KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Primera Plana: capitulo 9


Resquebrajar.

Yoona abrió la puerta y Yunho escondió el rostro tras el ramo de rosas que tenía.

Ella sonrió, algo dulce y se apoyó en el resquicio de la misma, con los pies descalzos y la holgada ropa que llevaba en esos momentos, tan distinta a la afamada actriz a la que todo el mundo conocía.

—¿Por qué llegas tarde Yunho?
—Mucho trabajo.

Yoona solo rodó los ojos, tomando el ramo y dejando a Yunho pasar dentro de su propio departamento, la situación era sencilla, ella no podía quedarse en su departamento por que Jaejoong no podía enterarse que ya estaba en el país.

Así que Yunho se había ofrecido a que se quedara con él. Y ella a su lado, por unos momentos deambulaba entre sus sueños no conquistados, el de no estar tan llena de odio y rencor. En el de poder tener una vida normal.

Y usualmente Yunho le regalaba esa maravillosa sensación.

Colocó agua dentro de un alargado jarrón y las flores dentro; Escuchaba a Yunho dejar las llaves y al parecer acomodarse en la mesa. Cuando volvió el mayor ya estaba sentado, esperando por ella con una sonrisa.

—Hice un poco de lasaña, especialmente la que te gusta.
—Eres un amor Yoona, no sé que hubiera sido de mí si no te encontrara. Te quiero.

Ella volvió a sonreír, no muy complacida con lo extrañas que habían sonado las palabras viniendo de él, colocó la servilleta sobre sus muslos, y Yunho solo bebió un poco del vino en la mesa.

—Yunho tú me necesitas, encontrarme fue más bien como la jugada perfecta para ti, no estas obligado a quererme, pero no me mientas.
—…No te miento. Yo te quiero.

Yoona sonrió, tomando la copa y balanceando el vino en su interior.

—Eres como las personas dentro de su familia, me quieres por que tienes que quererme, más no por que realmente lo sientas así o te hayas detenido a pensar en si quererme es una opción. La gente suele pensar: “Somos familia, entonces te quiero.” ¿Pero esa gente se ha detenido pensar en algún momento que pasaría si fueran completos desconocidos? ¿Aún así se querrían?

Yunho ladeó un poco su cabeza, con una sonrisa y una expresión de curiosidad y diversión en el rostro.

—¿Y eso? ¿Por qué andamos tan filosóficos?
—No lo sé… Tal vez demoraste mucho en llegar y no tenía en que más pensar.

Él sonrió sinceramente, tomando la mano de Yoona y apretándola con cuidado.

—Yo te quiero, Yoona.
—Usualmente se dice, te amo.

—Yo no te miento, Yoona. Eres la única persona que sabe en realidad quien soy.
—Tú también, Yunho. Eres el único que me conoce en verdad.

Compartieron una sonrisa breve. Ella se dedicó a tomar los cubiertos dispuestos sobre la mesa, y Yunho empezó a hacer lo mismo también.

—¿Y no piensas decirlo también?
—Yo también te quiero, Yunho.

La sonrisa que Yunho deslizó sobre sus labios fue agradable.

¿Cuándo dejaras de mentirte, Yunho? Tú no me quieres, tú no quieres a nadie.




Jaejoong estaba un poco agitado.

Con la música a todo volumen, y corriendo pausadamente, ejercitando su cuerpo como cada noche cuando el tiempo le era corto y no podía hacerlo en la mañana, el sudor que cubría su anatomía era reconfortante.

Jaejoong vivía de lo bien que se veía. Era uno de los modelos más cotizados en el medio, aunque también se podía decir que la herencia que su padre le dejara, cubriría el momento en que su belleza eclipsara muchos años más adelante.

Se detuvo un momento, comprobando la hora en su reloj.

Se apoyó con las manos en sus rodillas, respirando a leves bocanadas para recuperar el oxigeno en sus pulmones, pensó en ese instante que hace mucho que no salía con Yunho a correr, y que conversar con él era mejor que escuchar música.

Repentinamente recordó su niñez. Lo mucho que iban al parque en la zona de recreación cerca a su hogar, el tiempo que pasaban juntos era casi total. Los padres de Yunho trabajaban mucho, juntos en la empresa. Y por supuesto antes que quedarse solo, el padre de Yunho iba a dejarlo a su casa.

Siendo Minho tan pequeño, y Yoochun y Junsu metidos en su propio mundo, excluyéndolo de sus juegos. Jaejoong había encontrado en Yunho al amigo perfecto, él único verdadero. Pero en el transcurso de la adolescencia.

Luego de la muerte de sus padres, Yunho había cambiado un poco. Estuvo en su casa encerrado, incluso salió de viaje como por ocho meses. Atrasándose un año en sus estudios en la secundaria.

Jaejoong respiró profundo, recordando la horrible sensación en su pecho. La búsqueda insaciable que había empezado, las horas al teléfono intentando ubicarlo, lo mucho que le rogó a su padre por que lo hallara.

Finalmente un día Yunho había vuelto, su mirada era diferente, pero Jaejoong en esencia había creído que seguía siendo él mismo. Había vuelto con una visión diferente de la vida, y lo había arrastrado a un mundo mucho mejor que él que conocía.

Una vida libre de sentimientos, de gozar la vida y divertirse sin ataduras. No había sido hasta un tiempo después cuando Yunho le presentó a Yoona, ella hermosa y resplandeciente. Jaejoong había sentido el flechazo.

Y Yunho los había apoyado, había fortalecido esa relación.

Lo suyo con Yunho no está ni siquiera seguro de cómo empezó. De en que momento comenzó a desearlo, y podía atribuirlo al eufemismo de sentir que hacía algo que no debía, pero a Yunho no le había parecido tan descabellado todo, mientras fuera solo sexo.

Jaejoong estaba bien así, pronto a casarse con la mujer perfecta y deseada por todos, con su carrera en la cima. Su desestabilizada familia lejos de habladurías, con excelentes sesiones de sexo con Yunho. Y por supuesto, con un mejor amigo con el cual podía contar en cualquier momento.

…La vida de Kim Jaejoong, era poco más que perfecta en esos momentos.

No necesitaba más.




KangTae levantó el vaso con whisky una vez más.

Lo analizó, miró el hielo aclarar las partes donde el licor perdía la esencia absoluta de su color, y por error vio su rostro reflejado en aquel vidrio y entonces su mirada cambió.

A lo lejos podía escuchar la banda sonar, dentro del bar donde todos observaban atentos al grupo de chicos que cantaban baladas que acompasaban al ambiente bohemio en el lugar. KangTae solo suspiró una vez más.

Dejando el vaso sobre el mesón, con los ojos un poco empañados. Y la desazón en su interior, tenía a Junsu, lo tenía su lado, de su mano. Pero no lo tenía en verdad, por que no importaba cuanto él amara a Junsu.

