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Arualthings

Primera Plana: capitulo 8


Moral.

Kim KiBum desde siempre fue un muchacho centrado.

Sus pensamientos viajaban vertiginosamente entre lo correcto, lo que le convenía y lo que no le convenía. Pero en realidad, a Key únicamente le importaban las dos últimas, no le importaba comportarse bien o mal, con tal de evaluar lo que le convenía o no.

Y en su primer día de trabajo en lo poco en que podía pensar, era en que su camino estaba empezando a ser armarse; Por que mientras la mayoría de sus compañeros se dedicaban a quejarse sobre las Prácticas Empresariales, KiBum solo pensaba en que este era su primer escalón al éxito.

Estaba tan acostumbrado a obtener lo que quería, gracias a su rostro, su cerebro o su apellido, que ‘comenzar desde abajo’ como se lo había dicho el tal ChangMin no le sonaba nada bien, pero cuando menos era algo, y era cuestión de tiempo para obtener la confianza total de aquel hombre que ostentaba un puesto que desde ya, Key ambicionaba.

Su pequeño escritorio, dentro de la oficina de uno de los periodistas, era algo que pronto cambiaría, por que en unos años, tendría su oficina propia, y no la compartiría con nadie, privilegio que Siwon, HeeChul y por supuesto ChangMin ostentaban.

Se sentó lentamente, con una pequeña sonrisa en los labios y recordando de pronto a MinHo. Su relación con el muchacho era… diferente. Había tenido pocas relaciones, en las cuales, todas habían terminado por su boca. Por que todos ellos no habían estado a su altura.

Idiotas adolescentes sin cerebro, hormonales y huecos.

Pero MinHo era diferente, era inteligente, frío, manipulador, increíblemente mentiroso ehipócrita. Oh, si. Key lo percibía en cada una de sus palabras, de sus sonrisas falsas, de su comportamiento adictivamente retorcido.

Por que Key encontraba divertido el esfuerzo que hacía MinHo por mostrarse como un muchacho divertido, jovial, incapaz de valorar la inteligencia que poseía que más bien era algo así como una bendición.

De todas formas, a Key se le hacía algo increíble que MinHo no se hubiera percatado de que él ya sabía más o menos su verdadera personalidad. Todo había comenzado con una envidia, y un odio repentino hacía aquel muchacho que era su vecino, por que superaba su promedio, por que lo opacaba, no solo ante sus padres sino nacionalmente.

Teniendo en cuenta, la brutal personalidad de MinHo, como empezó terminó su odio por él, de pronto se vio inmerso en una retorcida relación en la que él sabía que MinHo era un falso, y MinHo solo fingía ser el muchacho ideal.

Pero si de algo estaba seguro Kim KiBum es que MinHo al menos, lo quería. Y eso era lo que sostenía esa relación, la necesidad de MinHo por sentirse querido. Por que KiBum odiaba, las llamadas, las citas; El estar en contacto tanto tiempo con una persona lo aburría.

…Él no servía para los sentimentalismos.

MinHo era de él, y por primera vez, estaba satisfecho con ello. Por que él si estaba a su altura. Por que era inteligente, astuto y malvadamente hipócrita. Así que eran él uno para el otro, Key estaba seguro de eso.

Y nadie, jamás, lo cambiaría.




El gemido de los labios de JunSu fue poco audible.

YooChun lo había tomado por el brazo, de una manera agresiva. KangTae se había marchado, la sorpresa de su relación había pasado, y caminando cual zombie Yoochun había arrastrado a Junsu directo a su habitación.

—¿Qué diablos es eso que dijiste abajo? Es imposible que tú y KangTae estén saliendo. Por que tú me amas, por que nos amamos. ¡No puedes hacerme esto!

De pronto las palabras de Yoochun lo atravesaban, tanto que sus sentidos empezaban a fallar. Arrimado junto a esa pared, a oscuras dentro de la habitación que por tantos años compartió con su hermano.

Y lo sitió desde el primero momento, desde que Yoochun hubiera colocado con fuerza la mano en la pared, muy cerca de su rostro, estaba enojado, estaba molesto. Yoochun se sentía traicionado.

—¡¡Maldición!! ¡Di algo!

Las palabras en su cabeza surcaban velozmente, pero todas y cada una lastimarían a YooChun, no importaba cual excusa usara, todas terminarían por lastimar a la persona que más le importaba.

