcohol, así que entre leves gemidos de incomodidad y su mano derecha sobre la frente logró sentarse.
Dentro de una habitación que no era la suya, y con el olor a café esparciéndose por todas partes, antes de que lograra siquiera bajarse de la cama la puerta se abrió y cuando vio a KangTae ingresar con una charola.
Sus recuerdos llegaron de a poco, la salida, las bebidas, la entrada a tropezones al departamento, en realidad, todos eran recuerdos difusos y tambaleantes dentro de su memoria.
—Buen día, Su.
—Mmh… Hola, Kang.
La charola pronto estuvo sobre la cama, y el rostro serio de KangTae por un momento lo llenó de curiosidad, sin embargo el vaso con agua prácticamente lo llamaba, y su garganta seca lo necesitaba.
—Su… ¿Tu amas a tus hermanos?
Esa era una pregunta con trampa, lo sabía perfectamente, por que KangTae lo miraba de una manera extraña, como si por alguna razón estuviera molesto con él. Y JunSu no era de mentir demasiado, pero por lo menos mentía lo suficiente para encubrir lo que en verdad le importaba.
…Como Kim YooChun.
—¿A que viene esa pregunta?
—Es solo una duda.
—Bueno… Claro, aunque no soy tan unido con JaeJoong y MinHo, si.
KangTae se removió un poco, incómodo y aparentemente muy indeciso sobre sus propias palabras.
—¿Y YooChun?
—KangTae… ¿Qué sucede?
JunSu no era ningún ingenuo, sus instintos hace mucho que le gritaban en la cabeza con letras mayúsculas la palabra ‘alerta’ era por la forma en que KangTae lo miraba, le hablaba, como lo trataba, algo estaba pasando y JunSu esa mañana no tenía humor para adivinanzas.
—¿Sabes lo que es el incesto, JunSu?
Apretó el vaso ahora vacío en sus manos, mirando fijamente al hombre frente a sus ojos, incapaz de coordinar con la expresión que debería mostrar en ese momento, pero no podía. Por que jamás nadie se había dado cuenta. Nunca. Por que era su secreto.
Su más profundo y utópico secreto.
—Yo se… Que estás enamorado de tu hermano, amas y deseas a YooChun.
El vaso entonces resbaló, de sus manos como si se tratara de un papel vacilando en el viento, rompiendo su mundo de fantasías con el agresivo sonido del cristal al ser roto por su contacto con el piso.
Chocando con la realidad, igual que a aquel vaso, quebrándose igual que él, recordando que podía ser igual de frágil que él.
…
…
—Faltar a clases no esta bien, es incorrecto.
—Soy prácticamente un genio, puedo faltar si me da la gana.
ChangMin bufó, con la ligera intempesta de saber que era gastar palabras en son del vacio así que apoyándose en su asiento, decidió descansar mientras esperaba por que el muchacho regresara de su paseo por el parque con sabrá él, cual de los cuatro muchachos.
Sin embargo, unos leves golpes en el vidrio de su ventana lo hizo recargar su mirada en el menor frente a él, que justo en ese momento sonreía levemente, pidiéndole que saliera del auto.
—Vamos, tú me vas a acompañar.
—¿Que?
—¿Sabes hace cuanto no vengo a un parque de diversiones?
MinHo sonrió brevemente y ChangMin solo ajustó la gorra sobre su cabeza correspondiente a su uniforme, sin embargo MinHo se la quitó de las manos, tirándola al interior y cerrando la puerta del auto.
—¿Por qué quieres que te acompañe?
—Por que hoy quiero ser yo mismo, como debes saberlo con JinKi, TaeMin, Key y JoongHyun siempre finjo en algo y hoy solo quería ser yo mismo.
El andar del muchacho fue ligero, ChangMin lo observó por unos breves momentos, pensando severamente en que él podría ser la persona indicada para acceder a todas las claves y aunque sonara horrible.
MinHo era el pase directo a su meta.
…
…
Siwon tapó su rostro.
HeeChul rió divertido ante aquello y bajó la cámara. Choi sin embargo solo rodó los ojos, revisando las grabaciones en dentro de su pequeño aparato electrónico.
—¿Por qué no te gustan las fotos?
—Me gustan, solo que no cuando me toman desprevenido.
HeeChul sonrió, revisando las fotos dentro de su cámara. Acababan de cubrir la noticia de la primera dama haciendo labor social con varios huérfanos dentro del parque de diversiones, y aunque no era la gran cosa, había logrado convencer a Siwon para que lo acompañara.
—Estoy aburrido. ¿Ya nos vamos?
Siwon bostezó, sentado en una de las bancas. Mientras Kim se esparcía de un lado a otro.
—Solo unas fotos más del parque y nos vamos.