Junsu seguía envuelto en su mundo utópico, amando a su hermano.

Llevó las manos a su cabeza, con una mueca de dolor y lamento que fracturó su usual sobria presencia, despeinó sus cabellos en el proceso, encorvándose un poco, sin importarle que hubiera arrastrado fuera de lugar el vaso.

El punto en que Junsu amaba a Yoochun, lo hacía sentir comprometido con que debía salvarlo de si mismo. No le importaría si Yoochun fuera completamente ajeno a la familia Kim, pero lleva su mismo apellido, su misma sangre.

KangTae incluso puede prever lo que sucedería si alguien se enterara de esos sentimientos. Junsu tiene que aprender a dejar de amar a Yoochun. Y Yoochun jamás se debe enterar.

KangTae quiere salvar a Junsu… No importa si le cuesta tantas lágrimas de dolor, como las que ahora está derramando, y que nadie más puede sanar. Amar a Junsu, es muy duro.




Era muy entrada la noche.

Usualmente a esa hora los dueños de la casa se encontraban en cualquier otra cosa que en permanecer tiempo juntos, Jaejoong había salido a correr, Yoochun entrenaba en su gimnasio privado, Junsu se había quedado dormido en la biblioteca, Minho había salido a estudiar según él. Y OhDae y Boa habían salido a una obra de teatro.

Todo rondaba perfecto para que Changmin decidiera entrar una vez más al estudio privado del OhDae, vigiló que los empleados estuvieran entretenidos en su charla post cena. Y se dirigió con cuidado hacía el lugar.

Encendió la linterna, habiendo cuadrado igual que antes cualquier problema con las cámaras de seguridad. Respiró profundo y con una sonrisa en los labios, abrió el cajón con llave, gracias a las malas enseñanzas de DongHae y su pasado delincuencial.

Bueno, en realidad había dudado mucho que DongHae en verdad supiera hacer estas cosas, pero su suerte había conspirado para que pudiera abrir el dichoso cajón. Entre los múltiples papeles, como documentos personales de OhDae y toda la familia.

Una carpeta en particular llamó su atención.

—Es la primera esposa de OhDae…

La rubia y hermosa mujer en una foto de tamaño estándar lo sorprendió. De acuerdo, Jaejoong, Yoochun, Junsu y Minho. Eran verdaderamente apuestos. Y OhDae a pesar de los años había logrado conservarse atractivo, aún así, viendo la belleza de aquella mujer comprendía por que los hermanos Kim ostentaban aquel atractivo.

No era un secreto la razón por la que tantas adolescentes suspiraban por Jaejoong, lo apuesto que era, lo encantador que era. Tampoco era un secreto Yoochun y las muchas cantantes que habían intentando tener algo con él, siendo un gran productor y tan apuesto.

O en el caso de Junsu siendo un gran coreógrafo de musicales o para videos musicales y todo lo que ello implicaba. Minho prueba viviente de las muchachitas que vivían profesándole amor eterno en el instituto, sin contar con la relación múltiple que llevaba.

Las cámaras los seguían, la gente adoraba verlos, la sociedad entera se estremecía ante lo apuestos que podían ser. Y por supuesto ante lo que demostraban ante los demás. Ellos aparentaban ser la familia perfecta. Y la gente se enamoraba de lo que ellos supuestamente representaban.

Pero esa mujer, la primera esposa de OhDae era sencillamente excepcional. Changmin llegó a la conclusión de que esa familia era un grupo de rostros hermosos. Y almas muy oscuras lamentablemente.

Changmin recordó, la primera esposa de OhDae había fallecido luego del parto de Minho, este se había complicado y ella había perdido la vida, esas fueron las declaraciones que se dio a la prensa, luego OhDae se había casado un par de veces más, hasta encontrarse con Boa y verdaderamente durar con ella por varios años.

Movió un poco la foto y revisó los papeles, solo por curiosidad. Datos cualquiera, pasaportes, documentos, un sin fin de papeles sin relevancia, pero su estómago dio un vuelco, en el instante en que se encontró con una carpeta blanca de una reconocida clínica en Estados Unidos.

La abrió y entre la cantidad asombrosa de reportes médicos, controles constantes. De lo poco que pudo entender Changmin, es que ella sufría de Leucemia. Y asombrosamente había logrado sobrevivir por muchos años.

El peso de su cuerpo reposó sobre la silla. Un dolor en el estómago y la impalpable razón de descubrir algo tan duro como eso. “Un momento.” Pensó. Revisando el acta de defunción, y descubriendo que ella efectivamente había caído ante su enfermedad.

El cáncer la había vencido.

—Pero… ¿Por qué OhDae entonces mentiría sobre las razones de su muerte?

Llevó una mano a su rostro, preocupado, asustado un poco también. Changmin no sabía mucho de medicina, pero sabía que las posibilidades de que un hijo heredara esa enfermedad eran muy altas, aún más si era la madre la portadora de la leucemia.

Incluso por un momento pareció olvidar como se respiraba. Se angustió, y el primer rostro que vino a su mente fue el de Minho. Era el menor después de todo, le intrigó la absoluta preocupación que recorrió su cuerpo y el miedo que lo llenó.

Fotocopió velozmente los papeles de toda la carpeta, en la impresora multifuncional. Sabiendo que su tiempo se acababa y que sobre todo, empezaba a encontrar cosas verdaderamente importantes para su investigación.

Cuando dejó todo en su lugar y abandonó el estudio. No pudo evitarlo, necesitaba comprobar alguna evidencia de que en realidad alguno de los hijos Kim pudiera estar enfermo, sabía que aún tenía tiempo.

Entonces corrió, subió las escaleras y recorrió con cuidado cada habitación. No encontró prueba alguna, medicamentos extraños o algo que se le pareciera, solo estaban las pastillas para dormir de Jaejoong, las que contrarrestaban el dolor de cabeza en la habitación de Yoochun y Junsu y los calmantes de Minho.

Solo había los medicamentos necesarios para cualquier contrariedad, no había medicamentos especiales para nada. Se sentó sobre la cama de Minho, que fue la última habitación que revisó y miró las fotocopias.

No entendía la gran mayoría de cosas que ahí había. Pero decidió que le haría una visita a uno de sus amigos doctores en estos días. Necesitaba saber a fondo lo que sucedía con esa familia y necesitaba saber si alguno de esos hermanos en verdad había heredado ese cáncer.




El sol de esa mañana ingresaba por el balcón de la habitación.

Junsu permaneció cruzado de brazos, observando su mundo siendo deformado ante sus ojos. Los empleados sacaban sus cosas, mudándolas a otra habitación. Quitaban su cama, sus pertenencias, su ropa… Su vida.

No había muestra alguna de emoción en su rostro. Tomó el pequeño reloj de Mickey que había sobre una de las estanterías y suspiró. Tragándose cualquier comentario o recuerdo que le pudiera venir.