Junsu moriría antes de permitir que Yoochun sufriera.

Pero desde el comienzo permanecer juntos era una lenta agonía. Para ambos, decir la verdad era lo que le quedaba. Pero necesitaba su despedida, necesitaba un último beso de esos labios que tenían tinte a pecado.

Con una lentitud asombrosa tomó a Yoochun por las mejillas, acercó a sus labios y cerró los labios. Por que probablemente sería la última vez que lo haría. Por que de un modo a otro KangTae tenía razón. Ese amor estaba mal.

En tantas formas, de tantas maneras. Ellos no podían estar juntos, por lo menos no en esta vida. No de esta forma. Junsu deseó tanto poder cambiar su pasado, su sangre, todo en él, por solo un minuto en el que estar con Yoochun no fuera tan angustiante.

…Por un solo minuto en el que estar juntos no estuviera mal.

Yoochun pareció rendirse ante su beso, por que colocó las manos en su cintura, lo atrajo a su cuerpo. Sus labios jugaron sensualmente, Junsu acarició el cabello de Yoochun y un pequeño suspiró se escapó.

Un anhelo perdido entre sus bocas, un deseo acallado por la aplacable realidad. Y cuando abrió los ojos y esos ojos lo enfrentaron, iguales a los suyos, mirándolo de la misma forma en que él lo miraba.

Respiró profundo, con sus labios todavía rozando los de él.

Con su aliento rozándole el alma, pidiéndole a la vida solo una oportunidad.

Una que nunca llegó, era el momento de rendirse, de dejar de jugar a que podían ir en contra de todo. Junsu bajó la mirada y apretó los puños, abrazándose a YooChun, sintiendo que los segundos que pasaban eran agonizantes.

—Junsu… ¿Qué esta sucediendo?

Un quejido salió de entre sus labios, estaba llorando. Por que amaba, ciega, total y locamente a Yoochun, a su amigo, a su único ente compatible, a su hermano. Por que había crecido con él. Y por que en su cabeza jamás había dejado de repetirse el aplastante:

Esta mal…

Respiró una vez más, con el pecho compungido y los ojos semi cerrados, algo hinchados por tanto llorar, con la nariz doliendo un poco. Odiaba ser tan débil, odiaba su apellido, odiaba ser él en estos instantes.

“Daría lo que fuera por ser otra persona, quien sea… Solo quiero eso. Quiero cerrar los ojos y despertar siendo alguien más para poder estar con Yoochun, no pido nada más… Solo eso, por favor…”


Cuando Yoochun alejó su rostro, para analizarlo y poder verlo. No pudo ocultar la tristeza en sus ojos, y volvió a respirar, tan profundo como podía.

—KangTae sabe la verdad, sabe que te amo. Pero no sabe lo que tú y yo tenemos, él cree que soy yo quien está enamorado. Él cree que tú ignoras mis sentimientos y yo…
—Espera. ¿Estás diciéndome que estás sacrificándote por ambos?

“Solo una oportunidad, una sola…”


—No me estoy sacrificando, solo estoy haciendo algo que debimos hacer hace mucho, Yoochun.  Lo nuestro desde el principio estuvo mal. Y es hora de terminar con esto.
—Junsu te amo, con mi vida… No puedes…

—¡Pero está mal! ¡Somos hermanos por Dios! Nosotros no… No podemos…

Se pegó contra la pared, tapando su rostro, con aquellas agujas perforando su pecho, agujas que no eran reales pero que dolían como tal, agujas que para su desgracia en realidad no existían.

Yoochun se quedó ahí, a unos pasos de él observándolo con cautela, con algo de temor.

Solo una oportunidad, por favor…


—Todos estos años nos hemos amado sin que eso nos importe.

—¡Por supuesto que nos importa! Te importa por que sino nos hubiéramos olvidado de todo. Pero no podemos. ¡Por que por dentro nos estamos muriendo! Cada vez que te beso, que te abrazo… Cada vez que estoy contigo me siento tan mal… Como si lastimara a papá…

Junsu comenzó a gimotear, levemente y con sollozos entrecortados que hicieron que Yoochun empezara a retroceder, con el rostro estupefacto y lleno de dolor. Por que sabía lo que diría Junsu a continuación, pero eso no disminuía el dolor.