Choi asintió, mirando el perfil concentrado de HeeChul mientras tomaba las respectivas fotografías. La salida con DongHae lo había puesto en sobre aviso con respecto a lo que debía hacer con sus sentimientos.
El fotógrafo de la empresa es como una constante estaca que lo incomoda, no por su presencia, sino por esos sentimientos estancados en su interior, que no ha logrado exteriorizar y que cobardemente calla.
Entonces lo decidió.
—HeeChul… ¿Podemos hablar?
Kim levantó la mirada, asintiendo levemente y llevando un mechón de su cabello tras su oreja. Apagando la cámara tranquilamente.
—Si, claro. Dime…
—Es algo importante, siéntate.
Las manos de HeeChul, dejando se guiar por las suyas con tranquilidad lo reconfortó un poco, lo sentó a su lado, y respiró profundo, mirando esos ojos que extrañamente ya no lo observaban y que más bien enfocaban curiosos algún lugar en el parque.
—¿Chul?
—¿Ese no es ChangMin?
Indeterminadamente, Siwon giró dando con un poco de dificultad con el alto muchacho que se perdía entre la gente, siendo jalado de la mano por un muchacho un poco más joven que vestía uniforme de algún instituto.
—Viste extraño, ChangMin siempre se viste muy bien, pero esa ropa…
—…Parece uniforme de empleado.
HeeChul asintió, al escuchar las palabras de Siwon completando sus palabras.
—En todo caso… ¿No debería estar trabajando?
Ambos se miraron por un momento a los ojos, asintiendo levemente y regresando a mirar a esos dos muchachos que caminaban por el parque. Siwon comprendió que su confesión quedaba pospuesta una vez más. Tenía que hablar con Choickang ChangMin.
…Por que últimamente estaba actuando muy extraño.
…
…
JunSu pasó una mano por su rostro.
Con la respiración irregular y su rostro con un pálido color casi enfermizo. No se estaba sintiendo bien, y el estómago revuelto. Solo le daba señales de que rompería a llorar en cualquier momento.
…Por que se sentía tan débil.
Su más grande secreto había sido descubierto, se sentía desnudo frente a KangTae, por que JunSu sabía que estaba mal, que era incorrecto. Que la sociedad, que todo el mundo, que su familia, absolutamente todos los rechazarían, los tacharían de muchas cosas crueles.
Que JunSu no estaba seguro de poder soportar.
—¡Por amor a Dios di algo!
KangTae lo sostuvo de los hombros, con una fuerza inesperada, los ojos de JunSu se abrieron en su máxima expresión, bañados casi en lágrimas y su cabello incluso se movió de acuerdo con la agresiva sacudida.
JunSu sentí su mundo desmoronarse, incluso podía escuchar los gritos, los insultos, los golpes. Podía sentir el peso del mundo sobre sus hombros. Se soltó con agresividad. Tapando su rostro y lloró.
De una manera desconsolada y amarga, sin el miedo de sollozar con toda la fuerza que le fue posible. Las lágrimas salían de sus ojos de una manera indescriptible y KangTae solo se levantó de la cama, caminando de un lugar a otro desesperado, pasando las manos por su cabello.
—¡Deja de llorar JunSu! ¡No eres un niño!— KangTae se arrodilló sobre la cama, esta vez con una mirada un poco más conciliadora, tomando a JunSu por los hombros, buscando que lo mirara. —…YooChun y tú… Él y tú…
Las palabras de KangTae sonaban inseguras, llenas de rabia contenida. JunSu comprendió entonces que no arrastraría a YooChun a ese horrible mundo que a él le esperaba, no si al menos podía evitarlo.
—¡¡No, no!! YooChun no sabe nada. Te lo juro, él no sabe que estoy enamorado de él.
JunSu se encargó de arrodillarse, con su rostro malogrado por la tristeza y las lágrimas, no muy seguro de lo que hacía, encaró a KangTae, planteando su mejor mentira. Tratando también de respirar un poco más regularmente.
—¿Es en serio?
—Si, yo… Yo soy él que está luchando con esto que llevo dentro. Se que está mal, pero YooChun no sabe nada, no tenemos nada… Él me ama como un hermano, soy yo él que está mal.
KangTae abrazó a JunSu, no sabiendo exactamente que sentí, decepción, tristeza, horror… Todo se había entremezclado en su interior y las lágrimas de JunSu solo entremezclaban aún más sus emociones.
—Tienes que alejarte de él.
—¡¡NO!! No podría… KangTae yo…
—¡Tienes que hacerlo, esto está MAL! No me obligues ha hablar con tu padre.
—¡No lo hagas! Por favor, ¡No tienes por que meterte en mis asuntos! ¡¡No eres nadie para mí!!
JunSu se desestabilizó, lo empujó con fuerza y soltó unas cuantas lagrimas más. KangTae solo arrugó el entrecejo, JunSu no planeaba ser razonable.