—…¿Qué están haciendo?

Giró viendo como Yoochun le arrebataba su ropa de la mano a unos de los empleados.

—¡No se llevan nada de aquí!
—Yoochun yo les di la orden.

Él pareció sorprenderse ante su presencia, y de que en verdad estuviera encabezando toda esta locura. Dejó la ropa sobre la cama y se acercó a él, visiblemente afectado, completamente diferente ante la indiferencia que en estos días le había mostrado.

—¿Por qué estás haciendo esto, Junsu? Si quieres salir con el estúpido de KangTae ¡Hazlo! Pero no tienes por que cambiarte de habitación. ¡Siempre hemos estado juntos!
—Yoochun estás gritando, y los empleados nos escuchan.

Esa advertencia pareció calmarlo un poco, y su respiración se ralentizo un poco también.

—No tienes que irte Junsu.
—Es necesario, o nunca podremos acabar con esto.

En el momento que estaba dispuesto a salir de la que alguna vez su habitación compartida con su hermano, Yoochun lo agarró por el brazo, pero él solo se soltó velozmente, como si el contacto le quemara.

—Déjame en paz, Yoochun.

Y con esa frase, y tono de voz incomprensible Junsu salió, dejando a Yoochun parado en la mitad de su habitación, ahora enorme y algo vacía.




KiBum podía ser muchas cosas.

Desagradable, elitista, egoísta, manipulador. Todas las cosas negativas que a sus enemigos les encantaba recalcar. Y quizá lo fuera un poco, pero finalmente Key se siente a gusto con eso.

Por que cuando la gente empieza a hablar mal de ti, es por que estás haciendo algo bien.

Arrugó el papel en sus manos, recordando el odio interno que había empezado a desarrollar desde ayer por aquel pobretón y Minho. ¿Cómo se había atrevido a engañarlo de esa forma?

De acuerdo, no era el amor lo que le dolía. Por que Dios sabía que él no amaba a Minho, ni Minho lo amaba a él. Pero no era aceptable, que lo traicionara, que lo considerara tan poca cosa como para preferir a un tipo tan despreciable como ese.

Minho tenía que pagar por esa humillación.

Pero antes Kibum necesitaba, más que nada probarlo, saber hasta que punto era Minho capaz de llegar por tapar sus mentiras. Kibum necesitaba comprobar todo lo que Minho ocultaba.

Por que él que sabe, gana.

Y destruir a Minho sería más fácil, si se dedicaba a saber más de él. A encontrar algo, que fuera capaz de provocarle la humillación tan profunda que él había sentido.




Minho miró a Changmin, tal y como se le venía haciendo costumbre a través del espejo retrovisor. Esta mañana lucía muy concentrado en sus pensamientos. Y Minho se sentía desplazado.

Fue hasta que sonó su celular que pudo pensar en algo más que no fuera él.

—¿Key? ¿Cómo así llamándome tan temprano?
Quiero verte, ¿Tienes tiempo?

—Si… Claro. ¿Estás en tu casa?
En el trabajo. Ven a recogerme. Te paso la dirección en un mensaje.
—Claro… Voy para allá.

Cortó la llamada, mirando intrigado la razón por la cual Key lo llamaría tan de repente, con ganas de verlo. Siendo que nunca antes se había mostrado tan abierto con él. Luego se produjo algo interesante.

Cuando llegó el mensaje. Y le comunicó a Changmin el cambio de planes, pidiendo que lo llevara en vez de a la casa al dichoso periódico, por un momento Shim pareció palidecer y tensarse un poco.

…Pero aún así había asentido, con un leve murmullo que había intrigado a Minho.





Encontrar el tiempo libre de Yunho era algo casi imposible.

Desde que había empezado a trabajar para las empresas de su padre, todo el tiempo de Yunho se había volcado hacía precisamente las empresas. Yunho no se entrometía demasiado en la política. Y su padre de vez en cuando lo lamentaba. Por que Yunho podía ser perfecto como director de campaña.

Sin embargo en la empresa Yunho se desenvolvía muy bien, habiéndose convertido más allá de los años que OhDae llevaba conociéndolo, desde que era un niño, en su mano derecha. Oh, Jaejoong había encontrado tan perfecta esa situación.

Excepto cuando Yunho no tenía tiempo para él.

—Jaejoong… Estamos en la oficina… ¿Por qué te encanta hacerlo aquí?
—Por que no tienes ni una maldita hora para que vayamos a otro lado.

Justo en ese momento sintiendo la frustración por no poder sacar a Yunho de esa oficina, Jaejoong jaló con fuerza esa corbata, deshaciendo el nudo de un solo jalón. La quitó de aquel cuello y la lanzó varios metros más allá.

Sentado sobre Yunho, Jaejoong volvió a tomar a Yunho de los cabellos juntando sus besos en una unión profunda y sensual en la que cada uno luchaba por llevar el control. En las que las manos de Yunho profundizaban el contacto, colando las manos por debajo de su camisa y tocando su espalda.

La manera en que Yunho lo atrajo hacía él, para que sus cuerpos se juntaran un poco más lo hizo gemir de excitación. Apretó un poco más los cabellos de Yunho y elevó su cuerpo para que la boca de Yunho quedara a su completa disposición.

Yunho pareció gemir también con sus caderas siendo rozadas completamente por el peso de Jaejoong sobre si. Y es que Jaejoong lo besaba con la intención de quitarle el aire. Y su piel suave solamente lograba hacerlo perderse en ese cuerpo.

Por que si algo debía admitir, es que el sexo con Jaejoong era grandioso.

Jaejoong se alejó un poco de su boca con la intensión, de empezar a abrir la camisa de botones que prontamente hizo desaparecer, esa maestría para abrir los botones con tanta facilidad lo desconcertó. Jaejoong antes se demoraba un poco más.

—¿Has tomado experiencia?
—Bueno, me has tenido un poco abandonado y Yoona no está en el país. Yo me aburró mucho.

Kim lo admitió tan descaradamente que Yunho solo pudo torcer un poco sus gestos y jalar a Jaejoong de su bufanda. Lo justo para que sus bocas se rozaran cada que alguno de los dos hablara, con sus ojos fijos en aquella boca hambrienta de él.

—¿Te has acostado con alguien más mi querido Jae?
—Con demasiados mí querido, Yunnie. Con la misma cantidad con las que tú te has revolcado tal vez. O más… No lo sé. No los cuento.

Yunho solo sonrió. No mostró algo que le pudiera dar algún indició de algo, pero es en ese instante a Jaejoong poco le importó. Se abalanzó una vez más hacía la boca de Jung. Metiendo sus manos por la camisa abierta y tocando aquellos pectorales, viajando por su estómago, su espalda.

Yunho en cambio pareció ensañarse con su boca, con tomar el control y recorrer por completo su interior, intentó no gemir tan audiblemente, pero Yunho lo tocaba y lo besaba de una manera tan sugerente que sus sentidos propios se volcaban en su contra.