—…El amor no debe ser así…

“…Por favor…”


—Yo te amo… Junsu… Te amo…

Las suplicas de Junsu quebrantaba la fuerza de su decisión, el estómago vacío, las emociones revueltas, y el sentido de perdida sobrevolando entre ellos. Junsu levantó el rostro todavía mojado por las lágrimas.

—Sabíamos desde el principio que esto terminaría así. Te amo tanto… Que no soportaría que vivieras para siempre angustiado, por que es cuestión de tiempo Yoochun. Este amor esenfermizo.

Fue como si le hubiera disparado por que las expresiones de Yoochun se deformaron, mostraron un tinte de horror que aplacaron las lágrimas de Junsu y lo sostuvieron un poco más sobre el piso. Por que Yoochun retrocedió, asustado de lo que escuchaba.

…Por que Yoochun estaba sintiendo que su corazón se empezaba a caer a pedazos.

Si no puedo amarlo en esta vida, esperaré… Por que sé que algún día se me dará esa oportunidad. Por que algún día podré amarlo. Y mientras tanto seguiré esperando.”


Cuando Yoochun pareció reaccionar ante lo que pasaba frente a sus ojos, una lágrima salió de sus ojos. Una sola que se deslizó por su mejilla y se perdió en su cuello. Una que Junsu observó fijamente hasta que desapareció.

Pero antes de que pudiera recibir algún reproche, o golpe, o ataque de alguna forma. Contrario a lo que había esperado. Yoochun solo salió de la habitación, sin mirarlo una sola vez. Con los pasos leves perdiéndose en los pasillos de alguna habitación de huéspedes.

Alcanzó a abrazarse así mismo, con un terrible dolor de cabeza y un fuerte dolor en el pecho. Cerrando los ojos, Junsu solo pudo suspirar, uno de sus tantos deseos que parecía nadie escuchaba.

—Por favor, Yoochun… No me odies.

Esa noche, Junsu perdió la mitad de su alma.


“Algún día este amor no dolerá tanto… Algún día… Por favor…”



OhDae sintió las manos de Boa en sus hombros.

Ella lograba relajarlo con leves movimientos, con masajes suaves y precisos que lo hicieron cerrar los ojos. A gusto en como empezaba a sentirse, principalmente por que esa noche había pasado de una emoción a otra sin saber si se encontraba finalmente bien o no.

—Lo de Junsu con ese muchacho KangTae… Fue extraño.

A OhDae en ese momento no le quedó más que asentir, por que sencillamente, en ese instante Boa tenía mucha razón.

—Además Yoochun lució como muy molesto… ¿Sorprendido? ¿Herido? No lo sé su reacción fue muy exagerada a mi parecer.
—Mis hijos son muy unidos, por lo visto él tampoco sabía nada, tal vez le dolió que Junsu le ocultara algo como eso.

Boa soltó un pequeño ‘Mmh’ no muy segura de esa respuesta, pero de algún modo prefirió no indagar demasiado en ese tema. OhDae sin embargo abrió los ojos, girando un poco hacía ella, aún preocupado.

—Yo nunca he tenido problema alguno en que mis hijos salgan con quien deseen si son felices así. Pero la expresión de Junsu mientras nos decía que salía con ese muchacho KangTae… Pues él es un buen muchacho, conozco a su familia. Pero Junsu no se veía feliz.

Justo en ese momento Boa sintió una opresión en el pecho, como una daga atravesaba su garganta y de repente los ojos le ardían.

—Tal vez no está tan enamorado.
—Nunca le he conocido alguna pareja a Junsu, debe estarlo si decidió presentarlo ante todos nosotros.

La conclusión era abrumadora, incesante y sofocante por igual. No había otra respuesta para ambos, por lo menos no una que pudieran vislumbrar con facilidad.




TaeMin caminaba por los pasillos del instituto.

Con varios libros en las manos. Mirando a fuerzas y como podía su reloj. Entre tantas cosas, y ocupado como se encontraba, no había podido arreglar su situación con Minho desde aquella vez que el mayor se había mostrado tan arisco.

No es que no le interesara solucionar las cosas, pero había estado ocupado y era extraño que Minho no lo buscara, usualmente en cada una de sus peleas, por más absurda que esta fuera, ellos no demoraban mucho tiempo sin hablarse.

Lastimosamente esta vez parecía ser diferente.

Pero la suerte, o al menos eso creyó en ese momento, estuvo de su parte. Minho venía en la contraparte del camino, con unos audífonos en los oídos, con una mano en el bolsillo y su andar usualmente altivo.