—¡¿Es que no te das cuenta?! ¡Está mal! ¡Eso no es amor!— KangTae lo volvió a agarrar por lo hombros, mientras JunSu negaba vehementemente. –Si tu padre se enterara… ¿Te imaginas lo mucho que lo decepcionarías? ¡¿Lo que te repudiaría?!
JunSu negó aún más fuerte, sacudiendo sus cabellos por los agresivos movimientos de su cabeza, con el pecho vacío y el estómago aún más revuelto que antes. Sintió un líquido amargo subir hasta su garganta.
El bilis, acompañado por el mareo momentáneo que sintió y JunSu solo tapó su boca, corriendo hacía la primera puerta que encontró, esperando que se tratara del baño y poder encerrarse ahí por horas.
…
…
—¿Me extrañas, mi amor?
La voz de Yoona logro una mueca en su rostro.
JaeJoong bufó bajamente mientras la maquilladora se encargaba de su rostro con cuidado, preparándolo para la sesión fotográfica de ese día. Sin embargo el tiempo pasaba y JaeJoong sabía que debía responder.
—Si, Yoona, te extraño mucho. ¿Cuándo vuelves?
—En unos días, tengo todo planeado para la boda.
La voz de ella, sonaba tan emocionada, tan llena de vida, que por un momento incluso hasta sintió pena. Algo que JaeJoong no terminaba de comprender era la verdadera razón por la que no terminaba con ella de una vez por todas.
—Mmh… Que bien, entonces creo que en unos días estarás mucho más emocionada.
—Por supuesto mi amor, casarme contigo es algo que he planeado desde hace tanto…
Repentinamente el cuerpo entero de JaeJoong se estremeció, por que aquello había sonado tan oscuro y planeado, que por un momento creyó que no hablaba realmente con la verdadera Yoona, la mujer perfecta y dulce por la que medio Corea lo envidiaba.
—Yoona eso fue extraño, ni que me conocieras desde antes que YunHo nos presentara.
Hubo un corto silencio y ella rió divertida, dándole un poco más de paz a JaeJoong.
—¿Qué cosas dices, Jae? Tú estás actuando extraño. Voy a ser muy feliz cuando me case contigo. Y te juro que nuestras vidas van a cambiar.
—Si… Felices…
Extrañamente la felicidad para JaeJoong era algo tan efímero, que lo más cerca que había estado de ella, es cuando perdía la conciencia entre los brazos de YunHo.
—¿No te parece que nuestra historia es muy romántica? Yo, presentada por tu mejor amigo. Nuestro amor a primera vista, y ahora nos vamos a casar. Mucha prensa estará en la boda, amor. Espero que no te moleste.
—No, tranquila. Era algo que ya esperaba. Después de todos ambos llamamos mucho la atención, amor. Ya va a comenzar mi sesión de fotos, hablamos en una hora ¿Bien?
—De acuerdo, amor. Cuídate mucho…
La palabra ‘amor’ aún estaba en su boca, la sintió tan falsa, que incluso por instinto tuvo que beber un poco de agua. Esto no estaba nada bien. Y lamentablemente antes de pudiera analizar algo más. Apagó el celular.
Respirando profundo. Volvió a preguntarse por que no terminaba con ella, y es que claro. YunHo siempre abogaba por su amiga, diciendo que no era justo para ella que la lastimaran y que después de todo, lo correcto para él es que se casara con Yoona. Que aún así, no lo perdería.
Pero JaeJoong no estaba muy seguro de hasta que punto YunHo era suyo.
…
…
ChangMin miró a MinHo por el retrovisor.
Justo en el momento en que finalmente estacionó su auto frente a la residencia Kim. MinHo lucía tan diferente a la noche anterior, tan calmado y tranquilo. Sin contar con que durante la estadía del parque él sonrió tanto, se divirtió tanto.
Nunca había visto a MinHo de esa forma, tan repleto de alegría, con aquella sonrisa sincera en los labios. Siendo el adolescente que era, como si de pronto es podrida viva que llevaba en esa casa de apariencias solo hubiera sido una pesadilla.
—Ejem… Joven MinHo.
El cuerpo del menor se movió ligeramente, parpadeando de vez en cuando hasta que finalmente se levantó, con un bostezo en los labios y los ojos algo entrecerrados por el sueño.
—¿Ya llegamos?
—Si, y es algo tarde. Será mejor que entremos.
MinHo asintió, cruzando la maleta en su cuerpo y bostezando una vez más en tanto ChangMin le abría la puerta, extrañamente dentro de la casa todos estaban reunidos. Su padre hablaba por celular y Boa bebía un poco de té.