Cortó el beso, con una sonrisa en sus labios. Dedicándose a besar ese cuello, los hombros, jugueteando con esa piel. Logrando que Yunho cerrara los ojos y gimiera para él. A Jaejoong le gustaba jugar con él.

Entonces levantó la cabeza, con una sonrisa en los labios. –No voy a casarme con Yoona.

El cuerpo entero de Yunho pareció tensarse. La pasión desapareció de sus ojos y él lo miró como si de pronto hubiera perdido el norte. Jaejoong no entendió muy bien lo que sucedía.

—¿A que te refieres con que no te vas a casar?
—A que apenas Yoona regrese de París, cancelaré el compromiso.

Yunho se acomodó en su lugar, tomando a Jaejoong por el cuello y mirándolo a los ojos.

—No puedes hacerlo, tú la amas.

Y esas palabras sonaban a como si Yunho intentara convencerlo de ello, él no pudo evitar sentirse tan incómodo en ese instante.

—No la amo, creo que eso ya estaba claro hace mucho. Si la amara no me metiera en la cama de quien me da la gana.
—¡Pero estuviste enamorado de ella!

—Cuando la conocí, pero se me pasó el amor. Todo con respecto a ella. ¿Qué diablos te sucede, Yunho?

Se había alejado un poco, por que esa mirada en Jung le estaba molestando. La pasión se había marchado muy lejos y ahora en cambio discutían, por una razón tan inverosímil que Jaejoong no llegaba a entender.

—No puedes hacerlo, ella te ama.
—¿Y tu quien eres, su maldito Cupido? El amor es sufrir, pues le llegó su hora de sufrir. ¿No?

Dibujó una sonrisa burlona, la cual se borró casi de inmediato cuando vio a Yunho levantar la mano, dispuesto a golpearlo. Por suerte el impulso de Yunho y su rostro molesto disminuyeron de a poco.

Cuando finalmente Yunho volvió a bajar la mano, visiblemente frustrado por no haberse atrevido a golpearlo. Un poco sorprendido y asustado por aquella reacción, Jaejoong se levantó, pasando las manos por su rostro y cabello.

—¡¿Ibas a golpearme?! ¡¡¿Ibas a golpearme POR ELLA?!!

Se había comenzado a alterar, ya no medía el tono de su voz, ni le importó que los escucharan o que los encontraran con la ropa desarreglada y a medio vestir. Yunho pareció también asustarse por sus impulsos y negó, perdiendo la mirada en el piso.

—No… Yo solo es que… Yoona es mi mejor amiga… Yo te la presente… Y tú…
—¡Eres un maldito! ¡¡Yo soy tu mejor amigo!! ¡¡SOY KIM JAEJOONG!! ¡¿Cómo pudiste siquiera pensarlo!

—¡Es que no lo pensé, fue un impulso!
—¡PÚDRETE JUNG YUNHO!

Lo último que hizo Jaejoong antes de tomar sus cosas, y marcharse con la ropa desarreglada, fue agarrar un fajo de papeles y lanzárselos al rostro a Yunho. Él solo alcanzó a taparse con los brazos y pensar desconcertado en que había perdido el control por primera vez en muchos años.

Una sonrisa surcó en sus labios, una que luego se convirtió en una profunda carcajada que resonó en su gran oficina.

—Si supieras Jaejoong… Hace mucho que me estoy pudriendo por dentro. Y es todo culpa de ustedes.




Minho se bajó del auto con una pequeña sonrisa en los labios.

Se apoyó en el auto con los brazos cruzados, esperando por que Key saliera del edificio en cualquier momento. Usualmente Changmin hubiera salido, pero justo hoy había preferido quedarse en el auto, leyendo un periódico.

Minho lo observó de reojo, Changmin parecía más bien ocultarse, con el enorme periódico frente a su rostro y bajándose cada tanto la gorra en su cabeza.

—Llegaste pronto.

KiBum apareció de la nada con una maleta colgando de sus brazos y con una extraña sonrisa en el rostro. Minho solo decidió seguirle la corriente.

—Bueno, querías verme. Eso no es usual, así que decidí aprov…

Las palabras quedaron a medias, Key se acercó lo suficiente como para que sus bocas se encontraran en beso que lo hizo abrir los ojos con sorpresa. Key no se comportaba así, pero tuvo que admitir que ese beso tan demandante lo sobrepasó.

—¿Y eso?

Minho lamió sus labios, con una sonrisa divertida en los labios.

—Te he extrañado.

Kibum abrió la puerta del carro, ingresando con tranquilidad, y Minho solo ingresó detrás de él. Confiado que sería un buen día, miró una vez más a Changmin, pero una vez más Shim le demostró, que ese día parecía más ocupado en cualquier otra cosa que determinarlo a él.




Heechul terminó de bajar las escaleras fuera del edificio y se detuvo, estirando un poco su mano para que Siwon se detuviera también. Mirando hacía el costoso auto estacionado frente al periódico.

Los dos muchachos que comenzaron a ingresar al auto, uno era Key y el otro… Heechul arrugó un poco el entrecejo intentando recordar, pero fue la voz de Siwon quien lo hizo recordar.

—¿No es el muchacho con el que vimos a Changmin hace unos días en el parque de diversiones?

Heechul giró hacía Choi, asintiendo, recordando y sobre todo muy intrigado. Por que si bien Siwon había recordado aquello, él como buen fotógrafo, provisto de una memoria fotográfica envidiable, también había recordado ese rostro joven de otro lugar.

—¿No es el hijo menor de Kim OhDae?
—¿Kim MinHo? Pues se le parece… Y por el auto hay muchas probabilidades de que lo sea.

El auto arrancó casi de inmediato, Heechul solo se dedicó a observarlo un rato más.

—No sabía que Kibum conociera a uno de los herederos del más grande político y empresario de Corea.
—Key es de buena familia, supongo que es normal.

Siwon asintió vagamente, restándole un poco de importancia al asunto y colocando una mano en el hombro de Heechul. —¿Continuamos?
—Si… Vamos, hay que ir a entrevistar al Embajador de China.

Y aunque el presentimiento en su interior no se alejó. Heechul decidido continuar, mirando un par de veces hacía atrás. Hacía aquel lugar donde aquel auto se había marchado.




JoongHyun frenó frente al semáforo.

Movió un poco la cabeza, con el caso todavía puesto, se inclino sobre la moto esperando por que las luces cambiaran de color. El auto negro que se estacionó a su lado, llamó su atención y cuando reconoció a Changmin en el puesto de conductor su sonrisa se amplió.

Intentó mirar un poco hacía atrás para ver si era a Minho a quien transportaba, pero fatídicamente su rostro captó únicamente a aquel muchacho fastidioso y millonario que la vida insistía con cruzarlo en su camino.