Los pasos continuaron, los segundos y la mirada atenta de Taemin, pero Minho jamás siquiera cruzó mirada con él, caminó de largo como si de pronto no lo conociera, ni siquiera hubo un pequeño cambio en sus facciones.

—¿MinHo?

El menor de la familia Kim siguió caminando, sorprendido, Taemin lo continuó mirando unos segundos más, mientras aquella espalda se hacía cada vez más pequeña y lejana con cada paso que daba. ¿Por qué de pronto Minho lo ignoraba?




—Será una experiencia interesante…

KiBum torció un poco la boca, incomodo de saber que lo único que harían hoy como nota interesante sería cubrir la final del campeonato estudiantil. Nada académico siquiera, rodó los ojos al ver la sonrisa de HeeChul.

—Oh, vamos Key… Incluso las notas más pequeñas te brindan un poco de experiencia.

Por un momento Key recordó que Heechul no en vano era uno de los mejores fotógrafos del país, titulo que en ese medio no se conseguía con facilidad. Así que debía escuchar, y aprender, para lograr ser y tener el reconocimiento que merecía.

—Además son muchachos de tu edad. ¿No te entusiasma?

La verdad era que no, Siwon parecía anotar algo en su i—pad vigilando el lugar y todo lo que pudiera encontrar alrededor del gran ambiente de fiesta que se vivía en esos momentos.

—Acompáñame, quiero una foto de todos los equipos que están compitiendo.

HeeChul le hizo un pequeño gesto y Key de inmediato avanzó a su lado. Le hubiera gustado quedarse junto a Siwon, por que lo suyo era la redacción, pero Choi en ese momento parecía todavía muy hermético en lo que refería a sus escritos.

Por el momento el fotógrafo se arrodilló, enfocó a los muchachos llenos de euforia, sonrientes, que se agrupaban emocionados de salir en el periódico, por que en la revista Key lo dudaba.

Sin embargo sus ojos chocaron con el capitán de uno de los equipos, y al parecer el muchacho lo reconoció por que de inmediato arrugó el entrecejo y dejó de reír. Como olvidarlo… Era aquel pobretón que había chocado con él en el pasillo de su instituto.

El peligro fue, cuando el muchacho ese se acercó hacía él.

—¿Tú que haces aquí?
—¿Mes estas hablando a mí?

—Por supuesto que sí, imbécil.
—Si, igual de educado que la vez anterior. Estoy trabajando para tu información, algo que deberías hacer en vez de perder el tiempo con tonterías como estas.

JoongHyun pareció aún más molesto de repente, ese niño rico no solo se estaba metiendo con él, sino con sus gustos, con lo que le apasionaba, con sus sueños de algún día convertirse en un jugador internacional.

—¿Por qué eres tan insoportable Kim KiBum?
—¿Cómo sabes mi nombre?

—Mis amigos te vieron en el tablero de los mejores promedios. Club de periodismo ¿Eh? Supongo que ahora estás jugando a ser periodista. Pues te dejo en paz, y recuerda mi nombre Kim JongHyun, por que algún día no harás más que escribir sobre mi.

La actitud soberbia y magistralmente molesta de aquel capitán hizo que Key agudizara la fallida calma mientras lo veía alejarse y entrecerrara los ojos. Pero antes de que intentara hacer algo en contra del pobretón ese. Por suerte HeeChul pareció llamarlo para ir a tomar fotos a otro lugar.




Su cabello se encontraba algo alborotado.

La camisa de seda negra caía de lado dejando descubierto uno de sus hombros, la expresión sensual en su rostro, estirado levemente hacía atrás, con los labios rojos de haberlos mordido un poco.

…Y el fotógrafo tenía la perfecta imagen sensual que había estado buscando.


—Perfecto Jaejoong, como siempre un placer trabajar contigo.

De inmediato, Kim se reincorporó con una pequeña sonrisa satisfecha en los labios. Acomodando la camisa, que aún parecía quedarle grande por que en cualquier momento caería de su cuerpo.

—Igualmente Rae, espero que esa portada de Done quedé esplendida.
—Contigo de imagen no lo dudes.

Estrecharon sus manos y unos segundos después el director daba la orden de acabado todo, dirigiéndose cada uno a almorzar. Pronto JaeJoong intentó recoger su celular, y ver como se cambiaba lo más pronto posible para salir a almorzar con Yunho.

