El chico Nuevo cap 5

Tal como Junho lo había dicho, estuvo en la puerta de mi casa a las once de la mañana en ropa sport, se veía muy atractivo. “No me esperen a almorzar mamá, voy a llegar tarde”, le grite mientras salía. Me subí al auto, mientras Junho hacía lo mismo, encendió su auto y partimos.

- ¿Cómo dormiste? –me preguntó.
- Bien, aunque la verdad todavía tengo sueño –reconocí.
- Lo sé, se te nota en la cara, pero en mi casa puedes dormir un poco más si quieres –me ofreció.
- No te preocupes, se me va a pasar.

No hablamos mucho durante el camino, así que me quedé dormido. Antes de despertar sentí cosquillas en mi nariz, y al abrir mis ojos ahí estaba Junho, acariciándome con su dedo sonriéndome.

- Ya llegamos –me dijo.

Cuando miré por la ventana creí que era un chiste, eso no era una casa, era un mansión con todas sus letras. Era una casa gigante, hermosa en su arquitectura.

- ¿vives en una mansión? –le pregunté mirándolo sorprendido, él se rió.
- Esta es la casa de mis padres, la mía está en las afueras de la ciudad, es un poco más pequeña –me respondió- y si, esta es un poquito grande.
- ¿Un poquito?, es gigantesca.-dije, volvió a reírse.
- Vamos, te la voy a enseñar -dijo bajando del auto.
- ¿Eres millonario?
- Si, lo soy –respondió con toda tranquilidad- ¿eso te intimida?
- No lo sé, supongo que un poco, esta casa sólo podría existir en mis sueños –le respondí caminando a su lado. Una especie de mayordomo nos abrió la puerta tomando las lleves del auto de Junho.
- Ichi dile Haku que lo estacione donde siempre, y tú tráenos algo para desayunar al a sala de estar –le dijo, el mayordomo asintió y se retiró.

La casa era hermosa, con muebles preciosos en todas partes, sólo el living era del porte mi casa, pasamos por varias puertas antes de llegar a la Sala de Estar que era igual de gigantesca, con un enorme televisor plasma de unas 50” me imaginé porque ocupaba toda la pared. En la sala de estar estaban Yoochun y Changmin quienes fingieron no notar nuestra presencia porque se siguieron besando a pesar de habernos oído entrar. Fue algo bastante extraño ver a dos hombres besándose así, Yoochun era muy tierno mientras Changmin lo aferraba con fuerzas contra él.

- Chicos, compórtense, tenemos visita –dijo Junho.

Changmin se separó de Yoochun quién pareció decepcionado.

- Bienvenido Jae –me saludó.
- Gracias –le respondí con timidez
- Te ves diferente sin el uniforme –me dijo Yoochun- te ves aún más lindo –Changmin le pegó un codazo y Yoochun se rió volviendo a besarlo –sabes que tú eres el más hermoso de todos, no te pongas celoso. –le dijo, pero Junho lo miró muy extraño.
- Vamos a tomar desayuno porque estoy seguro de que Jae no ha comido nada, ¿Ustedes quieren algo? –preguntó, yo ni siquiera le había dicho a Junho que no había tomado desayuno.
- No te preocupes por nosotros, Yoochun me sirvió un desayuno exquisito antes de venir a aquí –respondió Changmin.

El mayordomo de Junho entró con un carro de transporte de comida y con dos bandejas cubiertas. Nos sirvió en un pequeño Comedor que estaba en una esquina de la inmensa sala.

- Si desea algo más, no dude en avisarme Señorito –le dijo Ichi.
- Gracias Ichi con esto está bien, pero podrías pedir que me preparen la piscina temperada, la vamos a usar.
- Como usted ordene –se dio media vuelta y se retiró.
- ¿Tienes piscina? –le pregunté sentándome frente a él.
- Tenemos tres en realidad. Dos en el exterior y una dentro, la temperada, es exquisita, te va a encantar –dijo tomándome la mano.