De repente la risa de Minho llegó a sus oídos y él arrugó el entrecejo.

“¿Minho conoce al imbécil de Kibum?”

Pero antes de que pudiera siquiera llamar la atención de alguno de los dos, un auto le pitó y el auto de Minho avanzó, permitiéndole una vista clara de un sonriente Minho sentado a un lado de Key.

Le tocó avanzar enseguida, para evitar problemas con el transito, decidió aumentar la velocidad, hacer la entrega que su madre le había encargado y visitar a Minho cuanto antes. Alguien como Minho no podía ser amigo de alguien tan despreciable como Kim Kibum.

Era imposible.




Boa respiró profundo esperando por que el Doctor ingresara una vez más.

—Aquí están tus exámenes.— El hombre mayor le sonrió un poco, levantando un poco el sobre y sentándose tras el escritorio. –Permíteme disculparme una vez más. Mi viaje duró más de lo esperado y no pude llegar antes.

—No se preocupe.

—De todas formas hubieras podido pedirle a alguien más que te explicará estos resultados.
—Usted es mi médico de confianza y comprenderá que no es una información que me convenga que cualquiera se enteré, además entenderá que en el fondo tengo un poco de miedo.

El hombre asintió. Leyendo con atención los exámenes de Boa y luego el sobre manila que la mujer le había entregado con los datos de OhDae que había encontrado. Los analizo con cuidado y luego de eso pasó una mano por la parte superior de su nariz quitándose los lentes en el proceso.

—Tú estás perfecta, cariño.
—¿Entonces por que no puedo tener hijos?

Tomó las manos de Boa, con mucho cuidado y con toda la comprensión que podía.

—Estos papeles, en resumen quieren decir que es un chequeo constante que se ha estado realizando OhDae por el azúcar elevado que tiene, pero el último de ellos indican una revisión post operación de vasectomía.

—¿…Qué?

Boa se apegó a su asiento, con la mirada un poco confusa y con una mano sobre su boca.

—¿OhDae no te comentó nada?
—¡NO! ¿Hace cuanto se hizo esa operación?
—Pues como hace tres años.

Ella se levantó de su asiento, en esta ocasión molesta y dando vueltas alrededor como si se sintiera vilmente traicionada.

—¡¿OhDae no puede tener hijos desde hace tres años?! ¡¿Entonces por que me dio esperanzas de que podíamos tener un hijo?! ¡¡Maldito!!

La respiración comenzó a ser irregular. Perdió un poco el equilibrio y tuvo que volver a sentarse con una mano en su frente y la mirada preocupada de su doctor. Tenía que pensar, pensar muy bien lo que haría.

No era una adolescente para dejarse llevar los impulsos. Boa tenía que considerar muy bien su lugar y analizar lo que haría a continuación. Aunque por dentro solo tuviera ganas de gritarle a OhDae que era un Imbécil, igual que sus hijos.




—Yoochun y yo ya estamos durmiendo en cuartos separados.

Kangtae levantó la mirada, un poco asombrado ante las palabras recién pronunciadas por parte de Junsu, dejó los cubiertos sobre la mesa, y con su mano derecha tomó la izquierda de él, logrando que sus ojos tristes lo enfocaran.

—¿Fue difícil?
—Un poco. A él no le gusto la idea.

Junsu volvió a bajar la mirada hacía su comida y Kangtae estuvo a punto de hablar, pero su teléfono sonando. Con el nombre de un empresario muy importante lo hizo levantarse de la mesa.

—Permíteme un minuto.
—Claro.

Cuando Kangtae se alejó lo suficiente Junsu respiró profundo, dejando que su mirada se deslizara entre la gente dentro del bar restaurante al que Kangtae lo había invitado esa tarde.

—Oh, Junsu Oppa… Que bueno verte por acá.

Una de las bailarinas con la que recientemente había trabajado se puso delante de él, con una sonrisa en los labios. Y complacida con verlo.

—Hola, Teahn. ¿Cómo has estado?
—Muy bien Oppa, oye sácame de una duda. ¿Esa muchacha tan guapa con la que tú hermano esta en el bar es su nueva conquista?

El cuerpo entero de Junsu se paralizó. ¿Hermano? ¿Cuál hermano?

—Si te refieres a Jaejoong, debe ser Yoona su prometida pero ella no está en el país.
—No, no… Me refiero a Yoochun Oppa.

Y entonces si, Junsu sintió un dolor profundo en el pecho. Y su lado masoquista predominó.

—¿En serio? ¿Dónde están?
—Junto a la barra principal del bar.

La pelirroja señaló sin miramientos el lugar donde Yoochun sonreía coquetamente a la mujer de minifalda, que al estar de espalda, Junsu no podía reconocer. Yoochun jugó con el cabello de ella y Junsu solo desvió la mirada.

—No lo sé, pero debe ser solo eso. Una conquista más.
—Oh, bueno te dejo Oppa. Espero que podamos salir en estos días.

Junsu solo asintió esperando a que ella se marchara cuanto antes, y casi sin desearlo regresó a mirarlos. Yoochun no sabía que iba a estar ahí, no había forma de que lo supiera. Por eso cuando Yoochun se acercó a ella, hablándole al oído con una sonrisa en el rostro.

El corazón de Junsu se estrechó.

La mujer asintió, y ambos se marcharon dejando un par de billetes en el mesón. Yoochun pasó un brazo por encima de los hombros de la mujer. Y Junsu no pudo dejar de verlos alejarse, hasta que le fue imposible determinar hacía donde se dirigían.

—Ya regresé. ¿En que estábamos?
—KangTae vámonos, no me siento bien.

—Pero…
—Por favor. En verdad no estoy bien.

Kangtae suspiró, dejando los cubiertos una vez más y levantando su brazo para llamar la atención de algún mesero. Junsu solo miró por el enorme ventanal el lugar por donde Yoochun se hubiera marchado con aquella mujer.

Solo quiero encerrarme en mi habitación. Solo eso.




Key hundió el cuerpo de Minho en el pequeño sillón dentro de la habitación de él. Minho gimió dentro de su boca, ahondando el beso. Kibum entonces recordó que justo en esa habitación la noche anterior JoongHyun había estado ahí.

Cegado por sus caricias, Minho solo cerró los ojos. Y Key encontró el momento perfecto para medir la capacidad de Minho para mentir. Se alejó un poco, dejando el beso a medias y acariciando el rostro de él con suavidad.

—Dime algo Minho… ¿Tú me quieres?

La respuesta demoró en llegar, por que Minho pareció mirarlo a los ojos con verdadera intriga. Como si de pronto no lo reconociera.

—¿Por qué me preguntas eso de repente Key?
—¿No puedo acaso?

—En realidad es extraño viniendo de ti.
—Solo quiero una respuesta.

Minho entonces bajó la mirada. Key fijó sus ojos en él, en sus expresiones en lo mucho que hasta ahora Minho parecía verdaderamente pensárselo.