Marcó el número de Jung con cuidado de no equivocarse y con una sonrisa en los labios llevó el celular a su oído. Sin embargo el tono de un celular lo tomó por sorpresa y para cuando levantó la mirada Yunho estaba frente a él con una bolsa de papel en las manos.

Amaba cuando Yunho le daba esas sorpresas.




—¿Qué tal la sesión de fotos?
—Perfecta como siempre.

Jaejoong jugó un poco con los palillos en sus manos, llevando un rollo de sushi a la boca, gustoso de probar aquello como almuerzo, no tenía la oportunidad de comerlo siempre, así que la sorpresa de Yunho le había fascinado.

Cuando levantó la mirada, notó a Yunho observándolo fijamente, con una pequeña sonrisa en los labios.

—¿Qué sucede?
—Me gusta mirarte. ¿Algún problema con eso?

JaeJoong se permitió sonreír un poco más, con otro rollo de sushi bañado en salsa de soya. Con el dulce sabor palpado en su boca. Tratando de ignorar el hecho de que era realmente agradable sentirse así.

—¿Tu no vas a comer, Yunho?
—No, no tengo mucho apetito. Además hace algún tiempo te dije que estabas muy delgado. Es mejor si comes bien al menos conmigo.

—¿Y tu trabajo?
—Es mi hora de almuerzo.

Bebió un poco de agua, notando como el viento sacudía un poco el cabello corto de Yunho, la terraza de aquel edificio, alto como ningún otro, era su lugar favorito cada que tenía alguna sesión de fotos.

Miró de reojo a Yunho. ¿Por de pronto lucía tan nostálgico? Dirigió su mirada hacía el lugar que Jung observaba, y lo único que pudo notar fue la cantidad de edificios iluminados por el sol de las doce del día. Pero Yunho parecía tan melancólico de repente.

—Yunho…
—¿Si?
—¿Estas bien?

De la misma forma en la que aquella melancolía apareció, esta huyó, por que Yunho le sonrió amablemente y gateó hasta él con la misma sonrisa, besándolo lentamente, sin ningún apuro, con una mano en el cuello de Jaejoong.

Correspondió al beso, moviendo sus labios al mismo vaivén que Yunho le imponía. Sin embargo su celular sonando los hizo separarse, con una leve sonrisa compartida, por que Yunho pareció entender y se alejó un poco.

—¿Si?
Amor, ¿Cómo estás?
Yoona… Bien, almorzando un poco.

Yunho pareció ni siquiera incomodarse al escuchar el nombre de la mujer apenas sonrió de lado, besando en esta ocasión el cuello de Jaejoong, ese largo y terso cuello que se le presentaba a su antojo.

—¿En serioQue bueno, te llamaba para avisarte que retrasaré un poco mi llegada a Corea, al parecer filmaremos un par de capítulos más por acá. Así que me quedaré unos días en París. Te aviso cuando esté de regreso para vayas a recogerme. ¿Si?

—Por supuesto, Yoona. Tú solo me llamas.
De acuerdo amor, te extraño. Adiós.

Algo que apreciaba de la mujer es que sus llamadas siempre eran cortas y concisas, tal como esta, Jaejoong soltó el celular, y pasó un brazo por la espalda de Yunho lo suficientemente traicionado por sus instintos como para negarse.

Pronto su espalda estuvo en el piso de aquella terraza, con Yunho sobre su cuerpo, besando ahora sus labios, jugando con sus manos, tocando su pecho, su estómago, su rostro. Jaejoong incluso soltó un pequeño gemido.

—Oye Yunho… ¿No eres tú el que siempre anda preocupado de que nos puedan ver?
—¿Y quien nos va a ver desde aquí? ¿La gente que anda sobrevolando en un avión?

Jaejoong rió un poco, aun con sus labios cercanos a los finos de Yunho. –Es una posibilidad muy factible.
—Pues entonces que nos envidien.

Una pequeña risa por parte de Jaejoong anteló a ese beso ahora llenó de pasión que Yunho cerró sobre su boca, sobrevolando a Kim a un mundo lejano donde todo parecía ser parte de un sueño.




Era extraño…

Por lo menos Minho lo sentía de esa forma, las clases habían terminado, se encontraba camino a casa dentro del auto de su familia, con Changmin conduciendo el auto como si nada hubiera pasado entre ambos.