La bandeja estaba llena de todas las cosas más deliciosas, y como yo soy medio goloso, me devoré los pastelillos. Mientras comíamos, el celular de Junho sonó.

- Iku ya te dije que dejes de llamarme –respondió Junho, yo fingí no escuchar- Eso no importa, estoy con alguien más ahora…. No, no puedo decirte quién es hasta que esto sea algo serio… pero yo no… si estoy enamorado, y voy a hacer que esa persona me ame también… eso es absurdo…. Ya te dije que no…. No vuelvas a llamar…. Adiós –cortó el teléfono con mucha rabia, yo sentí pena por Iku, esto estaba pasando por mi culpa.
- El jugo esta delicioso –dije como para cambiar el tema. Junho se levantó si previo aviso y me besó. Me quedé paralizado, pero pronto empecé a corresponder a su beso.
- Si –me dijo cuando se separó de mí- está delicioso –respondió volviendo a sentarse.

Terminamos de desayunar en silencio, de vez en cuando veía a Yoochun besando a Changmin, ya no me resultaba tan extraño.

Nos fuimos a la piscina en el subterráneo de la casa, era una piscina muy grande y de ella salía vapor, el agua estaba realmente caliente. Junho me pasó un traje de baño. “Debió decirme que tenía una piscina, abría traído mis cosas”, pensé, mientras iba hacia el camarín a cambiarme. Junho me indicó dónde estaba mientras que él iba por unas toallas, no vi a Changmin ni a Yoochun así que supuse que ellos estaban en otro lugar. Cuando ingresé al camarín, ya no me sorprendió que el camarin fuera grande, tenía varias duchas y closet para dejar la ropa. De pronto oí unos ruidos, como si alguien forcejeara, caminé con cuidado de no hacer ruido y entonces los vi. Yoochun tenía arrinconado a Changmin en las duchas besándolo en el cuello y con su mano acariciando su miembro sobre la ropa interior.

- Detente o yo… -decía Changmin suplicando entre gemidos.
- Vamos bebé, es que ya no aguanto, te deseo –le respondía Yoochun
- Pero si ya lo hicimos esta mañana .-reclamó Changmin
- Sabes que eso no es suficiente para mí, te deseo demasiado.

Lo volteó con fuerzas y comenzó a fingir que lo embestía por detrás. Le quitó lo que quedaba de su ropa y él también se quitó la suya. Yo quise huir de ahí, pero no pude apartar mi vista de lo que estaba viendo, tuve una erección repentina que intenté ignorar.
Cuando ya estuvieron desnudos Yoochun dio el agua caliente de la ducha, luego tomó su miembro y lo introdujo con cuidado en el cuerpo de Chang. Lo oí gemir mientras Yoochun lo penetraba, y no contento con eso, Yoochun tomó el miembro de Chang y comenzó a masajearlo. Changmin acabó primero, pero Yoochun no se detuvo hasta que él también alcanzó el orgasmo. Los dos quedaron ahí inmóviles, así que yo aproveché para escabullirme, me cambie de ropa rápidamente, y me concentré para bajar mi erección que casi me dolía y salí al encuentro con Junho.

- ¿Estás bien? –me preguntó- estás pálido.
- No… no es nada –le respondí- ¿Puedo meterme a la piscina?
- Claro, vamos –dijo Junho lanzándose un piquero.

Me metí con cuidado, el agua estaba exquisita, recuerdo haber estado en una piscina así antes. Me dejé llevar por el agua, la sensación de calidez me invadió por completo, Junho se me acercó sin aviso.

- ¿Te gusta? –me preguntó atrayéndome hacia él.
- S… si –logré contestar antes de que él me besara.