—…Si, te quiero.

La rabia sacudió a Kibum, en su máxima expresión. Minho estaba ahí, fingiendo que le costaba decir cosas como esas. Mintiéndole, engañándolo. Burlándose de él. Apretó inconscientemente el cuello de Kim lentamente hasta el punto de ser demasiado brusco.

—Key… ¿Qué te sucede?

De pronto la voz sazonada por el temor le supo tan bien. Minho merecía pagar caro por lo que le había hecho. Apretó el agarre, y arrugó el entrecejo.

—¿Por qué me mientes Minho? ¿Sabes que? Ni siquiera me importa si me amas o no.— La mano de Key de pronto soltó ese cuello, deslizándose con cuidado por ahí mismo y su pecho. –Lo que me molesta es que te atrevas a creerme tan estúpido como para engañarme.

Los ojos de Minho se abrieron, expresivos como nunca antes, por que de pronto sintió el cuerpo de Key demasiado pesado sobre el suyo.

—No se de que me estás hablando.

Kibum detuvo su caricia. Y se levantó, aún más enojado. Por que Minho lo seguía subestimando. Por que Minho no quería admitir que había perdido y ya no podía seguir mintiendo.

—¡Ya basta Minho! ¡Acéptalo, sé que te revuelcas con ese pobretón!

Minho se levantó también, sintiendo de pronto como todo se movía fuera de lugar, como los gritos de Key llegaban hasta sus oídos y retumbaban en sus consciencia, en la profundidad de sus mentiras.

—Estas equivocado él y yo no…
—¿Tú y él no, que? O es que con todos tus amigos te besas sobre la cama.

Minho retrocedió intuitivamente. “¡Nos vio ayer!

Key se acercó esta vez amenazante y molesto, mucho más molesto de lo que alguna vez pudo haber imaginado.

—¿Cómo te atreviste? ¡Con él! ¡¡Soy mejor que él por mucho!! ¡Me has humillado como nunca antes lo había hecho nadie!— Key señaló su pecho, indignado, enfurecido. —¡¿Cómo te atreviste a humillarme así?!

Finalmente ocurrió. Kibum lo asestó contra la pared, sujetando su cuello una vez más. Con una mirada que provocaba temor en los ojos de Minho.

—…Te vas a arrepentir por haberte atrevido a tratarme de esta forma Kim Minho.

Las palabras siseantes fueron como mordazas. El aire a sus pulmones ya no llegaba con la misma vertiginosidad y su boca abierta, casi tosiendo para poder encontrar el aire lo preocupaban, por que por más que intentaba hablar lo único que se percibía era su voz rasposa y ahogada por la mano de Key.

—¡¿Qué demonios crees que haces?!

Minho escuchó la voz de Changmin a lo lejos, abriendo la puerta y empujando a Kibum con fuerza. Quiso suponer que el ruido había llamado la atención de los empleados y por eso había entrado. Minho únicamente aprovechó para intentar que el aire a sus pulmones regresara.

—¡No te atrevas a meterte, maldito empleado!

Minho decidió interponerse, colocándose entre Changmin y Key. Aventurándose a lo que podía venir. No muy recuperado en su estado de salud.

—No le hables así a Changmin. Y mejor vete Key, estás muy alterado. Mejor hablamos en otro momento…
—Tú y yo no tenemos que hablar nada. Esto aquí ya quedó claro, tú te vas a arrepentir Minho. Esta humillación me la vas a pagar muy cara.

Key solo avanzó empujándolo un poco y marchándose de la habitación. Dejando a un inestable Minho que únicamente miró el suelo de la habitación. Con la respiración inestable y un poco alterado.

—¿Se entero de la verdad, cierto?

Solo pudo asentir, percibiendo la mano de Changmin sobre su hombro. Encogiéndose un poco y tapando con ambas manos en su rostro. Nadie podía enterarse, de nada. Perdería demasiadas cosas como la confianza de su padre.

Y eso no podía permitirlo, la guerra con sus hermanos lo mantenía a salvo por que su padre lo creía la victima, si eso cambiaba. Tenía más puntos en su contra. Movió su cabeza negativamente, aún tapando su rostro, angustiado por lo que Key pudiera hacer.

Sin embargo de repente sintió los fuertes brazos de Changmin rodeando su cuerpo. Abrazándolo con fuerza. Reconfortándolo un poco. Haciéndolo sentir tan bien, que le fue inevitable no girar y corresponder al abrazo.




Kibum salió de la residencia Kim sumamente enojado.

Apretando sus puños y tratando de idear un plan que pudiera destruir por completo a Minho. Hasta que aquella moto se estacionó justo frente a sus ojos, y cuando el rostro de JoongHyun estuvo frente a sus ojos, luego de que se quitara el casco. Apretó un poco más los más puños.

—¿Se puede saber que relación tienen tú y Minho?

Y el pobretón le estaba sirviendo en bandeja de plata su venganza. Pero no podía, aún no. Desestabilizar su juego de dos no era lo suficiente. Claro que no, Key necesitaba una venganza más profunda. Así que mientras tanto solo callaría.

—Eso a ti no te importa, pobretón.

Lo empujo levemente, continuando su camino y escuchando a lo lejos como el muchacho soltaba el casco y seguramente se acercaba a él.

—¿Por qué me detestas tanto? ¿Solo por que no tengo tu dinero?
—¡Pues si! ¡Por eso e innumerables cosas más! ¡¡Por que eres un pobretón, que no me llega a los tobillos!! ¡No vales nada y aún así se atrevió a…!

Las palabras quedaron a medias, su enojo murió con el fuerte golpe que JoongHyun arrebató contra su quijada. Haciéndolo caer al piso, con la sangre corriendo por sus labios y sorprendido por la sangre que manchaba su ropa y manos.

Kibum se levantó. Casi inmediatamente, arrojándose sobre el muchacho de la motocicleta. Estampando un golpe exageradamente en su estómago, lanzándolo al piso. Enfrascándose ambos en una pelea que empezaba a desahogar su frustración mutua.




El abrazo los había abrigado en un silencio y en una paz casi asombrosa.

Minho nunca supo que sentirse de esa forma era posible con algo tan sencillo como un abrazo. Se apegó un poco más al cuerpo de Changmin, sus aproximaciones siempre habían estado repletas de pasión y deseo.

Ahora sin embargo cerraba sus ojos y se aferraba a él, respirando profundo, cerrando los ojos. Con la calidez de Shim envolviéndolo de una manera que él antes desconocía. Reconfortándolo por completo.

—¡Joven Minho! ¡¡Changmin!!

Los gritos y pasos apresurados de MinKih los separó. Minho rascó su nuca, mirando hacía el piso y Changmin corrió hacía el resquicio de la puerta, buscando a la mujer que gritaba desesperada.

—¿MinKih que sucede?
—¡Son los amigos del joven Minho! ¡¡Se están peleando afuera!!