Como si no hubieran besos de por medio, ni contra ataques, ni verdades a la cara, ni una casi no cita entre ambos el día anterior cuando salieron al parque de diversiones. No es que le disgustara, pero…

Era extraño.

Miró a Changmin concentrado en el camino, sin pronunciar palabra alguna y al parecer ignorándolo por completo, eso o muy concentrado en algo que Minho no podía entender. Soltó un pequeño suspiró y volvió a mirar hacía el retrovisor.

—Changmin detén el auto por favor.

Fue como si de repente Changmin diluyera sus divagaciones y obedeciera más por instinto que por que realmente lo hubiera escuchado. Minho solo volvió a suspirar, bajando del auto con una expresión de parsimonia en el rostro.

—¿Qué sucede?

Fue un impulso directo, Minho lo agarró por la camisa de botones y se dirigió hacía su boca en un beso que logró en Changmin el efecto esperado, por que la sorpresa borbotó graciosamente en su rostro.

Sus labios parecieron estáticos en ese preciso instante, la sorpresa, el que se encontraban a la mitad de camino de la casa de los Kim, y que principalmente a Minho parecía no importarle.Por eso se alejó.

—Yo no quiero ser uno de tus juguetes, Minho. No tengo tiempo para jugar contigo, tengo cosas más importantes en mente.
—Eres el único que me conoce en verdad,  ¿Por qué crees que serías igual que ellos?

Bien… Changmin no estuvo en ese punto muy seguro de si Minho lo había dicho en el buen sentido o en el mal sentido. Pero para ese momento poco le importó. Minho volvió a besarlo, atacando sus labios con la experiencia que poseía.

ChangMin recordó que entre sus dos trabajos, las cosas que no lograba investigar, la clave secreta de OhDae, el estrés de tener a KiBum tan cerca trabajando para él. Entre todo, besar a Minho fue definitivamente lo mejor que pudo pasarle.

Por que fue como un escape.

Por que sus manos decidieron viajar hasta esa espalda. Por que lo apegó a su cuerpo y Minho gimió entre sus bocas. Justo en ese momento a Changmin tampoco le importaron las consecuencias.




MinKih dejó las tostadas y el jugo de naranja sobre la mesa.

Con su mirada preocupada depositada en uno de los herederos Kim que ese momento pretendía comer algo, soltó un pequeño suspiro insegura de si era correcto hablarle de acuerdo al estado de animo en el que se encontraba.

—Joven Junsu… ¿Se siente bien?
—¿Eh? ¿Por qué lo dices MinKih?

—Pues… Por que luce algo cansado, como si no hubiera dormido suficiente y creo que no me equivocó por las ojeras que tiene.
—Oh… No me había dado cuenta.

Una débil sonrisa surcó en los labios de Junsu, llevando la yema de sus dedos hacía donde se encontraban las ojeras levemente pronunciadas del muchacho. MinKih solo suspiró un poco preocupada, al parecer Junsu no hablaría.

Los pasos leves de alguien acercándose, que pronto la mujer identificó como Yoochun llamaron su atención, pero al parecer Junsu empezó a comer sin miramiento alguno de la presencia de su hermano mayor en la mesa.

Yoochun se sentó, dejando la servilleta de tela sobre sus piernas, no hubo un saludo, alguna mirada, o algo… Solo una increíble tensión que MinKih prefirió esquivar al escuchar el teléfono sonar.

Ese silencio jamás existente antes entre ambos, fue devastador. Junsu parecía concentrado en comer, y Yoochun parecía atento al mantel de la mesa. Luego de un rato MinKih volvió a aparecer con el teléfono inalámbrico en las manos, extendiéndoselo a Junsu.

—Es el joven KangTae. Quiere hablar con usted.
—Mmh… Gracias, MinKih. Tomaré la llamada en el estudio.

Junsu limpió velozmente su boca, levantándose de la mesa y bebiendo un poco de jugo antes de perderse entre las habitaciones de la gran mansión. Yoochun pareció ignorante a todo por un leve instante antes de inspirar profundamente.

—Joven… ¿Qué desea desayunar?
—Nada, MinKih, gracias. Creo que perdí el apetito.

Y otra preocupación más se adjunto a la pobre MinKih, por que Yoochun solamente se levantó y regresó a la habitación de huéspedes donde había dormido la noche anterior. MinKih no entendía lo que sucedía… Pero esos muchachos la preocupaban.