Me abracé a él mientras saboreaba sus labios, sus besos ya no me eran ajenos, pero si su cuerpo firme. Sentí su erección mientras me arrinconaba a un lado de la piscina, aquello me puso nervioso. Intenté alejarme un poco, pero no tuve suerte, él me aferro con más fuerzas y metió su mano dentro de mi traje de baño. Mi cuerpo reaccionó al instante, gemí por un par de segundos antes de que Junho me levantara me dejara sentado sobre el borde la piscina.

- ¿Qué… qué haces? –le dije nerviosamente, pero ya era tarde, Junho me tenía entre sus labios otra vez.

Era una sensación demasiada placentera para negarme o para siquiera hacer un intento de huir de ahí. La boca de Junho firme mientras absorbía mi miembro me llevaban a un lugar de éxtasis que nunca antes había conocido. Se apartó de mí con brusquedad, yo me subí el traje de baño instantáneamente. Junho salió de la piscina me tomó de la mano y me pidió que lo siguiera. Me llevó tras una puerta y luego por un pasadizo, de vez en cuando se detenía y me besaba presionando con fuerzas su cuerpo contra el mío, así la pasión no desaparecía. Finalmente entramos a otro cuarto, era una habitación con una cama como de tres plazas, porque era enorme. Se quitó el traje de baño sin pudor ni vergüenza, mientras que yo seguía parado temblando de frío. Abrió la cama y me indicó que me metiera en ella.

- Ven, no quiero que te resfríes –me dijo.

Me quité el traje de baño mojado y me cubrí mis partes con las manos, Junho se puso a reír.

- Ya te he visto desnudo, no tienes que avergonzarte –me recordó.

Pero yo no podía dejar de sentir vergüenza con él. Me acosté a su lado, el cuerpo de Junho ya estaba caliente, note que su erección seguía ahí, y por desgracia la mía también. Se acomodó sobre mí y volvió a besarme, sus manos eran hábiles y sabían dónde tocarme para que mi boca se llenara de gemidos. Sin embargo, esta vez fui yo el que lo volteó y lo acomodé de tal manera que mi boca pudiera saborear el cuerpo de Junho. Lo besé en el cuello, luego su pecho, su estómago y me detuve ahí, en su miembro duro, sentí su olor tan similar al mío, y entonces me decidí, lo metí en mi boca tal como Junho lo había hecho con el mío. La sensación fue extraña, era suave y húmedo, lo oí gemir y aquello me excito como nunca así que le puse más presión y rapidez. Luego se levantó para mirarme, sabía lo que él quería y yo también de alguna manera lo quería. Me recostó boca abajo y él se subió sobre mí, me penetró con cuidado, sin prisa, al contrario, fue muy lento y eso lo hacía más deseable para mí. Por fin estuvo en mi interior, se movió suavemente, entrando y saliendo completamente, de manera que yo me acostumbrar a él. Finalmente alzó mi cintura y yo quedé completamente a su disposición. Fue rudo, fuerte, sus embestidas era desesperadas así como los gemidos que salían de mi boca, yo mismo tomé mi miembro y comencé a acariciarlo para darme más placer. Llegué al orgasmo completamente agotado, Junho ya había terminado así que simplemente no se detuvo hasta que yo terminara.

- Adoro hacerte el amor –me susurró al oído.

No dije nada, me sentía en cierto modo culpable del placer que había sentido mientras era embestido por Junho. Pero por otro lado, me sentí bien, aliviado de haber soltado toda mi desesperación.

- Estoy agotado, no puedo ni pararme –me dijo acomodándose a mi lado- jamás había sentido tantos deseos de poseer a alguien como siento contigo, eso me desespera y me cansa muchísimo.
- Junho, ¿esto está bien?, ¿Cierto?... Me refiero a que, no estoy haciendo nada malo –le pregunté mirándolo fijamente.
- No lo sé Jae –me dijo con sinceridad- esto es nuevo para mí también, pero no siento maldad en el hecho de amarte y de darte mi cuerpo como prueba de ello, si tengo que irme al infierno por esto, lo haré gustoso Jae, porque nunca antes me sentí tan feliz –me dijo y luego me besó.

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