Minho levantó la cabeza asomándose un poco y con el rostro preocupado.

—¿Quién es el otro muchacho?
—No lo sé joven. El que vino ayer creo…
—¡Es JoongHyun!

Changmin interpuso su brazo. –No bajes, sabes a la perfección que tu presencia solo empeorara las cosas. Quédate aquí.

MinKih pudo preguntarse mil veces la razón por la cual Minho pareció obedecer a Changmin sin rechistar. Cuando Minho siempre había sido un muchacho rebelde y desobediente. Pero en ese momento, la pela frente a la mansión era más importante.

Por que si Kim OhDae se enteraba de lo que sucedía o peor aun la prensa. Entonces todos se meterían en graves problemas.




—¡Maldito imbécil! ¡Eres despreciable!
—¡Para ser un niño rico pegas muy duro!

Key se lanzó una vez más, golpeando directamente hacía su ojo derecho. Y haciendo que JoongHyun gimiera de dolor. Retrocediera y sonriera burlón. Dispuesto a golpearlo una vez más.

Fue cuando ambos volvieron a encontrarse cuerpo a cuerpo, empujándose y tratando de golpearse cuando el jardinero junto a Changmin llegaron corriendo a separarlos. MinKih y las demás empleadas solo miraron preocupadas lo que ocurría.

El mayordomo Lee se acercó, siendo un poco mayor no podía intervenir demasiado pero pronto llegó uno de los empleados, sosteniendo al que parecía más inquieto y fuerte. JoongHyun solamente se dio por vencido de intentar escapar cuando entre dos de los empleados lo tomaron fuertemente por los brazos.

—¡¡Ya basta ustedes dos!!

La fuerte voz del mayordomo resonó en el lugar, Key aún así se removió como pudo, con Changmin apresándolo con fuerza para que dejara de moverse. Se detuvo un instante, un solo instante en el que aprovecho para asestar un fuerte codazo en el dorso de la mano de Changmin haciendo que lo soltara.

Shim gritó de dolor. Y JoongHyun aprovechó la distracción para enfrentarlo una vez más. Pero cuando el carro audi se estacionó frente a ambos y OhDae bajó enojado de él. Deteniendo cualquier movimiento por parte de los menores, el lugar se llenó de silencio.

—¿Qué se supone que creen que están haciendo fuera de mi casa? ¡Si tienen asuntos pendientes este no es el lugar para solucionarlos! ¡¡Respeten mi hogar!!

Key entonces respiró un poco profundo. Miró hacía su casa y los empleados se encontraban mirándolo expectantes y preocupados. Key decidió retirarse. Miró a OhDae y asintió levemente.

—Lo siento mucho, no volverá a pasar.

Y de ese modo desapareció, paso a paso directo hacía su casa. JoongHyun sin embargo imitó un poco sus palabras. Marchándose también en su moto y dejando a OhDae muy enojado con lo que había sucedido.

Miró al chofer de sus hijos y se acercó arrugando un poco el entrecejo.

—¿Changmin estás bien?
—No mucho, me duele la mano demasiado.

OhDae suspiró, demasiado confundido con lo que había ocurrido.

—MinKih llama al doctor de la familia, que venga a revisar a Changmin.
—¡No es necesario yo puedo ir a un hospital o MinKih puede vendarme la mano, ponerme un poco de pomada y eso bastará!

—Hazle caso al señor, Changmin. Será por tu bien.

El mayordomo depositó una mano sobre el hombro de Changmin y a él no le quedó más que aceptar. OhDae entró a la casa. Con una suave pregunta hacía uno de los empleados. “¿Dónde está MinHo?

Y todos sabían, que luego de eso solo habría problemas.




Jaejoong golpeó la puerta, cansado de timbrar y que no le abrieran.

Cuando Yunho lo recibió, colocándose una camiseta velozmente. Aparentemente un poco dormitado. Jaejoong ingresó, con su rostro molesto y sin importarle que Yunho pudiera estar con alguien más.

—¿Qué sucede Jaejoong?
—¿Qué tienen Yoona y tú?

La pregunta fue directa, Yunho no mostró ápice de estar sorprendido o algo parecido, solamente se cruzó de brazos, apoyándose brevemente en la mesa detrás de él.

—Yoona es solamente una gran amiga para mi. No me vengas con tonterías a estas alturas de la vida, Jaejoong.
—¡¿Entonces por que demonios la sobrepones a mí?!

Hubo un silencio, en que Yunho tuvo que morderse la lengua para no decir la verdad que moría por salir de una buena vez por todas de sus labios.

—No la antepongo a ti. Solo que sé que estás haciendo las cosas mal.
—¡¿Y diablos tienes tú que opinar?! ¡¡ES MI VIDA, SI ME CASO ES MI PROBLEMA!!

—¡Entonces has lo que malditamente te de la gana! ¡¡NO ME IMPORTA!!
—¡Por que estás enamorado de ella! ¡¿Verdad?!

Jaejoong de pronto lo agarró por la camisa, estampándolo contra la pared con fuerza. Haciendo que su cabeza se golpeara estrepitosamente y tuviera que cerrar los ojos.

—¡Dime la verdad Yunho! ¡¿Estas enamorado de ella, verdad?! ¡Por eso la defiendes tanto! ¡Pero claro como no se fijó en ti y me ama a mí, intentas vivir tu amor a través de su felicidad! ¡¡Eres tan patético!!

Yunho lo empujó, haciendo que se alejara y respirando profundo.

—Hueles a licor, Jaejoong. No es el momento de hablar. Es mejor que te vayas.
—¡¡RESPÓNDEME DEMONIOS!!

—¡No me da la gana! ¡No estás en tus cinco sentidos y solo estás diciendo barrabasadas!
—¡De acuerdo no me digas nada, pero NO VOY A CASAR! ¡Y le voy a destruir el corazón a tu amada Yoona! ¡Vamos a jugar a los corazones rotos!

Jaejoong ajustó el abrigo a su cuerpo y se marchó, azotando la puerta del departamento con fuerza y dejando a Yunho pegado a la pared, pasando una mano por su rostro. Sintiendo que perdía la paciencia con cada segundo que pasaba.

—¡¡IMBÉCIL!!

El enojó en su cuerpo barbulló con rudeza. Botó sin ningún reparo todos los adornos que había sobre el mesón. Provocando un fuerte escándalo. Echando todo al suelo y con su rostro repleto de rabia.

Recuperar la respiración le costó un poco y finalmente se sentó sobre el sillón, empujando con el pie la pequeña mesa frente a sus ojos. Escuchando a lo lejos los pasos débiles e inseguros de Yoona que seguramente se asomaba temerosa por la esquina.

—Bebe un poco de agua, cálmate Yunho. Sabes que no puedes enojarte demasiado. Te hace daño.