Tuvo esa sonrisa ladina en los labios por varios minutos.

Cuando Changmin le abrió la puerta, ver su rostro para Minho fue realmente gratificante, aunque en parte le daban ganas de volver a besarlo. No muy convencido de hasta que punto era todo para él un juego más.

Por el momento, solo bajó del auto, acomodó la maleta a su espalda y le sonrió brevemente. ¡Dios! Besar a Changmin había sido más de lo que había esperado, por que sus sentidos se habían bloqueado hasta el punto de poder marcar un alto.

ChangMin entró como cada día por la puerta trasera, y él tan solo caminó hacía la puerta principal, asombrado al notar a alguien esperando en el sillón de la sala de estar.

—¿JoongHyun?

El muchacho giró con una sonrisa en el rostro. Una muy amplia y repleta de orgullo. Minho entonces notó el gran trofeo que reposaba en la pequeña mesa y cuando JoongHyun se acercó a él para abrazarlo y besarlo con efusividad.

Por un momento, por uno muy breve… Pensó que hubiera sido bueno que el sabor de Changmin durara un poco más en sus labios.




—Siwon… ¿Me habías estado llamando? Acabó de ver tus llamadas perdidas.
—Si, quería saber cuando podíamos vernos. Tengo las traducciones de los documentos que me enviaste en las fotos.

—¿En serio? Estoy un poco ocupado ahora ¿No me lo puedes decir por teléfono?
Supongo que si… ¿Puedes hablar sin problemas?

—¿Es algo grave?
—Oh, si…

ChangMin miró a MinKih mientras cocinaba con pasividad moviéndose de un lado a otro, pero por seguridad optó por tomar una manzana y caminar discretamente hacía el jardín, comiendo un poco al menos.

—Ahora si dime…

Hubo un corto suspiro por parte de Siwon, uno que lo llenó de intriga. Mientras se sentaba en los pequeños escalones que daban al jardín.

—Pues no se trataban de papeles de adopción como pensabas. Los cuatro son hermanos, por lo menos estos papeles no dicen lo contrario. Es todo mucho más complicado que eso, y más bien diría que es hasta muy ilegal.

Changmin arrugó el entrecejo, moviendo ligeramente la cabeza. En realidad, por un momento había pensado que esos papeles que encontró en el despacho de OhDae eran papeles de adopción, sin embargo esto parecía ser mejor.

—¿Malversación de fondos? ¿Ventas de puestos públicos? ¿Corrupción? ¿Dinero depositado ilícitamente en la cuentas de sus hijos? ¿Qué?

Lastimosamente para tu nota investigativa, no sirve de mucho si es eso lo que quieres saber. Es más bien un movimiento extraño por parte de OhDae. Él cambió las fechas de nacimiento de sus hijos, las intercambió para ser más específico.

¿Qué? ¿Para que haría eso? Explícate mejor.

—Es un traspaso de fechas de nacimiento, con mucho dinero de por medio, por que esas cosas no se hacen así como así. Verás es como si Jaejoong que es el mayor, Yoochun que es quien le sigue, y luego Junsu en realidad no tuvieran la edad que todo el mundo cree.

—¿Y Minho?

No se lo que pretendía, pero Minho no presenta ningún cambio… Aparentemente. Para ponerte un ejemplo es como si de verdad por edad el mayor fuera Junsu, luego Jaejoong y finalmente como menor YooChun, solo es un ejemplo claro está, pero no entiendo la razón por la que haría algo como eso.

Changmin le dio una pequeña mordida a su manzana, arrugando aún más el entrecejo, mirando el pasto verde y los árboles que componían el lugar.

—No entiendo para que haría algo como eso. ¿A quien pretende engañar OhDae haciendo algo tan insulso? Aunque es obvio que excluyera a MinHo. JaeJoong, YooChun y Junsu tienen apenas un año de distancia escalonadamente mientras que entre JaeJoong y Minho hay seis años de distancia, sería algo muy obvio.

—Quizá esto va más allá que engañar a alguien, no es normal que se hagan este tipo de cosas. Por que ¿Cuál sería el punto de hacer algo así? Si es que no es para algo verdaderamente peligroso.

Changmin en realidad dudaba que fuera algo peligroso, más bien era algo que tenía muchas ganas de averiguar, por que las cosas se le estaban complicando cada vez más y en definitiva necesitaba encontrar esa clave a los accesos directos y personales de OhDae…

…Fuera como fuera.