JaeJoong sin embargo solo permanecía en un mueble mirando una revista, despreocupado totalmente. Sin embargo YooChun era el más afectado, sentado en uno de los primeros escalones de la escalera, sosteniendo sus manos nervioso.
—¿Qué sucede?
OhDae lo miró, abrazándolo con fuerza y un suspiro de alivio en los labios.
—Es tu hermano, JunSu no aparece desde ayer en la noche y estamos muy preocupados.
“¿Estamos?” MinHo prefirió ahorrarse el comentario, únicamente levantó una ceja en cuanto su padre volvió al teléfono y cansado como se encontraba decidió subir a su habitación y dormir. Observando ligeramente a YooChun y su angustiada mueca de dolor.
Pero antes de que si quiera llegara a la mitad de la escalera la puerta principal se abrió. JunSu ingresó, con una expresión vacía en su rostro y vistiendo la misma ropa del día anterior.
—¡¡JUNSU!!
Fue inmediato, YooChun corrió a sus brazos haciendo al menor retroceder varios pasos. YooChun lo ciñó a su cuerpo, con sus brazos rodeándolo por completo, con un suspiro de alivio en sus labios y una sonrisa acompañada con una paz interna que no podía ser igualada con nada.
—¡JunSu, estaba tan preocupado! ¿Dónde te habías mentido?
YooChun lo agarró por las mejillas, acercando sus rostros un poco. Quizá demasiado. JunSu recordó que toda su familia los observaba y retrocedió un paso, con su voz suave y algo baja.
—Estas muy cerca, Chunie…
En respuesta, su hermano arrugó el entrecejo, extrañado. Observando atentamente como JunSu alejaba sus manos, soltándolas tan despacio que incluso hasta dolía.
—Ya estacioné el auto.
KangTae apareció de la nada, atrás de JunSu y jalándolo hacía él, pasando una mano por encima de los hombros del menor. JunSu respiró profundo. YooChun se sintió incomodo, confundido. Consternado.
—JunSu… ¿Qué está sucediendo?
—Oh, ¿No les has dicho nada todavía, Su?
—¡No estoy hablando contigo!
OhDae escuchó a YooChun gritar, y por lo mismo decidió intervenir, posó una de sus manos sobre el hombro de su hijo sin entender por que lucía tan alterado, pero feliz por ver a su otro hijo sano y salvo.
KangTae tomó la mano de JunSu, entrelazando sus dedos y sonriéndole, sonrisa que JunSu correspondió casi de la misma forma.
—JunSu y yo estamos saliendo. Espero que se sientan felices por nosotros.
Hubo un leve quejido mudo por parte de todos, un momento en el que todos observaron a la reciente pareja, YooChun solo retrocedió asustado, con los ojos muy abiertos y su puño siendo apretado con fuerza.
…
…
—Oh~ Que día para cansado…
YunHo lanzó sobre uno de los sillones del departamento su maletín y el paquete de cartulinas que había sacado de su auto. Se lanzó en el mueble grande y cerró los ojos. Descansando un breve momento.
Cuando recordó que lo mejor era ducharse y luego descansar, se levantó. Observando las cartulinas algunas algo sucias, otras mojadas. La dichosa maniobra que había usado para que JaeJoong bajara la guardia una vez más.
“Perdona a este estúpido”
“Si lo dejas… Probablemente se vuelva un vagabundo”
Todas y cada una, más cursi que la otra. Sonrió levemente mirando una tras una pasar entre sus manos y su sonrisa se amplió todavía un poco más cuando encontró la única que JaeJoong no había alcanzado a ver por su ímpetu en besarlo.
“Este idiota… Se ha enamorado de ti.”
¿Qué hubiera pasado si JaeJoong la hubiera visto? YunHo rió abiertamente, rompiendo la cartulina en pedazos y botándola de inmediato en el tacho de basura. Como si incluso hasta le fastidiara verla.
—Probablemente te hubieras muerto ahí mismo de la ilusión~
Su voz socarrona, sarcástica y vertiginosa se escuchó en un murmullo dentro del silencio de su apartamento, ese tono de voz que JaeJoong en todos esos años de amistad, o lo que sea que tuvieran jamás había escuchado.
El celular sonó y YunHo sonrió ladinamente cuando vio el nombre de Yoona centellar.
—Aló, amor… ¿Cómo está parís?
—Cielo mío, aburrido sin ti.
YunHo comenzó a desvestirse en el camino hacía su habitación. Sonriendo levemente ante la dulce voz de la mujer al otro lado de la línea.
—¿Has hablado con JaeJoong? Ya te he dicho que no me lo descuides mucho, que luego lo tengo encima de mí todo el tiempo. Y eso… No me gusta.
—Tranquilo, amor. Precisamente acabo de hablar con él, y hablamos de la boda y todo…
YunHo rió divertido.
—¿En serio? Cuéntame… ¿Cómo fue eso?
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