Tomó la botella y bebió un poco de su contenido. Tratando de respirar normal. Recordando la razón por la cual, su actitud fría y templada dominaban su vida. No debía alterarse, no demasiado.

Sin embargo, que las piezas de su rompecabezas empezaran a caerse lo frustró; Apretó la botella y la lanzó contra el suelo. Asustando a Yoona, haciéndola retroceder preocupada mientras el agua se esparcía por el suelo del departamento.

—No… No… ¡¡NO!!— Yunho negó, con las manos en la cabeza y sacudiendo sus cabellos. —¡¡Ese maldito engreído no me va arruinar los planes!! ¡NO LO VA A HACER!

Yoona en ese momento deseó poder más que nada, calmar un poco de ese dolor.




Eran casi las seis de la mañana.

Junsu no había podido dormir, miró una vez más el reloj y suspiró. Levantándose de la cama, y pasando una mano por su rostro. Se levantó velozmente. Cuando los pasos descoordinados de alguien subiendo las escaleras se dejó escuchar.

Abrió la puerta. Y Yoochun con la ropa desarreglada, con manchas de lápiz labial en la camisa blanca, con chupetones en el cuello. El cabello desarreglado. Y tambaleante producto de la ebriedad, estuvo frente a sus ojos.

Junsu solo pudo arrugar el entrecejo.

—¿Por qué llegas a esta hora Yoochun?

Él giró, sorprendido de verlo, y rió abiertamente. Apoyando un poco la mano en la pared y llevando un dedo a su boca, semi agachado para estar a la altura del rostro de Junsu.

—Shh… No hagas ruido hermanito. Que papá se puede levantar y se molestara si me ve llegar a esta hora. No hagas ruido mi Su.

Yoochun intentó poner un dedo en su boca, pero Junsu solamente le apartó la mano con brusquedad, el olor a tabaco y licor que Yoochun despedía únicamente lograban que su molestia aumentara.

—¿Dónde estabas?
—…No te interesa, mi amor…

Yoochun pasó una mano por su rostro y él solo movió la cabeza, disgustado. Esperando que dejara de tocarlo tan torpemente. Justo en ese momento su solo tacto lo fastidiaba. Por que de seguro esas mismas manos habían recorrido el cuerpo de esa mujer.

Su hermano solo sonrió, empezando a retomar el paso hacía el lugar que alguna vez fue su habitación, impulsivamente lo agarró por el brazo.

—Yoochun espera.
—No me toques.

El sentimiento de Déjavù que lo recorrió. Al sentir como Yoochun movía su brazo para alejarlo fue todavía peor. Miró estupefacto como Yoochun se erguía un poco y sonreía ladinamente.

—Está  bien , si tanto quieres saber. Estuve con Telisha. ¿La recuerdas? La hija de los empresarios Japoneses que se mudaron hace poco a un par de zonas de aquí. Buena familia, lindos ojos, espectacular cuerpo…

Yoochun se fue acercando a su rostro, con la misma sonrisa y sus palabras que atravesaban su pobre corazón cruelmente.

—Y descubrí algo fascinante. Ella… Es maravillosa en la cama.

Junsu no pudo evitarlo, lo empujó con fuerza. Haciéndolo trastabillar un poco, y mirándolo con enojo, esperando por que Yoochun se marchara de una buena vez por todas a su habitación, deseando no haber preguntado. Ni insistido.

Yoochun se marchó, cerró la puerta en su habitación y se apoyó en ella, cerrando los ojos y esperando por escuchar en algún momento la puerta de Junsu cerrarse también. Cuando eso ocurrió, Yoochun se dejó deslizar hacia el suelo y llevó los puños a su frente.

Encogiéndose totalmente, empezando a sollozar tan bajo que las lágrimas pronto inundaron su rostro. Por que ya no podía estar un segundo más sin desahogar el dolor en su alma.




Temprano en la mañana. Key se presentó a trabajar.

Respirando profundo, se miró en el reflejo de la placa en sus manos. Observando las secuelas que la pelea con JoongHyun le había dejado. Miró su rostro. Lo adolorido que se sentía.

Él jamás actuaba de esa forma, pero esa pelea había logrado que se deshiciera de mucho de su furor interno, y que ahora pudiera ser capaz de pensar con la cabeza fría sobre su plan.

—Wow… ¿Estuvo buena la pelea?

Cuando Heechul se asomó por la puerta con una carpeta en las manos, Kibum sonrió lo que poco que pudo, o que el dolor en su rostro le permitió.

—Tonterías de adolescentes, nada importante.
—Eso espero. No es bueno que des esa imagen en el lugar que trabajas.

Kibum asintió. –Lo sé, Hyung. Discúlpame.
—Por mi no te preocupes.— Heechul optó por sonreír un poco. Finalmente Key era apenas un muchacho. –Te envié al mail las fotos del partido nacional que fuimos a cubrir, edítalas y se las pasas a EunHyuk.

—En seguida.

Key entonces dejó la placa y se dirigió de inmediato hacía su computador. Heechul permaneció ahí un poco más. Mirando al menor, inseguro de si preguntar o no.

—Oye Key… ¿Tú de que conoces a Kim MinHo?

Él levantó la mirada, un poco dudoso de cómo responder a eso ahora.

—Somos vecinos, su familia vive junto a la mía.
—Oh, ya veo… ¿Podrías conseguirme una entrevista con…?

—Olvídalo, Hyung. No es un secreto para nadie que OhDae jamás da entrevistas de ningún tipo y menos personal. La vida privada de su familia es precisamente eso, privada. Yo no puedo ayudarte con eso.

Heechul suspiró. Suponiendo que esa sería la respuesta.

—Por cierto, Chang…— Heechul carraspeó un poco, recordando la petición de Changmin. —Es decir, Choickang está aquí. ¿Por qué no vienes a saludarlo?

Key asintió, sabiendo que debía llevarse bien con él. Aún más si tenía el puesto que lo podría llevar a cualquier lugar. Alguna vez escuchó el nombre de Choickang, si mal no recordaba era Changmin. O algo parecido.

Incluso le pareció curioso que compartiera el mismo nombre que el chofer del detestable de Minho. Pero supuso que sería coincidencia. Jamás podría haber alguna relación entre un exitoso periodista editorialista y un chofer.

Lo encontró igual que la vez pasada, con una bufanda, sombrero y gafas. Sobriamente vestido. Si no fuera por el montón de accesorios. Key admiraría la manera elegante del hombre para vestir.

Conversaba con Siwon despreocupadamente, pero sus pasos se detuvieron y las expresiones en su rostro cambiaron a ninguna, cuando divisó la mano de Choickang vendada. Para ser más específicos, era la mano derecha.

Su mente divagó entre los recuerdos y el golpe que había depositado sobre aquel chofer, precisamente en su mano derecha durante la pelea de ayer. Abrió los ojos en demasía, retrocediendo incluso un ínfimo paso.

—…No puede ser.



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