Key se sacó el abrigo esa tarde, un poco cansado y evidentemente fastidiado con el encontrón que había tenido con el idiota ese de JoongHyun respiró profundo y decidió que no debía amargarse por gusto.

Colocó una pequeña sonrisa en los labios, convencido de que tal ve estar un rato junto a Minho podría relajarlo adecuadamente. Levantó el teléfono inalámbrico y lo llevó a su oído, observando divertido como Minho se sacaba la leva de su uniforme colocándola sobre la cama. Quedando apenas en su camisa blanca.

El teléfono sonó un par de veces antes de que Minho levantara la cabeza y se estirara un poco para poder tomarlo. Key se asomó mejor en la ventana de su habitación, esperando que Minho notara su presencia.

La sonrisa en sus labios fue eliminada de inmediato por que el pobretón de JoongHyunapareció de la nada. Abrazando por la espalda a MinHo, con una confianza desubicada. Que lo desconcertó.

¿De dónde podía conocer Minho a un tipo como ese?

La sonrisa en el rostro del tal JoongHyun era absorbente, producto tal vez de que su equipo ganara el campeonato. Cuando el teléfono volvió a sonar descubrió que Minho aún no le contesta y era evidentemente a causa del pobretón.

Por que parecía demasiado juguetón para su gusto con Minho, entonces Key empezó a sentir un retorcijón en el estómago, uno muy molesto. Apretó con fuerza el teléfono, no le estaba gustando como se estaban desarrollando las cosas.

El movimiento final de JoongHyun fue quitarle el teléfono de las manos a Minho, mientras lo lanzaba sobre la cama, y Minho lucía divertido con eso. El beso llegó después. Los ojos de Key se abrieron con sorpresa y el teléfono en sus manos resbaló.

Nunca, jamás en toda su vida; Se había sentido tan asquerosamente humillado.




—¿Nos vemos esta noche?
—Nos acabamos de ver, tan pronto ¿Y ya me extrañas?


Yunho se abrió paso entre la gente, moviendo la cabeza de vez en cuando, esperando verla cuanto antes. No muy concentrado en su absurda conversación con JaeJoong.

No te creas demasiado YunHo… ¿Entonces, voy a tu departamento en la noche?
No lo creo, Jae. La verdad estoy un poco cansado y tengo mucho trabajo. No quisiera aburrirte.

Contigo nunca me aburro Yunho.
—En serio, Jae. Hoy no, hablamos mañana. Estoy un poco ocupado.

En ese preciso instante cuando cortó la llamada, Yunho comprendió que había sido muy brusco al cortarle de esa forma, pero ella ya estaba a su vista y la sonrisa en sus labios apareció de inmediato.

Sincera como nunca antes, como una que Jaejoong no contemplaba inconscientemente desde hace mucho años.

La alegría desbordó en su pecho, estiró los brazos y la hermosa mujer corrió directo hacía él, guindándose de su cuello, y ambos dando varias vueltas. Como si extrañarse fuera demasiado para ambos. Envueltos en una calidez única que solo le pertenecía a ellos.

—Te extrañe tanto, Yunho… Tanto, que por poco me vuelvo loca.
—No exageres, Yoona. Yo también te extrañé.

Yunho sacudió los cabellos de la mujer graciosamente, con un amplia y sincera sonrisa que logró que Yoona sonriera también, arreglando un poco la camisa del mayor, ropa que se había desajustado debido al efusivo contacto.

—¿Vamos a mi departamento?
—Por supuesto, tengo tantas cosas que contarte…

Yunho estiró un poco su brazo y Yoona de inmediato se agarró de ese brazo. Con un suspiro leve y dejando las gafas sobre su cabeza.

—¿Cuándo le diré a JaeJoong que ya estoy en el país?
—Cuando yo lo crea conveniente, mi cielo.

Yunho en ese instante parecía cómodo con el contacto. Caminando cual príncipe que llevaba a la más hermosa princesa hacía el baile del reino.

—¿Cómo va todo?
—Perfectamente Yoona, te prometo que todo pronto acabará.

A ella no le quedó más que confiar, sonreír un poco y apoyar la cabeza en el hombro de Jung, por que una sonrisa se posó en sus labios.

El tiempo de ambos, llegaría pronto.

Las almas envenenadas finalmente siempre se buscan unas a otras.



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